Diálogo franco junto a la Iglesia
Manuel Corao
El Nuevo Herald. Miami, 24 de marzo de 2014.
En su momento expuse desconformidad cuando la OEA y el Grupo Carter apresuradamente dieron la razón al gobierno venezolano en el referéndum revocatorio del mandato de Hugo Chávez, por temor a la bayoneta calada.
El sector político no partidista del país y la empresa privada han estado al lado de la institucionalidad cuando los militantes extreman sus diferencias. No en vano soportaron el 80% de los puestos de trabajo en épocas de tolerancia y libertad.
Hoy voces se levantan pidiendo congregarse para ventilar las posiciones. Por la importancia que representa para la nación escuchar propuestas por la paz, presento, parcialmente por motivos de espacio, el documento que Gustavo Cisneros, empresario venezolano internacional, propone como una fórmula a ser considerada. Al igual que Cisneros son miles quienes aspiran la tolerancia y el bienestar común:
“Con la violencia en ascenso, la situación en Venezuela ha alcanzado un punto insostenible al cual no podemos ser ajenos.
Desgraciadamente, hoy la intolerancia y la desconfianza, así como el ánimo de confrontación visto en nuestras calles, parecen reinar en el país. La reciente advertencia por parte de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) a proveedores de Internet para bloquear los sitios web que “agredan al pueblo venezolano” y “causen desestabilización y zozobra” es una clara muestra de ello, al igual que la consideración de una posible restricción para el ingreso a redes sociales como Twitter y YouTube.
Ante este tipo de actitudes, la idea de sentar en la mesa a dos Venezuela tan distantes parece lejana.
Necesitamos comenzar un diálogo sincero, trabajar juntos en la construcción del país que todos deseamos: un país en el que todas las opiniones cuenten; en el que el respeto de los derechos humanos, los derechos de las minorías y la estabilidad no estén peleados. Un país de progreso en el que las madres de familia no necesiten hacer una larga fila para adquirir lo básico. Un país en el que la gente pueda caminar confiada por la calle. Un país en el que los jóvenes puedan alcanzar sus sueños. Un país en el que sus periodistas no tengan que jugarse la vida todos los días para hacer su trabajo, en el que la libertad de expresión y el oficio de la comunicación sean respetados. Un país en el que todos los venezolanos podamos expresarnos y ser escuchados.
El nivel de polarización que ha alcanzado Venezuela merece ya la mediación externa de una figura que goce de credibilidad ante ambas partes: un árbitro que conozca y quiera a Venezuela y que comprenda la complejidad de su situación. Alguien que cuente con capacidad técnica para llamar a la reconciliación, con disposición para el diálogo y cuyo fin último sea la consecución de la paz y la unión entre todos los venezolanos.
En este contexto –tal como diversos personajes han propuesto ya– la intervención de una figura al margen de cualquier interés político, como la del Papa Francisco y la ecuánime cancillería del Vaticano, emergen como la opción más viable.
Se puede o no estar de acuerdo con lo propuesto hoy en Venezuela, es justo ese debate el que da fuerza a toda democracia. Lo que no podemos negar es lo insostenible de la situación que atraviesa hoy nuestro país, donde la protesta es un derecho como lo es en cualquier sociedad democrática; no obstante, debe poder hacerse sin violencia.
Si queremos encontrar la reconciliación, resulta indispensable el cese a la persecución; así como la investigación independiente y transparente de los fallecimientos ocurridos y las denuncias existentes sobre violaciones a los derechos humanos durante las protestas. La violencia –provenga de donde provenga– es totalmente reprobable.
Tal como ha sido la constante en las grandes transformaciones de América Latina, los jóvenes venezolanos han sido los primeros en alzar la mano, mostrando al mundo el espíritu de nuestra patria: echado pa’lante, decidido, valiente, que no se doblega. Se trata de jóvenes que entienden que el progreso también está ligado con el bienestar de los menos favorecidos; que son capaces de visualizar las consecuencias, a mediano y largo plazo, que trae consigo la carencia de certeza; y que pugnan por la reconstrucción del país.
Hoy me duele mi Venezuela tan dividida, me duele el grado que han alcanzado nuestros desacuerdos. Me duele una Venezuela que sufre; pero confío en que el amor que los venezolanos sentimos por nuestra patria nos permitirá superar la intolerancia que ha dominado el escenario político en los últimos años, para dar paso al debate democrático y a la recuperación de la confianza en las instituciones. No podemos darnos el lujo de continuar divididos.
Si bien este pronunciamiento recibirá, estoy seguro, críticas de muchos; también estoy convencido de que si las partes se sientan a la mesa del diálogo –contando con una mediación externa como la del Vaticano–, mi país encontrará de mutuo acuerdo, la paz y la reconciliación que todos aspiramos”.
Director de Venenoticias.
lunes, 24 de marzo de 2014
Pedro Caviedes: Diferencias
Diferencias
Pedro Caviedes
El Nuevo Herald. Miami, 24 de marzo de 2014.
PedroCaviedes
Creo que a estas alturas todas las personas que no ocupan cargos o son cómplices del gobierno de Nicolás Maduro, tienen claro que un país por más rico que sea, si está mal manejado, se hunde en el fango. Muchos dicen que todo el problema es que Maduro y sus cómplices son comunistas. Yo digo que sí, que lo son, en parte. Porque los boliburgueses son capitalistas a rabiar, que están repletos de propiedades e inversiones en Miami, y cuentas bancarias en Panamá. Y porque, aunque me parece que los regímenes comunistas son un completo desastre, hay demasiadas democracias capitalistas en el mundo, que también lo son. No hay que alejarse mucho de los centros turísticos de las principales ciudades latinoamericanas para darse cuenta que allí la miseria llega a niveles salvajes, en países ricos, con todo tipo de recursos naturales, que jamás han sufrido, o hace mucho tiempo que no, de gobiernos o dictaduras comunistas.
Por el contrario, los países que tienen mejores redes de protección social son, oh sorpresa, los que mejores resultados obtienen. Me pregunto entonces si Estados Unidos es la gran potencia que es solo por su democracia capitalista, o también lo es por todo ese sistema que no permite que los niños, sea cual sea la situación económica de sus padres, mueran de inanición, se queden sin asistencia médica o educación. Gente tan rica o más rica que muchos de los más ricos de Estados Unidos hay en otros países, sin embargo en EEUU no hay niños que vivan en la calle. ¿Se han preguntado qué pasa con esos niños cuando crecen? Y solo me estoy enfocando en los niños. Pero tener personas en edad productiva encerrados en su casa sin poder trabajar porque no pueden pagarse un tratamiento, tampoco ayuda mucho al progreso.
La Unión Europea, esa a la que tanto criticaba el candidato Romney en la última campaña, pero también esa a la que muchos millonarios van a pasar sus vacaciones o, como él, se van de intercambio, esa de cuyas fábricas compran los automóviles en que se transportan, tiene todavía redes más sólidas que las de Estados Unidos, y no es precisamente un continente al que le vaya mal. No recuerdo tampoco que en la época de la Guerra Fría, Francia, Alemania Occidental o Inglaterra fuesen muy amigos de la Unión Soviética o comulgaran con sus políticas. Sin embargo, en esas naciones de democracias capitalistas donde la libertad es un derecho inalienable, que ayudaron a Estados Unidos a contener la amenaza imperial del comunismo, existen seguros públicos de salud. Pero a lo que Winston Churchill jamás le vio reparo, en la Florida y otros estados a Barack Obama lo hace un comunista. ¿Tiene lógica?
Nicolás Maduro y su antecesor Chávez se montaron al poder con un discurso comunista. Pero en el fondo no son más que un par de fascistas, que enajenan atrozmente la libertad de las personas, penetran los medios de comunicación, son expertos en propaganda y se hacen con todas las ramas del poder público, para manejarlas a su antojo. Su desastre no solo pasa por un modelo económico, pasa por la corrupción sistematizada como una regla obligada del estado y la criminalidad en general, como una política de estado.
Querer alinear al desastroso comunismo y al híbrido putrefacto del Socialismo del Siglo XXI, con las políticas sociales que han hecho de las potencias los centros de progreso que son, es también un tipo de propaganda, tan dañina como la otra.
Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2014/03/23/1707340/pedro-caviedes-diferencias.html#storylink=cpy
Por el contrario, los países que tienen mejores redes de protección social son, oh sorpresa, los que mejores resultados obtienen. Me pregunto entonces si Estados Unidos es la gran potencia que es solo por su democracia capitalista, o también lo es por todo ese sistema que no permite que los niños, sea cual sea la situación económica de sus padres, mueran de inanición, se queden sin asistencia médica o educación. Gente tan rica o más rica que muchos de los más ricos de Estados Unidos hay en otros países, sin embargo en EEUU no hay niños que vivan en la calle. ¿Se han preguntado qué pasa con esos niños cuando crecen? Y solo me estoy enfocando en los niños. Pero tener personas en edad productiva encerrados en su casa sin poder trabajar porque no pueden pagarse un tratamiento, tampoco ayuda mucho al progreso.
La Unión Europea, esa a la que tanto criticaba el candidato Romney en la última campaña, pero también esa a la que muchos millonarios van a pasar sus vacaciones o, como él, se van de intercambio, esa de cuyas fábricas compran los automóviles en que se transportan, tiene todavía redes más sólidas que las de Estados Unidos, y no es precisamente un continente al que le vaya mal. No recuerdo tampoco que en la época de la Guerra Fría, Francia, Alemania Occidental o Inglaterra fuesen muy amigos de la Unión Soviética o comulgaran con sus políticas. Sin embargo, en esas naciones de democracias capitalistas donde la libertad es un derecho inalienable, que ayudaron a Estados Unidos a contener la amenaza imperial del comunismo, existen seguros públicos de salud. Pero a lo que Winston Churchill jamás le vio reparo, en la Florida y otros estados a Barack Obama lo hace un comunista. ¿Tiene lógica?
Nicolás Maduro y su antecesor Chávez se montaron al poder con un discurso comunista. Pero en el fondo no son más que un par de fascistas, que enajenan atrozmente la libertad de las personas, penetran los medios de comunicación, son expertos en propaganda y se hacen con todas las ramas del poder público, para manejarlas a su antojo. Su desastre no solo pasa por un modelo económico, pasa por la corrupción sistematizada como una regla obligada del estado y la criminalidad en general, como una política de estado.
Querer alinear al desastroso comunismo y al híbrido putrefacto del Socialismo del Siglo XXI, con las políticas sociales que han hecho de las potencias los centros de progreso que son, es también un tipo de propaganda, tan dañina como la otra.
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Eduardo Sentei Alvarado: Cuando el futuro se desmorona
Cuando el futuro se desmorona
Eduardo Sentei Alvarado
El Nacional. Caracas, 24 de marzo de 2014.
Nunca antes el futuro se presentó tan magro, triste y desalentador. Nuestros muchachos cuando se casan, cuando egresan como profesionales, viven en su gran mayoría como inquilinos/invitados (¿arrimados?) en las casas de sus padres, abuelos, hermanos y tíos. Los sueldos que se les ofrece a los recién egresados de las universidades no llegan en 90% de los casos a 7.000 bolívares mensuales. Luego de deducidos los impuestos y demás cargas se ven disminuidos a 6.000 bolívares. Una cifra irrisoria. Una cifra descorazonadora. Una cifra triste. Una cifra pobre.
Estamos, digo, están ellos, Giordani y su grupete, construyendo una nación de pobres. Las palabras desgraciadas, vergonzosas, despreciables del guapetón Héctor Rodríguez, ay, Dios, nunca el Ministerio de Educación estuvo dirigido por alguien tan ignaro, ineficiente, ignorante, mediocre y patán; decía que las palabras que pronunciara diciendo que los pobres no pueden ascender socialmente a clase media, pues se corre el riesgo de que se conviertan en opositores (el empleó el vocablo ofensivo de “escuálidos”), revelan una conducta comunista de la peor calaña. Revelan claramente que quieren una Cuba en Venezuela. Que ellos, quienes nos gobiernan, prefieren que los pobres sigan siendo pobres.
Un apartamento de una habitación en una zona popular como Caricuao o el 23 de Enero se cotiza en alquiler en 5.000 bolívares. Un carro compacto con 2 o 3 años de uso alcanza en el mercado un precio de 350.000 bolívares. Al final, cuando hacemos un inventario, vemos que nuestros muchachos, no digamos los técnicos y los obreros, arranquemos por los que supuestamente pueden obtener mejores remuneraciones, no pueden alquilar apartamento. No pueden comprar carro. Hubo un tiempo en que hasta podían viajar, ya no es posible. El destino más barato, internacionalmente me refiero, Miami, tiene como asignación 700 dólares para pagar hoteles, comidas, espectáculos y algunas compras de corotos que aquí desaparecieron como por magia. Sin carro. Sin casa. Sin viajes.
Cuando consideran una salida al cine, a cenar o a bailar, el pobre sueldo no les alcanza. Es un salario para mal comer y mal vestir. El futuro de nuestros jóvenes se desmorona. Se desintegra. Se desvanece. Muere. Tales son las poderosas razones que mueven el alma, el espíritu de la juventud venezolana, y los conduce a la protesta. Al justo reclamo. Luchan por su subsistencia. Por abrir en el futuro una pequeña luz de sueño. De promesas. De felicidad. De seguridad.
El gobierno sordo ante el ruido ensordecedor de la protesta justa y oportuna, lejos de oír, como lo hicieron la Rousseff, Piñera o Santos, se limita a apertrechar a la Guardia Nacional, a la Policía Nacional con los más modernos y sofisticados artilugios y artefactos de represión. Un ejército de robocops. No oye; dispara perdigones. No entiende; los acusa de fascistas. No se conmueve; justifica generosamente a los colectivos. No ve la realidad; encuentra conspiraciones, golpes de Estado por todos lados.
Las formas de lucha de nuestros muchachos toman diversas tácticas y técnicas. Siempre ha sido así en el mundo. Se diversifican. Se especializan. Aprenden en el camino. Se hacen de un eco mundial de apoyo. Lula critica a Maduro por negarse a dialogar. La Bachelet le sugiere a Maduro que no venga a su toma de posesión. Sería muy controversial y en mal momento. Artistas, escritores, músicos, atletas, organizaciones mundiales de paz, de derechos humanos, de defensa democrática denuncian a cada rato las razzias de los militares y policías contra los muchachos venezolanos. Es una lucha encarnizada por rescatar los valores democráticos. Si no lo hacen, y la conducta neocomunista triunfa, la condena a la juventud será terrible. Como en Cuba. Unos que quieren emigrar a costa de lo que sea. Otros que viven empobrecidos, marginados, mal vestidos y en penuria. Otros que se prostituyen, y finalmente unos pocos, que cada día son más, que entran en las tinieblas del crimen. ¿Os preguntáis que si vale la pena luchar? Nunca estuvo mejor justificada.
Eduardo Sentei Alvarado
El Nacional. Caracas, 24 de marzo de 2014.
Nunca antes el futuro se presentó tan magro, triste y desalentador. Nuestros muchachos cuando se casan, cuando egresan como profesionales, viven en su gran mayoría como inquilinos/invitados (¿arrimados?) en las casas de sus padres, abuelos, hermanos y tíos. Los sueldos que se les ofrece a los recién egresados de las universidades no llegan en 90% de los casos a 7.000 bolívares mensuales. Luego de deducidos los impuestos y demás cargas se ven disminuidos a 6.000 bolívares. Una cifra irrisoria. Una cifra descorazonadora. Una cifra triste. Una cifra pobre.
Estamos, digo, están ellos, Giordani y su grupete, construyendo una nación de pobres. Las palabras desgraciadas, vergonzosas, despreciables del guapetón Héctor Rodríguez, ay, Dios, nunca el Ministerio de Educación estuvo dirigido por alguien tan ignaro, ineficiente, ignorante, mediocre y patán; decía que las palabras que pronunciara diciendo que los pobres no pueden ascender socialmente a clase media, pues se corre el riesgo de que se conviertan en opositores (el empleó el vocablo ofensivo de “escuálidos”), revelan una conducta comunista de la peor calaña. Revelan claramente que quieren una Cuba en Venezuela. Que ellos, quienes nos gobiernan, prefieren que los pobres sigan siendo pobres.
Un apartamento de una habitación en una zona popular como Caricuao o el 23 de Enero se cotiza en alquiler en 5.000 bolívares. Un carro compacto con 2 o 3 años de uso alcanza en el mercado un precio de 350.000 bolívares. Al final, cuando hacemos un inventario, vemos que nuestros muchachos, no digamos los técnicos y los obreros, arranquemos por los que supuestamente pueden obtener mejores remuneraciones, no pueden alquilar apartamento. No pueden comprar carro. Hubo un tiempo en que hasta podían viajar, ya no es posible. El destino más barato, internacionalmente me refiero, Miami, tiene como asignación 700 dólares para pagar hoteles, comidas, espectáculos y algunas compras de corotos que aquí desaparecieron como por magia. Sin carro. Sin casa. Sin viajes.
Cuando consideran una salida al cine, a cenar o a bailar, el pobre sueldo no les alcanza. Es un salario para mal comer y mal vestir. El futuro de nuestros jóvenes se desmorona. Se desintegra. Se desvanece. Muere. Tales son las poderosas razones que mueven el alma, el espíritu de la juventud venezolana, y los conduce a la protesta. Al justo reclamo. Luchan por su subsistencia. Por abrir en el futuro una pequeña luz de sueño. De promesas. De felicidad. De seguridad.
El gobierno sordo ante el ruido ensordecedor de la protesta justa y oportuna, lejos de oír, como lo hicieron la Rousseff, Piñera o Santos, se limita a apertrechar a la Guardia Nacional, a la Policía Nacional con los más modernos y sofisticados artilugios y artefactos de represión. Un ejército de robocops. No oye; dispara perdigones. No entiende; los acusa de fascistas. No se conmueve; justifica generosamente a los colectivos. No ve la realidad; encuentra conspiraciones, golpes de Estado por todos lados.
Las formas de lucha de nuestros muchachos toman diversas tácticas y técnicas. Siempre ha sido así en el mundo. Se diversifican. Se especializan. Aprenden en el camino. Se hacen de un eco mundial de apoyo. Lula critica a Maduro por negarse a dialogar. La Bachelet le sugiere a Maduro que no venga a su toma de posesión. Sería muy controversial y en mal momento. Artistas, escritores, músicos, atletas, organizaciones mundiales de paz, de derechos humanos, de defensa democrática denuncian a cada rato las razzias de los militares y policías contra los muchachos venezolanos. Es una lucha encarnizada por rescatar los valores democráticos. Si no lo hacen, y la conducta neocomunista triunfa, la condena a la juventud será terrible. Como en Cuba. Unos que quieren emigrar a costa de lo que sea. Otros que viven empobrecidos, marginados, mal vestidos y en penuria. Otros que se prostituyen, y finalmente unos pocos, que cada día son más, que entran en las tinieblas del crimen. ¿Os preguntáis que si vale la pena luchar? Nunca estuvo mejor justificada.
María Isabel Párraga: Mayorías
Mayorías
MARÍA ISABEL PÁRRAGA B. | EL UNIVERSAL
MARÍA ISABEL PÁRRAGA B. | EL UNIVERSAL
lunes 24 de marzo de 2014 12:00 AM
A las 10:30 de la mañana del viernes 21 de marzo, un grupo de venezolanos en el trabajo frente a un televisor con la señal de CNN en español, claro está, espera los resultados de una sesión de la OEA en la que se determina si la intervención de María Corina Machado es pública o no... ¿El resultado? Por mayoría, privada... Pero ese mismo hecho de cómo en buena parte se paralizó un país a la espera de una decisión, ya es ganancia. También lo es el que haya quedado para la historia el poder de la petrochequera. Ya estamos claros de quién es quién...
Este artículo se escribe al calor de ese momento. Estoy en una oficina en la que todos los trabajadores están pendientes de esta noticia como si en esto se les fuera la vida. Todos están claros que lo que diga la diputada no cambiará lo que estamos viviendo, pero ante la sordera absoluta del régimen, ante las quejas y reclamos colectivos y la total crueldad de la represión, el deseo es que se conozca en el mundo cómo un gobierno electo de manera democrática (¿?) potenció hasta el grado de las torturas el perfil autoritario que heredó del padre de la revolución.
Lo que en este momento esté diciendo la diputada lo sabremos en unas horas, y para hacer honor a la verdad seguramente no cambiará un ápice la decisión de los países "amigos", pero tampoco debe ser muy cómodo para éstos que hayan tenido que retratarse públicamente con lo que tanto adentro como afuera ya comienza a verse como un gobierno "milico" con todos los "méritos" en su haber de muertos, encarcelados, torturados y perseguidos.
Desde el pasado 12 de febrero cada semana que nos toca escribir la situación es peor que la anterior. Más represión y menos comida. Menos comida y más presos. Más presos y menos (o nula) autonomía de los poderes. Total sumisión de éstos y menos justicia. La pregunta que flota en el ambiente: ¿qué va a pasar? Si alguien tiene la respuesta está más claro que todos los profetas, videntes y charlatanes de estos tiempos. Estamos claros, el gobierno no está caído y tiene aún toneladas de material letal para reprimir. Sin embargo, a la luz de las últimas encuestas ya no tiene la mayoría. La economía se está encargando de amalgamar a la población que ya responsabiliza directamente a Maduro de la desaparición de los productos de los anaqueles y la inseguridad, por no hablar de la crisis política. El gobierno se equivoca. Estimula la violencia con el doble objetivo de meter miedo y desviar el foco de atención sobre la realidad económica que se le viene encima. Cuando esto reventó muchos dijeron que no llegaría a carnaval... Terminé de escribir el artículo y en la oficina donde estoy los empleados aún discuten sobre la intervención de María Corina Machado en la OEA... ¿Alguien puede decir que este fuego se apagará?
mariaisabelparraga@gmail.com
Este artículo se escribe al calor de ese momento. Estoy en una oficina en la que todos los trabajadores están pendientes de esta noticia como si en esto se les fuera la vida. Todos están claros que lo que diga la diputada no cambiará lo que estamos viviendo, pero ante la sordera absoluta del régimen, ante las quejas y reclamos colectivos y la total crueldad de la represión, el deseo es que se conozca en el mundo cómo un gobierno electo de manera democrática (¿?) potenció hasta el grado de las torturas el perfil autoritario que heredó del padre de la revolución.
Lo que en este momento esté diciendo la diputada lo sabremos en unas horas, y para hacer honor a la verdad seguramente no cambiará un ápice la decisión de los países "amigos", pero tampoco debe ser muy cómodo para éstos que hayan tenido que retratarse públicamente con lo que tanto adentro como afuera ya comienza a verse como un gobierno "milico" con todos los "méritos" en su haber de muertos, encarcelados, torturados y perseguidos.
Desde el pasado 12 de febrero cada semana que nos toca escribir la situación es peor que la anterior. Más represión y menos comida. Menos comida y más presos. Más presos y menos (o nula) autonomía de los poderes. Total sumisión de éstos y menos justicia. La pregunta que flota en el ambiente: ¿qué va a pasar? Si alguien tiene la respuesta está más claro que todos los profetas, videntes y charlatanes de estos tiempos. Estamos claros, el gobierno no está caído y tiene aún toneladas de material letal para reprimir. Sin embargo, a la luz de las últimas encuestas ya no tiene la mayoría. La economía se está encargando de amalgamar a la población que ya responsabiliza directamente a Maduro de la desaparición de los productos de los anaqueles y la inseguridad, por no hablar de la crisis política. El gobierno se equivoca. Estimula la violencia con el doble objetivo de meter miedo y desviar el foco de atención sobre la realidad económica que se le viene encima. Cuando esto reventó muchos dijeron que no llegaría a carnaval... Terminé de escribir el artículo y en la oficina donde estoy los empleados aún discuten sobre la intervención de María Corina Machado en la OEA... ¿Alguien puede decir que este fuego se apagará?
mariaisabelparraga@gmail.com
Carolina Jaime Branger: De verde a putrefacta
De verde a putrefacta
Todos, de una manera u otra, tenemos a alguien con condiciones especiales cerca
CAROLINA JAIMES BRANGER | EL UNIVERSAL
lunes 24 de marzo de 2014 12:00 AM
En qué clase de monstruos nos hemos convertido?... Me siento abatida desde que vi la foto del joven discapacitado Carlos Requena rodeado de guardias nacionales, quienes lo estaban "protegiendo" en Altamira, y me enteré por su tía, que es amiga mía, que la fulana "protección" fue una andanada de golpes antes de llevarlo a Fuerte Tiuna, donde permaneció dos días detenido y salió gracias a la intervención de los abogados del Foro Penal Venezolano. La Constitución Nacional garantiza la protección a las personas discapacitadas y la Guardia Nacional "Bolivariana" viola la garantía de la autonomía funcional de los seres humanos con necesidades especiales. José Tadeo Monagas en el siglo XIX aseguró con todo cinismo que la Constitución "era un librito amarillo que sirve para todo". Por lo visto, la Guardia Nacional tampoco tiene papel toilette.
Dos días después supe de otro caso que me partió el corazón: el de Rafael Ángel Cardozo Maldonado, un joven con retardo mental severo, quien fue apresado por la Policía Nacional Bolivariana dentro del Cuartel de Bomberos de San Cristóbal cuando irrumpieron a dispersar a manifestantes. Allí lo golpearon salvajemente y le rompieron la cabeza de un cachazo, que ameritó varios puntos de sutura. Según el reporte de Lorena Evelyn Arráiz para El Universal, "a Rafael Ángel Cardozo fue al que más golpearon porque no contestaba lo que le preguntaban los efectivos militares".
Pero el caso es aún más patético: quienes viven con él no pueden pasar a verlo porque no son sus familiares. Cardozo Maldonado es huérfano de padre y madre, y su hermano, con quien vivía, también falleció. Su vecina se encargó de él y hasta los momentos en que escribo esta crónica, no la habían dejado entrar al Cuartel Bolívar. Tampoco a Raquel Sánchez, abogada del Foro Penal Venezolano Capítulo Táchira. Ella habló con el mayor a cargo en el Cuartel Bolívar y al parecer éste no se había percatado de que el detenido tenía retardo mental.
Yo soy madre de una niña especial. Y todos, de una manera u otra, tenemos a alguien especial cerca. Seguramente no es una hija, como en mi caso, pero siempre hay un primo, el hijo de un vecino... Es contradictorio que esta Venezuela violenta, perversa y mala sea la de Maduro, porque aquí hemos pasado de verde a putrefacta sin haber madurado.
@cjaimesb
Dos días después supe de otro caso que me partió el corazón: el de Rafael Ángel Cardozo Maldonado, un joven con retardo mental severo, quien fue apresado por la Policía Nacional Bolivariana dentro del Cuartel de Bomberos de San Cristóbal cuando irrumpieron a dispersar a manifestantes. Allí lo golpearon salvajemente y le rompieron la cabeza de un cachazo, que ameritó varios puntos de sutura. Según el reporte de Lorena Evelyn Arráiz para El Universal, "a Rafael Ángel Cardozo fue al que más golpearon porque no contestaba lo que le preguntaban los efectivos militares".
Pero el caso es aún más patético: quienes viven con él no pueden pasar a verlo porque no son sus familiares. Cardozo Maldonado es huérfano de padre y madre, y su hermano, con quien vivía, también falleció. Su vecina se encargó de él y hasta los momentos en que escribo esta crónica, no la habían dejado entrar al Cuartel Bolívar. Tampoco a Raquel Sánchez, abogada del Foro Penal Venezolano Capítulo Táchira. Ella habló con el mayor a cargo en el Cuartel Bolívar y al parecer éste no se había percatado de que el detenido tenía retardo mental.
Yo soy madre de una niña especial. Y todos, de una manera u otra, tenemos a alguien especial cerca. Seguramente no es una hija, como en mi caso, pero siempre hay un primo, el hijo de un vecino... Es contradictorio que esta Venezuela violenta, perversa y mala sea la de Maduro, porque aquí hemos pasado de verde a putrefacta sin haber madurado.
@cjaimesb
Armando Durán: Fracasó Maduro en la OEA
Fracasó Maduro en la OEA
Armando Durán
El Nacional. Caracas. 24 de marzo de 2014.
1.
No hay espacio en la enormidad del planeta para implantar una dictadura mientras haya libertad de prensa. Así de sencillo. Por esta razón esencial, Hugo Chávez, al comenzar su segundo período presidencial, le advirtió a sus lugartenientes políticos de que en el marco de la nueva etapa de la revolución que comenzaba entonces, resultaba imperioso extirpar del corazón de los venezolanos las dudas y las medias tintas. Y que la condición imprescindible para alcanzar ese ambicioso objetivo era liquidar el control avasallante de los enemigos del pueblo sobre los medios de comunicación y sustituirlo por una sólida hegemonía comunicacional del régimen. El primer paso de este perverso proyecto totalitario fue sacar del aire a Radio Caracas Televisión y comenzar la construcción multimillonaria de lo que se conoció como Sistema de Medios de Comunicación Públicos, es decir, oficiales, y al servicio exclusivo del régimen y de sus intereses más subalternos. Diez años después, esa desmesurada aspiración de Chávez se ha hecho realidad. Sin necesidad de recurrir al expediente radical aplicado a RCTV en el 2005, sino presionando o simplemente comprando medios, el caso Globovisión, que para eso le sobran dólares y banqueros complacientes. Hoy por hoy, todos los canales de televisión y emisoras de radio están a la orden del régimen.
En esta guerra abierta contra la libertad de expresión, derecho humano tan necesario como el aire que respiramos, quedaban dos escollos por eludir. La insumisión de la prensa escrita y la presencia en Venezuela de los medios internacionales. Sobre todo los audiovisuales, como la colombiana NTN24 y la estadounidense CNN en español. No le bastaba al régimen contaminar a la prensa venezolana con la excluyente visión oficial de la historia. También era necesario silenciar en todo el continente las voces que no propagaran el pensamiento, único por supuesto, del régimen.
2.
A comienzos de febrero estalló en San Cristóbal la crisis que ahora nos coloca, sin remedio aparente, al borde del abismo y de la nada. Y a medida de que en este contexto la vía maligna del control de cambios dejaba a los periódicos insumisos sin papel, la prensa internacional comenzó a registrar los atroces desmanes que cometían las fuerzas militares y paramilitares del gobierno para sofocar las protestas estudiantiles a sangre y fuego. Y así, a fuerza de más y más represión, en pocos días, a pesar del desmantelamiento sistemático de los medios venezolanos independientes, el esfuerzo realizado por Chávez durante 14 años para disimular la verdadera naturaleza absolutista de su revolución, Maduro, a punta de escopetazos a quemarropa, tiros en la cabeza y golpizas a diestra y siniestra sin ningún pudor, le ha ofrecido a un mundo asombrado la cara oscura del régimen.
El primer error, cometido el mismo 12 de febrero, fue hacer uso de armas de fuego para someter las protestas pacíficas de jóvenes estudiantes. Después, sacar del aire, porque me da la gana y eso basta, a NTN24. Para que no siga conspirando contra Venezuela al divulgar detalles de los tres asesinatos del día. No pudo, sin embargo, con la revolución tecnológica, gracias a la cual la empresa colombiana ha podido escurrir el bulto sin dificultad utilizando las redes sociales para informar a cada momento las direcciones de internet en que cada día puede seguirse su señal.
Peor fue el fracaso de Maduro a la hora de intentar hacer otro tanto con CNN en español, señal que llega a Venezuela como parte de un amplio paquete de televisoras de entretenimiento y elevada audiencia. Sacar del aire este canal de noticia implica hacer lo mismo con los otros canales del paquete. Misión imposible. Así que Maduro tuvo que morder el duro freno de la derrota y resignarse rabiosamente a dejar que CNN en español continuara con sus transmisiones. El efecto de esta suma de torpezas fue enajenar a la comunidad internacional, atendida con sumo esmero por Chávez mientras estuvo vivo, y dejar al descubierto las auténticas señas de identidad del régimen: represión y censura de prensa.
3.
Sin embargo, aún faltaba el desastre mayor. El innecesario pleito de Maduro con el gobierno de Panamá llevó al presidente Ricardo Martinelli a ofrecerle a María Corina Machado la silla de su país en el Consejo Permanente de la OEA, el día 21 de marzo, fecha prevista para analizar en plenaria la grave situación política de Venezuela.
Naturalmente, en Miraflores se dispararon todas las alarmas. La OEA, creada en 1948 para institucionalizar el Pacto de Río firmado el año anterior dentro del marco de la naciente guerra fría con el objetivo de impedir que el comunismo se introdujera en este continente, hace mucho dejó de ser aquel “ministerio de colonias” de Washington. Con los gobiernos de Leonidas Breschnev y Mijail Gorbachov se fue apagando la siniestra guerra clandestina entre Washington y Moscú, hasta que en noviembre de 1989 se derrumbó el emblemático Muro de Berlín. Se inicio ese invierno un nuevo y amable paisaje universal, pero el atentado terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York en 2001 alteró todos los equilibrios. George W. Bush se hundió en el mayor de los desconciertos, y le dio la espalda por completo a las relaciones de Estados Unidos con el sur del continente, un tema para él, en medio de su guerra contra el terrorismo islámico, el mal bíblico, resultaba insignificante.
Chávez aprovechó a fondo este traspié de la Casa Blanca para impulsar su política internacional para América Latina y el resto del Tercer Mundo. Con la riqueza petrolera de Venezuela y el carácter carismático de su liderazgo, pacientemente, fue construyendo una sólida alianza de países “amigos” en la región. Y con esos votos, suficientes para dominar los debates el voto en todas las organizaciones regionales, incluso en la OEA, de pronto se encontró en condiciones de influir decisivamente en la organización, como acaba de hacer ahora para amordazar a María Corina Machado.
Sin duda, esta suerte de imperialismo al revés armado por el chavismo con los petrodólares venezolanos y otras golosinas, tuvo este éxito inicial. De ningún modo iba a permitir que Machado utilizara la caja de resonancia de la OEA para denunciar la violación sistemática de los derechos humanos en Venezuela y la necesidad de aplicarle al gobierno Maduro la Carta Democrática. Pero a pesar de la abierta complicidad de gobiernos como los de Nicaragua, Argentina y Brasil, más los diminutos pero muy numerosos beneficiarios caribeños de Petrocaribe, en esta votación también sufrió Venezuela su primera derrota del día, perfectamente achacable a la insuficiencia del canciller Elías Jaua y a la arrogancia desdeñosa del tránsfuga Roy Chaderton con sus colegas embajadores. De tal modo, que Maduro no consiguió que gobiernos supuestamente “amigos” del suyo, como Chile, Colombia y México, se sumaran a la propuesta canalla de Nicaragua. Como bien señaló la representante de Michelle Bachellet ante la OEA, para ellos, “la transparencia democrática exige que los problemas de la democracia se ventilen en público.”
La segunda y contundente derrota del día fue que a pesar de la censura aplicada por la OEA a Machado, la diputada independiente pudo hacerse escuchar gracias a la amplísima cobertura informativa que disfrutó, precisamente, gracias a la maniobra venezolana para impedirle hablar ante el Consejo Permanente, otra torpe jugarreta de Maduro que le garantizó a Machado que su rueda de prensa fuera un éxito rotundo. Sin aspavientos, sin agredir ni ofender a nadie, haciendo gala de un equilibrio político y emocional más que envidiable, Machado aprovechó el error de Maduro para dejar bien claro, y ya sin ninguna duda razonable, que el gobierno de Maduro es lo que es. Una vulgar dictadura militar. Nada más. Tremendo fracaso diplomático y de comunicación de Maduro.
Armando Durán
El Nacional. Caracas. 24 de marzo de 2014.
1.
No hay espacio en la enormidad del planeta para implantar una dictadura mientras haya libertad de prensa. Así de sencillo. Por esta razón esencial, Hugo Chávez, al comenzar su segundo período presidencial, le advirtió a sus lugartenientes políticos de que en el marco de la nueva etapa de la revolución que comenzaba entonces, resultaba imperioso extirpar del corazón de los venezolanos las dudas y las medias tintas. Y que la condición imprescindible para alcanzar ese ambicioso objetivo era liquidar el control avasallante de los enemigos del pueblo sobre los medios de comunicación y sustituirlo por una sólida hegemonía comunicacional del régimen. El primer paso de este perverso proyecto totalitario fue sacar del aire a Radio Caracas Televisión y comenzar la construcción multimillonaria de lo que se conoció como Sistema de Medios de Comunicación Públicos, es decir, oficiales, y al servicio exclusivo del régimen y de sus intereses más subalternos. Diez años después, esa desmesurada aspiración de Chávez se ha hecho realidad. Sin necesidad de recurrir al expediente radical aplicado a RCTV en el 2005, sino presionando o simplemente comprando medios, el caso Globovisión, que para eso le sobran dólares y banqueros complacientes. Hoy por hoy, todos los canales de televisión y emisoras de radio están a la orden del régimen.
En esta guerra abierta contra la libertad de expresión, derecho humano tan necesario como el aire que respiramos, quedaban dos escollos por eludir. La insumisión de la prensa escrita y la presencia en Venezuela de los medios internacionales. Sobre todo los audiovisuales, como la colombiana NTN24 y la estadounidense CNN en español. No le bastaba al régimen contaminar a la prensa venezolana con la excluyente visión oficial de la historia. También era necesario silenciar en todo el continente las voces que no propagaran el pensamiento, único por supuesto, del régimen.
2.
A comienzos de febrero estalló en San Cristóbal la crisis que ahora nos coloca, sin remedio aparente, al borde del abismo y de la nada. Y a medida de que en este contexto la vía maligna del control de cambios dejaba a los periódicos insumisos sin papel, la prensa internacional comenzó a registrar los atroces desmanes que cometían las fuerzas militares y paramilitares del gobierno para sofocar las protestas estudiantiles a sangre y fuego. Y así, a fuerza de más y más represión, en pocos días, a pesar del desmantelamiento sistemático de los medios venezolanos independientes, el esfuerzo realizado por Chávez durante 14 años para disimular la verdadera naturaleza absolutista de su revolución, Maduro, a punta de escopetazos a quemarropa, tiros en la cabeza y golpizas a diestra y siniestra sin ningún pudor, le ha ofrecido a un mundo asombrado la cara oscura del régimen.
El primer error, cometido el mismo 12 de febrero, fue hacer uso de armas de fuego para someter las protestas pacíficas de jóvenes estudiantes. Después, sacar del aire, porque me da la gana y eso basta, a NTN24. Para que no siga conspirando contra Venezuela al divulgar detalles de los tres asesinatos del día. No pudo, sin embargo, con la revolución tecnológica, gracias a la cual la empresa colombiana ha podido escurrir el bulto sin dificultad utilizando las redes sociales para informar a cada momento las direcciones de internet en que cada día puede seguirse su señal.
Peor fue el fracaso de Maduro a la hora de intentar hacer otro tanto con CNN en español, señal que llega a Venezuela como parte de un amplio paquete de televisoras de entretenimiento y elevada audiencia. Sacar del aire este canal de noticia implica hacer lo mismo con los otros canales del paquete. Misión imposible. Así que Maduro tuvo que morder el duro freno de la derrota y resignarse rabiosamente a dejar que CNN en español continuara con sus transmisiones. El efecto de esta suma de torpezas fue enajenar a la comunidad internacional, atendida con sumo esmero por Chávez mientras estuvo vivo, y dejar al descubierto las auténticas señas de identidad del régimen: represión y censura de prensa.
3.
Sin embargo, aún faltaba el desastre mayor. El innecesario pleito de Maduro con el gobierno de Panamá llevó al presidente Ricardo Martinelli a ofrecerle a María Corina Machado la silla de su país en el Consejo Permanente de la OEA, el día 21 de marzo, fecha prevista para analizar en plenaria la grave situación política de Venezuela.
Naturalmente, en Miraflores se dispararon todas las alarmas. La OEA, creada en 1948 para institucionalizar el Pacto de Río firmado el año anterior dentro del marco de la naciente guerra fría con el objetivo de impedir que el comunismo se introdujera en este continente, hace mucho dejó de ser aquel “ministerio de colonias” de Washington. Con los gobiernos de Leonidas Breschnev y Mijail Gorbachov se fue apagando la siniestra guerra clandestina entre Washington y Moscú, hasta que en noviembre de 1989 se derrumbó el emblemático Muro de Berlín. Se inicio ese invierno un nuevo y amable paisaje universal, pero el atentado terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York en 2001 alteró todos los equilibrios. George W. Bush se hundió en el mayor de los desconciertos, y le dio la espalda por completo a las relaciones de Estados Unidos con el sur del continente, un tema para él, en medio de su guerra contra el terrorismo islámico, el mal bíblico, resultaba insignificante.
Chávez aprovechó a fondo este traspié de la Casa Blanca para impulsar su política internacional para América Latina y el resto del Tercer Mundo. Con la riqueza petrolera de Venezuela y el carácter carismático de su liderazgo, pacientemente, fue construyendo una sólida alianza de países “amigos” en la región. Y con esos votos, suficientes para dominar los debates el voto en todas las organizaciones regionales, incluso en la OEA, de pronto se encontró en condiciones de influir decisivamente en la organización, como acaba de hacer ahora para amordazar a María Corina Machado.
Sin duda, esta suerte de imperialismo al revés armado por el chavismo con los petrodólares venezolanos y otras golosinas, tuvo este éxito inicial. De ningún modo iba a permitir que Machado utilizara la caja de resonancia de la OEA para denunciar la violación sistemática de los derechos humanos en Venezuela y la necesidad de aplicarle al gobierno Maduro la Carta Democrática. Pero a pesar de la abierta complicidad de gobiernos como los de Nicaragua, Argentina y Brasil, más los diminutos pero muy numerosos beneficiarios caribeños de Petrocaribe, en esta votación también sufrió Venezuela su primera derrota del día, perfectamente achacable a la insuficiencia del canciller Elías Jaua y a la arrogancia desdeñosa del tránsfuga Roy Chaderton con sus colegas embajadores. De tal modo, que Maduro no consiguió que gobiernos supuestamente “amigos” del suyo, como Chile, Colombia y México, se sumaran a la propuesta canalla de Nicaragua. Como bien señaló la representante de Michelle Bachellet ante la OEA, para ellos, “la transparencia democrática exige que los problemas de la democracia se ventilen en público.”
La segunda y contundente derrota del día fue que a pesar de la censura aplicada por la OEA a Machado, la diputada independiente pudo hacerse escuchar gracias a la amplísima cobertura informativa que disfrutó, precisamente, gracias a la maniobra venezolana para impedirle hablar ante el Consejo Permanente, otra torpe jugarreta de Maduro que le garantizó a Machado que su rueda de prensa fuera un éxito rotundo. Sin aspavientos, sin agredir ni ofender a nadie, haciendo gala de un equilibrio político y emocional más que envidiable, Machado aprovechó el error de Maduro para dejar bien claro, y ya sin ninguna duda razonable, que el gobierno de Maduro es lo que es. Una vulgar dictadura militar. Nada más. Tremendo fracaso diplomático y de comunicación de Maduro.
Manuel Malaver: El castrochavismo no pudo callar a María Corina ni en la OEA
El castrochavismo no pudo callar a María Corina ni en la OEA
Manuel Malaver. La Razón. Caracas, 23 de marzo de 2014.
No pudo el castrochavismo evitar que María Corina Machado le gritara al mundo, y desde la Organización de Estados Americanos, OEA, que en Venezuela hay una dictadura y que los venezolanos son asesinados en las calles por el único delito de disentir y protestar contra un régimen que, aparte de “socialista” y militarista, ha hundido al país en la peor crisis política y económica de su historia.
Horror que, no es que no ocurriera antes de los sucesos del último mes y medio, sino que se perpetraba de manera más taimada y selectiva, y, generalmente, encubriéndolo de un manto de simulación judicial que fue una de las novedades con las que el neototalitarismo castrochavista pretendió disfrazar la dictadura militar, plebiscitaria y monocrática de siempre.
Pero si hasta llegaron al poder camuflándose de demócratas, participando en una elecciones libres y jurando que renunciaban a su condición de golpistas y violentos y respetarían la constitución en todos sus términos y principios.
Fue el primer acto de la tragedia, pues, ya en el poder, los neototalitarios iniciaron el proceso de ir anulando la constitución, de hacer nugatorios sus mandatos y de convertirla de parlamentaria en presidencialista, de civilista en militarista y de democrática en dictatorial.
Por ahí, desde luego, se llegó fácilmente a la represión, pero sin asignarla al comienzo a los cuerpos militares y policiales formales, sino transfiriéndola a los “para” que llaman colectivos, o al hampa común o la delincuencia organizada, lo cual se traducía en matanzas que contaban de hasta 200 víctimas por semana y un total anual de asesinados que, por ejemplo, el año pasado, alcanzó los 25.000.
Es decir, que lo “diferente” en la represión sangrienta desde hace mes y medio, es que militares, policías, paramilitares, hampa común y delincuencia organizada han formado filas con la dictadura castromadurista, han comenzado la danza de la muerte que, a finales del siglo XX ejecutaron en el Cáucaso y los Balcanes -y antes Stalin, Hitler, Mussolini, Mao, los Sung de Corea del Norte y los hermanos Castro de Cuba- los postcomunistas que buscaban adaptarse a un mundo que no conocían, ni comprendían.
La guerra asimetría, pues, la que surge en el caos y la anarquía más extrema, donde se pierden las fronteras de lo legal y lo ilegal, lo humano y lo inhumano, lo real y lo subrreal, lo moral y lo inmoral, y como bestias, los Milosevich de ayer, y los Cabello de hoy, jadean por sus raciones diarias de víctimas.
Un espectáculo u orgía de malhechorías donde política y narcotráfico, terrorismo y causas perdidas, fanatismo e impiedad pueden ser unas y las mismas cosas, si sirven a los intereses de las pandillas del horror involucradas.
En otras palabras, que al referirnos a Maduro, Cabello, Rodríguez Torres, Vielma Mora, Ameliach, Noguera Pietri, Quevedo y otros, no hablamos de “revolucionarios”, o “socialistas” -ni siquiera de venezolanos-, sino de carne de cuartel que pronto estarán poblando los calabozos de la justicia penal nacional e internacional.
Sicarios, por cierto, de dos de los más grandes asesinos del siglo XX, Fidel y Raúl y Castro, los dictadores octogenarios cubanos que se han hecho sentir en las matanzas venezolanas, pues, siendo los sobrevivientes de un estado fallido y forajido, de una llamada “revolución” que lleva 55 años reduciendo la isla de Cuba a escombros, han devenido en mercenarios que, por “una paga”, concurren a prestar sus cuerpos policiales y represivos para dirigir, asesorar o participar en los crímenes de lesa humanidad en que incurren otras tiranías.
En el caso venezolano, la paga suma los 125.000 barriles de petróleo diarios que se les regalan a los sátrapas para que estos, vendan sus dos terceras partes en el mercado internacional, permitiéndoles, además, triangulaciones en la reventa de productos que ellos adquieren en los mercados mundiales a precios de chatarra, y después revenden al gobierno venezolano con altísimas comisiones, y como si se hablara de bienes recién salidos de fábricas que, desde luego, los cubanos no tienen, ni conocen.
Artífices de un sistema económico y político depredador, puesto que, no solo destruyó las industrias azucarera, licorera, de servicios, de turismo y el comercio cubanos, sino que, igualmente, perpetra la razzia más extrema hacia los gobiernos de adolescentes revolucionarios tardíos que, por el embrujo ideológico, se acercan a subsidiarlos, como sucedió, primero, con Chávez, y ahora con Maduro.
En Venezuela, por ejemplo, ya puede decirse que no hay una industria petrolera, reducida PDVSA a una empresa del cuarto mundo, carcomida por accidentes, su infraestructura obsoleta, y su producción que, en sus mejores tiempos llegó a casi 4 millones de crudo diarios, reducida a poco menos que de la mitad.
Pero tampoco hay industrias, ni aparato productivo agrícola, ni servicios públicos, ni seguridad personal, ni nada parecido a una educación productiva y eficiente.
Pero al hablar de la conexión Raúl-Fidel-Chávez-Maduro, también se apuntaría a una ocupación o protectorado de la devastada, empobrecida, ruinosa, y exhausta isla a un país que hasta hace 15 años fue uno de los más ricos de América latina y en espera de superar una crisis económica para volver a colocarse entre los más país más desarrollados de la región.
Hoy vive un colapso en el abastecimiento, una escasez que se acerca al 60 por ciento en los alimentos de la cesta básicas, las farmacias y otros expendios de medinas carecen hasta del 50 por ciento de provisiones, decenas enfermos mueren a diario por la carencia de medicamentos y equipo médico quirúrgico, y servicios como el de luz eléctrica, eltransporte y la educación de evaporan en transe de desaparecer.
La inflación es otro jinete apocalíptico de la dupla hermanos Castro-Maduro, pues el año pasado se acercó al 60 por ciento anual, la paridad bolívar-dólar es de uno a 100 y la deuda externa del país hace ya tiempo que pasó de los 200.000 millones de dólares.
En otras palabras: que la Venezuela que durante 70 años del siglo XX fue uno de los principales productores de crudo del mundo, que tiene las reservas energéticas e hídricas para contar con un desarrollo creciente y sustentable, que fue exportador de materias primas agronaderas y emplazó un complejo industrial donde la pesada, mediana y pequeña industria garantizaban la autosuficiencia alimentaria, se encuentra hoy a las puertas de la marca de fábrica de todas las dictaduras socialistas: la libreta de racionamiento a la cubana que, tal como sucedió en la isla, desde hace medio siglo ha conducido al pueblo a una desnutrición, epidemias, y enfermedades que prácticamente los han convertido en una sociedad de fantasmas.
Y contra tales calamidades, ruinas, destrucción, miseria y violaciones masivas de los derechos humanos es que María Corina Machado ha gritarlo en la OEA que, si bien, es una multilateral que concluyó controlada por los petrodólares que Hugo Chávez repartió a granel entre muchos de sus estados miembros, es posible que haya hecho como el avestruz para no ver ni oír la tragedia venezolana, pero sin evitar que el mundo oyera el grito de María Corina Machado:
“En Venezuela hay una dictadura”.
Manuel Malaver. La Razón. Caracas, 23 de marzo de 2014.
No pudo el castrochavismo evitar que María Corina Machado le gritara al mundo, y desde la Organización de Estados Americanos, OEA, que en Venezuela hay una dictadura y que los venezolanos son asesinados en las calles por el único delito de disentir y protestar contra un régimen que, aparte de “socialista” y militarista, ha hundido al país en la peor crisis política y económica de su historia.
Horror que, no es que no ocurriera antes de los sucesos del último mes y medio, sino que se perpetraba de manera más taimada y selectiva, y, generalmente, encubriéndolo de un manto de simulación judicial que fue una de las novedades con las que el neototalitarismo castrochavista pretendió disfrazar la dictadura militar, plebiscitaria y monocrática de siempre.
Pero si hasta llegaron al poder camuflándose de demócratas, participando en una elecciones libres y jurando que renunciaban a su condición de golpistas y violentos y respetarían la constitución en todos sus términos y principios.
Fue el primer acto de la tragedia, pues, ya en el poder, los neototalitarios iniciaron el proceso de ir anulando la constitución, de hacer nugatorios sus mandatos y de convertirla de parlamentaria en presidencialista, de civilista en militarista y de democrática en dictatorial.
Por ahí, desde luego, se llegó fácilmente a la represión, pero sin asignarla al comienzo a los cuerpos militares y policiales formales, sino transfiriéndola a los “para” que llaman colectivos, o al hampa común o la delincuencia organizada, lo cual se traducía en matanzas que contaban de hasta 200 víctimas por semana y un total anual de asesinados que, por ejemplo, el año pasado, alcanzó los 25.000.
Es decir, que lo “diferente” en la represión sangrienta desde hace mes y medio, es que militares, policías, paramilitares, hampa común y delincuencia organizada han formado filas con la dictadura castromadurista, han comenzado la danza de la muerte que, a finales del siglo XX ejecutaron en el Cáucaso y los Balcanes -y antes Stalin, Hitler, Mussolini, Mao, los Sung de Corea del Norte y los hermanos Castro de Cuba- los postcomunistas que buscaban adaptarse a un mundo que no conocían, ni comprendían.
La guerra asimetría, pues, la que surge en el caos y la anarquía más extrema, donde se pierden las fronteras de lo legal y lo ilegal, lo humano y lo inhumano, lo real y lo subrreal, lo moral y lo inmoral, y como bestias, los Milosevich de ayer, y los Cabello de hoy, jadean por sus raciones diarias de víctimas.
Un espectáculo u orgía de malhechorías donde política y narcotráfico, terrorismo y causas perdidas, fanatismo e impiedad pueden ser unas y las mismas cosas, si sirven a los intereses de las pandillas del horror involucradas.
En otras palabras, que al referirnos a Maduro, Cabello, Rodríguez Torres, Vielma Mora, Ameliach, Noguera Pietri, Quevedo y otros, no hablamos de “revolucionarios”, o “socialistas” -ni siquiera de venezolanos-, sino de carne de cuartel que pronto estarán poblando los calabozos de la justicia penal nacional e internacional.
Sicarios, por cierto, de dos de los más grandes asesinos del siglo XX, Fidel y Raúl y Castro, los dictadores octogenarios cubanos que se han hecho sentir en las matanzas venezolanas, pues, siendo los sobrevivientes de un estado fallido y forajido, de una llamada “revolución” que lleva 55 años reduciendo la isla de Cuba a escombros, han devenido en mercenarios que, por “una paga”, concurren a prestar sus cuerpos policiales y represivos para dirigir, asesorar o participar en los crímenes de lesa humanidad en que incurren otras tiranías.
En el caso venezolano, la paga suma los 125.000 barriles de petróleo diarios que se les regalan a los sátrapas para que estos, vendan sus dos terceras partes en el mercado internacional, permitiéndoles, además, triangulaciones en la reventa de productos que ellos adquieren en los mercados mundiales a precios de chatarra, y después revenden al gobierno venezolano con altísimas comisiones, y como si se hablara de bienes recién salidos de fábricas que, desde luego, los cubanos no tienen, ni conocen.
Artífices de un sistema económico y político depredador, puesto que, no solo destruyó las industrias azucarera, licorera, de servicios, de turismo y el comercio cubanos, sino que, igualmente, perpetra la razzia más extrema hacia los gobiernos de adolescentes revolucionarios tardíos que, por el embrujo ideológico, se acercan a subsidiarlos, como sucedió, primero, con Chávez, y ahora con Maduro.
En Venezuela, por ejemplo, ya puede decirse que no hay una industria petrolera, reducida PDVSA a una empresa del cuarto mundo, carcomida por accidentes, su infraestructura obsoleta, y su producción que, en sus mejores tiempos llegó a casi 4 millones de crudo diarios, reducida a poco menos que de la mitad.
Pero tampoco hay industrias, ni aparato productivo agrícola, ni servicios públicos, ni seguridad personal, ni nada parecido a una educación productiva y eficiente.
Pero al hablar de la conexión Raúl-Fidel-Chávez-Maduro, también se apuntaría a una ocupación o protectorado de la devastada, empobrecida, ruinosa, y exhausta isla a un país que hasta hace 15 años fue uno de los más ricos de América latina y en espera de superar una crisis económica para volver a colocarse entre los más país más desarrollados de la región.
Hoy vive un colapso en el abastecimiento, una escasez que se acerca al 60 por ciento en los alimentos de la cesta básicas, las farmacias y otros expendios de medinas carecen hasta del 50 por ciento de provisiones, decenas enfermos mueren a diario por la carencia de medicamentos y equipo médico quirúrgico, y servicios como el de luz eléctrica, eltransporte y la educación de evaporan en transe de desaparecer.
La inflación es otro jinete apocalíptico de la dupla hermanos Castro-Maduro, pues el año pasado se acercó al 60 por ciento anual, la paridad bolívar-dólar es de uno a 100 y la deuda externa del país hace ya tiempo que pasó de los 200.000 millones de dólares.
En otras palabras: que la Venezuela que durante 70 años del siglo XX fue uno de los principales productores de crudo del mundo, que tiene las reservas energéticas e hídricas para contar con un desarrollo creciente y sustentable, que fue exportador de materias primas agronaderas y emplazó un complejo industrial donde la pesada, mediana y pequeña industria garantizaban la autosuficiencia alimentaria, se encuentra hoy a las puertas de la marca de fábrica de todas las dictaduras socialistas: la libreta de racionamiento a la cubana que, tal como sucedió en la isla, desde hace medio siglo ha conducido al pueblo a una desnutrición, epidemias, y enfermedades que prácticamente los han convertido en una sociedad de fantasmas.
Y contra tales calamidades, ruinas, destrucción, miseria y violaciones masivas de los derechos humanos es que María Corina Machado ha gritarlo en la OEA que, si bien, es una multilateral que concluyó controlada por los petrodólares que Hugo Chávez repartió a granel entre muchos de sus estados miembros, es posible que haya hecho como el avestruz para no ver ni oír la tragedia venezolana, pero sin evitar que el mundo oyera el grito de María Corina Machado:
“En Venezuela hay una dictadura”.
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