lunes, 2 de noviembre de 2015

Eduardo Semtei: La lista de los extraditables

Hay listas de listas. Por doquier. Abundantes. Amplias. Reducidas. Publicitadas. Secretas. En fin. Para cualquier tipo de premio. Al por mayor. Personalizadas. Hablando de estos asuntos “listófilos” recuerdo que hace algunos años los pillos mayores de Colombia, la familia de Cali y la familia de Medellín, se bautizaron como los extraditables. Fueron un inventario de nombres. Querían establecerse y que los reconocieran como una fuerza beligerante. Se pensaban como la cuarta pata de la mesa de una Colombia envuelta en guerra. El ejército regular, la guerrilla FARC/ELN, los paramilitares y el narcotráfico. Se reconocían en un catálogo que había elaborado la DEA conjuntamente con las autoridades antinarcóticos de Colombia. Pero ellos amaban ser redactores de su propia lista. La documentación oficial propiamente dicha nunca fue vista. Era un secreto. No obstante, los extraditables sabían que sus nombres la encabezaban. Fabio, Jorge Luis y Juan David Ochoa (los hermanos Ochoa), Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha, Juan Matta-Ballesteros, Carlos Lehder, George Jung, Griselda Blanco, Evaristo Porras, Gilberto Rendón Hurtado, Gustavo Gaviria y Roberto Escobar, entre otros famosos bandidos, tenían sus iniciales grabadas, lacradas, selladas en la lista.
En Venezuela también han existido listas. No los envidiamos. La primera con gran publicidad y despliegue fue aquella que nombraba a los enchufados del gobierno del dictador Juan Vicente Gómez. En algo contribuyeron los americanos. Corrió como pólvora. Todo el mundo la conocía. Y las masas irredentas y sedientas de venganza saquearon todas las propiedades conocidas de los gomecistas cuando el andino templó el cacho. No quedó piedra sobre piedra.
La segunda lista famosa salió a la luz pública con la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez. De igual manera, la década de oprobio e infortunio que vivieron los venezolanos bajo la mano criminal de este circunflejo personaje terminó encendiendo ad infinitum los ánimos de las masas nuevamente sueltas a su leal saber y entender y regresaron violentos los saqueos, los destrozos y las “expropiaciones” populares de todas las haciendas y mansiones donde habitaban los nuevos enchufados. Hasta un tío mío se ganó un televisor, no tan  bonito como un dakazo, pero una TV es una TV.
Luego han existido listas que, anunciadas con bombos, platillos, promesas de cárcel y juicios, se fueron quedando en el olvido. La primera de ellas fue aquella del famoso elenco de Piñerúa Ordaz. Líder poco carismático de Acción Democrática. Siendo ministro del Interior y de Justicia anunció en repetidas ocasiones que tenía una lista de “notables y apóstoles” que se habían hecho multimillonarios con los fondos públicos. Piñerúa, conocido por su escasa o nula formación política, científica y cultural, se asomaba a las ruedas de prensa con unos documentos que jamás mostró abiertamente, afirmando que allí estaban todos los nombres de los responsables de la crisis venezolana. Era un hombre enjuto y pequeño, poco risueño y más serio que una Magnum 44. Decía que la lista estaba en su caja fuerte. Bien resguardada. Y que en el momento menos pensado la daría a conocer para que los tribunales actuaran en consecuencia. Piñerúa fue haciéndose viejo, salió del gobierno y después de ello, cada tres o cuatro años, roncaba diciendo que la lista todavía estaba en su poder y que prontamente el mundo conocería al tropel de pillos cuyos nombres formaban el famoso legajo. La caja fuerte donde estaba la lista se oxidó. Fue descartada como material de oficina y arrojada al borde de una quebrada donde unos marginales la encontraron y la vendieron como chatarra. La empresa fundidora de metales abrió la herrumbrosa puerta de la famosa caja fuerte y no encontró sino conchas de cambur, semillas de naranja, dos bolas de naftalina y un viejo abanico con las siglas de AD y la cara de CAP.
Nada de listas. En otros tiempos más modernos, el presidente Caldera ordenó abrir una oficina para recibir denuncias sobre corrupción y corruptos, vicios y viciosos, delincuentes y delincuentas. La lista creció de una manera alarmante. Vertiginosa. En solo 5 días había más de 1.000 denuncias. En 10 días se habían multiplicado a 25.000 las acusaciones. El sabio Caldera simplemente decidió que era imposible tramitar y seguirle el curso a tantas investigaciones, así que optó por quemar la lista, cerrar la oficina y olvidarse para siempre del asunto. Para registro de nuestra historia fue otra lista inútil. Una frustrada esperanza de arrinconar a los viciosos de la administración pública, a los depredadores del presupuesto nacional, a los vampiros de las licitaciones.
Anjá, aquí viene el corolario de este artículo. Hay otras listas. Varias. Donde aparecen nombres de corruptos. De acusados de violar los derechos humanos. De lavadores de dinero. De evasores de impuestos. De gente con nexos con los movimientos terroristas. De mundanos con nexos con el narcotráfico. De caminantes con nexos con los contrabandistas de armas, con los perros de la guerra. Y esa lista no la tienen los venezolanos. Les juro que no. No la tiene el Ministerio Público. No mi amigo. No la tiene la Contraloría General de la República. Nada que ver. Ni la tiene la Asamblea Nacional. Menos que menos. Ni ninguna de las policías nacionales. Ni un papelito. Esas listas las tienen los yanquis. La National Security Agency. La temible NSA. La tiene el FBI. Los malacaras de la DEA. La tiene la CIA. La tienen varios tribunales en Miami, Washington, Texas y Nueva York. La tiene el gobierno de España. La tiene en gobierno de Andorra. La tiene el gobierno de Alemania. La tiene el gobierno de Canadá. La tiene el gobierno de Suiza. La tiene el gobierno de Luxemburgo. La tiene el gobierno de México. Y quién sabe cuántos más.
Dicen que hay nombres de empresarios, políticos, generales, ministros, embajadores, petroleros, diputados, aseguradores, de miembros de los organismos de seguridad e inteligencia venezolanos. Mientan que pasan de los 250 los investigados. Que tienen seguramente una cita futura como imputados. No descartamos que sean los nuevos “extraditables”. Como aquellos primos de Cali y Medellín. Así que no nos extrañe mucho que uno que otro gran implicado en los delitos contra Venezuela prefiera internarse en el Witness Protection Program o negociar la rebaja de su condena a cambio de informaciones valiosas. No crean que Aponte Aponte, Leamsy Salazar, Franklin Nieves, Rafael Isea y otros canarios cantarines son unos locos o unos irresponsables o que fueron simplemente conquistados a fuerza de amenazas y billetes. Ellos, humildemente, han ayudado a  engordar la lista de los posibles extraditables criollos. Y están sentados esperando ver pasar los cadáveres de sus enemigos. Yo, por mi parte, observo los toros desde lejos.

Eduardo Semtei
La lista de los extraditables
El Nacional. Caracas, 2 de noviembre de 2015

domingo, 1 de noviembre de 2015

Carlos Raúl Hernández: Debate en la barbería

Taxis, mesas de dominó, panaderías, barberías, salones de belleza, masajes, colas de mercados, son centros de reflexión y debate sobre las incidencias cruciales de la política y la antipolítica: ¡la Unidad es colaboracionista!, ¡calle, calle y más calle!, ¡dictadura no sale con votos!, ¡salva-tu-voto!, ¡votar legitima!, ¡por qué no la llaman dictadura!, ¡Esto es un régimen, no un gobierno! ¡esta v... a no aguanta un paro general!el burro será breve!, ¡rebelión! (preparan desembarcos desde Palm Beach y Moustike), ¡necesitamos un gerente!, ¡votación manual! También los hackers chinos, el cable cubano, el barco ruso, el satélite bielorruso y demás acervos tecnológicos de la brujería electoral. Al llegar de medianoche a un Gabinete de Guerra urgente, al que fue en un taxi cuyo conductor aprovechó para darle consejos políticos y militares, Churchill soltó: "los taxistas: ¡esos estadistas que se ganan la vida tras un volante!".

Los venezolanos se convirtieron en el verdadero zoon politikon. Un oficial que se hizo confidente de la DEA afirmó que "las máquinas de votación informan al gobierno en tiempo real la correlación en los votos emitidos y así cambian los resultados desde un bunker secreto", nada raro si todo un diputado oficialista denunció los decodificadores de TV-cable como avíos de espionaje. López Contreras dijo que todo venezolano tenía en el morral su bastón de mariscal pero hoy es más bien báculo de líder y estratego de conflicto (polemarcas los llamaban los griegos) "Esos sinvergüenzas (de la Unidad) no son líderes. El líder somos todos" le oí decir a un buen señor de su casa con remotas y amateurs experiencias políticas. El hecho es que los (las) líderes recorren el país, se meten en las comunidades, desafían la represión, van presos, reciben golpizas, los defenestran, a diferencia de Fuenteovejuna.

El hombre que estaba ahí

Viven por y para la lucha, no tienen vacaciones ni fines de semana, construyen el voto y con eso revivieron la alternativa que agonizaba en la etapa antipolítica de la oposición. En el debate conceptual entre estilistas, taxistas y clientes, mientras pide que le tapen las canas, "córtame poco de aquí", o "cruce a la derecha", surgen también tales observaciones, como esto es comunismo y la Unidad no lo dice, o por qué no lo llaman dictadura. Al parecer el problema se resuelve con usar el maravilloso abracadabra, el término mágico que desvanece las dificultades. Y la Unidad no lo hace por las secretas y turbias entretelas de siempre. Es interesante seguir algunos de los estrategos, que después de, al parecer, hondas cavilaciones e insomnios, llegan ojerosos a esta alada conclusión: el gobierno trama algo y la MUD no se da cuenta, ni pendiente.

Con voz engolada y dejo de sarcasmo sugiere que los increpados son unos pobres diablos: "la oposición no se pasea por la variable de una suspensión de elecciones" y "no está preparada". Pero ¡no contaban con mi astucia! El resultado de tanto cacumen y exhaustivos quebrantos, es el punto A.1.1 kindergarterino, plastilina 1, para cualquier político: "seguro que el gobierno trama algo". Para trascender la peluquería, el sabio no debería repetir semejante bagatela, sino plantear la solución práctica. "Frente a una operación contra el proceso electoral, lo que hay que hacer es... " y mandarse con la operación redentora.

En ese momento doblarán las campanas, volarán las mariposas, cantarán alondras y ruiseñores, se escucharán los claros clarines, el cielo se llenaría de luces ante el nacimiento del paladín, el conductor filósofo que el país sueña.

Consejos y consejas

El nuevo Zaratustra hablaría en claves geniales, crípticas y poéticas: "el dragón no le teme a la serpiente" o esa versión de manual de autoayuda galáctica "águila no caza moscas". Comenzaría a agradecerse el consejo, que hasta ahí es conseja. Sería bueno oír sabias advocaciones al respecto, que iluminen un camino tan difícil. Por el momento nadie sabe -aunque Fuenteovejuna supone- qué van a hacer los adversarios si la lujuria del poder los enceguece, un imponderable oscuro. Lo que sí se sabe es que quienes dan la cara son los cuestionados candidatos y dirigentes de la Unidad. Retan al peligroso adversario, corren los riesgos, habitan en la candela, van a estar en sus puestos el 6D. Residen en la confrontación mientras los polemarcas virtuales organizan para la fecha parrilladas, o vichissoyse los más sofisticados.

Van a estar ahí para enfrentar lo que pase y hacer lo que haya que hacer (pero atentos a los consejos que les envíen desde los think tank de la barbecue). Tampoco se sabe si los que "ganan como sea" aceptarán una opción civilizada de cohabitación, -posiblemente no- como sí lo hicieron los sandinistas en Nicaragua, los pinochetistas en Chile y en la mayoría de las transiciones (pavosa palabra) pero es una propuesta para relevar la violencia y al país le gusta. Si hay un clarividente y logra sacar la espada de la roca, la comarca se lo premiará. Lo malo es que con frecuencia los razonamientos de la barbería paren un rabipelado.

Por favor no sea egoísta, aporte la solución. Si Ud. tiene la palabra apropiada, si en Ud. renace Zaratustra, se le agradece, por favor, acercarse por la Unidad

Carlos Raúl Hernández
Debate en la barbería
El Universal. Caracas, 1 de noviembre de 2015

Simón García: Un juego peligroso

aduro está jugando con el fuego de la crisis económica y social. En vez de adoptar las medidas para resolverla, aumenta los controles que espantan a la inversión y la producción. Ante la evaporación de la capacidad adquisitiva decreta un aumento general de sueldos; pero desconectado de un plan para volver a producir lo que comemos. Es decir, seguirán el desabastecimiento y las colas.

Su fidelidad al modelo socialista autoritario que trasplanta desde Cuba, es una amenaza para la estabilidad institucional y lo convierte en el agitador mayor de un clima conflictivo. Al llamar a sus partidarios a ganar como sea, levanta las banderas de la ilegalidad y el atropello. Una orden que, afortunadamente, sus partidarios se resisten a acatar.

Maduro es muy avezado en multiplicar errores.

Por el peso del Gobierno en la situación del país, las terribles consecuencias las pagamos todos. Disparado hacia al abismo, no tiene frenos ni capacidad de virar. O no quiere hacerlo. Pero también, millones de venezolanos que se han echado encima la defensa del proceso, ya no está dispuesta a seguir haciéndolo.

Las amenazas del presidente son un trapo rojo para fanatizar su votación dura y reducir el deslave de su anillo de votación blanda que lo está abandonando para sumarse a los candidatos de la unidad. La indecisión es una estación de parada donde buena parte está a punto de hacer el trasbordo hacia el cambio. Lo dicen las encuestas.

Al satanizar la exigencia plural de cambio social, Maduro busca inhibir a los votantes independientes y paralizar a los indecisos. Pero la credibilidad de su estrategia implica acentuar el ventajismo del gobierno a favor de sus candidatos; movilizar ilegalmente todos los recursos del Estado en función de la campaña oficialista; aplicar la cartilla de abusos que propicia el CNE, crear una sensación de mejoría de tísico y seguir atacando a todo el que disienta, exprese un desacuerdo o mantenga una posición, incluso, de respaldo crítico. El proceso llega a su fin negándose a sí mismo, convertida en una fuerza conservadora, defendiendo ferozmente sus privilegios.

El riesgo es que la segunda naturaleza de este gobierno, la que lo tienta al totalitarismo, puede terminar por sustituir lo que lo mantiene, aún contradictoriamente, en el péndulo entre democracia y autocracia. La aceleración del autoritarismo puede conducir a la cúpula oficialista a descarrilarse de la vía democrática.

La pérdida de la mayoría oficialista en la Asamblea Nacional es una derrota electoral; pero la pérdida de la ruta democrática del proceso, que constituyó una novedad alentada al inicio por Chávez, resultaría una derrota estratégica que hundiría definitivamente el proyecto de socialismo del siglo XXI.

Ahora la mayoría determinante de la sociedad, se va a pronunciar el 6 de diciembre por vincular la justicia social con el desarrollo económico y la libertad.

La experiencia de quince años demuestra que no hay justicia social, estable y auténtica, quebrando los mecanismos del mercado, reduciendo las capacidades productivas del país o convirtiendo a la población en prisionera del Estado.

Todavía Maduro puede adoptar la conducta de Daniel Ortega ante el triunfo de Violeta Chamorro.

Mientras más rápido la admita, más tranquila y plural será la transición que viene.

Simón García
Un juego peligroso
Tal Cual. Caracas, 1 de noviembre de 2015

Marta Colomina: Los estertores del régimen

Hasta el propio Maduro reconoce que su régimen está en etapa terminal. No solo ha perdido internamente los apoyos heredados de Chávez, sino también los externos. Su “pana” Rousseff le exige que en las elecciones parlamentarias acepte la observación del Tribunal Electoral de Brasil, a la cabeza del cual está el experto Nelson Jobim, por el que aboga también hasta el elusivo presidente colombiano, Juan Manuel Santos, a sabiendas de que “sin observación internacional habría fraude el 6-D”, como teme el perseguido editor Miguel Henrique Otero (Santos tomó nota de la denuncia del ex fiscal Nieves, de que “paramilitares colombianos son un montaje de Maduro”). Otra baja es la de Irán, su “hermano fraterno” (sic), como solía calificarlo Chávez, que acaba de darle a Maduro la espalda en la OPEP. El levantamiento de las sanciones a Irán que le permiten vender petróleo libremente en el mundo cambió “el afecto fraternal”. Irán acaba de votar en contra de las “voces de auxilio del gobierno de Nicolás Maduro, que solicitaba un acuerdo –desoído también por el resto de los países socios– de reducir su producción, para que subiesen los precios del crudo. Con las arcas vacías por el despilfarro y la corrupción, Maduro repite hasta la saciedad que “nosotros producimos el petróleo y especuladores le ponen el precio”, exactamente lo que él ha hecho con los productores agrícolas e industriales de Venezuela, acosados por un control de precios suicida y los “exprópiese” que convirtieron campos y fábricas en peladeros. Venezuela en manos de Maduro es el país con peor desempeño económico del continente, expresado en la escasez e inflación más altas del mundo. El panorama externo ya no es el mismo para Maduro: la izquierda perdió el bastión de la Alcaldía de Bogotá; el peronismo de Cristina podría ser derrotado en la segunda vuelta en Argentina; el conservador Jimmy Morales arrasó en Guatemala; y a Jaua no le funcionó su “chantaje” en Uruguay.
Nicolás muestra sus estertores: “La revolución no va a ser entregada jamás”, dijo esta semana al plantear que “si la oposición llegase a conseguir la mayoría en la AN (…) nosotros no la entregaríamos”. Y pidió suplicante: “Necesitamos una victoria el 6-D para radicalizar la revolución”, justo lo contrario de lo que piensan los millones de electores que quieren ponerle un fin pacífico a esta debacle, a través del voto. Los insultos abundan: llamó “parásito” al diputado Julio Borges, coordinador de PJ, partido que duplica la intención de voto del PSUV. (“Parásito” no es un político que trabaja, sino un sindicalista del Metro que estuvo años de reposero). “A Lorenzo Mendoza hay que auditarlo”, dice cínico Maduro, consciente de que la empresa más auditada del mundo es la Polar y su presidente. El boquete causado por las declaraciones del ex fiscal de Leopoldo López, al confesar que son falsos 100% de los “delitos” que le fueron endilgados por el régimen, pretenden taparlo con la estupidez de que el “gobierno de Estados Unidos compra a fiscales”. Enorme también es la grieta producida por las declaraciones del subsecretario de Estado de Estados Unidos, Thomas Shannon: “Relación de Estados Unidos con Venezuela dependerá del 6-D (…) Estados Unidos podría ampliar sanciones a funcionarios venezolanos en caso de ser necesario”. Hace meses, el mismo Shannon advertía que su país estaría muy atento al 6-D, ante la negativa oficial a aceptar observadores calificados. Washington está “a la espera de la realización de los comicios parlamentarios y la suerte de varios opositores presos. Mucho de nuestra relación con Venezuela dependerá de lo que pase el 6-D y lo que pase con los presos políticos (…) Que las elecciones sean percibidas como libres y el conteo como válido será una parte muy importante de cómo vamos a manejar el próximo paso de la relación”. Monitoreo similar están anunciando la UE y numerosas organizaciones y personalidades políticas del mundo. La respuesta de Maduro es otro estertor: “Emprenderemos acciones legales contra Washington para que derogue el decreto Obama”.
La ruina ocasionada por las disparatadas medidas de la “revolución chavista” es tan ostensible que el famoso periodista especializado en temas bélicos, Jon Lee Anderson, quien ha seguido durante más de 30 años los conflictos armados en países como Siria, Líbano, Irak, Libia, Afganistán, Somalia, Liberia y otros muchos, aseguró esta semana en México “no haber visto un país sin guerra tan destruido como Venezuela”. Hasta uno de los intelectuales de izquierda más reconocidos en Estados Unidos y quien fuera abierto defensor de Chávez en su primera década en el poder, Noam Chomsky, criticó esta semana que el gobierno venezolano “está plagado de corrupción, incompetencia y dependencia del mercado petrolero (…) el fracaso reside en que la mayoría de sus importaciones son bienes lujosos dirigidos a millonarios”. Y remata diciendo que “en Venezuela hubo propuestas significativas, pero la corrupción las opacó”. ¿Qué va a hacer la ignara canciller? ¿Insultar a Chomsky por señalar a los boliburgueses asaltantes de la bonanza petrolera, hoy propietarios de “bienes lujosos dirigidos a millonarios” incluidas las carteras Chanel, y por cuya corrupción el pueblo venezolano ahora pasa hambre?
Aun con el precio del petróleo a 40 dólares el saqueo continúa. Sin medicamentos para el cáncer, ni para enfermedad alguna; con quiebra de la producción nacional y caída de las importaciones básicas superior a 70% por falta de divisas; inflación de 200% (aunque Maduro diga que es de 80%); con deudas impagadas que superan los 200.000 millones de dólares; el gobierno anuncia que comprará 12 aviones Sukhoi a un costo superior a 500 millones de dólares y que, además, habrían sido aprobados 480 millones de dólares para repotenciar los aviones existentes. Es decir, casi 1.000 millones de dólares sin que  hayan explicado qué pasó con los Sukhoi caídos y su tripulación militar fallecida, al igual que con los helicópteros rusos. ¿Cuántos programas de alimentación escolar, insumos para hospitales, toneladas de leche y repuestos para el transporte público y privado podrían adquirirse con esos 1.000 millones de dólares dilapidados en chatarra militar innecesaria?
La voraz corrupción roja ha mermado hasta el financiamiento del clientelismo electoral que tantos dividendos les dio en el pasado. El ventajismo está en marcha, incluidos los alimentos que el gobierno esconde para sacarlos pocos días antes del 6-D. Aún así, pocos son los que quieren subirse al carro de un perdedor que se derrumba con 82% de rechazo en todas las encuestas y que les promete radicalizar una revolución con más hambre, más escasez, más inflación, más delincuencia y más represión.

Marta Colomina
Los estertores del régimen
EL Nacional. Caracas, 1 de noviembre de 2015