A Uribe, en su delirio de grandeza egocéntrica, se le ha metido en la cabeza rescatar la Gran Colombia y quiere ser su primer presidente. A objeto de lograr tal fin se ha confabulado con la oligarquía criolla, pelucona toda ella, para propiciar una invasión de los Estados Unidos a través de Guyana. Realmente las supuestas exploraciones de la compañía petrolera gringa no son tales, sino plataformas de lanzamiento de ojivas nucleares. Para ello lo primero que ha hecho Uribe, con total apoyo de Santos —que simula un odio que no le tiene en verdad— es sembrar de paramilitares la frontera. Estos paramilitares se disfrazan de gente humilde para que, al ser expulsados como le corresponde a todo delincuente, generen en la comunidad internacional y en los organismos de defensa de los derechos humanos, cuyo juicio tanto nos importa, la sensación de que en este país se maltrata y se veja a la gente pobre y se hacen expulsiones masivas contrariando todas las convenciones internacionales sobre la materia. Los susodichos están tratando de llevarse todos los productos venezolanos a Colombia, primero para quebrar su propia industria, de la que ellos mismos son dueños, pero eso lo hacen para disimular, para despistar; es una coartada, como la coartada del Guayabo, para que no crean que son ellos. ¿Qué ganan con todo esto? Que el pueblo venezolano sienta —gracias a la campaña que hacen la oposición, la MUD y Capriles, todos ellos financiados por Uribe, Pastrana y Donald Trump, que también está metido en la vaina porque quiere apoderarse de nuestro petróleo para financiar la construcción de su piazo de muro de 3000 kilómetros— que todo eso está sucediendo por una supuesta ineficiencia de nuestra administración. ¿Por qué lo hacen en este momento? Porque se acercan unas elecciones parlamentarias en Venezuela que el gobierno tiene ganadas de calle con el respaldo de más del 90% de la población, que está clarísima, además, de todo lo que se está moviendo detrás de una agresión internacional en contra de nuestro país.
Mientras esto sucede de este lado del planeta, otra confabulación se pone en marcha por si fracasa la anterior. Rajoy, desde España, con la complicidad de Felipe González, intenta la restitución de la monarquía de Fernando VII en Venezuela. En este caso sería con Felipe (no González, sino de Borbón y Grecia (no el país, que es nuestro aliado, sino el apellido materno), el hermano de Camilo Sesto, cantante español que es, de paso, bastante amigo de Bertín Osborne, que lo que anda buscando es el monopolio del aceite de oliva extra virgen en Venezuela (ignorante, de paso, de que por estos lares nada extra virgen se está consiguiendo). La renuncia de Juan Carlos no es ninguna casualidad. Todo forma parte de un plan cuidadosamente orquestado. Lo de la cacería de elefantes en África fue planificado para destruir su propia imagen y potenciar la de su joven hijo. En esto estuvo involucrado un conocido periodista de runrunes y un cómico venezolano (español de origen y agente encubierto de la Guardia Civil) que se fueron juntos a África a organizar la matanza elefantina. ¿Por qué la oligarquía española de Osborne quería sacar a Juan Carlos? Muy sencillo: se sabe que Felipe, por tener nombre de brandy, tendría mucha mayor penetración en el alma nacional a la hora de la constitución de una eventual monarquía de derecha en Venezuela. Pablo Iglesias, contrariamente a lo que piensan los españoles, no vino a entrenar a los cuadros del gobierno venezolano. Es exactamente al revés: vino a recibir entrenamiento y es nuestro agente allá para contrarrestar esta ofensiva de la que nuestros servicios de inteligencia tenían conocimiento desde hace muchos años. Por ello el ensañamiento de la oligarquía española en contra de Podemos.
Afortunadamente nuestros eficientes cuerpos de seguridad descubrieron a tiempo el plan del eje Bogotá-Madrid. La revolución se ha salvado nuevamente y otra elección está a punto de ganarse por mayoría absolutista.
Laureano Márquez
La verdadera historia
Tal Cual. Caracas, 4 de septiembre de 2015
viernes, 4 de septiembre de 2015
Carlos Granés: Maduro y la soledad latinoamericana
No importó que Maduro usara como chivos expiatorios a inmigrantes pobres; no importó que marcara sus casas y las destruyera ni que los desterrados se vieran forzados a cargar colchones y muebles a través de un río, como parias o refugiados de guerra. Ningún país levantó la voz para decir lo evidente; nadie puso los puntos sobre las íes recordando que ese tipo de acciones no son de este siglo. Tomar la parte por el todo y achacarle los crímenes de unos cuantos a toda una comunidad, llámese colombianos, judíos o árabes, es un acto desde todo punto de vista inaceptable. Es verdad que cada país latinoamericano tiene tantos problemas internos y tantas rencillas silenciosas con sus vecinos, que buscar conflictos donde no se les han perdido supone complicarse aún más la existencia. Pero entonces dejemos la mentira latinoamericanista y esos pomposos discursos que enarbolan la integración, el legado de Bolívar, el arielismo, la dignidad o cualquier otra simpleza demagógica. Latinoamérica está sola, como tantas veces dijo García Márquez, pero no porque Estados Unidos o Europa nos desprecien o quieran sólo nuestras riquezas, sino porque nunca ha sabido protegerse de sí misma.
Está sola porque ningún país de la región es capaz de ejercer un liderazgo democrático que impida el tipo de atropellos que Nicolás Maduro cometió en la frontera colombiana. Desde que la OEA evitó sancionar a Fujimori cuando dio un golpe de Estado en el Perú, su efectividad para defender la democracia quedó en entredicho. En cuanto a Unasur, el asunto es mucho más patético. ¿Cómo es posible que el secretario general de un organismo internacional latinoamericano sólo tenga como credenciales la incompetencia y la corrupción?
Nuestro latinoamericanismo ha sido una linda quimera detrás de la cual se han legitimado la oclusión de libertades y la erosión de la democracia. En los sesenta y setenta los militares formaron un club criminal especializado en la desaparición de civiles y la violación sistemática de los derechos humanos en todo el continente. Luego, a finales de los noventa, el Socialismo del Siglo XXI perfeccionó una nueva manera de asaltar el poder desde el poder, saqueando las instituciones y torciendo todas las reglas del juego democrático. Y en el interludio, la democracia no sirvió para consolidar instituciones capaces de frenar la corrupción. Siempre hemos andado a dos marchas. Unos países intentando ser democráticos y otros intentando disimular su autoritarismo. Esa falta de sincronía ha imposibilitado integrar al continente o crear instituciones supranacionales que sirvan de árbitros en los conflictos regionales. Hasta que la democracia no arraigue de verdad en Latinoamérica, cada país seguirá solo, lidiando con sus propios problemas o haciendo lo que ha hecho Maduro: buscar enemigos externos a los cuales culpar de todos sus males.
Carlos Granés
Maduro y la soledad latinoamericana
El Espectador. Bogotá, 4 de septiembre de 2015
Está sola porque ningún país de la región es capaz de ejercer un liderazgo democrático que impida el tipo de atropellos que Nicolás Maduro cometió en la frontera colombiana. Desde que la OEA evitó sancionar a Fujimori cuando dio un golpe de Estado en el Perú, su efectividad para defender la democracia quedó en entredicho. En cuanto a Unasur, el asunto es mucho más patético. ¿Cómo es posible que el secretario general de un organismo internacional latinoamericano sólo tenga como credenciales la incompetencia y la corrupción?
Nuestro latinoamericanismo ha sido una linda quimera detrás de la cual se han legitimado la oclusión de libertades y la erosión de la democracia. En los sesenta y setenta los militares formaron un club criminal especializado en la desaparición de civiles y la violación sistemática de los derechos humanos en todo el continente. Luego, a finales de los noventa, el Socialismo del Siglo XXI perfeccionó una nueva manera de asaltar el poder desde el poder, saqueando las instituciones y torciendo todas las reglas del juego democrático. Y en el interludio, la democracia no sirvió para consolidar instituciones capaces de frenar la corrupción. Siempre hemos andado a dos marchas. Unos países intentando ser democráticos y otros intentando disimular su autoritarismo. Esa falta de sincronía ha imposibilitado integrar al continente o crear instituciones supranacionales que sirvan de árbitros en los conflictos regionales. Hasta que la democracia no arraigue de verdad en Latinoamérica, cada país seguirá solo, lidiando con sus propios problemas o haciendo lo que ha hecho Maduro: buscar enemigos externos a los cuales culpar de todos sus males.
Carlos Granés
Maduro y la soledad latinoamericana
El Espectador. Bogotá, 4 de septiembre de 2015
Sebastiana Barraez: Paramilitares vs. Politiquería
CONTRABANDO. Fue el martes. Mientras el vehículo se acerca a la alcabala El Pabellón el guardia permanece impasible. El joven chofer trata de ignorarlo. El guardia le pregunta hacia dónde va. “Hasta Delicias”, responde. ‘¿Vas lleno?’. El chofer asiente con la cabeza mientras ve el medidor de gasolina. El uniformado le dice que la tarifa es cinco mil, porque hay estado de excepción. No vale la protesta. ‘Paga tu novatada y aprende a trabajar, porque ya se les dijo que sólo pueden hacerlo en la madrugada’, es la justificación simple del guardia. Casi a punto de hacer pucheros el joven le extiende los Bs.5 mil y se aleja lentamente por la serpenteada carretera de montaña en el municipio Urdaneta del Táchira. Llega hasta la aldea La Honda donde un grupo de personas espera, con manguera sacan la gasolina del vehículo, y de inmediato bajan unos metros a través de una pronunciada cuesta y atraviesan el río para llegar a Ragonvalia (Colombia) con los bidones de combustible.
PERVERSIÓN. Ocurría desde hace tiempo. No sólo era el paso de combustible, luego de alimentos, se le sumaron los medicamentos y así sucesivamente. Son miles los colombianos que viven en varios municipios al otro lado de la frontera y vienen a Venezuela sólo a cobrar la pensión del Seguro Social. En poblaciones del norte tachirense, como La Fría, Guarumito y Colón se llevaban la comida preparada a territorio colombiano. En una famosa pollera todos en la población sabían que las tres primeras tandas de pollo se la llevaban un grupo de motorizados para Los Urabeños del otro lado de la frontera. En una almacenadora, en la vía al aeropuerto de San Antonio, hay dos gandolas detenidas por la fiscalía. Los militares venden ese cobre a contrabandistas o mafias de la chatarra.
DIOSDADO. Es el presidente de la Asamblea Nacional. A sólo días del decreto de excepción, llegó al Táchira. Se rodeó inmediatamente de los militares instalados en tierra andina. En el marco de una delicada situación como la que se vive en la frontera, él no tardó en concentrar esfuerzos para promocionar a los candidatos de su partido a la Asamblea Nacional. Más que recibir apoyo, el acto se ve oportunista en momentos en que la población espera con expectativa el desarrollo de los acontecimientos. Su verbo duro contra la oposición va dirigido a tratar de pregonar que los paramilitares están relacionados con sectores “de la derecha”. No sé si desconoce o pretende ignorar que el paramilitarismo se acentuó en Venezuela desde hace más de una década, que prosperó en revolución, que creció y se fortaleció mientras la Fuerza Armada no actuaba con la contundencia que debió hacerlo. No es un acto de nobleza aprovechar la circunstancia lamentable que viven los fronterizos para hacer campaña electoral. Esa acción acentúa la desconfianza de los tachirenses en las medidas tomadas por el gobierno sobre la frontera. Más aun con la errada política económica y monetaria implementada en Venezuela.
MENTIR. Durante mucho tiempo funcionarios del gobierno se negaban a decir que la frontera estaba llena de colas para surtirse de combustible, de alimentos, de materiales de construcción, de medicamentos, de pañales, etc. Ahora descubrieron el agua tibia: Hay colas, hay contrabando, hay matraca, hay paracos, etc. Aún no se han dado cuenta que también hay guerrilla. El gobernador Vielma Mora dice que ya no hay colas, pero sí hay; las de alimentos se mantienen casi intactas. El gobernador de Mérida, Alexis Ramírez dijo que detuvieron a tres dizque paramilitares. De inmediato Cabello dijo que tenían relación con la oposición. En el lugar de allanamiento encontraron bastantes municiones de distintos calibres, fulminantes y tres latas de pólvora. Lo que no dijeron es que ese material habría sido extraído de Cavim.
SANTOS. El presidente colombiano, en consejo extraordinario y ampliado de ministros en Cúcuta (Norte de Santander), habló de lo que llama crisis humanitaria a causa del cierre unilateral de la frontera. Asistieron delegados de Naciones Unidas y de la OEA, así como 18 embajadores. Oyeron los testimonios de los afectados. Juan Manuel Santos tiene derecho a defender a su pueblo, pero también tiene la obligación de ocuparse de su pueblo, de esa frontera que se abastece de nuestros productos. Santos dice que presentarán una denuncia ante la Corte Penal Internacional (CPI) contra el gobierno venezolano.
FRONTERA. Es en los municipios afectados por el decreto de excepción. Los bacahaqueros o contrabandistas lanzan el combustible que tenían guardado, a las pocetas, los lavamanos, los cursos de agua. El diputado Ricardo Sanguino dijo que como el municipio García de Hevia tiene un alcalde oficialista, “el desabastecimiento y los actos de contrabando no fueran más grandes”. No sabe el parlamentario que en la quebrada Balastrera en La Fría, hay una mortandad de peces y culebras, porque los habitantes de los barrios Andrés Eloy Blanco, Barrio Nuevo y Las Américas le echaron la gasolina al caño. En esa población las gasolineras que hoy lucen vacías, antes dejaban los carros de un día para otro. “Había que pagar entre Bs.300 y 600 para surtirse”. Desde Guarumito y Tres Islas, en municipios García de Hevia y Ayacucho, hay contrabandistas pasando por los camellones, en bestias y a riesgo hacia Colombia. Por Tres Islas hay un éxodo masivo de colombianos hacia territorio vecino. A un periodista que fue hasta la línea fronteriza le advirtieron, hombres armados colombianos, que si volvía se atuviera a las consecuencias.
CARMONA. Es Pedro Carmona Estanga. Dice que “las imágenes de gente humilde cargando en sus hombros sus escasos enseres, incluyendo niños acarreando su ropa y juguetes, que no armas, así como del marcaje de las viviendas al estilo nazi, constituyen escenas difíciles de borrar de la mente… sufrimientos de seres humanos y niños, a quienes se ofende con la acusación generalizada de que son paramilitares o delincuentes”. Con todo respeto debo decirle al doctor Carmona que hace años quienes viven en la frontera han sido víctimas de grupos irregulares. Es tan ligero e irresponsable decir que todos los colombianos en frontera son paracos, como decir que todos son inocentes. Desconoce usted, que los paramilitares usaban a niños para cobrar vacuna en viviendas de San Antonio. Entrenaban adolescentes en Llano Jorge como sicarios. Y eran mujeres casi niñas los anzuelos para atraer víctimas. Es cierto que entre quienes fueron corridos o huyeron atravesando el río Táchira hay gente inocente, pero también hay mucho escudo y protector de los grupos que han sembrado sangre, miedo y muerte en la frontera.
BUQUE. Es el Independencia 200, atracado en el muelle 15 del Puerto de La Guaira. Es propiedad del Estado venezolano CVAL. Se lo dieron a la empresa Seamax Transport and Tours para administrar y con una supuesta opción de compra. Luego de 3 meses la empresa no le paga a los trabajadores las prestaciones, gastos de comida, artículos de higiene personal ni retroactividad. “La empresa se negó a hacernos algún tipo de contrato ni cotizarnos Seguro Social, Ley de Política Habitacional”. Agregan los trabajadores que Seamax no posee oficina, ni personal, sólo la presidenta y su socio de nacionalidad curazaleña. “Hemos acudido a la capitanía de La Guaira, Policía Marítima y CVAL, sin encontrar respuesta”.
BENEDETTI. Es el poeta del amor y la solidaridad, el que un día escribió: “Por eso cuando vuelva/ y algún día será/ a mis tierras mis gentes y mi cielo/ ojalá que el ladrillo que a puro riesgo traje/ para mostrar al mundo cómo era mi casa/ dure como mis duras devociones/ a mis patrias suplentes compañeras/ viva como un pedazo de mi vida/ quede como un ladrillo en otra casa”.
ÚLTIMA HORA
-Muchas quejas por la venta de botellones de agua sin control sanitario en Valencia.
-Mínimo Bs.3 mil cobran funcionarios de Pdvsa para asignar citas para el tag o chip de gasolina.
-Una casa comercial cobró en junio por la prótesis para una anciana Bs.358 mil, en julio 520 y ahora dicen que 710. ¿Quién regula ese abuso?
-Luego de tantas denuncias, por fin habrían destituido al defensor público Ciro Araujo.
-En el colegio José Félix Rivas de La Fría están cobrando Bs.2 mil por la inscripción, violando la gratuidad de la educación.
Sebastiana Barraez
Paramilitares vs. Politiquería
Quinto Día. Caracas, 4 de septiembre de 2015
PERVERSIÓN. Ocurría desde hace tiempo. No sólo era el paso de combustible, luego de alimentos, se le sumaron los medicamentos y así sucesivamente. Son miles los colombianos que viven en varios municipios al otro lado de la frontera y vienen a Venezuela sólo a cobrar la pensión del Seguro Social. En poblaciones del norte tachirense, como La Fría, Guarumito y Colón se llevaban la comida preparada a territorio colombiano. En una famosa pollera todos en la población sabían que las tres primeras tandas de pollo se la llevaban un grupo de motorizados para Los Urabeños del otro lado de la frontera. En una almacenadora, en la vía al aeropuerto de San Antonio, hay dos gandolas detenidas por la fiscalía. Los militares venden ese cobre a contrabandistas o mafias de la chatarra.
DIOSDADO. Es el presidente de la Asamblea Nacional. A sólo días del decreto de excepción, llegó al Táchira. Se rodeó inmediatamente de los militares instalados en tierra andina. En el marco de una delicada situación como la que se vive en la frontera, él no tardó en concentrar esfuerzos para promocionar a los candidatos de su partido a la Asamblea Nacional. Más que recibir apoyo, el acto se ve oportunista en momentos en que la población espera con expectativa el desarrollo de los acontecimientos. Su verbo duro contra la oposición va dirigido a tratar de pregonar que los paramilitares están relacionados con sectores “de la derecha”. No sé si desconoce o pretende ignorar que el paramilitarismo se acentuó en Venezuela desde hace más de una década, que prosperó en revolución, que creció y se fortaleció mientras la Fuerza Armada no actuaba con la contundencia que debió hacerlo. No es un acto de nobleza aprovechar la circunstancia lamentable que viven los fronterizos para hacer campaña electoral. Esa acción acentúa la desconfianza de los tachirenses en las medidas tomadas por el gobierno sobre la frontera. Más aun con la errada política económica y monetaria implementada en Venezuela.
MENTIR. Durante mucho tiempo funcionarios del gobierno se negaban a decir que la frontera estaba llena de colas para surtirse de combustible, de alimentos, de materiales de construcción, de medicamentos, de pañales, etc. Ahora descubrieron el agua tibia: Hay colas, hay contrabando, hay matraca, hay paracos, etc. Aún no se han dado cuenta que también hay guerrilla. El gobernador Vielma Mora dice que ya no hay colas, pero sí hay; las de alimentos se mantienen casi intactas. El gobernador de Mérida, Alexis Ramírez dijo que detuvieron a tres dizque paramilitares. De inmediato Cabello dijo que tenían relación con la oposición. En el lugar de allanamiento encontraron bastantes municiones de distintos calibres, fulminantes y tres latas de pólvora. Lo que no dijeron es que ese material habría sido extraído de Cavim.
SANTOS. El presidente colombiano, en consejo extraordinario y ampliado de ministros en Cúcuta (Norte de Santander), habló de lo que llama crisis humanitaria a causa del cierre unilateral de la frontera. Asistieron delegados de Naciones Unidas y de la OEA, así como 18 embajadores. Oyeron los testimonios de los afectados. Juan Manuel Santos tiene derecho a defender a su pueblo, pero también tiene la obligación de ocuparse de su pueblo, de esa frontera que se abastece de nuestros productos. Santos dice que presentarán una denuncia ante la Corte Penal Internacional (CPI) contra el gobierno venezolano.
FRONTERA. Es en los municipios afectados por el decreto de excepción. Los bacahaqueros o contrabandistas lanzan el combustible que tenían guardado, a las pocetas, los lavamanos, los cursos de agua. El diputado Ricardo Sanguino dijo que como el municipio García de Hevia tiene un alcalde oficialista, “el desabastecimiento y los actos de contrabando no fueran más grandes”. No sabe el parlamentario que en la quebrada Balastrera en La Fría, hay una mortandad de peces y culebras, porque los habitantes de los barrios Andrés Eloy Blanco, Barrio Nuevo y Las Américas le echaron la gasolina al caño. En esa población las gasolineras que hoy lucen vacías, antes dejaban los carros de un día para otro. “Había que pagar entre Bs.300 y 600 para surtirse”. Desde Guarumito y Tres Islas, en municipios García de Hevia y Ayacucho, hay contrabandistas pasando por los camellones, en bestias y a riesgo hacia Colombia. Por Tres Islas hay un éxodo masivo de colombianos hacia territorio vecino. A un periodista que fue hasta la línea fronteriza le advirtieron, hombres armados colombianos, que si volvía se atuviera a las consecuencias.
CARMONA. Es Pedro Carmona Estanga. Dice que “las imágenes de gente humilde cargando en sus hombros sus escasos enseres, incluyendo niños acarreando su ropa y juguetes, que no armas, así como del marcaje de las viviendas al estilo nazi, constituyen escenas difíciles de borrar de la mente… sufrimientos de seres humanos y niños, a quienes se ofende con la acusación generalizada de que son paramilitares o delincuentes”. Con todo respeto debo decirle al doctor Carmona que hace años quienes viven en la frontera han sido víctimas de grupos irregulares. Es tan ligero e irresponsable decir que todos los colombianos en frontera son paracos, como decir que todos son inocentes. Desconoce usted, que los paramilitares usaban a niños para cobrar vacuna en viviendas de San Antonio. Entrenaban adolescentes en Llano Jorge como sicarios. Y eran mujeres casi niñas los anzuelos para atraer víctimas. Es cierto que entre quienes fueron corridos o huyeron atravesando el río Táchira hay gente inocente, pero también hay mucho escudo y protector de los grupos que han sembrado sangre, miedo y muerte en la frontera.
BUQUE. Es el Independencia 200, atracado en el muelle 15 del Puerto de La Guaira. Es propiedad del Estado venezolano CVAL. Se lo dieron a la empresa Seamax Transport and Tours para administrar y con una supuesta opción de compra. Luego de 3 meses la empresa no le paga a los trabajadores las prestaciones, gastos de comida, artículos de higiene personal ni retroactividad. “La empresa se negó a hacernos algún tipo de contrato ni cotizarnos Seguro Social, Ley de Política Habitacional”. Agregan los trabajadores que Seamax no posee oficina, ni personal, sólo la presidenta y su socio de nacionalidad curazaleña. “Hemos acudido a la capitanía de La Guaira, Policía Marítima y CVAL, sin encontrar respuesta”.
BENEDETTI. Es el poeta del amor y la solidaridad, el que un día escribió: “Por eso cuando vuelva/ y algún día será/ a mis tierras mis gentes y mi cielo/ ojalá que el ladrillo que a puro riesgo traje/ para mostrar al mundo cómo era mi casa/ dure como mis duras devociones/ a mis patrias suplentes compañeras/ viva como un pedazo de mi vida/ quede como un ladrillo en otra casa”.
ÚLTIMA HORA
-Muchas quejas por la venta de botellones de agua sin control sanitario en Valencia.
-Mínimo Bs.3 mil cobran funcionarios de Pdvsa para asignar citas para el tag o chip de gasolina.
-Una casa comercial cobró en junio por la prótesis para una anciana Bs.358 mil, en julio 520 y ahora dicen que 710. ¿Quién regula ese abuso?
-Luego de tantas denuncias, por fin habrían destituido al defensor público Ciro Araujo.
-En el colegio José Félix Rivas de La Fría están cobrando Bs.2 mil por la inscripción, violando la gratuidad de la educación.
Sebastiana Barraez
Paramilitares vs. Politiquería
Quinto Día. Caracas, 4 de septiembre de 2015
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