sábado, 7 de marzo de 2015

Thays Peñalver: El genocidio político venezolano


Desde aquel día del 2002 en el que Hugo Chávez apareció en cadena de radio y televisión explicando que la oposición había comprado un misil para derribar su avión, había que tomárselo muy en serio. De hecho, la realidad es que había que tomarlo como cierto. Sí, como cierto, porque en política una acusación severa como esa no se puede tomar de otra manera. Es como el Servicio Secreto que protege al presidente Barak Obama que recibe 30 amenazas de muerte cada día ('The Telegraph') y cada una de ellas, por mas absurda que parezca debe ser tomada e investigada como "cosa cierta".Por eso la oposición debió tomar como cierta la acusación cuando el jefe de espionaje venezolano apareció en 2004, también en cadena de radio y televisión, informando de que la oposición mataría a Chávez con un súper Jet F-16. También cuando el jefe de espías explicó con lujo de detalles cómo la oposición usaría otro F-16 en 2008. Cuando decidió comprar ya aviones propios en 2010 para asesinar al presidente y cuando ya se acusó a la oposición de comprar nada menos que una flotilla de F-16 en 2014. Más serio aun cuando la oposición, ya evidentemente sin liquidez por haber comprado tanto avión sofisticado, sólo pudo comprar un avión de hélices para acometer la misma tarea, en el 2015.

Acusaciones hilarantes

Imaginen los amigos lectores que el presidente del Gobierno español aparece en una rueda de prensa, junto a los jefes militares, explicando que la oposición actual ha invertido 2.000 millones de euros en aviones a reacción e incluso que le han dado las coordenadas donde bombardearían los poderosos y sofisticados aviones. Ahora imagínese usted que va a los mapas de Google e introduce esas coordenadas para saber cuales eran los objetivos militares de la oposición y descubre que el único objetivo del bombardeo era el pueblito de Villamedianilla, en la provincia de Burgos. ¿Podía la oposición venezolana, económicamente arruinada, gastar el equivalente al presupuesto de educación primaria de Venezuela para comprar aviones F-16, con la finalidad de bombardear un pequeño pueblo de menos de 10 habitantes, como reza una de las acusaciones? No importa cuán hilarante sea la respuesta, porque lo importante es lo que buscaba la acusación y lo que pretendía que respondiera la oposición.
Revisemos la realidad, que no es otra que acometer un 'genocidio político'. El primer candidato presidencial en la era chavista, Henrique Salar Romer, y por quien votaron los venezolanos, hoy está exiliado por una de esas acusaciones de magnicidio. El segundo candidato presidencial también demócrata, Manuel Rosales, también esta exiliado por "conspirador y magnicida". El líder de la Coordinadora Democrática, Enrique Mendoza, quien llevó a la primera y única victoria electoral opositora, fue juzgado por conspiración y magnicidio. El equipo de técnicos que ayudaron a organizar la estrategia electoral de la oposición, también fueron acusados formalmente y algunos están exiliados. Los banqueros, empresarios y financieros de la oposición fueron barridos con esa estrategia y a los periodistas de medios de comunicación que difundían opinión libremente como Miguel Henrique Otero (periódico 'El Nacional'), Rafael Poleo (periódico 'El Nuevo País') Marcel Granier (canal de televisión RCTV) y Alberto Federico Ravell o Nelson Mezerhane (canal de noticias Globovisión) no sólo les arrebataron esos medios o los llevaron prácticamente a la ruina, sino que fueron acusados de magnicidas.

Nuevos liderazgos

Luego surgieron los nuevos liderazgos. Los precandidatos presidenciales de la actual Mesa de la Unidad Democrática, como Cecilia Sosa, Oswaldo Álvarez Paz y César Pérez Vivas, también han sido acusados por conspiración y magnicidio. Los liderazgos jóvenes y emergentes de los partidos tradicionales como Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, Voluntad Popular y del Partido Copei fueron o están siendo diezmados por conspiración y magnicidio. Quienes se marcharon del Gobierno como Henri Falcón para fundar su partido político, ya cuenta con dos averiguaciones abiertas y una amenaza del presidencial.
Los más jóvenes, el nuevo liderazgo estudiantil que despunta está siendo perseguido y encarcelado por conspiración, ya algunos han sido imputados por este delito, han rendido testimonio en la policía política del Gobierno o acusan seguimiento y hostigamiento por parte del servicio de espionaje. Los líderes que han surgido de las primarias de la Mesa de la Unidad, como el candidato presidencial Diego Arria, quien acusó a Chávez de sus vínculos con la ETA, hoy está exiliado por magnicidio. Los líderes opositores Leopoldo López y el segundo a bordo de su Partido Voluntad Popular, junto a Antonio Ledezma -quien no sólo es el alcalde mayor, sino también líder de su partido político-, hoy están presos en una cárcel militar, mientras que María Corina Machado se encuentra a la espera de ser imputada por segunda vez por el delito de conspiración y magnicidio.
A la oposición venezolana le queda un solo líder en libertad, Henrique Capriles, no así su partido político, cuyo máximo dirigente Julio Borges, su jefe de estrategia política y su jefe de estrategia electoral, quienes casi logran ganarle a Maduro en las últimas elecciones presidenciales, ya han sido formalmente acusados, buscados por Interpol o exiliados, por el mismo motivo; mientras no pocos creen a pies juntillas, que absolutamente toda la oposición ha planificado aproximadamente 70 planes de magnicidio.
Diría Fidel Castro que hoy, en el siglo XXI, ya no son necesarios los fusilamientos en el malecón, cuando se puede acometer un "genocidio político" a la vista de todos y que encima, muchos lo aplaudan.

Thays Peñalver
El genocidio político venezolano
El Mundo. Madrid, 6 de marzo de 2015

Rafael Poleo: Hugo el hombre

 
Rafael Poleo
Hugo el hombre
El Nuevo País. Caracas, 7 de marzo de 2015 (Blog Pedro Mogna)

José Domingo Blanco Mingo: Sangre en la hojilla

Mario Silva regresó a VTV con La Hojilla, ¡quién lo diría! ¿No? Además, ahora vuelve a ser compañero de Diosdado quien, por cierto, apareció en Con el mazo dando y un brazo tieso y enyesado. ¿Recuerdan lo que decía Silva de Diosdado? Según él, era el más malo de todos y no escatimó en propinar los peores calificativos contra Cabello. ¿Y sus advertencias sobre el Sistema de transmisión del CNE? Es bueno refrescar todas estas cosillas, incluso ante la proximidad de unas primarias –del régimen y de la oposición– organizadas de nuevo por el ente comicial y unas elecciones de diputados en la agenda de este año. ¡Mario Silva de nuevo está en La Hojilla! ¿Quién lo imaginaría, incluso, con el espaldarazo de Nicolás? –y, sin duda, también el de Cilia.
Los venezolanos pareciéramos tener la memoria corta. Recuerdo que cuando se filtró el audio de  Silva –en el que despotricaba de Nicolás, Cilia y acusaba a Diosdado, hace casi ya dos años– escribí un artículo que titulé “Mario Silva …¡y canta!”, el cual quisiera compartir de nuevo con ustedes, así como quien no quiere la cosa…
“¡¿Cómo es posible que nos esté pasando esto?! ¡¿Cómo es posible que hayamos llegado a esto?! Más allá del contenido –grave de por sí, en caso de ser cierto– del audio de Mario Silva que la oposición presentó; más allá de los hechos que se plantean –muy, muy serios–, más allá de todo, una de las cosas que más se evidencia es la gravísima descomposición moral, la enorme pérdida de valores, la falta de orden, la ausencia de instituciones y el caos –el pandemónium– que reina desde hace 14 años.
“Si bien al principio, Silva se defendió diciendo que la grabación ‘era absolutamente falsa’, producto de un montaje, en sus declaraciones posteriores asegura que ‘no debo disculpas, no he hecho nada que no sea revolucionario’. Entonces Mario Silva: ¿fue montaje o no? Porque si dices que no te vas a disculpar, que todo lo que has hecho es absolutamente en nombre de la revolución, a mi juicio esta declaración desmonta tu teoría de la falsedad del audio. A propósito de tu empeño revolucionario, me viene a la mente una frase de Georges Duhamel, quien dijo que la ‘única verdadera revolución es la revolución moral. Todas las demás son miseria, sangre derramada, lágrimas inútiles’.
“Después de escuchar y leer las transcripciones del informe-análisis ‘detallado’ que Silva ‘le canta’ a su ¿jefe? del G2 cubano, sólo tengo preguntas. Primero: ¿quién es Mario Silva para manejar toda esa información: es un agente de la inteligencia cubana o de la venezolana? ¿O tenemos que hablar de inteligencia militar venecubana? ¿Por qué sostenía reuniones con el G2? ¿Cuál era el propósito de los encuentros? ¿Para quién trabajaba realmente Silva? ¿Quién lo financia? ¿Por qué esta grabación sale ahora a la luz pública y no antes? ¿Cuál es el interés de que se conozca a estas alturas? De ser cierta ¿por qué la grabación fue hecha en Fuerte Tiuna? ¿A quién beneficia y a quién perjudica más?
“¿Acaso esta olla se monta para tapar las graves declaraciones de Maduro en Barinas, donde afirmó tener la información –con cédulas de identidad, nombres y apellidos– de 900.000 oficialistas que no habían votado por él en las elecciones del 14A? Este último, un delito tan grave, como todos los que se pueden extraer del audio de Silva… ¿Quién es el soplón del CNE que le da la información a Maduro si es que eso es viable? ¿Cómo queda el Poder Electoral? ¿Qué puede pensar el empleado público cuando le demuestran que está siendo perseguido políticamente? ¿Por qué el PSUV calla? ¿Cómo se siente usted, que está leyendo estás líneas, con respecto a la protección de su identidad como ciudadano venezolano para unas próximas elecciones?
“Y volviendo a la supuesta grabación de Mario Silva, ¿quién realmente nos está gobernando? ¿Qué piensa hacer el Alto Mando Militar? Porque, cuando Silva prendió el ventilador, estos también quedaron salpicados, y mucho. ¿Qué piensan los militares de Aramis Palacios? ¿La presencia del G2 cubano en Venezuela, mandando y en funciones estratégicas para la nación, no es una violación de la soberanía que debe reguardar nuestra FANB? ¿Esto no es traición a la patria? Y además: ¿por qué Nicolás permitió que se divulgara el audio? ¿Querría acaso, al destapar esta olla, sacar del camino a Diosdado sin ensuciarse, del todo, las manos? De ser así, ¿quién le recomendó esta jugada estratégica? ¿Cilia? ¿Raúl? ¿Fidel?
“Qué insólito es que Silva afirme ‘tienen que decirle a Maduro que hay una conspiración’, cuando en la misma grabación se puede concluir que quien está conspirando es él. Toda esta podredumbre –que no es nada nueva– salta a la opinión pública por el simple hecho de que Chávez está muerto. Pareciese que, en sus últimas horas, el difunto presidente le leyó la cartilla a todos sus adláteres; pero se olvidó de alguien que fue su hechura: Mario Silva. ¿No será esta la venganza de Silva porque Chávez repartió la herencia y lo dejó por fuera? ¿No sería el propio Mario Silva quien dejó colar esta grabación a la oposición?
“¡Qué pena de expaís! ¡Qué pena, Luisa Ortega, que a estas alturas te limites a escurrir el bulto! Esto amerita una investigación profunda. Tú, como fiscal general, deberías saberlo mejor que yo: existe una figura jurídica que se llama investigación de oficio. No necesitas esperar para abrir averiguaciones inmediatas. No digas que a tu despacho no ha llegado ninguna denuncia. Están en juego el derecho, la justicia y la misma seguridad del país. ¿Qué clase de fiscal eres que todavía no ordenas investigar esto a fondo?
“Y no crean que voy a dejar de insistir en lo que, a mi juicio, es tan grave como lo de Silva: ¡las declaraciones de Nicolás sobre los oficialistas que no votaron por él! Esto no puede caer en el olvido. ¿Desde cuándo el voto dejó de ser secreto? Creo que esta pregunta te corresponde a ti responderla Tibisay; y tu silencio te delata. Todos los dedos te apuntan. La transparencia de los comicios de la que tanto te jactas está cada vez más en entredicho”.
mingo.blanco@gmail.com

@mingo_1
 
José Domingo Blanco Mingo
Sangre en la hojilla
El Nacional. Caracas, 7 de marzo de 2015

Eddy Reyes Torres: ¿Es legal el descuento de deuda que hizo el Gobierno a República Dominicana?

Hace pocas semanas se conoció la operación de descuento de deuda que Venezuela realizó con República Dominicana. La misma tiene su origen en ventas de petróleo en condiciones de plazo y tasas de interés preferenciales, lo que implica en la práctica un enorme subsidio a los dominicanos. Como si fuera poco lo último, el gobierno “revolucionario”, desesperado por conseguir dinero con que tapar el hueco fiscal que se deriva de la caída de los precios petroleros, no se le ha ocurrido nada mejor que cobrar solo 48% de dicha deuda que alcanza a 4.027 millones de dólares (y vence en 10 años) y recibir entonces como pago antes del vencimiento la pírrica suma de 1.933 millones de dólares. En otras palabras, Venezuela pierde como consecuencia del absurdo acuerdo la friolera de 2.094 millones de dólares, lo cual no incluye el monto del subsidio otorgado. Uno se pregunta entonces: ¿cuál es la base legal de tan perniciosa operación? Es bueno recordar que por mucho menos que eso se enjuició y condenó al presidente Carlos Andrés Pérez. La historia es necesario recordarla.
El aquelarre se inició a comienzos de noviembre de 1992, cuando José Vicente Rangel lanzó una acusación contra Pérez por una sospechosa rectificación presupuestaria  que dio lugar –según Rangel– a que los fondos correspondientes fueran destinados a la adquisición de dólares preferenciales poco antes de que el gobierno aprobara un nuevo régimen cambiario. Inmediatamente después, el columnista Andrés Galdo acusó al presidente de haber utilizado fondos de la “partida secreta” para auxiliar a la presidente Violeta Chamorro, de Nicaragua.
En cuenta del asunto, la Comisión Permanente de Contraloría de la Cámara de Diputados creó una subcomisión para que llevara a cabo la investigación correspondiente. También el Tribunal de Salvaguarda del Patrimonio Público entró en acción. Y más adelante lo hizo el Juzgado de Sustanciación de la Corte Suprema de Justicia. La subcomisión envió un cuestionario al presidente Pérez pero este se negó a contestarlo, en virtud del carácter secreto de la partida. Las investigaciones realizadas por los diferentes organismos involucrados se extendieron hasta el Banco Central de Venezuela, en virtud de que dicho ente es el que paga, con cargo a la Tesorería Nacional, los fondos que forman parte de la partida secreta y, además, en sus bóvedas se encuentran las cajas de seguridad donde se mantiene el efectivo –en moneda nacional y extranjera– de la mencionada partida.
Producto de las investigaciones se estableció que el hecho se deriva de una rectificación de partidas presupuestarias, por un monto de 250.000 millones de bolívares (17.241.379,31 dólares) que serían destinados a “gastos de seguridad del Estado”. Producto de las tortuosas pesquisas, se concluyó que una pequeña parte de esos fondos (210.000 dólares) se destinó a pagar en efectivo los servicios de un grupo de hombres del Comando Especializado Táctico de Apoyo (Grupo CETA), cuyo propósito era que viajaran a la República de Nicaragua y coordinaran acciones de protección de la presidente electa Violeta de Chamorro; adicionalmente debían entrenar a policías nicaragüenses para que realizaran funciones de guardia personal de la presidente. El grupo de policías venezolanos –entre los cuales figuraba el inspector Freddy Bernal–, junto con funcionarios de la Disip, permaneció en Nicaragua desde el día anterior al de la toma de posesión de la presidente Chamorro hasta finales del mes de julio de 1990.
El 11 de enero de 1993, dos meses después de su denuncia en la prensa, José Vicente Rangel presentó la misma ante el fiscal general de la república para que dicho órgano tramitara la correspondiente solicitud de antejuicio de mérito en la Corte Suprema de Justicia. Exactamente dos meses después, el 11 de marzo del citado año, Ramón Escovar Salom –acompañado de José Muci Abraham, José Antonio Cova, Manuel Quijada y el diputado copeyano Nelson Chitty La Roche– hizo la solicitud de antejuicio contra el presidente Pérez, Alejandro Izaguirre y Reinaldo Figueredo Planchart, a quienes acusó por la perpetración de los delitos de malversación genérica y peculado, previstos y sancionados en los artículos 60 y 58 de la Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Público. El primero de los artículos mencionados, que configura la malversación genérica, dispone que: “El funcionario público que ilegalmente diere a los fondos o rentas a su cargo una aplicación diferente a la presupuestada o destinada, aun en beneficio público, será penado con prisión de seis meses a tres años, pudiendo elevarse la pena en una tercera parte si como consecuencia del hecho resultare algún daño o se entorpeciere algún servicio”. La segunda norma citada, que se refiere al peculado, establece: “Cualquiera de las personas señaladas en el artículo 2° de la presente ley que se apropie o distraiga en provecho propio o de otro, los bienes del Patrimonio Público o en poder de algún organismo público, y cuya recaudación, administración o custodia tenga por razón de su cargo, será penado con prisión de tres a diez años y multa del veinte al setenta por ciento del valor de los bienes objeto del delito (…)”. La argumentación desarrollada para plantear la aplicación de ambas disposiciones se basa en que los recursos de la partida secreta solo se pueden emplear para gastos de seguridad del Estado en el país y que parte de los mismos se emplearon para darle protección a funcionarios públicos de la República de Nicaragua, sin que pueda acreditarse racionalmente que la seguridad y defensa de nuestra república estuviera comprometida en aquel país.
El 20 de mayo de 1993, el supremo tribunal de la república, mediante decisión aprobada por la mayoría de sus integrantes, declaró haber mérito para el enjuiciamiento de Pérez y sus dos ex ministros. Esta decisión se adoptó basándose en los escasos recaudos presentados por la Fiscalía, dándose por probado, sin que pudiera demostrar relación de causalidad, que la misión policial que viajó a Nicaragua había sido financiada con fondos de la partida secreta. Alberto Arteaga Sánchez, defensor de Pérez, fue contundente en su apreciación: la tramitación del procedimiento previo o antejuicio se hizo con asombrosa celeridad y sin oír al presidente ni a los ex ministros, negándoseles además la entrega de copias de la querella y otros recaudos, culminando con la separación temporal del presidente por acuerdo del Senado, cuerpo que no tuvo a la vista las actas del expediente, ni tampoco oyó al presidente, ni designó a comisión alguna para que estudiara e informara sobre tan trascendental asunto, y que, en sesión convocada para el día siguiente a la decisión de la Corte, precipitadamente autorizó el enjuiciamiento del primer magistrado de la república, constituyen un gravísimo precedente para el Estado de Derecho. Se trata sin más de un hecho insólito carente de toda base jurídica.
El 30 de mayo de 1996, se produjo la sentencia definitiva de la Corte Suprema de Justicia (Sala Plena) en el juicio seguido a Carlos Andrés Pérez: el ex presidente fue condenado a cumplir la pena de dos años y cuatro meses de arresto, como autor responsable del delito de malversación genérica agravada, tipificado en el artículo 60 de la Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Público, absolviéndosele del delito de peculado. Fue una decisión más política que jurídica, donde de nada valieron los bien argumentados alegatos de CAP y sus defensores.
El juicio se centró en dos exabruptos: que la partida secreta no tenía tal carácter (lo cual contradice la práctica de todos los gobiernos precedentes y posteriores en el manejo de tales fondos y, además, explica que en marzo de 1993 el propio Escovar Salom declarara al diario El Nacional: “Creo que en futuro habrá que reglamentar estas partidas”) y que los gastos de defensa y seguridad del Estado solo pueden hacerse internamente. Sobre lo segundo, Pérez fue preciso al señalar a la Corte que:
“Para poder hablar de la ilicitud del envío de una comisión policial a la República de Nicaragua, quiero recordar que es facultad discrecional del jefe del Estado, sometida solo al control político del Congreso de la República, la orientación y conducción  de la política internacional, dirigida esencialmente por el interés nacional, enmarcado en la seguridad y defensa de Venezuela. Conceptos estos, los de seguridad y defensa, que no se limitan a la previsión o a la posibilidad de una agresión territorial o a solo aspectos bélicos (…)
“Estos conceptos de seguridad y defensa se expanden a todos los ámbitos de interés nacional y abarcan además situaciones alejadas del territorio del país: todas aquellas que pueden constituir amenazas directas, indirectas o eventuales sobre nuestra nación. Y dentro de ese concepto global de seguridad y defensa, específicamente se considera lo que llaman los internacionalistas el área vital de un país, que es el entorno geográfico donde deben aplicarse con particular interés, en todos los ámbitos, los conceptos de seguridad y defensa, al determinarse las amenazas que desde esa área vital pueden afectar el interés nacional. Y esa es responsabilidad específica del presidente de la república. Tanto para situaciones normales como para situaciones de crisis.
“Esa área vital de Venezuela la constituyen toda la cuenca del Caribe, Brasil, Colombia, Centroamérica, Surinam y Guyana. Y hemos visto a lo largo de la democracia cómo todos los presidentes de la democracia han actuado exactamente igual, con la misma política, en defensa de los intereses de Venezuela y pautando con todo celo los diversos aspectos de seguridad y defensa en esa área vital”.
Independientemente de si es conveniente o no, la partida secreta es en la práctica un cheque en blanco que se le da al presidente de la república para atender gastos de “seguridad del Estado”, cuyo exacto alcance no está definido. Es por eso que aquellos gastos que se ubican en la periferia pueden generar dudas. Así, por ejemplo, ¿es un gasto que puede subsumirse en ese concepto el apoyo económico que se le dé a un líder opositor para que se trate un enfermedad en el exterior, tal y como sucedió en el primer gobierno de Pérez con el caso de un prominente opinador y líder de izquierda muy cercano a Chávez? Además, no se puede perder de vista que lo “secreto” participa de lo que está “oculto”, algo que por su naturaleza no se puede revelar. En consecuencia, lo que se realiza con tal carácter tiene que ser evaluado siempre bajo el criterio de “la buena fe”, sin que sea procedente exigir rendición de cuentas puesto que tal acción haría nugatoria el carácter secreto de la actuación. En este sentido debió tenerse en cuenta que el artículo 206 del Código Penal establece: “Todo funcionario público que comunique o publique los documentos o hechos de que está en conocimiento o posesión por causa de sus funciones y que deba mantener secretos, será castigado con arresto de tres a quince meses y, asimismo, todo funcionario público que de alguna manera favorezca la divulgación de aquellos”. Al momento de decidirse el caso, los argumentos anteriores no fueron tomados en cuenta. De esa manera, la justicia, dejando de lado su axioma de ser justa y equilibrada, inclinó su balanza en contra del ex presidente de la república, convirtiéndolo en la víctima propiciatoria que en tiempos tormentosos reclama toda sociedad.
Regresando entonces al planteamiento de inicio, es indispensable revisar jurídicamente la operación financiera –propia del capitalismo más salvaje– que se concretó con República Dominicana. A todas luces, allí se produjo un provecho a favor del citado país, en perjuicio de Venezuela. Los responsables del desaguisado están en el más alto nivel de gobierno. La MUD debe entonces tomar nota del hecho. Adicionalmente, las vestales aún vivas que denunciaron y accionaron contra CAP están obligadas, con más razón, a salvaguardar los intereses de la patria y engrandecer su inmaculado proceder de siempre. La patria se los agradecerá.


 Eddy Reyes Torres
¿Es legal el descuento de deuda que hizo el Gobierno a República Dominicana?
El Nacional. Caracas, 7 de marzo de 2015

Diario las Américas: Maduro entierra a Chávez

Se han referido a él con términos tan pomposos como “comandante eterno”, “gigante de la montaña” y “Cristo redentor de los pueblos del sur” pero, se lo haya propuesto o no, a simple vista Nicolás Maduro, el “elegido” de Hugo Chávez para tomar las riendas de ese engendro llamado “socialismo del siglo XXI”, parece encaminado a destruir la “obra política” de su mentor.
Chávez se benefició de los altos precios del crudo, cuyos dividendos usó en cuestionables planes sociales y como instrumento para ganar seguidores y apuntalar en América Latina gobiernos a imagen y semejanza del chavismo.
En sus ansias de continuar el “legado” del caudillo, Maduro ha dilapidado la riqueza nacional cuando los precios del petróleo han caído dramáticamente y se ha negado a tomar medidas económicas para sacar al país de la espiral de deterioro en la que ha caído. El resultado: bajo las riendas del exchofer de ómnibus de Caracas, el bolívar se ha devaluado, ha aumentado la escasez de los principales productos de la canasta básica y, en resumen, se ha incrementado la pobreza de los venezolanos.
En el año 2014, la economía de Venezuela se contrajo 3% y la inflación llegó a 68,5%. Venezuela es hoy, según un reciente estudio de Bloomberg, el país que tiene la economía más miserable del mundo.
De nada valen las escenas luctuosas de las principales figuras del chavismo, con Maduro a la cabeza, ante el féretro que contiene los restos del coronel golpista. De continuar con la torpeza demostrada hasta ahora, el “heredero de Chávez” también estará enterrando dentro de poco junto a los restos de Chávez los últimos vestigios del chavismo.
Ojalá y en ese acto no arrastre a la fosa a toda una nación.




Diario las Américas
Editorial
Maduro entierra a Chávez
Diario Las Américas. Miami, 7 de marzo de 2015