viernes, 26 de diciembre de 2014

Gustavo Coronel: La doble vida de Gustavo Dudamel

La foto de Gustavo Dudamel con la niñera de Elías Jaua no es criticable. Se trataría de un acto de cordialidad de un ser humano famoso hacia otro. Lo preocupante es que revela una relación con Elías Jaua.
Un músico famoso es un modelo a seguir por lo cual su coexistencia pacífica con Jaua ofrece una señal muy negativa. Elías Jaua tiene una trayectoria poco edificante. Ha sido mal estudiante, mal profesor, terrorista, entrenado por los cubanos castristas, involucrado en acciones vandálicas en la Universidad Central, hasta el punto de ser rechazado por Argentina cuando se le trató de enviar allá como embajador. Fue Canciller por decreto con la firma de un Chávez que estaba en Cuba, vivo o muerto. Su conducta en Brasil ha sido una cadena de violaciones a las leyes venezolanas y brasileñas.
La amistad con Jaua y su acercamiento al régimen obliga a Dudamel a desdoblarse en su ética, a vivir civilizadamente en una sociedad civilizada mientras mantiene afinidades electivas con un régimen que victimiza de manera brutal a otra sociedad. Hay un Dudamel de vida refinada en California, maestro musical de jóvenes, artista que se mueve en las esferas más elevadas de la civilización occidental. Y tenemos a un Dudamel que anda con Jaua, que acepta los favores de Maduro y que muestra su lealtad con un régimen que ha destruido a Venezuela material y moralmente.
La pretensión de poder vivir una doble vida ética sin conflicto es una de las características más indeseables del alma latinoamericana. Chávez andaba lleno de escapularios para demostrar su fe católica, mientras ejercía su cargo de dictador a tiempo completo, odiando, expropiando, regalando lo ajeno y mandando a la cárcel a quienes lo adversaban. Muchos déspotas latinoamericanos a lo Trujillo o Somoza llevaban una vida familiar ejemplar pero tenían sus queridas, lo cual era visto con toda naturalidad por quienes los rodeaban. Ese desdoblamiento ético lleva a actuar de una manera en Venezuela y de otra manera fuera de Venezuela, como si la TV y el Internet no existieran. Maduro en Nueva York no piensa vender a CITGO pero en Venezuela avanza en su venta de CITGO. El régimen venezolano es miembro del Consejo de Seguridad pero tortura a sus presos bañándolos en excrementos.
Las afinidades electivas violadoras de la ética tienen un costo en credibilidad y reconocimiento que puede llegar a ser ruinoso para el prestigio de quien las ejerce. Por aquello de dime con quién andas y te diré quién eres.
El pasado sábado 15 de noviembre, en entrevista aparecida en El Universal, Dudamel dice lo siguiente:
Pregunta: Decía hace rato que ya pasó la etapa de “la joven promesa”. Ya como director adulto, como persona pública, muchos esperan más de usted en lo político. ¿Cree que no es su responsabilidad?
Respuesta: …Para mí, lo más importante en los momentos críticos es que haya voces que hermanen y no que dividan, y ahí es donde está, creo yo, la valentía del ser humano.
Difiero de Gustavo Dudamel. En estos momentos y en todo momento lo más importante es estar al lado de la libertad y de la democracia y en contra de quienes desean suprimirlas. No es posible guardar silencio frente al abuso de poder en el nombre de la “hermandad”.  No puede ser allí que radique la valentía de un ser humano.
Cuando se le pregunta: Habla de la valentía del ser humano, pero para muchos valentía sería marcar distancia de un Gobierno que encarcela estudiantes, que desoye un dictamen de la ONU para liberar a Leopoldo López… ¿Cómo seguir afiliado a algo que tiene estas características?
Responde: -Pero ahí es donde está el mensaje. ¿Cuál es mi posición? La de hermanar. Yo aquí en esta sala de conciertos o en el Teresa Carreño tengo sentada gente que piensa políticamente distinto… qué bonito que están todos escuchando música y no se están peleando. Entonces ahí está mi responsabilidad como venezolano, en unir y hermanar y no en dividir. Yo no soy político.
Esta respuesta de Dudamel es inaceptable. Todos los venezolanos están inevitablemente afectados por lo que hace o no hace el régimen. La corrupción, el narcotráfico, el militarismo asfixiante, la ineptitud, la ruina material y moral de Venezuela no son un simple asunto de política sino un asunto ciudadano. La postura que le critico a Dudamel no es su postura musical, es su postura ciudadana. Lo que sucede en Venezuela no es un asunto de andantes o allegros sino de conciencia ciudadana. Cuando se es un modelo de juventudes, como Dudamel, el cumplimiento del deber ciudadano se hace doblemente imperativo.
 
Gustavo Coronel
La doble vida de Gustavo Dudamel
Analitica. Caracas, 23 de diciembre de 2014

Maruja Tarre: Somos malagradecidos

Muchos venezolanos tienen una extraña relación con Miami. Cuando tienen dinero vienen a gastarlo en Florida, invierten en townhouses, abarrotan los centros comerciales, disfrutan del clima y de la posibilidad de entenderse con todo el mundo en español. Pero al mismo tiempo la palabra "mayamero" tiene una connotación despectiva, "cubano mayamero" mucho peor y "político cubano mayamero" es prácticamente un insulto. He oído incluso gente de la oposición que habla de la "gusanera cubana en Miami".

En este momento, como la apertura hacia Cuba ha coincidido con la muy demorada firma de las sanciones en contra de personeros del régimen chavista, está de moda en Caracas ser obamista. Se aplaude el hecho que el presidente saliente de EEUU descubrió de repente la existencia de América Latina, casi por inspiración divina. En las redes sociales tuvo gran éxito el hashtag #graciasObama y se califica de dinosaurios pasados de moda, no a los Castro, sino precisamente a los políticos de origen cubano que en el Congreso en Washington redactaron, promovieron, alentaron esas sanciones y además de todo, han siempre apoyado a la oposición venezolana. Esta posición malagradecida, muy típica de los "idiotas latinoamericanos" ampliamente descritos por Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza y Álvaro Vargas Llosa, aspira siempre estar en la onda de la izquierda y ahora se siente feliz de coincidir con Obama, cuyas actuaciones internacionales fueron premiadas de antemano con un Nobel de la Paz.

Yo simplemente deseo que cuando Obama deje la Presidencia y se convierta en el consentido de Hollywood y de la intelectualidad mundial, por haber "pacificado a Cuba", muestre el mismo interés por el regreso de la democracia a Venezuela, que hasta ahora solo nos habían demostrado los atrasados políticos de origen cubano.
 
Maruja Tarre
Somos malagradecidos
El Universal. Caracas, 26 de diciembre de 2014