viernes, 20 de junio de 2014

Antonio Sánchez García: La diplomacia cómplice

¿Qué pretende la infeliz e hipócrita iniciativa de la Casa Blanca conjuntamente con Brasil frente a nuestra tragedia? ¿Cuál es el fin de esta diplomacia cómplice? Desde luego: su objetivo real no es intervenir en nuestros asuntos a favor de la defensa de los derechos humanos, la libertad de nuestros presos políticos y la transición hacia la democracia. Es seguir dándole cuerda al estropeado reloj del diálogo, a ver si aparenta poder darnos la hora del tiempo de Dios, que para Biden, la Rousseff, Raúl Castro y Nicolás Maduro pareciera perfecto.

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Joe Biden, vicepresidente de Estados Unidos, nos ha entregado una perla de la diplomacia cómplice. La de “los buenos modales” que critica nuestro buen amigo Oscar Arias. Por una parte, la señora Jacobson, subsecretaria del Departamento de Estados para Asuntos del Hemisferio, asegura que no existen razones que justifiquen la aplicación de sanciones a altos funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro, toda vez que hay conversaciones en curso entre la llamada “oposición” y el gobierno que podrían verse perjudicadas por la acción unilateral de su gobierno. Razones que llevan al Departamento de Estado y al gobierno de Obama, del cual el señor Biden es vicepresidente, a cerrarse a las recomendaciones de sus propios senadores, que han votado a favor de la aplicación de dichas sanciones. Sus razones son tan palmarias que el pretexto no puede ser más impropio, falso y engañoso: ciudadanos venezolanos responsables de la represión saldada con 43 asesinatos, cientos de heridos y miles de prisioneros disfrutan de las exquisiteces de la democracia norteamericana, poseen ingentes bienes de fortuna en inversiones, depósitos bancarios y propiedades inmobiliarias “en el imperio” y se pasean en sus carros, aviones y yates de lujo como ejemplares turistas por las playas americanas.
Mister Biden acaba de reunirse con la señora Rousseff, presidente del Brasil, segunda figura del PT brasileño que encabeza su compañero Lula da Silva, fundador y guía, junto con Fidel Castro, del Foro de Sao Paulo y factor decisorio de Unasur, un parapeto del injerencismo castrocomunista en América Latina, que en un acto absolutamente unilateral decidió, por cierto a pedido del canciller venezolano, Elías Jaua, y la venia de Raúl Castro, la urgente intervención extranjera en los asuntos internos de Venezuela para boicotear las acciones de protesta pacífica y democrática de la juventud y el pueblo venezolanos con la dictadura de Nicolás Maduro. Respaldándose en la aceptación de dicha injerencia por parte de un sector de la oposición que nada tenía que ver con la gigantesca ola de protestas que sacudían al país poniendo en jaque la estabilidad del gobierno.
Vale decir: el vicepresidente de Estados Unidos, que no ve razones para aplicar sanciones perfectamente cónsonas con el espíritu y la letra de las determinaciones constitucionales y las tradiciones democráticas norteamericanas –sanciones que puede aplicar con efectos inmediatos con un simple ejecútese del Salón Oval–, cuyo peso decisorio en el hemisferio supera el de cualquier otra potencia mundial y cuya voluntad podría inducir cambios dramáticos en la situación de nuestro país, atribulado por una dictadura, se ve en la necesidad de reunirse con la presidente de la principal potencia de la región y solicitarle humildemente que haga algo para que en Venezuela “haya un poco más de democracia”.

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Si Mister Biden no sabe que Dilma Rousseff participó en un comando terrorista que secuestró en septiembre de 1969 a Charles Elbrick, embajador de Estados Unidos en Brasilia, asaltó bancos y cometió otros graves delitos contra la cosa pública, constituye una de las fichas criadas por Fidel Castro para llevar a cabo una estrategia diseñada por el Foro de Sao Paulo para el cual la supervivencia de la dictadura venezolana es de crucial, de vital importancia, no merecería ser el vicepresidente de Estados Unidos. Está obligado a saber, al margen de las informaciones que el Departamento de Estado pueda recabar de parte de sectores interesados y anónimos de la llamada oposición venezolana, que Brasil jugó un papel fundamental en impedir que el llamado referéndum revocatorio cumpliera el cometido para el que fuera convocado, pusiera toda su influencia en juego en la OEA para boicotear su ejecutoria y toda acción opositora, hasta culminar su juego a favor de la dictadura impidiendo que la diputada María Corina Machado hiciera uso de la palabra en el seno de la OEA y empujara a las cancillerías amigas –todas, sin siquiera la excepción de la del presidente Santos, de Colombia– a intervenir en los asuntos internos de Venezuela a favor del régimen y en contra de la resistencia.
¿Qué pretende la infeliz e hipócrita iniciativa de la Casa Blanca conjuntamente con Brasil frente a nuestra tragedia? ¿Cuál es el fin de esta democracia cómplice? Desde luego: su objetivo real no es intervenir en nuestros asuntos a favor de la defensa de los derechos humanos y la democracia. Es seguir dándole cuerda al estropeado reloj del diálogo, a ver si aparenta poder darnos la hora del tiempo de Dios, que para Biden, la Rousseff, Raúl Castro y Nicolás Maduro pareciera perfecto.

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En un lúcido y valiente artículo publicado el 17 de junio pasado en La Nación de Costa Rica, el ex presidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz Oscar Arias Sánchez pidió, no sin un sesgo de dramatismo frente a las graves violaciones a los derechos humanos, el encarcelamiento y la sistemática persecución a los líderes de la resistencia que tienen lugar bajo la dictadura de Nicolás Maduro, dejar la política que llamó “de los buenos modales” –léase: la diplomacia cómplice– y en lugar de palabras exigir la liberación de los presos políticos y un inmediato cese de dichas graves violaciones en curso.
Dijo Oscar Arias textualmente, según reseña El Nacional de este 18 de junio: “No importa si Maduro se cree líder electo libremente, no importa si las encuestas reafirman su popularidad, no importa si algunas de sus políticas sociales supuestamente buscan aliviar la pobreza, no importa si carecemos de mecanismos efectivos para que la comunidad internacional intervenga: a fin de cuentas, quien suprime a la oposición es un enemigo de la democracia”. Las razones no pueden ser más evidentes y manifiestas, así mister Biden, las presidentes Rousseff, Kirchner y Bachelet y todo el resto de la camarilla de la Unasur pretendan desconocer, que Maduro “está persiguiendo a sus opositores con una maquinaria institucional cómplice y corrupta”, lo que consideró “un atropello a todo lo que inspira la Carta de las Naciones Unidas, la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos y, en general, el ordenamiento internacional de los derechos humanos”.
Duele y conmueve, al mismo tiempo, que un gran estadista y posiblemente el único que sobrevive en esta nuestra América plagada de oportunismo, corrupción, complicidad y engaño diga desde Costa Rica lo que llevamos 14 años esperando sea expresado por el llamado liderazgo opositor venezolano, con la notable y honrosa excepción de quienes están encarcelados y acorralados por el aparato de los esbirros de la satrapía: “Dirán que es poco lo que podemos hacer. Dirán que aquello tiene asomos de proceso judicial y es difícil demostrar la total arbitrariedad de las investigaciones. Dirán que hay que ser cuidadosos de no equiparar el gobierno venezolano a otros regímenes mucho más brutales. Me tiene sin cuidado. En las palabras de Willian Faulkner: ‘Creo que el hombre no solo perdurará, sino que prevalecerá. Creo que es inmortal no por ser la única criatura que tiene voz inextinguible, sino porque tiene un alma, un espíritu capaz de compasión, de sacrificio y de perseverancia’. Valores de la humanidad. No basta tener una voz. Solo sirve si la usamos para defender los más caros valores de la humanidad. Me sumo al coro que pide la liberación de Leopoldo López. Me uno al coro que pide el fin del proceso contra María Corina Machado. Me sumo al coro que condena este circo alucinador, donde la locura se hace pasar por inventiva, y la intransigencia por patriotismo. Lo más probable es que el gobierno de Maduro ignore mis palabras. Con suerte, me endilgará el caché de ser agente de la CIA. Lo que no puede ignorar es una verdadera avalancha de censura internacional. Lo que no puede ignorar es la sumatoria de miles y miles de voces en cientos de países, articulando la condena que hasta ahora no ha adquirido la contundencia que merece. ‘Libérenlos’. El único comportamiento que un demócrata puede aceptar de parte de Maduro es el cese de toda hostilidad contra los opositores. En ninguna democracia del mundo existen presos políticos. ‘Libérenlos. Libérenlos. Libérenlos’. Eso es lo único que es políticamente correcto decir, porque es lo único que es humanamente correcto exigir”.
No me cabe la menor duda: si el predicamento del ex presidente Oscar Arias predominara en los despachos de la llamada dirigencia democrática de Venezuela y antes de dialogar con el responsable de las iniquidades denunciadas por el Nobel de la Paz se hubiera unido a la resistencia y hubiera planteado esa única exigencia, con valor, con decisión, con nobleza y dignidad, la suerte de Leopoldo López y de todos nuestros presos y perseguidos políticos sería otra. Un eterno agradecimiento a Oscar Arias.

Antonio Sánchez García
La diplomacia cómplice
El Nacional. Caracas, 20 de junio de 2014

Laureano Márquez: Your Dany

Alguien tiene que salir en defensa de S.M. Nicolás I. Es una pena que tenga que venir a hacerlo un integrante de los Fasci di combattimento, pero así es la vida: no siempre lo defiende a uno quien quiere, sino quien puede.
La carta de esta semana nos ha dejado a todos atónitos. Un hombre que lleva 16 años siendo el cerebro de esta torta intergaláctica, por decirlo de la manera más elegante posible, nos anuncia ahora que el país vive una debacle política y económica y que el responsable de ello no es la cacareada “guerra económica”, sino alguien con nombre y apellido que, en términos frutales, es el opuesto a verde. Como dirían los españoles: “¡manda huevos!”, que también escasean.
Vamos por parte, Mr. Dany, aquí nadie está pisoteando ningún ideal, aquí no hay equivocación de rumbo, ni traición de liderazgo. Lo que Venezuela está viviendo en este tiempo es la consecuencia de la política destructora que usted y su equipo han venido implementando durante los últimos 16 años; y me disculpa, “pero me veo obligado por razones de conciencia” a hacer pública esta opinión. Lo que vivimos no es otra cosa que la continuidad de lo que teníamos, las disparatadas consecuencias de tener a Curly, Larry y Moe en la conducción del rumbo económico del país. No venga usted ahora a lavarse las manos como Poncio Pilatos lavó las de él, comentándonos en su misiva que esta tragedia en la que se ha convertido nuestra patria tiene un año de antigüedad. No, no, no: esto es lo que ustedes construyeron. Este desastre, si algo tiene, es coherencia; o como diría el inolvidable Kiko Mendive: “esto es una desorganización muy bien organizada”.
Nos dice usted que esta pesadilla que padecemos estuvo movida por “el sueño de un mundo mejor”. ¿Una inflación que se acerca a tres dígitos es un mundo mejor? ¿La destrucción del aparato productivo nacional para pasar a depender de las importaciones es un mundo mejor? ¿25.000 muertes el año pasado es un mundo mejor? ¿Más de 3000 detenidos y más de 40 muertos y un sinfín de torturados es un mundo mejor? Descubre usted, casi con asombro, que se robaron los fondos del Estado en el momento en que más dinero le ha entrado a Venezuela en toda su historia y que el dinero se está usando con fines políticos. Descubre usted que hay un “vacío de poder” y una incapacidad estructural para la conducción de los destinos del país. Caramba, ¡y lo viene a descubrir precisamente el día en que lo botan! Cuentan que cuando Nikita Jrushchov, en el XX Congreso del Partido Comunista Soviético, denunció las atrocidades de Stalin en su famoso “discurso secreto”, uno de los presentes, desde el anonimato de la sala, gritó: “¿y por qué no hablaste antes?” y Jrushchov respondió inquiriendo: “¿Quién dijo eso?… Que se ponga de pie el que dijo eso…”. Nadie se levantó, nadie asumió la responsabilidad. Entonces el nuevo líder ruso agregó: “como eres tú ahora, así era yo”. Todos somos cómplices de las atrocidades si no las denunciamos a tiempo o, dicho en criollo: tarde piaste, pajarito.
Nada, darle las gracias por todo. Los venezolanos no tenemos (ni tendremos en mucho tiempo) cómo pagarle.
P.S: Se me olvidaba: bienvenido al club de los fascistas y traidores a la patria. En su caso, de todas las patrias.

Laureano Márquez
Your Dany
Tal Cual. Caracas, 20 de junio de 2014

Editorial Diario Las Américas: Venezuela Un destino “nada chévere”

"Venezuela, el destino más chévere” fue uno de los lemas utilizados por el ministro Andrés Izarra para promover el turismo desde dentro y fuera de su país. Si no fuera porque algunos de los acontecimientos que se han vivido en los últimos meses son dramáticos, la frase sería para reírse a carcajadas durante horas.

El pasado 6 de enero, el mundo entero se conmovía tras la noticia de la muerte de la actriz Mónica Spear y su marido Thomas Henry Berry. Spear y Berry transitaban junto a su hija en un auto por la Autopista Valencia-Puerto Cabello, en el sector El Cambur del estado Carabobo, en la Región Central, cuando tras sufrir una avería fueron asaltados y asesinados delante de su pequeña, que quedó herida. Así acabaron las vacaciones de una familia que amaba a su país.

Ahora le tocó el turno al ciudadano alemán Cristophorns Wilhelm Deuts Keuters, quien murió en un tiroteo en el Hotel Eurobuilding, en Caracas. El hombre había llegado hacía unas horas al país y se trasladaba en un automóvil cuando recibió los disparos de unos motorizados. En un tiroteo posterior también perdió la vida uno de los presuntos delincuentes. En las últimas horas se conocía también que el Gobierno de Venezuela colocaba más trabas al turismo extranjero. El Ministerio de Turismo resolvió que los hoteles en Venezuela deberán exigir a los turistas extranjeros probar el origen legal de los bolívares que utilizan en sus transacciones para evitar así el canje de divisas en el mercado paralelo.

Visto desde fuera no parece nada “chévere” viajar como turista a un país que no puede garantizar mínimamente tu seguridad y cuyo Gobierno además quiere controlar todos los movimientos que hagas durante tu estancia.

Editorial Diario Las Américas:
Venezuela Un destino “nada chévere”
Diario Las Américas. Miami, 20 de junio de 2014

Eduardo Fernández: Maduro

El hecho político más significativo de esta etapa es que la conducción del Gobierno pasó de las manos de un jefe único e indiscutido a un difuso liderazgo colectivo cívico-militar
 
 
El presidente Maduro tiene una disyuntiva: o renuncia o asume plenamente su responsabilidad. Si renuncia, se encarga el Vice-presidente y hay que elegir un nuevo presidente en el lapso de un mes. ¿Estará preparado el país para unas nuevas elecciones presidenciales en el lapso de un mes? ¿Estarán preparados los partidarios del gobierno? ¿Estarán preparados los partidarios de la oposición? ¿Habrá acuerdo sobre el árbitro electoral?

La otra alternativa es que Maduro asuma plenamente su condición de Presidente de la República. De acuerdo con la Constitución nacional, el Presidente es el jefe del Estado, el jefe del Gobierno, el comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional, el conductor de las relaciones internacionales del país y el jefe de la Hacienda Pública.

El hecho político más significativo de esta etapa es que la conducción del Gobierno pasó de las manos de un jefe único e indiscutido a un difuso liderazgo colectivo cívico-militar. En este esquema, el Presidente aparece como una suerte de primus inter pares que tiene que negociar cada decisión y que sigue siendo el director de un gobierno ajeno, cuyo verdadero líder está irremediablemente ausente.

En mi opinión, Maduro debería hacer tres cosas: en primer lugar, cambiar radicalmente la composición humana de su gabinete. Formar un gobierno nuevo. Organizar un equipo de gente reconocidamente competente y honesta que sustituya al gobierno heredado. Pero no hacerlo con cuentagotas, como parece estarlo haciendo con Giordani, sino de frente y radicalmente.

En segundo lugar, cambiar las políticas equivocadas que nos han conducido a esta catástrofe económica. Y hacerlo también abierta y radicalmente. Anunciar al país que abandona las políticas equivocadas y que, con todo coraje, como jefe del Estado y como jefe de Gobierno, asume una rectificación impostergable.

En tercer lugar, tomar las decisiones que tienen que tomarse para enfrentar la crisis sin estar pensando en las próximas elecciones. Para eso sería más cómodo decidirse a no ser candidato a la reelección presidencial.

¿Será demasiado pedirle? Si lo hace bien, pasará a la historia con luz propia.

Seguiremos conversando.

eduardof18@gmail.com
@efernandezve

Eduardo Fernández
Maduro
Ultimas Noticias. Caracas, 20 de junio de 2014

Iván Simonovis: Cómplice necesaria

Señora Marjorie Calderón Guerrero, el 03 de abril del 2009, en su condición de Jueza y haciendo honor a su historia de abusos - empoderados y respaldados por este Gobierno represivo- me condenó a la pena máxima equivalente a treinta años de presidio.

¿La excusa?Adjudicarme el ser “Cómplice necesario” en los hechos acaecidos el día 11 de abril. ¿La razón? Sentar un precedente histórico que sirva de ejemplo para todo aquel que no siga su línea chavistoide. ¿El resultado? Un sentencia ilícita -basada en un juicio cargado de pruebas manipuladas- que equivale a una pena de muerte en cámara lenta. Señora Marjorie Calderón. Basta con esta sinopsis para darse cuenta que los roles están invertidos en esta acusación.

A saber, tal parece que la única “Cómplice necesaria” para armar este parapeto es Usted. “Cómplice necesaria” de un Gobierno que manipula el poder judicial para usarlo como arma de intimidación y así tratar de “reducir” a todo aquel que el Gobierno considere un posible opositor de nivel. Tratando de legalizar la injusticia.

Olvidando que aun así siempre será ilegítimo. Señora Marjorie Calderón, me pregunto si no siente Usted aunque sea un poco de vergüenza al saberse “cómplice necesaria” de todas las extemporáneas , anti jurídicas y ridículas peticiones de la Fiscalía General de la República, específicamente en la persona de la Fiscal Haifa El Aissami. En la cadena de poder, es Usted tan sólo un pobre peón más.

Señora Marjorie Calderón usted es una “Cómplice necesaria” de los acusadores privados, quienes solicitaron para nuestro caso la pena máxima, sin tomar en cuenta los argumentos presentados por nuestros abogados cada uno de los cuales nos exculpaban de toda responsabilidad en los hechos del 11-A.

Actuando como verdugo a sueldo y no como Juez , acabó con la vida de 9 hombres inocentes y de sus familias. Acabó con la esperanza de justicia de un pueblo. Pues si esto nos sucede a nosotros hoy, mañana puede sucederle a cualquiera. Incluso a Usted, cuando ya no sea el tonto útil del momento.

Fíjese a su alrededor y verá varios ejemplos. Señora Marjorie Calderón, al igual que en todas sus decisiones pertinentes a este caso, esta sentencia demoró más de lo debido. El pueblo venezolano, atendiendo a la manera en la cual Usted opera, debe estar seguro que no había dictado la sentencia antes, pues no hay manera fácil de justificar lo injustificable, a menos que una vez más Usted tuerza la Ley a favor de los objetivos de este régimen dictatorial. Como en efecto sucedió.

Todo esto es, historia viva de un país y en unos años pasará a los libros como un ejemplo de exceso. Gracias a su obra, su nombre no podrá ser olvidado. Señora Marjorie Calderón, usted ha sido “Cómplice necesaria” de la sistemática violación de mis derechos humanos, afectando mis condiciones físicas a niveles extremos.

Igualmente, gracias a su complicidad, las denuncias sobre los ataques realizados en contra de mi familia no progresan. Ha violentado una y otra vez lo establecido en el Art. 272 de la Constitución Nacional (respeto a los derechos humanos), así como lo establecido en el Art 83 de nuestra Constitución, relativo a la salud de las personas privadas de la libertad y más específicamente a lo pautado en el Art. 22 de la Declaración Universal de Los Derechos Humanos y los Art. 61 y 62 del Reglamento de Régimen Penitenciario en lo pertinente a la atención médica.

En tal sentido, he acordado con mis abogados ejercer todas las diligencias internacionales posibles hasta agotarlas, con el único objeto de que Usted sea juzgada por cada uno de los delitos que ha cometido.

Finalmente, en la calma que solo gozamos quienes no tenemos nada más que perder, le digo que mis hijos crecerán -conmigo o sin mí- siendo excelentes ciudadanos, porque mi esposa y yo hemos sido el mejor ejemplo de amor, principios y valores. Algo que, definitivamente, ninguno de sus hijos podrán experimentar jamás.


Iván Simonovis
Cómplice necesaria
Diario Las Américas. Miami, 20 de junio de 2014

Rafael Poleo: Todos adecos

Rafael Poleo
Todos adecos
El Nuevo País. Caracas, 20 de junio de 2014 (Blog Pedro Mogna)