Muchos se temían lo peor y que María Corina Machado acabara ayer en la cárcel como su compañero opositor Leopoldo López, que suma ya 284 días como preso político en Venezuela. Sin embargo, la fiscal Katherine Harington, siguiendo con su papel de brazo ejecutor del Gobierno de Maduro, se sacó de la manga el delito de conspiración dejando a un lado el de magnicidio con un claro objetivo político. El chavismo sigue jugando y aplicando la ley a su antojo marcando los tiempos de represión y propaganda para beneficiarse.
Dentro de sus teorías conspirativas dictadas desde el poder político, Harington acusó a Machado de violar el artículo 132 del Código Penal, pero no de magnicidio. No obstante, la consecuencia de esa acusación es que “cualquiera que, dentro o fuera del territorio nacional, conspire para destruir la forma política republicana que se ha dado la nación será castigado con presidio de ocho a 16 años”.
No podía faltar en la paranoia victimista y cinematográfica la alusión velada al imperio y a las conspiraciones internacionales que tan bien están reflejadas en el textos que supuestamente ha vulnerado la opositora: “En la misma pena incurrirá el venezolano que solicitare la intervención extranjera en los asuntos de la política interior de Venezuela, o pidiere su concurso para trastornar la paz de la República o que ante sus funcionarios, o por publicaciones hechas en la prensa extranjera, incitare a la guerra civil en la República o difamare a su Presidente o ultrajare al representante diplomático o a los funcionarios consulares de Venezuela, por razón de sus funciones, en el país donde se cometiere el hecho”.
En definitiva, más de lo mismo. Utilización de la ley al más puro estilo castrista junto al precedente de la amenaza de que todo aquél que ose a criticar al poder puede dar con sus huesos en la cárcel.
Editorial de Diario Las Américas
Una ley ajustada al chavismo
Diario Las Américas. Miami, 4 de diciembre de 2014
miércoles, 3 de diciembre de 2014
Fernando Rodríguez: El fomento de la abstención
No es una lectura barroca de ciertos actos del gobierno la que concluye que éstos están destinados a devaluar la confianza en los procesos electorales venideros. Dicho de otra manera, a propiciar la abstención opositora.
Por ejemplo, piénsese en el consenso que parecía haberse alcanzado en la Asamblea para propiciar un nuevo CNE más equilibrado y más decente, ya que se necesitaba el voto de los dos tercios de los diputados para la necesaria renovación de éste. Se trataba de superar la aberrante correlación de 4 rectores a 1 para fuerzas desde hace tiempo relativamente parejas numéricamente.
Además, el país todo presenció el comportamiento sesgado del organismo actual con el obsceno y siempre impune ventajismo que propicia la reelección continua y en las concesiones al Ejecutivo en ciertas decisiones cruciales.
Era posible entonces esperar enderezar las cargas y aproximarse a una institución más equilibrada, condición elemental para ser un árbitro adecuado. Estas primeras intenciones parecen haberse degradado en muy poco tiempo, como ha señalado la oposición.
La comisión que, por ley, debe elegir los candidatos a las vacantes no va a funcionar con la proporcionalidad de los dos tercios sino por mayoría simple, lo que contraviene el espíritu mismo de la ley.
Ya se hizo un primer uso de esa triquiñuela postergando por una semana el proceso de inscripción de candidaturas. Al final del cual se inscribieron las rectoras Oblitas y Lucena para su reelección, representantes de los vicios que se supone deben ser superados.
Más allá del curso que este proceso tome no pocos fantasmas han debido poblar las mentes de aquellos sectores, amplios, para los cuales las elecciones siempre se han jugado con las cartas marcadas del gobierno.
Y, razonablemente, hará pensar a los opositores más ecuánimes que el gobierno, desesperado por las perspectivas muy oscuras de su inmediato destino electoral, va a jugarse entero. En definitiva, que muchos terminen pensando que es ingenuo creer que la salida del caos es con los votos.
Otra táctica evidente es desconocer a posteriori las victorias electorales. O bien mediatizándolas o simplemente anulándolas.
El paradigma de lo primero son todos las villanías que Chávez hizo, derrotado en Caracas, con el alcalde electo. El segundo es la arbitraria y descarada destitución de diputados, cuatro en este período y se apunta a un quinto. A ese deporte delictivo nos referimos ampliamente en el editorial de ayer. En relación a éste, no pocos podrían decir, ¿para qué elegir parlamentarios si van a ser víctimas del despotismo reinante? Entre otras tareas que la MUD debe emprender para alcanzar una contundente victoria el año próximo, está la de contrarrestar esa posible línea de acción gubernamental tendiente a silenciar votantes opositores, demostrándoles que la fuerza siempre puede más que la opinión mayoritaria. Nos atrevemos a sugerir que el mejor antídoto a esa estrategia es enfrentarla continuamente y con la mayor firmeza. No optar por ignorarlas para minimizar sus efectos desmovilizadores, en la confianza de que habrá una inevitable victoria, dadas las condiciones objetivas.
Bastante ha demostrado el chavismo su ferocidad inescrupulosa en las coyunturas electorales, como para dejarlo actuar sin la resistencia adecuada, mostrándole, entre otras cosas, lo cerca que está de los abismos históricos.
Fernando Rodríguez
Editorial de Tal Cual
El fomento de la abstención
Tal Cual. Caracas, 3 de diciembre de 2014
Por ejemplo, piénsese en el consenso que parecía haberse alcanzado en la Asamblea para propiciar un nuevo CNE más equilibrado y más decente, ya que se necesitaba el voto de los dos tercios de los diputados para la necesaria renovación de éste. Se trataba de superar la aberrante correlación de 4 rectores a 1 para fuerzas desde hace tiempo relativamente parejas numéricamente.
Además, el país todo presenció el comportamiento sesgado del organismo actual con el obsceno y siempre impune ventajismo que propicia la reelección continua y en las concesiones al Ejecutivo en ciertas decisiones cruciales.
Era posible entonces esperar enderezar las cargas y aproximarse a una institución más equilibrada, condición elemental para ser un árbitro adecuado. Estas primeras intenciones parecen haberse degradado en muy poco tiempo, como ha señalado la oposición.
La comisión que, por ley, debe elegir los candidatos a las vacantes no va a funcionar con la proporcionalidad de los dos tercios sino por mayoría simple, lo que contraviene el espíritu mismo de la ley.
Ya se hizo un primer uso de esa triquiñuela postergando por una semana el proceso de inscripción de candidaturas. Al final del cual se inscribieron las rectoras Oblitas y Lucena para su reelección, representantes de los vicios que se supone deben ser superados.
Más allá del curso que este proceso tome no pocos fantasmas han debido poblar las mentes de aquellos sectores, amplios, para los cuales las elecciones siempre se han jugado con las cartas marcadas del gobierno.
Y, razonablemente, hará pensar a los opositores más ecuánimes que el gobierno, desesperado por las perspectivas muy oscuras de su inmediato destino electoral, va a jugarse entero. En definitiva, que muchos terminen pensando que es ingenuo creer que la salida del caos es con los votos.
Otra táctica evidente es desconocer a posteriori las victorias electorales. O bien mediatizándolas o simplemente anulándolas.
El paradigma de lo primero son todos las villanías que Chávez hizo, derrotado en Caracas, con el alcalde electo. El segundo es la arbitraria y descarada destitución de diputados, cuatro en este período y se apunta a un quinto. A ese deporte delictivo nos referimos ampliamente en el editorial de ayer. En relación a éste, no pocos podrían decir, ¿para qué elegir parlamentarios si van a ser víctimas del despotismo reinante? Entre otras tareas que la MUD debe emprender para alcanzar una contundente victoria el año próximo, está la de contrarrestar esa posible línea de acción gubernamental tendiente a silenciar votantes opositores, demostrándoles que la fuerza siempre puede más que la opinión mayoritaria. Nos atrevemos a sugerir que el mejor antídoto a esa estrategia es enfrentarla continuamente y con la mayor firmeza. No optar por ignorarlas para minimizar sus efectos desmovilizadores, en la confianza de que habrá una inevitable victoria, dadas las condiciones objetivas.
Bastante ha demostrado el chavismo su ferocidad inescrupulosa en las coyunturas electorales, como para dejarlo actuar sin la resistencia adecuada, mostrándole, entre otras cosas, lo cerca que está de los abismos históricos.
Fernando Rodríguez
Editorial de Tal Cual
El fomento de la abstención
Tal Cual. Caracas, 3 de diciembre de 2014
María Teresa Romero: Chúo, una idea
Este annus horribilis se acaba y el próximo pinta peor. Pese a todo tengo esperanzas. No sé, tal vez son los aires del adviento y la Navidad. De allí que me anime a lanzar una propuesta para el nuevo Secretario General de la MUD. Es que a pesar de sus muchas fallas aún creo en ese necesario ente unitario, digan lo que digan desde el Gobierno y la oposición.
La MUD debería convocar y coordinar con urgencia un grupo de personas que diseñe y ponga en práctica una estrategia internacional para el 2015, específica para el grave momento que vivimos y en preparación para las próximas elecciones parlamentarias.
En ese grupo deberían participar representantes no solo de los partidos políticos y en particular los más enfrentados, PJ y VP, sino también -y esto es esencial- los de las diversas fuerzas democráticas del país: ONG, medios de comunicación, sindicatos, empresas, iglesias, universidades y grupos de venezolanos en el exterior; todos acompañados de expertos en diplomacia, política y comercio internacional. Es esencial involucrarlos a todos, hacerlos realmente partícipes.
Se trata de que ese grupo de opositores se comprometa y organicen en torno a unas líneas estratégicas comunes hacia el exterior, asumiendo tareas específicas y los costos financieros asociados; igualmente haciendo seguimiento y rindiendo cuentas de los resultados.
La estrategia, sellada en un acuerdo unitario, debería iniciarse con dos puntos fundamentales: 1) los mensajes a transmitir en el exterior, que deberían ser tanto de denuncia sobre el comportamiento autocrático y errático del Gobierno y sus violaciones a los derechos humanos, como de posicionamiento de la misma oposición porque pocos saben afuera acerca de sus acciones, propuestas y posiciones. Y 2) cómo y quiénes transmitirán esos mensajes. En el exterior suplican por voceros unitarios, calificados y organizados.
Cierto, lo internacional no nos sacará del problema en que nos metimos pero cómo ayuda en situaciones límites, de hundimiento. La historia mundial lo demuestra.
María Teresa Romero
Chúo, una idea
El Universal. Caracas, 3 de diciembre de 2014
La MUD debería convocar y coordinar con urgencia un grupo de personas que diseñe y ponga en práctica una estrategia internacional para el 2015, específica para el grave momento que vivimos y en preparación para las próximas elecciones parlamentarias.
En ese grupo deberían participar representantes no solo de los partidos políticos y en particular los más enfrentados, PJ y VP, sino también -y esto es esencial- los de las diversas fuerzas democráticas del país: ONG, medios de comunicación, sindicatos, empresas, iglesias, universidades y grupos de venezolanos en el exterior; todos acompañados de expertos en diplomacia, política y comercio internacional. Es esencial involucrarlos a todos, hacerlos realmente partícipes.
Se trata de que ese grupo de opositores se comprometa y organicen en torno a unas líneas estratégicas comunes hacia el exterior, asumiendo tareas específicas y los costos financieros asociados; igualmente haciendo seguimiento y rindiendo cuentas de los resultados.
La estrategia, sellada en un acuerdo unitario, debería iniciarse con dos puntos fundamentales: 1) los mensajes a transmitir en el exterior, que deberían ser tanto de denuncia sobre el comportamiento autocrático y errático del Gobierno y sus violaciones a los derechos humanos, como de posicionamiento de la misma oposición porque pocos saben afuera acerca de sus acciones, propuestas y posiciones. Y 2) cómo y quiénes transmitirán esos mensajes. En el exterior suplican por voceros unitarios, calificados y organizados.
Cierto, lo internacional no nos sacará del problema en que nos metimos pero cómo ayuda en situaciones límites, de hundimiento. La historia mundial lo demuestra.
María Teresa Romero
Chúo, una idea
El Universal. Caracas, 3 de diciembre de 2014
Eleonora Bruzual: El odio no se come
Durante tres lustros, o sea desde 1999 a inicios de 2014, en Venezuela hubo un ingreso gigantesco por concepto de petróleo ya que el alza de precios del crudo desde 1998 fue continuo hasta alcanzar casi un 1.400%. Hoy podemos decir que si para algo sirvió ese aumento y esos ingresos fue para convertir a Venezuela en la gallina de los huevos de oro de cuanto chulo se retrató con el tropero Hugo Chávez y le aplaudió sus barbaridades. De su banda colorada integrada por ávidos militares y por izquierdosos corrompidos. Todos con un denominador común: el resentimiento que llevaron a convertir en ideología y acompañarlo del odio que inyectaron a gran parte de un pueblo –los más pobres- a los que le fueron borrando dignidad y amor propio a cambio de promesas tanto de bienes materiales como de represalias contra quienes convirtieron en enemigos de una mal llamada revolución y sus huestes. Como el gran mentor y principal beneficiario de esos ingresos fue Fidel Castro y su camarilla, el tirano antillano se ocupó de aplicar aquí los mismos métodos con los que arruinó a Cuba y por supuesto de Venezuela sacaron fortunas que jamás imaginaron.
Ingresos por altos precios del petróleo que Chávez creyó inacabables como su vida misma y por eso fue destruyendo industrias, fincas, empresas, comercios hasta dejar Venezuela arrasada, buena parte de su pueblo más pobre que cuando llegó al Poder y una banda de ladrones rojos enriquecidos a unos niveles realmente imposibles de auditar. Hoy ni existe Chávez, ni los altos precios.
La gente de esta Venezuela hoy arruinada sabe muy bien donde están esos millones de millones de dólares. Sabe de los cubanos, nicaragüenses, ecuatorianos, bolivianos, argentinos, uruguayos, brasileros, hondureños, dominicanos, chinos, rusos, bielorrusos, iraníes, españoles, enriquecidos gracias a la enfermiza traición que a su país hizo Hugo Chávez y que hoy, ya cuando lo que queda es poco, sigue Maduro y ese combo abyecto que lo único que sabe es sembrar hambre, odio y muerte.
El billete de 100 bolívares -el de más alta denominación- vale 65 centavos de dólar al tipo de cambio paralelo que en definitiva es el que impera y marca precios en este país donde más del 95% de los productos que se consumen son importados. Esto, unido al espanto de un país donde la Peste Roja se comió las reservas internacionales, puso su pezuña sobre el oro y vació las arcas endeudando el país a los extremos de hipotecar el futuro de nuestros jóvenes. Demandas a granel perdidas en muchos tribunales internacionales ponen aún peor el panorama.
La Revolución que tanto gustaba decir Chávez que había llegado para quedarse, hoy, sin dinero con qué sobornar y recolectar chulos aplaudidores está boqueando… Borraron de buena parte del pueblo la disciplina y amor al trabajo. Les prostituyeron a punta de bolsas de mala comida pero gratis, alcohol barato en toda convocatoria a apoyar el espanto con boina roja, promesas de casas que jamás alcanzaron el número necesario. La patente para invadir y destrozar la propiedad privada, impunidad para el crimen por grave que éste fuera. Todo eso les hizo abrigar la ilusión de que aquel infame mentiroso les había vengado tanto de Colón y los Reyes de España como del cruel Imperio, de sus empleadores, de sus conciudadanos que les daban trabajo en sus casas, les curaban en los hospitales, les formaban en buenas escuelas y liceos y los “Parias de la Tierra” eran ahora dueños de Venezuela.
Pero nada de eso es cierto. Después del mayor ingreso por altos precios del petróleo, ingreso que sirvió para que ladrones criollos y foráneos se enriquecieran, llegó el Hambre. Venezuela pasó de país petrolero a tierra de colas hasta para mendigar un desodorante. Hoy marcan como ganado a aquéllos que creyeron en Chávez para que no puedan llevar más de un kilo de harina o un litro de aceite.
Pobre país arrasado donde exigirán partida de nacimiento para comprar una bicicleta, mientras que Nicolás Maduro es presidente y no ha presentado la suya para demostrar que no es colombiano.
A esa parte del pueblo muy necesitado y muy cómodo le hicieron más dependiente, más indigno, más paupérrimo, le avivaron un resentimiento que envenenó sus vidas... Ahora cuando la chorocracia acabó con todo, cuando los jerarcas rojos ni siquiera piensan en el barrio de donde salieron porque hoy viven en palacetes en las elegantes urbanizaciones y a ellos, los dejaron más pobres que lo que eran, esos parias, esa “Famélica nación” sabrá demasiado tarde que el odio no se come.
Eleonora Bruzual
El odio no se come
Diario Las Américas. 1 de diciembre de 2014
Ingresos por altos precios del petróleo que Chávez creyó inacabables como su vida misma y por eso fue destruyendo industrias, fincas, empresas, comercios hasta dejar Venezuela arrasada, buena parte de su pueblo más pobre que cuando llegó al Poder y una banda de ladrones rojos enriquecidos a unos niveles realmente imposibles de auditar. Hoy ni existe Chávez, ni los altos precios.
La gente de esta Venezuela hoy arruinada sabe muy bien donde están esos millones de millones de dólares. Sabe de los cubanos, nicaragüenses, ecuatorianos, bolivianos, argentinos, uruguayos, brasileros, hondureños, dominicanos, chinos, rusos, bielorrusos, iraníes, españoles, enriquecidos gracias a la enfermiza traición que a su país hizo Hugo Chávez y que hoy, ya cuando lo que queda es poco, sigue Maduro y ese combo abyecto que lo único que sabe es sembrar hambre, odio y muerte.
El billete de 100 bolívares -el de más alta denominación- vale 65 centavos de dólar al tipo de cambio paralelo que en definitiva es el que impera y marca precios en este país donde más del 95% de los productos que se consumen son importados. Esto, unido al espanto de un país donde la Peste Roja se comió las reservas internacionales, puso su pezuña sobre el oro y vació las arcas endeudando el país a los extremos de hipotecar el futuro de nuestros jóvenes. Demandas a granel perdidas en muchos tribunales internacionales ponen aún peor el panorama.
La Revolución que tanto gustaba decir Chávez que había llegado para quedarse, hoy, sin dinero con qué sobornar y recolectar chulos aplaudidores está boqueando… Borraron de buena parte del pueblo la disciplina y amor al trabajo. Les prostituyeron a punta de bolsas de mala comida pero gratis, alcohol barato en toda convocatoria a apoyar el espanto con boina roja, promesas de casas que jamás alcanzaron el número necesario. La patente para invadir y destrozar la propiedad privada, impunidad para el crimen por grave que éste fuera. Todo eso les hizo abrigar la ilusión de que aquel infame mentiroso les había vengado tanto de Colón y los Reyes de España como del cruel Imperio, de sus empleadores, de sus conciudadanos que les daban trabajo en sus casas, les curaban en los hospitales, les formaban en buenas escuelas y liceos y los “Parias de la Tierra” eran ahora dueños de Venezuela.
Pero nada de eso es cierto. Después del mayor ingreso por altos precios del petróleo, ingreso que sirvió para que ladrones criollos y foráneos se enriquecieran, llegó el Hambre. Venezuela pasó de país petrolero a tierra de colas hasta para mendigar un desodorante. Hoy marcan como ganado a aquéllos que creyeron en Chávez para que no puedan llevar más de un kilo de harina o un litro de aceite.
Pobre país arrasado donde exigirán partida de nacimiento para comprar una bicicleta, mientras que Nicolás Maduro es presidente y no ha presentado la suya para demostrar que no es colombiano.
A esa parte del pueblo muy necesitado y muy cómodo le hicieron más dependiente, más indigno, más paupérrimo, le avivaron un resentimiento que envenenó sus vidas... Ahora cuando la chorocracia acabó con todo, cuando los jerarcas rojos ni siquiera piensan en el barrio de donde salieron porque hoy viven en palacetes en las elegantes urbanizaciones y a ellos, los dejaron más pobres que lo que eran, esos parias, esa “Famélica nación” sabrá demasiado tarde que el odio no se come.
Eleonora Bruzual
El odio no se come
Diario Las Américas. 1 de diciembre de 2014
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