Informe Otálvora: Gobierno y Oposición ya están negociando
EDGAR C. OTÁLVORA
Diario Las Américas. Miami, 20 de abril de 2014
“La de Chávez era un dictadura tolerable” en el año 2007, cuando Álvaro Uribe le solicitó que actuara como facilitador ante las Farc para la liberación de secuestrados. El concepto de “dictador tolerable” fue expresado el 7 de abril, en una entrevista radial, por la colombiana Paloma Valencia, senadora recién electa en las listas de Uribe. Paloma Valencia es nieta del expresidente conservador Guillermo León Valencia.
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Ya el Gobierno y la oposición venezolanos están negociando. Si bien tanto el oficialismo como los voceros de la MUD prefieren eludir la palabra “negociación”, el martes 15 de abril, en la sede de la Vicepresidencia Ejecutiva, tuvo lugar la primera reunión formal de negociación. A la cita no asistió Nicolás Maduro quien se encontraba en un evento bailable en el Palacio de Miraflores, a trescientos escasos metros de distancia, celebrando su primer año en la Presidencia. Dos días antes, Maduro afirmó que con las negociaciones aspira que la oposición reconozca “al chavismo como fuerza mayoritaria” y ofreció “avanzar hacia un modelo económico que incluya aún más a los sectores de la oposición y del empresariado”. Con ello, el chavismo radical cree haber confirmado su tesis de la alianza antisocialista que Maduro representaría.
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El encuentro Gobierno-MUD del 15 de abril fue privado, sin cámara de televisión, con asistencia de la comisión de tres cancilleres de países de Unasur y el nuncio apostólico en Caracas. Los cancilleres de Colombia, Ecuador y Brasil volaron a Caracas expresamente para asistir a este encuentro, el cual comenzó con retraso a causa de la tardanza de los representantes oficiales quienes celebraban en Miraflores junto a Maduro. El jefe de la delegación opositora, Ramón Guillermo Aveledo, antes de ingresar a la sala de reuniones denominó el encuentro como “primera sesión de trabajo preparatorio”. Sin embargo, tras tres horas de encuentro, tanto Aveledo como el vicepresidente Ejecutivo Jorge Arreaza, dieron cuenta de los temas tratados y las decisiones tomadas. Era un hecho que la negociación formal había comenzado.
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El rechazo inicial que mostró la oposición hacia Unasur viró en una total aceptación de su participación en las negociaciones con el Gobierno. Unasur fue inicialmente un “acompañante” solicitado por Maduro; luego, a finales del mes de marzo, asumió junto al Vaticano el rol de “tercera parte de buena fe” a solicitud de ambas partes. Ahora Unasur, por solicitud de Gobierno y la MUD, adquirió la condición de “garante” del diálogo, según hizo público el canciller brasileño Luiz Alberto Figueiredo. En tanto, el Vaticano no pretende enviar, por ahora, a su secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolín. La Santa Sede da por suficiente la presencia de su nuncio en Caracas, el arzobispo Aldo Giordano, como representante de la Iglesia en el proceso.
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En paralelo a la condición de “garantes” de las negociaciones Gobierno-MUD, los cancilleres de Brasil y Ecuador, Luiz Figueiredo y su colega ecuatoriano Ricardo Patiño, han optado inconsultamente por actuar como suerte de voceros de las negociaciones. Patiño, durante su viaje nocturno de regreso a Quito grabó una entrevista narrando lo ocurrido en Caracas, a lo cual sumó numerosos tuiteos sobre el tema. Figueiredo, por su parte, convocó una rueda de prensa en Brasilia el 16 de abril para comentar lo negociado en Caracas. La cancillería brasileña, en un inusual ejercicio de indiscreción, inclusive contradijo a Aveledo quien había informado el 15 de abril que el Gobierno Maduro no aceptó el proyecto de Ley de Amnistía. La cancillería brasileña, en su cuenta Twitter, anunció el 16 de abril que el “Gobierno [venezolano] afirmó estar abierto a la discusión del proyecto de amnistía a los presos presentado por la MUD”. El canciller brasileño, con locuacidad poco usual en Itamaraty, incluso afirmó que la oposición venezolana no quiere una “amnistía amplia”.
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Como una demostración del estilo con el cual la oposición venezolana maneja las negociaciones con el Gobierno, el secretario Ejecutivo de la MUD, al referirse a la Ley de Amnistía no habló de “presos políticos”. Aveledo se refirió a “una cantidad de venezolanos, de ahora y de antes, que son prisioneros por causa de sus luchas cívicas”.
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De la información divulgada por los cancilleres de Ecuador y Brasil se desprende que el Gobierno venezolano y la MUD ya acordaron una futura “negociación política” y los “procedimientos” para la designación de los miembros del Consejo Nacional Electoral y de magistrados faltantes en el Tribunal Supremo de Justicia. Igualmente decidieron que la “Comisión de la Verdad” sobre las protestas acontecidas en Venezuela desde el pasado mes de febrero, incorpore personalidades y no sólo parlamentarios. Según Figueiredo, la Comisión examinará todos los hechos acontecidos “es esos disturbios”, es decir, “las muertes, investigar cómo esas muertes acontecieron y su autoría”, así como los casos de “abusos y violaciones de Derechos Humanos”. El brasileño también reveló que el Gobierno habría ofrecido analizar casos aislados de presos políticos para su liberación. Sobre el pedido de medida humanitaria para Ivan Simonovis, encarcelado desde el 2004, el Gobierno habría ofrecido crear una junta médica y pidió que la oposición escuchara un comité oficialista denominado “Victimas del 11 de abril”. En cuanto al desarme de los grupos paramilitares pro-oficialistas, el Gobierno ofreció desarmar “a toda la población civil” insistiendo en que los “colectivos” no están armados. La oposición, según el canciller brasileño, enviará técnicos para exponer políticas económicas al Gobierno.
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Al principio de la tarde del 11 de abril, el presidente de Colombia Juan Manuel Santos arribó a la ciudad de Cúcuta, fronteriza con Venezuela. Su objetivo era realizar un Consejo de Ministros, escuchar a los principales sectores del departamento Norte de Santander y, hacer anuncios para una región especialmente afectada por la situación económica y política venezolana. Las medidas de promoción económica forman parte de un documento denominado “Plan Santos”, coordinado por el alcalde cucuteño Amaris Ramírez. Entre los miembros de la delegación de Santos estaba su ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín, quien había participado en Caracas hasta horas de la madrugada, en la primera reunión televisada entre el Gobierno y la MUD. Santos, en su discurso ante los asistentes al evento celebrado en el Hotel Bolívar de Cúcuta, se mostró optimista sobre las gestiones de Unasur en Venezuela. En tanto, la ministra Holguín habría comentado a algunos asistentes al encuentro sus reservas sobre la real voluntad de las partes para alcanzar acuerdos.
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La visita de Santos a la principal capital de la frontera oriental colombiana fue en respuesta al paro realizado en Cúcuta el 3 de abril. La ciudad, puente comercial con Venezuela, vive una severa crisis económica que se refleja en su tasa de desempleo de 18%, muy superior al 10% a nivel nacional. La sostenida caída del comercio entre Venezuela y Colombia y la devaluación de la moneda venezolana han afectado durante varios años la capacidad exportadora de la industria colombiana, a la vez que ha deteriorado al tradicional sector comercial cucuteño. Los colombianos cada vez venden menos a Venezuela y, por el contrario, se ven estimulados a comprar productos vendidos (aunque no producidos) en Venezuela, dado el subsidio implícito en los precios y la fortaleza del peso ante el bolívar.
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La relevancia del comercio entre Venezuela y Colombia se encuentra en los niveles más bajos de las últimas dos décadas. Venezuela fue el destino del 10% de las exportaciones colombianas a mediados de la década de los años noventa, tiempo de libre comercio dispuesto por los presidentes Carlos Andrés Pérez y Cesar Gaviria Trujillo desde 1992. Luego, Colombia se benefició del boom importador del Gobierno Chávez, al punto que en el año 2007 el 17% de las ventas colombianas al extranjero tenían a Venezuela como destino. Ahora, las cifras del año 2013 indican que las ventas a Venezuela sólo sumaron el 4% de las exportaciones colombianas. Las recurrentes crisis políticas entre Chávez y Álvaro Uribe Vélez, los embargos comerciales aplicados por Venezuela a Colombia y, la más reciente caída de los recursos fiscales en Venezuela, han reorientado las compras en desmedro de los proveedores colombianos. En el año 2007, el 11% de las importaciones venezolanas provenían de Colombia, en tanto, en el año 2012 sólo el 3,8% fue de esa procedencia. El valor de las ventas colombianas a Venezuela en el 2013 fue sólo un tercio del registrado en 2007.
domingo, 20 de abril de 2014
Manuel Malaver: Los estudiantes, los verdaderos héroes del diálogo
Los estudiantes, los verdaderos héroes del diálogo
MANUEL MALAVER
El Diario de Caracas. 20 de abril de 2014
MANUEL MALAVER
El Diario de Caracas. 20 de abril de 2014
Son los estudiantes de la mayoría de las universidades del país, quienes, al lanzarse a las calles a denunciar y demostrar -con riesgo de sus vidas- que el “Socialismo del Siglo XXI” es una farsa que enmascara una cruel y corrupta dictadura, los que deben reclamar y obtener el mérito de haber obligado al azote de Raúl y Fidel Castro, Nicolás Maduro, a sentarse a dialogar con la oposición. Conquista de la que, si bien se han marginado al considerar que es poco lo que puede esperarse de un lacayo que destruye a Venezuela para entregarle sus ruinas a dos dictadores octogenarios y extranjeros, deja un mensaje a la oposición que ha decidido no perder un segundo en la batalla contra los ocupantes y sus agentes: la dictadura es derrotable, pero si las acciones legales y electorales se acompañan con una “permanente” rebelión popular que la desgaste, asfixie y ahogue.
A este respecto, nada más importante que despojar al castrochavismo del ropaje de “dictadura blanda, benigna y benefactora”; que contó, siempre, con el apoyo popular porque “y que” llevó a las mayorías de desposeídos algún alivio en su condición de marginados y excluidos de la distribución de la riqueza, cuando lo que hizo fue empobrecerla más y más, prometerles un futuro donde jamás saldrían de la pobreza (“ser rico es malo” dijo Chávez alguna una vez) y envilecerlos con engañifas para que siempre sufragaran por su “salvador y redentor”.
Lo peor fue, sin embargo, venderles a los venezolanos, y a la comunidad internacional, el contrabando de que su propuesta política y económica (marxistoide y socialistoide) contemplaba un irrestricto respeto a un sistema de democracia constitucional que, en cuanto emanaba de un “acto constituyente” que hizo Chávez aprobar en cuanto tomó la presidencia, trajo el veneno con el que después incautó la independencia de los poderes y destruyó el estado derecho, permitiéndose, a partir de entonces, gobernar al plebiscitario, autoritario y populista.
Encrucijada, en consecuencia, extremadamente compleja y novedosa para la oposición democrática venezolana, que se las vio con un dictador de hecho que jugaba a camuflarse de democrático y granjearse el apoyo de los “bien pensantes” dentro y fuera del país, que aconsejaban ser tolerantes con el tirano.
Es lo que después se ha conocido como “neototalitarismo”, en atención que no se trata de una dictadura stalinista ortodoxa y tradicional, sino de una que busca los mismos fines pero disfrazándose de constitucional y democrática.
No puede afirmarse, sin embargo, que la oposición democrática venezolana tardara mucho en comprender la estratagema -y encontrar la eficacia para enfrentarla-, pues a partir del 2007, bajo la de la MUD, fue ampliando su influencia entre todos los sectores y clases de la sociedad, ganando más y más espacios políticos (8 gobernadores en el 2008, y 70 diputados en el 2010), y el 14 de abril del año pasado derrotó al sucesor de Chávez, Maduro, en unas elecciones presidenciales que se anotó el candidato opositor, Henrique Capriles Radonski.
Pero, paradójicamente, es a partir de este triunfo cuando puede decirse que la oposición (representada en la MUD) inicia una nueva caída en el ascenso que venía experimentando desde el 2007, pues incapaz de demostrar que Maduro había ganado por otro fraude del tenebroso CNE las presidenciales del 2013, y siendo derrotada en las elecciones para alcaldes y concejales del 8 de diciembre siguiente, sufre una especie de electroshock o estado de coma que la conduce a legitimar a Maduro, y reasumir una estrategia de inmovilidad, de la cual se desprende que la única salida es pactar con el “madurato” y esperar por nuevas elecciones que le permitan continuar avanzando… poco a poco.
Lo peor, no obstante, es que el cambio a favor de una coexistencia unilateral con Maduro y sus generales adviene cuando ya se cosechan los efectos del catastrófico modelo socialista de Chávez y el país se cae a pedazos, con un desabastecimiento en productos de la cesta básica que se acerca al 70 por ciento, un 60 por ciento de inflación anual (la más alta del mundo occidental), una depreciación del bolívar en su paridad con el dólar que pasa de los 80 bs X un 1 dólar, y una inseguridad personal que el 2013 cobra la vida de 25.000 venezolanos.
En otras palabras: que el rostro pirata y facineroso del típico estado fallido pero que, además, impone su fracaso a sangre y fuego, empieza a asomar en Venezuela, con el cese del derecho a la libertad de expresión, el acoso con arrestos y causas amañadas de cualquier tipo de oposición, la amenaza de la libreta de racionamiento a la cubana y más y más atropellos a quienes denuncian y se enfrentan a una clásica, típica y ortodoxa dictadura militar que se cubre con la hoja de parra “del socialismo”.
Es en este contexto donde irrumpe en la ciudad de San Cristóbal el 12 de febrero pasado una manifestación estudiantil en protesta porque una compañera de clase había sido violada por agentes policiales, y también donde los cuerpos de seguridad regionales salieron a reprimir con gases lacrimógenos, perdigones, y balas.
Chispa que incendió la pradera seca de la furia nacional, pues en cuestión de horas, días, semanas, toda Venezuela es un solo grito contra la dictadura de Maduro y sus protegidos cubanos, el mamotreto que llaman el “Socialismo del Siglo XXI”, la represión militarista que encabezan connotados generales del “Cartel de los Soles”, la delincuencia organizada y corruptos de todos los pelajes que, bien desde los altos mandos del Estado o de los grupos paramilitares que llaman “colectivos”, saben que destetarse de la piñata petrolera nacional es perderse.
Son dos meses y días en que la dictadura de Maduro y sus generales se lanzó a la calle con guardias nacionales, policías y paramilitares a sofocar la protesta, pero para encontrarse con la sorpresa que, a más gases lacrimógenos, perdigones, balas, muertos, heridos, torturas y encarcelados, se suman más y más manifestantes que pronto hacen una gigantesca oleada que amenaza con envolverlos.
Es una violación masiva de los derechos humanos que ha dejado claro ante la comunidad internacional que Venezuela está en manos de una neodictadura que ha sido obligada a aceptar un diálogo con la oposición para agenciar medidas que eviten que el país se despeñe por una guerra civil.
El diálogo se inició el jueves de la semana pasada, la oposición fue representada por la MUD y después de una segunda reunión es difícil predecir cuáles serán sus resultados y si traerán algún alivio a la crisis nacional que se profundiza y expande.
Los estudiantes se han negado a participar en el diálogo, y aun a avalarlo, alegando que no están dadas las condiciones para que el “madurato” pueda ceder en algo, pero sin que ello evite que, tal como sucedió en los años 1928 y 1958, cuando iniciaron los procesos que dieron al traste con dos dictaduras: la de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez el país perciba que, de su coraje, inspiración y patriotismo, salió de nuevo la energía para liberar a Venezuela.
Por Manuel Malaver / El Diario de Caracas
@MMalaverM
Lo peor fue, sin embargo, venderles a los venezolanos, y a la comunidad internacional, el contrabando de que su propuesta política y económica (marxistoide y socialistoide) contemplaba un irrestricto respeto a un sistema de democracia constitucional que, en cuanto emanaba de un “acto constituyente” que hizo Chávez aprobar en cuanto tomó la presidencia, trajo el veneno con el que después incautó la independencia de los poderes y destruyó el estado derecho, permitiéndose, a partir de entonces, gobernar al plebiscitario, autoritario y populista.
Encrucijada, en consecuencia, extremadamente compleja y novedosa para la oposición democrática venezolana, que se las vio con un dictador de hecho que jugaba a camuflarse de democrático y granjearse el apoyo de los “bien pensantes” dentro y fuera del país, que aconsejaban ser tolerantes con el tirano.
Es lo que después se ha conocido como “neototalitarismo”, en atención que no se trata de una dictadura stalinista ortodoxa y tradicional, sino de una que busca los mismos fines pero disfrazándose de constitucional y democrática.
No puede afirmarse, sin embargo, que la oposición democrática venezolana tardara mucho en comprender la estratagema -y encontrar la eficacia para enfrentarla-, pues a partir del 2007, bajo la de la MUD, fue ampliando su influencia entre todos los sectores y clases de la sociedad, ganando más y más espacios políticos (8 gobernadores en el 2008, y 70 diputados en el 2010), y el 14 de abril del año pasado derrotó al sucesor de Chávez, Maduro, en unas elecciones presidenciales que se anotó el candidato opositor, Henrique Capriles Radonski.
Pero, paradójicamente, es a partir de este triunfo cuando puede decirse que la oposición (representada en la MUD) inicia una nueva caída en el ascenso que venía experimentando desde el 2007, pues incapaz de demostrar que Maduro había ganado por otro fraude del tenebroso CNE las presidenciales del 2013, y siendo derrotada en las elecciones para alcaldes y concejales del 8 de diciembre siguiente, sufre una especie de electroshock o estado de coma que la conduce a legitimar a Maduro, y reasumir una estrategia de inmovilidad, de la cual se desprende que la única salida es pactar con el “madurato” y esperar por nuevas elecciones que le permitan continuar avanzando… poco a poco.
Lo peor, no obstante, es que el cambio a favor de una coexistencia unilateral con Maduro y sus generales adviene cuando ya se cosechan los efectos del catastrófico modelo socialista de Chávez y el país se cae a pedazos, con un desabastecimiento en productos de la cesta básica que se acerca al 70 por ciento, un 60 por ciento de inflación anual (la más alta del mundo occidental), una depreciación del bolívar en su paridad con el dólar que pasa de los 80 bs X un 1 dólar, y una inseguridad personal que el 2013 cobra la vida de 25.000 venezolanos.
En otras palabras: que el rostro pirata y facineroso del típico estado fallido pero que, además, impone su fracaso a sangre y fuego, empieza a asomar en Venezuela, con el cese del derecho a la libertad de expresión, el acoso con arrestos y causas amañadas de cualquier tipo de oposición, la amenaza de la libreta de racionamiento a la cubana y más y más atropellos a quienes denuncian y se enfrentan a una clásica, típica y ortodoxa dictadura militar que se cubre con la hoja de parra “del socialismo”.
Es en este contexto donde irrumpe en la ciudad de San Cristóbal el 12 de febrero pasado una manifestación estudiantil en protesta porque una compañera de clase había sido violada por agentes policiales, y también donde los cuerpos de seguridad regionales salieron a reprimir con gases lacrimógenos, perdigones, y balas.
Chispa que incendió la pradera seca de la furia nacional, pues en cuestión de horas, días, semanas, toda Venezuela es un solo grito contra la dictadura de Maduro y sus protegidos cubanos, el mamotreto que llaman el “Socialismo del Siglo XXI”, la represión militarista que encabezan connotados generales del “Cartel de los Soles”, la delincuencia organizada y corruptos de todos los pelajes que, bien desde los altos mandos del Estado o de los grupos paramilitares que llaman “colectivos”, saben que destetarse de la piñata petrolera nacional es perderse.
Son dos meses y días en que la dictadura de Maduro y sus generales se lanzó a la calle con guardias nacionales, policías y paramilitares a sofocar la protesta, pero para encontrarse con la sorpresa que, a más gases lacrimógenos, perdigones, balas, muertos, heridos, torturas y encarcelados, se suman más y más manifestantes que pronto hacen una gigantesca oleada que amenaza con envolverlos.
Es una violación masiva de los derechos humanos que ha dejado claro ante la comunidad internacional que Venezuela está en manos de una neodictadura que ha sido obligada a aceptar un diálogo con la oposición para agenciar medidas que eviten que el país se despeñe por una guerra civil.
El diálogo se inició el jueves de la semana pasada, la oposición fue representada por la MUD y después de una segunda reunión es difícil predecir cuáles serán sus resultados y si traerán algún alivio a la crisis nacional que se profundiza y expande.
Los estudiantes se han negado a participar en el diálogo, y aun a avalarlo, alegando que no están dadas las condiciones para que el “madurato” pueda ceder en algo, pero sin que ello evite que, tal como sucedió en los años 1928 y 1958, cuando iniciaron los procesos que dieron al traste con dos dictaduras: la de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez el país perciba que, de su coraje, inspiración y patriotismo, salió de nuevo la energía para liberar a Venezuela.
Por Manuel Malaver / El Diario de Caracas
@MMalaverM
Andrés Oppenheimer: El primer aniversario de Nicolás Maduro
El primer aniversario de Nicolás Maduro
Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2014/04/20/1729988/oppenheimer-el-primer-aniversario.html#storylink=cpy
ANDRÉS OPPENHEIMER
El Nuevo Herald. Miami, 20 de abril de 2014
Ahora que el presidente venezolano Nicolás Maduro ha cumplido su primer año en el poder, es un buen momento para hacer una evaluación desapasionada de lo que ha pasado en Venezuela desde que asumió la presidencia el 19 de abril de 2013, y tratar de anticipar lo que vendrá.
Veamos los hechos concretos:
• El índice anual de inflación de Venezuela ha aumentado desde el 27.6 por ciento en 2012 hasta el 56.7 por ciento —el más alto del mundo— en 2013, según las cifras oficiales del Banco Central de Venezuela. La inflación ha aumentado más, hasta el 57.3 por ciento, en febrero de este año, según el ente emisor.
La previsión de inflación anual del FMI calcula que el índice subirá al 75 por ciento a fines de este año, según el director de la división del Hemisferio Occidental de esa institución, Alejandro Werner.
• La economía venezolana creció sólo un 0.7 por ciento en 2013 —el índice de crecimiento más bajo de Latinoamérica— y se calcula que se contraerá un 0.5 por ciento en 2014, según el Banco Mundial. Una vez más Venezuela será el país latinoamericano de peor desempeño este año, según los cálculos de esa institución multilateral.
• La escasez de alimentos ha aumentado desde el 15.9 por ciento de alimentos esenciales en 2012 hasta un 35.2 por ciento en 2013, según un estudio de Datanalisis publicado por el diario venezolano El Universal el 17 de marzo. En los primeros dos meses de 2014, la escasez de alimentos ha aumentado al 47.7 por ciento de los alimentos esenciales, según el informe.
Entre otros alimentos esenciales, hay escasez de leche, queso, harina, azúcar, carne, pollo, papel higiénico y otros productos sujetos a los controles de precio del gobierno. Desde primera hora de la mañana, muchos venezolanos tienen que formar largas filas en las afueras de los supermercados que disponen de esos productos.
• El índice de homicidios de Venezuela aumentó de 73 muertes por cada 100,000 habitantes en 2012 hasta 79 muertes por cada 100,000 personas en 2013, según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), un grupo independiente. En ausencia de cifras oficiales confiables, con los datos del OVV se estima que la tasa de homicidios se ha cuadruplicado desde hace 15 años cuando el fallecido presidente Hugo Chávez asumió la presidencia.
• La violencia política ha dejado un saldo de 41 muertes y cientos de heridos desde que comenzaron las protestas estudiantiles contra Maduro el 12 de febrero, según cifras oficiales.
El gobierno de Maduro ha aumentado la represión, los arrestos arbitrarios, la censura a los medios y otras violaciones de las libertades básicas, según grupos internacionales de defensa de los derechos humanos. Las fuerzas del gobierno “han empleado una fuerza excesiva e ilegal contra los manifestantes”, incluyendo “golpizas a los detenidos y disparos contra multitudes de personas desarmadas”, dijo Human Rights Watch. El gobierno de Maduro también sacó del aire al canal internacional de Colombia NTN24, y ha amenazado con censurar Twitter y cerrar CNN en el país.
• Maduro dice que es víctima de una conspiración del “imperio” para asesinarlo, derrocar a su gobierno y apoderarse del petróleo venezolano, pero nunca ha dado pruebas concretas de la presunta conspiración de Washington. Los opositores dicen que Maduro, al igual que Chávez antes que él, inventan supuestas conspiraciones a diario para justificar sus abusos de poder.
Mi opinión: el mayor problema de Venezuela —y la clave para resolver su actual crisis política— es el tema no resuelto de la legitimidad de Maduro.
Maduro fue proclamado presidente por apenas un 1.4 por ciento del voto tras un cuestionado proceso electoral en 2013, en que no permitió un tribunal electoral independiente, ni observadores internacionales que no fueran de países amigos, ni igual tiempo de televisión para su rival. Si las elecciones venezolanas hubieran sido más creíbles, gran parte del actual derramamiento de sangre podría haberse evitado.
Ahora, con la economía en ruinas, Maduro se encuentra en un aprieto. El FMI y la mayoría de los economistas coinciden en que ningún país puede mantener durante varios años índices de inflación de más del 50 por ciento sin caer en la hiperinflación, o adoptar medidas de austeridad draconianas que logren bajar la inflación.
En otras palabras, Maduro está ante la alternativa de encaminarse hacia la hiperinflación, que usualmente lleva al caos político y a revoluciones, o adoptar un paquete de austeridad como los que recomienda el FMI, lo que significaría desmantelar su “revolución socialista” en Venezuela.
Por su propio bien, Maduro debería aprovechar el actual diálogo con la oposición —supervisado por el Vaticano y la UNASUR— y crear un tribunal electoral neutral que sea creíble para todos los sectores, que se encargue de supervisar las próximas elecciones. Esa es la clave para devolverle a Venezuela un poco de paz social, y de esperanza.
Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2014/04/20/1729988/oppenheimer-el-primer-aniversario.html#storylink=cpy
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El Nuevo Herald. Miami, 20 de abril de 2014
Ahora que el presidente venezolano Nicolás Maduro ha cumplido su primer año en el poder, es un buen momento para hacer una evaluación desapasionada de lo que ha pasado en Venezuela desde que asumió la presidencia el 19 de abril de 2013, y tratar de anticipar lo que vendrá.
Veamos los hechos concretos:
• El índice anual de inflación de Venezuela ha aumentado desde el 27.6 por ciento en 2012 hasta el 56.7 por ciento —el más alto del mundo— en 2013, según las cifras oficiales del Banco Central de Venezuela. La inflación ha aumentado más, hasta el 57.3 por ciento, en febrero de este año, según el ente emisor.
La previsión de inflación anual del FMI calcula que el índice subirá al 75 por ciento a fines de este año, según el director de la división del Hemisferio Occidental de esa institución, Alejandro Werner.
• La economía venezolana creció sólo un 0.7 por ciento en 2013 —el índice de crecimiento más bajo de Latinoamérica— y se calcula que se contraerá un 0.5 por ciento en 2014, según el Banco Mundial. Una vez más Venezuela será el país latinoamericano de peor desempeño este año, según los cálculos de esa institución multilateral.
• La escasez de alimentos ha aumentado desde el 15.9 por ciento de alimentos esenciales en 2012 hasta un 35.2 por ciento en 2013, según un estudio de Datanalisis publicado por el diario venezolano El Universal el 17 de marzo. En los primeros dos meses de 2014, la escasez de alimentos ha aumentado al 47.7 por ciento de los alimentos esenciales, según el informe.
Entre otros alimentos esenciales, hay escasez de leche, queso, harina, azúcar, carne, pollo, papel higiénico y otros productos sujetos a los controles de precio del gobierno. Desde primera hora de la mañana, muchos venezolanos tienen que formar largas filas en las afueras de los supermercados que disponen de esos productos.
• El índice de homicidios de Venezuela aumentó de 73 muertes por cada 100,000 habitantes en 2012 hasta 79 muertes por cada 100,000 personas en 2013, según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), un grupo independiente. En ausencia de cifras oficiales confiables, con los datos del OVV se estima que la tasa de homicidios se ha cuadruplicado desde hace 15 años cuando el fallecido presidente Hugo Chávez asumió la presidencia.
• La violencia política ha dejado un saldo de 41 muertes y cientos de heridos desde que comenzaron las protestas estudiantiles contra Maduro el 12 de febrero, según cifras oficiales.
El gobierno de Maduro ha aumentado la represión, los arrestos arbitrarios, la censura a los medios y otras violaciones de las libertades básicas, según grupos internacionales de defensa de los derechos humanos. Las fuerzas del gobierno “han empleado una fuerza excesiva e ilegal contra los manifestantes”, incluyendo “golpizas a los detenidos y disparos contra multitudes de personas desarmadas”, dijo Human Rights Watch. El gobierno de Maduro también sacó del aire al canal internacional de Colombia NTN24, y ha amenazado con censurar Twitter y cerrar CNN en el país.
• Maduro dice que es víctima de una conspiración del “imperio” para asesinarlo, derrocar a su gobierno y apoderarse del petróleo venezolano, pero nunca ha dado pruebas concretas de la presunta conspiración de Washington. Los opositores dicen que Maduro, al igual que Chávez antes que él, inventan supuestas conspiraciones a diario para justificar sus abusos de poder.
Mi opinión: el mayor problema de Venezuela —y la clave para resolver su actual crisis política— es el tema no resuelto de la legitimidad de Maduro.
Maduro fue proclamado presidente por apenas un 1.4 por ciento del voto tras un cuestionado proceso electoral en 2013, en que no permitió un tribunal electoral independiente, ni observadores internacionales que no fueran de países amigos, ni igual tiempo de televisión para su rival. Si las elecciones venezolanas hubieran sido más creíbles, gran parte del actual derramamiento de sangre podría haberse evitado.
Ahora, con la economía en ruinas, Maduro se encuentra en un aprieto. El FMI y la mayoría de los economistas coinciden en que ningún país puede mantener durante varios años índices de inflación de más del 50 por ciento sin caer en la hiperinflación, o adoptar medidas de austeridad draconianas que logren bajar la inflación.
En otras palabras, Maduro está ante la alternativa de encaminarse hacia la hiperinflación, que usualmente lleva al caos político y a revoluciones, o adoptar un paquete de austeridad como los que recomienda el FMI, lo que significaría desmantelar su “revolución socialista” en Venezuela.
Por su propio bien, Maduro debería aprovechar el actual diálogo con la oposición —supervisado por el Vaticano y la UNASUR— y crear un tribunal electoral neutral que sea creíble para todos los sectores, que se encargue de supervisar las próximas elecciones. Esa es la clave para devolverle a Venezuela un poco de paz social, y de esperanza.
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Túlio Hernández: Lobotomías del poder
Lobotomías del poder
TULIO HERNÁNDEZ
El Nacional. Caracas, 20 de abril de 2014
Incluso en La Habana se siente el efecto del debate, que no diálogo de paz, ocurrido en el Palacio de Miraflores, entre los representantes del oficialismo y los de la oposición democrática, el pasado jueves 12 de abril.
La bloguera Yoani Sánchez, quien se ha convertido en nuestro ojo avizor desde los intestinos del otro Imperio, el del Partido Comunista cubano, se ha dedicado a contarnos el impacto que la conversación entre gobernantes y opositores, entre la élite promotora del socialismo del siglo XXI y la vario pinta dirigencia de la resistencia democrática, sostuvo durante varias horas ante el ojo implacable de la televisión en vivo.
Para ellos, cuenta la habanera bloguera, el asunto fue espectacular. Gracias a la generosidad –también podríamos decir que a la ingenuidad– de Telesur, los cubanos secuestrados en la isla pudieron presenciar algo que jamás en su vida podrían haber imaginado: ver a la alta dirigencia de un régimen que se autocalifica de revolucionario y socialista, que se equipara con la Cuba comunista –mitad herencia de Fidel y el Che, mitad obra del Comandante Supremo– tener que soportar la andanada de críticas, denuncias, cuestionamientos e, incluso, burlas e ironías proferidas ante la nación en pleno por la dirigencia opositora. Fin de mundo ¡a Fidel nadie jamás le hubiese hablado así!
Yoani Sánchez relata que la gente en la calle comentaba sonreída, mejor si el lector intenta pronunciarlo con acento, algo así como: “Oye mi socio, barrieron el piso con Nicolás Maduro”. Sostiene que este será un día inolvidable y que nadie puede aún prever las consecuencias de opinión pública que el suceso va a tener para el futuro de la isla roja.
En Venezuela el impacto también ha sido grande. Aunque todavía es muy temprano para medir sus consecuencias plenas, no hay que hacer un gran esfuerzo para imaginar el efecto que debe haber tenido en aquellos televidentes rojos, que sólo sintonizan Venezolana de Televisión y sus filiales, tener la oportunidad de escuchar la voz y los gestos de un grupo humano que se suponía come niños, mata inocentes, sólo habla inglés y escupe fuego por la boca, y encontrarse, en cambio, con la sorpresa de unos señores que hablaban con serenidad cuando había que hacerlo, o con contundencia cuando era necesario, pero que en todo caso lo hacían con mayor cordura e inteligencia y un castellano mejor construido, e infinitamente mejor pronunciado, que el de los voceros de la cúpula roja.
Y esa ha sido la otra sorpresa que nos deparó el debate, que no diálogo de paz, del jueves 12. La de permitirnos comprobar los efectos demoledores que los catorce años de una sola cabeza, la del Comandante Celestial, pensando por todas las demás ha tenido en el intelecto de la dirigencia política roja.
Fue dramático. Metiendo en una licuadora el largometraje de sus intervenciones, apenas si podríamos obtener un mililitro de pensamiento. Lo que presenciamos aquella noche de jueves no fue otra cosa que pereza mental en estado puro, catálogo de carencias, pensamiento postergado, estancamiento intelectual a mares llenos.
No había ideas, solo consignas. No propuestas de futuro, sí recuerdo reiterativo de agresiones del pasado. A falta de soluciones y proyectos, sobredosis de resentimientos y reconcomios. Noche de lugares comunes lamidos ortodoxamente desde el siglo XIX por generaciones y generaciones de repetidores de consignas. Temíamos que los chavistas prendieran el ventilador frente al excremento, pero la noche terminó como un jueves de pupusitos ideológicos inoloros. Lo decía Ludovico Silva en Marxistas, marxólogos y marcianos: “Si los loros fuesen marxistas, serían marxistas dogmáticos”.
Asusta ver en lo que se han convertido algunos dirigentes, en otro tiempo amigos, a quienes alguna vez les escuchamos decir cosas por lo menos sensatas. No queda duda: el costo del poder puede ser una lobotomía y los caudillos todopoderosos sus mejores artífices.
TULIO HERNÁNDEZ
El Nacional. Caracas, 20 de abril de 2014
Incluso en La Habana se siente el efecto del debate, que no diálogo de paz, ocurrido en el Palacio de Miraflores, entre los representantes del oficialismo y los de la oposición democrática, el pasado jueves 12 de abril.
La bloguera Yoani Sánchez, quien se ha convertido en nuestro ojo avizor desde los intestinos del otro Imperio, el del Partido Comunista cubano, se ha dedicado a contarnos el impacto que la conversación entre gobernantes y opositores, entre la élite promotora del socialismo del siglo XXI y la vario pinta dirigencia de la resistencia democrática, sostuvo durante varias horas ante el ojo implacable de la televisión en vivo.
Para ellos, cuenta la habanera bloguera, el asunto fue espectacular. Gracias a la generosidad –también podríamos decir que a la ingenuidad– de Telesur, los cubanos secuestrados en la isla pudieron presenciar algo que jamás en su vida podrían haber imaginado: ver a la alta dirigencia de un régimen que se autocalifica de revolucionario y socialista, que se equipara con la Cuba comunista –mitad herencia de Fidel y el Che, mitad obra del Comandante Supremo– tener que soportar la andanada de críticas, denuncias, cuestionamientos e, incluso, burlas e ironías proferidas ante la nación en pleno por la dirigencia opositora. Fin de mundo ¡a Fidel nadie jamás le hubiese hablado así!
Yoani Sánchez relata que la gente en la calle comentaba sonreída, mejor si el lector intenta pronunciarlo con acento, algo así como: “Oye mi socio, barrieron el piso con Nicolás Maduro”. Sostiene que este será un día inolvidable y que nadie puede aún prever las consecuencias de opinión pública que el suceso va a tener para el futuro de la isla roja.
En Venezuela el impacto también ha sido grande. Aunque todavía es muy temprano para medir sus consecuencias plenas, no hay que hacer un gran esfuerzo para imaginar el efecto que debe haber tenido en aquellos televidentes rojos, que sólo sintonizan Venezolana de Televisión y sus filiales, tener la oportunidad de escuchar la voz y los gestos de un grupo humano que se suponía come niños, mata inocentes, sólo habla inglés y escupe fuego por la boca, y encontrarse, en cambio, con la sorpresa de unos señores que hablaban con serenidad cuando había que hacerlo, o con contundencia cuando era necesario, pero que en todo caso lo hacían con mayor cordura e inteligencia y un castellano mejor construido, e infinitamente mejor pronunciado, que el de los voceros de la cúpula roja.
Y esa ha sido la otra sorpresa que nos deparó el debate, que no diálogo de paz, del jueves 12. La de permitirnos comprobar los efectos demoledores que los catorce años de una sola cabeza, la del Comandante Celestial, pensando por todas las demás ha tenido en el intelecto de la dirigencia política roja.
Fue dramático. Metiendo en una licuadora el largometraje de sus intervenciones, apenas si podríamos obtener un mililitro de pensamiento. Lo que presenciamos aquella noche de jueves no fue otra cosa que pereza mental en estado puro, catálogo de carencias, pensamiento postergado, estancamiento intelectual a mares llenos.
No había ideas, solo consignas. No propuestas de futuro, sí recuerdo reiterativo de agresiones del pasado. A falta de soluciones y proyectos, sobredosis de resentimientos y reconcomios. Noche de lugares comunes lamidos ortodoxamente desde el siglo XIX por generaciones y generaciones de repetidores de consignas. Temíamos que los chavistas prendieran el ventilador frente al excremento, pero la noche terminó como un jueves de pupusitos ideológicos inoloros. Lo decía Ludovico Silva en Marxistas, marxólogos y marcianos: “Si los loros fuesen marxistas, serían marxistas dogmáticos”.
Asusta ver en lo que se han convertido algunos dirigentes, en otro tiempo amigos, a quienes alguna vez les escuchamos decir cosas por lo menos sensatas. No queda duda: el costo del poder puede ser una lobotomía y los caudillos todopoderosos sus mejores artífices.
Elsa Cardozo: Por el futuro que queremos
Por el futuro que queremos
ELSA CARDOZO
El Nacional. Caracas, 20 de abril de 2014
La convocatoria estudiantil del 12 deabril, dos días después del diálogo en Miraflores, reafirmó la perseverancia y valentíade los estudiantes, inconformes ante nuestro caótico presente y afanados porforjar un mejor futuro. También fue reafirmación de la sordera y violencia deun régimen que nos retrotrae a lo más oscuro de nuestro pasado. Poco pudieronandar los caminantes porque el Gobierno, una vez más, les cerró el paso represivamente. De un ladolos jóvenes, alma de la protesta, que reclamansu derecho al movimiento necesario para construir y vivir mejores vidas; delotro, el Gobierno, ya añejo, empeñado enparalizarlos.
ELSA CARDOZO
El Nacional. Caracas, 20 de abril de 2014
La convocatoria estudiantil del 12 deabril, dos días después del diálogo en Miraflores, reafirmó la perseverancia y valentíade los estudiantes, inconformes ante nuestro caótico presente y afanados porforjar un mejor futuro. También fue reafirmación de la sordera y violencia deun régimen que nos retrotrae a lo más oscuro de nuestro pasado. Poco pudieronandar los caminantes porque el Gobierno, una vez más, les cerró el paso represivamente. De un ladolos jóvenes, alma de la protesta, que reclamansu derecho al movimiento necesario para construir y vivir mejores vidas; delotro, el Gobierno, ya añejo, empeñado enparalizarlos.
El Gobierno había tenido que sentarse,
encadena televisada y ante testigos internacionales presenciales,
conrepresentantes de la Mesa de Unidad Democrática. La noche del 10 al 11 de
abrilquedó a la vista la brecha enorme entre los discursos sucesivos de un lado
yotro de la mesa. Quizá la más grande fue la del monocorde discurrir
deloficialismo en sus acusaciones a otros y al pasado para
evadirresponsabilidades y adornar el derrumbe, en visible contraste con la
pluralidaddel diagnóstico opositor y su acento en propuestas para comenzar a
superar lascrisis presentes, desde ahora y en adelante.
De la marcha del 12 también
quedaronregistros muy distintos, a semejanza de los acumulados en los últimos
dosmeses. En unos brilla la vanguardia estudiantil que con su admirable
compromisoy coraje encabezó la marcha “por el futuro que queremos”, con los ojos
puestosen la recuperación del país. Recuperación necesaria para poder
vivir,desarrollarse profesionalmente, sentirse parte de una sociedad en la que
cadacual, desde sus convicciones y preferencias, oficios y profesiones, ponga su mejor
esfuerzo.
Otra cosa son las sombrías evidenciasgráficas del bloqueo militar a la
marcha, el desmantelamiento de la tarima, lapersecución de manifestantes, entre
gases y perdigones, y la arbitrariedad delas detenciones; en suma, el empeño
oficialista por construir una barricadaenorme, armada y única que mantenga a la
sociedad partida en dos.
Si algo va quedando más que confirmado,en
dichos y hechos, es que la responsabilidad fundamental de la pérdida de
lasinstituciones y de la posibilidad pacífica de recuperarlas no está en
laoposición. Precisamente por eso, nada de lo que ocurriera o dejara de
ocurriren la mesa de diálogo contradice ni disminuyela
importancia de lo que se haga fuera de ella. Es la protesta lo que ha llevadoal
Gobierno a sentarse, mientras no ceja en el empeño de desprestigiar ysofocar a
quienes lo contrarían. Y sí, por supuesto, procura ganar tiempo,apostando a que
la represión y algunos paños calientes en la economía diluyan lasexpresiones de
descontento.
En circunstancias que plantean
enormesdesafíos para la organización y las estrategias opositoras orientadas a
larecuperación de la democracia en Venezuela, ha sido y sigue siendo crucial y
admirableel fuelle estudiantil. Los jóvenes venezolanos han ofrecido vidas y
aliento paraque la movilización ciudadana haga suyo el reclamo de libertad junto
con losque se originan en la precariedad económica y la indefensión ante
lainseguridad. Hay mucho que agradecerles, mucho también que respetar y aprender
desu coraje y compromiso con el país.
elsacardozo@gmail.comFernando Luis Egaña: Normalización es continuismo
Normalización es continuismo
FERNANDO LUIS EGAÑA
El Nacional. Caracas, 20 de abril de 2014
Según voceros de la comisión de Unasur, ésta busca la "normalización" de la situación política del país, lo que desde luego significa en la práctica que la hegemonía impere sin mayores resistencias, o imponga su parecer sin mayores conflictos. Eso que el canciller ecuatoriano y factótum de la comisión, Ricardo Patiño, ha llamado el "normal funcionamiento" del estado de derecho y de la institucionalidad...
Para lograr ese cometido se pretende que las reuniones miraflorinas o ministeriales del diálogo sean el escenario principal para la dinámica oposición-hegemonía, mientras que las protestas estudiantiles, vecinales, socio-políticas, vayan disminuyendo en frecuencia e intensidad, hasta confundirse con las expresiones puntuales de malestar o reclamo que, en tanto fragmentadas y diversas, no suponen un riesgo para el continuismo hegemónico.
Es decir, menos Gaby Arellano y más Edgar Zambrano, lo que sería un craso error, porque el presente necesita mucho más del aguerrido movimiento estudiantil que de los políticos de cabildeo. Todos son importantes, sin duda, pero la prioridad debería estar en fortalecer la presión popular y no en soslayarla. Lo dijo con acierto Julio Borges: no es diálogo o protesta sino diálogo y protesta.
Y para que sea así, de verdad, del dicho se pasa al hecho. Esperemos que ello ocurra. Esperemos que la plataforma unitaria se entrelace con los movimientos de calle de todo el país. Esperemos que en esta oportunidad la hegemonía no consiga oxigenarse con el concurso de variados opositores formales.
Y es que la vigencia de la ruta política, constitucional y electoral para superar al poder establecido, depende, en gran medida, de que exista presión popular. Algunos piensan lo contrario: que las protestas introducen un elemento de incertidumbre que pone en riesgo la ruta señalada. Pero se equivocan. Lo que en Miraflores, La Habana y la comisión de Unasur denominan la "normalización", es lo que aleja las posibilidades de una salida constitucional a la tragedia que padece Venezuela.
Porque "normalización" es un eufemismo para el "continuismo". Y el conjunto de los venezolanos sabe bien qué implica eso: más penuria económica, más violencia criminal, más abuso de poder, más represión, más dificultades de todo tipo para la vida diaria de las personas, las familias y las comunidades. Y todo ello dentro de una "jaula institucional" que Maduro y compañía denominan "democracia revolucionaria".
La protesta justa y legítima, que surge de esas realidades, no debe ser puesta de lado por una mesa de diálogo. El oficialismo, desde luego, quiere hacerlo y por ello es que la oposición no debe permitirlo. Más grave sería que el debilitamiento de las protestas, también estuviera en los planes de elementos opositores, tanto por razones de competencia o mezquindad política como por motivaciones de índole burocrática.
El próximo desarrollo de los acontecimientos dirá si las prevenciones al respecto tienen o no asidero. En todo caso, la experiencia ha demostrado que la presión de la protesta es indispensable para que cuajen las posibilidades de un cambio sustancial. Y no hacía terrenos inexplorados o saltos en el vacío, sino hacía la vigencia efectiva de una democracia constitucional.
flegana@gmail.com
FERNANDO LUIS EGAÑA
El Nacional. Caracas, 20 de abril de 2014
Según voceros de la comisión de Unasur, ésta busca la "normalización" de la situación política del país, lo que desde luego significa en la práctica que la hegemonía impere sin mayores resistencias, o imponga su parecer sin mayores conflictos. Eso que el canciller ecuatoriano y factótum de la comisión, Ricardo Patiño, ha llamado el "normal funcionamiento" del estado de derecho y de la institucionalidad...
Para lograr ese cometido se pretende que las reuniones miraflorinas o ministeriales del diálogo sean el escenario principal para la dinámica oposición-hegemonía, mientras que las protestas estudiantiles, vecinales, socio-políticas, vayan disminuyendo en frecuencia e intensidad, hasta confundirse con las expresiones puntuales de malestar o reclamo que, en tanto fragmentadas y diversas, no suponen un riesgo para el continuismo hegemónico.
Es decir, menos Gaby Arellano y más Edgar Zambrano, lo que sería un craso error, porque el presente necesita mucho más del aguerrido movimiento estudiantil que de los políticos de cabildeo. Todos son importantes, sin duda, pero la prioridad debería estar en fortalecer la presión popular y no en soslayarla. Lo dijo con acierto Julio Borges: no es diálogo o protesta sino diálogo y protesta.
Y para que sea así, de verdad, del dicho se pasa al hecho. Esperemos que ello ocurra. Esperemos que la plataforma unitaria se entrelace con los movimientos de calle de todo el país. Esperemos que en esta oportunidad la hegemonía no consiga oxigenarse con el concurso de variados opositores formales.
Y es que la vigencia de la ruta política, constitucional y electoral para superar al poder establecido, depende, en gran medida, de que exista presión popular. Algunos piensan lo contrario: que las protestas introducen un elemento de incertidumbre que pone en riesgo la ruta señalada. Pero se equivocan. Lo que en Miraflores, La Habana y la comisión de Unasur denominan la "normalización", es lo que aleja las posibilidades de una salida constitucional a la tragedia que padece Venezuela.
Porque "normalización" es un eufemismo para el "continuismo". Y el conjunto de los venezolanos sabe bien qué implica eso: más penuria económica, más violencia criminal, más abuso de poder, más represión, más dificultades de todo tipo para la vida diaria de las personas, las familias y las comunidades. Y todo ello dentro de una "jaula institucional" que Maduro y compañía denominan "democracia revolucionaria".
La protesta justa y legítima, que surge de esas realidades, no debe ser puesta de lado por una mesa de diálogo. El oficialismo, desde luego, quiere hacerlo y por ello es que la oposición no debe permitirlo. Más grave sería que el debilitamiento de las protestas, también estuviera en los planes de elementos opositores, tanto por razones de competencia o mezquindad política como por motivaciones de índole burocrática.
El próximo desarrollo de los acontecimientos dirá si las prevenciones al respecto tienen o no asidero. En todo caso, la experiencia ha demostrado que la presión de la protesta es indispensable para que cuajen las posibilidades de un cambio sustancial. Y no hacía terrenos inexplorados o saltos en el vacío, sino hacía la vigencia efectiva de una democracia constitucional.
flegana@gmail.com
Soledad Morillo Belloso: ¿Como la guayabera?
¿Como la guayabera?
SOLEDAD MORILLO BELLOSO
El Universal. Caracas, 20 de abril de 2014
Nuestro país, un rompecabezas con las piezas rotas, sufre de la enfermedad de la desconfianza.
Quienes alguito sabemos sobre el complejo tema de la resolución de conflictos entendemos que en muchos casos es mejor que las reuniones se hagan a puerta cerrada. Pero el proceso de diálogo en Venezuela es la excepción a esa regla no escrita.
Nuestro país, un rompecabezas con las piezas rotas, sufre de la enfermedad de la desconfianza. Ello es cuanto menos comprensible dado los antecedentes de este diálogo al cual llegamos con la lengua afuera y la piel escaldada. Hacer las discusiones intra muros, cual devoto en confesionario, cae como balde de agua helada que alimenta el escepticismo.
Los tirios no tienen crédito en los troyanos y viceversa. Aquí no hay cheques en blanco girados al portador. Conviene a quienes integran ese proceso dejar que cámaras y micrófonos sean el vehículo para la construcción de un mínimo de confianza. Porque los públicos tienen derecho a saber todo lo que en ese diálogo ocurra. El secretismo lleva implícita una opacidad de la que ya los venezolanos estamos hasta la coronilla. El asunto va mucho más allá de lo que algunos necios pueden calificar como el deseo morboso de ser testigos en primera fila de cómo los sentados a esa mesa se lanzan puñaladas con liguita. La Constitución Nacional, que nos fue impuesta en 1999 y que realmente legitimamos en 2007, establece que "... La participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto individual como colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables para su práctica".
Lo que pueda suceder en ese escenario de diálogo es crucial para nuestro futuro. Depende de su resultado si llenamos las páginas de obituarios o más bien de noticias sobre cómo vamos saliendo de este atolladero. No transmitir el diálogo es secuestrarnos nuestro derecho ciudadano a algo tan elemental como saber en detalle lo que están discutiendo y decidiendo allí y poder hacer un escrutinio soberano.
Quienes se sienten a la mesa no deben jugar a ser los guionistas de una mediocre película que se titule "El diálogo no será televisado". Si de algo está harto este país es de que lo pretendan dejar como la guayabera.
soledadmorillobelloso@gmail.com
SOLEDAD MORILLO BELLOSO
El Universal. Caracas, 20 de abril de 2014
Nuestro país, un rompecabezas con las piezas rotas, sufre de la enfermedad de la desconfianza.
Quienes alguito sabemos sobre el complejo tema de la resolución de conflictos entendemos que en muchos casos es mejor que las reuniones se hagan a puerta cerrada. Pero el proceso de diálogo en Venezuela es la excepción a esa regla no escrita.
Nuestro país, un rompecabezas con las piezas rotas, sufre de la enfermedad de la desconfianza. Ello es cuanto menos comprensible dado los antecedentes de este diálogo al cual llegamos con la lengua afuera y la piel escaldada. Hacer las discusiones intra muros, cual devoto en confesionario, cae como balde de agua helada que alimenta el escepticismo.
Los tirios no tienen crédito en los troyanos y viceversa. Aquí no hay cheques en blanco girados al portador. Conviene a quienes integran ese proceso dejar que cámaras y micrófonos sean el vehículo para la construcción de un mínimo de confianza. Porque los públicos tienen derecho a saber todo lo que en ese diálogo ocurra. El secretismo lleva implícita una opacidad de la que ya los venezolanos estamos hasta la coronilla. El asunto va mucho más allá de lo que algunos necios pueden calificar como el deseo morboso de ser testigos en primera fila de cómo los sentados a esa mesa se lanzan puñaladas con liguita. La Constitución Nacional, que nos fue impuesta en 1999 y que realmente legitimamos en 2007, establece que "... La participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto individual como colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables para su práctica".
Lo que pueda suceder en ese escenario de diálogo es crucial para nuestro futuro. Depende de su resultado si llenamos las páginas de obituarios o más bien de noticias sobre cómo vamos saliendo de este atolladero. No transmitir el diálogo es secuestrarnos nuestro derecho ciudadano a algo tan elemental como saber en detalle lo que están discutiendo y decidiendo allí y poder hacer un escrutinio soberano.
Quienes se sienten a la mesa no deben jugar a ser los guionistas de una mediocre película que se titule "El diálogo no será televisado". Si de algo está harto este país es de que lo pretendan dejar como la guayabera.
soledadmorillobelloso@gmail.com
Marta Colomina: Maduro: miente, que algo queda
Maduro: miente, que algo queda
MARTA COLOMINA
El Universal. Caracas, 20 de abril de 2014
"Hemos creado emblemáticos (... ) programas de salud...". Veamos los titulares que lo desmienten
MARTA COLOMINA
El Universal. Caracas, 20 de abril de 2014
"Hemos creado emblemáticos (... ) programas de salud...". Veamos los titulares que lo desmienten
A medida que aumenta la inseguridad, represión contra estudiantes y opositores, escasez de divisas, alimentos, medicinas, agua y hasta bombonas de gas en un país cuyo desgobierno alardea de las mayores reservas petroleras del mundo, Maduro incrementa sus mentiras y pretende ocultar realidad tan estallante a través de la hegemonía mediática oficial, de férrea censura a la radio y TV privadas, y con la carencia de papel, a los medios impresos.
Emulando la práctica goebbelsiana de repetir mil veces una mentira hasta convertirla en una "verdad" aceptada, Maduro y sus huestes pretenden convencernos de que no existe violencia represiva, ni muertes causadas por sus cuerpos de seguridad y los sanguinarios paramilitares financiados por su gobierno, sino que los criminales y violentos son los estudiantes. La historia del preescolar presuntamente incendiado en Chacao con 93 niños adentro, repetida hasta la saciedad por los acólitos rojos, no es tal. El colegio está en remodelación (no hubo, ni hay niños adentro, informa una colega). Tan falsa es la versión, que las imágenes mostradas por Maduro en cadena el lunes 14, no corresponden al preescolar, sino al humo y fuego producido por las bombas lacrimógenas disparadas por la GN en plaza Francia, según prueban videos divulgados con anterioridad. Mienten también al repetir que los estudiantes queman "universidades", al referirse a la Unefa (custodiada por cuerpos de seguridad) fue asaltada y quemada por encapuchados durante la sospechosa y facilitadora ausencia de sus vigilantes. Son sus grupos armados los que han destruido y quemado espacios universitarios y agredido gravemente a los estudiantes. Otra de las mentiras rocambolescas de Maduro es la de que habrían "talado 5 mil árboles par ser utilizados en barricadas y guarimbas". Varios biólogos consultados (EU-02-04-2014) dudan de la tala: "si se colocaran 5 mil árboles en fila con una separación de 20 metros cada uno, se cubriría una recta de unos 100 kms, equivalente a ir de Caricuao a Petare cuatro veces". La Red de Organizaciones Ambientales de Venezuela publicó un comunicado rechazando el "uso político-partidista que el Gobierno le ha dado al tema ambiental". El mismo tratamiento carente de credibilidad han recibido las cifras oficiales dadas por el INE sobre desempleo, pobreza y otros.
Pero donde las mentiras oficiales batieron récord fue en la carta suscrita por Maduro y remitida al The New York Times (TNYT), con el fin de frenar las crecientes críticas contra su gobierno emitidas por políticos y medios de EEUU. Maduro dice haber "construido un movimiento democrático y participativo que ha asegurado que tanto el poder y los recursos sean distribuidos de manera equitativa a nuestro pueblo". Este "cuento" fue creído en el exterior cuando Chávez era visto como un Robin Hood que robaba a los ricos, para dárselo a los pobres, aunque la verdad verdadera es que de la gigantesca corrupción surgieron los "boliburgueses" que saquearon las reservas internacionales y bienes públicos, que nos condujeron a la ruina y escasez actuales. Con la última devaluación el salario mínimo apenas llega a $60, y no alcanza ni para la 5ª parte de la canasta alimentaria. Maduro toma cifras de la ONU y del BM de 2007 -en el que disminuyó la pobreza- inventa otras y omite informes recientes del PNUD, en los que el país incumple las metas del Milenio. El FMI y el BM prevén que Venezuela tendrá el peor desempeño económico de la región en 2014, año que, a pesar de la bonanza petrolera, está financiando el gasto con devaluación.
Dice Maduro al TNYT que "hemos creado emblemáticos (... ) programas de salud accesibles a todos los habitantes de nuestro país". Veamos titulares que lo desmienten: "Cadivi redujo en 21.3% la asignación de divisas al sector salud"; "hay más de 4 mil pacientes que esperan por una intervención quirúrgica" (en el JM de Los Ríos 650 niños con cardiopatías esperan cirugía); "93.204 enfermos no reciben tratamiento por falta de medicinas"; "están agotadas más de 140 medicinas básicas usadas en hospitales y clínicas, entre ellas las de tratar tumores": "cerca de 150 mil venezolanos fueron afectados por epidemias por falta de controles sanitarios". Todo eso ocurre mientras el gobierno está gastando más de $500 millones en perdigones y lacrimógenas para reprimir y asesinar a los estudiantes; dilapidó $300 millones en aviones para uso del régimen de los Castro; sigue regalando a Cuba 120 mil barriles diarios de crudo y unos $12 mil millones año.
Este "diálogo" lleno de embustes en carta de Maduro al TNYT continuará la próxima semana con delirios tales como "creo profundamente en el derecho de asociación y en la protesta pacífica". Y ahora una de vaqueros.
mcolomina@gmail.com
Emulando la práctica goebbelsiana de repetir mil veces una mentira hasta convertirla en una "verdad" aceptada, Maduro y sus huestes pretenden convencernos de que no existe violencia represiva, ni muertes causadas por sus cuerpos de seguridad y los sanguinarios paramilitares financiados por su gobierno, sino que los criminales y violentos son los estudiantes. La historia del preescolar presuntamente incendiado en Chacao con 93 niños adentro, repetida hasta la saciedad por los acólitos rojos, no es tal. El colegio está en remodelación (no hubo, ni hay niños adentro, informa una colega). Tan falsa es la versión, que las imágenes mostradas por Maduro en cadena el lunes 14, no corresponden al preescolar, sino al humo y fuego producido por las bombas lacrimógenas disparadas por la GN en plaza Francia, según prueban videos divulgados con anterioridad. Mienten también al repetir que los estudiantes queman "universidades", al referirse a la Unefa (custodiada por cuerpos de seguridad) fue asaltada y quemada por encapuchados durante la sospechosa y facilitadora ausencia de sus vigilantes. Son sus grupos armados los que han destruido y quemado espacios universitarios y agredido gravemente a los estudiantes. Otra de las mentiras rocambolescas de Maduro es la de que habrían "talado 5 mil árboles par ser utilizados en barricadas y guarimbas". Varios biólogos consultados (EU-02-04-2014) dudan de la tala: "si se colocaran 5 mil árboles en fila con una separación de 20 metros cada uno, se cubriría una recta de unos 100 kms, equivalente a ir de Caricuao a Petare cuatro veces". La Red de Organizaciones Ambientales de Venezuela publicó un comunicado rechazando el "uso político-partidista que el Gobierno le ha dado al tema ambiental". El mismo tratamiento carente de credibilidad han recibido las cifras oficiales dadas por el INE sobre desempleo, pobreza y otros.
Pero donde las mentiras oficiales batieron récord fue en la carta suscrita por Maduro y remitida al The New York Times (TNYT), con el fin de frenar las crecientes críticas contra su gobierno emitidas por políticos y medios de EEUU. Maduro dice haber "construido un movimiento democrático y participativo que ha asegurado que tanto el poder y los recursos sean distribuidos de manera equitativa a nuestro pueblo". Este "cuento" fue creído en el exterior cuando Chávez era visto como un Robin Hood que robaba a los ricos, para dárselo a los pobres, aunque la verdad verdadera es que de la gigantesca corrupción surgieron los "boliburgueses" que saquearon las reservas internacionales y bienes públicos, que nos condujeron a la ruina y escasez actuales. Con la última devaluación el salario mínimo apenas llega a $60, y no alcanza ni para la 5ª parte de la canasta alimentaria. Maduro toma cifras de la ONU y del BM de 2007 -en el que disminuyó la pobreza- inventa otras y omite informes recientes del PNUD, en los que el país incumple las metas del Milenio. El FMI y el BM prevén que Venezuela tendrá el peor desempeño económico de la región en 2014, año que, a pesar de la bonanza petrolera, está financiando el gasto con devaluación.
Dice Maduro al TNYT que "hemos creado emblemáticos (... ) programas de salud accesibles a todos los habitantes de nuestro país". Veamos titulares que lo desmienten: "Cadivi redujo en 21.3% la asignación de divisas al sector salud"; "hay más de 4 mil pacientes que esperan por una intervención quirúrgica" (en el JM de Los Ríos 650 niños con cardiopatías esperan cirugía); "93.204 enfermos no reciben tratamiento por falta de medicinas"; "están agotadas más de 140 medicinas básicas usadas en hospitales y clínicas, entre ellas las de tratar tumores": "cerca de 150 mil venezolanos fueron afectados por epidemias por falta de controles sanitarios". Todo eso ocurre mientras el gobierno está gastando más de $500 millones en perdigones y lacrimógenas para reprimir y asesinar a los estudiantes; dilapidó $300 millones en aviones para uso del régimen de los Castro; sigue regalando a Cuba 120 mil barriles diarios de crudo y unos $12 mil millones año.
Este "diálogo" lleno de embustes en carta de Maduro al TNYT continuará la próxima semana con delirios tales como "creo profundamente en el derecho de asociación y en la protesta pacífica". Y ahora una de vaqueros.
mcolomina@gmail.com
Carlos Blanco: Tiempo de Palabra. Si me tocara elegir...
Tiempo de Palabra
CARLOS BLANCO
El Universal. Caracas, 20 de abril de 2014
Si me tocara elegir...Si es entre el diálogo y la guerra. Prefiero el diálogo. Si me ponen a decidir entre un diálogo con el que se logre 70% de aspiraciones que comparto, frente a una guerra en la que podría obtener 100%. Prefiero el diálogo. Si me ponen a escoger entre un diálogo que demore un tiempo pero que prometa resultados, frente a una guerra que me ofrezca gelatinosos desenlaces inmediatos. Prefiero el diálogo. Si mis opciones son resultados sólidos con el diálogo a los disputados en una guerra. Prefiero el diálogo. Si el diálogo ahorra la sangre de un venezolano y la guerra promete su derramamiento. Prefiero el diálogo.
El asunto es que el diálogo tiene condiciones. No es solo conversar. Tampoco es debatir. El diálogo, aun entre los más enconados enemigos, tiene una lógica: ambos deben saber que, de no sostenerlo, el costo sería mayor al beneficio.
En Venezuela hay experiencias. En el comienzo de los años 2000, la sociedad democrática logró frenar a Chávez, la inmensa manifestación de 2002 provocó que los civiles y militares le solicitaran la renuncia, la cual aceptó, y luego del regreso al poder y de las turbulencias subsiguientes se conformó la Mesa de Negociación y Acuerdos, con representación paritaria del Gobierno y de la oposición, y la facilitación de César Gaviria, por la OEA. El acuerdo fue firmado el 29 de mayo de 2003, ya encaminados al revocatorio presidencial.
Algunos de los puntos fueron: "Expresamos nuestra adhesión a los principios consagrados en la Carta Democrática... Todos los sectores, asumiendo lo dispuesto por el artículo 6º de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela... comparten los valores allí consignados... la celebración de elecciones libres, justas y transparentes, y la separación e independencia de los poderes públicos... el estricto respeto a los derechos humanos, a los derechos de los trabajadores, a la libertad de expresión, de información y de prensa, a la eliminación de todas las formas de discriminación e intolerancia... Coincidimos plenamente en que el monopolio del uso de la fuerza por parte del Estado, a través de la FAN, y policías metropolitanas, estadales y municipales, es una prerrogativa fundamental e indeclinable en la lucha contra la violencia y en la de asegurar la esencia de un Estado democrático... Ninguno de estos cuerpos [policiales] deberá utilizarse como instrumento de represión arbitraria o desproporcionada, y tampoco para ejecutar acciones que impliquen intolerancia política. Nos comprometemos a adelantar una vigorosa campaña de desarme efectiva de la población civil... " Más adelante: "Coincidimos en que resulta indispensable contar a la brevedad posible con un árbitro electoral confiable, transparente e imparcial, a ser designado en la forma prevista en la Constitución... " Para concluir: "Finalmente, ambas partes convienen crear el Enlace permanente".
Letra a letra, todos y cada uno de los puntos anteriores fueron burlados por el régimen de Chávez. La Mesa -¡mesas van y mesas vienen!- se instaló impulsada por el hervor furioso de la calle. El difunto líder, maestro en el tente-allá, retrocedió unos pasos, alzó el Cristo redentor, hizo mea culpa, llamó al diálogo. Luego se instalaron los negociadores y la calle ardía. Al cabo del tiempo, el revocatorio se planteó, el CNE alegó que unas firmas eran "planas", hubo El Reafirmazo y se recogieron más firmas, la oposición se entretuvo en los aspectos electorales, hubo una última gran protesta el 27 de febrero de 2004 que fue apagada por la dirección opositora y la represión brutal, que a los días languideció en urbanizaciones de clase media alta, vino el referéndum ya bastante manoseado y -fraude mediante- ganó el Gobierno.
LO QUE INDICA LA EXPERIENCIA. La fórmula es simple: el descontento estalla; el Gobierno llama al diálogo; la oposición asiste de buena fe; se apaga la protesta y hay mínimos resultados o, sencillamente, se desconocen los acuerdos.
¿Quiere esta experiencia decir que no debe negociarse? No, de ninguna manera, pero es escarmiento a tener en cuenta.
En la situación actual hay diferencias esenciales. En 2002 y 2003 la Coordinadora Democrática era la dirección en la calle y también la representación en la Mesa de Negociación y Acuerdos. En este caso no es así. Por razones que sus voceros han expresado, la mayor parte de los que asisten a las conversaciones no están de acuerdo con las protestas que atribuyen a "los radicales", siendo que esas protestas son las que han obligado al Gobierno a buscar lo que denominan el diálogo. Luego, en los pasitos iniciales los opositores hablaron de condiciones previas para sentarse y más adelante se dijo que no era posible poner como requisito lo que debería ser resultado. Posteriormente, no se aceptó o no se requirió la representación del sector tenido como radical al que se le atribuye la autoría de las protestas.
EL ENREDO DE AHORA. El problema se ha complicado porque en la reunión "preparatoria" -la de esta semana- que no era "diálogo" pero que fue "diálogo" dado que se aprobaron (des) acuerdos, se evidenció la debilidad de la estrategia adoptada. La postura opositora salió bastante deslucida cuando al concluir la reunión se condenó la violencia "venga de donde venga", como si la ejercida por los protestantes -aunque sea juzgada inconveniente- fuese equivalente a la del Sebin, la GN y paramilitares. Igual resulta sorprendente aceptar que se "amplía la Comisión de la Verdad", lo cual significa reconocer la de Diosdado Cabello, cuando una Comisión así solo podría funcionar integrada por ciudadanos imparciales.
Las demandas nacionales e internacionales por la liberación de Simonovis han tenido eco hasta en el seno de los rojos, por eso resulta en demora aceptar una junta médica y la opinión de víctimas del 11 de abril para un caso que está más que documentado desde el punto de vista médico y político. Esto para humillarlo de nuevo aunque luego lo liberen.
Destaca la incorporación de la MUD al "Plan de Pacificación" del gobierno que, como se sabe, plantea "el desarme de organizaciones delictivas" por los mismos que tienen entre sus voceros en "el diálogo" a los Tupamaros.
Lo que queda claro es que no hay diálogo real sin la movilización ciudadana, en los términos masivos y no violentos que le dieron origen en febrero, sin olvidar nunca que la violencia asesina partió del régimen. Tal vez sea momento de replantear la unidad democrática más inclusiva, con los nuevos actores, sin el monopolio -aunque con la participación- de quienes tenían la encomienda de dirigir la acción electoral de la oposición; es de lamentar que las recomendaciones de la Comisión Hospedales designada por la MUD no fuesen atendidas por sus jefes, para una necesaria y hasta ahora ignorada enmienda.
Esta rectificación podría abrir el camino a una unidad necesaria y superior.
Twitter @carlosblancog
CARLOS BLANCO
El Universal. Caracas, 20 de abril de 2014
Si me tocara elegir...Si es entre el diálogo y la guerra. Prefiero el diálogo. Si me ponen a decidir entre un diálogo con el que se logre 70% de aspiraciones que comparto, frente a una guerra en la que podría obtener 100%. Prefiero el diálogo. Si me ponen a escoger entre un diálogo que demore un tiempo pero que prometa resultados, frente a una guerra que me ofrezca gelatinosos desenlaces inmediatos. Prefiero el diálogo. Si mis opciones son resultados sólidos con el diálogo a los disputados en una guerra. Prefiero el diálogo. Si el diálogo ahorra la sangre de un venezolano y la guerra promete su derramamiento. Prefiero el diálogo.
El asunto es que el diálogo tiene condiciones. No es solo conversar. Tampoco es debatir. El diálogo, aun entre los más enconados enemigos, tiene una lógica: ambos deben saber que, de no sostenerlo, el costo sería mayor al beneficio.
En Venezuela hay experiencias. En el comienzo de los años 2000, la sociedad democrática logró frenar a Chávez, la inmensa manifestación de 2002 provocó que los civiles y militares le solicitaran la renuncia, la cual aceptó, y luego del regreso al poder y de las turbulencias subsiguientes se conformó la Mesa de Negociación y Acuerdos, con representación paritaria del Gobierno y de la oposición, y la facilitación de César Gaviria, por la OEA. El acuerdo fue firmado el 29 de mayo de 2003, ya encaminados al revocatorio presidencial.
Algunos de los puntos fueron: "Expresamos nuestra adhesión a los principios consagrados en la Carta Democrática... Todos los sectores, asumiendo lo dispuesto por el artículo 6º de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela... comparten los valores allí consignados... la celebración de elecciones libres, justas y transparentes, y la separación e independencia de los poderes públicos... el estricto respeto a los derechos humanos, a los derechos de los trabajadores, a la libertad de expresión, de información y de prensa, a la eliminación de todas las formas de discriminación e intolerancia... Coincidimos plenamente en que el monopolio del uso de la fuerza por parte del Estado, a través de la FAN, y policías metropolitanas, estadales y municipales, es una prerrogativa fundamental e indeclinable en la lucha contra la violencia y en la de asegurar la esencia de un Estado democrático... Ninguno de estos cuerpos [policiales] deberá utilizarse como instrumento de represión arbitraria o desproporcionada, y tampoco para ejecutar acciones que impliquen intolerancia política. Nos comprometemos a adelantar una vigorosa campaña de desarme efectiva de la población civil... " Más adelante: "Coincidimos en que resulta indispensable contar a la brevedad posible con un árbitro electoral confiable, transparente e imparcial, a ser designado en la forma prevista en la Constitución... " Para concluir: "Finalmente, ambas partes convienen crear el Enlace permanente".
Letra a letra, todos y cada uno de los puntos anteriores fueron burlados por el régimen de Chávez. La Mesa -¡mesas van y mesas vienen!- se instaló impulsada por el hervor furioso de la calle. El difunto líder, maestro en el tente-allá, retrocedió unos pasos, alzó el Cristo redentor, hizo mea culpa, llamó al diálogo. Luego se instalaron los negociadores y la calle ardía. Al cabo del tiempo, el revocatorio se planteó, el CNE alegó que unas firmas eran "planas", hubo El Reafirmazo y se recogieron más firmas, la oposición se entretuvo en los aspectos electorales, hubo una última gran protesta el 27 de febrero de 2004 que fue apagada por la dirección opositora y la represión brutal, que a los días languideció en urbanizaciones de clase media alta, vino el referéndum ya bastante manoseado y -fraude mediante- ganó el Gobierno.
LO QUE INDICA LA EXPERIENCIA. La fórmula es simple: el descontento estalla; el Gobierno llama al diálogo; la oposición asiste de buena fe; se apaga la protesta y hay mínimos resultados o, sencillamente, se desconocen los acuerdos.
¿Quiere esta experiencia decir que no debe negociarse? No, de ninguna manera, pero es escarmiento a tener en cuenta.
En la situación actual hay diferencias esenciales. En 2002 y 2003 la Coordinadora Democrática era la dirección en la calle y también la representación en la Mesa de Negociación y Acuerdos. En este caso no es así. Por razones que sus voceros han expresado, la mayor parte de los que asisten a las conversaciones no están de acuerdo con las protestas que atribuyen a "los radicales", siendo que esas protestas son las que han obligado al Gobierno a buscar lo que denominan el diálogo. Luego, en los pasitos iniciales los opositores hablaron de condiciones previas para sentarse y más adelante se dijo que no era posible poner como requisito lo que debería ser resultado. Posteriormente, no se aceptó o no se requirió la representación del sector tenido como radical al que se le atribuye la autoría de las protestas.
EL ENREDO DE AHORA. El problema se ha complicado porque en la reunión "preparatoria" -la de esta semana- que no era "diálogo" pero que fue "diálogo" dado que se aprobaron (des) acuerdos, se evidenció la debilidad de la estrategia adoptada. La postura opositora salió bastante deslucida cuando al concluir la reunión se condenó la violencia "venga de donde venga", como si la ejercida por los protestantes -aunque sea juzgada inconveniente- fuese equivalente a la del Sebin, la GN y paramilitares. Igual resulta sorprendente aceptar que se "amplía la Comisión de la Verdad", lo cual significa reconocer la de Diosdado Cabello, cuando una Comisión así solo podría funcionar integrada por ciudadanos imparciales.
Las demandas nacionales e internacionales por la liberación de Simonovis han tenido eco hasta en el seno de los rojos, por eso resulta en demora aceptar una junta médica y la opinión de víctimas del 11 de abril para un caso que está más que documentado desde el punto de vista médico y político. Esto para humillarlo de nuevo aunque luego lo liberen.
Destaca la incorporación de la MUD al "Plan de Pacificación" del gobierno que, como se sabe, plantea "el desarme de organizaciones delictivas" por los mismos que tienen entre sus voceros en "el diálogo" a los Tupamaros.
Lo que queda claro es que no hay diálogo real sin la movilización ciudadana, en los términos masivos y no violentos que le dieron origen en febrero, sin olvidar nunca que la violencia asesina partió del régimen. Tal vez sea momento de replantear la unidad democrática más inclusiva, con los nuevos actores, sin el monopolio -aunque con la participación- de quienes tenían la encomienda de dirigir la acción electoral de la oposición; es de lamentar que las recomendaciones de la Comisión Hospedales designada por la MUD no fuesen atendidas por sus jefes, para una necesaria y hasta ahora ignorada enmienda.
Esta rectificación podría abrir el camino a una unidad necesaria y superior.
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