martes, 1 de abril de 2014

Gisela Kozak Rovero: Venezuela y la Izquierda Disney

Venezuela y la Izquierda Disney
GISELA KOZAK ROVERO
El Tiempo. Blog Cuadernos de Literatura. Bogotá, 31 de marzo de 2014

Al leer los comunicados “Situación de Venezuela”, de la Red Conceptualismos Sur, y el correspondiente a la directiva del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), los cuales circulan por distintas redes sociales, no se puede sentir menos que sorpresa al ver la reedición de los maniqueísmos  de la guerra fría en círculos académicos, intelectuales y artísticos en los que suponíamos había calado la  reflexión sobre el fracaso de los socialismos reales del siglo XX. Estos círculos han tenido una indudable hegemonía dentro de las convencionalmente llamadas ciencias sociales y humanidades y, luego de dicho fracaso, se empeñaron  en renovar sus armas contra el  neoliberalismo y contra el enemigo de siempre, la hegemonía norteamericana, con un nuevo discurso. El postmarxismo ─con autores como Ernesto Laclau, Chantal Mouffe, Judith Butler, Slavoj Žižek, Michael Hardt, Toni Negri entre otros─ se propone superar esquemas como la lucha de clases en el contexto del materialismo histórico, teoría que suponía el socialismo como destino inevitable del capitalismo. El Foro Social Mundial asume por su propia naturaleza y organización  la imposibilidad del estado nacional como vía de transformación de la sociedad y la noción de movimientos sociales sustituye el vocablo mágico revolución. Jesús Martín Barbero  y Néstor García Canclini nos enseñaron que nuestras múltiples culturas y maneras de ver el mundo sobrepujan la identidad nacional, el impacto de los medios de comunicación y de la hegemonía cultural norteamericana y dejan claro que no somos unos autómatas manejados por la ideología dominante. En los terrenos de la crítica cultural  lo más radical de este período hasta inicios del siglo XXI fue el empeño de un sector de los  llamados estudios culturales (con figuras como John Beverley con gran influencia sobre unos cuantos venezolanos que han estudiado literatura  en Estados Unidos) en subrayar la fuerza colonialista, racista, patriarcal y hegemónica de la literatura. Beverley califica de neo-conservadores a críticas como la argentina Beatriz Sarlo por plantearse la cultura no solamente como el brazo ideológico del poder hegemónico para aplastar a los subalternos sino como la expresión de las complejidades inherentes a toda sociedad.

Esta etapa de redefinición política y teórica no ha significado una renovación profunda a juzgar por los comunicados antes mencionados. Con cuánta rapidez se vuelve a lugares comunes del pasado  y con cuanto entusiasmo cierta izquierda se hace eco del discurso antinorteamericano del gobierno venezolano y de su decidida disciplina de la mentira respecto a la historia de mi país y las luchas de los sectores populares. Esta izquierda abreva en las fantasías anticapitalistas al uso  en América Latina y convierte a todo el continente en un solo bloque en el que todos los fenómenos pueden ser interpretados y explicados de la misma manera. Es una izquierda que en lugar de (post)marxista parece galeanista pues da la impresión de concebir cada país como una ilustración del tendencioso panfleto Las venas abiertas de América Latina, del uruguayo Eduardo Galeano. En lugar de estudiar con detenimiento y honestidad intelectual las realidades nacionales es prisionera de un discurso sobre nosotros heredado del siglo XX que tiene su génesis en el apoyo a la revolución cubana, la nueva esperanza de la izquierda radical después de la triste historia de sangre y horror del estalinismo. En estos grupos de izquierda ─verdaderos neo-estalinistas dado su dogmatismo así se vistan con los ropajes de Laclau o Hardt─,  el principio del placer, la satisfacción ideológica fácil en este caso, se impone por sobre el principio de realidad. Como diría Raymond Aron (horror, un pensador liberal) la “ideocracia” importa más que la democracia. De este modo Venezuela viene a sustituir a Cuba y a Nicaragua para esta izquierda, a las que algunos venezolanos en redes sociales calificamos de “Disney” por su propensión a contemplar a América Latina como un parque de diversiones anti-hegemónicas. Aunque unos cuantos de los hombres y mujeres que la integran viven  en América Latina, es muy frecuente que estén radicados en Estados Unidos o en Europa Occidental porque, que duda cabe, mejor trabajar en estos lugares que hacerlo en Cuba o Irán de modo permanente o quedarse en Venezuela a devengar los sueldos de hambre de la academia nacional. No: ser chavista en una universidad del imperio es mucho mejor: ¿será por aquello de la “distancia analítica”?

Desde la perspectiva de esta izquierda, el 49% de los votantes venezolanos que estamos en la oposición (según cifras oficiales del Consejo Nacional Electoral en las elecciones presidenciales de abril de 2013) protestando por vivir unas  tasas de inflación, inseguridad personal y desabastecimiento de las más altas del mundo, somos unos supremacistas blancos, descendientes de inmigrantes europeos que antes de 1998 mantuvimos una suerte de “apartheid” sobre afrodescendientes, indígenas y mestizos. De acuerdo a estos cuentos de horror  de la izquierda Disney, este 49%, poco más de siete millones de personas, pertenecemos a las clases medias acomodadas o a la burguesía y hemos explotado a los otros poco más de siete millones de venezolanos seguidores del oficialismo, a los que odiamos y despreciamos por motivos de clase y raza. Es decir, en Venezuela hay un explotado por cada explotador, curiosísima circunstancia que supongo nos hace únicos en el mundo. De más está decir que somos los sirvientes del gobierno norteamericano y la derecha colombiana y nuestros líderes son unos fascistas, peones de USA, gente blanca que de llegar al poder inmediatamente cancelará la educación pública, los programas de salud y las pensiones de vejez para poner el petróleo en manos de las transnacionales, porque, por supuesto, nada en Venezuela pasa al margen de los intereses de Estados Unidos.

Semejante visión satisface las ortodoxias raciales y seudo-progresistas con las cuales  las viudas y viudos de las fracasadas revoluciones comunistas del siglo XX se apropiaron de las legítimas ansias de transformación necesarias en un mundo globalizado amenazado por el deterioro ecológico, la violencia y la pobreza, pero es un insulto para los hombres y mujeres de una nación enfrentada y dividida que sufrimos cada día de nuestra vidas las consecuencias nefastas de la revolución bolivariana. Es un insulto y es mentira, MENTIRA con todas sus letras, una mentira que cubre cual  espeso manto ideológico la historia de Venezuela, su economía y sus luchas sociales y políticas. La oposición venezolana, al igual que el sector oficialista, está constituida por gente de todos los sectores sociales y colores de piel, le guste o no al puritanismo racial que cierta academia asociada con izquierda Disney trata de imponer en  sus análisis sobre América Latina, pues solamente un puritanismo absurdo puede convertir el color de la piel en la explicación última de lo que ocurre en Venezuela. Mientras en Estados Unidos no permitían que las personas afroamericanas se sentaran en los mismos asientos de los angloamericanos en los autobuses, nosotros tuvimos un ministro negro de educación como fue Luis Beltrán Prieto Figueroa en los años cuarenta del siglo pasado. Además,  el voto es universal, directo y secreto desde 1947. La educación, la salud públicas y gratuitas, las pensiones de vejez  y los programas sociales (conocidos como misiones) no son un invento de la revolución pues existían desde hacía décadas. En Venezuela se impuso una economía rentista dependiente del petróleo y el estado siempre ha sido el gran administrador del ingreso; este modelo entró en crisis en los años ochenta del siglo pasado por los vaivenes de los precios del crudo y porque los gobiernos se endeudaron irresponsablemente para satisfacer un populismo improductivo, historia que vuelve a repetirse ahora a pesar de los altísimos precios del petróleo con las consiguientes consecuencias desastrosas para la población y sin los resultados en obras públicas y servicios de gobiernos anteriores. La “derecha” en Venezuela es una coalición de centroizquierda, con organizaciones como Voluntad Popular (partido de Leopoldo López), Avanzada Progresista, el MAS, Alianza Bravo Pueblo y AD, inscritos en la Internacional Socialista. María Corina Machado es demócrata liberal y Henrique Capriles, de Primero Justicia, se define como socialdemócrata. ¿Fascismo? Por supuesto que no, desde 1958 Venezuela tiene una democracia de partidos. En cuanto a Estados Unidos muy ocupado en otros asuntos, me permito sugerir, sobre todo a los colegas estadounidenses, que dejen de pensar que todo gira alrededor de su país. Aunque en su ceguera neoestalinista la izquierda Disney no lo crea, pasan cosas en el mundo que no tienen que ver con USA porque, en el caso venezolano, tenemos nuestra propia historia y problemas. No pareciera muy sensato creerle al gobierno revolucionario que la mitad de los votantes son lacayos del imperio.

Entre nosotros quienes se ha ocupado de tratar de construir un estado corporativo y autoritario son los jerarcas rojos de la revolución bolivariana, quienes promueven vía políticas educativas, culturales y comunicacionales un costosísimo culto a la personalidad del Comandante Supremo, culto que tiene las características de una religión de estado que mezcla a Cristo, Simón Bolívar y Chávez en una santísima trinidad revolucionaria que ocupa hasta altares domésticos. Los integrantes de la izquierda Disney deberían preguntarse  si un gobierno que para desprestigiar a su adversario dice que es  homosexual, como se ha hecho con Capriles Radonsky, es el gobierno progresista, la marea “rosada”, que satisface sus anhelos de cambio. Si la alternativa a las transnacionales de la información es el monopolio estricto del gobierno venezolano sobre los canales del estado usados como instrumentos de propaganda contra el enemigo, al mejor estilo cubano y soviético, me quedo con los sistemas informativos de las denostadas democracias liberales en los que es posible encontrar posiciones radicalmente distintas. Lo que para la izquierda Disney son diversiones anti-hegemónicas para nosotros es sufrimiento, pobreza y exclusión. Y, por favor, antes de que se piense en 11 de abril de 2002, debo señalar que el golpismo en Venezuela fue la vía con la que Chávez comenzó a calar  entre sus futuros votantes y que la gente, verbigracia Pedro Carmona,  que llevó a cabo la payasada autoritaria que devolvió al Comandante Supremo a la presidencia  a la cual había renunciado, se parece más al propio Chávez que a la oposición venezolana actual.

Conmovidos por las experiencias comunitarias alimentadas con la renta petrolera, la izquierda Disney da crédito a una fantasía de democracia directa inspirada en el pensamiento de Rousseau  que tapa el drama del rentismo, el autoritarismo y el fracaso económico. Grandes intelectuales y artistas del siglo XX se deslumbraron con la Unión Soviética, China y Cuba para decepcionarse muchos en el camino, pero en nosotros gente de ideas y de palabra abunda el sueño de influir en el cambio social y caemos en el pecado tan antiguo como la filosofía de querer guiar  a los tiranos al estilo de  Platón en Siracusa. Hoy en día se hace en nombre del “pueblo”, los “subalternos”, la “multitud” pero, como siempre, la libertad sale expulsada cual los poetas en la república platónica y es preciso conformarse con alguna comida tres veces al día, una beca miserable o  una educación de quinta categoría: en suma, con un superestado que reparte migajas de renta. Como dijo nuestro joven ministro de educación Héctor Rodríguez (declaración disponible en YouTube): “No los convertiremos en clase media para que se metan a escuálidos” (opositores). No sigue la revolución el ejemplo de buenas políticas públicas de Mujica, Rousseff y Bachelet cuyos intereses y formación -hay que decirlo- los llevan a alcahuetear a la  revolución bolivariana en nombre de sus seguidores radicales, los intereses económicos de sus países o el antinorteamericanismo militante que hace tolerable dictaduras como la cubana pero no como la de Pinochet en Chile, doble rasero inaceptable que ningún verdadero demócrata puede prohijar.

Para terminar, y como diría el filósofo brasileño Roberto Mangabeira Unger  en La alternativa de la izquierda, la voluntad de cambio requiere de una opción realista que dé rienda suelta  todas las potencialidades liberadoras existentes en el mundo en el marco de una economía mundial de mercado.  El capitalismo no es un sistema homogéneo que se manifiesta del mismo modo en todo el planeta: Suecia, Angola, Estados Unidos y China son muy distintos. El socialismo, si seguimos usando una palabra tan desprestigiada por los hechos pero tan esperanzadora,  no puede ser una máquina de beneficencia pública como en Venezuela, en donde a cambio de subsidios se exige el sometimiento clientelar. Es preciso decirle adiós al neoestalinismo y adiós a la izquierda Disney que  se apropian de la voluntad de cambio para convertirnos en esclavos de abstracciones que se suministran desde el prestigio de sus cátedras universitarias. El gran enemigo de esta izquierda autoritaria es la herencia del liberalismo político: pluralismo, derechos humanos, creatividad individual, diversas visiones del bien común. Nuestro deber como gente de estudio y escritura es ayudar a plantear la reinvención  de la democracia y hacer de  la libertad la fuerza del cambio, no retroceder al desvencijado archivo del estatismo filantrópico del reparto de la pobreza ni conformarnos con una socialdemocracia burocrática y apocada.  Venezuela no requiere un bloque hegemónico que persuada a la población no convencida de las virtudes de la revolución. No. Requiere  de un proyecto capaz de sacar al país adelante, respetar a las minorías, superar el rentismo  y asumir el reto de que las políticas de estado colaboren para que las capacidades de la gente le permitan asumir las riendas de su vida personal en función de una mejor existencia colectiva. En esto estamos y seguiremos pues así la revolución bolivariana sea un despotismo elegido sustentado en victorias electorales (cada vez más dudosas y relacionadas con un descarado ventajismo), los venezolanos no chavistas tenemos derecho a existir y a estar representados en el gobierno. Invito pues a los colegas de la academia internacional que aún no han reparado en los graves errores de la revolución no a dejar de apoyarla sino a mirar con mayor realismo al sector opositor y no contentarse con las patrañas de la propaganda chavista tan bien aceitada con los recursos de todos y cada uno de los hombres y mujeres de Venezuela.

Tamoa Calzadilla: Las presiones sobre el diario del pueblo (o el por qué me fui de Últimas Noticias)

Las presiones sobre el diario del pueblo (o el por qué me fui de Últimas Noticias)
TAMOA CALZADILLA
RUNRUNES. Caracas, 1 de abril de 2014


La oscuridad se apoderó de la Cadena Capriles desde el 31 de mayo de 2013. Nos enteramos por twitter de la noticia y supe que las cosas habían cambiado para mal. Miguel Ángel Capriles López, hasta entonces dueño (con sus seis hermanas) y presidente de la corporación vendió “a alguien” la empresa, en la que se sostienen el diario de mayor circulación en el país: Últimas Noticias, el periódico económico El Mundo Economía y Negocios y el deportivo Líder. Allí trabajé con convicción durante 15 años.
 
1.- Los 15 grados hacia el chavismo
Con mucha opacidad se planteó que una asociación de empresas extranjeras (Hanson Group y Latam Media Holding) – cosa que no permiten las leyes venezolanas- sería el comprador. No obstante, se coló el nombre de un conocido banquero (tampoco lo permite el marco legal). Se conoció de sus reuniones con directores, especialmente con el de Últimas Noticias, Eleazar Díaz Rangel (EDR), en las que habló de su tendencia partidista con desparpajo, sus negocios y la necesidad de girar “15 grados hacia el chavismo” la línea editorial de los medios. Una parte de la nómina pasó al Banco Occidental de Descuento.  Cada vez se hablaba con más relajo del personaje como amo y señor de este “juguete”, pero nunca vimos un documento que mostrara el nombre del propietario. El término de “bajarle dos” se hizo popular. El director, otrora profesor de periodismo, lo hizo suyo. “En tu caso no son dos sino cuatro”, bromeó alguna vez conmigo. Le pedí que se abstuviera de hablarle a los periodistas en esos términos y propiciar la autocensura. Él no estuvo de acuerdo y me insistía: “Ellos tienen que saber que son nuevos tiempos, esta gente no es Michu (apodo de Miguel Ángel Capriles López).
Las portadas “Maduro dice”, “Maduro promete”, “Maduro pondrá mano dura”, se convirtieron en pan de cada día. Sin embargo, el entonces director de El Mundo, Omar Lugo, no sucumbió. Siguió fiel al periodismo en el que creemos y tituló con una verdad imbatible, amparada en cifras de las reservas internacionales del propio Banco Central de Venezuela, por aquellos días de bajones de precios: “Las rebajas llegaron al BCV”. Eso le costó la cabeza.
Para ese momento en la directiva figuraba Carlos Acosta como presidente, terciado por dos hombres del alto mando del BOD: Diego Lepage y Pedro Rendón, a quienes sí conocimos en la redacción. La orden del despido de Lugo venía de bien arriba.
Siguieron días duros pero en la Unidad de Investigación nos abríamos paso con trabajos como el descubrimiento de los consultorios clandestinos donde colocan biopolímeros; el especial multimedia de motorizados, y la demostración de la asignación de divisas Cadivi a Daka, entre otros. Siempre con discusiones directamente con EDR, a quien me unió una relación cordial y respetuosa. Por esos días me pidió que no hablara en la reunión de jefes de los lunes sobre temas que él no hubiera aprobado antes: “no vaya a ser que te tenga que decir que no van”.
    
2.- El Psuv en la redacción
La era “BOD” duró 8 meses. Entre los cambios que se produjeron en ese periodo fue nombrada como “Consejera editorial” Desiré Santos Amaral, diputada por el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), funcionaria (Presidenta de Radio Nacional de Venezuela-RNV) y amiga de la familia presidencial. Nunca se establecieron sus funciones pero siempre participaba en la discusión de los contenidos que aparecerían en portada. El 12 de febrero de 2014, luego de las primeras muertes ocurridas en el centro de Caracas durante las protestas (Juan Montoya y Bassil Dacosta), la diputada llegó a la redacción gritando: “¡Esto es el 11 de abril y nos están matando a nosotros, pero no nos vamos a dejar tumbar, yo estoy dispuesta a lo que sea por defender esta revolución!”, temblaba.
Trataron de tranquilizarla varias veces. Pero ella recibía llamadas y se alteraba aún más, decía: “a los estudiantes sifrinos sí los llaman ‘estudiantes’ y los de nosotros, por pata en el suelo, son los violentos” y cosas por el estilo. Antes de irse esa noche gritó “¡me voy a defender mi radio¡”, se refería a RNV, que supuestamente estaba siendo atacada. Argumentó que se iba de la Cadena Capriles, porque allí “se pasan la ética por el culo”. Ante las ofensas, la vicepresidenta de medios, Nathalie Alvaray,  dijo que esa señora no volvía a pisar la redacción por irrespeto a los periodistas. Y así fue. Nunca más volvió. Su lugar pasó a ocuparlo Marco Tulio Páez, periodista que antes trabajó con David de Lima, en la gobernación de Anzoátegui, y con Juan Barreto, en la alcaldía Metropolitana, entre otros.
 

3- El video del 12 F
Luego de un trabajo meticuloso la Unidad de Investigación produjo un reportaje escrito y un video que obligaría al Gobierno venezolano a cambiar su versión sobre las circunstancias en las que fue asesinado el joven Bassil Dacosta en el centro de Caracas, después de la marcha del 12F. Como siempre, le expliqué al director lo que habíamos logrado y advertí lo delicado del tema: en las imágenes aparecen funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia disparando a los manifestantes. Horas más tarde Díaz Rangel me informó que se había comunicado con la fiscal, Luisa Ortega Díaz, para pedirle que viera la investigación que se publicaría ese domingo 16 de febrero.

Las presiones que constantemente recibía el “dueño” de parte de la ministra de Comunicación e Información, Delcy Rodríguez, y otros funcionarios tocaron techo la mañana de la publicación. Fueron horas de mucha tensión, en las que Eleazar Díaz Rangel aceptó las órdenes superiores de sacar el video de la edición digital de Últimas Noticias. Pero todos los directores que comandan la Redacción Única se oponían a la medida. La noticia ya no se podía ocultar. Se había viralizado y la cantidad de visitas mantenían el reportaje en un lugar privilegiado de la web, entre “Lo más visto”. Esa tarde, el presidente Nicolás Maduro se refirió al tema en una alocución televisada y admitió que funcionarios del Sebin incumplieron órdenes de acuartelamiento y serían investigados. Volvió el oxígeno a la nueva directiva pero no por mucho tiempo: 10 días después (26/2/14), todo el combo del BOD salió del edificio de la Cadena Capriles y tuvimos un nuevo madrugonazo: el político David de Lima fue nombrado nuevo Presidente-Editor. El gobierno no estuvo satisfecho nunca con los “15 grados a favor”. Luego del video, una portada con el título “Regulan compras en Pdval” descompuso una vez más al poder.
 
4.- Dueños encapuchados
El jueves 6 de marzo fue otro día de sombras en la redacción. David De Lima se reunió primero con los directivos, luego con jefes y coordinadores y finalmente en asamblea con periodistas para explicar la nueva línea editorial. El nuevo presidente tiene en su haber varios saltos de talanquera: fue gobernador de Anzoátegui por el Movimiento Al Socialismo (MAS), y aliado del chavismo, luego furibundo opositor en 2002 y convertido a chavista nuevamente emprendió una campaña feroz contra el candidato presidencial Henrique Capriles Radonski. Mucha política y cero periodismo en su discurso. De esto último mostró poco entendimiento y bastante prejuicio, con conceptos que disparó a una impávida audiencia: los periodistas han servido históricamente para que unos dueños se llenen los bolsillos, entre otras perlas.
Habló mucho y dijo poco. Sorteó de todas la maneras posibles la interrogante repetida: ¿Quién es el dueño de la Cadena Capriles ? ¿Quién la compró? Incluso en mi turno de preguntas le increpé: “¿Qué porcentaje de las acciones tiene usted?” y respondió con sorna que “son tan chiquitas que me da pena decírtelo y prefiero esperar a tener más plata y comprar más”. Comentó en la asamblea, horas más tarde, que el resto de los accionistas se acogen cláusula de confidencialidad que él no puede violar. También negó que el banquero Víctor Vargas hubiera sido dueño alguna vez.
Deslizó en su discurso que cree en el periodismo y que “corrupción probada, corrupción publicada”. Desde entonces comencé a pensar qué papel tendría yo al frente de la Unidad de investigación, revelando corrupción y operaciones oscuras, si la Cadena Capriles estaba envuelta en una y a esas alturas ni siquiera sabía quién pagaba mi sueldo. ¿Quién está detrás de David de Lima?
 
5.- El silencio de Díaz Rangel
En medio del estupor que aún causaban las palabras de De Lima en algunos miembros de la Redacción, al día siguiente renunció Nathalie Alvaray, la vicepresidenta y líder indiscutible de la integración de las marcas, el proyecto multiplataforma y de transformación que vivió la empresa en 15 años. El enlace entre lo editorial y la gerencia. “El periodismo primero”, fue la frase con la que se despidió en twitter. Eleazar Díaz Rangel guardó silencio durante las conversaciones con el nuevo presidente editor, incluso cuando “se excedió”, según me confesó luego. Estuvo callado mientras De Lima despotricaba del anterior manejo editorial y de Miguel Ángel Capriles López, quien trajo a EDR a dirigir Últimas Noticias hace más de una década. Calló cuando el nuevo presidente pedía un profesor de periodismo que le aclarara lo que yo acababa de decirle: “el periodismo es antipoder y si debe ponerse de algún lado es el de los débiles y de las minorías”.
El otrora defensor de derechos de los periodistas, también hizo mutis ante la salida de Nathalie Alvaray, como ya lo había hecho tras el despido de Omar Lugo. En su columna no mostró mayor perturbación por los cambios en la Cadena Capriles. Sí lo hizo, en cambio, en su artículo del 9 de junio de 2013 cuando acababa de anunciarse la venta de la empresa y estaba asustado, pues no se sabía la tendencia política de los recién llegados. Advirtió entonces que era necesario “aprobar una cláusula de conciencia que proteja a los periodistas de los cambios editoriales”. Pero el color rojito de los propietarios le traería sosiego y flexibilizaría muchas de sus convicciones. Se lo reproché, siempre con afecto y firmeza, en reuniones que sosteníamos en su oficina. Nuestra relación iba más allá de correos electrónicos.
 
6.- Guarimbas de mi tormento (o la pauta de De Lima)
En su encontronazo en la Redacción Única, el nuevo presidente del “grupo invisible” comentó que sería bueno investigar “quién financia esas guarimbas”. Se dedicó a fustigarlas, a decir que estaban contra la Constitución, que perseguían un Golpe de Estado y que el periódico debía “condenarlas”. Acuñó que la portada era su asunto y que los periodistas podían escribir sus notas “adentro”. No recuerdo que haya criticado -al menos con ese ímpetu- a los grupos armados que amedrentan y asesinan, identificados con el chavismo.
El domingo 8 de marzo EDR escribió en su columna cuál sería la primera pauta de investigación de la nueva gerencia: “Guarimbas. El nuevo presidente de la Cadena Capriles, Dr. David De Lima, hablando de las guarimbas comentaba que eran buen tema para la investigación periodística. Partiendo de la articulación que existe en sus acciones, así como los destrozos causados, los métodos usados y sus reales propósitos, oportuno es averiguar cuántas operan en las principales ciudades, y aquí en Caracas, cómo han coincidido en horarios de acción, quién o quiénes les suministran materiales para obstruir avenidas, cómo y dónde planifican nacionalmente, cómo se comunican, quién o quiénes las financian, etc. ”
Esta es la misma persona que escribió que mis razones en la discusión eran más políticas que periodísticas. Por cierto, argumento habitual con el que EDR intenta despachar y anular a cualquier interlocutor que lo confronte.
El lunes (9/3/14) en reunión con directores y jefes de mesa manifesté mi preocupación porque sentí la presión de una pauta tendenciosa para “condenar” de antemano a una de las partes del conflicto y envié dos correos con precisiones a corresponsales, reporteros de mi equipo y al director. Pero el martes recibí una comunicación (que efectivamente transcribió EDR en la columna dominical que dedica a explicar el acto de censura) donde el director insiste en los términos editoriales de la pauta: “¿cómo se financian?” (las guarimbas) y propone dividir el trabajo en dos entregas.  Es decir, Últimas Noticias dedicaría dos ediciones de domingo (día de mayor circulación del periódico) a “condenar a las guarimbas”.
7.- Lo que no dice el director
Lo que no dice el director en su columna “La otra versión” (22/3/14) es que al recibir el correo subí enseguida a su oficina y tuvimos una larga y precisa conversación sobre el tema del financiamiento de esas protestas. Le dije que para poder confirmar su teoría, la Unidad de Investigación debía dar con alguna prueba contundente: una partida secreta, un registro de movimiento bancario, un cheque cobrado y comprobar con fotos o videos que alguien de estos grupos de manifestantes recibe el dinero y lo distribuye, porque de otro modo era irresponsable incluir esa acusación en el reportaje. Es lo mismo que aplica para poder decir que alguien financia a los colectivos o motorizados armados: si no hay pruebas, no se puede escribir. Lo aceptó, pero me pidió que recogiera en el trabajo las declaraciones del ministro del Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, en las que denunciaba que a los “guarimberos” del Táchira les pagaban 5 mil bolívares por protestar. Lo discutimos: le dije que para colocar eso debíamos contar con la reacción de la contraparte, que seguro lo negaría. Y ahí quedamos. En efecto, la periodista encargada de investigar la historia, Laura Weffer, les preguntó a los manifestantes sobre el supuesto financiamiento y sus respuestas forman parte del trabajo que el director censuró. De ese encuentro, que no menciona el director en su columna, salí aliviada y se lo comenté a mi equipo. Decidimos entonces, limitarnos a contar “Lo que hay detrás de las guarimbas”.
Tampoco cuenta EDR que en esa y otras reuniones mostré preocupación por los nuevos dueños, por aquella reunión con De Lima, por el destino del periódico, por las intenciones de convertir al “diario del pueblo” en un órgano oficial de la presidencia de la República. Le pregunté si a él no le incomodaba la situación o si acaso sabía quién era el nuevo dueño de la Cadena Capriles. ¿Es el gobierno directamente el propietario? ¿Algún funcionario? ¿Esto es una expropiación? Me respondió una y mil veces que no lo sabía:”ya se conocerá”.  En vista de la pérdida de equilibrio que ya mostraba el periódico, y en mi cargo de coordinadora de la edición de Domingo, le pregunté también por qué no se le dedicaba la entrevista de dos páginas de la edición dominical a un líder de oposición como Henrique Capriles. Ya sabía, por fuentes vinculadas al mundo político, que Díaz Rangel había impedido la publicación de una entrevista a Leopoldo López. Aunque él nunca me lo confesó.
Lo justo habría sido que además de revelar el correo privado que me envió con la pauta – para hacer ver que mi renuncia respondía a un simple “incumplimiento de tareas” o a un asunto “cotidiano” propio de cualquier redacción- el director comentara nuestras conversaciones y mi inquietud constante, mis reclamos sobre la opacidad de las cosas que estaban ocurriendo. Lástima que esos lectores de ÚN a quienes me debí por años no leerán en las páginas del diario “mi versión” de lo ocurrido ni la crónica de Laura Weffer. En los tiempos que corren, tendrán que encontrarla por los caminos verdes, como se buscan hoy en día muchas de las noticias que conmocionan a Venezuela.
8.- “Entonces, no sale publicado”
Tres días antes de la publicación, el jueves 3 de marzo, le presenté el trabajo final y él hizo varias observaciones, como era usual. El viernes le reenvié el texto con todas las correcciones.
Sin embargo, el sábado en la tarde el director aún no le daba el visto bueno a la publicación ¿La estaba evaluando alguien más? Cerca de las 6 pm recibí la llamada telefónica. Era Díaz Rangel para decirme: “ese trabajo no me gusta nada”. Lo atajé: “Hicimos absolutamente todos los cambios que nos pediste. ¿Qué es lo que no te convence?”… “Que no está la pauta: lo del financiamiento”… ” y De Lima dijo bien claro que se deben condenar las guarimbas y esto es una exaltación”, contestó.
Tuvimos una fuerte discusión. Recuerdo que argumenté que no volvería 30 años atrás cuando en algunas redacciones se le pedía a un redactor: “haz un trabajo sobre Jesucristo y la Semana Santa” y el reportero preguntaba “¿a favor o en contra?”. Que yo no aceptaba esas pautas para “condenar o favorecer a alguien” y que periodísticamente no tenía cómo complacerlo, que no iba a pedirle a mis reporteros  que torcieran algo en contra de los manifestantes. Fue cuando comenzó a gritar, en medio de la redacción, y a pedirme que no los llamara “manifestantes”, que usara un calificativo peyorativo para referirme a ellos “¡son unos guarimberos!”. La guardia de ese sábado puede dar fe de eso. Él dejaba escuchar sus frases altisonantes: “no me vengas a dar clases de periodismo”, “sí puedes condenarlos, claro que sí puedes hacerlo”, “lo que pasa es que tú estás de acuerdo con las guarimbas y tu posición es política”. Se plantó: si no se le hacen correcciones, entonces no sale publicada.
Esas “correcciones” giraban en torno a tres puntos: decir que los jóvenes que protestan son tarifados (financiamiento), descalificarlos (“no son manifestantes”) y que la conclusión del trabajo los “condenara”. Me negué.
“Entonces, no sale publicado”, dijo antes de cortar la llamada.
El lunes siguiente (17/3/14) puse mi renuncia en sus manos y me despedí: “ya no me necesitas en este puesto, necesitas una operadora política, alguien experto en propaganda oficial y sabes que esa no soy yo”. Por primera vez no me invitó a sentarme en su oficina. Nos despedimos y escribí en twitter: “El periodismo primero”.
9- Mi gente (lo más grande de este mundo)
Si hago pública esta historia es para que se conozcan algunas de las situaciones que se viven actualmente dentro de los medios del país, donde trabaja muchísima gente valiosa, que no se rinde, que pelea todos los días por hacerlo mejor. He visto a periodistas tragarse lágrimas por la imposición del director de vetar en la portada, por ejemplo, las denuncias de las violaciones de Derechos Humanos realizadas por el Foro Penal, para privilegiar la versión oficial que las minimiza. He visto gente indignarse después de una derrota editorial y sentarse otra vez a batallar, a investigar, a pautar, a vibrar. He visto asambleas donde los periodistas hacen valer el código de ética que estipula su derecho a participar de la línea editorial de los medios. He compartido con otros las caras largas por titulares que no son noticia sino adulación al Gobierno, que, por cierto, nunca se da por satisfecho.
En distintas fuentes les juro que hay gente que valora a las audiencias, las respeta y si no renuncian a sus puestos de trabajo es por ellas. Así lo hice durante estos 15 años: por las cosas que sí podíamos decirles, por esta bendita vocación; porque los diarios de la Cadena Capriles cuentan con unos hermosos consejos de lectores que vigilan, sugieren y celebran los trabajos que elaboran esos periodistas que se quedaron ahí.
Mi equipo de investigación es invaluable. Buenos seres humanos, brillantes profesionales y con una mística a prueba de todo. César Batiz, Lisseth Boon, Laura Weffer, Airam Fernández, Albinson Linares, Jesús Alberto Yajure, Cristina González, Carjuan Cruz. Y compañeros de otras mesas. Son la cara amable de este país. No todo está perdido. A ellos les pido que rescaten a esos periódicos del lápiz rojo para la gente, que es a quienes pertenecen. Como les dije en cada abrazo: hasta donde puedan, hasta que pisen su raya amarilla.
 
10.- A los nuevos dueños
¡Quítense la capucha!

El periodismo se hace con transparencia o no se hace.
Me llevo todo lo bueno,
El periodismo primero.
Tamoa Calzadilla

Jorge Ramos: La rebelión del pajarito

La rebelión del pajarito
JORGE RAMOS
El Nuevo Herald. Miami, 1 de abril de 2014

Nicolás Maduro, el líder autoritario de Venezuela, está rodeado de pajaritos. Un "pajarito chiquitico" le silbó una vez y él creyó que era el espíritu del fallecido Hugo Chávez. Aquí está el video en que habla de esa milagrosa aparición. ( http://bit.ly/KeBY0c ) Pero, además, Maduro está rodeado de otros pajaritos, azules –los de Twitter- que le están haciendo la vida imposible.
Aunque tenga su cuenta abierta  @NicolasMaduro  odia Twitter. Le ha llamado a Twitter "esas máquinas imbéciles", según nos recordó hace poco el historiador Enrique Krauze. Maduro censura brutalmente los medios tradicionales de comunicación -TV, radio, diarios- pero con las redes sociales y la internet no puede. "Autorizo a las Fuerzas Armadas a responder a los twiteros" ordenó Maduro hace poco. Espero que no sea con balas. Dice que no mata ni reprime pero, con un clic, aparecen cientos de videos en YouTube.com que lo contradicen.
Es la rebelión del pajarito. 0, como lo describió el New York Times, "la globalización del desafío". Censurar la prensa y tratar de que el mundo no se entere de los abusos del poder en Venezuela es inmaduro y estúpido.
"Hay que asumir la idea de que hay 3 mil millones de personas en el planeta con cámaras de televisión en sus manos", me dijo en una reciente entrevista el profesor Jeff Jarvis, el gurú del periodismo del futuro. "Este es un momento muy interesante para reinventar la televisión."
Es cierto. Como periodista no puedo competir contra miles de testigos de las rebeliones en Caracas y Kiev. Así que, lejos de rechazar todo el material que suben a la internet y las redes sociales, hay que aceptarlo, identificarlo, verificarlo, ponerlo en perspectiva y destacar lo que es relevante. Esa es parte de nuestra nueva labor periodística. Pero eso no lo entiende Maduro, quien se formó con las ortodoxias y abusos del propio Chávez.
Lo que pasa es que Maduro todavía gobierna y reprime a la antigüita. Denuncia como "fascistas" a quienes se oponen a su régimen totalitario pero Maduro no se da cuenta que se parece tanto al dictador Augusto Pinochet cuando ordena a sus milicos y a la Guardia Nacional detener, torturar y matar a los estudiantes.
Digámoslo con absoluta claridad: los soldados y la Guardia Nacional no podrían haber disparado contra los manifestantes en el último mes y medio sin la autorización tácita del comandante en jefe, Nicolás Maduro. Justificando sus brutales acciones, Maduro dijo en una entrevista con Christiane Amanpour de CNN que en Estados Unidos, como en Venezuela, no se permitiría un movimiento que buscara derrocar al presidente. Pero en Estados Unidos no podría estar en el poder un presidente que manda matar estudiantes. En Venezuela sí.
Ningún demócrata –ninguno- puede apoyar o promover un golpe de estado. Y, por lo tanto, una salida democrática al régimen de Maduro no está a la vista. El Artículo 350 de la constitución bolivariana claramente establece que "el pueblo desconocerá cualquier autoridad que… menoscabe los derechos humanos." Pero la Asamblea, controlada por chavistas, no va a sacar a Maduro del poder. Hoy Maduro perdería un referéndum revocatorio pero la ley no lo prevé hasta el 2015.
Las protestas en las calles no pueden seguir aguantando tantos muertos. Por eso en un editorial el diario español El País dijo que "las protestas podrán irse extinguiendo por la represión y el cansancio. Pero es solo cuestión de tiempo que vuelvan a rebrotar y con más fuerza."
Es posible que Maduro caiga por su propio peso -por sus muertos y por su obvia incapacidad para manejar el país- y que sean los propios chavistas quienes le pongan la zancadilla. Pero, tarde o temprano se irá: no puede ser presidente alguien que mata a sus propios jóvenes. Punto.
Esto nos lo dijo un pajarito.

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Cipriano Heredia: Solicitar renuncia no es dar un golpe

Solicitar renuncia no es dar un golpe
CIPRIANO HEREDIA S.
El Universal. Caracas, 1 de abril de 2014

En la entrega pasada explicábamos las razones por las cuales, desde nuestra óptica, las protestas se han mantenido durante varias semanas y por qué continuarían, poniéndole como colofón a ese análisis la posibilidad de que, dada la profundización de la crisis, la solicitud de renuncia del Presidente se convierta en una de las banderas de lucha de la población movilizada, lo cual ofrecimos desarrollar en este artículo.

Puesto en contexto el tema, es pertinente plantear un punto previo: lo que aquí explicaré es a título personal y solo compromete mi criterio. Esto porque es sabido que en el seno de la alternativa democrática hay consenso en torno a la protesta pacífica y los muchos motivos que existen para impulsarla en la Venezuela de hoy, pero no lo hay en cuanto a este punto. En su seno coexistimos desde quienes ya lo han planteado por la calle del medio invitando al Presidente a renunciar, pasando por quienes no descartan que eso pueda ocurrir pero no lo asumen como un objetivo expreso e inmediato, hasta los que piensan que el único camino viable es prepararse para las elecciones parlamentarias de 2015 y luego para las presidenciales de 2018, siendo el objetivo derrotar en ambas al Gobierno a pesar del ventajismo y las condiciones.

No me detendré aquí a hacer un juicio de valor sobre cada una de estas posturas, sino que me concentraré en explicar por qué, en mi criterio, la  solicitud no solo podría ser válida, sino además pertinente y oportuna, ya que, llegado un cierto nivel de crisis, puede ser la única salida constitucional que quede ante el abismo que tenemos por delante. Esto último además potenciado por el hecho de no requiere ser respaldada por un número de firmas, ni tiene un tiempo determinado.

Dicho esto, repasemos rápidamente algunos datos tomados de tres encuestas recientes, los cuales sirven como fundamento de nuestro argumento. De los estudios de Datos, Keller y Datanálisis se desprende que la crisis económica ha adquirido una magnitud tal, que es identificada como el principal problema que enfrentan los venezolanos, a un punto tal que, en una de ellas, la escasez por si sola desplaza a la inseguridad en el primer lugar, y en otra le pisa los talones. A este trauma del desabastecimiento se le suman la inflación y el desempleo como principales causas económicas de los desvelos de los venezolanos. Otro hallazgo es que, a diferencia del pasado, ahora la mayoría de la población identifica al Gobierno como el principal responsable de estos problemas, como efectivamente lo es. Finalmente, las encuestas demuestran que la imagen y aceptación de Maduro va en caída, lo cual lo hace un presidente crecientemente débil.

Es decir, la asfixia económica y la inseguridad son motivos reales que sustentan el descontento y protesta de la gente, y ninguno de esos problemas está en vías de solución. Por el contrario, se agravan día a día dada la incapacidad del Gobierno para resolverlos, tanto por su mediocridad como por su ideología. A esto sumémosle la farsa del diálogo propuesto por el régimen, los "juicios express" a los alcaldes, la represión desmedida, el cerco mediático, etc., y tenemos como resultado un cuadro que perfectamente puede convertirse en un colapso total del país que se le escape de las manos al gobierno en muy poco tiempo.

Si eso es así, es obvio que la renuncia del Presidente puede ser una válvula de escape siendo el principal responsable de la crisis y con una popularidad en picada. Esta opción tiene además la enorme ventaja que tiene una ruta trazada con una desembocadura democrática prevista en la Constitución: se encarga el Vicepresidente y se convoca a nuevas elecciones presidenciales en plazo perentorio. A lo cual habría que añadirle que, dado que el régimen estaría en una situación de máxima debilidad, sería viable presionar para que, antes de esas elecciones se modifique el CNE y se mejoren las condiciones de participación.

Conclusión: como puede apreciarse, la solicitud de renuncia del Presidente no es un golpe de Estado como el Gobierno y otras voces han tratado de presentar. Es por el contrario una posibilidad legítima y legal.

Diputado al CLR de Miranda

cipriano.heredia@gmail.com

@CiprianoHeredia

Roberto Giusti: La serena tozudez del tachirense

La serena tozudez del tachirense
ROBERTO GIUSTI
El Universal. Caracas, 1 de abril de 2014

De entrada una confesión que entiendo no tiene por qué interesarle al lector tratándose de algo tan personal: rechazo la violencia y detesto las armas, bien sean blancas, de fuego, atómicas o químicas. Armas que mientras más sofisticadas, peor hablan de la porción dañina de la condición humana. Así, a partir de la repulsión, hago de ese rechazo instintivo a todo lo que signifique la liquidación o neutralización del otro, un principio rector de mi actitud ante la vida. Bien sea desde el pequeño universo de la esfera particular, bien desde la forma de relacionarnos en sociedad.

Dentro de esa postura no caben medias tintas, ni mucho menos excepciones, que generalmente se convocan para justificar crímenes cometidos a nombre de los más elevados principios. Me refiero, por ejemplo, a la guerra de independencia, considerada una gesta (y de hecho lo es) que según Bolívar, palabras más, palabras menos, dejó al país totalmente destruido y arruinado a costa de un solo beneficio: la libertad. Claro, en medio de todo esto hay mucho de hipocresía por parte de quienes creen beneficiarse con la violencia, entre ellos y de primero el gobierno y sus infiltrados. Así, quienes pregonan como último recurso la extrema necesidad de "poner unos muertos", desaparecen del escenario cuando granea el fuego mientras crece la lista de unas víctimas que han salido, a pecho descubierto, a desafiar balas, perdigones y bombas con el recurso más primitivo que se pueda imaginar: lanzar piedras. Advierto, sin embargo, que son una minoría porque el grueso de la dirigencia, sobre todo la estudiantil, predica con el ejemplo y ha ocupado su puesto de vanguardia a lo largo de estos 50 días de confrontación.

Dicho esto explico cómo la confesión anterior viene a cuento porque por toda clase de razones (y sin razones) me he descubierto admirando y apoyando la lucha heroica que la inmensa mayoría de los tachirenses está librando con serena firmeza, coraje ejemplar y perseverante e inteligencia (sigue ocupando los mismos espacios del principio), contra un ejército profesional que luego de casi dos meses de hostilidades y la movilización de miles de efectivos y de armamento sofisticado, no ha podido doblegar, ni en el plano político ni en el militar.

Queda demostrado que no siempre se impone la lógica aplastante de que gana quien tiene el poder de fuego porque si exceptuamos las piedras y la devolución de las bombas lacrimógenas que les lanzan, la de los tachirenses ha sido una tozuda resistencia donde la fuerza del espíritu y de la razón se han mantenido incólumes ante la fuerza de la barbarie y de la opresión.

@rgiustia

Nelson Bocaranda: Runrunes del 1 de abril de 2014

RUNRUNES
Nelson Bocaranda
El Universal. Caracas, 1 de abril de 2014
ALTO
VIOLENCIA #1. Cuando diferentes voceros nacionales e internacionales han visto en la Iglesia Católica un interlocutor válido para la reconciliación, apoyando los deseos del Papa Francisco y su Secretario de Estado, el cardenal Parolín, hemos podido conocer una intensa campaña de desprestigio contra la CEV y algunos de sus integrantes, dando pie a recordar el golpe de abril del 2002. Ya en Filven 2014 repartieron, durante 8 días, un tremendo afiche promocional, titulado: "En abril vamos con todo contra el fascismo: no volverán". En él se muestran fotografías de políticos y militares junto al cardenal Ignacio Velazco, el sacerdote Mikel de Viana, S.J. y el arzobispo de Mérida, Baltasar Porras. Valdría la pena publicar de nuevo el libro de monseñor Porras titulado "Memorias de un Obispo" donde detalla lo sucedido esa noche del 11 abril y su conversa con un Chávez asustado y lagrimoso pidiendo intercediera con los militares golpistas para que lo dejaran irse a Cuba. Un artero ataque a la CEV y por ende a la mediación vaticana. Una prueba más de que el diálogo es pura pantalla. Se demuestra que al Gobierno le interesa la violencia mientras nos distrae y aplica no solo la peor devaluación monetaria de nuestra historia sino el "paquetazo económico de Nicolás" que es tan duro contra los bolsillos de los más pobres que no se han atrevido a publicar en la Gaceta Oficial los nuevos precios, bajo la mesa y a escondidas, con empresas y comerciantes. En www.runrun.es publiqué hasta las instrucciones para esconder los acuerdos y no colocar el otrora obligatorio PVP en los productos...

MEDIO

VIOLENCIA #2. He conversado con dirigentes, abogados, diputados y padres involucrados en la defensa y auxilio de los estudiantes presos, médicos y hasta con dos de los fiscales asignados. Este relato lo hago para que el país conozca la realidad de los llamados infiltrados: "A lo largo de todo el trayecto de la marcha del 12 de febrero en Caracas no vimos ningún policía nacional, GNB o agentes de la policía caraqueña. Nos sorprendió gratamente a los que íbamos adelante pero la malicia y el olfato que hemos adquirido en estos quince años nos hizo pensar que a lo mejor al llegar a la Fiscalía alguna sorpresa nos tenían preparados. Llegamos en sana paz, se entregó el documento y los líderes que nos acompañaron se retiraron así como la casi totalidad de los miles de marchistas. Sin embargo, vi a algunos jóvenes muy violentos que comenzaban a atacar la sede de la FGR mientras otros pedían a gritos "vamos pa' Miraflores". Uno de los abogados que ha estado cerca de los estudiantes aún estaba por el sitio tratando de convencer a los que quedaban que se retirarán pues el objetivo se había logrado y la marcha había sido un éxito. Uno de los violentos, el que pedía ir a Miraflores, se quedó lanzando piedras y molotov con otros cinco. Llegaron las bandas armadas. Arrancaron los tiros y pasó lo que pasó con los dos primeros muertos en Caracas. Cicpc, PNB, Sebin y GN hicieron presos a varios manifestantes. Uno de ellos me contó que mientras un guardia le pegaba a medida que lo golpeaba lo increpaba con odio diciéndole: "Veme la cara. ¿No me reconoces?". Como el joven decía no saber quién era, tras unas tres horas de golpiza le dijo el perverso: "Me voy a cambiar y vuelvo a ver si así me reconoces". La sorpresa del estudiante fue tan dura como los puños y manoplazos que recibía. El verdugo regresó vestido con la gorrita tricolor de la Unidad mimetizado en el "estudiante" que arengaba a marchar a Miraflores y que atacaba con furia la sede del Ministerio Público. Otra prueba que los denominados "infiltrados" existen, tienen su guión bien estructurado, su carnet policial y entre sus objetivos está mantener la violencia patente.

BAJO

REALIDADES. Cerró el primer trimestre con una buena cosecha de encuestas. Desde todos los sectores del país, público y privado, hasta bancos internacionales y acreedores globales conocer los resultados que "retratan" el momento país que vivimos. Tuvimos acceso a las más reputadas y confiables. A manera de línea gruesa, esta es la interpretación que de manera conjunta le damos a sus resultados: 1. Venezuela es hoy un país dividido a dos mitades muy parecidas numéricamente, en lo político, en lo económico, en lo social. 2. Todas muestran un descenso sostenido en la confianza, aceptación o apoyo a la gestión de Nicolás Maduro. 3. Se refuerza la percepción que el Gobierno es el principal responsable de los actuales problemas, políticos y económicos. La famosa "guerra económica" solo sirvió para conseguir votos para las elecciones sin haberles importado los daños que hoy padece el aparato productivo. 4. Se empareja todo lo relacionado con la "inseguridad" y el "desabastecimiento y costo de vida" como los más grandes problemas, afectando con más intensidad a las clases menos favorecidas 5. Con alarma se observa cómo se hace tendencia constante la pérdida de apoyo o simpatía del PSUV en las zonas populares. El "chavismo" se reduce. 6. Las protestas adquirieron connotación nacional. Dividen al país, una mitad las apoya, otra mitad la cuestiona. 7. Los liderazgos formales tanto del régimen como en la oposición lucen sobrepasados por las valoraciones y actitudes de sus seguidores. Quienes siguen a "la revolución" quieren diálogo y paz y no lo reciben de sus líderes naturales y los seguidores del bando democrático quieren calle y acciones contundentes pero no identifican quien los pueda conducir por esa senda, especialmente en los estratos C, D y E. 8. Ambos lados, mayoritariamente, rechazan la violencia. 9. Se deteriora la imagen de la FANB, no es solo la GNB. 10. Los partidos no aparecen como interlocutores relevantes. 11. Hay una creciente percepción negativa sobre el futuro inmediato. 12. En un hipotético escenario electoral, hoy Nicolás Maduro perdería unas presidenciales. Si a estos resultados le agregamos los diagnósticos y predicciones de destacados economistas en cuanto al futuro inmediato de las decisiones que se están tomando en materia monetaria y fiscal; y el calamitoso estado en que está el parque industrial y comercial, no cabe duda que para el cierre del segundo semestre veremos al país un tanto más convulsionado y encrespado. Se concluye que quienes dicen gobernar desde Miraflores a la Venezuela de todos, les toca dar urgente señas de cambio, de diálogo, de encuentro. Es imposible que los factótums del régimen no conozcan, al menos confidencialmente, estos resultados. Los lean y asimilen sin apasionamientos, sin dogmatismos, sin miedos "a sus propios futuros"...

www.runrun.es

@nelsonbocaranda

Asdrúbal Aguiar: Maduro ya no manda

Maduro ya no manda
ASDRUBAL AGUIAR
Diario Las Américas. Miami 1 de abril de 2014.

La sentencia dictada, sin fórmula de juicio, por el capitán Diosdado Cabello, declarando exdiputada a María Corina Machado y prohibiendo su ingreso a la sede de la Asamblea, confirma que él y sus compañeros militares son quienes mandan en Venezuela.

El electo -bajo severas dudas- para ejercer la presidencia de la República, Nicolás Maduro, es, por lo visto, un mascarón de proa. Y salvando las distancias, la formación y honorabilidad distintas, recuerda Maduro al doctor Germán Suárez Flamerich, a quien los mismos militares llaman luego del asesinato del coronel Carlos Delgado Chalbaud para que asuma la presidencia de la Junta de Gobierno. Pero no mandaba. El dueño real del poder era el “gordito” del Táchira, Marcos Pérez Jiménez, una suerte de felón como Cabello.

Lo esencial o lo que cabe poner de relieve, entonces, es lo dicho. Cabello hace y deshace ante los ojos de Maduro y concentra bajo su mando total a toda la actuación de los poderes públicos venezolanos: gobierna, legisla, fiscaliza, y juzga. Nada menos.

La semana pasada, no más, lo recordamos dando instrucciones y removiendo cargos militares en el Estado Zulia, en su calidad fáctica de comandante en jefe de la Fuerza Armada, y ante la mirada inerte e inexpresiva de la ministra de la Defensa. A la par, en los días previos al 12 de febrero es quien dispone la detención de Leopoldo López y pone en marcha la acción represora que como política de Estado, haciendo funcionar en maridaje fúnebre a la “milicia” y los “colectivos”, toma cuerpo hasta hoy, con el saldo de muertos, heridos y torturados jamás imaginados en nuestra historia contemporánea.

Sin mediación judicial, dictando como dictador, ejerciendo inconstitucionalmente lo que constitucionalmente es inadmisible, a saber, siendo militar en actividad a la vez que diputado, ahora juzga y desafuera a la diputada Machado con desprecio absoluto por la soberanía popular que le otorgara su representación, con más votos que los suyos. Se entiende ahora por qué el SEBIN actuó criminalmente el 12 de febrero, a pesar del acuartelamiento que dice Maduro haber ordenado.

Lo que ocurre, en suma, no puede dar lugar a reflexiones constitucionales o de leguleyos, por una razón. El Estado de Derecho ha muerto en Venezuela, a pesar de lo que diga la OEA, o la UNASUR, o la misma señora Bachelet desde Chile. Se trata de algo que sólo podemos valorar y resolver los venezolanos.

La democracia es derechos humanos y se están violando sistemáticamente, como política de Estado. La democracia es Estado de Derecho; pero en uno que funcione como tal ninguna Sala Constitucional puede, en única instancia y en un solo día, transformarse en Justicia criminal para remover alcaldes y despacharlos a La Rotunda de Maduro, la cárcel militar de Ramo Verde. La democracia es separación de poderes y lo cierto es que Cabello los ha concentrado cabalmente, por encima del heredero de Hugo Chávez. Y la democracia, que es libertad de prensa, mal puede existir en una realidad como la nuestra donde priva una grosera hegemonía comunicacional de Estado, se tumban las señales de televisión independientes, se expulsan corresponsales extranjeros, y cierran los medios impresos al no recibir divisas para la compra de papel.

El ejercicio retórico y arbitrario de Cabello acerca de María Corina, aun así, refleja el miedo y cinismo que lo tienen como presa. Carece del coraje para declarase dictador, de una vez por todas. Cuando menos Maduro tuvo el arresto de decir que no le importaba si lo llamaban como tal.

María Corina Machado acudió a la OEA ejerciendo el derecho inalienable de todo ciudadano en una democracia, como lo es reclamar la tutela internacional de los derechos humanos de sus representados, garantizada por obra de la pisoteada Constitución de 1999. De modo que, decir que violó los artículos 149 y 191 de la Constitución, es dar patadas de ahogado o mostrar tanto desbordamiento de amoralidad como la habida con Leopoldo López, vilmente acusado de asesinatos que procuró como política de Estado el mismo Gobierno durante el Día de la Juventud, a fin de que los diablos se desatasen.

Machado no es funcionario público sino representante de la soberanía popular, y a su vez asumió una tarea accidental para la defensa de lo que está por encima de cualquier Estado y de sus complicidades circunstanciales en el hemisferio. Protestar la violación generalizada y sistemática de derechos humanos es un deber vertebral en democracia, según los artículos 333 y 350 constitucionales.

Maduro ya tiene su cuota como responsable de crímenes de lesa humanidad, dado su control operativo de la fuerza pública. Pero Cabello, por lo visto, llevará sobre sus hombros el estigma de haber sido el represor de la dictadura.

* Exjuez de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos