El índice de Miseria (Misery Index) es una medida creada inicialmente por el economista Arthur Okun que medía el deterioro económico de un país sumando la tasa de inflación y la tasa de desempleo en el mismo.
Posteriormente en 1999 el índice de Miseria fue modificado por Robert Barro, economista de la Universidad de Harvard, y luego en el año 2000 es ajustado, por última vez, por el economista Steve Hanke, de la universidad John Hopkins. Quedó calculado como la suma entre las tasas de inflación, desempleo y de interés, menos la tasa de crecimiento per cápita del Producto Interno Bruto de un país.
Con la información disponible del año 2013, el economista Steve Hanke preparó una tabla donde compara el desempeño de 89 países, en base al índice de Miseria. Las naciones con mayor puntuación fueron las que provocaron mayor miseria a sus habitantes.
Lamentablemente, nuestra Venezuela logró el primer lugar en la tabla de 89 países, seguida por Irán y Serbia. En el otro extremo de la tabla los tres países que menos fomentaron la miseria fueron: Japón, Taiwan y Singapur.
El índice de Miseria que registró Venezuela fue de 79.4, el de Irán 61.6 y el de Serbia 44.8 con una diferencia de casi 40 puntos entre los tres. Mientras en el otro extremo Japón obtuvo 5.4, Taiwan 6.1 y Singapur 6.4, con una diferencia de 1 punto entre los tres.
No solo estuvimos en el primer lugar de la tabla, sino que la ventaja que saca nuestro país es gigantesca en relación con sus más cercanos seguidores.
El análisis realizado sobre Venezuela, con los datos del 2013, mostró que la inflación fue la mayor causa de miseria en ese período.
Pero las malas noticias no acabaron en 2013. Ya todos estamos padeciendo los resultados desastrosos de la gestión económica del gobierno en lo que va del año 2014. Esto asegura un nuevo primer lugar en el ranking del índice de Miseria y, lo que es peor aún, el brutal empobrecimiento que estamos sufriendo todos los venezolanos sin nada que indique posibles mejoras a corto plazo. ¡Esto no se aguanta!
muro97@cantv.net
Índice de Miseria
Luís Eduardo Muro
El Universal. Caracas, 24 de mayo de 2014
sábado, 24 de mayo de 2014
Laureano Marquez: Eternamente Preso
A los presos políticos de todos los tiempos
El 21 se cumplieron 59 años de la muerte de Andrés Eloy Blanco. Como bien dice Consalvi, la vida de este insigne poeta cumanés parece mucho más larga de lo que fue (apenas vivió 58 años), por la fecunda manera en la que brilló. Fue un relámpago de luz en la penumbra institucional de nuestra tierra. Andrés Eloy Blanco entendió como pocos el alma venezolana. Retrata en sus poemas esa bondad profunda que hay en nosotros a pesar de nuestras inconsistencias. Fue político en el tiempo en que Venezuela estrenaba instituciones que le habían sido históricamente ajenas, como la posibilidad del voto universal directo y secreto. “Cuando muera que me entierren en la urna electoral”, dijo en un mitin del Nuevo Circo subrayando su pasión por los comicios limpios y transparentes.
Le tocó presidir una asamblea constituyente difícil y polémica que tuvo la tarea de acelerar la transición a la democracia que se venía dando, quizá, con mucha lentitud para esta alma nuestra venezolana que cuando pide a la providencia por sosiego, ora diciendo: “Dios mío, dame paciencia, ¡pero dámela ya!”.
Poeta, ensayista, político, orador insigne y humorista. Fue Andrés Eloy Blanco muchas cosas y destacó en todas. Pero, por los tiempos que corren en nuestra patria, yo quiero reivindicar su condición de preso político. Víctima de tres dictaduras, la persecución más cruel le tocó con la Gómez, primero en La Rotunda y luego en el Castillo de Puerto Cabello. Estuvo preso -como están tantos hoy- por soñar una Venezuela distinta, por tener ideas diferentes al caporal de turno.
Lo curioso y extraño -como diría Ionesco- es que la prisión de Andrés Eloy Blanco ha trascendido su propia vida. En su ciudad natal estuvo su busto detenido hasta el miércoles pasado en la gobernación, adonde fue conducido por la policía luego de ser derribado por vándalos a los que solo cabe decir lo que señaló Renán en la inauguración de la estatua de Spinoza en Ámsterdam: “¡Malhaya quien al pasar insulte a esta cabeza amable y pensativa! ¡Que sea castigado como son castigadas todas las almas vulgares, con su misma vulgaridad, por su incapacidad de concebir lo que es divino!”.
A las dictaduras les encanta encerrar a los poetas y a los estudiantes, porque no hay nada más peligrosamente contagioso que la sensación de libertad que ellos transmiten: los primeros con las palabras, los segundos con sus sueños. Las pesadillas en la historia nuestra parecen asaltarnos de manera recurrente. Cuando murió Gómez, el alma venezolana sintió que la tiranía quedaba sepultada con él. Nada más lejano a la realidad; pero, con esa esperanza, en el Castillo de Puerto Cabello se llevó a cabo un acto de profundo simbolismo: se lanzaron al mar los grillos con los que tantos compatriotas fueron torturados. El discurso de orden lo dio Andrés Eloy Blanco y lo finalizó así:
“Hemos echado al mar los grillos de los pies. Ahora vayamos a la escuela a quitarle a nuestro pueblo los grillos de la cabeza, porque la ignorancia es el camino de la tiranía. Hemos echado al mar los grillos en nombre de la patria. Y enterraremos los de La Rotunda. Será un gozo de anclaje en el puerto de la esperanza. O de romper el ancla para la navegación del pueblo… Hemos echado al mar los grillos. Y maldito sea el hombre que intente fabricarlos de nuevo y poner una argolla de hierro en la carne de un hijo de Venezuela”.
Eternamente Preso
Laureano Marquez
Tal Cual. Caracas, 23 de Mayo de 2014
Fernando Egaña: En la suela del mundo
La politizada posición de Venezuela en la región, el hemisferio y mucho más allá, ha venido desvalorizando la calidad de vida de sus habitantes. Es decir, la llamada política internacional de la revolución bolivarista habrá sido muy habilidosa en comprar alianzas y conciencias que apoyen su continuismo, pero a un costo sumamente elevado que, lamentablemente, están pagando el conjunto de los venezolanos, aunque muchos no se den cuenta de ello.
La promisoria integración económica de finales del siglo XX quedó hecha polvo con la demagogia del Alba y sus sucedáneos. Chávez sacó al país de la Comunidad Andina de Naciones y del Grupo de los Tres que nos integraba particularmente con México y Colombia. La participación de Venezuela en Mercosur se volvió pura retórica para la propaganda, y las exportaciones e inversiones privadas en América Latina fueron aplastadas.
Un balance calamitoso para la integración económica y comercial, verdadero acicate de los procesos integracionistas en cualquier parte del planeta. Y eso tiene un impacto negativo de gran calado en la economía productiva, la generación de empleo sostenible y el desarrollo del potencial venezolano. Hoy en día, el país ha extremado su dependencia de las importaciones y del rentismo petrolero. Todo lo contrario del publicitado “desarrollo endógeno”.
La petro-chequera venezolana ha sido el sostén de todo el tinglado de intereses político-ideológicos de la hegemonía roja en su fachada exterior, desde el financiamiento de la “revolución cubana” hasta el subsidio de combustible a Londres, Boston o Nueva York, pasando por los negocios argentinos o nicaragüenses, las refinerías fantasmales en medio mundo, los gasoductos imaginarios, y la insaciable lista de beneficiarios de la izquierda caviar en ambos lados del Atlántico.
¿Qué le ha quedado a la nación venezolana de todo eso? De buenas a primeras, la respuesta sería nada, pero es mucho peor, porque se amontonan las deudas, se vacían las reservas, se multiplica la corrupción y se hipoteca el país hasta las profundidades de sus yacimientos petrolíferos. Los mandarines de Pekín se han dado perfecta cuenta del descalabro, y se aprovechan de la situación de manera, más que pragmática, abusiva. A fondo le están cayendo a los recursos nacionales.
Pero no solo ellos sino también los contratistas brasileños, los negociantes porteños, los narcoguerrilleros colombianos, los oligarcas rusos, los armadores españoles, los vividores de la cultura progre y, no faltaba más, esos expoliadores de antología que son los hermanos Castro Ruz. Todos han hecho su agosto con Venezuela a lo largo del siglo XXI. Unos más que otros, ciertamente, pero sin que haya excepciones a la hora de darle palo a la piñata fiscal de nuestra patria.
O para expresarlo de otra forma: a la hora de pisotear a Venezuela, de maltratarla, de depredarla, de humillarla. Con la entusiasta complacencia y complicidad de los jerarcas de la “revolución”, quienes lo justifican todo en nombre de la soberanía y la independencia... Por eso estamos en la suela del mundo. Pisados por intereses foráneos y por imposiciones internas. Y mientras más se prolongue esta realidad, más dura será la tarea de levantar a Venezuela.
En la suela del mundo
Fernando Egaña
El Nacional. Caracas, 24 de mayo de 2014
La promisoria integración económica de finales del siglo XX quedó hecha polvo con la demagogia del Alba y sus sucedáneos. Chávez sacó al país de la Comunidad Andina de Naciones y del Grupo de los Tres que nos integraba particularmente con México y Colombia. La participación de Venezuela en Mercosur se volvió pura retórica para la propaganda, y las exportaciones e inversiones privadas en América Latina fueron aplastadas.
Un balance calamitoso para la integración económica y comercial, verdadero acicate de los procesos integracionistas en cualquier parte del planeta. Y eso tiene un impacto negativo de gran calado en la economía productiva, la generación de empleo sostenible y el desarrollo del potencial venezolano. Hoy en día, el país ha extremado su dependencia de las importaciones y del rentismo petrolero. Todo lo contrario del publicitado “desarrollo endógeno”.
La petro-chequera venezolana ha sido el sostén de todo el tinglado de intereses político-ideológicos de la hegemonía roja en su fachada exterior, desde el financiamiento de la “revolución cubana” hasta el subsidio de combustible a Londres, Boston o Nueva York, pasando por los negocios argentinos o nicaragüenses, las refinerías fantasmales en medio mundo, los gasoductos imaginarios, y la insaciable lista de beneficiarios de la izquierda caviar en ambos lados del Atlántico.
¿Qué le ha quedado a la nación venezolana de todo eso? De buenas a primeras, la respuesta sería nada, pero es mucho peor, porque se amontonan las deudas, se vacían las reservas, se multiplica la corrupción y se hipoteca el país hasta las profundidades de sus yacimientos petrolíferos. Los mandarines de Pekín se han dado perfecta cuenta del descalabro, y se aprovechan de la situación de manera, más que pragmática, abusiva. A fondo le están cayendo a los recursos nacionales.
Pero no solo ellos sino también los contratistas brasileños, los negociantes porteños, los narcoguerrilleros colombianos, los oligarcas rusos, los armadores españoles, los vividores de la cultura progre y, no faltaba más, esos expoliadores de antología que son los hermanos Castro Ruz. Todos han hecho su agosto con Venezuela a lo largo del siglo XXI. Unos más que otros, ciertamente, pero sin que haya excepciones a la hora de darle palo a la piñata fiscal de nuestra patria.
O para expresarlo de otra forma: a la hora de pisotear a Venezuela, de maltratarla, de depredarla, de humillarla. Con la entusiasta complacencia y complicidad de los jerarcas de la “revolución”, quienes lo justifican todo en nombre de la soberanía y la independencia... Por eso estamos en la suela del mundo. Pisados por intereses foráneos y por imposiciones internas. Y mientras más se prolongue esta realidad, más dura será la tarea de levantar a Venezuela.
En la suela del mundo
Fernando Egaña
El Nacional. Caracas, 24 de mayo de 2014
Fausto Masó: ¿Tenemos patria? No, tuvimos patria
A Chávez siempre ha sido difícil ubicarlo políticamente: se disfrazaba de nuevo Fidel Castro y se jactaba de ser un demócrata, se comparaba con un Allende respaldado por los fusiles; afirmaba que el país marchaba hacia el mar de le felicidad, una contradicción insostenible, porque ¿Venezuela es una segunda Cuba? ¿Cuál Cuba? ¿La de 2014, o la de 1959? ¿La Cuba que abre su economía?
Chávez se condujo siempre con cautela a pesar de su lenguaje destemplado. Fidel nombra a Raúl Castro sucesor sin pedir la opinión de terceros, o del partido como hubiera sucedido en China. Chávez escogió a Maduro como candidato presidencial, no lo nombró presidente de una vez, lo designó vicepresidente para que ocupara su lugar hasta las elecciones. Esta diferencia entre Venezuela, Corea Norte y la propia China mostraría a Chávez como un Allende inescrupuloso que legitimaba la revolución a través de consultas electorales, algo tramposas por el ventajismo. En Corea del Norte el hijo del dictador lo sucede, al estilo de las monarquías hereditarias.
El chavismo es un tinglado que se está derrumbando con Nicolás Maduro, porque además de perder popularidad arremete contra los estudiantes, el dinero del petróleo no le alcanza y carece de autoridad. Maduro no le mete miedo ni a la oposición ni a sus seguidores.
Al chavismo lo ayudó la campaña feroz que contra los presidentes civiles emprendió la sociedad civil, la anti política, la izquierda, la prensa, los intelectuales. Ellos cometieron errores: no enfrentaron la corrupción, no supieron reformar el sistema económico, limitaron en contadas ocasiones la libertad de prensa, mancharon la majestad presidencial, pero aun así representan la mejor época de Venezuela desde todo el siglo XIX hasta hoy. En vez de reformar la democracia se aplaudió la vuelta a lo peor del pasado. Conviene reivindicar a esos presidentes, señalar sus virtudes, sobran los que los cubren de oprobios
Nadie borrará de la historia el Caldas, cuando Jaime Lusinchi defendió la soberanía nacional y obligó a Colombia a retirar la corbeta de aguas venezolanas. En estos años que “tenemos patria” el gobierno chavista ha permitido que Guyana invada la zona marítima venezolana, se ha reconocido el plan expansionista de los guyaneses.
Gracias a los presidentes civiles todavía el venezolano tiene algo de agua y electricidad; ellos impulsaron el plan de viviendas más exitoso que hemos conocido; la propiedad horizontal, millones de venezolanos viven en residencias que han soportado el paso del tiempo, sin contar desarrollos construidos por el Estado como los edificios de Caricuao. La Doctrina Betancourt hoy la sigue el mundo entero
Al chavismo lo define el plan ferrocarrilero, el plan eléctrico, el eje Orinoco Apure, la destrucción de Pdvsa. El presidente eterno despreciaba a las elites venezolanas. En Guárico, Cojedes, Anzoátegui, Carabobo, las ruinas recordarán siempre los miles de millones despilfarrados en construir ferrocarriles que nunca se terminarán. La falta de agua también representa el olvido criminal de los planes para construir embalses y cuando sufrimos un apagón también somos víctimas del plan eléctrico.
El chavismo despreció a la elite, así nos ha ido. Hoy no sabe cómo superar un sistema económico con 4 tipos de cambio, ideal para enriquecer a unos pocos, donde se castiga a los hombres que producen, se les condena al desempleo, o a salarios de hambre. En comparación se agigantan los presidentes civiles que representaron un sistema democrático en tiempos oscuros de dictaduras en el continente, solo con haber permitido la alternancia en el poder los presidentes civiles representaron un período glorioso de la historia del continente.
La jactancia de que tenemos patria nunca fue tan verdadera para Venezuela como cuando Lusinchi puso al país en pie de guerra para impedir la violación de la soberanía.
¿Tenemos patria? No, la tuvimos con Betancourt, Leoni, Caldera, Lusinchi, Herrera, Pérez, cuando un presidente sucedía a otro mientras dictadores militares gobernaban en el continente, menos en Venezuela que era un faro democrático en esos tiempos oscuros.
¿Tenemos patria? No, tuvimos patria
Fausto Masó
El Nacional. Caracas, 24 de mayo de 2014
Chávez se condujo siempre con cautela a pesar de su lenguaje destemplado. Fidel nombra a Raúl Castro sucesor sin pedir la opinión de terceros, o del partido como hubiera sucedido en China. Chávez escogió a Maduro como candidato presidencial, no lo nombró presidente de una vez, lo designó vicepresidente para que ocupara su lugar hasta las elecciones. Esta diferencia entre Venezuela, Corea Norte y la propia China mostraría a Chávez como un Allende inescrupuloso que legitimaba la revolución a través de consultas electorales, algo tramposas por el ventajismo. En Corea del Norte el hijo del dictador lo sucede, al estilo de las monarquías hereditarias.
El chavismo es un tinglado que se está derrumbando con Nicolás Maduro, porque además de perder popularidad arremete contra los estudiantes, el dinero del petróleo no le alcanza y carece de autoridad. Maduro no le mete miedo ni a la oposición ni a sus seguidores.
Al chavismo lo ayudó la campaña feroz que contra los presidentes civiles emprendió la sociedad civil, la anti política, la izquierda, la prensa, los intelectuales. Ellos cometieron errores: no enfrentaron la corrupción, no supieron reformar el sistema económico, limitaron en contadas ocasiones la libertad de prensa, mancharon la majestad presidencial, pero aun así representan la mejor época de Venezuela desde todo el siglo XIX hasta hoy. En vez de reformar la democracia se aplaudió la vuelta a lo peor del pasado. Conviene reivindicar a esos presidentes, señalar sus virtudes, sobran los que los cubren de oprobios
Nadie borrará de la historia el Caldas, cuando Jaime Lusinchi defendió la soberanía nacional y obligó a Colombia a retirar la corbeta de aguas venezolanas. En estos años que “tenemos patria” el gobierno chavista ha permitido que Guyana invada la zona marítima venezolana, se ha reconocido el plan expansionista de los guyaneses.
Gracias a los presidentes civiles todavía el venezolano tiene algo de agua y electricidad; ellos impulsaron el plan de viviendas más exitoso que hemos conocido; la propiedad horizontal, millones de venezolanos viven en residencias que han soportado el paso del tiempo, sin contar desarrollos construidos por el Estado como los edificios de Caricuao. La Doctrina Betancourt hoy la sigue el mundo entero
Al chavismo lo define el plan ferrocarrilero, el plan eléctrico, el eje Orinoco Apure, la destrucción de Pdvsa. El presidente eterno despreciaba a las elites venezolanas. En Guárico, Cojedes, Anzoátegui, Carabobo, las ruinas recordarán siempre los miles de millones despilfarrados en construir ferrocarriles que nunca se terminarán. La falta de agua también representa el olvido criminal de los planes para construir embalses y cuando sufrimos un apagón también somos víctimas del plan eléctrico.
El chavismo despreció a la elite, así nos ha ido. Hoy no sabe cómo superar un sistema económico con 4 tipos de cambio, ideal para enriquecer a unos pocos, donde se castiga a los hombres que producen, se les condena al desempleo, o a salarios de hambre. En comparación se agigantan los presidentes civiles que representaron un sistema democrático en tiempos oscuros de dictaduras en el continente, solo con haber permitido la alternancia en el poder los presidentes civiles representaron un período glorioso de la historia del continente.
La jactancia de que tenemos patria nunca fue tan verdadera para Venezuela como cuando Lusinchi puso al país en pie de guerra para impedir la violación de la soberanía.
¿Tenemos patria? No, la tuvimos con Betancourt, Leoni, Caldera, Lusinchi, Herrera, Pérez, cuando un presidente sucedía a otro mientras dictadores militares gobernaban en el continente, menos en Venezuela que era un faro democrático en esos tiempos oscuros.
¿Tenemos patria? No, tuvimos patria
Fausto Masó
El Nacional. Caracas, 24 de mayo de 2014
Grupo Avila: Guyana sigue actuando y el Gobierno de Venezuela calla
Carolyn Rodriguez-Birkett, ministro de Asuntos Exteriores de Guyana, anunció en febrero de este año que Guyana reactivó la solicitud que presentó en septiembre del 2011, de extender su plataforma continental, incluyendo la correspondiente a la Guayana Esequiba, de 200 millas a 350 millas, de acuerdo a lo estipulado en el artículo 76 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Recordemos que lasolicitud de Guyana afecta considerablemente nuestros derechos soberanos no sólo en la fachada atlántica que proyecta la Zona en Reclamación del Esequibo sino también la correspondiente al estado Delta Amacuro. El 9 de marzo del 2012, el Gobierno, respondiendo al clamor de la opinión pública venezolana, expresado en forma reiterada durante varios meses, envió una nota diplomática reafirmando nuestros derechos dirigida al Secretario General de la ONU, quien la transmitió a la Comisión de Límites de la Convención del Mar, que decidió suspender el proceso de la solicitud, pasando el tema a una subcomisión. Esta todavía no se ha pronunciado. Hay que mencionar que en el Reglamento de la Comisión de Límites de la ONU, se establece que no se puede presentar una solicitud de ampliación de la plataforma continental, si hay una disputa territorial en el área correspondiente. La Canciller Rodriguez, como respuesta a la carta venezolana envió otra carta al Secretario general de la ONU, manifestando que el Acuerdo de Ginebra de 1966 tiene que ver sólo con definir la validez o nulidad del laudo de 1899, desconociendo que existe una controversia territorial con Venezuela que debe ser resuelta a través de una “solución satisfactoria para el arreglo práctico de la controversia”. Esta carta, por cierto, todavía no ha sido respondida, públicamente, por parte del gobierno venezolano.
El 17 de octubre del 2013, después del incidente del buque Teknic Perdana, apresado por la Armada venezolana en la Zona Económica Exclusiva de la fachada atlántica que proyecta el estado Delta Amacuro, los cancilleres Jaua y Rodriguez en un comunicado conjunto, “acordaron explorar mecanismos en el marco del derecho internacional para abordar el tema de la delimitación marítima y que en los próximos cuatro meses un equipo técnico se reúna para intercambiar opiniones al respecto”. El 17 de febrero se vencieron los cuatro meses. ¿Qué pasó con los equipos técnicos? ¿Quiénes son los técnicos venezolanos? Han pasado siete meses y Guyana no sólo ha reactivado su solicitud a la ONU, sino que el 24 de marzo la canciller Rodrigues-Birkett declaró sobre una represa hidroeléctrica a ser construida conjuntamente con el Gobierno del Brasil en la Zona en Reclamación, y se refirió a la Reclamación Territorial venezolana; señalando, que aunque ella no puede predecir el futuro, ella no visualiza ninguna consecuencia con la nación vecina ya que esa área no es más considerada como “disputada”.
Además en mayo, hace pocos días, en otra declaración Rodriguez Birkett afirma que Punta Playa será el punto terrestre a partir del cual se negociará con Venezuela en las próximas negociaciones técnicas con Venezuela sobre la delimitación marítima.
Que Guyana diga y haga todo esto para afirmar sus intereses es normal, lo que no es normal es que el Gobierno de Venezuela calle. En Derecho Internacional el silencio otorga derechos, por vía de la “aquiescencia”.
Estos hechos, así como la solicitud de Guyana en ampliar su plataforma continental demuestra la necesidad de reactivar la negociación bilateral. La reciente muerte del buen oficiante Norman Girvan crea la necesidad de nombrar un nuevo buen oficiante, quien representa al Secretario General de la ONU y ayuda a las partes a negociar. En la anterior ocasión en la cual Oliver Jackman otro buen oficiante murió en el cargo, pasaron tres años (2007-2010) para el nombramiento de Girvan. Recordemos que Venezuela es la interesada en la negociación y no Guyana que tiene la posesión del territorio. Lo que es indispensable y urgente es nombrar un negociador-facilitador por Venezuela a tiempo completo, apoyado además por un pequeño equipo de apoyo que le permita hacer un adecuado “lobby” en la ONU y en la comunidad internacional en general, particularmente en el Caribe. El actual negociador Roy Chaderton es también Embajador en la OEA, representante de Venezuela en las negociaciones de paz entre las FARC y el gobierno colombiano, miembro del Consejo de Estado, Diputado principal en el Parlamento Latinoamericano y para colmo hace poco lo encargaron también de negociar con EEUU el restablecimiento de las relaciones diplomáticas a nivel de embajadores. Esto demuestra la irresponsabilidad y la falta de interés que el gobierno ha tenido en la reclamación.
Además, frente a la reiteración de la solicitud guyanesa de ampliar la plataforma continental, Venezuela debe:
1) Reafirmar públicamente que la salida libre al Atlántico no es negociable
2) El patrullaje tradicional de la Armada en nuestra fachada atlántica debe mantenerse.
3) La reclamación del Esequibo y la defensa de nuestros derechos en la fachada atlántica del delta del Orinoco son dos temas distintos pero íntimamente relacionados. Se debe exigir que las negociaciones, anunciadas en el comunicado conjunto de los Cancilleres Jaua-Rodrigues-Birkett, deben darse en un ambiente de transparencia, los nombres de los negociadores por Venezuela deben ser conocidos.
Guyana buscará negociar una línea de delimitación marítima, dejando de lado la negociación sobre la zona en reclamación y aunque teóricamente no sería imposible delimitar, reservando nuestros derechos sobre la zona en reclamación, en la práctica entregaríamos uno de los pocos mecanismos de presión que Venezuela tiene sobre Guyana para que negocie un arreglo práctico a la controversia, porque una vez logrado un acuerdo sobre una línea de delimitación de áreas marinas y submarinas entre el estado Delta Amacuro y la Zona en Reclamación, aunque nos reservemos los derechos sobre la misma, Guyana se sentiría en libertad de reiniciar el otorgamiento de concesiones a transnacionales sobre la base de la delimitación acordada con Venezuela. Además, obviamente, se haría mucho más difícil encontrar un arreglo práctico a la controversia, porque Guyana tendría todavía menos interés en negociar. Recordemos que el status quo favorece a Guyana.
La reclamación venezolana sobre el Esequibo y la integridad de la fachada atlántica del delta del Orinoco forman parte de los intereses permanentes del Estado venezolano, cuya defensa debería ser un objetivo común de todos los venezolanos, independientemente de su posición política.
Guyana sigue actuando y el Gobierno de Venezuela calla
Grupo Avila
Blog Grupo Avila. 21 de mayo de 2014
Freddy Lepage: El diálogo y el juego del gato y el ratón
Si en Venezuela existiera una democracia a secas, sin calificaciones, pero democracia al fin, el oficialismo buscaría el diálogo para resolver los conflictos políticos, económicos y sociales. La búsqueda de la estabilidad en la pluralidad es el fin último de cualquier gobierno para mantener un clima de paz y tranquilidad que le permita buscar el desarrollo y el bienestar de la sociedad. Pero, como vivimos en el mundo al revés, en nuestra tierra ocurre lo contrario. Maduro, como heredero del testamento político de Chávez, sigue empeñado en imponer y profundizar un proyecto inviable en el siglo XXI, tal como lo fue en el siglo pasado.
Ahora bien, Hobbes señala para la resolución de conflictos dos propuestas que resultan dialécticamente antagónicas; una, por medio de la conquista y la imposición del orden del vencedor –que es la que prevalece en el oficialismo “revolucionario”–; y la otra, la que conduce a llegar a acuerdos que garanticen la necesidad de establecer un orden cívico, por lo que el conflicto, una vez originado, serviría como medio para que se puedan crear las condiciones –el diálogo, la negociación– que hagan posible la convivencia social ordenada. Para ello es necesario el reconocimiento en un plano de igualdad que tienen los hombres en una sociedad democrática, como bien lo señala Carl Schmitt, cuando habla del enemigo justo, en su trabajo sobre El concepto de lo político, aludiendo a una relativización de la enemistad.
En nuestro caso, la cúpula militar-cívica gobernante encabezada por Maduro parece que quiere utilizar el diálogo planteado para ganar tiempo y esperar que las protestas estudiantiles –que superan los tres meses, con un saldo lamentable de de 42 muertos y centenares de heridos por la actuación de la Guardia Nacional Bolivariana, la Policía Nacional Bolivariana y de las bandas civiles armadas del régimen, sin incluir las detenciones arbitrarias y los jóvenes torturados y vejados, en clara violación de los derechos humanos– se calmen lentamente, cosa que, por los momentos, parece no será así.
Pero, una de las dificultades que se presentan y que tiene que enfrentar la MUD con toda claridad y firmeza es que la profunda crisis que, de seguir por el camino que va, seguramente derivará en mayor violencia, represión y pérdida de vidas, no se puede resolver si no incluye en su seno una representación no solo de los estudiantes, sino de los otros factores de la oposición que lideran María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma y factores sociales como los gremios y otros. No hacer esto pone a la MUD en desventaja a la hora de cualquier diálogo, negociación o como se llame y, al propio tiempo, facilita los intentos del régimen en el sentido de dividir y debilitar a la oposición como un todo. Debe prevalecer, entonces, el viejo lugar común de que “en la unión está la fuerza”, por lo que hay que hacer supremos esfuerzos por concertar –en aras del objetivo superior de rescatar la maltrecha y derruida democracia venezolana– los puntos de vista contrapuestos que nos separan.
Vistas las cosas así, es necesario que se clarifiquen y sinceren posiciones que, en principio, no son coincidentes.
Solamente así Maduro dejará de jugar al gato y al ratón con la MUD y con la democracia venezolana. Hay que evitar a toda costa la posibilidad de un conflicto civil que, aunque sea de baja intensidad, le cause al país males mayores. El camino de la paz y la convivencia se torna culebrero mientras no se consoliden posiciones comunes en la oposición y el autoritarismo militarista entienda que no puede seguir en el juego suma cero que se le puede revertir; si no, hagamos un balance de las protestas sociales de cada día que ponen el caldo más morado de lo que ya está. Cuánta falta hace un grupo como el de Contadora que sirvió para que las partes en conflicto en El Salvador acabaran con una guerra civil fratricida de 12 años que dejó un saldo de más de 70.000 muertos y 8.000 desaparecidos.
El diálogo y el juego del gato y el ratón
Freddy Lepage
El Nacional. Caracas, 23 de mayo de 2014
Ahora bien, Hobbes señala para la resolución de conflictos dos propuestas que resultan dialécticamente antagónicas; una, por medio de la conquista y la imposición del orden del vencedor –que es la que prevalece en el oficialismo “revolucionario”–; y la otra, la que conduce a llegar a acuerdos que garanticen la necesidad de establecer un orden cívico, por lo que el conflicto, una vez originado, serviría como medio para que se puedan crear las condiciones –el diálogo, la negociación– que hagan posible la convivencia social ordenada. Para ello es necesario el reconocimiento en un plano de igualdad que tienen los hombres en una sociedad democrática, como bien lo señala Carl Schmitt, cuando habla del enemigo justo, en su trabajo sobre El concepto de lo político, aludiendo a una relativización de la enemistad.
En nuestro caso, la cúpula militar-cívica gobernante encabezada por Maduro parece que quiere utilizar el diálogo planteado para ganar tiempo y esperar que las protestas estudiantiles –que superan los tres meses, con un saldo lamentable de de 42 muertos y centenares de heridos por la actuación de la Guardia Nacional Bolivariana, la Policía Nacional Bolivariana y de las bandas civiles armadas del régimen, sin incluir las detenciones arbitrarias y los jóvenes torturados y vejados, en clara violación de los derechos humanos– se calmen lentamente, cosa que, por los momentos, parece no será así.
Pero, una de las dificultades que se presentan y que tiene que enfrentar la MUD con toda claridad y firmeza es que la profunda crisis que, de seguir por el camino que va, seguramente derivará en mayor violencia, represión y pérdida de vidas, no se puede resolver si no incluye en su seno una representación no solo de los estudiantes, sino de los otros factores de la oposición que lideran María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma y factores sociales como los gremios y otros. No hacer esto pone a la MUD en desventaja a la hora de cualquier diálogo, negociación o como se llame y, al propio tiempo, facilita los intentos del régimen en el sentido de dividir y debilitar a la oposición como un todo. Debe prevalecer, entonces, el viejo lugar común de que “en la unión está la fuerza”, por lo que hay que hacer supremos esfuerzos por concertar –en aras del objetivo superior de rescatar la maltrecha y derruida democracia venezolana– los puntos de vista contrapuestos que nos separan.
Vistas las cosas así, es necesario que se clarifiquen y sinceren posiciones que, en principio, no son coincidentes.
Solamente así Maduro dejará de jugar al gato y al ratón con la MUD y con la democracia venezolana. Hay que evitar a toda costa la posibilidad de un conflicto civil que, aunque sea de baja intensidad, le cause al país males mayores. El camino de la paz y la convivencia se torna culebrero mientras no se consoliden posiciones comunes en la oposición y el autoritarismo militarista entienda que no puede seguir en el juego suma cero que se le puede revertir; si no, hagamos un balance de las protestas sociales de cada día que ponen el caldo más morado de lo que ya está. Cuánta falta hace un grupo como el de Contadora que sirvió para que las partes en conflicto en El Salvador acabaran con una guerra civil fratricida de 12 años que dejó un saldo de más de 70.000 muertos y 8.000 desaparecidos.
El diálogo y el juego del gato y el ratón
Freddy Lepage
El Nacional. Caracas, 23 de mayo de 2014
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