Muchos dentro y fuera de Venezuela aseguran que
Diosdado Cabello es el hombre que tiene el control de los militares, y que entre él y el presidente
Nicolás Maduro desde hace años existe una pugna política y personal. Nunca ha habido prueba fehaciente de ello. Pero aunque así sea, entre estos dos herederos políticos del fallecido
Hugo Chávez se ha venido forjando una alianza táctica de sobrevivencia.
En medio de las terribles condiciones socioeconómicas en que vive Venezuela y también de las situaciones nada fáciles que ellos enfrentan –
Maduro una imparable baja de autoridad y popularidad;
Cabello una desconfianza y desprestigio nacional e internacional sin precedentes- , ambos supuestos “enemigos revolucionarios” se necesitan mutuamente.
Esto explica que el pasado 15 de marzo en el marco de la llamada “Marcha por la Paz y la Vida y en apoyo a FAN” que sirvió de homenaje en el primer aniversario de la muerte de
Hugo Chávez,
Nicolás Maduro propusiera la creación de una comisión de alto nivel presidida por el presidente de la Asamblea Nacional y primer vicepresidente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV),
Diosdado Cabello, para tratar la relación bilateral con Estados Unidos con base en la paz y el respeto de la soberanía nacional.
No parece casual que esa comisión fuera nombrada apenas seis días después que el presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, endureciera su posición ante Venezuela y, mediante orden ejecutiva, sancionara a cinco militares y una fiscal venezolana por presuntas violaciones a los derechos humanos. Al tiempo que declaraba la situación de Venezuela como amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y a política de los Estados Unidos.
Que se conozca públicamente, la primera misión internacional de Cabello fue la visita que hizo a Brasil el 10 de junio, junto a una amplia delegación ministerial encabezada por los ministros de Economía y Finanzas, de Industrias Básicas y Minería, y por el presidente de la Corporación Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex).
Allí llamó la atención que sólo se reuniera -y en dos ocasiones- con el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, además de industriales brasileños. En su cuenta Twitter,
Cabello señaló que iba a Brasil “por instrucciones” del presidente
Nicolás Maduro con el fin de “impulsar las alianzas estratégicas” con Brasil” .
Luego, vino el viaje a Haití donde, en compañía de la canciller venezolana Delcy Rodríguez, se reunió con el también enviado especial pero del gobierno de los Estados Unidos, Thomas Shannon. Desde el punto de vista del gobierno venezolano, esa reunión oficial entre enviados especiales se dio “para seguir canalizando por las vías diplomáticas la regularización de relaciones con Estados Unidos, con el presidente
Obama, porque nosotros creemos en la diplomacia de paz, en la diplomacia del respeto, en la diplomacia que apunte donde nos reconozcamos todos”
(Ver noticia)
Se trató de una misión muy publicitada por el gobierno chavista que produjo sorpresa, y fuertes críticas tanto en Venezuela como en los EE.UU. Hasta algunos representantes del Congreso estadounidense confesaron que ni la Cámara de Representantes ni la del Senado estaba al tanto de la reunión
Shannon-Cabello. Entonces, la gente se empezó a preguntar por qué el enviado de
Maduro era precisamente
Cabello, un hombre sometido a juicio con cargos de gravedad en los Estados Unidos.
Apenas dos semanas antes de la cita en Haití, salía a la luz pública nacional e internacional nuevos indicios que vinculaban a
Cabello con la jefatura del llamado
“Cartel de los Soles”, grupo élite de la Fuerza Armada Bolivariana insertos en el negocio del narcotráfico. El diario norteamericano The Wall Street Journal aseguró el 19 de mayo que
Diosdado era el blanco principal de investigaciones por tráfico de drogas y lavado de dinero que realizan fiscales federales y la agencia antinarcóticos DEA de los EE.UU, según una fuente confidencial del Departamento de Justicia de ese país.
Y tras sus sorpresivos viajes a Brasil y Haití,
a finales de junio Diosdado Cabello visitó Cuba donde se reunió con los hermanos Raúl y Fidel Castro. Este nuevo viaje causó aún más estupor ya que hasta ahora se suponía que el presidente de la Asambea Nacional y vicepresidente del PSUV no tenía buenas relaciones con el castrocomunismo y era de los militares chavistas que siempre habían rechazado la intervención cubana en los asuntos internos de Venezuela. De hecho, ha viajado muy poco a Cuba, al menos públicamente.
Sin embargo, el propio
Cabello anunció en su cuenta twitter que encontrarse con
Fidel Castro había sido “una experiencia extraordinaria, es fuente viva de sabiduría, de nobleza, de amistad eterna”. Además, ante la prensa cubana e internacional calificó de “amplio y fructífero” el encuentro con
Raúl Castro donde hablaron sobre el “excelente estado de las relaciones bilaterales y su desarrollo ascendente” (
Ver noticia)
¿A qué se debe esta especie de internacionalización en la que anda Cabello, supuestamente por orden de Maduro?. No creo que sea tan simple como que se está preparando para ser el próximo canciller del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI que parece más bien del siglo XIX. Hay otras explicaciones más probables. Por ejemplo, la que indica que el gobierno de
Nicolás Maduro le esté tratando de “lavar la cara” internacionalmente -lo cual favorecería su imagen y estabilidad- debido a su creciente preocupación por el rechazo que
Diosdado Cabello ha generado dentro y fuera de Venezuela, así como ante la posibilidad de que se ejerzan acusaciones firmes como narcotraficante en su contra. Sin duda, si este es el caso, el régimen cubano también está en la jugada.
María Teresa Romero
¿A que se deben los viajes internacionales de Diosdado Cabello?
Infolatam. Miami, 29 de junio de 2015