miércoles, 15 de abril de 2015

Toby Valderrama: ¡Qué gobierno tan raro!. Nunca se equivoca

Primero se erradicó la crítica, sólo se aceptó la lisonja. Luego se desterraron las malas noticias, los correos no se atrevieron a llevar mensajes que perturbaran el sueño de los gobernantes. De esa manera, y paso a paso, construyeron una burbuja de colores y música que sólo ellos podían ver, sentir. Dentro todo era bueno, sin errores, con ella se cubrió el poder y … se aislaron. Así surgió la política de los tontos.
Lo anterior es una fábula que leímos en algún libro olvidado, o quizá proscrito por los tontos. No se adelanten, no se irriten los plumíferos especialistas en adular. La burbuja de colores, lo anterior, no trata sólo de este gobierno, es una peste que ataca frecuentemente al poder donde quiera que esté y de cualquier tamaño, desde los grandes países hasta la prefectura más pequeña. Y hace de los gobernantes simples administradores. Quien no padezca la peste puede alcanzar dimensión de Gigante.   
Se puede medir la grandeza de un gobierno por su actitud frente a los errores, frente a la crítica. Fidel, Chávez y el Che se hicieron Gigantes reconociendo sus errores, prestigiando la crítica. Recordemos el "Por Ahora", o aquel "ya dejé de ser pendejo". Fidel fue inmenso reconociendo los errores de la zafra de los diez millones. Son legendarios los gobernantes que sólo se enteran de sus errores cuando están montados en el avión con pijama.
La política venezolana hace tiempo que padece la enfermedad: nadie se equivoca, nadie comete errores, ni la oposición ni el gobierno. Por ejemplo, el gobierno va a recoger las firmas y aquello va sobre rieles, como reloj suizo, un millón hoy, dos millones mañana, tres en la tarde, amanecen cuatro… y así hasta diez o más. No llevan las firmas a Panamá, no importa, de todas maneras "triunfamos"; el decreto sigue vigente pero "vencimos"; el Presidente de aquí y el victimario de allá se vieron cortos minutos en un pasillo y el "hecho fue histórico"… Así la burbuja se pinta cada vez más de colorines.
La oposición tiene su propia burbuja, dice que en Panamá triunfó también. Disfrutan su burbuja, se aíslan, se convencen, los convencen de que allá "el régimen quedó al descubierto", "los presos son angelitos del cielo", "nadie conspira".
El choque con la realidad es la prueba de fuego de las burbujas. Cuando la fantasía no aguanta ni el toque de una aguja se derrumba bajo el peso de sus propios espejismos. Pronto vamos a unas elecciones parlamentarias en la mejor tradición de la democracia burguesa. Será oportunidad para calibrar hasta dónde afectan las burbujas a los bandos en pugna. Ya vemos declaraciones triunfalistas de lado y lado. Al final, tendrán que construir triunfos de ficción, y la realidad seguirá acechando, acercándose a las burbujas con su aguja en la mano. Y un día, quizá en la madrugada, el país despierte con un estallido horroroso. Serán las burbujas que estallaron, entonces se reconstruirá sobre los escombros de la ilusión perdida…


Toby Valderrama
¡Qué gobierno tan raro!. Nunca se equivoca
Blog El arado y el mar. Caracas, 15 de abril de 2015

Marianella Salazar: “Encabronamientos” y desprecio imperial

Mientras Nicolás Maduro se dispone a radicalizar la revolución, Raúl Castro la flexibiliza; mientras aniquila al sector privado de la economía, en Cuba se abren grandes perspectivas comerciales. Mientras el Departamento de Estado reafirma las sanciones a funcionarios venezolanos acusados de graves delitos, que son considerados como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, el presidente Barack Obama sostiene que “Cuba no es una amenaza” y lo retirará de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. Mientras el régimen venezolano se queda aislado con una pequeña comparsa de impresentables –Cristina Fernández, Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa–, Estados Unidos suma los apoyos de los países del Caricom y del Caribe, que dejaron solo a Maduro con sus improperios y “encabronamientos”.
El gobierno se está quedando sin sus dos aliados estratégicos, por una parte, Irán se dejará inspeccionar sus plantas de energía nuclear por Occidente –se desestabiliza el “eje” contra Estados Unidos creado por Chávez y Ahmadineyad–, y por otra, Cuba, cuya apertura con Estados Unidos es celebrada hasta por China.
El histórico diálogo entre Obama y Castro marcó la Cumbre de las Américas. Raúl no se dejó arrebatar el protagonismo y también le hizo el “fo” a Maduro en Panamá, no quiso reunirse con él sino que lo ordenó viajar a Cuba después de la Cumbre, y cuando llegó se lo mandó a Fidel, con quien mantiene una dependencia emocional, para que lo mareara durante horas. Maduro regresó gritando como un loco furioso: “¡No creamos en la burguesía!, ¡no creamos en la burguesía!, ¡vamos a radicalizar la revolución!”. Parecía estar bajo los efectos de una gran resaca. No solo le hicieron efecto –más bien estragos–, las peroratas de un senil Fidel Castro, sino el amargo sabor de la derrota, por el desplante que le propinó el presidente Obama al retirarse del recinto para no escucharle sus vulgares sandeces; de paso, el encuentro ni tan “casual” que mantuvieron fuera del salón donde se realizó la plenaria duró solo un instante.

Daba pena ver a Maduro cazando a Barack Obama por los pasillos hasta que lo abordó, menos de cinco minutos, a lo que hay que restarle el tiempo de la traducción. Hubiera sido feliz si Obama le recriminara por los insultos dedicados durante semanas y repetir la hazaña lograda por Chávez en una Cumbre, cuando el rey de España le espetó el “¿Por qué no te callas?”, pero lo que obtuvo fue el más imperial desprecio. ¡Triste papelón!, tanta alharaca con unas cajas de firmas inservibles que no entregó, ni consiguió derogar el decreto que pone al descubierto las fechorías de sus funcionarios y la magnitud del saqueo de los dineros de los venezolanos, que ha constituido una élite de multimillonarios con cuentas fabulosas en bancos internacionales especializados en depósitos de dinero sucio, que es una de las razones por las cuales hemos desmejorado nuestras condiciones de vida y convertido en indigentes que sobrevivimos a pesar de la escasez, el racionamiento, y con prohibición de salida del país, debido a las crueles restricciones impuestas con miserables cupos de dólares que imposibilitan viajar al exterior.
Están muy equivocados si creen que vamos a resignarnos, mucho menos ahora, cuando tenemos un calificado apoyo internacional de 25 exmandatarios que en la “Declaración de Panamá 2015” reclaman respeto a la Carta Democrática Interamericana y la liberación de los presos políticos. Es el momento para que la oposición exija un cambio de gobierno y reclame pulcritud y transparencia al Consejo Nacional Electoral, que impida un nuevo fraude electoral.



Marianella Salazar
“Encabronamientos” y desprecio imperial
El Nacional. Caracas, 15 de abril de 2015