viernes, 16 de mayo de 2014

Sebastiana Barráez: Ministro, he ahí a sus terroristas

MIJP. Es el del Interior, Justicia y Paz, general Miguel Rodríguez Torres. Debo confesar que lo conocí y le tome estima desde hace años. Es trabajador. Y aunque no lo crean es un hombre conciliador y considerado. Ha hecho esfuerzos por demostrar su eficiencia en ese mundo policial y de inteligencia, tan lleno de intrigas. Las protestas  estudiantiles sacaron lo peor de él como ser humano. Está convencido que trata con terroristas. Su desempeño, desde que fue director por primera vez de la entonces Disip, ha sufrido conspiraciones, traiciones y ataques incluso desde el interior del gobierno y del chavismo. Uno lo ve con su cara de niño bueno declarar, con pasmosa tranquilidad, que jovencitos, acabados de salir de la adolescencia, son los culpables de lo que le pasa al país. Y con esos ojos que entorna, casi buscando comprensión, este hombre es capaz de llamar terroristas a esos jóvenes que persiguen una quimera. Mi estimado ministro, y lo digo sin un ápice de ironía, usted está sentenciando como delincuentes a unos muchachos que apenas empiezan la vida. ¿Que hay en el país unos cuantos extremistas que quieren tumbar el gobierno? Ah, no me cabe la menor duda, pero no los busque entre esos jóvenes estudiantes. Usted fue a la academia muy joven, y le formaron con el espíritu y la mente del militar, por eso no sabe lo que es pensar en absoluta libertad, en dejarse envolver por la natural rebeldía de quien se quiere comer el mundo. Hace unos días, ministro, yo fui por los campamentos de los jóvenes en la avenida Francisco de Miranda. Caminé entre ellos como una turista, pero con la mirada de la reportera que siempre he sido. ¿Que entre ellos haya consumidores de droga? No lo dudo, ministro. Igual que en las universidades, en los liceos, incluso en las escuelas. ¿O es que usted cree que en los cuarteles no hay consumidores? Que haya entre esos muchachos algunas relaciones promiscuas, no lo dudo. ¿Pero es que alguno de nosotros, mi estimado ministro, puede hablar de pureza en cuerpo y alma? Peor aún, nos hemos convertido en una sociedad de hipócritas que tratamos de ocultar bajo la alfombra todo aquello que sobre el sexo no queremos admitir. ¿Terroristas? Eso es lo que más terrible de lo que usted ha dicho y de lo que repiten algunos gobernadores inmorales. Cuando era chica yo también lancé piedras, yo también tranque calles, yo también corrí con un guardia a mis espaldas, yo también recibí un peinillazo y tragué lacrimógenas, yo también protesté ante la injusticia y por la impotencia de gobiernos de turno que sólo defienden el poder que ocupan. A los adecos y copeyanos de entonces no se les ocurrió levantarnos expedientes ni mandarnos para las peores cárceles del país. Este gobierno, que habla de revolución, de justicia y de humanidad, ha mandado para las penales a jóvenes golpeados y vejados. ¿Y usted, ministro, señala con de delincuentes a los chicos que hoy protestan contra el gobierno? Su señalamiento es coreado por el ministerio Público, por los tribunales, por los militares, por los policías. Permítame decirle, con el debido respeto, que en la frontera sí sabemos dónde están los terroristas y dónde están los campamentos. La guerrilla colombiana (ELN, FARC) y la venezolana (FBL, FPLN), los paramilitares (Los Urabeños, Los Rastrojos) sí usan armas, también drogas, explosivos, aplican el sicariato, el secuestro y la extorsión. Y ni usted ni la Fuerza Armada les tiran un triquitraqui. Esos sí son violentos y le aseguro que si usted le llega a uno de esos campamentos, como le llegó a los estudiantes desnudos y dormidos en Altamira, la respuesta sería otra y el desenlace también. Por favor, señor ministro, no siga asesinando el futuro de esos jóvenes cuyo único delito es responder a la natural rebeldía de su edad.

VETELCA. Es la empresa del Estado encargada de teléfonos. Acaban de descubrir el negocio que tienen montados en las tiendas. En San Cristóbal, el gerente de Movilnet, se sienta en la Plaza Los Mangos, que está frente a la tienda. Allí vende por el doble y triple del precio los teléfonos. “Sólo le vende a mujeres y hay que pagar en efectivo”. El descarado saca los teléfonos a nombres de familiares, por lo que el cliente tiene que esperar a que les haga los traspasos. Hay un galpón junto a la tienda llena de teléfonos y motos. Si usted entra a la tienda no encuentra un solo teléfono para la venta.

TECNOLÓGICO. Es el Instituto Tecnológico Sucre de Punto Fijo.  Es una empresa de sacar dinero a los estudiantes. Violando la resolución del Ministerio montan los actos de grado y los obligan a pagar cifras millonarias. “Este año estará entre Bs. 9 y 10 mil, por alumno”, les dicen.  El que no puede pagar “tendrá que esperar más de un año para retirar el título”. A un estudiante que está en discusión de tesis le salieron con el cuento que debe pagar Bs. 1.300 y presentar un trabajo especial para subirle la nota de 11 puntos a 12, dizque porque no tiene el mínimo de promedio académico, “según un artículo de un reglamento del Ministerio de Educación”, que nadie sabe dónde está. El Ministerio debe recordarle al Tecnológico Sucre que no le pueden negar el derecho a graduarse a un estudiante porque no tenga dinero.

CONSEJOS. Son los comunales en El Cutufí del estado Apure. No quieren que se hagan la sobras del Sarare para El Nula. Es decir, los ríos Sarare y Arauca forman una isla y sus consejos comunales hacen mayoría. Por eso imponen que las obras se hagan ahí y no en El Nula. Ellos responden a gente del poder político en Caracas. OTRO. Es el consejo comunal Ezequiel Zamora, del hato Los Blancos I en la vía Guasdualito-Guacas de Rivera. La comunidad reunió dinero y le pusieron la luz. Ahora el consejo comunal está haciendo un proyecto para solicitar el dinero de esa obra que ya está hecha.

BANFAN. Es el Banco de la Fuerza Armada. No tiene aún la plataforma necesaria para cubrir las demandas de los miembros activos, pensionados y empleados civiles de la FANB. El Ministerio de la Defensa depositó ahí los sueldos, bonos vacacionales y las nóminas de algunos miembros. Le creó un problema al personal militar, sobre todo en las sucursales del interior del país, porque no hay libretas, ni chequeras, ni tarjetas de débito. El banco ha avanzado pero es prematuro recargarle tal demanda.

AMADO. Es Nervo, el poeta mexicano, que murió en 1919, el que un día escribió: “Bien sé que para verte,/ he menester la alquimia de la muerte/ que me transmute en alma, y delirante/ del amor y de ansiedad, a cada instante/ que llega, lo requiero/ diciéndole: “Ah, su fueses tú el postrero!”/ Es tan desmesurado, tan divino/ y tan hondo el futuro que adivino/ a través de las rutas estelares./ y de uno en otro de los avatares,/ siempre contigo, noble compañera,/ que por poder morir, ¡ay, qué no diera!”.

Última Hora
  • Cómo estarán dando tientas en el Táchira con la seguridad, que Vielma Mora anunció el regreso del G/B Jesús Alberto Milano como Jefe de la Zodi-Andes.
  • Siguen los cierres de programas de radio, como Plomo Parejo, y el acoso a los medios escritos. El silencio es la peor opción para la democracia.
  • A uno de los escoltas de la secretaria de Gobierno del Táchira le robaron una camioneta.
  • Los medanos de Coro cubren casi toda la vía. Nunca antes se vio tanto descuido en los trabajos de limpieza.




Sebastiana sin Secretos
Ministro, he ahí a sus terroristas
Sebastiana Barráez Pérez
Quinto Día. Caracas, 16 de mayo de 2014

Jean Maninat: ¿Un diálogo sin dolientes?

Mientras empezamos a escribir lo que serán estas líneas, la MUD ha anunciado que congela su participación en el proceso de diálogo que se venía realizando con el concurso de facilitadores externos. Ni bien estalló la noticia en las pantallas, empezó el encarnizado ejercicio de colgar culpables y salvar responsabilidades. Retintinearon con nuevos brios los "estaba cantado", "yo se los advertí", "con dictadura no se dialoga"  y el resto de anatemas que se levantaron cuando se vislumbró la posibilidad de establecer un ámbito de discusión con el Gobierno. En el fondo subyacía y sigue subyaciendo, la aspiración de algunos sectores de barrer los "obstáculos colaboracionistas" que, según su entender, impedían atrapar el mango bajito de la caída del régimen.

Lo cierto es que, a tres meses de comenzar las justas y valientes manifestaciones estudiantiles; de la aparición de "La Salida" como opción diferente y diferenciadora; y luego de su progresiva trasmutación -alabado sea el Señor- en una entidad que asume todas las posibilidades abiertas: la calle, las etapas, crecer en las alcaldías y gobernaciones, acumular fuerzas, ser instigadora del diálogo, contemplar la eventual participación electoral -es decir asumir lo que ha sido la posición de la MUD, pero desmarcándose de ella- la fruta sigue allí, pendiendo en el aire, agitada ciertamente, pero sin cumplir el vaticinio de Newton de tarde o temprano, atraída por las fuerzas de la gravedad,  caer irremisiblemente  a tierra.

El debate ha sido bastante civilizado entre quienes dirigen -o más o menos intentan conducir- a la oposición. (Los francotuitiadores de los laboratorios miameros han perdido fuelle gracias a sus lunáticos planteamientos). Si es verdad que las posiciones se están acercando cada vez más, ¿qué impide que se relance una nueva plataforma unitaria para darle nuevos bríos a la contienda democrática? ¿Cuáles son las diferencias -tan abismales- que impiden una acción común y convincente? Preguntaba un amigo y preocupado observador extranjero de nuestros quehaceres. Son dos preguntas básicas que no deberían ser tan difíciles de responder, sobre todo si tenemos en cuenta el clima ecuménico que se ha venido desarrollado últimamente.

Ahora que la puerta del diálogo pareciera estar a punto de cerrarse -a la espera de la reunión con la troika de cancilleres de Unasur y el Nuncio Apostólico- todo indica que haría falta una discusión, abierta, transparente, pero entre los diversos componentes de la MUD para tratar de ubicar en cuál coordenada de la carta de navegación se encuentran. (Corresponde a los estudiantes y sus líderes naturales decidir si participarían en un ejercicio semejante. Lo mismo vale para los otros sectores). Con la derrota del diálogo también pierde la oposición. La fantasía según la cual haber mostrado al mundo las iniquidades del régimen, su destructiva acción económica y su inagotable capacidad represiva, sería suficiente para que la comunidad internacional entre en razón y reconozca plenamente todos los argumentos opositores, es eso: una quimera. Hay que tener la razón y saber hacerla avanzar y allí se está en deuda.

Venezuela se ha convertido en el fastidio del vecindario, en la basurita aferrada a los ojos de los gobernantes de la región. De la troika de cancilleres de Unasur, dos tienen ante sí procesos electorales a tiro de piedra y el Nuncio Apostólico está realizando la primera mediación de Francisco en su mandato como Papa. A ninguno le interesa que el diálogo fracase completamente. Por tanto, a la oposición le podría interesar batir la puerta, pero dejando un pie metido contra el quicio, para que quede abierto un intersticio por el cual obligar la atención de los representantes internacionales. Dejarlos ir sin más, después de haber expresado el enojo y la indignación con la actitud del régimen, sería poco hábil y menos útil.  Si el diálogo fracasa por culpa del Gobierno, hay dos objetivos a proseguir con la representación internacional que tendrían amplio apoyo: la medida humanitaria para Simonovis y la vigilancia efectiva de los procesos electorales.

Paradójicamente, el diálogo podría tener más dolientes afuera que adentro del país.

@jeanmaninat

¿Un diálogo sin dolientes?
Jean Maninat
El Universal. Caracas, 16 de mayo de 2014

Maruja Tarre: Estuve allí

Se debe exigir nombres a la Sra. Jacobson y la renuncia de los que estén involucrados

Cada vez que vengo a Washington, trato de asistir a los eventos sobre Venezuela que hay en la ciudad y muy especialmente a las interpelaciones en el Congreso. Por lo tanto estuve presente en el famoso testimonio de Roberta Jacobson, pude presenciar las actuaciones de los parlamentarios y las presentaciones de los otros testigos.

Desde un principio la Sra. Jacobson me pareció increíblemente mal preparada para un testimonio ante el Congreso. Los parlamentarios hicieron preguntas obvias y ella dudaba o permanecía en silencio. Provocó la ira del senador Mc Cain cuando éste le preguntó sobre la injerencia cubana en Venezuela y ella respondió con generalidades "por motivos de seguridad". El objetivo de la interpelación era conocer la opinión del Ejecutivo sobre las sanciones personalizadas en contra de violadores de DDHH en Venezuela. Obviamente las preguntas se centraron sobre el tema, cuestionando el hecho que se han impuesto sanciones en muchos países y se duda en el caso nuestro. Jacobson se notaba acorralada y los parlamentarios muy impacientes. Finalmente dijo: "la oposición venezolana me lo ha pedido, la MUD". Al ver la estupefacción generada por sus palabras, rectificó: "la sociedad civil, parte de la sociedad civil". Posteriormente, ella y el Departamento de Estado desmintieron que hubiera dicho lo que oímos que sí dijo. Llama la atención que la funcionaria encargada de América irresponsablemente incriminó a toda la MUD y luego se negó a dar nombres "porque no se sentía cómoda".

Pero ya el mal está hecho. La MUD no tenía buena imagen entre sectores del país y esto la puede hundir totalmente. Aunque sea injusto para algunos, si se quiere salvar la Unidad, me parece indispensable exigir nombres a la Sra. Jacobson y la renuncia de los que estén involucrados.

maruja.tarre@gmail.com

Estuve allí
Maruja Tarre
El Universal. Caracas, 16 de mayo de 2014

Eduardo Mayobre: La guerra de Pedro Elías

Hace no mucho tiempo conversaba con mi tía Hilda Mayobre, hermana menor de mi papá, sobre lo sucedido en Cumaná en 1929 y ella me habló de la guerra de Pedro Elías. Se refería a lo que la mayoría de los venezolanos conocemos como la invasión del Falke. Le pregunté por qué la llamaba de esa forma y me contestó que así era conocida en la Cumaná de la época. Ella era para entonces una niña y se le quedó la frase desde entonces. Me aclaró que para el momento de los acontecimientos mi padre se encontraba en Caracas, adonde hacía poco había viajado.

Para quienes llegaron tarde, quiero decir los jóvenes, debo aclarar que la expedición del Falke fue uno de los principales intentos para terminar con la dictadura de Juan Vicente Gómez. Un grupo comandado por el general Román Delgado Chalbaud, que comprendía desde viejos caudillos hasta estudiantes de la Generación del 28, navegó desde Danzig, Polonia, hasta la boca del río Manzanares con el objeto de desembarcar, tomar la ciudad e iniciar desde ella una insurrección nacional. El plan contemplaba, además, un ataque casi simultáneo por tierra de tropas compuestas en su mayoría por indios guaiqueríes, comandadas por Pedro Elías Aristeguieta, quien había entrado previamente a Venezuela de manera clandestina.

El desembarco tuvo lugar el 11 de agosto y las fuerzas rebeldes avanzaron desde el puerto por la llamada calle larga (hoy avenida Bermúdez) hasta el puente sobre el Manzanares que comunica con el centro de Cumaná. Ahí se produjo el encuentro. Tanto Delgado Chalbaud como el presidente del estado, general Emilio Fernández, iban al frente de sus tropas. Ambos murieron, con minutos de diferencia, cada uno en un extremo del puente. Las fuerzas se dispersaron. Pedro Elías Aristeguieta logró tomar la plaza al día siguiente, pero por falta de armamento no pudo resistir. Se retiró al pueblo El Pilar donde libró combate con fuerzas del gobierno y fue herido de muerte. Hay una excelente novela de Federico Vegas que narra estos sucesos.

Pedro Elías era miembro de una de las familias más tradicionales de Cumaná, emparentada con el Mariscal Sucre. Antes de embarcarse desde Trinidad hacia la península de Araya con el objeto de participar en la aventura, remitió a un amigo sus memorias. Están recogidas en el libro Los desterrados y Juan Vicente Gómez de otro insigne cumanés, don Diego Córdoba.
De ellas son las siguientes citas que considero instructivas para la Venezuela del siglo XXI.

“Mayo 10, 1929: Los patriotas venezolanos dejan de ser patriotas cuando dejan de ser decentes, cuando su decencia y su patriotismo llegan al punto de la ‘locha’. El doctor Dominici (quien sería presidente en caso de triunfar la insurrección) suplica, insiste y se entristece… Un buen número de sus amigos ricos les ponen velas a los santos con tal de verlo en el poder para gozar el poder a sus anchas, pero no le dan ni una ‘locha”.

“Mayo 21: Voy a escribir un poema. En los días de gloria de nuestros estudiantes, los jefes de la Academia Militar tendieron en fila a los cadetes. En la arenga ‘épica’ les dijeron que debían estar listos para cumplir su deber, para disparar contra el pueblo y contra los estudiantes. En silencio, crecidos de grandeza, los cadetes depusieron las armas y se encerraron en los sótanos de la Academia. ¡El poema está ahí escrito!”.

Es un poema. Pero alguien más astuto y más moderno, quizás el comandante eterno, quien conocía bien a los cadetes, o su padre barbado con sus sabios consejos de ultramar, anticipándose a esa grandeza de las fuerzas armadas institucionales, urdió que fueran otros los llamados a disparar contra el pueblo y contra los estudiantes. Y en el siglo XXI los dotó de motocicletas, armas, aparatos electrodomésticos chinos y hasta viviendas. Los llamó colectivos. Cuando la dictadura de Juan Vicente Gómez se denominaban “La Sagrada”. Pero eso es otra historia.

Lo cierto es que la guerra de Pedro Elías no triunfó. Hubo que esperar a que el dictador muriera de muerte natural, a finales de 1935, para que comenzara un lento y accidentado camino hacia la libertad y la democracia. Su sucesor pedía calma y cordura. En el siglo XXI, el sucesor, también designado por un presidente que falleció por causa natural, aunque más joven, no atina a decidirse entre pedir calma y cordura o declarar la guerra a muerte. Parece que no ha madurado. O que todavía está tratando de contar los cabellos que quedan de lo que una escritora tránsfuga bautizó como la rebelión de los ángeles.

En conclusión: la guerra de Pedro Elías, a quien Diego Córdoba define como un santo de la patria, aún está pendiente.

La guerra de Pedro Elías
Eduardo Mayobre
El Nacional. Caracas, mayo 16 de 2014

Gerardo Blyde: Acepto el debate

La primera conspiración en contra de la Constitución se ha venido dando desde los poderes públicos


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El pasado lunes José Vicente Rangel, en su columna semanal, señaló que "es urgente que los venezolanos debatamos, democráticamente, todo cuanto tiene que ver con la estabilidad del orden democrático y constitucional y las amenazas que en su contra se ciernen". Más allá de su parcializada visión de la realidad venezolana -sin negar que seguramente la mía también es parcializada y muy distinta a la suya- resulta más que tentador (no estoy seguro si muy útil), asumir el reto y dar el debate.

Luego de señalar los peligros que según él enfrentan, afirmó que "... es evidente que en el ordenamiento jurídico vigente hay vacíos a la hora de asumir la defensa de la Constitución y la democracia, en especial cuando se enfrenta la amenaza de una conspiración atípica... ". Comencemos entonces con esta idea: ¿hay vacíos en nuestro ordenamiento jurídico para defender la Constitución y la democracia?

Es Venezuela una de las repúblicas que posee uno de los textos constitucionales más extensos del mundo; una de las críticas iniciales fue que había sido redactada de manera muy reglamentaria por lo que muchos de los principios, derechos y garantías que contiene, además del desarrollo de las competencias de los diferentes órganos del Estado, han debido desarrollarse en textos legales y no en la propia carta magna. Ello permitiría que, con la evolución de la sociedad, las leyes que deben desarrollar el texto constitucional se fueran adaptando a tal evolución social en su conjunto.

Primera conclusión: nuestra Constitución es extensa y deja en muchos aspectos poco margen para el desarrollo legislativo en comparación a otros textos constitucionales; por ello, en principio, podemos afirmar que no hay falta o vacíos normativos sino antes bien exceso de normas. Lo que en un inicio podía haber sido observado como error de técnica legislativa, hoy, dada la calidad de nuestro Parlamento, más bien se ha convertido en un freno contra aquellos que han pretendido modificar su contenido.

Lo que sí ha sucedido es que tanto la Asamblea Nacional al legislar en muchas materias, como cuando esta función la ha asumido el Presidente por habilitación para legislar (que le ha sido otorgada sin límites ni temporales ni de materias, en una completa deformación de la figura de la Ley Habilitante), así como cuando el TSJ ha interpretado el texto constitucional reformándolo sin tener esa facultad, se ha venido a lo largo de los años, violando el contenido de la propia Constitución.

Segunda conclusión: hay leyes, decretos con fuerza de ley y sentencias que han venido contradiciendo y reformando el texto constitucional violentándolo abiertamente (podemos dar decenas de ejemplos). Por ello, en nuestro criterio, la primera conspiración en contra de la Constitución se ha venido dando desde los propios poderes públicos dominados por los autodenominados revolucionarios. Los poderes con competencia para defender la vigencia plena de la Constitución han sido sus principales destructores.

Entiendo que Rangel se refiere en específico a un supuesto vacío de mecanismos constitucionales y legales para hacerle frente a intentonas para subvertir el orden democrático y constitucional y por ello, tangencialmente, justifica entonces detenciones sin órdenes de captura, allanamientos sin mandatos judiciales, prohibición de manifestaciones públicas en guetos impuestos sin base jurídica y desaplicación de principios fundamentales como el debido proceso, el derecho a la defensa y tantos otros desmanes.

Olvida Rangel que quien ejerce el poder tiene la facultad de declarar los Estados de Excepción establecidos en la propia Constitución -y desarrollados en Ley Orgánica- que le permiten cierto margen de actuaciones suspendiendo temporalmente algunos procedimientos para mantener el orden constitucional. Tanto en la Constitución como en la ley, se preservan siempre los derechos humanos y el debido proceso como garantías intocables, aun bajo estados de excepción. Empero, si este sistema de autoprotección constitucional existe, siempre me he preguntado -antes en el 2002, así como ahora- ¿por qué un gobierno que dice estar enfrentado a un golpe de Estado no acude a los mecanismos constitucionales y decide actuar por vías de hecho?

Tercera conclusión: sí existen normas constitucionales y legales (estados de excepción) que le permitirían a un gobierno respetuoso de la Carta Magna actuar legalmente frente a intentos de subversión del orden democrático, pero esos mecanismos no son usados por los poderes públicos que prefieren acudir a vías de hecho para atropellar, acaso porque se habituaron a blandir la Constitución públicamente pero olvidaron hace tiempo su contenido. (Este debate continuará... ).

gblyde@gmail.com

@GerardoBlyde


Acepto el debate
Gerardo Blyde
El Universal. Caracas, 16 de mayo de 2014

Agustín Blanco Muñoz: ¿La revolución de diosduro va a caer ya?

A partir del 12F-14 se revive la esperanza en mucha gente por lograr en el corto plazo la caída del presente régimen. El grito fue muy claro: ¡Salida ya! Con eso se quiso decir que esta revolución está a punto de llegar a su final.

En este caso se repiten convicciones del pasado convertidas en consignas. La "política ya" tiene un largo registro en nuestra historia actual. A fines de 1961, por ejemplo, el PCV llamó a conquistar un ¡Nuevo gobierno ya!  Según este pedido, el gobierno de Betancourt tenía que salir de inmediato por la vía de la renuncia, o  se apelaría a la  violencia, al golpe cívico-militar.

No hubo renuncia y los intentos de golpe fracasaron. Por ello, tanto  Betancourt como todos  los gobernantes del período puntofijista cumplen sus mandatos constitucionales, con la única excepción de la defenestración de CAP en 1993.

En la actualidad, el planteamiento de la salida se acompaña de la misma solicitud de renuncia, pero en el panorama no se observa ninguna posibilidad de que los solicitantes puedan contar con fuerzas militares para intentar un golpe.

Sin embargo, el régimen acusa a la "oposición de la derecha fascista" de estar a la cabeza de un "Golpe suave" con el cual, al parecer, se lograría ayudas militares como producto de las conexiones internacionales.

El régimen juega así a una especie de defensa de un supuesto gobierno democrático. Frente a una parte que estaría jugando a la inestabilidad e irrespeto a la constitución y las leyes, se levanta la defensa de un régimen que ha acogido la revolución socialista como el máximo objetivo de realización.

Y una buena parte de las oposiciones no parece entender que una revolución es, en sí misma,  expresión de fuerza, de violencia abierta para aplastar lo  viejo e imponer un supuesto orden nuevo.

Es una posición extrema.  Y como apuntó Lenin, la revolución socialista  es la  propia dictadura del proletariado. Pero esta clase no ha llegado al poder en ninguna parte. En su nombre se han montado las tiranías de muchos burócratas disfrazados de obreros-proletarios.

Hasta hoy la tal revolución, no ha sido ni es en ningún caso garantía de lo que se ha calificado como cambio histórico o transformación radical de todas las estructuras y modo de producir y vivir de una sociedad. Lo que se conoció como las grandes revoluciones socialistas, como lo es el caso ruso o chino, están hoy de regreso al capitalismo.

En nuestro caso la situación es muy clara, aunque, al parecer, difícil de aprehender por buena parte de los actores políticos opositores que siguen atados a la idea de que estamos en presencia de una democracia establecida, con observancia de una constitución y leyes que rigen en toda una república.

No son capaces de entender que Venezuela no existe hoy en cuanto a país-nación-patria-república y que somos parte de una nueva entidad: Venecuba, la fusión de dos revoluciones.

Son dos dictaduras del proletariado sin proletario pero con una plantilla burocrática y unas minorías capitalistas, dispuestas a mantener el mando-poder con la utilización de todos los medios y recursos a que haya lugar.

En este sentido, en lo que fue Venezuela se ha dispuesto lo concerniente, en el orden de la compra-venta de conciencia,  para hacer de las Fuerzas Armadas el mismo instrumento de control y dominación que existe en Cuba desde el inicio de su revolución.

Esta es, en consecuencia, una revolución regida por el militarismo, el burocratismo y todo tipo de asaltantes y que cuenta con el apoyo de todos los poderes. Por ello en principio es imbatible. Cuenta con la fuerza económica, la militar y la que proviene de una pobreza social, política y estomacalmente controlada.

Y todo pasa por la compra-venta de conciencias que hace una revolución para afianzar sus dominios en un socialismo que, supuestamente, no se aparta de la constitución, la legalidad en general y la permanente consulta electoral. Es una revolución que exhibe unas supuestas libertades democráticas.

El fondo dictatorial comienza por controlar la disidencia  con el aparato  político, ideológico y policial que, llegada una situación  radical, aplica en forma directa la   persecución-tortura-muerte.

Esto crea mucha confusión. De  allí que se escuche con frecuencia a políticos de oposición, decir que se debe salir en defensa de algo que no existe: la democracia, en lugar de asumir el reto de establecer los mecanismos para enfrentar la presente dictadura.

Un enfrentamiento que no tiene porque basarse en el esquema de violencia contra violencia.

En el pasado artículo, dimos cuenta de la proposición que, por varios años hemos formulado, para la organización del camino a seguir para enfrentar la presente revolución en forma pacífica.

Se trata de implantar un Movimiento de Movimientos (MdM) que permita plantear un cambio social basado en la acción de un colectivo-pueblo, que decide participar como actor histórico, organizado y consciente y con la determinación de dejar atrás la historia que otros hacen y aprovechan por encima de la comunidad.

Este es un llamado a un debate que deja a un lado la ¡salida ya! y el diálogo cómplice y legitimador para instrumentar los medios que, en forma pacífica, enfrente la dictadura que encabeza el coordinador de las fuerzas militares Diosdado Cabello y la expresión civil de la revolución Venecuba que ejerce Nicolás Maduro.

La tarea planteada no se resuelve ¡ya! sino con la creación de una política que sume la participación de  actores históricos dispuestos a entender que estamos frente a una entidad que conjuga monstruosidad con violencia. Indispensable forjar con su capacidad de entrega y convivencia pacífica, una acción para conformar una realidad plenamente alejada de toda dictadura.

Y en la medida en que se produzca el alejamiento de la revolución-dictadura Diosdado-Madurista, seguirá el tránsito hacia una democracia, entendida como verdadero reino de posibilidades para todos los habitantes de un expaís, dispuesto a conquistar  la auténtica condición de país, nación, patria, república. ¡Qué historia amigos!

abm333@gmail.com

@ablancomunoz


¿La revolución de diosduro va a caer ya?
Agustín Blanco Muñoz
El Universal. Caracas, 16 de mayo de 2014

Antonio Sánchez García: La miopía de las élites

Aun así: a esta dictadura nuestros hijos ya le quebraron las patas. Está hundida en sus iniquidades. Con o sin la aquiescencia de las élites, terminarán por echarla al basurero de la historia. Que Dios y los hombres los auxilien en la tarea.
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Hay algo peor que tener la razón mucho antes de tiempo, como se lo escuchara decir en alguna ocasión a Oswaldo Álvarez Paz, quien se reconoce experto en verdades inoportunas. Es tenerla a tiempo, pero no ser tomado en cuenta. Por flojera mental o por miopía de los destinatarios. Lo que viene a significar poco menos que predicar en el desierto ante una caravana de zombis.

Lo primero supone adelantarse más de lo debido a los sucesos que se avizoran, cuando las conciencias no están en capacidad de visualizarlos, así sus iras resuenen en las profundidades. Faltan las pruebas de lo que se afirma. Que en Venezuela, si no tienes las barbas del burro en la mano, mejor te callas. Acertar en la ocasión y el momento, por el contrario, es pasar por extremista radical, así la verdad de lo que se afirma sea tan palmaria, que provoca preguntarse si quienes tendrían la capacidad y el poder de atender a su desvelamiento –la aletheia, el concepto de verdad de los griegos–, y se niegan a hacerlo, proceden por conspiración o complicidad con la maldad o por algo infinitamente peor: por incapacidad intelectual, por indigencia espiritual, por cobardía o pusilanimidad. Pues, entre nosotros, supremo reino del diente roto, no están todos los que son ni son todos los que están.

Anticipar que el diálogo fracasaría no requería de una bola de cristal. Era simple y sencilla perspicacia política, de la que para nuestro asombro aparentemente carecen todos los que se agarraron a la conminación del gobierno a dialogar como si se tratara de una oferta de temporada. Lo dijimos en cuanto la Unasur asomó el paquete chileno, a vistas del desespero de uno de sus gobiernos empujado contra las cuerdas. Escribimos hace dos meses, a ver si el coordinador de la MUD y los secretarios generales de sus partidos anclas se deban la molestia de entenderlo: “Los cancilleres de la Unasur decidieron por unanimidad enviar a algunos amigos cancilleres en misión especial para auxiliar al apesadumbrado presidente Maduro a sostener un diálogo, convencidos de que su elocuencia más el respaldo sincero de los vecinos del patio meterán en cintura a los voluntariosos muchachos que arriesgan sus vidas sobre el asfalto caliente de las ciudades venezolanas”. No los metieron en cintura, pero, además de darle un segundo aire al vapuleado hombre de paja, les enredaron la partitura a nuestros políticos profesionales. Dos meses después están saliendo con las tablas por la cabeza.

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La triste razón de nuestro acierto no se debe a radicalidad ni extremismo alguno, como el doctor Aveledo, posiblemente de buena fe, lo sigue creyendo: se debe, modestia aparte, a que tras una vida dedicada al estudio del pensamiento político, a la teoría del Estado y a las revoluciones y de haber militado en una de sus franquicias puedo distinguir, desde la perspectiva del pensamiento conspirativo que hoy adormece a nuestras élites, entre una dictadura y una democracia, entre un partido revolucionario y un partido burgués, entre un militante dispuesto a asesinar a su madre por seguir las consignas de Vladimir Ilich Ulianov y un diputado socialcristiano que se confesaría con el papa antes de devolver una bofetada, de temerle con debida y suficiente razón a un malandraje uniformado que por razones de corrupción y criminal falta de patriotismo le ha entregado el alma a la tiranía castrista. En fin: que por todas esas y muchas otras razones he llegado al convencimiento de que estamos inmersos en una encrucijada mortal que se condensa en una sencilla y temible disyuntiva existencial: o ellos o nosotros. O la tiranía castrocomunista o una democracia liberal, moderna, globalizada y representativa. Encrucijada de la que ninguna esperanza teleológica o gradualismos de tres al cuarto nos librará, a no ser el coraje, la voluntad y la decisión de luchar por nuestra patria. Creo, con Carl Schmitt, tal como lo escribí a su debido momento, que en estados de crisis de excepción, como la que hoy vivimos y sobre la cual no he dejado de referirme desde hace algunos años, “la política es la relación amigo o enemigo”. Y no por radicalismo o extremismo: sino por razones de la cosa misma. Como diría Hegel.

Lo reitero esta vez con una sola e irrebatible verdad en mis manos: Maduro es un sátrapa que gobierna a Venezuela por encargo de los Castro, con el auxilio de Unasur y el mandato del Foro de Sao Paulo. Que en un lance digno de Las mil noches y una noche se apropiaron del petróleo venezolano –lo demás no les interesa– y no lo soltarán de gratis o convencidos por medio del discreto uso de la semántica y la elegancia de sus discursos. Porque sin el auxilio de esta satrapía, la tiranía cubana se hunde y la región sufre un vuelco de 180 grados. Por lo mismo creo que este berenjenal no tiene arreglo sino con una gigantesca movilización popular que amenace con barrerlos –y los barra– de la historia.
Exactamente como sucediera el 11 de abril y el 23 de Enero, nuestras únicas referencias históricas. Obligando al árbitro en mala hora y por imposiciones inveteradas que no es del caso elucidar –me refiero a las tristemente célebres fuerzas armadas– a ponerse del lado de la patria o a suicidarse echándose al mar de la felicidad. Que, como bien lo dijera Luis Herrera Campins: militar es leal hasta cuando deja de serlo. Pues no son ni serán ellos los que provoquen la crisis que termine por darle el puntillazo a la satrapía: es el pueblo. Y tengamos el coraje de reconocerlo: si hasta ahora el gobernador se ha conformado con enviar a sus asesinos y no ha sacado a “su pueblo” a la calle –ese mismo que sin su buena pro Capriles señala desafiante que no moverá un dedo– es porque no lo tiene.

Más claro, echarle agua. Y como ellos y nuestros dialogantes solo entienden “los numeritos” de las encuestas, que revisen la de Keller del trimestre que acaba de concluir: dos tercios de país están hasta el gorro y quieren salir del régimen cuanto antes. No en 2019, como quisiera la miopía opositora. Será la primera vez que el pueblo venezolano y un Nobel de Literatura coincidan hasta en los más mínimos detalles. “Salir del régimen que nos asfixia, cuanto antes, en bien de Venezuela y de América Latina”.

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Las razones de la insólita incapacidad de nuestras élites para entender el pantanal en que nos encontramos están alojadas en sus más profundas circunvalaciones cerebrales. Y solo le encuentro explicación plausible en la teoría de Elizabeth Burgos, quien señala que toda la clase política latinoamericana, y la venezolana muy en particular –de conservadores a liberales y de democristianos a socialdemócratas–, es desde los sesenta rehén de los Castro. Y yo agregaría: desde siempre del populismo caudillesco, del estatismo benéfico, del antiimperialismo de guardería infantil. Y de una esquizofrenia por ahora insanable: todo lo que sea de izquierda está bendecido por una solidaridad automática, por la buena fe, por el perdón, por la comprensión, la bondad, el respeto. Por un principio moral marcado a sangre y fuego en nuestras buenas conciencias progresistas: ser de izquierda es bueno. Por estúpidas que sean las acciones de esa izquierda, por desastrosas que sean sus gestiones, por irracionales que sean sus apuestas, por canallescos que sean sus regímenes. Llegado el caso: meras desviaciones circunstanciales que no afectan su esencia incorruptible. Asunto tan insólito, que para nuestro liderazgo vale como principio ético y gnoseológico de aplicación automática: si es malo, no puede ser de izquierda. Por malo, tiene que ser de derecha. Lo ha repetido hasta el cansancio Henrique Capriles. La izquierda es como Jalisco, el personaje de la ranchera: nunca pierde. Y si pierde, la culpa es de la derecha, del imperialismo, de los ricos, de los fascistas, de los radicales, de los extremistas. O del azar.

De allí la cerrazón mental que le ha impedido –y continúa impidiéndole– al liderazgo de la oposición venezolana y latinoamericana aceptar que un caudillo popular, así haya sido un milico felón, traidor, golpista y asesino, aclamado por los pobres y licenciado recién liberado de la cárcel por felón como revolucionario summa cum laude por Fidel Castro en el Paraninfo de la Universidad de La Habana pudiera siquiera haber tenido el propósito de imponernos una dictadura a los venezolanos. Y servir de plataforma a la injerencia de Cuba en América Latina. Jamás olvidaré el escándalo que provoqué en la Comisión Política de la Coordinadora Democrática, hace más de 10 años, cuando dije que Chávez era un tirano en potencia y un caudillo militarista y autocrático que se encontraba pavimentando la vía hacia  una dictadura con todas las de la ley. Y en la que ya nos encontrábamos. Uno de mis buenos amigos, militantes de Unión, el partido de Teodoro Petkoff, que entonces reconocía a su líder máximo en la ya por entonces más que dudosa figura del actual gobernador del Zulia Francisco Arias Cárdenas y solía sentarse a mi derecha, se paró indignado y me grito a voz en cuello: “¡Una dictadura que permite que estemos aquí reunidos y discutiendo no es una dictadura!”. O como cuando en otra reunión del comité asesor que presidía nuestro querido Alberto Quirós Corradi tuve la desfachatez de sugerir que Chávez era un “castrocomunista” y Petkoff, echado en su silla reclinable con los pies sobre la mesa replicó con indignación: “¡Esa es una estúpida consigna, un invento de la godarria!”. Para quien fuera uno de los más lúcidos intelectuales de la izquierda democrática occidental que había tenido el coraje de enfrentarse a la nomenklatura soviética, el castrocomunismo era un espantajo inventado en los salones del Country Club.

Escribiré algún día mis recuentos de una extraña aventura en medio de un tropel de miopes, blandengues, acomodados, minusválidos e indigentes dirigentes políticos que permitieron que una pandilla de ultraizquierdistas zarrapastrosos y unos milicos corruptos les arrebataran la patria. Por cierto: no lo leerá nadie. En Venezuela, leer es un pecado. Pensar, un delito de lesa humanidad. Aun así: a esta dictadura nuestros hijos ya le quebraron las patas. Está hundida en sus iniquidades. Con o sin la aquiescencia de las élites, terminarán por echarla al basurero de la historia. Que Dios y los hombres los auxilien en la tarea.

La miopía de las élites
Antonio Sánchez García
El Nacional. Caracas, 16 de mayo de 2014

Laureano Márquez: Carta al Papa

Querido Papa:
Me atrevo a escribirte así, cercano y sin formulismo, porque sé que eres un pastor próximo. Te escribo desde Venezuela porque sé que estás pendiente de nosotros y has puesto al Nuncio al servicio de nuestra paz. Te escribo, además, porque siendo Argentina tu patria de nacimiento, seguramente se te hará más fácil entender nuestras contradicciones: un país muy pobre en medio de extraordinarias riquezas, un país lleno de vida en el que la muerte se ha vuelto cotidiana, un país cuyo gobierno se define a sí mismo como “cívico-militar” y en el que las fuerzas militares reprimen sin respeto alguno por los Derechos Humanos.
Explicar Venezuela al que no la ha vivido desde la cotidianidad de estos últimos 16 años resulta difícil, pero en síntesis: un sistema que insurgió en contra de la corrupción, la injusticia y la pobreza, se ha convertido en el más corrupto, arbitrario y empobrecedor de nuestra historia (esto último particularmente grave si se tiene en cuenta que nunca había contado Venezuela con tantos ingresos por la venta del petróleo). Nos rige, hermano Francisco, un gobierno para el cual todo el que piensa diferente es fascista y que afirma esto mientras constituye grupos armados, al margen de la legalidad, para disparar en contra de gente desarmada que protesta, mientras encarcela sin juicio y allana sin autorización. Un gobierno que se dice democrático y se declara enemigo de la mitad del país que no votó por él.
Nuestra nación tiene la inflación más alta del mundo y Caracas es la tercera ciudad más peligrosa del planeta. La inseguridad nos asesina, la gente no consigue muchos alimentos de primera necesidad, porque nuestra economía esta devastada. El descontento ha ido tomando la calle. Los estudiantes han sido los abanderados de la protesta. En todo el país la respuesta ha sido una cruel represión, como pocas veces se había visto en nuestra historia. En 3 meses de protestas más de 40 personas han fallecido, más de tres mil encarcelados, algunos de ellos torturados.
Querido Santo Padre: si alguien quisiera escribir un manual de cómo transformar una esperanza en un desastre tendría que estudiar el caso venezolano. La situación está tan difícil por aquí, que hasta los humoristas hablamos en serio. El miedo, la intolerancia y la violencia se han apoderado de nosotros. En este contexto se ha iniciado un proceso de dialogo en el cual el Nuncio de S.S. ha tenido un destacado papel. Sin embargo el dialogo se ha suspendido porque nos sentimos como aquel rabino que en el Muro de los Lamentos oraba a Dios por la paz en Venezuela e increpado por los efectos de su oración respondió: “¡es como hablarle a una pared!”.
Bueno, hermano Francisco, era para agradecer por las gestiones por la paz. Lamentamos haberle hecho perder tiempo al Nuncio, que siendo conocedor de Nietzsche habrá recordado aquella frase del filósofo alemán que tanto aplica a nuestra primitiva visión de la política: “un político divide a la humanidad en dos clases: los instrumentos y los enemigos”. Por lo demás, encomiéndanos en las oraciones y échanos la bendición a ver si el Espíritu de la iluminación vuela sobre nuestras cabezas en Pentecostés y nos ayuda a entender que Venezuela -como diría Cabrujas- todavía no se ha inaugurado y que esos muchachos, Santo Padre, que llenan hoy nuestras cárceles, como los primeros cristianos en su tiempo, lo están haciendo y no habrá Imperio Romano que pueda detenerlos.


Carta al Papa
Laureano Márquez
Tal Cual. Caracas, 16 de mayo de 2014

Rafael Poleo: Campaña de plata

 
Campaña de plata
Rafael Poleo
El Nuevo País. Caracas, 16 de mayo de 2014 (Blog de Pedro Mogna)