domingo, 14 de junio de 2015

Héctor E. Schamis: Grietas en el régimen

Solo fue un tweet, pero en esta época alcanza con ello. “UNASUR estará en las próximas elecciones en Venezuela y espera q organismos internacionales como la OEA y UE cumplan su tárea”. Así se lee en @ernestosamperp con fecha 8 de junio. Es la cuenta de Ernesto Samper, Secretario General de Unasur y expresidente de Colombia. La cita es textual hasta en el error de ortografía. “Tarea” no es una palabra esdrújula, es grave. Al finalizar en vocal no lleva tilde.
El comentario es sugestivo en tanto Unasur ha sido siempre funcional a los objetivos del gobierno de Venezuela. Nadie olvida su función durante el “diálogo” de abril de 2014, con comillas. Estaban allí para mediar entre las partes, aunque en realidad para ser instrumento del gobierno. Arribaron con gran fanfarria, pero partieron en silencio. Nadie notó su ausencia porque el diálogo había terminado antes de comenzar. Solo tuvo el propósito de vaciar las calles. Unasur colaboró en la tarea, palabra grave, en más de un sentido, sin tilde.
No obstante, el tweet es revelador por venir de alguien demasiado dependiente de los recursos del chavismo; alguien que, cartel de Cali y DEA mediante, flota gracias al salvavidas bolivariano. Hay al menos dos opciones. La primera es que sea una trampa, como en otras oportunidades, y que al final del día haya fraude, también como en otras oportunidades. El fraude electoral de estos tiempos es sutil, no ocurre al momento del escrutinio sino que mucho antes. Ya no se trata de observar la elección, si el fraude ocurre en la conformación de la autoridad electoral, parcial, de los padrones, selectivos, y en el acceso a los medios durante la campaña, asimétrico. No sería ilógico, desde el punto de vista del gobierno, invitar a los observadores internacionales para legitimar una elección bastante decidida de antemano.
Las grietas que comienzan a abrirse pueden ser una oportunidad para salir de la parálisis

Sin embargo, la propuesta de Samper ya recibió el apoyo de la OEA y la Unión Europea, y debe tenerse en cuenta que el costo del engaño crece proporcionalmente con el número y la importancia de quienes son engañados. Es que la segunda opción bien podría ser que Samper esté adelantándose a los cambios, posicionándose para capitalizar un nuevo equilibrio de fuerzas, es decir, diversificando el riesgo de su propio portfolio. Samper bien podría tener pasta de buen timonel, esos que suben la vela adecuada al primer signo que el viento está por cambiar. Hay que navegar con su idea.
Es que el viento está cambiando. Primero fueron Andrés Pastrana y Tuto Quiroga, con su viaje a Caracas y sus múltiples columnas de opinión en la prensa internacional. Luego fueron las propias esposas de los alcaldes López y Ceballos, Lilian Tintori y Patricia Ceballos, en una sentida carta abierta pidiendo por sus maridos en huelga de hambre. En el camino Maduro dejó plantado al Papa, una mala decisión, y al mismo tiempo Aécio Neves anunció su viaje a Caracas, una mala noticia para el gobierno. Se trata de Brasil y de quien podría ser su próximo presidente.
Más tarde fue el viaje de Felipe González, menos exitoso de lo esperable, en tanto simplemente acató la prohibición de visitar Ramo Verde, habiendo podido presentarse en la puerta con la prensa tal como lo habían hecho antes Pastrana y Quiroga. No obstante, sus conversaciones con toda la oposición han servido para limar las asperezas creadas en ocasión de la manifestación del 30 de mayo, cuando la MUD rechazo el llamado de Leopoldo López por inconsulto.
Para rematar las malas noticias para Maduro, también se pronunció el mismísimo Desmond Tutu en una columna: “Liberen a los presos de conciencia de Venezuela”. Que el gesto de Leopoldo López al entregarse voluntariamente había tenido rasgos mandelianos, ya lo sabíamos. Que el propio Desmond Tutu trace el paralelo, lo hace oficial.
Invocar al Apartheid sudafricano no podría ser más pertinente. Es que, quizás como aquella, Venezuela es una sociedad atormentada, insomne. La muerte sobrevuela las cabezas de aquellos en su propia huelga de hambre, como si la autoflagelación fuera el precio justo a pagar. Uno queda sin saber muy bien cuál es la deuda. Tal vez el no haberse dado cuenta que el Punto Fijo era mejor que esto, y eso que era terrible. Tal vez el haber cometido el pecado de la impaciencia, crédulos de aquel Coronel de palabra fácil y sonrisa envolvente. Este desastre no habría ocurrido con “él”, dicen muchos. Algunos lo dicen solo por estrategia. Para otros es un pensamiento honesto pero mágico, tal vez la ceguera que causa el tormento.
Las grietas que comienzan a abrirse pueden ser una oportunidad para salir de la parálisis. Nada está resuelto ni mucho menos. Las transiciones son duras, a veces largas, inevitablemente zigzagueantes. Habrá que creerle a Samper, incluso a sabiendas que puede ser un engaño para que otro fraude electoral vuelva a perpetuarlos, valga la redundancia. Es un riesgo que hay que tomar. En el camino quizás haya una fecha y tal vez haya elecciones. Incluso con el engaño, un nuevo equilibrio político podrá amanecer.
No habrá certeza alguna, la política es siempre indeterminada. Un nuevo equilibrio anula el anterior, las incertidumbres lo son para todos por igual. Una grieta es una oportunidad: se puede profundizar, ensanchar, multiplicar. En el proceso, se irá resquebrajando el edificio entero; son las termitas de la democracia. Por lenta e incierta que sea, la transición estará en camino



Héctor E. Schamis
Grietas en el régimen
El País. Madrid, 14 de junio de 2015

Arzobispo Desmond Tutu: Liberen a los presos de conciencia de Venezuela

La Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños se reúnen actualmente en una importante cumbre en Bruselas. Aunque imagino que habrán muchos debates fructíferos centrados en fomentar una relación más fuerte entre Europa y América Latina, una nube oscura se cierne sobre la cumbre. Mientras cientos de políticos se reúnen alrededor de comidas suntuosas y disfrutan de buen vino, 77 presos languidecen en las cárceles en Venezuela. Su encarcelamiento no está en la agenda de la cumbre.
La situación actual de los Derechos Humanos en Venezuela es particularmente sombría. Incluso es más preocupante que la situación económica y de seguridad del país, es la respuesta del gobierno a las frustraciones de su pueblo. Desde las protestas callejeras de febrero de 2014, cuando cientos de miles de venezolanos protestaron contra la corrupción galopante y la represión que azotan el país, el gobierno del presidente Nicolás Maduro respondió a través de la fuerza. El gobierno usó la fuerza para reprimir y murieron 43 personas en las protestas, además detuvo arbitrariamente a más de 3.000 personas. Que un gobierno actúe de esta manera contra sus propios ciudadanos, cuando están ejerciendo sus derechos fundamentales de libertad de expresión y asamblea, es atroz. Pero el silencio ensordecedor y la inacción de los vecinos de Venezuela le han dado a Maduro una licencia para actuar con impunidad.
La situación ha empeorado con respecto a hace más de un año, cuando las protestas sacudieron a la nación. Los presos de conciencia en Venezuela están representados en los líderes de oposición Leopoldo López y Daniel Ceballos. Ambos hombres están en la cárcel por su papel en las protestas no-violentas de febrero de 2014. López y Ceballos abogan por la protesta no violenta y pacífica ante la injusticia y la impunidad. Han instado a que el pueblo de Venezuela resuelva sus problemas constitucionalmente. Al igual que otros activistas famosos de la No Violencia Mahatma Gandhi y Martin Luther King, Jr., ellos están pagando un precio muy alto en su búsqueda incesante de justicia.
Hoy ambos están en la cárcel y siguen participando en protestas no violentas, desde hace mas de dos semanas están en huelga de hambre exigiendo la liberación de todos los presos políticos; el cese de la represión, persecución y censura; y que se fije una fecha para las elecciones parlamentarias de este año con observación de la OEA y la Union Europea. Insto al Gobierno de Venezuela a que permita el acceso a la Cruz Roja, a sus médicos personales y a su familia a visitarlos.


El silencio ensordecedor y la inacción de los vecinos de Venezuela le han dado a Maduro una licencia para actuar con impunidad

A pesar de estas circunstancias drásticas, el gobierno de Maduro ha continuado en la senda de la represión. A raíz de las protestas del país, Maduro autorizó el uso de armas letales para que las fuerzas de seguridad repriman a los manifestantes —aun pacíficos— si son percibidos como una amenaza para el orden público. Tal decreto eleva la probabilidad de una masacre de civiles.
Ante el colapso potencial de un país al que llaman " hermano", los líderes de Latinoamérica han respondido con silencio. En lugar de defender los derechos humanos universales, se han escudado detrás de la excusa de la no-injerencia. Tras la decisión de Estados Unidos de imponer sanciones a los violadores de derechos humanos en Venezuela, los países de Latinoamérica adoptaron una resolución apoyando a Venezuela bajo "el principio de la no-injerencia".


Entiendo el trauma del colonialismo, pero sin la participación de la comunidad internacional, el derramamiento de sangre en Sudáfrica hubiera sido mucho mayor

Sin duda entiendo el trauma del colonialismo, pero sin la participación de la comunidad internacional, el derramamiento de sangre en Sudáfrica hubiera sido mucho mayor. Fue el boicot internacional y el régimen de sanciones junto con la resistencia interna lo que ayudó a cerrar el capítulo más oscuro de la historia de mi país. La comunidad internacional no empezó a movilizarse sino hasta después de la masacre de Sharpeville, donde 69 personas fueron asesinadas por protestar no violentamente por la Ley de Pases de nuestro país. La comunidad internacional no debe esperar a que ocurra otra masacre para tomar acción.
La respuesta para abordar la situación grave de los derechos humanos de hoy en Venezuela no es proteger a los líderes que toman ventaja de las sensibilidades postcoloniales y de la historia para mantenerse en el poder; Latinoamérica y la Unión Europea deben superar la retórica y tomar medidas concretas.
También creo en la Iglesia y creo en la misericordia y la compasión. No es demasiado tarde para que Maduro cambie de rumbo. En 2016, la Iglesia Católica celebrará el Año Santo de Misericordia, que, según el Vaticano, "sirve como una invitación a seguir el ejemplo misericordioso del Padre que nos pide que no juzguemos o condenemos sino perdonemos y demos amor y el perdón sin medida". Con el apoyo del Papa Francisco, rezo para que Nicolás Maduro honre temprano esa invitación y libere a los presos políticos de Venezuela.

Desmond Tutu es arzobispo (anglicano) emérito de Ciudad del Cabo y activista de los derechos humanos.


Arzobispo Desmond Tutu
Liberen a los presos de conciencia de Venezuela
El País. Madrid, 11 de junio de 2015

Luis García Mora: Maduro en su laberinto

Dicen que la reunión de Maduro con el Papa prometía llevar al clímax la presión para que el régimen dejara de violar los derechos humanos. Un punto de máxima intensidad dentro de una serie creciente de eventos inducidos desde el poder.
Maduro quería la foto con el Papa. La buscó. La persiguió tanto como la propia Cristina Kirchner, que lo ha visitado cinco veces. Maduro sabe que el encuentro lubrica, abrillanta, maquilla. Pero como lo subrayan los corresponsales internacionales destacados en Roma, una reprimenda del Sumo Pontífice puede convertirse en una losa muy pesada de soportar para un líder político en entredicho, siendo un secreto a voces que el Santo Padre pensaba hacer figurar en el comunicado su reclamo por la libertad de los presos políticos venezolanos.
Además de que el anunciado viaje de Felipe González a Venezuela, con el objetivo de incorporarse a la defensa de estos (aunque declarado persona non grata) se ejecutó con coraje, como aquella vez antes frente al sanguinario régimen de Augusto Pinochet.
¿Y qué mejor oportunidad, en vez de un regaño del Papa, que retar a González a un forcejeo interno que distrajera y lo espejeara e igualara con un estadista de la talla del líder histórico?
Lo insultó y lo vapuleó, pues es seguro que viniendo de Europa no estará acostumbrado a esta total ausencia de modales y formas, a este estilo deliciosamente bellaco, al que hemos reducido la política del patio. Ese tono trágico y brutal en el que continua y metafóricamente amenazamos a nuestros adversarios, con el tipificado crimen de exterminio estipulado en el artículo 7 del Estatuto de la Corte Penal Internacional, y la incesante manipulación de la mente de los venezolanos a través de un arrebatado juego de clímax y anticlímax que ya aburre.
Pero sucedió que, al contrario de Pastrana y Quiroga, que vinieron sin el apoyo de Colombia y Bolivia, González vino con el soporte de su partido, el PSOE, y el aval del Grupo de Madrid y del gobierno español, y ante el reino de la arbitrariedad, como lo palpó y calificó, hizo lo que tenía que hacer.
Durante las 48 horas de su estadía -escoltado todo el tiempo por el Sebin y las policías del régimen-, llegó y durmió en la residencia del embajador, visitó a Ledezma, se reunió con Teodoro, estuvo en la casa de la madre de Leopoldo López con los abogados, informándole previamente a Maduro que no provocaría “un escándalo”, desarticulándole de esta manera su performance, a sabiendas de que no le dejarían visitar a ninguno de los presos en huelga de hambre, pero manteniendo una intensa agenda en la que el propio Maduro con sus torpezas contribuyó a dar relevancia mundial.
Se va en un avión de la fuerza aérea de Colombia, y cuando Maduro reclama al gobierno de Santos, éste le responde que Felipe es un amigo de Colombia que ha promovido la paz, lo que ha terminado por interpretarse, como señala desde Bogotá la periodista Diana Calderón, que Colombia privilegia el apoyo europeo al proceso de paz en lugar del apoyo de Maduro en las negociaciones, preguntándose si no será que el papel de Venezuela ya no cuenta como antes para los jefes de las FARC.
De manera que con una postura impecable antes las agresiones, González se marcha, no sin antes hacer un llamado a la oposición para que no siga pidiendo fecha para las elecciones parlamentarias, pues el CNE dijo que sí iban. Diciéndole que se concentre en la observación internacional que ya UNASUR, Samper y hasta Almagro y la OEA, dieron el sí para venir.
Y que desde ya le arrancaran a Maduro de las manos la propuesta de pactar la aceptación del resultado electoral, y así obligarlo a condiciones mejores.
 
CRÁTERES
Felipe González: “Prefiero irme que generar problemas”. El primer paso, ha dicho, para recuperar el poder, es recuperar la Asamblea y definir claramente ante el país cómo se va a actuar, subrayándose el actuar con respeto a las minorías y su participación en las comisiones como les corresponde. Y desde la presidencia del parlamento recuperar sus facultades de control, legislación y diálogo, como es su naturaleza constitucional, ya que “si no  logras una actitud de respeto institucional, no reinstitucionalizas el país”.
Las planchas están casi listas. El Gobierno utilizará una sentencia en la que el procesado no pueda optar a cargos de elección, con el fin de sacar a Leopoldo, Ledezma y Rosales del juego. Al cual al otro día de UNT anunciar la candidatura del zuliano, salió la inhabilitación de la Contraloría por 7 años, mostrando una eficiencia inédita. María Corina pelea porque se nombre al segundo de ella en las listas, a lo que se opone Voluntad Popular. Faltaban, hacia el fin de semana, acuerdos en Miranda, Zulia, Mérida y Bolívar, aunque se han alcanzado en 17 estados. Se han producido reuniones de Capriles con Freddy Guevara de VP. Se trata de ver cómo se superan los ruidos menores y se entra en un esfuerzo de diálogo en busca de la renovación política y del liderazgo del país.
Consideran que Antonio Ledezma hizo bien en retirar su candidatura en Caracas, por la que van Ramos Allup y Tomas Guanipa, cuyo hermano va por el Zulia. O sea que la unidad es un hecho.
De recuperar la oposición la Asamblea, se lanzará una Ley de Amnistía de los Presos Políticos que, de ser declarada inviable por el TSJ, el parlamento como se sabe entraría en colisión con los demás Poderes Públicos. Por lo que la AN tiraría una enmienda constitucional que, tras aprobarse, iría a referéndum para adelantar las elecciones presidenciales y recortar el poder a los Poderes Públicos.
Persiste el escenario de Ugalde. El de una transición impulsada desde el chavismo con los tiempos contados hacia diciembre, y con las FAN planteándose la renuncia del Presidente y la convocatoria a elecciones antes de fin de año. Con la consideración de que el cambio es urgente y la situación muy grave. Con nombres en la mente como Arias, Rodríguez Torres, Ameliach, Padrino López.
Desde el chavismo. “La situación económica está muy mal. Controles mal aplicados. Creen que funcionarán con lo que hay. Antes de las elecciones es el momento decisivo porque es cuando tendrán el conocimiento de cómo van a ser los resultados. Entonces decidirán si tratarán de ganar forzado o no vamos a elecciones, porque los números en las encuestas son, por primera vez, muy malos para el Gobierno. Creíamos que íbamos a ganar, aunque Nicolás Maduro ha sorprendido con su advertencia de que de perder hay que prepararse para una represión masiva. Con lo que presupone que podemos perder, pues la declaración lleva implícita un reconocimiento de la situación”.
¿Por qué no se admite la “reversibilidad” del proceso? Para tirios y troyanos Maduro está en una calle ciega. Y sin embargo se insiste en que el juego está trancado y va a seguir trancado hasta que la oposición llegue al Gobierno. Las continuas declaraciones de Giordani y su grupo son como bombas de fragmentación interna que caen continuamente. Giordani insiste en que en Venezuela no existe un modelo económico y en que no hay “direccionalidad” económica. Que no es que el Gobierno de Maduro sea una dirección inexperta, sino que sencillamente no hay dirección y lo que el país sufre es una “falta de liderazgo”.
Al tiempo que Heinz Dieterich, el gurú de Chávez, insiste Venezuela se encuentra cerca de un estado caótico, frágil, que el gobierno de Maduro fracasó. Y golpea más duro que la oposición. “Observo –dice- un gran teatro tragicómico de un farsante, no de un revolucionario”. “Maduro pone en peligro que se pierda todo lo construido por Chávez, por su falta de capacidad de liderazgo y la absoluta mediocridad de su equipo”. Y que “Maduro no está a la altura de las necesidades que exige un cambio de modelo en estos tiempos”. Que sufre de falta de “trasfondo cultural”, que impulsa “una guerra económica ficticia, pues la inflación no la puedes bajar con una guerra, la tienes que bajar liberando el precio del dólar y liberando la importación”. Insistiendo en que “las reformas económicas y sociales en el país tienen que ser tan drásticas que sólo un amplio espectro de fuerzas nacionales puede sostenerlas”. “La 5ta República está hecha añicos”.
Ante la distorsión nacional, algunos camaradas honestos recuerdan hoy, en relación con la actual conducción, que “los sectores dominantes tienen la mente militarizada y aceptan como buena cualquier forma de violencia que les permita mantenerse en el poder y en el disfrute de sus privilegios”, ante un régimen que al que solamente le queda administrar o racionar la miseria, al tiempo que en su cúpula se dedican a disfrutar de sus millones de dólares.
Es un hecho que el fracaso del experimento social y económico venezolano sólo ha demostrado, como decía con lucidez alguien, que “la vía al socialismo genera escasez crónica, falta de libertad y violencia política”.
 
Luis García Mora
Maduro en su laberinto
Prodavinci. Caracas, 14 de junio de 2015
 
 
 
 

Manuel Malaver: El legado de la presencia de Felipe González

Pero, primero, Felipe no está ni siquiera retirado de la política y, en cuanto a morirse, luce unos espléndidos 73 años que, en el español más castizo, no pueden augurarle sino una larga, larguísima vida.
La visita a Caracas que culminó el pasado martes, sin embargo, fue una singularísima batalla –de las que le gustaban a Don Quijote- pues, a parte de contar con amenazas de todo tipo por parte del presidente dictador, Maduro, fue precedida de los peores pronósticos en cuanto a la oportunidad y utilidad de su presencia.
Estaba, además, como preludio a los “hechos de guerra” aquella “Declaración de Persona No Grata” de la Asamblea Nacional del 14 de mayo, promovida por el llamado “hombre fuerte” de la administración, Diosdado Cabello, que validaba una decisión de la Comisión de Política Exterior de la cámara del 21 de abril, y sobre la cual, la segunda vicepresidenta de la AN, Tania Díaz, soltó está perla.
“Es una decisión de la Asamblea Nacional que está puesta en un acuerdo de la Asamblea Nacional, el resto de las acciones son competencia del Ejecutivo nacional, como ustedes saben, el Presidente de la República es el que lleva las relaciones exteriores del país, a través de la Cancillería y de aquí a lo que vaya a suceder después de este acuerdo es competencia, decisión del Ejecutivo nacional”.
Para colmo, antes de que Felipe pisara tierra venezolana, Maduro había suspendido un viaje a Roma a recibir un premio de la FAO y a entrevistarse con el Papa Francisco, todo lo cual, dejó escapar toda suerte de rumores sobre si el jefe de Estado, en persona, había decido comandar la “Batalla de Caracas”, y si no estaríamos en un remake de aquellas batallas de la independencia donde se enfrentaban jefes realistas y jefes patriotas.
“Invito al pueblo chavista” decía el Alcalde del Municipio Libertador, Jorge Rodríguez, el viernes 5 en el canal 8 “ a que se vuelque el domingo en puntos estratégicos de la ciudad a protestar contra ese señor que está anunciando otra vez que viene en una visita agresiva. Nosotros nos vamos a la calle el próximo domingo a repudiar la presencia de Felipe González en Venezuela, a decirle que este país se respeta y que le vamos a dar la cara”.
Y por distintas vías, canales de televisión, emisoras de radio, periódicos, redes sociales, durante semanas, otros dirigentes del régimen, como el Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, el gobernador de Aragua, Tarek El Aissami, Freddy Bernal, un diputado de apellido Fariñas y muchos, muchos más, lanzaban arengas, proclamas, rogativas, amenazas, admoniciones, salmodias, rezos y persignas contra quien, era más invocado como una suerte de Satanás, Anticristo o Shamán Mayor que, como lo que efectivamente es: un estadista democrático del último medio siglo que brilló por su capacidad para restaurar la democracia española, contribuir al colapso del totalitarismo comunista y apoyar las luchas por la libertad y el respeto alos derechos humanos en todo el mundo.
Y llegó el día, la hora, la mañana del domingo 7 de junio en que Felipe González desembarcó en Caracas, solo, sin guardaespaldas ni comitiva, sin ejércitos ni milicias, en un avión de una línea aérea conocida, bajando las escalerillas como un pasajero cualquiera, sin saludar y como intrigado de no ver multitudes protestando su llegada, haciendo la cola de rutina ante inmigración, y después, cuando se abrieron las puertas de salida, recibiendo un estruendoso aplauso que aún debe repicar en los oídos de los habitantes del litoral central y regiones circunvecinas.
No era, sin embargo, caudaloso el recibimiento que presidían la esposa del Alcalde Metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, Mitzy Capriles y la madre de Leopoldo López, Antonieta Mendoza de López, y con las cuales, se trenzó en un largo y sentido abrazo que, otra vez, fue la manifestación de esa amistad que desde los años 70, cuando la democracia venezolana fue la primera en América en darle la mano a la democracia española, siente por Venezuela y su gente.
El sol quemaba cuando, a eso de la dos de la tarde, no en una caravana, sino acompañado de unos pocos vehículos tomó la autopista Caracas-La Guaira, y de nuevo fue extrañarse de la tranquilidad del tránsito, de que los viajeros iban o venían de la playa sin descentrarse del objetivo de llegar temprano, y sin que un solo grito, la más rupestre pancarta, estuviera alertando que un enemigo mortal pisaba tierra venezolana y había que deshacerse de él como fuera.
La plaza Sucre, de la populosa parroquia de Catia, si le dio la primera visual de la Caracas de hoy, con las multitudes haciendo colas en los negocios abiertos para comprar, ya alimentos, ya medicinas, artículos de limpieza, de higiene personal, lo que hubiere, con no pocos motines de compradores insatisfechos y los guardias nacionales, policías y soldados empujándoles con los fusiles en traviesa para que guardaran el orden.
Volvió a pensar y se le vinieron unas palabras que dijo en su visita anterior a Caracas: Venezuela está al borde de una catástrofe humanitaria si el gobierno de Maduro no resuelve el problema del desabastecimiento, pues, aquí, a diferencia de lo que sucedió en Cuba en los 90, cuando el colapso de la Unión Soviética obligó al llamado “Período Especial” , no existe una burocracia entrenada para distribuir racionalmente productos escasos, sino sumamente incompetente, y habituada a la corrupción y al despilfarro.
Preocupación, inquietud que ha sido central (“centralidad” es una palabra que usa a menudo) en su involucramiento en la crisis venezolana, y que, piensa, es fundamental si se quiere concluir en que, solo a través de la unidad, el diálogo y la lucha es posible evitar la que, no duda en calificar, una “catástrofe humanitaria” en ciernes.
Por tanto, en la reunión que sostuvo el lunes a las 10 y 30 AM con el Alcalde Metropolitano, Antonio Ledezma, en su casa de habitación, por casi dos horas, insistió una y otra vez en la unidad de la oposición, y el diálogo con quien fuese necesario, pues toda demora en encontrarle una solución pacífica a la crisis, no hacía sino recordarle la guerra civil española de finales de los 30.
Fue la misma insistencia que sostuvo en la reunión de las 2 y 30 de la tarde con dirigentes de la MUD en la sede de esa organización, -y en la cual apareció acompañado de Lilian Tintori, la esposa de Leopoldo López, y de Mitzy Capriles, la esposa de Ledezma como para refrescar que cuando hablaba de unidad de la oposición hablaba en serio- y de la cual Chúo Torrealba, el Secretario de la MUD, dijo que había sido “una de las grandes lecciones de política que había recibido en toda su vida”.
Por último, en la actividad final de la agenda de aquel lunes histórico, Felipe González, visitó en su casa de habitación al líder opositor, Teodoro Petkoff, a quien llevaba, nada más y nada menos, que el premio Ortega y Gasset que, semanas antes, le había concedido el diario “El País” y que fue ocasión para recordar la vieja amistad que los unía y las luchas sin descanso que seguían manteniendo contra los dictadores y los violadores de los derechos humanos.
No pudo el expresidente del gobierno español asistir el martes, en su condición de “asesor externo” a la audiencia judicial que estaba pautada para el Alcalde Ledezma que fue suspendida y, mucho menos, trasladarse a la Cárcel de San Juan de los Morros a expresarle su reconocimiento a Leopoldo López y a Daniel Ceballos, pues el gobierno no concedió los permisos.
Pero la “Batalla de Caracas” había sido ganada, Felipe González le dio su apoyo irrestricto a la oposición venezolana, demostrando otra vez que esa era su causa y que se convertía de moto propio en su embajador.
Pero a todas estas –y esta era una pregunta recurrente en la calle- ¿dónde estaban Maduro, y Cabello, y Tania Díaz, y el “Defensor” del Pueblo, y Tarek El Aissami, y Jorge Rodríguez y el tal Fariñas y tantos otros que convocaban a protestar y darle la cara a “ese señor”?
Pues para decirlo en criollo, era como si se los hubiera tragado la tierra y en cuanto a la Batalla de Caracas, no era solo que la habían perdido, sino que no se habían presentado al campo.
Salió Maduro –todo espelucao- a protestar el miércoles porque Felipe González había sido recogido la tarde del martes por un avión de la Fuerza Aérea colombiana para llevarlo a Bogotá a una reunión con el presidente, Juan Manuel Santos, pero es que la gran política se hace para los grandes de la política y no para improvisados, marrulleros y anacrónicos que tienen por jefe a Raúl Castro, y por consejero a su hermano, Fidel.

Manuel Malaver
El legado de la presencia de Felipe González
El Diario de Caracas. Caracas, 14 de junio de 2015

Mario Vargas Llosa: Felipe González en Venezuela


Se equivocan quienes dicen que la visita del expresidente español Felipe González a Venezuela ha sido un fracaso. Yo diría que, más bien, ha constituido todo un éxito y que en los escasos dos días que permaneció en Caracas prestó un gran servicio a la causa de la libertad.
Es verdad que no consiguió visitar al líder opositor Leopoldo López, preso en la cárcel militar de Ramo Verde, ni tampoco asistir a la vista de su juicio ni a la audiencia en que se iba a decidir si se abría proceso al alcalde de Caracas, Antonio Ledezma (preso desde febrero), pues ambas convocatorias fueron aplazadas por los jueces precisamente para impedir que González asistiera a ellas. Pero esto ha servido para mostrar, de manera flagrante, la nula independencia de que goza la justicia en Venezuela, cuyos tribunales y magistrados son meros instrumentos de Maduro, al que sirven y obedecen como perritos falderos.
De otro lado, lo que sí resultó un absoluto fracaso fueron los intentos del Gobierno y jerarcas del régimen de movilizar a la opinión pública contra González. En un acto tan ridículo como ilegal, el Parlamento que preside Diosdado Cabello —acusado por prófugos del chavismo a Estados Unidos de dirigir la mafia del narcotráfico en Venezuela— declaró al líder socialista persona non grata, pero todas las manifestaciones callejeras convocadas contra él fueron minúsculas, conformadas sólo por grupos de esbirros del Gobierno, en tanto que, en todos los lugares públicos donde González se mostró, fue objeto de aplausos entusiastas y una calurosa bienvenida de un público que agradecía el apoyo que significaba su presencia para quienes luchan por salvar a Venezuela de la dictadura.
El triunfo de la oposición no está garantizado en absoluto, debido a las posibilidades de fraude

Su comportamiento, en ese par de días, fue impecable, exento de toda demagogia o provocación. Se reunió con la Mesa de la Unidad Democrática, que agrupa a las principales fuerzas de la oposición, y las exhortó a olvidar sus pequeñas rencillas y diferencias y mantenerse unidas ante el gran objetivo común de ganar las próximas elecciones y resucitar la democracia venezolana, a la que el chavismo ha ido triturando sistemáticamente hasta reducirla a escombros. Aunque todas las encuestas dicen ahora que el apoyo a Maduro no sobrepasa un 20% de la población y que el 80% restante está en contra del régimen, el triunfo de la oposición no está garantizado en absoluto, debido a las posibilidades de fraude y a que, en su desesperación por aferrarse al poder, Maduro y los suyos puedan recurrir al baño de sangre colectivo, del que ha habido ya bastantes anticipos desde la matanza de estudiantes el año pasado. Por eso es indispensable, como dijo González, que todas las fuerzas de la oposición se enfrenten solidarias en la próxima confrontación electoral que el régimen, debido a la presión popular, ha prometido para antes de fin de año.
Pero, quizás, el efecto más importante de la visita de Felipe González a Venezuela, aparte del coraje personal que significó ir allí a solidarizarse con la oposición democrática sabiendo que sería injuriado por la prensa y los gacetilleros del régimen, es el ejemplo que ha dado a la izquierda latinoamericana y europea. Porque hay entre ella, todavía, y no sólo entre los grupos y grupúsculos más radicales y antisistema, sectores que, pese a todo lo que ha ocurrido en los años de chavismo que padece la tierra de Bolívar, alientan todavía simpatías por este régimen y se resisten a criticarlo y a reconocer lo que es: una creciente dictadura cuya política económica y corrupción generalizada ha empobrecido terriblemente al país, que tiene hoy día la inflación más alta del mundo, índices tenebrosos de criminalidad e inseguridad callejera, y donde prácticamente ha desaparecido la libertad de expresión y los atropellos contra los derechos humanos se multiplican cada día.
Es verdad que algunos de los defensores del régimen de Maduro, como los presidentes Rafael Correa, de Ecuador, Evo Morales, de Bolivia, el comandante Ortega, de Nicaragua, Cristina Kirchner, de Argentina, y Dilma Rousseff, de Brasil, lo hacen con hipocresía y duplicidad, elogiándolo en discursos demagógicos, defendiéndolo en los organismos internacionales, pero evitando sistemáticamente imitarlo en sus propias políticas económicas y sociales, muy conscientes de que éstas últimas, si siguieran el modelo chavista, precipitarían a sus países en una catástrofe semejante a la que padece Venezuela.
Algunos de los defensores del régimen de Maduro lo hacen con hipocresía y duplicidad

Aunque en Europa el socialismo ha ido convirtiéndose cada vez más en una social democracia, haciendo suyos los valores liberales tradicionales de tolerancia, coexistencia en la diversidad, respeto a la libertad de opinión y de crítica, elecciones libres, una justicia independiente, y comprendiendo que las nacionalizaciones y el dirigismo económico son incompatibles con el desarrollo y el progreso —véase los esfuerzos que hace la Francia socialista de Hollande y Valls para impulsar el mercado libre, estimular la empresa privada y abrir cada vez más su economía—, todavía en América Latina persisten los mitos colectivistas y estatistas. Lo que Hayek llamaba “el constructivismo”, la idea de que una planificación racionalmente formulada podía ser impuesta a una sociedad para imponer una justicia y un progreso material que tendría en el Estado su instrumento central, pese a que la historia reciente muestra en los casos del desplome de la URSS y la conversión de China Popular en un país capitalista (autoritario) el fracaso de ese modelo, todavía en América Latina sigue siendo la ideología de muchas fuerzas de izquierda, uno de los obstáculos mayores para que el continente, en su conjunto, prospere y se modernice como ha ocurrido, por ejemplo, en el continente asiático.
Felipe González prestó un enorme servicio a España contribuyendo a la modernización del socialismo español, que, antes de él y su equipo, estaba todavía impregnado de marxismo, de “constructivismo” económico y no había asumido resueltamente la cultura democrática. Curiosamente, su adversario de siempre, José María Aznar, hizo algo parecido con la derecha española, a la que impulsó a democratizarse y a modernizarse. Gracias a esa convergencia de ambas fuerzas hacia el centro, España, a una velocidad que nadie hubiera imaginado, pasó, de una dictadura anacrónica, a ser una democracia moderna y funcional y un país cuya prosperidad, no hace muchos años, el mundo entero veía con asombro. Conviene recordarlo ahora cuando, debido a la crisis, ha cundido ese parricidio cívico que pretende achacar todo lo que anda mal en el país a aquella transición gracias a la cual España se salvó de vivir el horror que está viviendo Venezuela.

Mario Vargas Llosa
Felipe González en Venezuela
El País. Madrid, 14 de junio de 2015