domingo, 27 de abril de 2014

Paulina Gamus: Según el color del cristal

Según el color del cristal
PAULINA GAMUS
El País. Madrid, 28 de abril de 2014

Para el chavismo cualquier fotografía o vídeo que muestre una realidad distinta a sus conveniencias carece de valor. Mejor aún, no existe

No es que todo tiempo pasado fuese mejor pero hay muchas cosas que alimentan la nostalgia por la certeza de que se han ido para siempre. Una de ellas, los carnavales en la Caracas de los cincuenta ysesenta del pasado siglo. La ciudad recibía a las más famosas orquestas desde la Sonora Matancera con la inmortal Celia Cruz como cantante estrella, hasta la de Xavier Cugat, el catalán que conquistó Hollywood. Hago un alto aquí para que los menores de 50 años acudan a Google y sepan de quién hablo. Tuve la suerte de bailar al ritmo de esa orquesta en el Hotel Tamanaco y de ver muy cercanos, en la pista de baile, a John Wayne con su esposa. Esa era la Caracas de los prodigios a la que venían artistas y otros personajes famosos, sin miedo a ser asaltados o a destinos peores. Allí, en el Tamanaco, se concentraba la gente decente para llamar de algún modo a los señores que iban con sus esposas y los disfraces imaginativos, de lujo y por consiguiente costosos. La Sonora Matancera actuaba en el Club Casablanca (donde está hoy la Hermandad Gallega) considerado un antro de perdición. En este lugar los asistentes eran hombres solteros o casados pero decididos a echar una o varias canas al aire y mujeres disfrazadas de negritas, lo que las hacía irreconocibles. Por consiguiente podían ser de cualquier estado civil, porque no se crea que ese destape o derrape carnavalesco era exclusivamente masculino.
Un médico amigo de la familia utilizó el pretexto de una guardia nocturna en un lunes de carnaval, para irse de rumba al Casablanca. Llegó a su casa al amanecer del martes, bastante ebrio y se echó a dormir. La esposa registró sus bolsillos y encontró una foto en la que la “guardia” del marido era un disfraz de negrita con la que aparecía de lo más amartelado. Se produjo el escándalo de rigor y el médico no encontró otro argumento más convincente que decirle a la enfurecida cónyuge: ¿le vas a creer a una foto más que a mi?.
Esta introducción viene al caso porque la autodefensa del amigo médico, una especie de reducción al absurdo, ha sido práctica cotidiana del denominado socialismo del siglo XXI, revolución bolivariana o simplemente chavismo. Para el régimen instaurado en Venezuela hace cinco pesados y tormentosos lustros, cualquier fotografía o video que muestre una realidad distinta a sus conveniencias carece de valor. Mejor aún, no existe. El más patente y patético ejemplo fue el asesinato a mansalva de diecinueve pacíficos manifestantes que marchaban con destino al Palacio de Miraflores, sede de la presidencia de la República, el 11 de abril de 2002. Numerosas fotografías y videos mostraron a los pistoleros que disparaban desde el Puente Llaguno, en el centro de la capital, contra la multitud. Todos fueron identificados como militantes del partido de gobierno, uno de ellos era un delincuente que pagó varios años de cárcel por el asesinato de una anciana para robar en su vivienda. A pesar de ese prontuario fue postulado por el partido de gobierno para concejal de Caracas y ejercía ese cargo cuando atacó a tiros a la manifestación opositora.
Richard Peñalver, que así se llama el sujeto, y los otros pistoleros fueron liberados al tiempo que el gobierno decidía la imputación y condena a 30 años de prisión, la pena máxima en Venezuela, de los comisarios Iván Simonovis, Henry Vivas, Lázaro Forero y de los policías Erasmo Bolívar, Julio Ramón Rodríguez y Luis Enrique Molina. Los agentes policiales Arube Salazar y Marcos Hurtado recibieron condenas de 17 y 16 años de prisión. No hubo una sola fotografía, un video o la más remota evidencia que mostrara a estos funcionarios policiales de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, cuyo titular era opositor al gobierno de Chávez, disparando contra los manifestantes. Sobraron los testimonios de personas que dijeron haber sido auxiliadas y protegidas por los imputados. Pero la verdad oficial era otra y los condenados siguen en prisión con especial ensañamiento contra el Comisario Iván Simonovis. Las infinitas acciones emprendidas para lograr su liberación por razones humanitarias, en vista de su precaria salud, han sido inútiles.
El argumento de “le vas a creer a una foto mas que a mí” no se ha limitado al caso de los asesinatos del 11-A-2002, su empleo más cínico ocurre en el ámbito de la catástrofe económica del país. Desde el comienzo de su gobierno, Hugo Chávez se dedicó sistemáticamente a destruir la industria nacional para sustituirla por la llamada economía de puertos. Expropió centenares de fábricas de todo tipo, entre ellas las productoras de alimentos, y fincas ganaderas que abastecían de carne y leche a todo el país. Las nacionalizó y al cabo de poco tiempo la productividad de las mismas se redujo a cero. Eso que está a la vista de los treinta millones de venezolanos y del mundo entero, ha sido según la versión del gobierno, el resultado de una guerra económica desatada contra su gestión por el Imperio yanqui y por la burguesía apátrida. La respuesta insólita del médico pescado en su mentira por la iracunda esposa, se torna pálida ante lo dicho en cadena nacional a todo el país y buena parte de televidentes de otras naciones, por el zar imperial de la petrolera venezolana PDVSA y dueño absoluto de la economía nacional, Rafael Ramírez, al inicio del llamado diálogo entre el gobierno y la dirigencia opositora, el pasado jueves 10 de abril. Para el susodicho, el modelo económico socialista ha sido profundamente exitoso. No son sólo fotos y videos innumerables, sino la mirada diaria de millones de habitantes del país, lo que da cuenta de la escasez de alimentos imprescindibles en la dieta de los venezolanos y de las kilométricas filas para adquirirlos cuando aparecen. Las autoridades del área alimentaria han debido acudir a la tarjeta de racionamiento para paliar, sin éxito, la angustiante situación. La inflación del 60% es una de las más elevadas del mundo y el país que obtuvo en los últimos quince años, los mayores ingresos en toda su historia de exportador petrolero, hoy le debe una vela a cada santo y es incapaz de honrar sus compromisos porque la corrupción y el pésimo manejo de la economía, vaciaron las arcas de la nación. En ese mismo encuentro, el psiquiatra Jorge Rodríguez, alcalde de Caracas, acusó a la oposición de ser generadora de la violencia que ha ensangrentado las calles de distintas ciudades venezolanas. Por el mundo han circulado innumerables testimonios gráficos y audiovisuales de asesinatos a sangre fría, ya son más de cuarenta, y de la brutal represión que la Guardia Nacional Bolivariana, la policía también bolivariana (para un doble insulto a la memoria de El Libertador) y los delincuentes adscritos a la nómina oficial, han desatado contra las manifestaciones de estudiantes y vecinos. De nuevo la foto es la que miente.
¿Logró convencer a su esposa el médico de la cana al aire aquel lunes de carnaval, de que su palabra era más verdad que la foto en la que aparecía abrazado al disfraz de negrita? Seguramente no, como ya jamás podrá hacer creer Nicolás Maduro a nadie sobre esta tierra, que su gobierno es democrático y respetuoso de la Constitución, las leyes y los derechos humanos. Esa es la foto que rueda por el mundo y la que todos, salvo los beneficiarios del poder y los envenenados por la propaganda oficialista, saben que es la cruda y dolorosa verdad.

Manuel Malaver: Que no se calle la calle

Que no se calle la calle
MANUEL MALAVER
El Diario de Caracas. Caracas, 27 de abril de 2014

No hay más silencio en las calles de Venezuela, ni tranquilidad, ni paciencia, ni resignación para que los grupos armados del gobierno o del hampa dispongan de la vida, libertad y hacienda de los ciudadanos a su haber y entender. Es el fin de la licencia para matar de bandas que, ya sea por instrucciones de los mandos políticos y judiciales oficialistas, o de las mafias de paramilitares asolan las calles, pero cuyos crímenes serán juzgados más temprano que tarde en tribunales nacionales e internacionales.
No es una aspiración nueva de la Venezuela democrática, puesto que ya en el 2002, 2003 y 2004 la oposición tomó ciudades y pueblos para que los irregulares del oficialismo entendieran que la destrucción de Venezuela no ocurriría sin lucha, acusaciones, juicios y castigos pero que, dado los altibajos de la política, se contuvo, pero no detuvo.
Lo básico a destacar en el contexto, sin embargo, es que, ni siquiera con los errores de la oposición en el 2005, y los inmensos recursos que manejó el chavismo a raíz del ciclo alcista de los precios del crudo (2004-2008), el proyecto neototalitario se hizo de una mayoría de venezolanos que le permitiera sentar tienda y, muy al contrario, se dispersó con tumbos, vaivenes y barajos que ya lo hacían avanzar, ya retroceder.

Son los tiempos en que Chávez se ve forzado a recurrir a la ayuda política extranjera, y en un acto de incalificable violación de la soberanía nacional, cierra un pacto o alianza con la dictadura cincuentenaria cubana de Fidel y Raúl Castro, por el que intercambian la reinstauración en la isla del subsidio soviético, a cambio de que el castrismo le suministrara apoyo para controlar, vigilar y reprimir a la oposición democrática.

Pero ni aun con ello el chavismo se construye posiciones y trincheras para avanzar, así como tampoco lo logra con la audaz política clientelar que lo impulsa a crear el ALBA (Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia en un solo bloque) o comprar el apoyo de gobiernos de países como Brasil. Argentina, Uruguay, y parte del Caribe y Centroamérica, que le devuelven muy poco mientras se engullen más de la mitad del billón y medio de petrodólares que ingresó al tesoro nacional como consecuencia del boom petrolero.
En la contención, no hay dudas que jugó un papel invaluable la política unitaria que desde el 2006 comenzaron a implementar las organizaciones políticas opositoras, y que, a partir del 2007, fueron anotándose éxito tras éxito (elecciones parlamentarias en el 2008 y para gobernadores en el 2010) hasta llegar al punto de “quiebre e inflexión” que significaron las elecciones presidenciales del 14 de abril del 2014.

Conviene detenerse en la fecha, pues está en el origen de la actual protesta nacional anticastrochavista, así como en el sacudón de la política unitaria que, sí persiste, es porque su dirigencia ha tenido la amplitud necesaria para oír y plegarse a otras voces.

Lo que sucede es el fin del chavismo como mayoría política (si es que alguna vez lo fue) a causa de su derrota o casi derrota (apenas habría ganado con 200 mil votos, y si fue derrotado sería con un millón de votos) por el candidato opositor, Henrique Capriles Radonski, quien, o debía imponerle al chavismo su triunfo, o convertirse en un líder político nacional para el cual la conquista del poder no admitía plazos.

Para ello, tenía que agitar la denuncia del fraude, pero no solo en instancias jurídicas nacionales e internacionales, sino, básicamente, en las calles de Venezuela que debían ser el gran centro o batalla para el reconocimiento de su triunfo.

Capriles hace un primer intento, el país se moviliza, pero alegando que no respaldaba acciones violentas y que podía convencer a multilaterales como Unasur, Mercosur y la OEA que había ganado, inicia una campaña internacional que logra imponerle a Maduro un reconteo de los votos, pero “a la manera” de Maduro.

Conocemos el resultado de esta estrategia como para “recontarla”, así como de la siguiente batalla en la cual Capriles piensa ganar lo que había perdido en la calle y en las multilamentarias del 2015.

sin protestar, legitimaron a Maduro y de paso soltaron que la pelea continuaba pero en las elecciones parlaterales, y que concluye en un estruendoso fracaso, pues Maduro lleva a cabo un gigantesco fraude, y no solo se impone en las elecciones municipales por mayoría de votos, sino que se alza con el 70 por ciento de las alcaldías.

Pero el mayor triunfo madurista fue que la MUD y Capriles, en representación de la oposición, aceptaron los resultados sin protestar, legitimaron a Maduro, y de paso, soltaron la perla de que la pelea continuaba pero en las elecciones parlamentarias del 2015.

Fue el fin de facto de la unidad opositora que venía construyéndose desde el 2006, pues el Secretario General de “Voluntad Popular” (partido que había sido el “fenómeno” de las elecciones del 8-D, pues se había convertido en el cuarto partido nacional al sumar 400.000 votos y ganó 15 alcaldías), Leopoldo López, más la diputada, María Corina Machado, y el Alcalde Metropolitano, Antonio Ledezma, empezaron a declarar a los medios que se debía retomar la movilización que se había truncado el 16 de abril y empezar a capitanear la protesta popular ante un modelo político y económico cuyos resultados no podían portar sino la etiqueta de “ruina”.

Venezuela a comienzos del año ya era, en efecto, lo que es hoy, un espectáculo de cientos o miles de consumidores en colas frente a abastos, mercados y supermercados en los cuales el gobierno les promete que puede haber llegado la leche, la harina pan, el arroz, el aceite la pasta, la azúcar, o el papel toalet.

El hampa también se batía con furia sin igual, y el saldo de venezolanos asesinados en las calles en el 2013 era de 25.000, la inflación se acercaba al 60 por ciento anual, y también escaseaban las medicinas, desaparecían los servicios públicos, y el transporte, las vías carreteras, y la infraestructura era ahora una chatarra que anunciaba que había existido alguna vez.

Pero en cuanto a las libertades, los derechos humanos y las garantías ciudadanas, el madurato también arrasaba con los residuos que se sobrevivían y la mejor prueba era que ya no había televisoras independientes, las radioemisoras se reducían y la prensa escrita era asfixiada porque el gobierno no suministraba dólares para la compra de papel.

De modo que, la mesa estaba servida, no para permanecer impasibles pensando en las elecciones parlamentarias del 2015, sino en una protestar popular de “ahora y ya”, que contuviera o le pusiera fin al castrochavismo que ya empezó a llamarse madurismo.

Fue la iniciativa que tomaron un grupo de estudiantes en la ciudad de San Cristóbal, en el Estado Táchira, sin ninguna clase de dirección, ni liderazgo, y que al ser reprimida por el gobierno regional, se trasladó a Mérida, Maracaibo, Barquisimeto, Valencia, Caracas, Porlamar, Ciudad Bolívar, Puerto Ordaz, Cumaná hasta convertirse en el incendio que no da muestras de ceder.

Y que contó con dos reacciones opositoras: la reticente, ambigua, distante y crítica de Capriles y la MUD; y la fervorosa, proactiva, estimulante y motivadora de líderes como Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma.

Lo cierto es que un vendaval o huracán sacudían, no solo al gobierno sino a la MUD y Capriles que indudablemente habían errado sus cálculos en la profundidad y extensión de la crisis nacional y sentían amenazados sus liderazgos ante esta fuerza cuyo escenario era la calle y sus organizadores desconocidos e incontrolables.

Llegó un momento, por tanto, en que pareció que la división opositora pasaría de real a formal, -sobre todo en circunstancias que Leopoldo López fue encarcelado-, pero para desconsuelo de Maduro y CIA, se impusieron las ganas de no perder la oportunidad de reconvertirlo en un presidente ilegal, deslegitimado y sin apoyo nacional, y de la unidad opositora puedo anunciar que está muy bien, demasiado bien.

Sobre todo, no está equivocándose en el camino, ni perdiéndose en fantasías, ni apostando en milagros que no sean el resultado de políticas bien diseñadas, calculadas y monitoreadas, luchando, en definitiva por “lo posible” como fórmula para llegar a “lo imposible”.

Y con una única e irrenunciable consigna: “Que no se calle la calle”.

Edgar C. Otálvora. Rebelión inspirada en Chávez sacude cuarteles en Bolivia

Informe Otálvora. Rebelión inspirada en Chávez sacude cuarteles en Bolivia
EDGAR C. OTÁLVORA
Diario Las Américas. Miami, 27 de abril de 2014

Los gobiernos de Venezuela y Colombia procuran que el Vaticano envíe a Caracas al secretario de Estado, cardenal Pietro Parolín, para participar en una reunión del mecanismo de diálogo entre el Gobierno y la Mesa de la Unidad Democrática. La canciller colombiana, María Angela Holguín, y el venezolano Elías Jaua coinciden en Roma a propósito de la ceremonia de canonización de los papas Juan XXII y Juan Pablo II pautada para el 27ABR14. Ambos habrían solicitado audiencias con Parolín. En el alto gobierno colombiano estiman que la presencia del jefe de la diplomacia vaticana en Caracas pudiera dar celeridad al mecanismo, el cual consideran que marcha a muy baja velocidad.
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El presidente chino estará de visita en Latinoamérica el próximo mes de julio, confirmando el alto interés de Pekín en expandir su influencia política y económica en la región. Xi Jinping llegará a La Habana y Buenos Aires para visitas oficiales. Luego irá a Fortaleza, Brasil, donde se reunirá con los mandatarios de Rusia, India, Suráfrica y con la anfitriona Dilma Rousseff, en una cumbre del Grupo de países Brics. Después viajará a Brasilia donde cumplirá una visita oficial. En la capital brasileña Xi celebrará un encuentro multilateral con los mandatarios de Costa Rica, Cuba, Ecuador, Brasil y Antigua y Barbuda. Durante su periplo, el jefe chino se encontrará en dos ocasiones distintas con Raúl Castro.

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Apoyo y comprensión fueron dos palabras que el Ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, ofreció en La Habana y Caracas durante una gira que arrancó en Cuba el 20ABR14 y que lo llevó a Venezuela, Argentina y Brasil. En Caracas, reunido con el canciller Elías Jaua, Wang afirmó el 21ABR14: “Somos amigos y socios. Comprendemos y apoyamos el socialismo del siglo XXI”. El día anterior, en su encuentro con el canciller cubano Bruno Rodríguez, Wang dijo que “es muy importante reforzar la correlación estratégica y la cooperación entre China y Cuba", país que calificó como “amigo confiable” y al cual también ofreció “apoyo y comprensión". Salvo la estadía en Caracas donde se reunió con Nicolás Maduro, el canciller chino sólo visitó los países que forman parte de la próxima gira de Xi Jinping. La presencia de Wang en el Palacio de Miraflores, tras varios meses de protestas en las calles de Venezuela, se interpretó como la reafirmación del apoyo político de Pekín al régimen chavista.

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Unas fuerzas armadas “descolonizadas, antiimperialistas y anticapitalistas” propugna el actual alto mando militar de Bolivia. Estos conceptos fueron expresados, el 07ABR14 por el almirante Víctor Baldiviezo Hache, quien desde diciembre es Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Las reformas en el aparato castrense, que estarán incorporadas en una nueva Ley Orgánica actualmente en proceso de redacción, muestran la clara influencia castro-chavista en los cuarteles bolivianos. Por decisión de Evo Morales, en su condición de Capitán General, desde el 2010 los militares bolivianos saludan con la consigna de inspiración cubana "Patria o Muerte, Venceremos". Sin embargo, las reformas doctrinales no satisficieron a un grupo de suboficiales declarados en rebeldía desde el 21ABR14, quienes convocaron un “paro nacional” militar exigiendo más “descolonización”.

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El martes 22ABR14 las céntricas calles de La Paz fueron escenario de una inédita protesta. Portando sus uniformes, varios cientos de militares de baja graduación, muchos llegados desde ciudades como Santa Cruz y Cochabamba, marcharon en señal de rechazo a la cúpula militar y a los ministros de la Presidencia y de Defensa. Ya el día anterior, frente al edificio sede de su Asociación Nacional de Suboficiales y Sargentos de las Fuerzas Armadas del Estado (Ascinalss), un nutrido grupo de militares se había congregado para protestar. Incluso la milicia oficialista paramilitar, los “Ponchos Rojos”, envió representantes en apoyo a la acción de los uniformados. Uno de los recursos para expresar su descontento y sus propuestas fue un video mostrando al fallecido Hugo Chávez mientras hablaba de reformas militares en Venezuela. Esposas de militares se mantenían en huelga de hambre en varias ciudades del país, mientras las autoridades castrenses ordenaban medidas disciplinarias dando de baja a cuatro suboficiales acusados de liderar las protestas. Igualmente fueron expulsados decenas de sargentos cursantes de la Escuela Militar de Ingeniería. Contra el racismo y la discriminación es la consigna esgrimida por los militares bolivianos con el activo apoyo de la asociación que reúne a sus esposas.

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Durante el mes de marzo, los sargentos y suboficiales bolivianos presentaron a consideración de la comandancia de las FFAA, un proyecto de Ley para reformar las fuerzas militares. El proyecto incluye diversas reivindicaciones tales como el acceso a estudios universitarios y dotación de viviendas. Pero el tema central lo constituye una reforma del sistema de jerarquías que copia el modelo impuesto por Chávez a las Fuerzas Armadas venezolanas en 2008. Los suboficiales bolivianos aspiran que su categoría desaparezca y sean calificados como “oficiales técnicos” equiparados en prerrogativas a los oficiales graduados en academias militares. Otra propuesta de los alzados sería la creación de una “Guardia Nacional”.

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Rubén Saavedra, ministro de Defensa de Bolivia y antiguo militante trotskista, rechazó la reforma propuesta por los suboficiales alegando que “pretendería diluir la disciplina al interior de las Fuerzas Armadas y descomponer la estructura de la institución castrense”. La reforma de inspiración chavista de la estructura jerárquica militar boliviana, rechazada por el alto mando, quedaba en manos Evo Morales cuyo apoyo reclamaban los militares rebeldes. Se trata de una reforma que ya en Venezuela causó malestar en los cuarteles, dado que la oficialidad procedente de escuelas militares resintió el hecho de que los “oficiales técnicos” comandaran tropa y a oficiales de carrera.

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Al pasar la semana las medidas disciplinarias se incrementaron. El miércoles 23ABR14 fueron expulsados nueve suboficiales de la Fuerza Aérea. El jueves, mediante un comunicado oficial del Alto Mando, se conoció el “retiro obligatorio” de 702 sargentos y suboficiales señalados de “sedición, motín, realizar acción política y atentar contra la dignidad y honor de las Fuerzas Armadas en forma colectiva”. Se trata de aproximadamente el nueve por ciento del total de los efectivos de esas categorías. De los expulsados de filas 381 proceden del Ejército y 300 de la Fuerza Aérea. En tanto, una marcha de centenares de militares, esta vez en uniformes de campaña, acompañados de Ponchos Rojos y algunos militantes del oficialista partido MAS, recorrió el jueves la distancia entre El Alto y La Paz. Poco después, el ministro de Defensa acusó a sectores opositores y a “agitadores trotskistas” de promover y financiar las protestas militares, mientras los uniformados fueron recibiendo el respaldo de sectores de la izquierda pro oficialista. El almirante Baldivieso fue el encargado, en la noche del 24ABR14, de mencionar las palabras claves para justificar la masiva expulsión al acusarlos de “promover un golpe de Estado”.

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La política militar de Morales ha estado influida por Hugo Chávez. El inicio del gobierno en 2006 quedó marcado por la baja de una treintena de altos oficiales, con lo cual el Alto Mando quedó conformado por oficiales tenidos como de confianza por asesores venezolanos y cubanos. Por consejo de Chávez, Morales se ha mantenido en proximidad con los cuarteles, promoviendo y asistiendo a innumerables actos castrenses y proveyendo crecientes recursos a los mandos militares. Incluso en agosto del 2013, durante unas maniobras del Ejército, Morales comenzó a utilizar uniforme militar, emulando a su guía venezolano. Morales ha impuesto cambios en la “doctrina” militar boliviana definiendo a las Fuerzas Armadas como "nacionalistas, socialistas y antiimperialistas” emulando la prédica de Chávez. Además, Morales ya anunció en 2013 la organización este año de milicias armadas al estilo chavista, las cuales se denominarán "comités de defensa patrióticos" y sumarán a la población civil en tareas militares. La copia de Morales al modelo militar de Chávez ha sido al calco, sin embargo, esta semana prefirió mantener su alianza con la alta oficialidad antes que apoyar las tesis de los suboficiales inspirados en Chávez. El viernes 25ABR14, durante un acto militar en La Paz, en un discurso dirigido al Alto Mando, Morales afirmó que “si no hay disciplina no hay Fuerzas Armadas”. La rebelión chavista en el seno militar boliviano quedó sin el respaldo de Evo Morales.

@ecotalvora

Carlos Raúl Hernández: Hipótesis del torero

Hipótesis del torero
CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ
El Universal. Caracas, 27 de abril de 2014


Deberían intentarse balances rigurosos de lo ocurrido en el campo democrático a partir del llamado 12F. Uno de los propagandistas argumentaba hace pocas semanas, días antes de ese autosuicidio, que había dos tesis. Una, esperar que el descontento social avanzara de abajo arriba y asar el régimen a fuego lento en su propia salsa, sin límite de tiempo. Estos eran los colaboracionistas de la MUDa, crápulas conectados con el gobierno, instigadores del vergonzoso diálogo, sospechosos hasta de untar niños con harina y asarlos vivos para devorarlos. Pero el Ángel tocó la trompeta: un grupo de valientes, honestos, indoblegables, inquebrantables, insobornables, se lanzó a "la salida", la alternativa "no dialogante", frase que resuena aún en los ecos. Incendiarían la pradera y un levantamiento cívico-militar daría de baja al gobierno, sostenido por la pusilanimidad criminosa de esa oposición de derrelictos.

Era la "hipótesis del torero": lo que se necesitaba eran individuos bizarros de enorme entrepierna para enseñársela a los tendidos de sol y hacerlos rugir durante el paseíllo. Sudor y estremecimientos entre los arrebatadores acordes del Gato montés y el vuelo de las botas de manzanilla. Aquel twit, síntesis de miles, decía "¡estos colaboracionistas pretenden esperar hasta 2019! El pueblo está cansado. ¡La salida es ya!". La pregunta obvia es si por ventura habrá que esperar menos, si está cerca "la salida", pues todavía algunos caídos del trapecio dicen que "ya falta poco". Al parecer la oposición venezolana tiene en común con el antigomecismo la incapacidad para aprender de sus propios errores, por lo que aquella dictadura duró 27 años.

¡No dispare al perro!

Misteriosamente el país retornó al 2002-2003 con el mismo despliegue de jaquetonería, ceguera y un terrible coctail de inocencia y arrogancia. Casi todas las vedettes de aquel lejano momento están en el cementerio de las estrellas fugaces. Sábato confesó que lo avergonzaba mucho de lo que había escrito de joven. Pero hay algunos asesores que sistemáticamente desgracian a sus asesorados, y de tener un poco de ¡por favor!, no podrían releer sin sonrojo lo que escribieron hace apenas unas semanitas. Sugerían entre lenguaradas hábiles la caída apocalíptica del gobierno. Los monjes medievales descubrieron que a toda criatura humana, para incitarla al pecado, la circundaban miles de demonios como murciélagos invisibles. Así cuando en el claustro violaban el ayuno, se dormían leyendo la Biblia, o aparecía alguna incontrolable pulsión erótica, culpaban esos pequeños demonios.

Los Jason Statham, Jet Lee, Stallone, en vez de recoger sus vidrios, tienen un nuevo, inquietante y paradójico trabalenguas: Maduro va al diálogo porque lo obligan los que se alzaron para impedir el diálogo, como el cazador que erró al venado pero mató al perro y se decía a sí mismo "algo es algo" cuando recogía al pobre animalito. Es desopilante pensar que desde las grandes concentraciones proletarias de Plaza Sadel, Plaza Altamira y Chacao se pueda desestabilizar alguien distinto a comensales de churrascos, o los alcaldes Blyde y Muchacho. Lo más seguro es que quién sabe: ¿será que son éstos los verdaderos objetivos militares? Las únicas crisis que originan los molestos invasores de esas zonas pudientes, son de nervios y aparatos respiratorios de los vecinos. Si el gobierno ha doblado el brazo es por el estupor que causó en el mundo el asesinato de 40 personas y no es posible creer que alguien se atribuya "la victoria" por esas víctimas, aunque uno que otro guerrillero de cafetín después de horas de reflexión, concluye que "en toda guerra hay bajas".

Bajan las urbanizaciones

Al fin y al cabo el comando operativo estaba en Miami y los generales, unos retirados, otros milicianos putativos, trazaron una estrategia de guerra de guerrillas urbana, con el detalle que los guerrilleros no tenían armas, salvo sus propios cuerpos y algunas hondas. Así derrotarían las FFAA. Mao dijo una que no le importaba una guerra nuclear porque para su país 300 millones de chinos muertos no era nada y había bastantes más. Pensar que alguno de esos talentos desempeñó posiciones de comando en el ejército venezolano da escalofrío. El Galáctico tuvo millones de personas en las calles todos los días durante mes y medio, cuando la epopeyita del paro petrolero y no hubo ni un rasguñado, y por eso ningún organismo internacional ni nación aliada lo molestaron. Habría que pensar por un momento sobre las clases medias, que en 1989 votaron abrumadoramente por Chávez

¿Lo hubieran hecho si el chavismo decidiera entonces levantamientos e incendios en Catia, Petare y 23 de Enero para aterrar a quienes no lo apoyaban? El gobierno acusa a la oposición de golpista, y desliza que hay un partidito que cobra por organizar guarimbas. También dice de algún empresario que financia esa necedad, lo que más bien hace sospechar que en vez de empresario debe ser un quebrador de empresas ajenas, vista la tamaña falta de sentido común. Ni Microsoft soportaría un capitán tan descocado. Pero no proporciona pruebas, por lo que parece una tentativa más de descrédito. Lo único verdadero es que el 25 de mayo hay que defender en elecciones los dos municipios en cuestión y prepararse para una lucha agónica por la Asamblea Nacional en 2015. El camino es y será constitucional, pacífico, y al gobierno hay que barrerlo con un huracán de votos. No hay de otra.

@carlosraulher

Leonardo Padrón: Costumbres Inquietantes

Costumbres Inquietantes
LEONARDO PADRÓN
EL Nacional. Caracas, 27 de abril de 2014


Ciertamente, de todas las costumbres, morir es la más extraña.

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El venezolano está sucumbiendo al peligroso caldo de la costumbre. Se nos ha vuelto rutina la crisis. Vivimos bajo protesta. El paisaje urbano se ha llenado de trancazos, barricadas y marchas.

El gobierno se ha convertido en un obstáculo para la serenidad. A eso, el país opositor ha agregado sus propios obstáculos. Las cadenas de Maduro intentan convertir en timidez los antiguos maratones de Chávez ante el micrófono. Y ya nos habituamos a lidiar con ese engorro. La escasez de productos es como una tos crónica y las amas de casa han armado, como cuenta Lissette Cardona en un reportaje de El Nacional, una red de cazadores. Mujeres que se agrupan para recorrer kilómetros en busca de aceite, café o azúcar.

La ciudad convertida en bosque, donde hay que avistar por horas a la presa. En el proceso nacen amistades, intercambian teléfonos, datos. Y hasta llegan a ejercer el trueque: "La semana pasada cambié dos litros de leche por dos de aceite y harina de maíz por harina de trigo", le cuenta una residente de Chacao a la periodista. El bosque, ese es el problema, está atestado de cazadores.

Galeno decía que la costumbre es una segunda naturaleza. Si así no fuera, la raza humana se hubiera extinguido de desasosiego.

La costumbre nos va domesticando el asombro. Tarde o temprano aceptamos las nuevas realidades que nos presenta ese guionista extravagante que es el destino. Así como uno se termina acostumbrando a la muerte de un ser entrañable o a la llegada avasallante de la tecnología, la gente va adecuándose a los nuevos rizos que elabora la tremebunda política nacional. He aquí el peligro. Anatole France tuvo a bien alertarnos: "Lo más escandaloso que tiene el escándalo es que uno se acostumbra a él". Es hora de prender las alarmas.


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Breve inventario: Nunca debimos, pero nos fuimos acostumbrando a la baranda de Tibisay Lucena. Y su vacío existencial, su tono de cine francés, su clima de sospecha, su adicción a los malos fi nales.

Nunca debimos, pero nos hemos ido amañando con la sonrisita de Jorge Rodríguez y todo lo que siniestramente oculta. Nos encona, nos vapulea la úlcera, nos extrae groserías. Pero él persiste.

Nunca debimos, pero hemos terminado aceptando como tradición y humorada los incesantes tropiezos de Pastor Maldonado en la Fórmula 1. Todo un desagüe de dólares del erario nacional.

Nunca debimos, pero desde la alocución del primer Chávez hasta el último Maduro, nos hemos resignado ­los ajenos al dogma­ a recibir insultos de todo calibre y magnitud. Serpientes, eso nos lanzan. Y en cadena nacional, faltara más.

Nunca debimos, pero nos acostumbramos a responder a tales insultos. Y en esa sopa gigantesca de agravios, nació la infección de odio que hoy nos defi ne.

Nunca debimos, pero se nos hizo hábito ­desde Páez, Gómez, CAP y Chávez­ que todo gobierno ejerciera el desfalco de las arcas públicas.

Nunca debimos acostumbrarnos.

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Hace poco leí un libro que recorrí con sobresalto. Un libro considerablemente rudo porque no tiene ni un gramo de fi cción y todo lo que relata es la Venezuela que hoy somos. Se trata de Y nos comimos la luz, de María Isoliett Iglesias, curtida reportera de sucesos de El Universal. Son crónicas sobre la violencia social. Su repulsiva cotidianidad. Sus personajes, víctimas y verdugos, el entorno y las secuelas, la tanta sangre derramada. Se reúnen allí historias que rozan lo delirante. Está la de Fredie, que se gana la vida ofreciendo servicios funerarios en la morgue de Bello Monte y le reza a los muertos para que lo ayuden a tener un buen día. Está la del hombre que depositó tres disparos en la espalda de otro solamente porque su pequeña perra le olisqueó una pierna. O la de aquel que confi esa que él solamente es la mitad del diablo y que "se aburrió de coleccionar los plomos que le sacaba a cada uno de sus muertos después de tirotearlos". María Isoliett logró ahondar en su testimonio y la sensación de escalofrío es inmediata: "Yo mato porque sí, porque me gusta, porque hay que hacer limpieza (...) Cuando lo haces una vez, no puedes parar. Es una droga". Silencio. En eso me convertí después de leer tamaña frase, en silencio.

Algo muy hondo se ha roto en este país.

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Uno de los trabajos más sólidos sobre el problema de la violencia en Venezuela lo realizó el sacerdote salesiano Alejandro Moreno. Y salimos a matar gente: Investigación sobre el delincuente venezolano violento de origen popular es un libro de dos tomos que reúne 15 historias de vida y un análisis de gran rigurosidad sobre nuestra endémica violencia. Como bien lo defi ne Moreno, son "historias de ausencias: ausencia de familia, ausencia de madre, ausencia de afecto, ausencia de relaciones vinculantes, ausencia de atención".

Son seres que nacen marcados por una primera violencia: la violencia del abandono. Se acostumbraron a no pertenecer.

La primera historia de vida, la de un delincuente llamado Alfredo, quedó trunca. Faltó una última entrevista, pues primero llegaron nueve puñaladas a su cuerpo. Apenas tenía 38 años de vida. El padre Moreno nos descifra cómo el crimen es una vía para acceder a una forma de poder: "Alfredo, como todos, delinque, en primer lugar, para lucir. (...) Destacarse sobre todos, ser admirado, ser incluido en el medio, como el principal, el más signifi cativo, el más poderoso". En nuestro sistema carcelario, por ejemplo, quien llega a ser pran del recinto es porque es el más violento, el más temido.

Poder y sangre van de la mano.

Moreno subraya lo que ya es notorio en la crónica roja del siglo XXI venezolano: en los delincuentes nuevos "atraco y asesinato se han unido: te robo y te mato. Un cambio radical y muy signifi cativo para la sociedad: la violencia se ha vuelto más sangrienta, más agresiva, más implacable; el violento ha perdido controles, límites, emociones". Y, por supuesto, el Estado contribuye ferozmente con 92% de impunidad.

Matar como hábito y agenda.

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Informe rápido de nuevas costumbres: 1) Por un extraño misterio, las bombas lacrimógenas se quedaron pastando eternamente en tres cuadras de la parroquia Chacao. Las funciones son diarias y con horario fi jo. Represión y barricadas a partes iguales. ¿Se acostumbrarán los vecinos a llorar mientras intentan respirar? 2) Los asaltos que perpetran los cortejos fúnebres de malandros.

Ya es tradición. El botín somos los conductores que no lloramos al difunto. La policía conoce el modus operandi. Ni pendientes.

3) Las noticias delgadas. La prensa que no le hace carantoñas al régimen ha sido obligada a la anorexia informativa. La lectura se agota en cinco minutos. Se asiste a la muerte, por asfi xia, del periodismo impreso.

4) Los colectivos. O paramilitares. O bandas armadas en motos.

Bautícelos a su real antojo. Ya son parte del paisaje. Aparecen en los eventos electorales. Llenan el aire de amenazas. Atacan salvajemente a las protestas. Sitian a los barrios. Son una nueva tribu urbana. Son intocables.

5) La vida no vale nada. Pablo Milanés dixit. Menos que un dólar al cambio ofi cial. Basta con ir a comprar Ibuprofeno en Farmatodo.

Con demorar el beso de despedida en la camioneta. Basta una bala perdida. Basta la irritación de alguien que tropezaste en la fi esta del callejón. Basta ver bonito a la novia bonita de otro.

6) Las torturas. Nuevo ingrediente de la pócima revolucionaria.

Manifestar es un derecho constitucional, pero acostúmbrate a lo que dicen las letras chiquitas: rodilla en alcantarilla por no ejercer la "rodilla en tierra", electricidad en los senos, golpes con bates sobre cuerpos envueltos en goma espuma, cascos que hinchan tu rostro, cuerpos rociados con gasolina, amenazas de violación. Acostúmbrate a que las torturas ocurren. Pero "no existen".

7) El país que gira sobre su propio eje y no avanza. El país que no entiendes. El país que rechaza a su mitad.

8) Si tu carro se queda sin batería, bienvenido a las aceras. Si no consigues tu champú de siempre, compra otro. Vivir es experimentar. Si solo te activa el café en las mañanas, intenta ducharte con agua fría. A fi n de cuentas, la cafeína tiene sus bemoles. Si ahorraste todo un año para viajar a Disney o Cancún con tus hijos, olvídalo, recapacita, piensa en bolívares, Venezuela es chévere, pero cuidado con los huecos, los miguelitos en la carretera, los peajes falsos, en fi n, cuidado con la muerte. Ella también hace turismo nacional.

9) La denunciante que va presa. La secuestrada que calla para siempre su historia. La diputada que le prohíben trabajar.

Los cadáveres que comienzan a llenar el Guaire.

10) Planear una nueva vida. En otro país. Así sea uno que limite por el norte con lo que sea y por el sur con tus ganas de no morirte.


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La protesta que encendió el país el 12 de febrero del 2014 lleva ya 42 muertos. ¿Alguien recuerda el nombre de la última persona asesinada? Hay muertes que poseen más resonancia que otras. Sin duda.

También puede ocurrir que, simplemente, nos estamos acostumbrando a morirnos.

Marta Colomina: Cuba nos roba y Maduro acelera el comunismo

Cuba nos roba y Maduro acelera el comunismo
MARTA COLOMINA
El Universal. Caracas, 27 de abril de 2014

Ahora apela al inicuo tsj (con minúscula) para "proscribir las manifestaciones pacíficas"

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Como muchos temían, el "diálogo" propuesto por el Gobierno está funcionando como una estratagema oficial para ganar tiempo y apresurar la aplicación del "Plan de la Patria" que contempla la definitiva instauración del castrocomunismo en Venezuela. No de otra manera se explica que la MUD no haya logrado ninguna de las solicitudes democráticas de la agenda y, por el contrario, el régimen se haya negado de plano a una Ley de Amnistía para liberar a los presos políticos, a los estudiantes detenidos y cesar la represión y las torturas, entre otros urgentes temas. Es inadmisible que en pleno "diálogo", los cuerpos de seguridad del Estado y los grupos violentos oficialistas, hayan radicalizado la represión contra las protestas estudiantiles, con detenciones, heridos, torturados y muertos. Un contingente militar (GN) llegó a Mérida con equipos de guerra, helicópteros, cientos de patrullas y motos (EU 24-04-14). Si se movilizase la mitad de ese despliegue para luchar contra el narcotráfico, no ocuparíamos el lugar vergonzoso actual, pero tal acción no es un objetivo de guerra; los estudiantes, sí. Gracias a las pertinaces protestas, Maduro ha quedado desnudo ante el mundo como un dictador que viola todos los derechos humanos, como han denunciado numerosas organizaciones internacionales, parlamentos, ONG, medios, artistas e intelectuales. Como Maduro no ha podido erradicar las protestas con represión, ahora apela al inicuo tsj (con minúscula) para "proscribir las manifestaciones pacíficas espontáneas". Su sala (in)constitucional, en prueba de su carencia moral y autoridad jurídica (demostradas también en las "sentencias" contra Scarano, Ceballos, Leopoldo y María Corina) determinó que el derecho a la manifestación pacífica previsto en el artic. 68 de la Carta Magna "no es un derecho absoluto, como las garantías a la vida y la salud". ¡Para el récord Guinnes! ¿Les parece a estos 7 miembros (in)constitucionales que en la Venezuela de Maduro están garantizados "los derechos absolutos a la vida y a la salud"? :25 mil muertes violentas en 2013 y estudiantes asesinados por acción de los esbirros oficiales; padecimiento y muerte de los enfermos de cáncer porque no hay insumos, o el ruleteo, hasta morir, de un hospital a otro, sin medicinas, ni equipos, mientras Maduro sigue regalando a Cuba 120 mil barriles de crudo diarios, $12 mil millones al año y hasta 3 aviones para que viaje la nomenclatura cubana.

Un informe de la Contraloría (¡Oh, sorpresa!) nos ilustra de cómo nos estafa el régimen cubano, con la anuencia de Chávez y Maduro. Ambos entregaron la salud pública a supuestos médicos cubanos, a quienes pagan en dólares, mientras los médicos de verdad venezolanos reciben un salario de hambre. En Chile, de 477 médicos extranjeros que se presentaron al exámen en ese país, solo aprobó el 20% y el 80% de los raspados eran cubanos. En Brasil ocurrió algo similar. De 2012 hasta el presente Venezuela pagó hasta 9.670 % más por las malas medicinas enviadas por Cuba (hasta contaminadas por insectos), según determinó la Contraloría (EU 19-04-14). Los Castro cobran medicinas que no envían y Venezuela se las paga. En 2013 la Contraloría comprobó que solo se recibió el 0,84% del 74% previsto. Recordemos las viejas plantas eléctricas adquiridas a Cuba, remozadas con una pinturita, que nunca funcionaron y la triangulación corrupta que ha sido pagada sin chistar por nuestro país.

El BCV informa que la inflación en alimentos se disparó al 79,2% en 12 meses mientras Maduro, a 5 meses del "Dakazo" que dejó vacíos los comercios hasta el Sol de hoy, anuncia otra "ofensiva económica", aunque divisas no hay. Promete financiar "las inversiones privadas con el Fondo Chino y Fonden", cuento chino que no se tragan los empresarios, quienes piden la entrega de los $13 mil millones adeudados, sin cuyo pago, no se les abrirá de nuevo el crédito internacional.

El tsj apresura su anuncio porque al régimen le aterran las masivas protestas que se avizoran contra el modelo educativo castrocomunista que Maduro está empeñado en aplicar. Ya comenzó a distribuir los textos escolares, así que la "consulta" (cuyos "resultados" serán procesados por cubanos) pretende legitimar el castrocomunismo como falsa voluntad de los venezolanos. Ignorando la sentencia del tsj, padres, representantes, maestros, profesores y estudiantes están tomando la bandera del rechazo a la ideologización escolar cubana, con protestas y pancartazos en Carabobo, Lara, Zulia, Anzoátegui, Barinas y otros estados del país.

Maduro está pisando el acelerador, asustado como está de que la bomba económica explote antes de tiempo y Venezuela estalle con cada vez más gritos masivos de libertad.

mcolomina@gmail.com

Fernando Ochoa Antich: Descontento militar

Descontento militar
FERNANDO OCHOA ANTICH
El Universal. Caracas, 27 de abril de 2014


Al surgir los Estados contemporáneos, estrechamente vinculados al nacionalismo, se vieron obligados a organizar Fuerzas Armadas profesionales, de carácter permanente, para imponer el monopolio interno de la violencia y garantizar la soberanía nacional. El descontento militar es un fenómeno sociológico que surgió en esas organizaciones militares. Sus causas fueron muy variadas, aunque casi siempre estuvieron vinculadas a razones profesionales y políticas. Los cuadros militares, al controlar las armas de la República, siempre han estado vinculados a los desarrollos históricos de cada uno de esos Estados. La evolución del Estado absoluto a democrático, durante el siglo XX, estableció un principio fundamental: la subordinación de las Fuerzas Armadas al poder civil, cuyo origen debe ser constitucional y popular. Este proceso en la América Latina sólo logró imponerse parcialmente a finales de los años ochenta.

En Venezuela, durante el gobierno de Cipriano Castro, se creó un Ejército de carácter permanente con la finalidad de restablecer la paz de la República y derrotar a los caudillos regionales. Se crearon, a  partir de la creación de la Academia Militar, un conjunto de valores en el orden profesional, entre ellos el espíritu de cuerpo, que permitió su unidad interna, aún en los momentos más críticos de nuestro devenir histórico. De todas maneras, el fenómeno del descontento militar se ha expresado, en distintas oportunidades, a través de graves hechos de indisciplina. Curiosamente, en Venezuela las insurrecciones militares, máxima expresión del descontento interno, se han manifestado normalmente a través de acciones ejecutadas por cuadros medios y no por los altos mandos de las Fuerzas Armadas. Esta característica es muy particular en Venezuela, diferenciándose de otros países de la América Latina.

El primer golpe de Estado en Venezuela, utilizando a las Fuerzas Armadas, ocurrió el 19 de diciembre de 1908 al derrocar Juan Vicente Gómez a Cipriano Castro. Sus causas fueron muy variadas, pero una de ellas fue el rechazo surgido en los cuadros militares tachirenses a la forma de gobernar del presidente Castro. A partir de esa crisis histórica, durante todo el siglo XX y principios del XXI, se repetirán permanentes  intentos de insurrecciones militares. En algunas oportunidades, el descontento militar no fue suficiente para aprovechar la crisis social y política; en otras circunstancias, coincidió plenamente provocando una ruptura institucional. Así ocurrió el 18 de octubre de 1945, el 24 de noviembre de 1948 y el 23 de enero de 1958. Al contrario, hubo un sinnúmero de conspiraciones y algunos alzamientos militares que fracasaron, entre ellos los que se originaron en los años 20, 60,  92  y 2002.

La detención de tres generales de la Aviación y de unos treinta oficiales de distintos grados indica que vuelve a repetirse el fenómeno sociológico que genera las tradicionales conspiraciones militares. La opinión pública percibe que dentro de la actual estructura militar debe estarse desarrollando algún tipo de tensión interna. Sus causas son muy variadas, pero definitivamente se han originado en las transformaciones planteadas, totalmente a la ligera, en las distintas reformas de la Ley Orgánica. Esos cambios han sido los siguientes: se ratificó la estructura organizativa centralizada en el presidente de la República, a quien se le concedió grado militar y mando efectivo y en dos grandes comandos: el Comando Estratégico Operacional y el Comando de la Milicia Bolivariana. El ministerio de la Defensa permaneció como órgano rector del sector Defensa, sin mando militar, transformándose fundamentalmente en una estructura administrativa.

Al mismo tiempo, se mantuvo la tendencia al fortalecimiento de la Milicia Bolivariana y al debilitamiento de las distintas Fuerzas, a las cuales se les redujo su capacidad administrativa y de mando. Además, se creó el oficial de milicia, con la posibilidad de optar a cualquier grado, permitiendo que ciudadanos sin formación militar pudieran pertenecer a sus cuadros, a objeto de evitar que los oficiales profesionales ejercieran, como venía ocurriendo, el mando de las unidades de milicia. Se estableció la posibilidad de que los suboficiales de tropa pudieran ascender a oficiales efectivos y se les concedió a los suboficiales profesionales de carrera el grado de oficiales técnicos, en base a su actual antigüedad. Estas transformaciones modificaron ampliamente la esencia profesional de nuestra Fuerza Armada y sus principales valores, siendo la causa, junto a la escogencia, sin suficientes méritos, de los ascensos, del actual descontento militar. La historia siempre se repite...

fochoaantich@gmail.com

@FOchoaAntich

 

          

Carlos Blanco: Tiempo de Palabra. Dictadura del sigloXXI

Tiempo de Palabra. Dictadura del sigloXXI
CARLOS BLANCO
El Universal. Caracas, 27 de abril de 2014

Dictadura del siglo XXIHa habido renuencia a denominar el régimen chavista como dictadura. Las razones son varias, pero las más importantes son que, por una parte, el término evoca en América Latina a Rafael Leonidas Trujillo, los Somoza, Pérez Jiménez o Pinochet; en segundo término, al sonar exagerado, dado el reconocimiento internacional que Chávez tuvo con su abundancia de elecciones y su proclamado amor a los pobres, la alegación podía perder credibilidad. Durante años -ya vamos para 16- el experimento venezolano gozó de cierto aprecio internacional o, al menos, el reconocimiento estimulado por lo que parecía un personaje pintoresco, exagerado, capaz de provocar la carcajada universal con su comparecencia en el podio de la ONU y olisquear el azufre dejado por el diablo George W. Bush. La mayor parte de la izquierda internacional se sumó al coro de alabanzas, fuese por la vía de la solidaridad ideológica o del convencimiento a través de la persuasiva chequera bolivariana.

Con el tiempo la percepción comenzó a cambiar, lo cual se aceleró con este año de Nicolás Maduro, sin el liderazgo de su padrino y con encomiable capacidad para la torpeza. Sin embargo, hay un importante problema conceptual y, para describirlo, muchos términos se han aplicado al régimen actual y a otros parecidos (el fenómeno no es nuevo). Quien esto escribe prefirió por un tiempo la denominación de neoautoritarismo. Por su parte, la academia ha sido muy prolífica en tratar de describir el bichajo, suerte de ornitorrinco politológico: autoritarismo electoral, autoritarismo competitivo, autoritarismo participativo, semi-autoritarismo, régimen híbrido, autoritarismo "suave", semi-democracia, autoritarismo democrático, democracia autoritaria y autoritarismo deliberativo. Seguramente hay muchos más. Han sido los dirigentes políticos más radicales los que se han atrevido a hablar de dictadura, aunque el término no ha gozado de mucha suerte entre expertos y dirigentes. Veamos el fenómeno.



EL CASO DE FIDEL CASTRO.

El régimen cubano es una dictadura. No hay dudas en el asunto para los sectores democráticos del mundo; pero para la izquierda, aun la que no está muy de acuerdo con la familia Castro, es como diferente, con matices. Fidel no es Pinochet, parece decirse. No muchos habrían querido retratarse con el chileno, pocos dejaron de hacerlo con el cubano, incluido quien esto escribe.

Se puede sostener la siguiente hipótesis. La revolución cubana, al comienzo, pareció alcanzar lo que los líderes históricos de la democracia latinoamericana, como Rómulo Betancourt y Víctor Raúl Haya de la Torre, se habían propuesto: una revolución antiimperialista y nacionalista; la afirmación de la nación frente a EEUU y sus políticas intervencionistas, armadas o no. Sin embargo, en el momento en que Fidel alcanza ese ideal compartido, para conservarlo lo traiciona, al entregarse en los brazos peludos y estranguladores del oso soviético. Por un breve período, Fidel es el símbolo del triunfo de la aspiración latinoamericana, que se había jugado o se jugaría sin suerte en países como México, Nicaragua, Guatemala, República Dominicana, Chile y Bolivia. Ese momento es el que le da al líder cubano la marca de fábrica que lo va a "diferenciar" de otros dictadores. Después, ya convertido en un dictador más, ha habido siempre quien lo excluya de la caballeriza de los más oprobiosos sea por la gesta de la Sierra Maestra, sea porque es la última reliquia del sueño devenido en pesadilla.

Esta dictadura tan homicida como cualquier otra, pero con rostro humanoide de acuerdo a la feligresía latinoamericana que la acompaña, tuvo la capacidad de transmitir su manto de impunidad parcial al régimen de Hugo Chávez. El Comandante venezolano dejó de ser el militarote que intentó un golpe de estado contra CAP -con quien Castro se solidarizó el 4-F- y mediante el agua bautismal meada de tiburones, Fidel lo apadrinó para entrar en el Panteón de los Revolucionarios. Desde entonces, el proceso autoritario venezolano recibió la acogida que reservada a la revolución cubana por parte de la izquierda latinoamericana. En el momento en que varios de sus representantes resultaron electos como presidentes la protección continental estuvo asegurada, siempre lubricada por el petróleo para evitar los chirridos que la conchupancia con Chávez producía en democracias más sólidas.



LA DICTADURA. Pero no basta la protección cubana para explicar la condescendencia con el régimen ahora en fermentación y decadencia. Una explicación es que la noción de dictadura no ha evolucionado como lo han hecho los dictadores.

Una dictadura tradicional clausura los partidos políticos. La dictadura del siglo XXI los ahoga: impide el financiamiento estatal y criminaliza el privado, el nacional y el extranjero; sólo les queda la opción de los caminos verdes o la corrupción, que tiene como ejemplo y monumento internacional el caso del PSUV con el uso masivo e indiscriminado de los recursos del Estado.

Una dictadura tradicional cierra los medios de comunicación que no responden a sus órdenes. La dictadura del siglo XXI usa el cierre en casos extremos (RCTV), pero prefiere la expropiación, la compra a través de algún badulaque afín, la censura y, sobre todo, la autocensura. Favorece el control directo de la televisión y la radio por sus impactos inmediatos; en el caso de la prensa escrita, opta por sofocarla al negarle la obtención de papel, al impedir la publicidad de las empresas privadas y de las instituciones públicas.

Una dictadura tradicional utiliza el fast-track para allanar, detener, torturar, y mantener en prisión a sus enemigos. La dictadura del siglo XXI no deja de usar este expediente -en Venezuela se ha visto hasta el hartazgo desde el 12 de febrero en adelante-, pero prefiere el uso de los tribunales para idénticos fines. Obsérvese cómo no hay ni un solo caso político en el que "los juristas del horror" no hayan descargado la guillotina sobre los disidentes.

Una dictadura tradicional no permite a los opositores, salvo por breves períodos, su participación en las instituciones del Estado. Las dictaduras del siglo XXI, con mayor o menor desagrado, tienen que aceptar la participación de los opositores en instituciones como el Parlamento y algunos espacios más o menos controlados, aunque prácticamente inermes.

Una dictadura tradicional no le importa aparecer como tal, aunque siempre en función de un objetivo superior (anticomunismo o antiimperialismo, según los casos); y por esta razón no le importa suprimir las elecciones. Las dictaduras del siglo XXI necesitan una fachada que pueda vender un aire de democracia "no tradicional" y se esmeran en multiplicar las elecciones controladas.

Si así evolucionan las dictaduras la pregunta es cómo debe evolucionar la resistencia a éstas.

www.tiempodepalabra.com

Twitter @carlosblancog

Héctor E. Schamis: El diálogo y las balas

El diálogo y las balas
HÉCTOR E. SCHAMIS
El País. Madrid, 27 de abril de 2014

Esta negociación en curso no es entre dos, en realidad es entre tres

Mientras una vez por semana dialoga con la oposición, el gobierno venezolano continúa reprimiendo a aquellos opositores que se niegan a abandonar la calle. Curiosamente, la represión parece haberse intensificado desde el inicio de las conversaciones. El mensaje no podría ser más claro: el gobierno juega el juego, dialoga—tal vez así le guiñe el ojo al Vaticano y a The New York Times—pero al mismo tiempo fija las reglas de ese juego por medio de la fuerza. O sea, no marca la cancha con cal, lo hace con plomo.
De hecho, es en los días cercanos a cada encuentro semanal cuando el aparato legal y coercitivo del estado se despliega con mayor vehemencia, una doble estrategia hecha explícita esta semana. La misma noche de la tercera ronda del diálogo, un fallo del Tribunal Supremo de Justicia reinterpretaba el derecho a la manifestación pública, condicionándolo a la autorización de los alcaldes. Restringiendo ese derecho, el tribunal se reserva así la capacidad de legislar y al mismo tiempo suspender un componente constitucional esencial. Para ratificar esa normativa, al día siguiente un combinado de fuerzas militares y colectivos armados aterrizó en Mérida, con un despliegue tan excesivo que las imágenes eran propias de un ejército de ocupación, no de una fuerza anti-disturbios.
La simultaneidad de estos hechos con las reuniones tiene el valor simbólico de recordar quien manda, a los allí sentados, a los que están en sus casas y a los que están en la calle. Con esta iniciativa legal y represiva, Maduro parece haber recuperado protagonismo y exhibe mayor capacidad de administrar su propio horizonte temporal, importante frente a opositores tanto como a rivales internos. Pero más importante aún es el aparente control del relato que ha recuperado el gobierno, es decir, la narrativa que interpreta, comunica y re-crea el dialogo frente a la sociedad, con lo cual le da significado. Nótese que lo ha denominado “Conferencia de Paz”, que es un nombre adecuado porque persigue la paz—es decir, que se vacíen las calles—pero obvia la reconciliación, el otro componente habitual de estos procesos.
El nombre dado al diálogo, y lo omitido en él, sirve para resaltar la disonancia cognitiva, o al menos unas cuantas ambigüedades conceptuales, especialmente en el caso de la MUD. El gobierno continúa haciendo referencia a “la violencia de ambas partes” como si fueran dos ejércitos comparables, o facciones contendientes en un proceso de fragmentación nacional. Así se las arregla para legitimar esa falacia, sin que nadie le señale que una de las partes es la población civil, con piedras, y la otra es el estado venezolano, con todo el aparato represivo a su disposición.
Pero aun en el absurdo de tratar a esas partes como equivalentes, tal razonamiento habría requerido acordar un previo alto el fuego, un armisticio, el ABC de cualquier manual de negociaciones de paz, resolución de conflicto o similar. No solo eso no sucedió, sino que se dialoga mientras continúan las hostilidades—siguiendo con la metáfora de dos ejércitos equivalentes—tal como la ocupación militar de Mérida lo indica. En estos términos, si se logra la paz, no vendrá acompañada de la reconciliación.
Tampoco es claro por qué no se pusieron condiciones tales como la liberación de los detenidos durante las protestas, el cese de la represión y el desarme de los colectivos, como propusieron los líderes del movimiento estudiantil—obtener algo antes de legitimar la negociación. La mala noticia es que cualquier concesión era posible previo a comenzar las conversaciones. A todas luces, la efectividad de la primera reunión, cuando los políticos de la Mesa le gritaron las cuarenta al gobierno en la cara y por televisión con el mundo de testigo, se ha ido diluyendo en las semanas siguientes.
Sobre esta base, un economista diría que este diálogo es un negocio de utilidades marginales decrecientes. Pero la explicación puede tener que ver con la oposición en sí misma, más que en el diálogo en cuestión. En estas pocas semanas, de hecho, se han profundizado las divisiones dentro de la oposición, exacerbándose las recriminaciones y las acusaciones cruzadas. La cuestión central es la confianza. El diálogo entre adversarios en situaciones de conflicto intenso se predica sobre la base de su potencialidad para construir confianza. En esto ha habido un problema cognitivo adicional: el de un diálogo necesario y previo que no ha ocurrido, el diálogo al interior de la oposición.
Lo que hay que resaltar es que esta negociación en curso no es entre dos, en realidad es entre tres. El gobierno va ganando este juego—en una cancha además marcada con plomo en vez de cal—porque parece ser el único que realmente lo ha entendido.

Héctor Schamis es profesor en Georgetown University. Sígalo en Twitter @hectorschamis