domingo, 1 de noviembre de 2015

Carlos Raúl Hernández: Debate en la barbería

Taxis, mesas de dominó, panaderías, barberías, salones de belleza, masajes, colas de mercados, son centros de reflexión y debate sobre las incidencias cruciales de la política y la antipolítica: ¡la Unidad es colaboracionista!, ¡calle, calle y más calle!, ¡dictadura no sale con votos!, ¡salva-tu-voto!, ¡votar legitima!, ¡por qué no la llaman dictadura!, ¡Esto es un régimen, no un gobierno! ¡esta v... a no aguanta un paro general!el burro será breve!, ¡rebelión! (preparan desembarcos desde Palm Beach y Moustike), ¡necesitamos un gerente!, ¡votación manual! También los hackers chinos, el cable cubano, el barco ruso, el satélite bielorruso y demás acervos tecnológicos de la brujería electoral. Al llegar de medianoche a un Gabinete de Guerra urgente, al que fue en un taxi cuyo conductor aprovechó para darle consejos políticos y militares, Churchill soltó: "los taxistas: ¡esos estadistas que se ganan la vida tras un volante!".

Los venezolanos se convirtieron en el verdadero zoon politikon. Un oficial que se hizo confidente de la DEA afirmó que "las máquinas de votación informan al gobierno en tiempo real la correlación en los votos emitidos y así cambian los resultados desde un bunker secreto", nada raro si todo un diputado oficialista denunció los decodificadores de TV-cable como avíos de espionaje. López Contreras dijo que todo venezolano tenía en el morral su bastón de mariscal pero hoy es más bien báculo de líder y estratego de conflicto (polemarcas los llamaban los griegos) "Esos sinvergüenzas (de la Unidad) no son líderes. El líder somos todos" le oí decir a un buen señor de su casa con remotas y amateurs experiencias políticas. El hecho es que los (las) líderes recorren el país, se meten en las comunidades, desafían la represión, van presos, reciben golpizas, los defenestran, a diferencia de Fuenteovejuna.

El hombre que estaba ahí

Viven por y para la lucha, no tienen vacaciones ni fines de semana, construyen el voto y con eso revivieron la alternativa que agonizaba en la etapa antipolítica de la oposición. En el debate conceptual entre estilistas, taxistas y clientes, mientras pide que le tapen las canas, "córtame poco de aquí", o "cruce a la derecha", surgen también tales observaciones, como esto es comunismo y la Unidad no lo dice, o por qué no lo llaman dictadura. Al parecer el problema se resuelve con usar el maravilloso abracadabra, el término mágico que desvanece las dificultades. Y la Unidad no lo hace por las secretas y turbias entretelas de siempre. Es interesante seguir algunos de los estrategos, que después de, al parecer, hondas cavilaciones e insomnios, llegan ojerosos a esta alada conclusión: el gobierno trama algo y la MUD no se da cuenta, ni pendiente.

Con voz engolada y dejo de sarcasmo sugiere que los increpados son unos pobres diablos: "la oposición no se pasea por la variable de una suspensión de elecciones" y "no está preparada". Pero ¡no contaban con mi astucia! El resultado de tanto cacumen y exhaustivos quebrantos, es el punto A.1.1 kindergarterino, plastilina 1, para cualquier político: "seguro que el gobierno trama algo". Para trascender la peluquería, el sabio no debería repetir semejante bagatela, sino plantear la solución práctica. "Frente a una operación contra el proceso electoral, lo que hay que hacer es... " y mandarse con la operación redentora.

En ese momento doblarán las campanas, volarán las mariposas, cantarán alondras y ruiseñores, se escucharán los claros clarines, el cielo se llenaría de luces ante el nacimiento del paladín, el conductor filósofo que el país sueña.

Consejos y consejas

El nuevo Zaratustra hablaría en claves geniales, crípticas y poéticas: "el dragón no le teme a la serpiente" o esa versión de manual de autoayuda galáctica "águila no caza moscas". Comenzaría a agradecerse el consejo, que hasta ahí es conseja. Sería bueno oír sabias advocaciones al respecto, que iluminen un camino tan difícil. Por el momento nadie sabe -aunque Fuenteovejuna supone- qué van a hacer los adversarios si la lujuria del poder los enceguece, un imponderable oscuro. Lo que sí se sabe es que quienes dan la cara son los cuestionados candidatos y dirigentes de la Unidad. Retan al peligroso adversario, corren los riesgos, habitan en la candela, van a estar en sus puestos el 6D. Residen en la confrontación mientras los polemarcas virtuales organizan para la fecha parrilladas, o vichissoyse los más sofisticados.

Van a estar ahí para enfrentar lo que pase y hacer lo que haya que hacer (pero atentos a los consejos que les envíen desde los think tank de la barbecue). Tampoco se sabe si los que "ganan como sea" aceptarán una opción civilizada de cohabitación, -posiblemente no- como sí lo hicieron los sandinistas en Nicaragua, los pinochetistas en Chile y en la mayoría de las transiciones (pavosa palabra) pero es una propuesta para relevar la violencia y al país le gusta. Si hay un clarividente y logra sacar la espada de la roca, la comarca se lo premiará. Lo malo es que con frecuencia los razonamientos de la barbería paren un rabipelado.

Por favor no sea egoísta, aporte la solución. Si Ud. tiene la palabra apropiada, si en Ud. renace Zaratustra, se le agradece, por favor, acercarse por la Unidad

Carlos Raúl Hernández
Debate en la barbería
El Universal. Caracas, 1 de noviembre de 2015

Simón García: Un juego peligroso

aduro está jugando con el fuego de la crisis económica y social. En vez de adoptar las medidas para resolverla, aumenta los controles que espantan a la inversión y la producción. Ante la evaporación de la capacidad adquisitiva decreta un aumento general de sueldos; pero desconectado de un plan para volver a producir lo que comemos. Es decir, seguirán el desabastecimiento y las colas.

Su fidelidad al modelo socialista autoritario que trasplanta desde Cuba, es una amenaza para la estabilidad institucional y lo convierte en el agitador mayor de un clima conflictivo. Al llamar a sus partidarios a ganar como sea, levanta las banderas de la ilegalidad y el atropello. Una orden que, afortunadamente, sus partidarios se resisten a acatar.

Maduro es muy avezado en multiplicar errores.

Por el peso del Gobierno en la situación del país, las terribles consecuencias las pagamos todos. Disparado hacia al abismo, no tiene frenos ni capacidad de virar. O no quiere hacerlo. Pero también, millones de venezolanos que se han echado encima la defensa del proceso, ya no está dispuesta a seguir haciéndolo.

Las amenazas del presidente son un trapo rojo para fanatizar su votación dura y reducir el deslave de su anillo de votación blanda que lo está abandonando para sumarse a los candidatos de la unidad. La indecisión es una estación de parada donde buena parte está a punto de hacer el trasbordo hacia el cambio. Lo dicen las encuestas.

Al satanizar la exigencia plural de cambio social, Maduro busca inhibir a los votantes independientes y paralizar a los indecisos. Pero la credibilidad de su estrategia implica acentuar el ventajismo del gobierno a favor de sus candidatos; movilizar ilegalmente todos los recursos del Estado en función de la campaña oficialista; aplicar la cartilla de abusos que propicia el CNE, crear una sensación de mejoría de tísico y seguir atacando a todo el que disienta, exprese un desacuerdo o mantenga una posición, incluso, de respaldo crítico. El proceso llega a su fin negándose a sí mismo, convertida en una fuerza conservadora, defendiendo ferozmente sus privilegios.

El riesgo es que la segunda naturaleza de este gobierno, la que lo tienta al totalitarismo, puede terminar por sustituir lo que lo mantiene, aún contradictoriamente, en el péndulo entre democracia y autocracia. La aceleración del autoritarismo puede conducir a la cúpula oficialista a descarrilarse de la vía democrática.

La pérdida de la mayoría oficialista en la Asamblea Nacional es una derrota electoral; pero la pérdida de la ruta democrática del proceso, que constituyó una novedad alentada al inicio por Chávez, resultaría una derrota estratégica que hundiría definitivamente el proyecto de socialismo del siglo XXI.

Ahora la mayoría determinante de la sociedad, se va a pronunciar el 6 de diciembre por vincular la justicia social con el desarrollo económico y la libertad.

La experiencia de quince años demuestra que no hay justicia social, estable y auténtica, quebrando los mecanismos del mercado, reduciendo las capacidades productivas del país o convirtiendo a la población en prisionera del Estado.

Todavía Maduro puede adoptar la conducta de Daniel Ortega ante el triunfo de Violeta Chamorro.

Mientras más rápido la admita, más tranquila y plural será la transición que viene.

Simón García
Un juego peligroso
Tal Cual. Caracas, 1 de noviembre de 2015

Marta Colomina: Los estertores del régimen

Hasta el propio Maduro reconoce que su régimen está en etapa terminal. No solo ha perdido internamente los apoyos heredados de Chávez, sino también los externos. Su “pana” Rousseff le exige que en las elecciones parlamentarias acepte la observación del Tribunal Electoral de Brasil, a la cabeza del cual está el experto Nelson Jobim, por el que aboga también hasta el elusivo presidente colombiano, Juan Manuel Santos, a sabiendas de que “sin observación internacional habría fraude el 6-D”, como teme el perseguido editor Miguel Henrique Otero (Santos tomó nota de la denuncia del ex fiscal Nieves, de que “paramilitares colombianos son un montaje de Maduro”). Otra baja es la de Irán, su “hermano fraterno” (sic), como solía calificarlo Chávez, que acaba de darle a Maduro la espalda en la OPEP. El levantamiento de las sanciones a Irán que le permiten vender petróleo libremente en el mundo cambió “el afecto fraternal”. Irán acaba de votar en contra de las “voces de auxilio del gobierno de Nicolás Maduro, que solicitaba un acuerdo –desoído también por el resto de los países socios– de reducir su producción, para que subiesen los precios del crudo. Con las arcas vacías por el despilfarro y la corrupción, Maduro repite hasta la saciedad que “nosotros producimos el petróleo y especuladores le ponen el precio”, exactamente lo que él ha hecho con los productores agrícolas e industriales de Venezuela, acosados por un control de precios suicida y los “exprópiese” que convirtieron campos y fábricas en peladeros. Venezuela en manos de Maduro es el país con peor desempeño económico del continente, expresado en la escasez e inflación más altas del mundo. El panorama externo ya no es el mismo para Maduro: la izquierda perdió el bastión de la Alcaldía de Bogotá; el peronismo de Cristina podría ser derrotado en la segunda vuelta en Argentina; el conservador Jimmy Morales arrasó en Guatemala; y a Jaua no le funcionó su “chantaje” en Uruguay.
Nicolás muestra sus estertores: “La revolución no va a ser entregada jamás”, dijo esta semana al plantear que “si la oposición llegase a conseguir la mayoría en la AN (…) nosotros no la entregaríamos”. Y pidió suplicante: “Necesitamos una victoria el 6-D para radicalizar la revolución”, justo lo contrario de lo que piensan los millones de electores que quieren ponerle un fin pacífico a esta debacle, a través del voto. Los insultos abundan: llamó “parásito” al diputado Julio Borges, coordinador de PJ, partido que duplica la intención de voto del PSUV. (“Parásito” no es un político que trabaja, sino un sindicalista del Metro que estuvo años de reposero). “A Lorenzo Mendoza hay que auditarlo”, dice cínico Maduro, consciente de que la empresa más auditada del mundo es la Polar y su presidente. El boquete causado por las declaraciones del ex fiscal de Leopoldo López, al confesar que son falsos 100% de los “delitos” que le fueron endilgados por el régimen, pretenden taparlo con la estupidez de que el “gobierno de Estados Unidos compra a fiscales”. Enorme también es la grieta producida por las declaraciones del subsecretario de Estado de Estados Unidos, Thomas Shannon: “Relación de Estados Unidos con Venezuela dependerá del 6-D (…) Estados Unidos podría ampliar sanciones a funcionarios venezolanos en caso de ser necesario”. Hace meses, el mismo Shannon advertía que su país estaría muy atento al 6-D, ante la negativa oficial a aceptar observadores calificados. Washington está “a la espera de la realización de los comicios parlamentarios y la suerte de varios opositores presos. Mucho de nuestra relación con Venezuela dependerá de lo que pase el 6-D y lo que pase con los presos políticos (…) Que las elecciones sean percibidas como libres y el conteo como válido será una parte muy importante de cómo vamos a manejar el próximo paso de la relación”. Monitoreo similar están anunciando la UE y numerosas organizaciones y personalidades políticas del mundo. La respuesta de Maduro es otro estertor: “Emprenderemos acciones legales contra Washington para que derogue el decreto Obama”.
La ruina ocasionada por las disparatadas medidas de la “revolución chavista” es tan ostensible que el famoso periodista especializado en temas bélicos, Jon Lee Anderson, quien ha seguido durante más de 30 años los conflictos armados en países como Siria, Líbano, Irak, Libia, Afganistán, Somalia, Liberia y otros muchos, aseguró esta semana en México “no haber visto un país sin guerra tan destruido como Venezuela”. Hasta uno de los intelectuales de izquierda más reconocidos en Estados Unidos y quien fuera abierto defensor de Chávez en su primera década en el poder, Noam Chomsky, criticó esta semana que el gobierno venezolano “está plagado de corrupción, incompetencia y dependencia del mercado petrolero (…) el fracaso reside en que la mayoría de sus importaciones son bienes lujosos dirigidos a millonarios”. Y remata diciendo que “en Venezuela hubo propuestas significativas, pero la corrupción las opacó”. ¿Qué va a hacer la ignara canciller? ¿Insultar a Chomsky por señalar a los boliburgueses asaltantes de la bonanza petrolera, hoy propietarios de “bienes lujosos dirigidos a millonarios” incluidas las carteras Chanel, y por cuya corrupción el pueblo venezolano ahora pasa hambre?
Aun con el precio del petróleo a 40 dólares el saqueo continúa. Sin medicamentos para el cáncer, ni para enfermedad alguna; con quiebra de la producción nacional y caída de las importaciones básicas superior a 70% por falta de divisas; inflación de 200% (aunque Maduro diga que es de 80%); con deudas impagadas que superan los 200.000 millones de dólares; el gobierno anuncia que comprará 12 aviones Sukhoi a un costo superior a 500 millones de dólares y que, además, habrían sido aprobados 480 millones de dólares para repotenciar los aviones existentes. Es decir, casi 1.000 millones de dólares sin que  hayan explicado qué pasó con los Sukhoi caídos y su tripulación militar fallecida, al igual que con los helicópteros rusos. ¿Cuántos programas de alimentación escolar, insumos para hospitales, toneladas de leche y repuestos para el transporte público y privado podrían adquirirse con esos 1.000 millones de dólares dilapidados en chatarra militar innecesaria?
La voraz corrupción roja ha mermado hasta el financiamiento del clientelismo electoral que tantos dividendos les dio en el pasado. El ventajismo está en marcha, incluidos los alimentos que el gobierno esconde para sacarlos pocos días antes del 6-D. Aún así, pocos son los que quieren subirse al carro de un perdedor que se derrumba con 82% de rechazo en todas las encuestas y que les promete radicalizar una revolución con más hambre, más escasez, más inflación, más delincuencia y más represión.

Marta Colomina
Los estertores del régimen
EL Nacional. Caracas, 1 de noviembre de 2015