jueves, 13 de noviembre de 2014

Carolina Jaimes Branger: De arañero a esclavizador

Un gran pendón cuelga del segundo piso del Teatro Teresa Carreño. Anuncia un musical llamado De arañero a Libertador. Un subtítulo nos explica que es “un homenaje al gigante”. Todos sabemos que Simón Bolívar es el Libertador. Pero Bolívar no fue “arañero”. El protagonista —no faltaba más— es Hugo Chávez. El niño que vendía “arañas” en Sabaneta, un dulce que se prepara con lechosa.
En la compilación de historias de Hugo Chávez “Cuentos del arañero”, relata: “ustedes saben que yo vendía arañas. Desde niño, más o menos, tengo noción de lo que es la economía productiva y cómo vender algo, cómo colocarlo en un mercado”…
Quizás en ese momento comienza el problema de la Venezuela del s. XXI: desde que Chávez creyó que, en efecto, sabía de economía productiva.
la foto 4j¿Pero cómo no creerse todo lo que inventaba, si “nació parado”?… Si el día del golpe del 4F no hubiera salido en televisión, tal vez jamás hubiera llegado a la presidencia de la república. Pero el haberse ido a esconder en el Museo Histórico Militar le abrió las puertas del mundo y el 11A le sirvió para construir en torno a su persona la épica que hoy narran ad nauseam vallas, programas de radio y TV, musicales, libros y cualquier otra medio de divulgación y comunicación.
¿Se habrá creído Chávez que él era el nuevo Libertador? Probablemente sí. En su infinita soberbia no cabía nada menos. No dudo que haya creído que estaba reivindicando injusticias… pero una injusticia no se resuelve creando otras injusticias. Y aquí estamos: esclavos de nuestra situación de valores, porque los pocos que había se los llevó la marea roja —y la no tan roja también. Aquí ya nada nos turba, nada nos sorprende. La eterna historia del “huelefritismo” criollo que le abre las puertas a todo el que tiene real, sin importar de dónde provenga. Para muestra, las manos inmundas de los muchachos “de sociedad” que no les ha importado ensuciarse a costa de saquear los dineros de la nación.
Somos esclavos de nuestra situación social: me espantó saber que hace unos meses, en un mercado popular donde asesinaron a un vendedor temprano en la mañana, la gente pasaba por encima de su cadáver cubierto por bolsas negras… ¡como si nada! Y es que la costumbre es una de las mayores fuerzas que dominan a la raza humana. Seis millones de judíos terminaron en los campos de exterminio porque se fueron acostumbrando a ser humillados, maltratados, subyugados, asesinados.
Somos esclavos de nuestra situación financiera: tenemos una economía destrozada, un aparato productivo reducido a su mínima expresión, una moneda hiperdevaluada y un control de cambio que distorsiona aún más las ya distorsionadas figuras de nuestra hacienda nacional.
Y somos esclavos de nuestra situación política. No se puede construir nada sólido ni perdurable si la mentalidad de nuestros gobernantes es de rancho. Hay que salir del rancho, no meter al país dentro de uno. La imagen del arañero esclavizador habla por sí sola: tiene la cabeza llena de ranchos…

Carolina Jaimes Branger
De arañero a esclavizador
El Estímulo. Caracas, 13 de noviembre de 2014

Xabier Coscojuela: Hablando de mentiras frescas

Antes se agarra a un mentiroso que a un cojo, decía mi señora madre y es un refrán que se le aplica con total acierto a lo ocurrido con el caso del asesinato del diputado Robert Serra y su asistente María Herrera, como también al de la niñera del ministro para las Comunas, Elías Jaua. En ambos casos, creyeron que se la estaban comiendo y ahora quedan ante el mundo como un gobierno de mentirosos.

Para no perder la costumbre, el presidente Nicolás Maduro y todos los integrantes de su gobierno, cuando hablaron del caso Serra acusaron a la oposición, a la derecha, al fascismo y al expresidente colombiano Álvaro Uribe y hasta a los paramlitares de ese país de tener responsabilidad en el asesinato del diputado del PSUV. Incluso Maduro, en un acto de irresponsabilidad infinita, durante el entierro del parlamentario, no descartó que el pueblo chavista tomara la justicia en sus manos y vengara los crímenes.

Luego de que la policía hiciera su trabajo, el cual fue divulgado por los periodistas que cubren la fuente de sucesos, quienes dieron los nombres de los presuntos implicados y el móvil del doble crimen, donde todas las evidencias apuntaban al hampa común, el jefe del Estado confirmó la identidad de los implicados, pero para tratar de seguir con la mentira, aseguró que el autor intelectual es un ciudadano colombiano apodado "El Colombia", de quien solicitaron su detención por parte de Interpol. 
El hombre fue capturado en Colombia y las autoridades del vecino país hicieron las averiguaciones pertinentes, llegando a la conclusión de que el sujeto no es colombiano sino venezolano, e hijo de colombianos y que no se ha comprobado que guarde relación con los paramilitares. El embajador neogranadino en Caracas fue el encargado de dar la versión que su gobierno tiene sobre el caso, agregando que en el crimen del diputado y de su asistente las responsabilidades apuntan hacia sus escoltas. El diplomático no habla por su cuenta, lo hace con autorización del "nuevo mejor amigo" de Venezuela y hasta el momento que escribimos este editorial ningún representante del gobierno de Maduro había respondido sus afirmaciones.

En este caso trataron de reeditar la tesis que ya esbozaron cuando el asesinato del concejal Eliécer Otaiza, pero aquí llegaron más allá de lo tolerable para cualquier gobierno serio.

La otra mentira puesta al descubierto por un gobierno amigo, fue la que protagonizó Elías Jaua. La cancillería brasileña filtró la molestia que a la administración de Dilma Rousseff le causó el hecho de que el ministro venezolano los quisiera utilizar para darle fuerza a la mentira que, por escrito, nos contaba a todos y según la cual su viaje a tierras brasileñas fue para firmar acuerdos y lograr el envío de medicinas.

Itamaraty habló claro y aseguró que el gobierno de Rousseff sabía que el viaje de Jaua era para tratar la enfermedad que padecía su esposa, quien fue a curarse un cáncer en uno de los hospitales más caros de Brasil, mientras muchos venezolanos que padecen el mismo mal no obtienen en el país los medicamentos necesarios para atenderse, pero el muy revolucionario ministro no tuvo empacho en utilizar aviones de Pdvsa para tal fin.

Su mentira también tuvo patas cortas.

Las decisiones de Brasilia y Bogotá indican que los tiempos están cambiando, que ambos países se cansaron de hacerse cómplices de las mentiras que fabricaron en Miraflores.

Que el gobierno de Maduro no va a tener el apoyo de otros países para criminalizar a los sectores democráticos del país. Ya era hora.


Xabier Coscojuela
Hablando de mentiras frescas
Tal Cual. Caracas, 13 de noviembre de 2014



Karl Krispin: Chikungunya unplugged

El día que uno de estos infalibles Aedes aegypti me picó, no pude darme cuenta de si el insecto enarbolaba las banderas de la MUD o si por el contrario era un miembro destacado de la oposición apátrida y fascista. No pude reparar en si el ovni era un enviado del doctor Ramón Guillermo Aveledo o de los seguidores de Chúo Torrealba. Descarté que el zancudo estuviese inscrito en Voluntad Popular. Tanta maquinaria no puede tener ese partido, me dije a mí mismo. Con respecto a Henry Ramos, es obvia su no responsabilidad. No se sabe de él desde los diálogos con maní en Miraflores. Capriles de ninguna manera podía haber estado incurso en este hecho ya que está ocupándose de construir una nueva mayoría. Entonces, ¿de dónde salió este enemigo del pueblo? Ya que ciertos miembros notorios de la chimbocracia habían mantenido que esto de la chikungunya era mera fábula, charlatanería propia de los enemigos, que nada de esto existía, que habitábamos panglossianamente el mejor de los mundos. Era un domingo y me sentía perfectamente bien a sabiendas de vivir en la revolución más soberana del mundo que había hecho su segunda independencia con una patria tan eficiente que el descenso de los precios del petróleo ni le afecta.
El lunes comencé a sentir escalofríos en clases y en la noche la fiebre de 39 me había vencido. Al día siguiente los dolores en las articulaciones se fijaron en mí y hasta ahora no me han abandonado del todo y eso que estoy hablando de unos acontecimientos que tienen más de un mes en que salí de esta enfermedad antibolivariana. El acetaminofén hubo que buscarlo en diversos establecimientos. No sé cuál mil cuadragésima vigésima novena nueva misión se ha fundado a tal efecto pero finalmente apareció la milagrosa pastillita. Fueron nueve días de reposo sin conocer la organización macabra que había enviado al patas blancas.
Doy gracias a la democracia participativa y socialista que ha universalizado las penurias y emparejado la ineptitud. No estamos solos en las colas que hacemos. Ahora la igualdad viaja por los aires con unos vectores que a esta hora tampoco sé si ya figuran en las estadísticas o en los boletines epidemiológicos que elaboran en el PSUV los científicos más eminentes de nuestro tiempo. Definitivamente vamos cruzando el umbral que nos conducirá a nuestro paraíso en la tierra: somos ya una potencia. Tanta felicidad colectiva es difícil de imaginar. Por eso dicen que somos el pueblo más feliz de la tierra.
 
Karl Krispin
Chikungunya unplugged
El Nacional. Caracas, 13 de noviembre de 2014