domingo, 8 de febrero de 2015

Mario Vargas Llosa: El harakiri

El harakiri es una noble tradición japonesa en la que militares, políticos, empresarios y a veces escritores (como Yukio Mishima), avergonzados por fracasos o acciones que, creían, los deshonraban, se despanzurraban en una ceremonia sangrienta. En estos tiempos, en que la idea del honor se ha devaluado a mínimos, los caballeros nipones ya no se suicidan. Pero el ritual de la inmolación se mantiene en el mundo y es ahora colectivo: lo practican los países que, presa de un desvarío pasajero o prolongado, deciden empobrecerse, barbarizarse, corromperse, o todas esas cosas a la vez.
América Latina abunda en semejantes ejemplos trágicos. El más notable es el de Argentina, que hace tres cuartos de siglo era un país del primer mundo, próspero, culto, abierto, con un sistema educativo modélico y que, de pronto, presa de la fiebre peronista, decidió retroceder y arruinarse, una larga agonía que, apoyada por sucesivos golpes militares y una heroica perseverancia en el error de sus electores, continúa todavía. Esperemos que algún día los dioses o el azar devuelvan la sensatez y la lucidez a la tierra de Sarmiento y de Borges.
Otro caso emblemático del harakiri político es el de Venezuela. Tenía una democracia imperfecta, cierto, pero real, con prensa libre, elecciones genuinas, partidos políticos diversos, y, mal que mal, el país progresaba. Abundaban la corrupción y el despilfarro, por desgracia, y esto llevó a una mayoría de venezolanos a descreer de la democracia y confiar su suerte a un caudillo mesiánico: el comandante Hugo Chávez. Hasta en ocho oportunidades tuvieron la posibilidad de enmendar su error y no lo hicieron, votando una y otra vez por un régimen que los llevaba al precipicio. Hoy pagan cara su ceguera. La dictadura es una realidad asfixiante, ha clausurado estaciones de televisión, radios y periódicos, llenado las cárceles de disidentes, multiplicado la corrupción a extremos vertiginosos —uno de los principales dirigentes militares del régimen dirige el narcotráfico, la única industria que florece en un país donde la economía se ha desfondado y la pobreza triplicado— y donde las instituciones, desde los jueces hasta el Consejo Nacional Electoral, son sirvientes del poder. Aunque hay una significativa mayoría de venezolanos que quiere volver a la libertad, no será fácil: el Gobierno de Maduro ha demostrado que, aunque inepto para todo lo demás, a la hora de fraguar elecciones y de encarcelar, torturar y asesinar opositores no le tiembla la mano.
El harakiri no es una especialidad tercermundista, también la civilizada Europa lo practica, de tanto en tanto. Hitler y Mussolini llegaron al poder por vías legales y buen número de países centroeuropeos se echaron en brazos de Stalin sin mayores remilgos. El caso más reciente parece ser el de Grecia, que, en elecciones libres, acaba de llevar al poder —con el 36% de los votos— a Syriza, un partido demagógico y populista de extrema izquierda que se ha aliado para gobernar con una pequeña organización de derecha ultranacionalista y antieuropea. Syriza prometió a los griegos una revolución y el paraíso. En el catastrófico estado en el que se encuentra el país que fue cuna de la democracia y de la cultura occidental tal vez sea comprensible esta catarsis sombría del electorado griego. Pero, en vez de superar las plagas que los asolan, estas podrían recrudecer ahora si el nuevo Gobierno se empeña en poner en práctica lo que ofreció a sus electores.
Aquellas plagas son una deuda pública vertiginosa de 317.000 millones de euros con la Unión Europea y el sistema financiero internacional que rescataron a Grecia de la quiebra y que equivale al 175% del producto interior bruto. Desde el inicio de la crisis el PIB de Grecia ha caído un 25% y la tasa de desempleo ha llegado casi al 26%. Esto significa el colapso de los servicios públicos, una caída atroz de los niveles de vida y un crecimiento canceroso de la pobreza. Si uno escucha a los dirigentes de Syriza y a su inspirado líder —el nuevo primer ministro Alexis Tsipras— esta situación no se debe a la ineptitud y a la corrupción desenfrenada de los Gobiernos griegos a lo largo de varias décadas, que, con irresponsabilidad delirante, llegaron a presentar balances e informes económicos fraguados a la Unión Europea para disimular sus entuertos, sino a las medidas de austeridad impuestas por los organismos internacionales y Europa a Grecia para rescatarla de la indefensión a que las malas políticas la habían conducido.
Syriza proponía acabar con la austeridad y con las privatizaciones, renegociar el pago de la deuda a condición de que hubiera una “quita” (o condonación) importante de ella, y reactivar la economía, el empleo y los servicios con inversiones públicas sostenidas. Un milagro equivalente al de curar a un enfermo terminal haciéndole correr maratones. De este modo, el pueblo griego recuperaría una “soberanía” que, al parecer, Europa en general, la troika y el Gobierno de la señora Merkel en particular, le habrían arrebatado
Lo mejor que podría pasar es que estas bravatas de la campaña electoral fueran archivadas ahora que Syriza ya tiene responsabilidades de gobierno y, como hizo François Hollande en Francia, reconozca que prometió cosas mentirosas e imposibles y rectifique su programa con espíritu pragmático, lo cual, sin duda, provocará una decepción terrible entre sus ingenuos electores. Si no lo hace, Grecia se enfrenta a la bancarrota, a salir del Euro y de la Unión Europea y a hundirse en el subdesarrollo. Hay síntomas contradictorios y no está claro aún si el nuevo Gobierno griego dará marcha atrás. Acaba de proponer, en vez de la condonación, una fórmula picaresca y tramposa, consistente en convertir su deuda en dos clases de bonos, unos reales, que se irían pagando a medida que creciera su economía, y otros fantasmas, que se irían renovando a lo largo de la eternidad. Francia e Italia, víctimas también de graves problemas económicos, han manifestado no ver con malos ojos semejante propuesta. Ella no prosperará, sin duda, porque no todos los países europeos han perdido todavía el sentido de la realidad.
En primer lugar, y con mucha razón, varios miembros de la Unión Europea, además de Alemania, han recordado a Grecia que no aceptan “quitas”, ni explícitas ni disimuladas, y que los países deben cumplir sus compromisos. Quienes han sido más severos al respecto han sido Portugal, España e Irlanda, que, después de grandes sacrificios, están saliendo de la crisis luego de cumplir escrupulosamente con sus obligaciones. Grecia debe a España 26.000 millones de euros. La recuperación española ha costado sangre, sudor y lágrimas. ¿Por qué tendrían los españoles que pagar de sus bolsillos las malas políticas de los Gobiernos griegos, además de estar pagando ya por las de los suyos?
Alemania no es la culpable de que buen número de países de la Europa comunitaria tengan su economía hecha una ruina. Alemania ha tenido Gobiernos prudentes y competentes, austeros y honrados y, por eso, mientras otros países se desbarataban, ella crecía y se fortalecía. Y no hay que olvidar que Alemania debió absorber y resucitar a un cadáver —la Alemania comunista— a costa, también, de formidables esfuerzos, sin quejarse, ni pedir ayuda a nadie, sólo mediante el empeño y estoicismo de sus ciudadanos. Por otra parte, el Gobierno alemán de la señora Merkel es un europeísta decidido y la mejor prueba de ello es la manera generosa y constante en que apoya, con sus recursos y sus iniciativas, la construcción europea. Sólo la proliferación de los estereotipos y mitos ideológicos explica ese fenómeno de transferencia freudiana que lleva a Grecia (no es el único) a culpar al más eficiente país de la Unión Europea de los desastres que provocaron los políticos a los que durante tantos años el pueblo griego envió al Gobierno con sus votos y que lo han dejado en la pavorosa condición en que se encuentra.

Mario Vargas Llosa
El harakiri
El País. Madrid, 8 de febrero de 2015

Color de Hormiga: Los roedores

Mientras la revolución avanza en contra de sus fichas claves en la petrolera venezolana PDVSA, el flamante embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas, Rafael Ramírez, hace gala ante sus amigos más cercanos de su doble nacionalidad “para cualquier emergencia”. Siempre circularon rumores que había logrado (¿o comprado con inversiones?) la nacionalidad de Mónaco. La realidad es que usando la nacionalidad de su suegro  Benito Sansó obtuvo toda la familia la nacionalidad italiana. Don Benito odiaba el fascismo según contó en su libro otra hija, Brunilde  Sansó, quien ha peleado públicamente tanto con su hermana Beatriz como con su madre Hildegard y su hermano Baldo). Orgullosos exhiben esos documentos que les servirán “para cualquier emergencia” con el gobierno actual o futuro de su país. 
CHEVERITO
Otro que tiene lista la familia para sacarla hacia Europa, para Alemania con más señas, es el ministro de Turismo Andrés Izarra. Ya tiene todo arreglado pues siente que los días de Maduro son escasos aunque de la boca para afuera dice estar comprometido hasta el fin de los siglos con la revolución de la que ha medrado. 
GUAPA Y APOYADA
Una sorpresita adicional con otro oscuro personaje del régimen como es Delcy Eloina Rodríguez Gómez (Abril 29 1970) tiene que ver con la visita que le hiciera ella a un antiguo embajador de Italia en Caracas para hacerle una consulta: ¿Si demuestro que tengo un abuelo italiano y presento mis papeles ante el gobierno italiano podría aspirar a la nacionalidad italiana? No supimos después que más trámites han hecho y si su “causa italiana” esta andando. Lo que sí está claro es la angustia de los roedores cuando el barco hace aguas…
OTRO ASUSTADO:
El propietario del avión en el que viajó a Aruba el general Hugo Carvajal y quien es un contratista mil millonario de PDVSA, Citgo y PDVAL de nombre Roberto Rincón se habría mudado a España desde su otrora residencia en la ciudad de Houston ante las detenciones que hacen en Venezuela a los aliados y socios de Rafael Ramírez. Este millonario zuliano, lograda su fortuna en la revolución chavista, tiene rabo de paja con las autoridades estadounidenses tras haber llevado a la isla caribeña al ex director de la Inteligencia Militar venezolana Carvajal quien se encuentra reseñado en el Departamento del Tesoro como un facilitador de la guerrilla y el narcotráfico…Aquí aparecen los datos del avión propiedad de Rincón.
(http://elvenezolanonews.com/conozca-a-quien-pertenece-el-avion-en-donde-llego-hugo-carvajal-a-aruba/)
DE CUBA, CUALQUIER COSA:
Como ha salido mucha información desde el ABC de Madrid contra Diosdado Cabello, el flamante capitán presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, acusándolo de ser el capo del narcotráfico en su país, otras lecturas pudiera tener ese señalamiento vista la realidad marxista cubano-venezolana. Si bien es cierto que ponen en boca de un ex agente de seguridad suyo que a la vez había sido jefe del anillo de seguridad de Hugo Chávez, Leamsi Salazar Villafaña, esas acusaciones todavía no presentadas ante un tribunal neoyorquino surgen otras dudas aunque parecieran traídas de “los cabellos”. Un nigromante venezolano residenciado en Hialeah muy cercano a Maduro dice que fueron los cubanos quienes montaron esta estrategia para debilitar a Cabello como sucesor de Maduro, en cualquier eventualidad según dicta la constitución venezolana, ya que no ha sido nunca ficha de los Castro y Raúl teme que no le haga caso en esa suposición circulante de que llegue a ser jefe máximo del deprimido país petrolero. A eso se debería otra situación que ya se ve en Venezuela: el resurgimiento de las cenizas de su incidente con Brasil llevando a la “nanny” de sus hijos del ministro de comunas Elías Jaua. En la reciente cumbre de la CELAC la ficha cubano-marxista-comunista estuvo al lado de Maduro dejando en tercer lugar a la canciller Delcy y apareciendo mas en televisión que en los últimos meses de su táctico repliegue ante la demostración brasilera que viajaba hasta con revólver a bordo como un capo boliburgués o de las crónicas de Mario Puozzo.
Jaua es la ficha castrista de más confianza mucho antes que Maduro. De haber sido agitador de calle y encapuchado en los años 70/80 en la Universidad de Caracas hoy es un represor que supervisa la actuación -junto al militar cubano Ramiro Valdés- de los escuadrones de las Hormigas Negras cuya sede visita cada vez que va a La Habana.
Ese es un cuerpo represivo contramanifestaciones públicas, hoy de bajo perfil mientras Cuba negocia con Estados Unidos la reanudación de relaciones…
SUBE EL TELÓN, BAJA EL TELÓN:
El pasado martes 03 de febrero de 2015 no hubo Sesión Ordinaria ni Especial de la Asamblea Nacional. Lo que sí hubo fue mucho sobresalto e improvisación. Hasta el lunes, en horas de la tarde, la sesión de la Asamblea nacional sería de carácter ordinario y se llevaría a cabo en el Palacio Federal Legislativo. En horas de la noche cambiaron la señal y anunciaron que la reunión sería de carácter Especial y se llevaría a cabo en el estado Sucre con el objeto de Conmemorar un año más del Natalicio del general Antonio José de Sucre. Pues bien, no pasó ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario y lo peor, nadie ofrece ninguna explicación.
A las 10:30 de la mañana del martes 03 todo el que se encontraba en las instalaciones del edificio José María Vargas, en la esquina de Pajaritos, sede administrativa de la Asamblea Nacional, tuvo que acatar la orden de desalojo inmediato porque al parecer alguien había colocado tres explosivos en el lugar.
Escaleras abajo, los empleados y obreros del Parlamento y de Tribunales iban oyendo que había que regresar en la tarde, después de la 1 o 2 pm, a efectos de reanudar la jornada de trabajo. Cabe destacar que a la hora indicada tampoco fue posible acceder al mencionado edificio. El lugar aún estaba bajo la exhaustiva revisión de los señores del SEBIN, quienes se presentaron al lugar con los caninos entrenados para detectar sustancias estupefacientes y explosivos.
Extrañamente, algunos funcionarios de seguridad de la Asamblea Nacional informaron a la prensa que la decisión de desalojo se había tomado porque imperaba la necesidad de suspender los servicios de agua y luz dado que había que reparar una tubería. Era lógico preguntarse qué hacían allí los funcionarios Antiexplosivos de la Policía Política?.
En conclusión: transcurrió una semana más sin que el Parlamento venezolano cumpla con el trabajo establecido en la Constitución Nacional. En lo que va de año solo se han realizado 4 sesiones: la de instalación, la Especial en la cual el presidente de la República, Nicolás Maduro, presentó su Mensaje Anual, una Ordinaria (martes 27 de enero), en la cual se aprobó un Crédito Adicional y tres Proyectos de Acuerdo, entre ellos, uno para condenar la supuesta Guerra Económica que los sectores de la derecha han impuesto en el país y  otra, de carácter Especial (sábado 31 de enero), en el estado Guárico, en la cual el diputado Diosdado Cabello recibió dos condecoraciones.
Hasta los momentos no se conoce el contenido de la Agenda Legislativa  2015 ni se sabe qué hará el Parlamento en función de ayudar a resolver los graves problemas del ciudadano de a pié. Tampoco se conoció nunca si los mencionados explosivos fueron encontrados. Lo extraño es que días después no se han extremado las medidas de seguridad en el lugar. Por ejemplo, por el estacionamiento del edificio José María Vargas todo el que quiere, accede como Pedro por su casa.
MALAS JUNTAS:
Solo a un gobernante como Nicolás Maduro se le ocurre creer que el ex presidente de Colombia, Ernesto Samper, puede ser un buen intermediador ante las autoridades de seguridad de los Estados Unidos de Norteamérica. Olvida Maduro que Samper ha sido el único presidente colombiano a quien le fue suspendida su Visa norteamericana mientras ejercía funciones de Estado debido a su supuesta vinculación con el narcotráfico, de hecho, a Samper siempre lo llamaron “el presidente del Narcotráfico”. A lo mejor ejerciendo esta mediación a favor de Venezuela la DEA o el FBI activan la causa contra Samper y quién sabe qué más podrá pasar.
TIPS: 
Asqueroso ver a colegas editores como brincan la talanquera de un lado a otro (Tarifados)  destruyendo y difamando,  bueno de eso tiene fama hace tiempo. amanecerá y veremos.
Cabello en persecusión con la Armada, dice que  hasta el capitán Garfio está implicado en sus acusaciones
Maduro planeando la rumba de Carnaval  desde el 12 de Febrero más pan y circo para el pueblo y llevándose por delante a los empresarios que nos dan de comer, dan pena.

Color de Hormiga
Los roedores
Diario Las Américas. Miami, 8 de febrero de 2015

Carlos Raúl Hernández: ¡Mueran los políticos!

Parte de las clases alta y media, semiintelectuales aficionados, managers de tribuna, consideran la política un oficio vil, sin calificación específica, digna de buenos para nada. En el triste pasado cuando las elites suicidaron la democracia, se habló de que debía gobernar "un gerente" en vez de esos infelices, pero cuando le tocó, duró 24 horas. Esos grupos con toda superficialidad le adjudican a los políticos y los partidos las miserias de la condición humana. Señores y señoras que ponen cuernos, mecánicos que cobran repuestos sin cambiarlos, empresarios que viven del gobierno, profesores y estudiantes que no trabajan ni estudian, dicen que "la política es sucia". Hay múltiples razones para esta ojeriza, entre otras que los políticos, a diferencia de los ciudadanos en general que disfrutan de la privacidad de sus vicios, están sometidos al escrutinio y sus defectos son de conocimiento público. Pero hay otra de fondo. Un trabajo de hace un tiempo sobre la teleaudiencia en EEUU, decía que cuando aparece un líder en pantalla, jefes de familia de grupos educados y altos sienten competida su autoridad frente al grupo y tienden a descalificarlo.

Entonces se oye: "¡¡ese es un ladrón, un ignorante!!". Isaiah Berlin es uno de los pocos pensadores teóricos que entendió en profundidad la contradictoria substancia de la política, la reina de la acción humana muy por encima de todas las demás. Para explicar su naturaleza, pone este ejemplo: por razones de vida o muerte alguien tiene que atravesar con un autobús un río furioso y el puente está a punto de ceder. Un ingeniero hará cálculos sobre el empuje de la masa de agua y la resistencia de los materiales. Los encuestadores enviarán unos muchachos de la oficina a contar cuántas personas creen que deben pasar y cuántas no, y que se haga lo que diga la mayoría. Un politólogo aplicará la teoría de toma de decisiones para saber el mejor modo de resolver.

Se cae el puente... ¿Qué hago?

Mientras, el puente se derrumba. Pero alguien había evaluado rápidamente los peligros y las posibilidades, hizo la estimación general, decidió arriesgarse y pasó. Ese es un gran dirigente. Se distinguen de los aventureros irresponsables porque los "buenos" líderes aciertan más que se equivocan y cuidan la integridad de sus fuerzas, con ayuda de una diosa esquiva, la Fortuna. Churchill chanceaba que el éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo. Los políticos menores ocasionan grandes daños, tragedias, matanzas, fracasos. Siembran el camino de oportunismo, mentiras y "viveza", o se quedan en él sin asumir responsabilidad. La diferencia irreconciliable entre la tarea del político y la del científico la establece Weber y es la misma que hay entre un boxeador y un crítico de boxeo, entre el campeón mundial peso pesado Vladimir Klichtsko, y el inmortal manager y representante Don King.

A King nunca se le ocurrió ni se le hubiera ocurrido subirse al ring, pese a saber más que nadie de boxeo. Y más allá, el público siempre tiene ideas geniales sobre lo que deben hacer entre las cuerdas: "¡en el hígado!", "¡búscale la ceja!", "¡túmbale los brazos!" (algunas muy escuetas: "¡mátalo!"). Y desdichado del boxeador o entrenador que les preste atención y abandone su estrategia. Al final no importan los vítores a lo largo de los quince rounds, sino ganar la pelea. Eso recuperará el amor de los fanáticos, como hizo Cassius Clay en el combate de Suráfrica a partir del octavo asalto o Dicky Eklund, el que tumbó a Sugar Robinson según cuenta la película El boxeador.

Sensación y sentimiento

Hay una diferencia abismal, además, entre la "lógica ciudadana" y la "lógica política". La primera es emocional, episódica, pugnaz, sentimental y moralista. Al contrario, la segunda es racional, estratégica, negociadora y pragmática. Los políticos deben decidir sin pasión lo que conviene, conjeturar las consecuencias, prefieren acuerdos en vez de conflictos, -como prescribía Tzun Tzu-, y hacen a veces lo que escandaliza la moral convencional. Se escribió que el comando aliado en la Segunda Guerra engañó a sus mujeres agentes en Francia. Les informó que la invasión sería por Calais, ¡y luego propiciaron que algunas cayeran en manos de los nazis! Como se sabía que las mujeres preferían morir en la tortura que delatar, cuando algunas gritaban "¡Calais!", en espeluznantes suplicios, la Gestapo se convencía que la invasión sería por ahí. Así engañaron a los nazis.

Hay que dirigir lo más importante del esfuerzo hacia ese amplio desprendimiento chavista que no se deja ganar por la alternativa. En situaciones parecidas de deterioro y miseria, Chamorro, Havel, Walesa, Yeltsin y otros triunfaron primero al crear optimismo y emoción sobre el futuro. Hay que avanzar hacia las parlamentarias sin mirar a los lados. Un mensaje suicida se trasmite si grupos de la MUD dicen que la cosa está muy fea para hablar de elecciones -ojalá Maduro y Padrino no compren la idea. Eso explica por qué el proceso está paralizado. Algunos siguen con la estratagema de buscar salidas sustitutas de las parlamentarias, para que los partidos no sean los protagonistas del cambio, sino personalidades escogidas por eventuales militares golpistas.

@CarlosRaulHer

Carlos Raúl Hernández
¡Mueran los políticos!
El Universal. Caracas, 8 de febrero de 2015

Leonardo Padrón: Cinco sótanos contra el sol

El padre de Gerardo Carrero se llama Gerardo Carrero. Habla sin parar. Como un tren furioso. Todo él es un despeñadero de palabras que intentan dibujar la apremiante situación de su hijo preso en el SEBIN. Le molesta el lugar común que dicta que nadie quiere más a un hijo que la madre. Es la quintaesencia del fervor paterno. Tiene el temple de la gente de montaña. Una roca. Hasta que se cansa de serlo en alguna frase y el dolor es como un animal en sus ojos. El padre de Gerardo Carrero se llama Gerardo Carrero. Tiene un koala a la altura del pecho que se le mueve como si quisiera mudarse de sitio. El lo ajusta a cada rato, lo atrapa, lo devuelve a la posición original. Será que le protege el corazón. Tendrá allí la piedra de su ánimo. No sé. El padre de Gerardo Carrero se llama Gerardo Carrero y tiene las palabras exactas que le caben en su rabia. Ni una más.
*** 
A Gerardo Carrero lo detuvieron el 8 de mayo del 2014 en un campamento de protesta de casi 350 carpas asentado frente a la sede de la ONU en la Avenida Francisco de Miranda. Su delito: exigir la libertad de los estudiantes detenidos. Las autoridades arrasaron con el sitio mientras todos dormían en la boca de la madrugada. Hubo 243 detenidos esa noche. Carrero fue trasladado al SEBIN del Helicoide. Un día inició una huelga de hambre y el castigo fue inolvidable: lo guindaron esposado de una reja, le forraron las muñecas con papel periódico (para evitar marcas) y lo golpearon con una tabla. Estuvo doce horas en esa posición, humillado y obligado por las circunstancias a orinarse encima de su propia ropa. Luego decidieron llevarlo a la sede del SEBIN en Plaza Venezuela. Bienvenido a La Tumba. Una pésima noticia.
***
El padre viaja incansablemente a la capital a visitar a su hijo, a preguntar por su caso, a hablar con gente, alguien tiene que ayudarlo, alguien tiene que saber cómo. Del Táchira a Caracas y de Caracas al Táchira es mucho autobús todas las semanas. Tuvo que dejar de trabajar para ocuparse de todo. Su hijo tiene los brazos llenos de ronchas y pus, me comenta una estudiante que lo ha visto en las audiencias. Gerardo está desde el 26 de agosto del 2014 en La Tumba. Así le dicen los propios carceleros. Es un sustantivo bien fundamentado. A ese sitio no llega el sol. No puede. No alcanza. Son cinco pisos bajo tierra. Cinco sótanos contra el sol.  
Allí la noche es un contrasentido: una luz blanca. Nadie la apaga nunca. Una luz que insiste durante el día. Una luz que ofusca. Ya Gerardo olvidó los detalles que diferencian al día de la noche. Las semanas son un acopio amorfo de tiempo. No sabe si cuando come desayuna o cena. Ya no entiende cuándo tener sueño o cuándo despertarse. Todo es un solo día. Larguísimo. Apenas lo han asomado al sol tres veces en tanto tiempo. Y le toman fotos para que parezca que así es siempre. Pero no. Es teatro. Alguien le dio una pista para entender las vueltas de la tierra: “cuando dejes de escuchar el sonido del Metro, son más de las once de la noche”. Porque el Metro de Plaza Venezuela pasa cerca. Por algún lugar de arriba. Pero a él no le gusta decirlo. Capaz y sus carceleros prohíben que el Metro pase más por esa estación.  
Lo mismo temen los otros dos estudiantes sumergidos en La Tumba: Gabriel Valles y Lorent Gómez Saleh, deportados el 4 de septiembre del 2014 por Colombia en tiempo record e imputados por conspiración, terrorismo e instigación a delinquir. 
Plaza Venezuela es un hervidero de carros, mototaxistas, perrocalenteros, peatones apurados, gente en diligencia. Es el centro exacto de Caracas. Nadie sospecha que cien metros bajo tierra están confinados a la tortura blanca tres estudiantes de este país. Sobre la superficie, en el ardor del asfalto, sus padres deambulan sin cesar por el hilo de su angustia. 
***
Yamile Saleh visita a Lorent, su hijo, los días permitidos, lunes y viernes de 11 am. a 3 pm. Yamile también ha dejado de trabajar. Solía dedicarse a la alta costura, pero la cabeza no le da para pensar en telas y zurcidos. Tiene cinco meses sin agarrar una aguja. Ha consumido todos sus ahorros. Al fin y al cabo es su único hijo. Ella es madre soltera. Anda muy sola en todo esto. Le tocó mudarse. La acosaban telefónicamente por ser “la madre del terrorista”. Le decían: “Ya sabemos quién eres y dónde vives”. No aguantó. Quiere irse del país apenas termine la pesadilla. Si termina. Aún así, carga los colores de la bandera en un delgado collar. Viaja todas las semanas desde Valencia con dos álbumes de fotos de su hijo con personalidades del fuero internacional. Cuando se le ocurre hablar con los medios, recibe represalias. Mientras me cuenta se le salen las lágrimas: “Mi hijo tiene siete años en esta lucha. Me abandonó a mí. No terminó su carrera de Comercio Internacional. No ha hecho lo propio de su edad: la playa, el cine, los amigos”. Yamile repite su historia en todas partes. Se reunió con Tarek William Saab, el nuevo Defensor del Pueblo, quien parece querer demostrar que su antecesora, Gabriela Ramírez, fue un derroche de omisiones a los deberes de su cargo. Al menos Tarek William ha recibido, sin distinciones ideológicas, a muchos de los agraviados por el régimen. Le prometió a Yamile, no la libertad de su hijo, pero sí un mínimo de dignidad. Ella espera que cumpla, asomada día y noche en su insomnio.
Le comento del video de Lorent, exhibido en TV, donde habla por skype de planes de lucha inadmisibles, altisonantes, contrarios a la vida. La madre admite ciertos excesos, y otros los mete en el paquete de un montaje. Pero no se trata de si es culpable o inocente, ella no pide su liberación, solo ruega que lo saquen de La Tumba. Ha aprendido de derecho, de custodios y tribunales. Su vocabulario está atestado de palabras nuevas. La vida le dio un vuelco a la modesta costurera que hoy solo habla de derechos humanos.
*** 
La tortura blanca es impoluta. No deja huellas. No hay batazos en el hígado. Todo ocurre con la asepsia de los cirujanos. Todo pasa adentro, en los sótanos del cuerpo y de la mente.  
El frío, por ejemplo. En los calabozos de La Tumba no descansa el frío. El aire acondicionado les escupe su respiración de hielo a toda hora. Es como una nevera eterna. Blanca, glacial, callada. La cama es de cemento. Tan tosca como dura. El padre de Gerardo me cuenta que su hijo come en el suelo, y es como pensar en un perro. Sus esfínteres dependen de un timbre. Debe pulsarlo y esperar que alguien lo conduzca al baño. Los estudiantes presos no se ven. Se gritan para saberse del otro lado. Las celdas tienen cámaras y micrófonos ocultos que registran lo que hacen, cómo se mueven, lo que piensan en voz alta. Su salud se ha llenado de diarreas, fiebres y vómitos. Les asusta lo que comen. Les prohíben la visita de sus abogados y médicos. No tienen teléfonos. No ven noticias. Tienen meses sin oír una canción. El silencio es su techo, su pared, su piso. No hay espejos. No saben ya cómo son. No tienen colores que ver, porque allí el mundo es blanco y kaki, como el uniforme que visten. La vida mide apenas 3x2 metros cuadrados. La sensación es de estar enterrados vivos. De irse aproximando en cámara lenta hacia la muerte. 
*** 
Un día le lanzaron a Gerardo un papel roto en varios pedazos. Lo armó con paciencia. El saldo del rompecabezas era una frase: “Leopoldo te abandonó”. A los tres los hostigan psicológicamente: “¿Aún no se han suicidado?”. Persiguen su quiebre. Una delación, eso buscan. “Terminen de portarse bien”, les dicen los custodios. Lo cual significa, en castellano carcelario, implicar a alguien en una declaración como conspirador, golpista o terrorista. No importa quién sea: Leopoldo López, María Corina Machado, Henrique Capriles, Alvaro Uribe. Con firmar un papel basta. Y ya. Salen de La Tumba. A otra cárcel. Les juran que con sol. 
Pero no. No hablan. No incriminan a nadie. Y la tortura se extiende como una mancha de aceite invisible por todo el sótano.
***
El papá de Gerardo sigue viajando todas las semanas a verlo. Su único equipaje es la rabia. Dice que su hijo le prohíbe sacar pendones o volantes con su nombre. “Si no están los nombres de todos los estudiantes presos, no”, le advierte.  La madre de Lorent está agotada de verse llorar. Lo mismo la madre de Gabriel Valles. 
Muchos organismos y personas han acudido a todas las instancias para denunciar lo que en ese umbral del infierno sucede. Pero, según comentan, cuando se trata de estudiantes y presos políticos el silencio de los tribunales es la regla.  
Por encima de La Tumba pasan centenas de peatones todos los días sin saber que cinco sótanos más abajo se encuentran tres estudiantes venezolanos envueltos en una luz blanca bastante parecida a la muerte.  
Es inadmisible que exista un lugar tan siniestro en nuestro país. Es la tumba blanca de los Derechos Humanos. 




Leonardo Padrón
Cinco sótanos contra el sol
El Nacional. Caracas, 8 de febrero de 2015

Manuel Malaver: Maduro y su atracción fatal por Samper

No hay dudas, Maduro quiere, admira, confía, estima y, decididamente, siente una atracción fatal por el expresidente colombiano, y presidente de UNASUR, Ernesto Samper.
Tanta, que hay que aseguran que, si bien no le sugirió su candidatura para presidir la multilateral a su colega, Juan Manuel , en cuanto este se la propuso, se convirtió en su más entusiasta y activo promotor. Quizá no lo conocía personalmente, ni se había acercado al abismo que significó su ejercicio presidencial y casi destitución de la primera magistratura de , pero hay un que debió resultarle irresistible: Samper enfrentó de los embates de Estados Unidos por privarlo de legitimidad y lograr que el pueblo colombiano, y sus instituciones, lo ejectaran del poder bajo la acusación de financiar su campaña con dineros del narcotráfico.
Foto: Prensa Presidencial

Un escándalo que lo crucificó durante los cuatro años de su mandato (1994-1998), que prácticamente no le dejó tiempo para ocuparse de ningún otro tema, y que refractó de nuevo a las fuerzas que dentro del continente luchan por gobiernos decentes y al margen de ilegalidades y los que sostienen que la lucha por la igualdad y contra las injusticias sociales bien valen un noviazgo, y hasta un matrimonio, con la maldad.
Puede decirse que la “Guerra Fría” confrontó a un nivel planetario, casi cósmico, estas dos posiciones: los que están a favor del progreso social en libertad, democracia y sin apartarse del estricto marco de la constitución y las leyes; y quienes sostienen que igualdad y justicia social son incompatibles con la libertad, la democracia y el estado derecho, y pronunciarse a favor de las segundas, equivale a barrer con las primeras.
Todos conocemos -porque lo vivimos- que el desiderátum se resolvió a favor de la libertad, la democracia y el estado de derecho y que los noventas del siglo pasado se iniciaron con el colapso del comunismo y la disolución casi en silencio y sin disparar un tiro del imperio soviético que por 65 años trató de imponer una de las estafas más siniestras y atroces de la historia.
Arrase que, justamente, por dar la impresión de totalidad y ocurrir en un contexto en que no eran previsibles las réplicas, permitió que sobrevivieran retoños o bolsones que, en menos de una década, volverían a desenterrar el hacha de la guerra y retrotraer la sociedad a la barbarie que, se pensó, había quedado atrás.
El primero –en orden de aparición- fue el narcotráfico, y en especial, el derivado de la siembra, procesamiento y refinación de la hoja de coca que destila cocaína, por razones geográficas, climáticas y culturales anclado en Sudamérica, y particularmente, en Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia, y que, en stricto sensu, ha sellado la política y la economía de la subregión en las últimas tres décadas.
En segundo, el fundamentalismo islámico, surgido en el Medio Oriente, a consecuencia del choque entre la modernidad y la arcaícidad que sobrevivió a la caída del Imperio Otomano y se niega a cualquier progreso hacia la libertad y la democracia en la región, deviniendo en una amenaza, tanto para la cultura musulmana, como para la civilización occidental.
Y, last, but not least, los residuos, remanentes o náufragos del socialismo radical, fanáticos que se negaron a aceptar que la utopía marxista era inviable, y, por tanto, se había pulverizado, y se dedicaron desde algunos enclaves no extintos como Cuba y Corea del Norte, a esperar a que la historia les diera otra oportunidad.
Sería largo explicar cómo narcotráfico, fundamentalismo y socialismo se han cruzado, entrecruzado, agregado, desagregado, unido y separado en las últimas dos décadas, y siempre en el entendido de que luchan por destruir la libertad, la democracia, la pluralidad y el estado de derecho, e imponer un modelo de salvajismo político, económico y social que permita el regreso a la autoridad, centro o dios único, sea caudillo, califa, partido o religión.
Con expresiones no siempre ortodoxas, fijas y dogmáticas, sino hetero, híbridas y ambiguas, como puede verse en la guerrilla de las FARC en Colombia que, de una organización política y militar que luchaba por el socialismo, devino en un cartel que trafica con cocaína, o le cobraba a los carteles de Cali, Medellín, Norte del Valle y la Goajira por la prestación de servicios de vigilancia y protección de sus operaciones.
O la revolución chavista en Venezuela, que de una propuesta socialista, nacionalista y bolivariana, derivó en una dictadura militar, totalitaria y represiva e idealmente programada para hacer alianza con sus pares suramericanos, y del Oriente Medio.
Los primeros, llegaron con sus alianzas con los gobiernos de Bolivia, del Ecuador y las FARC, y los segundos, con alianzas con los gobiernos de Irán, y Siria y exigiendo apoyo a terroristas como Hizbolá, Al Qaeda y Hamas.
De esos lodos viene, Ernesto Samper, quien, a pocos días de asumir la presidencia de Colombia, fue acusado por el Fiscal General, Alonso Valdivieso, ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, “de haber recibido dineros del Cartel de Cali para el financiamiento de su campaña electoral”, cargos que, posteriormente, serían ratificados, primero, por el tesorero de la campaña, Santiago Medina; y segundo, por el ministro de la Defensa, Fernando Botero Zea.
Se trata del llamado “Proceso 8000” que, si bien concluyó el 6 de julio del 96 con una absolución de Samper en la Cámara de Representantes, permitió hincar a fondo en los nombres de políticos e instituciones que venían siendo penetradas y financiadas por la narcotráfico desde los 80, y actuando, objetivamente, como sus empleados y cooperantes.
Y de esos lodos -si no iguales, muy parecidos- viene también Maduro, quien, habiendo recibido la unción del difunto presidente Chávez, fue electo a la primera magistratura el 14 de abril del 2013, y hoy ve como su segundo al mando, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, es acusado por un capitán de Corbeta, Leamsy Salazar -acogido al programa de protección de testigos de la DEA- de ser el jefe del “Cartel de los Soles”.
En otras palabras, que días tenebrosos, especialmente crueles y atroces esperan a Maduro y Cabello, pues, si bien no cuentan con el acoso de los poderes públicos venezolanos que prácticamente los secundan en sus ilicitudes, si tienen enfrente a una administración de justicia como la norteamericana, y las que, adscritas a la actual orden jurídico internacional, se les irán sumando.
Hay mucha cocaína procedente de Venezuela rodando por el mundo, de la cual, los decomisos son apenas el 10 por ciento del total, como las cinco maletas que fueron incautadas el jueves en el aeropuerto Las Américas en Santo Domingo, República Dominicana; o los 1384 kilos que fueron embarcados la tarde de 11 de septiembre del 2013 en un avión de Air France rumbo a Francia; o los 1400 de la avioneta “Bombardier Global” que el 2 de agosto del 2012 salieron del aeropuerto Arturo Michelena de Valencia, estado Carabobo, para Las Canarias; o los 1400 kilos que el 30 de agosto del 2011 salieron de La Carlota hasta arribar al Cabo San Román, en el Estado Falcón; o los 5.000 kilos que en una fecha lejana, el 1 de diciembre del 2006, se le enviaron a México, vía aérea, al jefe del cartel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”.
Y así, tanta droga enviada a África y Asía, y todo bajo la mirada complaciente, o neutral, de unas autoridades que, desde que tomaron el poder, descubrieron en las ilicitudes, no solo un método para corromper, sino también para chantajear.
Igualmente, un arma fulminante y letal en la “Guerra Asimétrica”, pues, sin disparar un tiro, ni invertir en ejércitos, con el auspicio y promoción del consumo de cocaína en Estados Unidos y las democracias occidentales, puede esperarse que la juventud, y su liderazgo político y militar, estén al poco tiempo fuera de combate.
Y un excelente negocio, mejor que el petróleo, ya que los precios (por la prohibición) nunca bajan, y transcurre al abrigo de miradas indiscretas como los ministerios de Finanzas, los Bancos Centrales y los cobradores de impuestos.
Pero todo eso si, de la otra parte, los enemigos, no están sobre alerta, y preparados para tomar la ofensiva, como puede estar sucediendo con la presencia en las oficinas de la DEA en Washington del teniente de corbeta, Leamsy Salazar, quien, puede tener la información necesaria para que Maduro y Cabello empiecen a vivir su “Proceso 8000”, pero internacional.
Coyuntura en la cual, nada más apropiado que tener a su lado, asesorándolos, dándoles ánimo, a un general trisoleado como Ernesto Samper, “el cual derrotó al imperialismo yanqui” pero no con cañones, ni aviones, ni misiles, sino permitiendo que los carteles de Cali y Medellín “blanqueran” al imperio con cientos de miles de toneladas de cocaína.
Y no fue preso, ni destituido de la presidencia de Colombia y ahora está presidiendo la UNASUR como para que los gringos entiendan que los tiempos han cambiado y sus enemigos controlan no uno, sino bloques de países.
¿Será? Porque el último año, y en especial, en los últimos meses, lo que estamos viviendo es una disolución del castrochavismo, su remisión al basurero de la historia, con el gobierno de Cuba pactando con Estados Unidos, la OEA y la CELAC desmarcándose de los narcoestados, y quien sabe si hasta la UNASUR pensando en diferenciarse y dejando a su suerte a los “al margen de la ley” que no se resignan a aceptar que sus días están contados.
Y si no, pregúntenle a Raúl Castro, Putin, Al Assad, Al Qaeda y el ISIS.
@MMalaverM

Manuel Malaver
Maduro y su atracción fatal por Samper
Diario de Caracas. Caracas, 8 de febrero de 2015