domingo, 19 de octubre de 2014

Carlos Raúl Hernández: El innombrable enemigo del Quijote

Todavía es difícil recuperarse de las gaffes de los aprendices de brujo que aún meten sus narices

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Las semidictaduras o semidemocracias, son autoritarismos de tipo específico, con origen electoral, surgidos en la posmodernidad, distintos a las dictaduras tradicionales o declaradas y un reto a la inteligencia política. Evo Morales apeló a una reelección inconstitucional porque la no-Constitución y el Poder Judicial están en sus manos, gracias a la "constituyente". Primer grado de dificultad. Pero además de eso con una dirección opositora de lo más incompetente que se conoce, incapaz de unirse y constantemente equivocada casi en todo, pierde el favor popular por paliza. Segundo grado de dificultad. El autoritarismo híbrido mantiene determinados elementos democráticos que presenta ante la comunidad internacional para no ponérsela tan difícil a sus socios en el contexto de la globalización de los Derechos Humanos.

La práctica indica que la esencia, la piedra angular de la lucha dentro de tales entornos semidictatoriales se orienta a impedir que barran esos elementos democráticos adulterados y culminen así la cubanización. Buscar el poder en un régimen de libertad, es una actividad normal bajo el Estado de Derecho, como Venezuela en largas décadas. La democracia suele ser gris, poco épica, mediocre, y con frecuencia políticos, empresarios, figuras de opinión pública, intelectuales, asqueados por los defectos de la realidad, montan Rocinante en pos de emociones y hombres fuertes. Luego se viven dramáticamente el dolor y la oscuridad del autoritarismo y la lucha contra él. En su época las dictaduras tradicionales las enfrentaron hombres y mujeres valientes dispuestos al sacrificio como conoce la larga historia de violencia institucional en Latinoamérica.

El noveno círculo

Pero el último círculo del infierno es el poder totalitario, extremo monstruoso, la peor pesadilla (maoísmo, nacionalsocialismo o stalinismo) que pervive en Cuba y Norcorea, y quienes lo confrontan pertenecen a un nivel de semidioses, héroes prometeicos. Las dictaduras tradicionales tenían resquicios porque coexistían con poderes externos e internos (Iglesia, empresarios, embajadas), pero la particularidad del totalitarismo es que se declara enemigo a destrucción de todo lo que explícitamente no sea cómplice. En el plano interno es el terrorismo de Estado. Los disidentes chinos desafiaban a Mao que los hacía enterrar vivos y asar también vivos en hornos de panadería. La dinastía norcoreana mantiene 500 mil presos en calabozos de 2 por 2. La amplia literatura sobre el heroísmo antitotalitario, Solzhenitsyn, Siniavsky, Liu Chiabo, Grossman, Ju Jie, Fucik, Havel, narra el heroísmo sin esperanza de personalidades sobrehumanas que morían para dejar su testimonio de que el Hombre existe.

Cuenta Nien Cheng en Vivir y morir en Shangai que estuvo seis años y medio torturada en una ergástula maoísta llena de ratas y cuando la declararon inocente, exigió para salir que el gobierno le diera disculpas públicas. La sacaron por las greñas. Las Damas de Blanco se la juegan por elementales derechos, comenzando la vida, contra la tortura o por condiciones carcelarias simplemente humanas. Pero en las semidemocracias posmo, terrenos pantanosos, sinuosos, arteros, los políticos que arriesgan su vida familiar, su tranquilidad deben aprender a luchar, sobrevivir y no inmolarse, al tiempo que conquistar y profundizar la presencia en cuerpos representativos, poner el pie en la puerta para que el totalitarismo no pueda terminar de cerrarla. Ir al Congreso, a los organismos electorales y judiciales, las alcaldías y demás instancias de participación precaria, en desigualdad de condiciones y ventajismo.

Aprendices de brujo

La ingenuidad denigra los que combaten peligrosamente en ese terreno minado, con la infantil idea de que no debe actuarse a menos que existan condiciones justas, estilo Noruega, en una situación que se combate precisamente por aberrante. Esos "críticos" tienen mucha responsabilidad de que tales esquemas se estabilicen, cuando dejan de votar o desacreditan a quienes dan la cara. Una pifia dramática cometida en la lucha reciente y que se pagará por demasiado tiempo, fue dejar el terreno libre en 2005. Con partidos destruidos, figuras de medios y poderes fácticos fungían como líderes y forzaron el retiro de la Asamblea Nacional, exactamente lo que necesitaban para adulterar todo el sistema legal.

Todavía hoy es difícil recuperarse de las gaffes de los aprendices de brujo, que impertérritos aún meten sus narices. Francis Fukuyama analizaba en un reciente trabajo el grave error de emprender acciones de masas que desgastan los movimientos disidentes y pueden ayudar los planes contrarios.

Ahora de nuevo por ingenuidad algunos sectores reaccionan contra los líderes por la participación en el quebradizo juego institucional, denigran de quienes se arriesgan, y así abonan la voluntad de poder total. Al re- vés de lo que piensan algunos, el va- lor de cada representante electo crece mientras más abusivas y sucias sean las circunstancias. Lamentablemente en vez de la necesaria concentración en las elecciones de 2015, hay que seguir discutiendo insensateces, que parecen obra de aquel caótico enemigo de Don Quijote, el gigante Caraculiambro.

@CarlosRaulHer


Carlos Raúl Hernández
El innombrable enemigo del Quijote
El Universal. Caracas, 19 de octubre de 2014

Marta Colomina: Maduro: no aclares, que oscureces

Con la historia mal contada y parcialmente inventada, en cadena y con periodistas nacionales e internacionales, Maduro pretendió convencernos de que el espantoso asesinato del diputado Robert Serra había sido planificado por un “paramilitar colombiano” de nombre Leiva Padilla y apodado “el Colombia”, quien “presionó” y “convenció” al jefe de los escoltas del parlamentario asesinado, Torres Camacho, para perpetrar el macabro hecho. Tal “versión” le permite a Maduro repetir su delirante  denuncia contra Uribe, Saleh, los “mayameros” e incorporar al diputado opositor Berrizbeitia (a quien no le perdona que haya develado el obsceno despilfarro del “presidente obrero”) y hasta involucra al preso político Leopoldo López como supuestos (e inexistentes) “autores intelectuales”. Maduro sabe que está mintiendo porque tiene en su poder la reveladora confesión del escolta Torres Camacho, conocida también por los periodistas que cubren la fuente policial (no invitados a la rueda de prensa) y quienes desde el principio señalaron que los asesinos de Serra pertenecían a su entorno.
Relata Nicolás que de las 6 personas que entraron en casa de Serra, dos están “detenidos y confesos: Leiva y el escolta ( policaracas) Torres Camacho. Los sobrenombres de los implicados en el asesinato hablan de su condición hamponil, y no de activistas cumpliendo un crimen político ordenado desde Colombia y Miami: Fariñes, alias “Palomino”; Carlos García “Tintín” (ya detenido); José Padilla apodado “Oreja” y el tal Leiva Padilla, alias “el Colombia”. Negó Maduro que una de las razones del horrendo crimen haya sido el robo de dinero y los fusiles en poder de Serra (irregularidad nunca citada por autoridad alguna), ni apunta a una posible venganza, dada la saña terrible con la que fue ultimado. Por el contrario, concluye que “el crimen tenía como objetivo desestabilizar el país”, como si no fueran sus cuerpos de seguridad, sus paramilitares (“colectivos”) y miles de delincuentes impunemente sueltos en las calles quienes han robado la paz y la vida a millones de venezolanos.
Los precios petroleros se derrumban: Arabia Saudita, Kwait y otros miembros de la OPEP, desoyendo los lamentos de Rafael Ramírez, aumentan su producción en un mercado sobresaturado de crudo; baja la producción de Pdvsa con su monstruosa nómina de más de 100.000 empleados, el país tiene vencimientos inminentes de deuda internacional que superan los 4.000 millones de dólares, más las demandas perdidas en el Ciadi. No hay inventarios de artículos de primera necesidad, así que la escasez se incrementa; la inflación en alimentos supera 100%; crece la criminalidad desatada y la popularidad de Nicolás se derrumba. Y mientras todo eso ocurre, él se empecina en acusar al “terrorismo internacional” y a opositores nacionales del crimen de Serra y hasta del de Eliézer Otaiza. Como le pareció pequeña la truculenta “olla”, le añadió los intentos de asesinato de Diosdado Cabello y del ministro Héctor Rodríguez. “El Colombia” -acusa Maduro- es jefe de una organización paramilitar que convence y contacta al escolta Torres (…) y recibió mucho dinero de otro colombiano, que es el que los está conduciendo”. Ante tan grave acusación viene este lunes a Venezuela la canciller colombiana y seguramente traerá un expediente con la historia sórdida de un crimen cuyos detalles oculta el gobierno, pero ya conoce la opinión pública a través de las redes sociales y de periodistas que lo publican en su cuenta Twitter, censurados como están en los medios.
La colega Thabata Molina denuncia en esa red social: “Lo que no dice Nicolás es que el Colombia era el pran de los edificios de la Misión Vivienda de La Paz. El Colombia era uno de los tantos delincuentes que vive en Misión Vivienda La Paz, conocido como Rodeo I y Rodeo II” . En un segundo tweet Thabata añade: “Lo que no dice Nicolás es que el lunes en la noche hubo otro tiroteo en la Misión Vivienda La Paz donde mataron a otro de los que participó en el crimen”. Así que a través de la colega Thabata sabemos que el Colombia es un delincuente a quien el gobierno le adjudicó un apartamento a través de la Misión Vivienda, y fue convertido en “pran” del conjunto residencial donde también habita el escolta Torres. ¿Cómo Maduro puede seguir sosteniendo la historia del “terrorismo internacional” como autor intelectual de un crimen que exhibe la inocultable podredumbre del gobierno?
A propósito del submundo político oficial, nos viene a la memoria la anécdota del presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, fuerte sostenedor de la dictadura de Anastasio Somoza. Cuando uno de sus asesores le sugirió no seguir apoyando al dictador nicaragüense porque “Somoza era un hijo de p…” Roossevelt le contestó: “Sí, pero es nuestro hijo de p…”. Imaginamos entonces que con el dossier del Colombia en mano, la canciller Holguin rechazará las acusaciones de Maduro este lunes diciéndole: “Nicolás, el Colombia es tu hijo de p…”


Marta Colomina
Maduro: no aclares, que oscureces
El Nacional. Caracas, 19 de octubre de 2014