martes, 23 de diciembre de 2014

Rafael Poleo: Sin padrino

Rafael Poleo
Sin padrino
El Nuevo País. Caracas, 23 de diciembre de 2014 (Blog Pedro Mogna)

Asdrúbal Aguiar: Maduro está confundido

Más allá de la rabia que hoy concita en el Gobierno de Nicolás Maduro la medida que impide a sus funcionarios responsables de violaciones de derechos humanos ingresar a territorio norteamericano, lo relevante es que ella responde a un dictado previo de la ONU.
El Comité contra la Tortura, durante el pasado mes de noviembre, resolvió declarar que el Ministerio Público venezolano promueve la impunidad. De 31.000 denuncias de atentados de derechos humanos que recibe desde 2011 tan sólo se ocupa de investigar el tres por ciento. Y observa que la Defensora del Pueblo no defiende al pueblo sino al gobierno de Maduro y oculta información, miente, en pocas palabras. Tanto que le molesta al Comité de la ONU que se le hubiesen negado durante ocho años los informes sobre el estado de los derechos humanos en el país.
Constata, además, las actuaciones violentas de los colectivos armados como la represión de militares contra manifestantes, que llegan a las torturas: “Palizas, descargas eléctricas, quemaduras, asfixia, violación sexual” sufren ellos -no lo dice así el Comité pero lo leo yo a la luz del Estatuto de Roma- como víctimas de violaciones generalizadas y sistemáticas de derechos humanos, es decir, de crímenes internacionales.
De modo que, dejando de lado esta cuestión como la reducción del asunto de marras a la gastada diatriba estéril sobre el imperialismo yanqui opresor, cabe destacar que todo Estado, en ejercicio de su soberanía, tiene el derecho incuestionable de decidir, con todo derecho, acerca de quién lo visita o a quién le acepta depósitos de dinero en sus instituciones bancarias.
Lo grave es que media, acerca de lo comentado, una decisión colectiva universal que pone en entredicho a funcionarios del Estado venezolano -a ellos, únicamente y en soledad, no a los venezolanos como conjunto. El propio Parlamento Europeo ha declarado, con relación a Venezuela y el apoyo de la mayoría de sus miembros, incluidos los socialistas, que "la democracia y la justicia no pueden usarse por las autoridades como medios de persecución política y represión de la oposición democrática" y tienen el deber sus autoridades de "disolver y desarmar inmediatamente a los grupos descontrolados armados por asociaciones progubernamentales y a poner fin a su impunidad".
Es obligación de todo Estado, en consecuencia, cooperar también con el cumplimiento de las decisiones de tutela de derechos humanos adoptadas por la ONU y es en ese contexto, al menos formalmente, en el que se inscribe la decisión de USA y ahora la europea.
La confusión de Maduro al respecto es mucha y su irritación con Barack Obama desborda, sobre todo luego de la mala jugada que le hace Raúl Castro. Y responde, como lo creo, sobre todo a un prejuicio raizal que le impide salir del desespero y lo obnubila.
En vísperas de aprobarse la Constitución de 1999, Hugo Chávez, su progenitor político, le hace saber a la antigua Corte Suprema -acaso mudado en profeta de lo actual- que “el Estado, investido de soberanía, en el exterior sólo tiene iguales”. En otras palabras, tira por la borda la autoridad vertical de la comunidad internacional que nace del Holocausto y la Segunda Guerra Mundial a partir de 1945 y fija la protección universal de la dignidad humana como un límite imperativo del poder y la independencia de los gobiernos. Y ajusta que, quienes no se cobijen bajo el Estado y la autoridad absoluta de su gendarme - “el Jefe del Estado conduce en soledad la política exterior y comanda a la Fuerza Armada… y tiene la exclusividad en la conducción del Estado”, agrega- “por centrifugados tendrían que ser aplastados”.
Se explica así, no de otra manera, el origen de la herejía que para el constitucionalismo democrático implica el texto constitucional que se aprueba sobre dicho desafío a los jueces supremos, y el desprecio que por la dignidad humana toma cuerpo durante su vigencia; pues el mismo  prescribe que la persona humana, con su fardo de derechos, no antecede al Estado sino que existe y tiene dichos derechos por obra de éste. De sujeto pasa a ser objeto del Leviatán.
Los artículos 1, 3 y 102 constitucionales, por consiguiente, son emblemáticos al rezarle al credo antidemocrático y decir, precisamente, que corresponde al Estado desarrollar nuestra personalidad humana, adaptarnos mediante la educación a sus valores preeminentes, y concretar éstos en la doctrina de Bolívar, “César democrático”, hecha dogma de fe.
El Estado, piensan Maduro y los suyos, es dueño de la voluntad de los venezolanos y en el Presidente todos encarnamos. Le cuesta comprender, entonces, que las medidas de la ONU, de USA y del Parlamento Europeo, se dirigen únicamente contra sus represores y corruptos, no contra Venezuela ni su sociedad libertaria.
Asdrúbal Aguiar
Maduro está confundido
Diario Las Américas. Miami, 23 de diciembre de 2014

Nitu Pérez: En Venezuela el fraude es el sistema

A pesar de que la oposición obtuvo en las elecciones parlamentarias de 2010 el 52 % de los votos, le adjudicaron menos diputados. Aquí, en Venezuela, la suma resta y la resta suma. Esa es ya historia pasada.  
Lo de este lunes en la Asamblea Nacional se veía venir. El poder ciudadano o moral que debería ser electo -según la constitución- por las dos terceras partes del parlamento (110 diputados),  fue designado con mayoría simple gracias ( según Cabello) a una interpretación revolucionaria de la sala constitucional del TSJ.  Los pesuvistas y colaboradores se burlan otra vez de los ciudadanos.

Nos siguen llamando a elecciones unos y otros, y lo que sucedió en la AN es la muestra palpable de que con este régimen nunca habrá elecciones auténticas y transparentes.  En Venezuela el fraude es el sistema. Si el pueblo quiere ir a votar el próximo año...debe estar consiente de que habrá fraude.

Los dirigentes deben comenzar a decir las verdades si quieren que les tomemos en serio.  Decir que estamos en una sociedad militarizada y corrupta que nos invita a abandonar al país, como sucedió en Cuba.

Y es que los líderes que hablan claro y raspado, quienes nos invitan a conseguir un cambio a esta terrible realidad, el régimen los amenaza, persigue y encarcela. Mientras, a  algunos dirigentes de partidos políticos,  la dictadura les invita a dialogar a media noche para negociar parcelas políticas. A ellos...no les pasa nada.

La sociedad CIVIL comienza a intuir el juego turbio de algunos grupos o patriotas cooperantes que, junto al régimen, nos mantienen en este infierno en el que se nos convirtió Venezuela. Esa sociedad CIVIL que ha marchado, trotado, votado y expuesto sus bienes, trabajos y vidas por el rescate de la democracia.  Esa sociedad CIVIL que ha acompañado a los dirigentes que nos convencieron de que "ahora si vamos a cobrar" pero que mando a bailar y no ha defender la voluntad popular. La misma sociedad CIVIL que tuvo sueños de mayor participación y progreso con Chavez y su hijo Maduro, pero que ha visto diluidas sus esperanzas en las acciones de unos incapaces que nos tienen viviendo en la escasez, inseguridad e interminables colas con el resultado final del "no hay".

En este día víspera del nacimiento de Jesús de significativa importancia para los cristianos, mi petición al Niño Dios es que Venezuela recupere un Estado que sirva a sus ciudadanos. Un Estado no genuflexo, sin funcionarios  mediocres y todo poderosos que utilizan al pueblo para servirse de ellos. Un país con poderes independientes y autónomos, con justicia y equidad. Le pido también una oposición vigilante, no cooperante, que sea garantía de la alternabilidad obligada en toda democracia. Algo distinto, no es democracia.

Que El Niño Dios nos acompañe en esta Navidad.



Nitu Pérez
En Venezuela el fraude es el sistema
Diario Las Américas. Miami, 23 de diciembre de 2014

Pablo Aure: TSJ: el barniz judicial de la tiranía

Cada día que pasa régimen exterioriza su talante dictatorial. Utiliza el Tribunal Supremo de Justicia para barnizar jurídicamente sus actuaciones antidemocráticas y desde luego violatorias a la Constitución de la República de Venezuela.
El régimen que hoy dirige los destinos del país ha demostrado con sus actuaciones que los tribunales y la fiscalía del ministerio público le sostienen el andamiaje mediante el cual cometen sus desafueros. No han sido pocas las ocasiones en que hemos visto judicializar auténticos disparates jurídicos. Por ejemplo, la destitución y encarcelamiento de Enzo Scarano, víctima de la Sala Constitucional que bajo el ardid del desacato elaboró una irracional sentencia que lo mantiene secuestrado en una cárcel militar.
Lo hemos dicho muchas veces, pero es necesario insistir en la denuncia porque nuestro silencio nos pudiera convertir en cómplice de las graves tropelías gubernamentales.
Ayer una mayoría espuria de la Asamblea Nacional se confabuló con la Sala Constitucional del TSJ  para soslayar principios básicos que rigen las democracias. En efecto, se recurrió a un grosero ardid para interpretar el artículo 279 de la Constitución que establece de manera muy clara que para nombrar el Poder Ciudadano se requiere la aprobación de las 2/3 partes de los integrantes de la Asamblea Nacional. La Sala Constitucional fraudulentamente “interpretó” que las 2/3 partes solo son requeridas en el caso de que los candidatos a conformar el Poder Ciudadano son el producto de propuestas del Comité de Evaluación de Postulaciones del Poder Ciudadano, en ese único caso, dijo la Sala Constitucional, se necesitaba la mayoría calificada de las 2/3 partes, pero como de allí no partió la propuesta pues entonces bastaba con una mayoría simple. Eso es una barbaridad. Es ilógico pensar que la Constitución sea menos exigente para nombrar a esos funcionarios en el caso de que los mismos hubiesen sido previamente preseleccionados por un comité de evaluación de postulaciones.   

Señores, la calificación para tales nombramientos no viene dada por la forma de su preselección sino por la importancia de los cargos. No se trataba de una designación de cualquier funcionario sino de los titulares de los órganos del Poder Ciudadano y que para inclusive de cualquier profano en materia jurídica tenía que darse cuenta que para nombrarlos era necesario el acuerdo del mayor consenso posible, porque los Poderes públicos no representan una ideología sino a todo el país.

Por otra parte, es necesario que el pueblo sepa que esos integrantes del Poder Ciudadano, sin duda alguna designados fraudulentamente, servirán para garantizar la estabilidad o permanencia de los magistrados del TSJ, de los actuales y de los que se nombren próximamente. Ya que para que la Asamblea Nacional pueda destituir a los magistrados del TSJ, además de las causales de remoción, es necesario el aval del Poder Moral. Esto quiere decir, que desde la oposición -que es el sector democrático del país- es imperioso diseñar la estrategia para retomar los senderos de la constitucionalidad, no basta la renovación de la Asamblea Nacional, que no tengo ninguna duda la ganaremos, sino que es necesario tomar otras acciones que terminen de develar la felonía del régimen. La futura mayoría opositora en la Asamblea Nacional seguiría estando en desventaja frente a un Tribunal Supremo de Justicia y un Poder Moral que no oculta que está a merced de un régimen dictatorial.

Pablo Aure
TSJ: el barniz judicial de la tiranía
Blog de Pablo Aure. Valencia, 23 de diciembre de 2014