lunes, 29 de septiembre de 2014

Armando Durán: Una nueva MUD, ¿o no?

Las primeras palabras de Jesús “Chúo” Torrealba al asumir la secretaría ejecutiva de la MUD fueron para reconocer la labor desarrollada por su antecesor. “Agradezco profundamente el servicio a la patria que brindó Ramón Guillermo Aveledo”, dijo con protocolar elegancia, pero enseguida añadió que “el ejercicio que voy a hacer de esta función va a ser totalmente distinto”. Anunció entonces que la noticia del día no era su designación, sino que la MUD se iba “pa’ la calle” y convocó una gran movilización en Caracas para el 4 de octubre, acto que aprovecharía para informar de un vasto programa nacional de movilizaciones. Torrealba, además, calificó al régimen de totalitario, palabra sistemáticamente desterrada del vocabulario de los dirigentes de la oposición oficial.
En medio del escepticismo que se ha venido apoderando del ánimo opositor a lo largo de estos últimos años, el estreno de Torreaba como cabeza visible de la alianza de partidos que integran la MUD se percibió como un esperanzador golpe de viento fresco. A pesar de que el día anterior Henry Ramos Allup había avisado que Torreaba no ejercería la vocería política de la organización, tarea que quedaba en manos de los partidos políticos, último esfuerzo de carácter leninista para marcar las diferencias entre una MUD excluyente y la amplitud organizativa de la difunta MUD.
Se trata, sin duda, de una divergencia que va mucho más allá de sus aspectos formales y que afecta el fondo de la estrategia de la alianza opositora. Sobre todo estos días, cuando voces del sector más conciliador de la oposición, los mismos que en febrero acudieron al diálogo convocado por Miraflores con la intención de apaciguar los bríos de la juventud venezolana que protestaba en las calles de casi toda Venezuela, hablan concertadamente de reanudar el diálogo, de nuevo sin condiciones, interrumpido porque el gobierno se negó entonces a liberar a Iván Simonovis.
En este sentido, resulta oportuno tener presente las sorprendentes declaraciones de José Miguel Insulza a Silvia Ayuso, publicadas el viernes en El País de España, en las que una vez más el secretario general de la OEA sostiene que “en Venezuela es indispensable un diálogo, pero un diálogo en serio. La oposición no se puede sentar a la mesa de diálogo mientras están presos una cantidad de dirigentes que, aunque no querían ir al diálogo, son parte de la oposición”. Luego señala que en un diálogo de esta naturaleza no basta pronunciar discursos, hay que sentarse a una mesa “y decir qué (se concede) a cambio de qué”.
Este será, en el muy corto plazo, el primer desafío que tendrá que afrontar Torrealba. Desde la perspectiva del régimen y de los partidos que dominan la MUD, movilizaciones de calle y diálogo son acciones irreconciliables. Pero para nadie es un secreto que a Maduro lo acorralan los contratiempos políticos y económicos, un momento más que oportuno para condicionar desde la calle la eventual reanudación del diálogo a hechos concretos, como la liberación de todos los presos políticos y la elaboración de una agenda que se ocupe de estudiar rectificaciones necesarias en materia económica, comercial y financiera. La formación política de Torrealba y su compromiso real con los de abajo permiten presumir que estará a la altura de estas imperiosas circunstancias. Esperamos que así sea y estemos a punto de ver el nacimiento de una nueva y eficiente MUD. Si no logra superar los múltiples obstáculos que la propia oposición le ha puesto a la oposición, el régimen seguirá marcando el paso que desde hace 15 años le ha impuesto a Venezuela

Armando Durán
Una nueva MUD, ¿o no?
El Nacional. Caracas, 29 de septiembre de 2014

Rafael Poleo: Buen consejero

 
Rafael Poleo
Buen consejero
El Nuevo País. Caracas, 29 de septiembre de 2014 (Blog Pedro Mogna)

Konzapata: Maduro paga avisos carísimos en los dos diarios que más lo criticaron

Si algo heredó el presidente Nicolás Maduro de Hugo Chávez fue la creencia de que todo se puede arreglar a los realazos. Sobre todo, porque heredó también la chequera irresponsable. Menos llena, es verdad, pero igual le sirvió para pagar sendos anuncios a todo color, a toda página, casualmente en los dos diarios más poderosos de Estados Unidos -The New York Times y The Washington Post-, y donde criticaron duramente en sus editoriales la posibilidad de que Venezuela entrara al Consejo de Seguridad de la ONU debido al carácter poco democrático del gobierno, su violación a los Derechos Humanos y las penurias por las que atraviesa el país. Hasta de “analfabeta en economía”, calificó el Post a Maduro.
“Qué casualidades de la vida que dos de los periódicos más poderosos de Estados Unidos y el mundo, dos días antes de nuestra visita a la ONU, publicaran una editorial dirigida a decir mentiras y a atacar al presidente Nicolás Maduro y a la República Bolivariana de Venezuela”, respondió Maduro durante su visita al Bronx.
¿Y qué hicieron después? Pagar sendos anuncios, carísimos, hechos a la carrera, con consignas baratas y una que otra ingenuidad, como esa de que Venezuela pide la independencia de Puerto Rico, cuando los portorriqueños cada vez que votan, deciden por seguir siendo estado asociado.
Menos comprensible en el texto del aviso, es la frase final “Esta es la verdad sobre Venezuela”, cuando el anuncio solo contenía cinco o seis consignas condenando el bloqueo a Cuba, los ataques aéreos a Siria e Irak y el anuncio de que iba a donar cinco millones de dólares para combatir el Ébola. Porque sobre Venezuela no se publicó allí ni una palabra.
Y aunque resulta poco menos que imposible conocer cuánto contribuyó el gobierno de Venezuela a las finanzas de los dos diarios que ofendieron al Presidente y a su gobierno, una rápida hojeada a las tarifas regulares del Washington Post permite considerar que, como mínimo, la página costó 13 mil dólares, sin contar lo que le deben haber cobrado por la inserción a última hora.
Quizás 30 mil dólares costaron ambos avisos, que sumados a la cena en el Nello´s (carísimo y malo) más los hoteles cinco estrellas donde se alojó la aparatosa comitiva, nos permite inferir que el socialismo de Maduro, en tres días, hizo un extraordinario aporte al sostenimiento del capitalismo, su peor enemigo.


Konzapata
Maduro paga avisos carísimos en los dos diarios que más lo criticaron
Konzapata. Caracas, 29 de septiembre de 2014

Margarita López Maya: ¿Humo blanco en la MUD?

El pasado miércoles la MUD presentó su nuevo coordinador, Chúo Torrealba, electo por unanimidad. Con ello envió dos mensajes. Que los partidos opositores decidieron dejar con vida a esa plataforma unitaria, y que acatan la difundida demanda popular de construir una articulación honesta entre lo político y lo social; entre los políticos y los luchadores sociales.

El gesto es importante y no debe subestimarse. La designación cambia la imagen de la MUD. Torrealba es una opción audaz, atractiva, causó sorpresa. Dado el paso, ahora comienzan los reales desafíos, no solo para él, sino sobre todo para los partidos que acaban de escogerlo. Nada fácil la tarea de ambos de aquí a las parlamentarias y más allá.

Estos partidos, disímiles, ambiciosos y díscolos, acaban de nombrar a alguien muy distinto a Aveledo. Ahora les toca ser coherentes y apoyarlo, privilegiando sus compromisos con la sociedad pobre y media necesitada sobre la feroz lucha a lo interno que han reflejado estos meses. Torrealba tiene buena formación política, exhibe pluralismo y tolerancia en sus actividades, pero su talento primordial no está en la conciliación. Está en su potencial para crear entre los desencantados confianza hacia las fuerzas opositoras como opción democrática real para solucionar los severos problemas que sufrimos. Los partidos deben ser coherentes con lo que representa Torrealba.

Torrealba ha sido sindicalista y fue miembro de la Coordinadora Democrática, para algunos de ingrata memoria. Su labor en el Radar es encomiable pero insuficiente. Los activistas sociales suelen desvalorizar lo político. Ese fue el gran error de la CD. Ahora se trata de encontrar el equilibrio virtuoso entre ambos para sacar a Venezuela del foso donde ha caído. Le toca ser un político hábil y responsable. ¿Podrá?

Mientras la MUD emite mensajes que buscan echar puentes con el país, Maduro desde Nueva York exhibió lo peor de un presidente poderoso pero ciego, sordo y desnudo. Ver la paja antidemocrática y antiambientalista en el ojo ajeno sin percibir la viga en el propio, regalar dinero a pobres y enfermos mientras el país sufre una emergencia sanitaria trágica y un descalabro pavoroso en los ingresos de las capas pobres y medias. ¿Qué país representas, Maduro?

Margarita López Maya
¿Humo blanco en la MUD?
Ultimas Noticias. Caracas, 29 de septiembre de 2014 

 

Editorial de Tal Cual: Diálogo, ¿para qué?



Cuando uno trata de encontrar respuestas para esta pregunta se topa con grandes y solemnes palabras como reconciliación nacional, paz duradera, recomposición institucional, refacción de la economía y despegue del desarrollo... Qué más se puede pedir.

Hasta el santo padre que vive en Roma clama por la entente. Y el presidente Obama. Y el nuevo presidente de Unasur, el del pesado pasado. Entre otros representantes de espíritus y poderes. Nosotros mismos, en el pasado, hemos abogado por algún tipo de acercamiento.

A estas alturas a cada rato uno encuentra gestos (Simonovis, por ejemplo) o explícitas y múltiples declaraciones de las dos partes que invocan ese encuentro, o mutuos reproches por haberse roto aquel primer acercamiento. Nadie lo da por muerto sino por estar refrigerado.

Ahora bien, ya que es tema a la orden del día, al menos larvadamente, uno, opositor, debería preguntarse seriamente para qué sirve ese dialogo, cómo se engulle. Y si esas grandes palabras a las que hemos aludido no son precisamente demasiado grandes, es decir, abstractas, ideales, papales, platónicas. 
Y lo que puede suceder de darse este sería más terrenal, confuso y poco transparente.

O definitivamente maloliente y pérfido.

Nosotros nos reduciremos aquí a dos preguntas que nos parecen claves. Una primera, algo tosca pero que obliga a darle respuesta: ¿Si estos eventuales compañeros de mesa, a punta de corrupción majestuosa, ineptitud comprobada cotidiana y reiterada y evidentes locuras ideológicas han devastado literalmente este país, al que ya no le queda hueso sano, ahora nosotros, tanto tiempo humillados y ofendidos, vamos a ayudar a cargar la cruz de la derrota y el escarnio y hasta bajar al sepulcro? En principio habría que negarse, tildar el asunto de masoquismo. No obstante aquí podría objetarse, con palabras sonoras, no dejar hundir el país, evitar eventuales derramamientos de sangre, alcanzar un nivel de relativa normalidad económica y, también, de decencia institucional y democrática como para ganar el poder en algún momento en un país más aliviadito y menos enguerrillado, que ya no sería el barranco de Chávez donde todos nos hundiríamos. Supongamos esa segunda opción para introducir la segunda pregunta, ¿será posible esa recuperación de un mejor tiempo, aunque sea incipiente, para hacer una política más racional con esos caballeros que tenemos enfrente? A pesar de algunos signos, que los hay, es tal el peso de la estructura mental chavista que es muy razonable dudar. Son demasiados los malos hábitos adquiridos por estos: los del atropello y el abuso; de profanación de la democracia, la Constitución y sus instituciones fundamentales; de temor al castigo por los pecados mortales cometidos y que se siguen cometiendo; de opereta revolucionaria; de cubanos carroñeros; de pantomimas ideológicas que a uno le cuesta creer que algo así como un poco de lucidez y sensatez podría habitar esos cerebros.

Basta ver al heredero. Basta ver la actitud irresponsable ante la crisis. Basta oír la interminable habladera de paja revolucionarista cada vez más grotesca por irreal. Basta ver cómo crece sin mesura ni recato la represión brutal o el ahogamiento de la libre expresión.

No queremos dar una respuesta definitiva. No la tenemos seguramente. Pero esas son cuestiones que hay que dilucidar para ver si seguimos ese camino u otro más empinado.


Editorial de Tal Cual
Fernando Rodríguez 
Diálogo, ¿para qué?
Tal Cual. Caracas, 29 de septiembre de 2014