sábado, 5 de julio de 2014

Guillermo Cochez: Déjenlos que se acaben entre sí

Tres años y medio en la OEA me dieron pistas para entender el comportamiento de Estados Unidos frente a Venezuela. Al igual que muchos, buscaba encontrar razones para explicarme el porqué de tanta indiferencia hacia los abusos políticos y de derechos humanos allí perpetrados.
En 2004, siendo observador del referéndum revocatorio del 15 de agosto, fui testigo de cómo el Sí para revocar a Chávez ganó abrumadoramente en las urnas. A eso de las 3:00 am, todos dormidos, el CNE, en cadena nacional anunció el fraude: el 6 a 4 a favor del Sí (para que Chávez se fuera), fue cambiado para un 6 (No revocar a Chávez) a 4 al Sí. Evidencias por montón aparecieron para probar el fraude, lo cual fue impedido por el aparato cubano-venezolano.
Conté mi experiencia en los medios, explicando lo que había sido un burdo fraude. Al regresar a Panamá, el 16, me reuní con Samuel Lewis, designado canciller del gobierno de Martín Torrijos a instalarse el 1° de septiembre. Me preguntó por qué hablaba de fraude en el revocatorio, cuando ya el secretario de Estado Colin Powell había calificado las elecciones como transparentes. Contesté que esa bendición no las hacía limpias, como tampoco las anteriores repartidas por Jimmy Carter convalidando elecciones de dudosa transparencia en el pasado.
Cuando en enero 16 de 2013 denuncié en la OEA el golpe de Estado ocurrido en Venezuela con la ascensión al poder de Nicolás Maduro, y que me costó mi destitución, Estados Unidos también jugó un papel que a muchos nos pareció extraño. Fueron los artífices para convencer a mi cancillería de que no era prudente que yo hablara ese día y que, al yo hacerlo, perdí mi puesto. Querían que todo siguiera igual que, a la larga, como pareciera está ocurriendo, el régimen caería por su descomposición interna. Igual se opusieron cuando Panamá en marzo pasado invitó a María Corina Machado a hablar en la OEA.  La discusión en el Congreso norteamericano sobre la imposición de las sanciones refleja la misma posición del gobierno de Obama. Sigue en el ambiente aquel viejo complejo de querer evitar que a Estados Unidos se le acuse de intervencionista.
Y esa estrategia oculta pareciera estar dando réditos, aunque sea a un precio exageradamente alto para los venezolanos. Por más que inventen magnicidios, intervenciones de la CIA, sabotajes, guerras económicas, aviones desde Colombia, se están acabando entre ellos. Diosdado Cabello hace diariamente todo lo posible para dejar mal a Maduro, llamándole la atención al Ejército y al embajador de Colombia; la justicia avala la participación política de los militares; la carta de Giordani y su respaldo por varios chavistas históricos y bases del PSUV; la escasez galopante; la monumental devaluación que se avecina. Son factores que hacen deducir que pronto ocurrirá una explosión interna que los terminará de destruir. Salida que pareciera estar alentada por actitudes como las del Departamento de Estado.
Hay dos factores que los chavistas no han podido quitarle a la influencia indirecta en Venezuela de los norteamericanos. El petróleo y el beisbol. El primero por su extensa presencia a través de las petroleras gringas, la cual indirectamente se mantiene, y el segundo por la influencia que ese deporte tiene en la sociedad venezolana, donde ya suman más de 315 peloteros venezolanos llegados a la gran carpa, y miles en sus ligas menores: el beisbol promueve vínculo indisoluble del venezolano con la sociedad norteamericana. Esto aumenta con el éxito que cada día jugadores como Miguel Cabrera y Félix Hernández tienen en las grandes ligas.
Pienso que quizás dejarlos acabarse entre sí no es la solución menos costosa, pero de repente sería la más aconsejable para preservar los intereses gringos, que, al final de cuentas, es lo que siempre prevalece. Incluso sobre los principios democráticos.       


*Ex embajador de Panamá ante OEA
gcochez@cableonda.net

Guillermo Cochez
Déjenlos que se acaben entre sí
El Nacional. Caracas, 3 de julio de 2014

María Corina Machado: La transición inminente

Vivimos un momento decisivo. Fruto de 15 años de lucha ciudadana, el régimen se extingue. Se derrumba el socialismo del siglo XXI. La deserción deja solos a mafias y militarismo. Agónicos cambios no los salvarán. Somos el destino de Venezuela.

Debemos entender cómo llegamos a esto: por qué nuestras instituciones fueron devoradas, cómo fue destruido el aparato productivo, vulnerado el derecho de propiedad, aniquilada la libertad de expresión, e infiltradas nuestras Fuerzas Armadas Nacionales (FAN) por mercenarios cubanos.

La transición dará inicio a la reconstrucción nacional del país. No se trata solo de erradicar la impronta comunista y desteñir de rojo el Estado. Habrá que conformar un nuevo gobierno y reorientar las políticas nacionales; restablecer las normas democráticas. Afincar los valores humanos y repotenciar la conciencia ciudadana, aprendiendo de la experiencia para construir el futuro: una sociedad que sea responsable, libre y próspera.

El fracaso del modelo centralista, en medio del auge económico, dará paso a la definitiva superación de arraigados males: el clientelismo, el rentismo, el estatismo, el populismo y el militarismo; y a una nueva relación Estado-ciudadano; con el individuo y la familia como centro.

La transición deberá generar confianza; en los empleados públicos, en cuanto al respeto a su dignidad, basada en su trabajo honesto y responsable, en los actores económicos, la estabilidad y transparencia de las reglas del juego, en los partidarios del oficialismo, la garantía de no retaliación ni persecución política. Y en cuanto a todos, habremos de demostrar nuestra capacidad de convivencia democrática.

La transición requerirá también eficacia; los venezolanos, en especial los más necesitados, deberán palpar urgentes mejoras en su calidad de vida, resultado de la eficiencia y probidad en la administración pública.

La transición será, en esencia, el rebrote de la esperanza, la realización de un proyecto común para toda la nación, la vigencia de un pacto social que englobe a todos los venezolanos, presentes y exilados, dispuestos todos a aprovechar esta oportunidad histórica.

@mariacorinaYA



María Corina Machado
La transición inminente
El Universal. Caracas, 5 de julio de 2014

Andrés Schmucke: Zurda estupidez

A veces veo el programa de Venezolana de Televisión, Zurda Konducta, y debo confesar que me lo vacilo. Algunas cosas me dan risa, sobre todo el Topocho Show. No puedo negar que las cosas que hacen son creativas, le ponen cabeza y le imprimen un sentido del humor un tanto retorcido, pero se vale igual.

Carvajalino, La Negra, Mango y el Maracucho son un vacilón. Yo podría perfectamente salir con ellos a rumbear y estoy seguro de que la pasaría súper bien. También estoy seguro (al menos eso quiero creer), de que podría debatir con ellos en el marco del respeto y la pluralidad de opiniones, claro, que esto último suena más a una utopía, pero soñar no cuesta nada.

Ahora bien, yo quisiera tomar lo que ellos toman para vivir en la Venezuela que ellos viven, porque algo sí tengo muy claro: esos chamos viven en un país muy diferente al mío. ¿A quién, en su sano juicio, se le ocurre decir esto: "En Venezuela a los 25, 26 años, ya nuestros jóvenes tienen casa, tienen carro... ", al maracucho no lo cachetea la realidad como me cachetea a mí. Eso es algo realmente indignante.

Yo soy un profesional con título universitario y experiencia, y no tengo en mi cuenta ni para comprarme una bicicleta. Quisiera conocer panas de 26 años que ya tienen la vida resuelta con casa propia y carro para que me digan cuál es el secreto, porque les aseguro que un clase media en positivo no puede lograr eso. Ni siquiera vivir alquilado, porque los precios son impagables.

Por eso el comentario del maracucho en el programa del primero de julio me parece una estupidez, ni mis amigos chavistas están en condiciones de tener casa y carro propio. Panas, salgan de esa burbuja y vivan la realidad, y si ustedes tienen casa y carro propio, díganme cómo lo lograron para anotarme yo también.

@andy_schmucke


Andrés Schmucke
Zurda estupidez
El Universal. Caracas, 5 de julio de 2014

Brian Fincheltub: De la izquierda trasnochada al comunista con insomnio

“Les quitaré la careta a los trasnochados de la izquierda”, fue la frase que utilizó Nicolás Maduro para referirse a algunos dirigentes chavistas que cuestionaron el rumbo del llamado “socialismo del siglo XXI” en cartas públicas. Con tamaña sentencia, Maduro no solo encendió las alarmas de las bases revolucionarias, sino de sus capataces: los hermanos Castro.
El destino de Cuba depende del destino de Venezuela, por eso las decisiones que afecten a la isla no pueden tomarse de manera independiente. Con la llegada de Orlando Borrego al país no solo se busca calmar las aguas entre los radicales del chavismo que en los últimos días venían cuestionando un posible “viraje” de Maduro, sino también se le da certeza a la cúpula cubana de una toma de decisiones compartida. Donde Venezuela siempre pondrá la plata y los Castro siempre la última palabra.
¿Independencia y soberanía? Es hasta tragicómico celebrar eso en estos días. El futuro de nuestro país en manos de Cuba y aquí sobrevuelan aviones militares al ritmo de un acalorado discurso patriotero que nos dice: “Jamás ninguna potencia extranjera osará profanar el suelo sagrado de Bolívar”. No solo lo profanaron, sino que se quedaron viviendo adentro y con nosotros como servidumbre.
¿Quién es Orlando Borrego? Frente a él, Giordani es un adolescente. Pero su objetivo es venir a inyectarle vitalidad y renovación al gobierno de Maduro conduciendo las reformas económicas necesarias para salir de la crisis. El exguerrillero de 78 años tiene entre sus “logros” más visibles haber sido amigo de Che y ministro de Fidel. Estudió economía en la Universidad de La Habana, donde, por cierto, al visitar la página web de dicha casa de estudio, se define la economía como “el objeto y centro de análisis de las relaciones socialistas”. También tiene estudios en Moscú.
Sin duda, su currículo reúne todas las cualidades para seguir la quiebra del país por la senda que sigue marcando Fidel. Tras criticar a la izquierda trasnochada se trajeron a un comunista con insomnio. Borrego es el salvavidas enviado por los Castro al gobierno para recuperar la economía venezolana. Tremendo chiste, tal cual como escribió alguien en Twitter, es como traer asesores en derechos humanos de Corea del Norte.
Cuba vive un proceso de profunda crisis económica que les ha obligado, tras más de 50 años de profundas restricciones, a reconocer la iniciativa privada. Lo llaman la “actualización del socialismo”, pero la dirigen los viejos dinosaurios comunistas. Aquí le dan el Ministerio de Economía al administrador de cualquier cantina escolar y estaría mejor capacitado para dirigir las finanzas del país que estos retrógradas con la mente anclada en el siglo XX.
Al barco se le abrió tremenda tronera y algunos quieren taparla con plastilina. El modelo fracasó, no sirve aquí ni donde se aplique. A la economía venezolana no la salva un borrego más, sino un cambio de rumbo.

@Brianfincheltub
 
Brian Fincheltub
De la izquierda trasnochada al comunista con insomnio
El Nacional. Caracas, 5 de julio de 2014
 
 

Fausto Masó: Habla Mildred Camero

En 1999 Mildred Camero fue nombrada por Hugo Chávez presidente de la Conacuid, y obligada a renunciar seis años más tarde. Carlos Tablante sugirió su nombre al gobierno en los primeros tiempos de Chávez, cuando parecía dispuesto a enfrentarse con la corrupción, lo que reconoce la propia Mildred Camero en la larga entrevista que le ha hecho Héctor Landaeta.
Este es un libro fundamental, muestra la cara oculta del sistema judicial, la corrupción policial, la penetración de la FARC en Venezuela. Ahora Mildred Camero cuenta su historia, nos habla desde los tiempos del mito de las famosas tribus de David a la actualidad, cuando los grupos civiles dedicados al tráfico han sido sustituidos por policías y militares corruptos.
En este libro, Chavismo, narcotráfico y militarismo, Mildred Camero le hace a Héctor Landaeta sensacionales revelaciones y, de hecho, presenta una historia sucinta de la influencia de la droga en Venezuela. Dice así que fueron los británicos los primeros que le señalaron a Makled como el gran zar de la droga, y cómo la DEA y la propia CIA colaboraban en la lucha contra la droga, hasta que en nombre de un mal entendido nacionalismo se rechazó cualquier ayuda de la DEA.
El tema de la droga en Venezuela se relaciona con la penetración de las FARC que en cierto momento les arrebatan el negocio a los narcotraficantes y lo convierten en el gran medio para financiar la guerrilla. Surge entonces la pregunta, ¿cómo la paz en Colombia afectará el narcotráfico en Venezuela?
Mildred habla de los crímenes en la Guajira, de personajes como Hermágoras y su hermano, de algunos militares que han sido acusados en el pasado y en el presente de estar involucrados en el tráfico, y con honradez reconoce los casos en que esas acusaciones no han sido respaldadas por pruebas reales, como en el de Belisario Landis.
Mildred separa los chismes, los rumores de los hechos comprobados, aunque señala que cuando el río suena, piedras trae.
Revela el nombre de los oficiales que coordinaban la seguridad de los jefes de las FARC cuando visitaban Caracas; especifica los nombres de los oficiales que han aparecido en listas publicadas por el propio gobierno norteamericano.
Habla de sus relaciones con los presidentes Luis Herrera Campins, Jaime Lusinchi, Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez; niega las afirmaciones de que los políticos con una llamada alteraban una investigación de la Conacuid y aclara que los cuerpos policiales respetan a los jueces y estos a la policía.
Mildred fue perseguida, se había enfrentado a fuerzas demasiado poderosas, pero siempre actuó dentro de la ley y con un gran coraje. En el libro hace revelaciones sobre el caso Makled, el de Rafael Alcántara, acusado de haber mandado a matar a Totesaut; se refiere a la famosa lista del gobierno de Clinton que impide entrar en Estados Unidos a una serie de funcionarios, y habla también de los que en este momento si viajaran fuera de Venezuela caerían presos.




Fausto Masó
Habla Mildred Camero
El Nacional. Caracas, 5 de julio de 2014

Fernando Luis Egaña: La sacudida completa

El señor Maduro viene anunciando que llevará a cabo una “sacudida completa” de su (des)gobierno, que incluiría a todos los mecanismos gubernamentales, de trabajo, de consulta, de toma de decisiones, de todo absolutamente todo...  Pero en ese anuncio faltarían muchos elementos para completar la sacudida completa, empezando por él mismo, el propio señor Maduro, quien no se cansa de ofrecer demostraciones de su extraordinaria incapacidad.
Y no se trata de una especulación interesada de un crítico convencido, sino del parecer que comparten y hasta escriben y publican los hasta ayer “maestros” reconocidos por Maduro, comenzando, desde luego, por el exministro y exmaestro Giordani. ¿Qué sentido puede tener eso de la “sacudida completa” si la misma no incluye al agente central del megadesastre que suscita la sacudida?
En opinión de versados analistas, el tema de la sacudida como antesala del Congreso del PSUV, hace las veces de una gran piñata burocrática, es decir, de la promesa de cargos disponibles y negociables a cambio, claro está, de lealtades estatutarias. Así, Maduro juntaría el hambre con las ganas de comer, y el evento pesuvista se convertiría en una gran taquilla donde Maduro y los suyos, parten, reparten y se llevan la mejor parte. Lo cual indicaría, no faltaba más, que la influencia de los Castro Ruz está más envolvente que nunca.
Otros consideran que, aparte de todo lo anterior, también existe la presión real de cambiar algunos aspectos o desempeños, a ver si es posible seguir corriendo las arrugas hasta que un súbito aumento de los precios del petróleo logre oxigenar el sofoco de la realidad venezolana, sobre todo en lo económico. Tal consideración es posible, más por extrema necesidad que por alguna razón sustantiva, pero también es muy difícil que la causa principal de la megacrisis, la hegemonía roja, de pronto se convierta en su solución principal.
Remover a tal o cual jerarca, traer a tal o cual asesor, formular tal o cual promesa, maquillar tal o cual política o tal o cual organigrama, no serviría de nada en la medida que la estructura de la llamada “revolución” mantenga su carácter despótico y depredador. Y si dejara de ser despótica y depredadora, dejaría de ser la “revolución bolivarista”. Entonces, lógicamente hablando, la trampa no tiene salida desde sí misma.
El predecesor se las traía con las artes de proyectar relanzamientos. Pero el sucesor no. Claro que no se puede subestimar la falta de escrúpulos de los hermanos Castro Ruz, pero tampoco se puede ocultar la profundidad y extensión de la crisis que asola Venezuela. Tan es así, que 80% de los venezolanos aprecia que estamos mal y vamos mal, o acaso peor. Y ello no es cualquier cosa en el reino de la hegemonía comunicacional.
Una gran parte del país quiere una sacudida completa del opresivo presente. Pero eso pasa por superar la hegemonía que impera y abrir etapas distintas que permitan la reconstrucción de la república, del Estado, de la democracia y también de la convivencia social y las relaciones económicas. Nada de ello tiene posibilidades efectivas de suceder en el continuismo. Y buscando asegurar ese continuismo es que Maduro trompetea lo de la “sacudida completa”, que ni es sacudida ni mucho menos completa.

flegana@gmail.com



Fernando Luis Egaña
La sacudida completa
El Nacional. Caracas, 5 de julio de 2014