jueves, 29 de enero de 2015

Eleonora Bruzual: Venezuela, "potencia" delictiva

Cuando muchos venezolanos, incluidos “notables” y señorones apoyaron activa y apasionadamente a un militar golpista cuyas acciones generaron decenas de muertos y atentaron contra un presidente democrático, debimos saber cuál sería el destino de este país nuestro, donde se cuestionaba la corrupción de los viejos partidos y se pretendía combatir con una nueva manera delictiva.
Después que la ruta a seguir fue hacerle expedita la ambición a Hugo Chávez, realmente nada de lo que se ha vivido después debería sorprendernos. Un país donde un hombre como Rafael Caldera, considerado por muchos como uno de los pilares democráticos, sacó rédito de las acciones golpistas de Chávez y por ese beneficio pagó con el sobreseimiento que no fue más que la burla a víctimas y familiares de los que murieron aquel 4 de febrero defendiendo el sistema democrático y por ende a un presidente legítimamente electo.
Hoy, cuando en Venezuela no se cosechan sino muertos, se me hace necesario recordar que otros que ya se largaron a lo que algunos consideran “mejor vida” igualmente bien le sirvieron al amoral golpista y otros le fueron benévolos. El cardenal Lebrún, para la época arzobispo de Caracas, y Luis Herrera Campíns, expresidente, fueron activos defensores del sobreseimiento y su alegato tan amoral como el de otros… Ambos dijeron: “Es preferible tener  a los golpistas en la calle buscando votos que conspirando y organizando rebeliones en una cárcel”. Así, Hugo Chávez y los centenares de militares golpistas salieron a transitar seguros la ruta al poder por el camino de los votos, algo que habían desconocido y pateado con sus criminales acciones.
Eso es historia y el espacio de esta columna me impide nombrar a otros cómplices voluntarios o no, pero cómplices. Realidad es la que vivimos ahora y que padecemos desde hace 16 años, y que nos ha convertido en una guarida de hampones en funciones de Gobierno y en habitantes de una nación saqueada donde las vacas flacas pastan en una tierra yerma.
Terreno y no patria, porque a este desastre no se le puede calificar así. Desastre donde nuestras vidas transcurren en interminables colas para ver si podemos limpiarnos el trasero o quitarnos el tufo a sudor. Donde nadie paga por la vida de un niño cuyo cuerpecito debilitado no pudo esperar más por la medicina que la desesperada madre no consiguió. Terreno donde un “chorocrata” (burócrata corrupto) como Eduardo Samán (coincidentemente también del ala árabe del régimen) justo cuando Raúl Castro y su nomenclatura ven las ventajas de olvidar las viejas prácticas comunistas y se arriman al “generoso” Obama, propone que empleados públicos y estudiantes acorten horarios y medio día lo destinen a trabajar ese campo que el chavismo devastó. Este “robolucionario” propone lo que la tiranía castrista impuso en 1966: “la escuela al campo” y la “zafra de los 10 millones”. Propuesta que aparece justo cuando tres expresidentes latinoamericanos han vivido en carne propia la represión de una neotiranía impuesta por lo peor de Venezuela.
Samán es alguien al que el mismo Chávez alejó de su entorno y por supuesto Maduro, el heredero, recogió. Ya no serán colas sino sol y escardilla lo que nos ofrecen estos malandros empoderados… “Venezuela potencia”, pobre país secuestrado por mafias que de productor petrolero convirtieron en guarida de narcos y terroristas.
Mientras Samán quiere a empleados públicos y estudiantes con el lomo doblado sobre la tierra arrasada, los forajidos rojos comienzan a conocer el fin de sus años dorados… Buchones a fuerza de abusos y saqueos saben que perder el poder les significa la cárcel, sin embargo, nada hay más vulnerable que un delincuente cebado en la impunidad... Se confía y es allí donde lo apresan.
Un dicho popular asegura que la lengua es castigo del cuerpo y creo que sí. A Maduro, que acusó este pasado fin de semana a los expresidentes Pastrana, Calderón y Piñera de estar subvencionados por el narcotráfico, ahora le han cerrado la bocota con el señalamiento hecho en los Estados Unidos por el capitán de corbeta Leamsy Salazar contra Diosdado Cabello.
Al presidente de la Asamblea Nacional, y quizá el hombre de mayor poder de la “peste roja”, se le acusa de ser el capo del Cartel de los Soles, la banda militar que controla la droga en Venezuela. Con las armas de la nación cuidan el botín y tanto viaje suena a traslado de caletas...
Poder, droga y dinero trilogía que unida al terrorismo islámico y a la criminal tiranía cubana  nos han hecho una “potencia” delictiva.

Eleonora Bruzual
Venezuela, "potencia" delictiva
Diario Las Américas. Miami, 28 de enero de 2015