domingo, 12 de julio de 2015

Carlos Raúl Hernández: Reto al destino

Las elecciones en sistemas políticos autoritarios suelen ser retos al destino, porque se juega la existencia de los grupos que preservan la semilla de la democracia. En Venezuela retoña porque por fortuna se reinició la participación electoral desde 2006. Hoy 80% de los consultados culpa de sus males al gobierno, dato que el populismo puede revertir, y hay que preguntarse por qué eso no es automáticamente intención de voto. Una nueva mayoría nacional en 2015 requiere transformar conceptos, prácticas y lenguajes para convencer, seducir a la mayoría silenciosa que ya ni siquiera apoya protestas pacíficas. Representar seguridad, confianza, paz, estabilidad, prosperidad para los decepcionados y erradicar los sintagmas de violencia a su dueño, el poder: venganza, agresividad, amenaza, sirenas, gases y sangre en las calles. La noción de cambio no se puede aherrojar con incertidumbre.

1. La nueva mayoría será un equipo de estadistas, no de agitadores. Son responsables, firmes, aptos, serenos, para curar heridas, nunca aventureros. Así la mayoría popular podrá confiar en la propuesta, impulsarla con entusiasmo, devenir protagonista de los acontecimientos y garante de los resultados. Trocar el silencio por el voto. Fuerza tranquila llamó Felipe González la suya para sosegar los franquistas que temblaban porque temían que su triunfo acarreara persecuciones y atropellos que nunca ocurrieron.

2. No existirá terrorismo judicial porque quienes derrotan el autoritarismo no toman venganzas, ya que de hacerlo se les deshace el poder en las manos, como analiza Betancourt a propósito del período 45-48. Por eso su principal preocupación en 1958 fue edificar el Pacto de Punto Fijo para incluir en el gobierno los dos principales responsables civiles de la caída de Rómulo Gallegos. El país no será una manga de coleo para perseguir con los tribunales a los adversarios políticos, como ocurre hoy.

3. Una Asamblea Nacional independiente del gobierno sería un mensaje contundente de la nación a los gobernantes sobre la necesidad de cambiar en paz. No saben qué hacer, no quieren saberlo o no lo hacen porque no les da la gana y el país va a un socialismo de republiqueta subsahariana. La nueva mayoría hará que la Asamblea deje de ser un ministerio gigante que agavilla a los disidentes, calla representantes de la soberanía popular e incumple su función de supervisar al gobierno. Su papel será plantear medidas económicas y sociales para salir del Hotel del Abismo, donde según György Lukács vivía Alemania de entreguerras y hoy Venezuela alquiló todas las habitaciones.

4. La mayoría de las dictaduras han salido con votos porque así lo dicen los hechos. No se sabe quién inventó el mito contrario, pero tuvo que haber sido obra de cráneos cerrados al vacío. Frente a un Estado todopoderoso, armado, multimillonario, hay que luchar por los derechos universales. Vaclav Havel en Checoslovaquia y Lech Walesa en Polonia reclamaban rendijas para asomarse poco a poco, construyeron grandes fuerzas y después abrieron ventanas y ventanales. Hay que dejarse de malos ruidos y asumir definitivamente que el trabajo es la defensa de la Constitución, el reencuentro, los derechos y sacudir los mitos radicales que abruman el entendimiento.

5. Triunfar con ese CNE. El cambio obtuvo 49,5% en las presidenciales de 2013 a pesar de todos los abusos imaginables. Ganó Miranda en 2012, y Barinas-ciudad en 2013, pese a que para el gobierno eran plazas simbólicas y se jugó el resto para defenderlas. Triunfó en las parlamentarias de 2010 con 52% y si no obtuvo mayoría de escaños fue porque el abandono de la Asamblea en 2005 le dio a la revolución unanimidad para rehacer a su antojo la Ley Electoral. En 2008 la disidencia triunfó en 8 gobernaciones y la Alcaldía Metropolitana, y en 2007 derrotó a Chávez en el referéndum constitucional.

6. Gracias al sistema automatizado han podido contarse los votos opositores, sobre todo en el interior del país y en los municipios rurales por diversas razones desatendidos. El voto electrónico favorece a quienes no pueden usar el Estado como maquinaria electoral y la reacción contra él se parece al síndrome de Frankenstein, miedo primitivo a la tecnología porque el mito dice que se voltea contra el hombre. La falla de la Unidad consistiría en no cubrir parte de las mesas electorales por el déficit de voluntarios, y donde no los hay se facilita muñir.

7. Las trampas son manuales, no electrónicas. El mito dice que es imposible ganar máquinas porque hay hackers cubanos o rusos en submarinos cerca de la costa, e incluso chinos flaquitos ocultos en las cajas. Los problemas reales son: voto asistido, multicedulación, grupos armados en centros electorales, expulsión de testigos, uso brutal de los recursos del Estado.

En vez de llantos, desde hoy iniciar políticas para enfrentar esos, los verdaderos problemas. Contra una mayoría sólida no hay manipulación de circuitos que valga, gerrymandering o malportion, para organizar las circunscripciones en función de favorecer a alguien, lo que tiene un límite porque no es posible sonsacar votos infinitamente.

El reto es ganar Barinas, Apure, Cojedes, Guárico, y los municipios rurales de Lara, Miranda, Zulia y Carabobo. 



Carlos Raúl Hernández
Reto al destino
El Universal. Caracas, 12 de julio de 2015

Rafael Poleo: El plan de los obispos


Rafael Poleo
El plan de los obispos
El Nuevo País. Caracas, 12 de julio de 2015 (Bitácora de Pedro Mogna)

Elías Pino Iturrieta: Las oposiciones

Tres lustros no han sido suficientes para la creación de un solo partido de oposición capaz de presentarse como una fortaleza. Los políticos de las recientes generaciones han debido lidiar con el desprestigio de sus antecesores, para ir construyendo unas organizaciones nuevas y distintas. A los sobrevivientes de los últimos años de la democracia representativa les ha costado mantener a flote sus embarcaciones, tan deterioradas como venían por el pésimo manejo de sus pilotos. A solas o en conjunto, todos se las vieron negras con el personalismo de Chávez, que los atropelló sin piedad hasta cuando pudo, y con la indiferencia de una sociedad que deploraba los tumbos de los líderes conocidos.
¿Quién brindaba hace quince años por la salud de los partidos políticos? Quizás apenas un grupo de encapillados. No era como para levantar la copa, el doloroso espectáculo de los representantes del pueblo arrinconados sin hablar demasiado ante la desaparición del Congreso Nacional debido a la voluntad de un hombre, ni el acomodo de los poderes públicos ante la proclamación de su muerte. Las cámaras se alejaban de los protagonistas del pasado porque no tenían nada qué decir, o porque no se atrevían a decirlo y porque lo aconsejable era escuchar la voz de trueno de la “revolución”. Las señales del entorno solo mostraban los escombros de lo que antes era prometedor y vigoroso, para que las muchedumbres se echaran en el regazo del nuevo hombre fuerte y bueno que las haría felices. No era fácil cambiar el panorama, no parecía sencillo salir de ese agujero, si no se contaba con los desastres que en breve provocaría el triunfador mientras crecía un desencanto en el cual buscarían aliento los liderazgos nuevos y los que luchaban por la sobrevivencia.
La arbitrariedad y la incapacidad del hombre fuerte, sus delirios sin sostén y su sed de mando absoluto minaron en breve los fundamentos de lo que parecía un castillo irrefutable. La mediocridad de su compañía, pero también la falta de probidad que exhibieron de inmediato los vengadores del pueblo que sería regenerado, hicieron que el gozo se fuera al pozo en poco tiempo. La fe recuperada se volvió a perder en un santiamén, aún antes de que la virtud supuesta se confinara en el Cuartel de la Montaña después de dejar la herencia en cabeza inadecuada. Todo fue muy rápido, si se mide con la vara del historiador, hasta el punto de que apenas se tuviera oportunidad de preparar un desenlace firme en la otra orilla. Los partidos de antes comenzaron a recobrar el aliento, no en balde la gente ahora los miraba con mejores ojos, y los de reciente cuño apuraron el paso después de un estreno lleno de dificultades para subir una montaña cuya cima ya procuraban con afán.

A esos partidos de reciente cuño les ha soplado buen viento, tal vez porque la novedad de su almanaque les aleja de los errores del siglo anterior, y de los antiguos se puede decir que saben nadar con destreza. Crean liderazgos capaces de atraer la confianza de la sociedad, ofrecen soluciones dignas de atención sobre los problemas fundamentales, especialmente en esta época de penurias que les ayuda en el itinerario, y están presentes en todos los rincones del mapa. Sin embargo, son fragmentos de potencia relativa, piezas que a solas no pesan demasiado, todavía oposiciones sin destino cierto. El régimen, pese a sus dislates y en medio de las miserias que ha provocado, tiene dinero de sobra para enredarles la vida, y seguidores también. El descalabro vertiginoso de la “revolución” les concede grandes espacios, pero insuficientes todavía para asegurarse la victoria ante próximos desafíos.
En consecuencia, ninguno de esos partidos se puede imponer sobre sus semejantes sin pecar de soberbia y de idiotez. Ninguno tiene a solas la llave del triunfo, ni la figura que se mantendrá en las alturas contra viento y marea. Los partidos no solo tienen el derecho, sino también la obligación, de mostrar su peculiaridad, pero sin pasarse de listos porque sienten el favor de una temporada auspiciosa. Todo ha sido muy rápido, como para no imaginar en la víspera el derrumbe del poderoso y la alternativa de ser gobierno más temprano que tarde, pero todavía hay ocasión para no actuar como oposiciones.

Elías Pino Iturrieta
Las oposiciones
El Nacional. Caracas, 12 de julio de 2015

Marta Colomina: Es hora de despedirlos con votos

Esta semana el dólar paralelo sobrepasó los 600 bolívares que el chavismo nos juró que eran fuertes. Más de medio millón de aquellos a los que Chávez les quitó 3 ceros, aplicándonos, de un solo golpe, una devaluación del 1.000%. Con 100 bolívares de hoy adquirimos, con suerte, la centésima parte de lo que antes comprábamos con 100.000 de los viejos. Ya quedan pocos rojitos inocentes que digan que no les importa que un dólar costase este jueves 616.000 bolívares porque ellos no usan dólares, y que nuestra moneda se devalúe 10% cada día. Y son pocos porque con los “exprópiese”; la regaladera a Cuba, Nicaragua, Argentina, Bolivia y hasta Guyana y el Caricom; la compradera de armas; la ineptitud y corrupción, el régimen despilfarró los enormes ingresos petroleros, se endeudó hasta límites impagables y está vendiendo a precio de remate los escasos activos que le quedan al país. El desesperado Maduro acaba de perdonar a Uruguay 138 millones de dólares de deuda con Pdvsa (debía 400 millones y pagará en alimentos solo 262 millones), como remató la deuda de República Dominicana. Desde hace 3 meses está inactivo el cupo electrónico del Cencoex, el mismo tiempo que el BCV no asigna divisas a las casas de cambio. Las reservas internacionales han caído más de 6 millardos de dólares este año. El dólar se dispara no porque el “imperio” y los “especuladores de Fedecámaras” le hayan declarado la guerra económica a Maduro, sino porque su régimen tiene encendida día y noche la máquina de hacer billetes del BCV, emitiendo miles de millardos de bolívares sin respaldo, con los que echa gasolina al fuego de la inflación. Los enfermos mueren de mengua en los hospitales, sin insumos y con equipos dañados porque no hay repuestos, y la Federación Farmacéutica denuncia que el gobierno está distribuyendo fármacos sin registro sanitario. Expertos nos aseguran que tampoco existen los insumos para potabilizar el agua que bebemos. Seis años como canciller sin nombrar ni una sola vez la palabra “Esequibo” y ahora, ante la proximidad de las parlamentarias, Nicolás simula un patriotismo que nadie cree.
Maduro ha liquidado las reservas y aumentado tanto el déficit fiscal, que voceros internacionales pronostican que vamos al default, “a no ser que China decida rescatarla”, cosa improbable porque la economía china no está en su mejor momento. Una mirada sobre la destruida Venezuela nos muestra que solo capta 0,2% de la inversión extranjera en Suramérica. El economista Steve Hanke aseguró a El Nuevo Herald que la inflación en el país estaría en 615% y que por eso el BCV oculta las cifras desde enero. Heinz Dieterich, asesor de Chávez largo tiempo, escribe que el control de cambio, que debió ser temporal, “se convirtió en toxina que destruyó todo el tejido productivo y distributivo del país. La troika, en lugar de gobernar, mira paralizada –como el conejo ante la serpiente– el caos que ha producido. La dimensión del desastre –sigue Dieterich– se mide en resultados desgarradores: caída de 7,5% de la economía, la inflación más alta del mundo, la pobreza subió de 33,5% en 2009 a 38,2% en 2013 y César Gallo calcula que a fines de 2015 estará en 55%. La troika –concluye Dieterich– ha perdido el apoyo de las masas, que la hace, correctamente, responsable del desastre”.
Aumentan las críticas internacionales por la violación de los derechos humanos en Venezuela y su solidaridad con los presos políticos, de quienes piden a Maduro su inmediata liberación. Esta semana, la solicitud de liberar a López, Ceballos, Ledezma y demás presos políticos, vino de la Internacional Socialista. Del 16 al 19 de este mes vendrá al país una misión de la UE integrada por eurodiputados del Psoe, PP, Izquierda Unida e independientes, para pedir respeto a los derechos humanos y elecciones libres. La creencia de que la paz y la democracia en Venezuela depende de elecciones limpias el 6-D es generalizada. El presidente peruano, Ollanta Humala, expresó en España que el “futuro de Venezuela se definirá con las elecciones del 6-D”. De lo que nadie está convencido es que sean libres y limpias con las prácticas actuales de un CNE fraudulento, negado a que haya observadores internacionales neutrales y calificados. El mismo que aprobó las tramposas proyecciones de población del INE y qe nos mostró en las fracasadas internas del PSUV el reflejo de lo que serán las del 6-D, prorrogando el proceso hasta las 10:00 pm, hora en la que actúan delictivamente los grupos armados rojos contra electores y testigos de mesa opositores.

Por eso Luis Almagro, secretario general de la OEA, está insistiendo en venir este mes a Venezuela para solicitar al gobierno que haya la observación calificada de la OEA en elecciones. El ex jefe de la Misión de Observación Internacional de la OEA en Venezuela de 2000 a 2005, Rubén M. Perina, formula una serie de recomendaciones a Almagro, tales como no aceptar una invitación de último momento ni un “acompañamiento”, al estilo del muy parcial Unasur. Debe insistir en el envío de una misión cabal y rigurosa, por lo menos dos meses antes de los comicios, que debería tener total independencia, imparcialidad y profesionalismo. No debería ser un mero acompañamiento y sin voz pública; ello desvirtuaría la naturaleza de la misión y la tornaría irrelevante. Perina sugiere también a Almagro, "solicitar, como precondición para aceptar la invitación, la liberación de todos los presos políticos y el fin del acoso a los pocos medios independientes que todavía sobreviven la presión chavista. Con presos políticos y prensa amordazada no hay elecciones libres ni justas”.
La MUD debe emprender una campaña interna y externa que le haga entender a Maduro que con las actuales condiciones electorales, Venezuela y el mundo sabrán que estos comicios serían los más fraudulentos, justo cuando todas las encuestas indican que su régimen perderá por paliza y los venezolanos iremos a votar masivamente para despedir con nuestros votos al peor gobierno de la historia.

Marta Colomina
Es hora de despedirlos con votos
El Nacional. Caracas, 12 de julio de 2015