sábado, 21 de marzo de 2015

José Domingo Blanco Mingo: Barack, ¿jefe de campaña de Nicolás?

Desde que Obama declaró que Venezuela era una amenaza para la seguridad de Estados Unidos e impuso sanciones a funcionarios del régimen involucrados en violaciones de derechos humanos y actos de corrupción –todo esto anunciado en una cadena que duró tan solo cuatro minutos–; no he hecho más que pensar en el enorme favor que le hizo Mr. Barack a Nicolás, su homólogo venezolano.
Maduro, como revelan todas las encuestas, ha ido en picada. Su popularidad desciende a pasos agigantados. La apreciación que tenemos los venezolanos sobre su gestión de gobierno solo logra calificaciones que oscilan entre malo o pésimo. Cuando preguntan quién es culpable de todo el desastre que estamos viviendo, nuestros dedos acusadores apuntan a un solo responsable: ¡Nicolás! Quien con su ineptitud, su incapacidad, su tozudez e, incluso, su escasísimo intelecto –que queda en evidencia en sus breves intentos de locuacidad tratando de imitar al difunto– se ha provocado este descenso acelerado, hasta en las filas del chavismo, que ya no lo ven con tan buenos ojos; pero, que todavía se lo calan por razones ideológicas y por respeto a la voluntad del Comandante Eterno Insepulto.
Pero entonces, habla Obama desde el Norte y Nicolás aprovecha esas declaraciones –asesorado hábilmente por los cubanos– para arroparse con la Bandera tricolor, dársela de ofendido, despertar el sentimiento nacionalista y tratar de aglutinar a los venezolanos en torno a la consigna antiimperialista: #ObamaderogaeldecretoYA. Habla Obama, y todo lo demás, todo lo grave que está ocurriendo en el país, pasa a un segundo plano, desplazado por esta “emoción patriótica” y “estos ejercicios militares para defendernos de los yanquis invasores” que ahora ocupan las mentes de quienes creen que en Venezuela desembarcarán los Marines y la US Navy. En este momento crucial para nuestra nación, en el que estamos al borde del colapso económico más grande de la historia, el trending topic es cómo vamos a repeler la agresión americana. No el desvío de fondos del erario público que aparecen en bancos extranjeros. No que a los españoles de Podemos, Chávez y su combo, les pagó sumas exorbitantes para darle cuerpo al inentendible socialismo del siglo XXI. No la inseguridad, la escasez, la inflación y la pobreza desbordada que afectan a nuestra patria. Habla Obama e, inmediatamente, Nicolás lo acredita y lo vuelve –tácitamente– su jefe de campaña.
Porque resulta que detrás de todo este show que rápidamente se montó el desgobierno –que abarca desde concentraciones en apoyo a Nicolás (con cartelitos en los que se lee “Gringos go home”) hasta la imposición de que en las escuelas los niños escriban composiciones en contra de Barack– la mirada está puesta en las próximas elecciones de los diputados que ocuparán la Asamblea Nacional. Sin necesidad de encuestas –porque la calle habla por sí sola– de realizarse las elecciones en este momento –claro, en un escenario hipotético donde el CNE actúa con la imparcialidad que se requiere– el chavismo no la tendría fácil. Los números no los favorecen. Perderían curules. De eso no tenemos dudas, a pesar de que el descontento de los chavistas aún no logra ser capitalizado por la dirigencia opositora; pero, esa es materia que, sin duda, abordaré en otro artículo.
La sanción que firmó Obama contra funcionarios venezolanos, nos sorprendió, pero al mismo tiempo, nos puso capciosos. Tiene muchas aristas y Maduro ha sabido aprovecharlas para comenzar a hacer la campaña electoral de su partido. Sin embargo, hay otra tesis, que explicaría la razón por la cual Obama califica a Venezuela como un peligro para Estados Unidos: y es la que encontramos en el libro Reconceptualización de la seguridad de las Américas en el Siglo XXI, en el capítulo dedicado a Venezuela, escrito por el analista Joseph M. Humire, (Reconceptualizing security in the Américas in the 21th Century, capítulo “Venezuela: Trends in Organized Crime”) en el que se mencionan las vinculaciones de nuestro país con el narcotráfico, se denuncia la existencia de células del Hezbollah que hacen vida en nuestro suelo patrio bajo el amparo de funcionarios del desgobierno; así como el lavado de dinero producto de negociaciones turbias, donde Pdvsa –la estatal petrolera, otrora orgullo de todos nosotros– aparece involucrada. Esas, a juicio del colega Carlos Alberto Montaner, son las verdaderas razones por las cuales Obama se vio obligado –por el Senado americano– a considerar a Venezuela un peligro. Razones de peso, sin duda; pero, que Nicolás ni loco develará o mencionará, porque las otras razones, la de las sanciones a los funcionarios, le vinieron como anillo al dedo, porque “esa ofensa americana, esa injerencia invasora de los yanquis” fueron las que le permitieron poner en marcha la maquinaria con la que intentará subir en las encuestas y que su mala imagen no impacte directamente en la elección de los diputados. ¡Qué fracaso significaría para Maduro, perder curules! Es tan importante la Asamblea Nacional que Chávez le dijo una vez a la oposición que cambiaba alcaldes por diputados. Perder estas elecciones no se la pasarían por alto sus cómplices camaradas.
También me he preguntado si Obama, aprovechando la sobreproducción y oferta petrolera que hay en los actuales momentos, dejaría de comprar el crudo venezolano. Podría presionar a Nicolás de esa manera. Y entonces: ¿qué haría Nicolás con esos barriles? ¿Los mandaría a China? ¿Se atrevería a perder a uno de sus más importantes clientes, los gringos, esos mismos a los que les está diciendo go home? ¿Los que pagan chin-chin, de contado y sin demora? Hoy cuando Maduro ostenta el récord de haber llevado al país –en un cortísimo tiempo– a los niveles de pobreza que teníamos en el año 2002, siendo Venezuela un país monoproductor y petrodependiente: ¿se atreverá realmente a pelearse con los gringos?... Me huele a reconciliación en los próximos días.

José Domingo Blanco Mingo
Barack, ¿jefe de campaña de Nicolás?
El Nacional. Caracas, 21 de marzo de 2015

Fausto Masó: Del mal que te vas a morir

Hay algo patético en pedir 10 millones de firmas contra Estados Unidos, o en culpar a los laboratorios y las empresas farmacéuticas del estado de la salud en Venezuela. Los dólares que llegan al país han sido pésimamente administrados, durante un tiempo fueron tantos que sobraban. Ya no, y como resultado los venezolanos están muriendo de enfermedades y males fácilmente curables. Faltan hospitales y médicos que están abandonando el país masivamente, porque ganan salarios de hambre como los demás profesionales. Si se calculan los sueldos al cambio oficial, próximo ya a 200 bolívares por dólar, un profesional gana a veces 50 dólares mensuales.
Al gobierno no le queda otro recurso que culpar a la guerra económica de que los venezolanos se estén muriendo del paludismo, o que los mate cualquier infección por la falta de antibióticos. No se atreve a prohibir que emigren a los jóvenes emigrados
Henry Ventura es el cuarto ministro de Salud que nombre Nicolás Maduro en dos años; fracasará igual que sus predecesores: Isabel Urrutia, que ocupó el cargo desde abril de 2013 a noviembre del mismo año; Francisco Almada, que fue ministro de noviembre de ese año a septiembre de 2014 y fue reemplazado por Nancy Pérez, que fue destituida en este mes de marzo.
Ventura no llegará lejos sin medicinas, camas en los hospitales, insumos eleméntales, como guantes, gasas, cuando falta 68% de los instrumentos quirúrgicos, porque Venezuela gasta proporcionalmente menos en salud que Belice o Granada o Santa Lucía.
En el Hospital Universitario dan de alta a los enfermos cardíacos porque les faltan catéteres, una máquina para procesar análisis de sangre, válvulas para el corazón.
Dos años después de la muerte de Hugo Chávez el sistema de salud venezolano está peor que el de algunos países africanos, la economía según el Fondo Monetario caerá 7% este año.
Según un reportaje internacional, “las carencias afectan tanto a los hospitales públicos como a los privados y están alterando drásticamente el acceso a la atención médica de la población, al punto de incrementar las muertes evitables, según doctores y asociaciones médicas.
“Medicamentos desde aspirinas a antibióticos y desde insulina a anestésicos, son escasos. Todo tipo de equipos –máquinas de rayos X, escáneres de ultrasonido y desfibriladores– suelen estar fuera de servicio por la falta de partes para repararlos.
“En poco más de 2 meses, entre octubre y comienzos de enero, murieron otros 12 pacientes internados en el Hospital Universitario que necesitaban cirugía cardíaca.
“De 45.000 camas en los hospitales públicos de Venezuela, solo 16.300 están en condiciones de servicio. Venezuela necesita alrededor de 1.000 millones de dólares al año en importaciones de elementos hospitalarios. Por televisión acusaron de terrorista al presidente del Colegio de Médicos de Aragua, Ángel Sarmiento”.
Firmaremos todas las protestas, pero de nada servirá al que se enferma, por el terrible deterioro del sistema de salud.
La salud no mejora cambiando ministros, lo que no evitará la fuga masiva de profesionales hacia el exterior. Abundan los médicos venezolanos en Chile, Colombia, España y las propias universidades nacionales están siendo prácticamente destruidas por una política verdaderamente suicida.
Le toca a la oposición denunciar el terrible estado de la salud en Venezuela, como lo describe Gustavo Villasmil en su libro Del mal que te vas a morir.
En salud vamos de mal en peor

Fausto Masó
Del mal que te vas a morir
El Nacional. Caracas, 21 de marzo de 2015

Rafael Poleo: La peor oposición en el peor momento


 


 
Rafael Poleo
La peor oposición en el peor momento
Zeta. Caracas, 20 de marzo de 2015 (Blog Pedro Mogna)