martes, 9 de diciembre de 2014

Luis de Lion: Las razones

nte el hecho que Maduro con menos de 30% de respaldo popular a su gestión, luzca y actúe cual atornillado, desbordante de garantías y confianza en sí mismo, en medio del desastre nacional, tiene en parte que ver, con la gestión política de Henrique Capriles y la MUD.
El autodenominado “líder de la unidad” luego de perder tres elecciones consecutivas, al pretender seguir siendo, sin más, el paladín del equipo opositor, estaba condenando a dicho movimiento a la desaparición.
La derrota ante Chávez y luego ante Maduro, no fueron suficientes para Henrique Capriles, quien luego tuvo en las regionales la ambición del “plebiscito” encarnado por él mismo. Con esos antecedentes era de esperarse que ocurriera lo peor, no la derrota como tal, sino el haberse negado a reconocer su fracaso.
Capriles no tuvo la malicia política, ni el pragmatismo, tras perder el “plebiscito” de las regionales, de hacer concesiones dentro de su propio campo. En encuentros posteriores, en el seno de la MUD, Capriles, no tuvo nada que decir, nada que aportar. Ni hostilidad hubo, reinó el silencio.
Era el silencio de un dirigente que aún, no dispone, de un temperamento político definido.
Sin la armadura ideológica e intelectual necesaria, Capriles, estaba en la incapacidad de reunir y llevar adelante, a su “unidad”, compuesta por tres tipos de corrientes. La soberanista y republicana de María Corina Machado; la romulista de Leopoldo López; y la del chavismo sin Chávez, que terminó encarnando el propio Capriles, de forma culposa, obligado por sus gurúes. Todo ello, consecuencia de su indefinición política.
De allí en adelante, quedaba la MUD, en posición comprometida. Las secuelas políticas están a la vista.
Respecto a la retórica, Capriles no está solo en su aguda crisis discursiva. Le acompañan, la incongruencia de Leopoldo López y su Constituyente. La cacofonía de, María Corina Machado, quien asfixiada, al borde de la desaparición evoca una justicia en un país donde todos sabemos que no existe.
El oportunista, el que esté claro, el que sepa hablarle a las tres corrientes incompatibles en teoría. El que sepa surfear sobre las tres olas, obtendrá el mayor apoyo y en consecuencia la mayor legitimidad.
En política, ser oportunista no es una desventaja.
De manera que, no hay conjuras, ni complots, mucho menos laboratorios. La crisis de la MUD es estrictamente política. Su fracaso, es el de Capriles.
@ldelion
 
Luis de Lion
Las razones
Tal Cual. Caracas, 7 de diciembre de 2014