domingo, 1 de marzo de 2015

Edgar C. Otálvora: Chavismo sin Maduro descubierto por encuesta

Este Informe tuvo acceso a una extensa encuesta realizada a nivel nacional en Venezuela y cuyo trabajo de campo finalizó a mediados del mes de diciembre y fue complementado durante el mes de febrero. Los resultados, confiables dado el volumen de la muestra, señalan que la polarización entre chavista y no chavistas se mantiene en el país y no aparece en el panorama algo que se parezca a una tercer fuerza política o electoral. La autoidentificación política de los encuestados se encontraría en 48% opositores, 39% chavistas y 13% de indecisos. El perfil de estos últimos corresponde mayoritariamente a chavistas decepcionados que está “mirando” hacia la oposición. Al pedírsele que identificara su situación personal con una palabra, el 30% de los chavistas utilizaron palabras negativas, delatando que los seguidores de Chávez pasaron de la “tristeza” tras la muerte de su líder a un estado de actual “inconformidad”. Sólo el 18% del total dijo sentirse “alegre”  porque el país marcha hacia “el socialismo”.
Las cifras de popularidad de Maduro son excepcionalmente bajas en comparación a quienes se autodefinen como chavistas. Sólo el 13,5% del total de encuestados considera que el Gobierno está en “buen camino” y esta cifra incluso cae por debajo del 10% en algunos estados del país. Los niveles de rechazo de Nicolás Maduro y del cogobernante Diosdado Cabello están por encima del 60%, sustantivamente superiores al rechazo mostrado contra cualquiera de los principales referentes de la oposición.
La carestía, el desabastecimiento, las colas para comprar se han convertido en los  problemas prioritarios para los venezolanos y sólo un 40% de los entrevistados acepta como explicación la “guerra económica” alegada por Maduro.
*****
“El poder militar en Venezuela está bien trabajado”. La frase fue emitida  en una entrevista al chileno Pablo Salvador Sepúlveda Allende, difundida el 17FEB15 por el canal estatal ruso RT. Sepúlveda, quien formó parte del entorno íntimo de Hugo Chávez en razón de su noviazgo con María Gabriela Chávez, se extendió en consideraciones sobre las posibilidades de una asonada militar contra el Gobierno de Nicolás Maduro. “No creo que en Venezuela pueda haber un golpe de Estado como en Chile ya que el poder militar apoya al Gobierno” y “está bien trabajado”, resaltó la agencia RT favorable al régimen venezolano. Sepúlveda, quien nació en México en 1976, recibió formación médica y política en Cuba y es actualmente un operador internacional del castrochavismo.
*****
José Pepe Mujica no se muestra tan confiado como el nieto de Allende. El saliente presidente uruguayo realizó una suerte de clasificación de posiciones golpistas que él observa en Venezuela. Para el aliado de Maduro, una parte de la oposición venezolana etiquetada como “fascista” y de “derecha” por el castrochavismo, “quiere dar un golpe de Estado y que Maduro se vaya ahora”. Ésa es la tesis que el régimen venezolano ha estado manejando insistentemente en los últimos días. Pero Mujica abrió una nueva hipótesis. En su entrevista para El País de Montevideo del 28FEB15, Mujica afirmó que “el problema que puede tener Venezuela es que nos podemos ver frente a un golpe de Estado de militares de izquierda y con eso la defensa democrática se va al carajo”. Es decir, del seno del militarismo chavista podría emanar una acción golpista, sin quedar claro si se trataría de un intento para desplazar a Maduro o para reforzarlo en la presidencia bajo nuevas reglas de juego.
*****
En su última alocución radial como presidente, el 27FEB15, Pepe Mujica nuevamente habló sobre Venezuela refiriéndose a la ola represiva ejecutada por Maduro contra sectores opositores: “En la medida que ejerce algún grado de represión, inevitablemente se cometen errores. Y fundamentalmente en el campo internacional se siembra una imagen que no ayuda”. Mujica, en definitiva, retrató el cambio de reacción de los gobiernos de la región ante el régimen venezolano. Las repetidas denuncias de golpes de estado, planes de magnicidio e intervenciones de EEUU, cada vez impactan menos en importantes cancillerías del Continente.
*****
El Gobierno venezolano estaría poco interesado en la visita a Caracas de una comisión de Unasur. Los desesperados llamados de Nicolás Maduro del 04FEB15 para que sus colegas suramericanos acudieran en su auxilio, ante sus denuncias de intervencionismo de EEUU y planes de asonadas opositoras, han ido bajando de intensidad en la medida que los gobiernos vecinos no han brindado solidaridad automática a Maduro en sus línea de represión a la oposición. Tres hechos han restado solidaridades a Maduro a nivel internacional: la amenaza de ilegalizar partidos políticos proferida el 25FEB15; el encarcelamiento sin antejuicio previo y por dudosas acusaciones de golpismo del alcalde de Caracas, el socialdemócrata Antonio Ledezma, ocurrido el 19FEB15 y el asesinato de un niño de 14 años, de nombre Kluivert Ferney Roa, a manos de personal antimotines de la Policía Nacional Bolivariana en la ciudad de San Cristóbal el 24FEB15.
*****
El 09FEB15, en una reunión que congregó en Montevideo al Secretario Ejecutivo de Unasur, el colombiano Ernesto Samper Pizano, y a los cancilleres de Brasil, Ecuador y Venezuela, con notable ausencia de la canciller colombiana, Venezuela extendió una invitación para que la Comisión de Unasur viajara a Caracas a la brevedad posible. Samper tuiteó ese día: “Exitosa reunión de la Comisión de Cancilleres: buscar canales de comunicación con el Gobierno de EEUU que favorezcan el diálogo directo”, mientras Unasur informaba de una pronta reunión de los 12 cancilleres para analizar la situación venezolana. Tres semanas después, la comisión de los tres cancilleres de Unasur aún no ha visitado Caracas. El 20FEB15, la cancillería uruguaya, país que detenta la presidencia de Unasur, emitió un comunicado con tono de disculpa: “Uruguay se encuentra realizando todas las gestiones necesarias para que la Comisión integrada por los cancilleres de Brasil, Colombia y Ecuador, viajen a la brevedad a Caracas para reunirse con el presidente Nicolás Maduro […] Uruguay continuará evaluando la evolución de los hechos en el marco de estas acciones”. Ese mismo día, en Quito, Samper emitió su propio comunicado informando que él también intenta concretar una agenda para el viaje de los cancilleres de Unasur a Caracas y dijo que “la próxima visita de los cancilleres puede ser muy útil en el propósito de contribuir a una despolarización del ambiente político”.
*****
Inicialmente Maduro aspiraba que la agenda de los cancilleres de Unasur en Caracas se limitara a pláticas con el Gobierno, pero incluso el propio Samper, usual aliado de los gobiernos castrochavistas, dejó ver que la comisión debe reunirse no sólo con Maduro sino con sectores opositores, a lo cual se niega el régimen. Fuentes de los gobiernos de Brasil y Colombia comentaron a este Informe que sus cancilleres no acordarán un viaje a Caracas hasta recibir de Venezuela una detallada invitación-agenda que incluya reuniones con voceros opositores. Esta postura está siendo secundada por los gobiernos de Perú y Chile, los cuales consideran que el papel de Unasur es promover un diálogo entre el Gobierno y la Oposición y no convalidar posiciones de Maduro. Una alta fuente de la Mesa de la Unidad Democrática, la alianza opositora venezolana, confirmó a este Informe el 27FEB15 que no ha sido consultada sobre un posible encuentro con emisarios de los cancilleres de Unasur. Todo indica que, por ahora, Maduro prefiere diferir la presencia de incómodos cancilleres extranjeros.
*****
El Gobierno de Dilma Rousseff ha ido modificando su posición ante el Gobierno Maduro que ya no incluye, al menos en lo declarativo, la solidaridad automática prestada por Lula da Silva. La diplomacia del régimen venezolano ha procurado, en los últimos días, que los gobiernos de la región se pronuncien individual y colectivamente contra los supuestos planes de golpes militares en Venezuela. En obvio gesto de atender los pedidos de Maduro, la  cancillería brasileña emitió un comunicado del 24FEB15 en el cual no se refirió a un posible golpe, sino que dijo estar preocupada por “iniciativas tendientes a abreviar el mandato presidencial”. Pero igualmente manifestó preocupación por “medidas que afectan directamente a los partidos políticos y a representantes democráticamente electos”.
A propósito de Venezuela, en la Cámara de Diputados de Brasil se produjo una abierta ruptura entre el PMDB (partido aliado de Rousseff) y la línea del Gobierno. Pese a los intentos en contra del oficialista PT y del Partido Comunista Brasileño, el 25FEB15 una cómoda mayoría de diputados aprobó la moción presentada por el líder de la minoría opositora, el tucano Bruno Araújo, repudiando al Gobierno Maduro por “quiebra de los principios democráticos”.
*****
En la sede de la cancillería de Ecuador fue celebrado, en la tarde del 26FEB15, un acto político “en apoyo a Venezuela”. El evento fue encabezado por el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño y otros ministros del Gobierno de Rafael Correa, así como Carol Delgado, la embajadora del Gobierno Maduro en Quito y; una activista del gobierno venezolano de nombre Desirée Cabrera quien representa un ente propagandístico oficialista denominado “Comité de Víctimas de la Guarimba y el Golpe Continuado”. El papel de Patiño como parte de la comisión de cancilleres de Unasur para Venezuela quedó en duda, después de haber promovido oficialmente un acto para atacar a la oposición democrática venezolana.



Edgar C. Otálvora
Informe Otálvora: Chavismo sin Maduro descubierto por encuesta
RUNRUNES. Caracas, 1 de marzo de 2015

Antonio Sánchez García: El silencio de los inocentes

1
Hubo una época en que Venezuela estaba sola frente a la opinión pública mundial ante el embate dictatorial del chavismo bolivariano. Brutal, descarado, devastador, pero hábil en la manipulación y el engaño. Una dictadura tan repudiable y desde mi particular perspectiva infinitamente peor que las peores dictaduras vividas en el último siglo en América Latina. Incluso peor que la de Fidel Castro, que hoy la esquilma y administra, y la de Augusto Pinochet, en el otro extremo, por razones más que evidentes. Pero inescrupulosa y dispuesta a comprarse a Dios y al Diablo con la insólita fortuna que le cayera en sus manos. Y la patente de corso que le vendiera por miles y miles de millones de dólares anuales la respetable tiranía cubana. En una época que como nunca antes el dinero ha sido el gran árbitro de todos los conflictos.
Peor que la de Castro, porque careció desde siempre de ideología, de anhelos, de esperanzas, de utopía. Fue, desde lo más profundo del amasijo de resentimientos, rencores y frustraciones de su inspirador, una excrecencia caudillesca sin otros propósitos que saquear la república, envilecer a sus ciudadanos, amparar el mayor saqueo visto en la historia bicentenaria de la república y devastar a nuestra sociedad como arrastrada por un impulso de barbarie solo comparable al de la Guerra a Muerte de Boves y Antoñanzas. Por cierto: como todas las dictaduras que en Venezuela han sido. Sin una sola expresión política, cultural o artística, como las que produjese en su momento auroral la revolución cubana. Una pobre e infeliz sacudida telúrica tan brutal e inconsciente como un terremoto o un deslave. Un pobre y miserable levantamiento cuartelero sin otro propósito que alebrestar a los sectores marginales y darles justificación a las ansias de saqueo y motín de la soldadesca venezolana y su carne de cañón.
Peor que la de Pinochet en sus peores rasgos represivos e incomparable en sus efectos socioeconómicos. La crueldad que exhibiera la dictadura de Pinochet fue estrictamente política, bélica, necesaria a un proyecto de dominación tras un propósito estratégico: derrotar de manera incontestable a las fuerzas marxistas que amenazaban con destruir la institucionalidad republicana chilena tras un proyecto marxista leninista y proceder luego, o en paralelo, a la recomposición del Estado y la reconstrucción de la república. Así suene cínico y maquiavélico: un mal necesario. Practicado con sistematicidad y una rigurosa racionalidad estratégica.
No hablemos de sus efectos socioeconómicos: que la represión dictatorial pinochetista estaba al servicio de un proyecto de reconstrucción nacional y no era, como la chavista, mera expresión de la liberación de las apetencias de barbarie de una sociedad hamponil, marginal y desquiciada, lo demuestran los hechos: tras 16 años de dictadura pinochetista Chile era un país reestructurado, su Estado un poderoso instrumento de organización social, su economía, una soberbia empresa de enriquecimiento social. Perfectamente preparado para transitar hacia una democracia moderna y una economía primermundista. Chile es lo que ha llegado a ser después de 20 años de concertación nacional gracias a los 17 años de dictadura pinochetista. ¿Alguna semejanza?
 
2
Nada de los tétricos sucesos vividos en estos 16 años nos ha caído del cielo y nos ha sorprendido ignorantes de lo que estaba ocurriendo en el subsuelo de nuestra sociedad desde que el 4 de febrero de 1992, cuando la Venezuela de la barbarie pariera al sujeto de sus resentimientos y sus venganzas. Y el 6 de diciembre de 1998, en un rasgo de soberbia irresponsabilidad e inconsciencia colectivas le abriera en gloria y majestad los portones del poder, postrándose a sus pies para permitir la tragedia. Estuvimos perfectamente conscientes de que detrás del demagogo inescrupuloso no se encontraba un Lenin, ni siquiera un Fidel Castro o un Salvador Allende. Muchísimo menos un Bolívar, como él y su pandilla de asaltantes uniformados, incluso de toga y birrete, quisieron hacérnoslo creer, convenciendo de ello a la indigente conciencia nacional.
Hacer conciencia de que detrás de Chávez se encontraban los peores rasgos de nuestra barbarie y que su barata epopeya perseguía destruir lo mejor de nuestra bicentenaria tradición, particularmente la democracia y la paz puestas en pie gracias a la Generación del 28 en ese inolvidable 23 de Enero de 1958, ha sido uno de los más difíciles, dolorosos y frustrados empeños intelectuales al que hayamos tenido la desgracia de asistir. Solo comparable a la libresca experiencia de procesos semejantes en otras latitudes, como el ascenso en gloria y majestad del nazismo en Alemania.
Se cuentan con los dedos de una mano aquellas conciencias que alertaran del grave mal que se nos venía encima. Fueron millones, en cambio, las que aplaudieron el asalto de la barbarie. Y muchos de aquellos que, generosos en la defensa de lo que nos iba restando de democracia, se sumaron a la lucha de la oposición parlamentarista que a duras penas podía alzar su voz, se negaban a reconocer las tendencias totalitarias y la devastación que anunciaba el demagogo. La revolución ha sido para ellos una santa palabra al servicio de la cual se pueden cometer las peores felonías. Pues una explícita o implícita, consciente o inconsciente simpatía y solidaridad con las expresiones populacheras del llamado socialismo del siglo XXI con que la barbarie enmascaraba sus pulsiones, les impedía asumir y enfrentar la verdad de la mentira. La capitulación de la clase política e intelectual venezolanas –de izquierda, de centro o de derecha, socialdemócrata o socialcristiana, secular o eclesial– ante el castrocomunismo de la revolución bolivariana, ha sido una de las causales más ominosas de la tragedia de nuestra democracia.
Y lo más grave: aún pende como obstáculo objetivo al proceso de nuestra liberación, pues por razones que escapan de la racionalidad política se niega a comprender y metabolizar lo que ya el mundo ha comprendido y ante lo cual no duda en expresar su repulsa: esta de Nicolás Maduro, sátrapa de los Castro, es una de las peores dictaduras vivida en América Latina. Callarlo y negarse a enfrentarla es el peor delito que perpetra nuestra clase política: el silencio de los inocentes. Y el de sus padrinos, los gobiernos de la región.
 
3
Y he allí la insólita contradicción: por primera vez se resuelve el grave problema que enfrentáramos en el pasado, cuando en la Coordinadora Democrática nos sentíamos desvalidos y castigados por la incomprensión de la opinión pública mundial, que se negaba a reconocer la naturaleza dictatorial del chavismo y el carácter autocrático del dictador. Cebándose en la crítica a la llamada cuarta república, culpada por todos los males. Una catarata de elecciones, fraudulentas en esencia todas ellas, celebradas en las condiciones menos transparentes y equitativas imaginables, sin el más mínimo control y la menor incidencia de la oposición en sus entrañas automatizadas, concurrían a darle legitimidad a un régimen que todos nosotros  –sin excepción ninguna– sabíamos ilegítimo y fraudulento. Pero cual más cual menos cargando con su rabo de paja. Y cuando digo todos nosotros, me refiero a las dirigencias de Acción Democrática, de Copei, de Primero Justicia, del MAS, de un Nuevo Tiempo, de la Causa R, de Proyecto Venezuela, de ABP, de Bandera Roja, del teodorismo. Dada la genérica complicidad en el ataque a la democracia de Puntofijo, guardamos silencio ante las injustas críticas justificatorias del asalto a la razón. Dada nuestra patética incapacidad para demostrar el fraude originario, el del 15 de agosto de 2004, recurrimos a la hipérbole del “fraude continuado” para relativizar el crimen y limpiarnos las culpas. Un invento justificatorio de Teodoro Petkoff. Perfectamente conscientes de que si la Constitución hubiera sido respetada y las Fuerzas Armadas dirigidas por Raúl Baduel hubieran cumplido con sus obligaciones constitucionales, esta tragedia se acababa cuando ella lo pautara, no cuando a Fidel Castro y a Hugo Chávez se les antojó y nos lo impusieran. En el mayor silencio, el mayor recato y la mayor complicidad imaginable de quienes, en el fondo, justificaban el arrebato.
Pero ninguno de aquellos que hoy callan ante los embates dictatoriales de la satrapía aprestándose sumisos a obedecer los dictámenes del dictador –adelantar las elecciones y, con ello, sofrenar la indignación popular y ganar un segundo aire para ver si la satrapía resiste hasta el 2019–, los mismos que ayer fueran incapaces de rebelarse ante “el fraude continuado” o, como en el caso de las últimas presidenciales, imponer la exigencia de una revisión exhaustiva de los verdaderos resultados, puede argüir en su favor el silencio cómplice de la opinión pública mundial.
Hoy el silencio es de la opinión pública nacional, que si no fuera por la red ni siquiera sabría de la catastrófica baja de los precios del crudo, el encarcelamiento de Ledezma, el asesinato del niño Roa, el cambalache de petróleo por papel confort, la entrega de Leamsy Salazar a la DEA, las acusaciones de narcotráfico a Diosdado Cabello, Tareck el Aissami y los generales del Cartel de los Soles, las milmillonarias cuentas en dólares de Alejandro Andrade, el vil asesinato de 6 muchachos en los últimos días de protestas, los sufrimientos de chavistas y antichavistas por hacerse de pañales, leche, pollo o harina PAN, la brutal y desatada inflación y el desabastecimiento que acogota a 28 millones de venezolanos.
La opinión pública internacional, en cambio, tiene a la dictadura venezolana y  la grave crisis de todo orden que la acongoja en sus portadas, sus editoriales, sus artículos de opinión. Del The New York Times a Le Monde y de Clarín y La Nación de Buenos Aires a El Mercurio y La Tercera de Chile, El Mundo, ABC y El País, de España y así, todos los principales periódicos del mundo, explican y debaten las razones del encarcelamiento de Ledezma, el asesinato del niño Roa y la brutalidad dictatorial de Nicolás Maduro. Sin contar con el Club de Madrid y todos los expresidentes de nuestra región, solidarios con nuestro alcalde metropolitano, con Leopoldo López y con todos nuestros presos políticos.
No podemos quejarnos. Salvo del grave, anonadante, incomprensible e inhumano silencio de los inocentes: el de todos los gobiernos de América Latina, cómplices silentes de un crimen de lesa humanidad del que son perfectamente conscientes. Y de uno aún peor: el de los partidos del establecimiento venezolano, nuestros propios partidos que, por no revolver las aguas y entorpecer otra elección más, contribuyen a ese silencio mayor, el de los gobiernos que dirigen fuera de Venezuela sus compañeros de partido. La izquierda socialista de toda clase y condición que gobierna en Chile, en Brasil, en Argentina, en Uruguay, en Ecuador, en Bolivia, en México como en todos los restantes países que viven de mangonear a Pdvsa. La Internacional Socialista y la Internacional Demócrata Cristiana.
¡Qué silencio más estruendoso! ¡Qué sórdida complicidad! Como para no olvidarlo.
 
Antonio Sánchez García
El silencio de los inocentes
El Nacional. Caracas 1 de marzo de 2015

Carlos Raúl Hernández: Transición y fantasías

imageRotate                            
Para que sirvieron las firmas de convocantes a "la constituyente" el año pasado? ¿Cuántas firmas hacen falta para que comience "la transición"? En cambio la derrota en las parlamentarias o una posible emergencia de extrema izquierda remacharían las cadenas de López y el alcalde Ledezma, por no pensar peor. Es triste que quienes desean ser líderes no entiendan algo tan simple. A muchos los mordió el mismo bicho que a los opositores de Juan Vicente Gómez cuyos desacuerdos, invasiones, alzamientos fallidos y divisiones, facilitaron crear un régimen de miedo que duró 27 años hasta su muerte.
Pero siempre existe la posibilidad de que algún pajarito hable hoy a varios aspirantes a líderes y les haga comprender la dramática necesidad de bajar a tierra y enfrentar unidos y sin más inventos el reto electoral inmediato. Mientras la gente se dispersa en ocurrencias geniales como la salida, la constituyente y ahora la transición, más se aleja la posibilidad de materializar la única tarea real que procede.

El único freno visible a una perspectiva totalitaria es el triunfo electoral de las fuerzas del cambio. No hay otra llave. De no ser así viene un abismo insondable, que no se sabe dónde cae. Desde antes de 1928 -fecha de un gran acontecimiento opositor- existieron grupos que concebían la política en términos modernos y que intentaron fundar sindicatos y partidos, pero también iluminados dispuestos a romperlo todo si no giraba alrededor de sus ocurrencias mesiánicas y equivocadas. En otra banda estaban los grupos tradicionales de caudillos y ex caudillos que convertían sus peonadas en pequeños ejércitos y querían resolver las cosas con más barbarie. Algunos creían que el sol de la libertad vendría en desembarcos y otras operaciones espectaculares y heroicas pero siempre trágicas.

El caudillismo ruge

Había los que se contentaban con hacer "clubes políticos" para reunirse a discutir y elucubrar en los medios ilustrados, especie de twitter de los años. Divididos y enfrentados, odiaban más a sus compañeros con desacuerdos que a la dictadura. Esos fraccionamientos, recelos, envidias y odios ayudaron a Gómez a reinar hasta su muerte. Por fortuna Rómulo Betancourt, el más importante pensador democrático, estratega y líder latinoamericano del siglo XX se propuso aplacar la insensatez con partidos políticos estructurados, ideológicos, claras normativas de funcionamiento y dedicados a organizarse y promover movimientos sociales democráticos. Pero el caudillismo rugía en plena transición (transición de verdad) por los graves errores de AD, Copei, URD y la falta de experiencia política del maestro Rómulo Gallegos.

Nació y murió la dictadura en 1958 y la experiencia de entre 1945-1948 hizo que Betancourt se dedicara a meter en cintura dos factores esenciales en la caída de lo que él llamó "el experimento democrático", Caldera y Villalba, y por eso nace el Pacto de Punto Fijo de octubre de 1958. Ese fue un acuerdo para conducir la transición e impedir que los militares que habían derrocado a Pérez Jiménez regresaran al poder, o que lo hiciera la izquierda radical. Betancourt promovió una alianza amplia que incorporó a casi toda la sociedad, partidos, empresarios, sindicatos, clero, y a su vera se hicieron varios pactos, como el Programa mínimo común de gobierno, el Pacto obrero patronal y la Constitución de 1961, entre otros. Ese acuerdo para la transición de verdad, -aunque nunca se llamara así-, tenía sentido porque ya la dictadura había caído y se vivía efectivamente una transición.

Acuerdo de los que piensan igual

Y revestía un rasgo esencial: no era una operación entre minorías que pensaban lo mismo -no fue el caso del niño que solo sabía leer en su libro- y se extendía a los partidos que habían desestabilizado a Gallegos. Betancourt pudo sobreponerse al odio, el resentimiento y el rencor por los sucesos recientes, para asegurar el porvenir. El liderazgo político creó una ola de optimismo y fe en el futuro que presidió la época, el espíritu del 23 de enero, basado en la Unidad, la idea de que vendría algo esplendoroso. Lo que se aprecia hoy, al contrario, es una arremetida a fondo del poder para segar los espacios democráticos que se mantienen a duras penas, el encarcelamiento y la amenaza contra dirigentes democráticos, violencia contra jóvenes estudiantes, el avance del poder total, y luce surrealista hablar de acuerdo para una transición imaginaria.

La urgencia es llamar a votar en las primarias opositoras y en las elecciones, darle esperanzas a la ciudadanía e incluir la mayor cantidad posible de sectores. El acuerdo pertinente debe dirigir su mensaje hacia los grupos sociales reticentes a la alternativa democrática, que con frecuencia tienen buenas razones. Debe terminarse con los juegos florales, y las exigencias del momento claman por reacciones serias y maduras. Se vive un salto vacío en la oscuridad pero hay una enorme posibilidad de ganar las parlamentarias. Las diferencias surgidas sobre la transición ilusa reverdecen la ponzoña de que hay opositores buenos y malos, honestos y deshonestos, colaboracionistas y radicales y promueven la división y el abstencionismo ¿Transición? ¿Cómo, cuándo, dónde? Son fantasías y el documento que debía presentar la alternativa en su totalidad debería ser para llamar a la gente a votar. Hay una gran posibilidad de conquistar el Poder Legislativo para comenzar a superar una crisis que amenaza con el caos.

@CarlosRaulHer

Carlos Raúl Hernández
Transición y fantasías
El Universal. Caracas, 1 de marzo de 2015

Rafael Poleo: Ni bobo ni loco

 
 
Rafael Poleo
Ni bobo ni loco
El Nuevo País. Caracas, 1 de marzo de 2015

José Guerra: El SIMADI murió al nacer

Cuando se impone un control de cambio, el efecto inmediato es la aparición de un mercado negro en el cual se realizan las transacciones en divisas que no encuentran espacio a la tasa de cambio oficial. Es parte de la historia económica universal las dislocaciones provocan la brecha entre las tasa de cambio preferencial y paralela. De estos casos, el control de cambio establecido en febrero de 2003, ha batido todos los records locales, regionales y mundiales.
Con el lanzamiento del sistema marginal de divisas (SIMADI) muchos propagandistas se aventuraron a decir que los días del invicto mercado negro de divisas estaban contados. Dos ensayos ha aplicado el gobierno intentando acabar con ese mercado y no ha podido. El primero fue el SITME, engendro creado por Nelson Merentes en julio de 2010, de factura claramente cuestionada y que lo único que sirvió fue para enriquecer a unos pocos y generar una masiva salida de capital. Luego siguió el SICAD II, creación de Rafael Ramírez y del reincidente Nelson Merentes, supuestamente para “pulverizar al mercado negro”. El SICAD II no le aguantó un round al mercado paralelo. Ahora ensayan con el SIMADI.
Para que el SIMADI pueda funcionar debe haber algún tipo de correspondencia entre los flujos de demanda y de oferta. La demanda está constituida por todos aquellos quienes tienen saldos e ingresos en bolívares y desean transformarlos en divisas y la misma está representada por los ahorristas a los que la inflación está arruinando, las empresas que requieren importar a tasa de cambios preferencial y no le entregan dólares y empresas extranjeras con un caudal de moneda nacional en los bancos y que no encuentran qué hacer con tanta plata. Es decir, la demanda es casi infinita, acotada, obviamente por la liquidez existente. Se calcula en unos US$ 25 millones diarios, más de US$ 5.000 millones anuales.
La oferta hasta ahora provendría de las exportaciones no petroleras que en 2015, alcanzarían apenas a US$ 2.500 millones, las remesas familiares e ingresos de turistas extranjeros, con unos US$ 800 millones cuando mucho y los flujos de capital de empresas petroleras por nuevas inversiones. Claramente se trata de montos insignificantes ante una demanda potencial manifiestamente superior. Por tanto, alguien debe suplir el descalce entre la demanda y la oferta. Esa función la debe cumplir el BCV y no lo está haciendo y por tanto el dólar del mercado negro ha repuntado pronunciadamente, al actuar éste como una válvula de escape para satisfacer la demanda de dólares.
La tendencia del dólar negro es a seguir subiendo, debido a dos circunstancias. La primera es que el BCV no está liquidando dólares ni a la tasa oficial ni en su nuevo mercado marginal y la segunda es que es el mismo BCV quien está creando una enorme presión sobre el precio del dólar en vista de que la máquina de imprimir dinero lo está haciendo a un ritmo vertiginoso. El SIMADI murió al nacer.

José Guerra
El SIMADI murió al nacer
2001. Caracas, 1 de marzo de 2015

Gloria Cuenca: Transición y golpes

“Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, refrán común y revelador. En efecto, esta gente se presenta como demócrata y, sin embargo, pasaron su vida conspirando. Ahora se escandalizan porque se pide la renuncia y se habla de transición
 
“Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, refrán común y revelador. En efecto, esta gente se presenta como demócrata y, sin embargo, pasaron su vida conspirando. Ahora se escandalizan porque se pide la renuncia y se habla de transición. Pusieron en práctica todas las normas que se requieren para ejecutar un coup d’état. Dos intentos de golpe de Estado y en ambos fracasaron.
Aprovecharon nuestra democracia representativa, amén de la ignorancia y la ingenuidad, de nuestro pueblo, para ir a elecciones, con defectos, pero se respetaban los resultados. Decididos a acabar con muchos de los logros alcanzados: la alternabilidad, en primer lugar. La intención fue clara para destruir la institucionalidad. Transcurridos 16 años, tres lustros y algo más, al fin el país entero descubrió, conoce, sufre la realidad del modelo deprestigiado e inservible del llamado “socialismo del siglo XXI”, también conocido como comunismo, dicho por Fidel Castro. Para congoja de los ciegos y negados a ver la historia, se trata del terrible socialismo real. Frente a un documento escrito y divulgado sin hipocresías de ningún tipo, pierden la cordura. ¿Quieren atemorizarnos? Lo sentimos mucho, ya no lo logran. Lo que dan es lástima al observar los errores que cometen y la ignorancia con la que manejan la situación. Les informamos: sí, no nos gusta este régimen; sí, creemos que han acabado con el país o pretenden hacerlo; sí, creemos que debe renunciar. ¿Es un delito pedir la renuncia de alguien? ¿Qué clase de soberbia es esa? Todos, entiéndase bien, todos tenemos el derecho de pedirle a cualquier funcionario que renuncie. También el funcionario puede aceptar la petición o negarse. Está en su derecho. Nosotros, quienes los adversamos, no podemos ser obligados a que nos guste, simpatice o agrade, quien representa el totalitarismo, la ruina, la falta de libertades, la prisión de los mejores, la persecución política, la escasez, la crisis de la salud, entre otras formas represivas y fuera de contexto en esta segunda década del siglo XXI. Insisto, dan pena ajena. Creo que, en su obnubilación por el poder y el dinero, no se dan cuenta de la verdadera dimensión de los desastres que cometen y del escándalo mundial que han provocado. Lo de Leopoldo López había trasgredido los límites de la legalidad, lo del alcalde Ledezma le ha dado la vuelta al mundo y ahora están desnudos, como el rey.
cuencag1511@gmail.com
Gloria Cuenca
Transición y golpes
Ultimas Noticias. Caracas, 1 de marzo de 2015