martes, 1 de julio de 2014

Manuel Malaver: ¿De verdad existe un gobierno en Venezuela?

Podrá parecer una pregunta temeraria, políticamente incorrecta, puesta en las antípodas de evidencias que demostrarían lo contrario, pero cuando recordamos que la mañana del domingo una banda de hombres armados entró a un quirófano del “Hospital Clínico Universitario” y asesinó a un paciente que operaban y a su acompañante; cuando pensamos que el Estado Monagas estuvo sin luz y agua desde el viernes en la tarde (día del apagón), hasta ayer en la noche, es imposible no volver a una interrogante que día a día es respondida por los hechos.
Que desde luego, no son aislados, sino que minuto a minuto se ovillan con concomitantes que, notariados en la sucesión del tiempo arrojan este resultado que progresivamente va horadando el equilibrio mental del país.
Venezolano hay en este instante que no concilian el sueño porque, después de semanas, continúa sin encontrar leche para sus hijos; otro, que no volvió encontrar la medicina que después de agotada le agravará la diabetes, le provocará un infarto, o un ataque de epilepsia; y un último que no le encuentra explicación al absurdo de que lleva meses esperando una cama de hospital para tratarse sin resultados.
Las bandas, sin embargo, están alegres, tienen de todo y operan como si por fin hubieran encontrado el país sin gobierno que les permite cometer fechorías tras fechorías.
Bandas en los ministerios, en las llamadas instituciones, en los bancos, los cuarteles, las universidades, los liceos, las oficinas públicas, empresas del Estados, en los barrios, en las urbanizaciones, en cualquier lugar donde pueda haber un botín para saquear y expoliar.
Son los cuerpos que también pueden ser gobierno, si el gobierno los necesita para reprimir y mantener la impresión, la sensación, de que existe.
Nadie los conoce personalmente, les ha visto a la cara, o pasar a su lados, pero si sabemos que, cuando menos se piense, pueden aparecer en los quirófanos, lo lobbies de los hoteles, las calles y avenidas para dejarnos su única carta de presentación: la muerte.




Manuel Malaver
¿De verdad existe un gobierno en Venezuela?
El Diario de Caracas. Caracas, 1 de julio de 2014

Ileana Ros-Lehtinen y Mario Diaz-Balart: Situación en Venezuela requiere acción de EEUU

En los últimos meses, el empleo por el dictador venezolano Nicolás Maduro de fuerzas militares y de los llamados colectivos, guiados por enseñanzas del régimen de Castro sobre vandalismo e intimidación, ha estado oprimiendo violentamente a los ciudadanos que protestan mediante detenciones masivas, torturas sistemáticas y asesinatos.
El pasado 5 de mayo, la organización Human Rights Watch dio a conocer un informe titulado “Castigados por protestar’’, donde se detallaron atroces violaciones de los derechos humanos, entre ellas detenciones arbitrarias, el uso de fuerza ilegal, tortura, abusos en centros de detención, el acoso a periodistas y el desmantelamiento de la prensa independiente y los enfrentamientos con pandillas organizadas por el régimen de Maduro.
El Congreso de Estados Unidos apoya de forma abrumadora que se tome una acción drástica en contra de la opresión de Maduro. Somos los autores de H.R. 4587, la Ley de Libertad y Solidaridad Democrática en Venezuela, la cual impondría severas sanciones contra los que han participado en abusos de derechos humanos, al tiempo que respalda el fortalecimiento de las instituciones democráticas en Venezuela.
Sin embargo, el gobierno de Obama sigue peleando con el Congreso hasta sobre sanciones que no son polémicas, como negarles visas a los venezolanos que abusan de los derechos humanos. La respuesta del presidente Obama ha sido lenta, débil y trágicamente confusa.
Inexplicablemente, el gobierno espera con gran optimismo que el régimen antinorteamericano de Maduro cambie de postura, a pesar de que todo evidencia que ocurrirá lo contrario. Al parecer, el presidente Obama piensa que EEUU tiene más que ganar en Venezuela si no aprieta la mano en vez de mantenerse firme por la democracia y los derechos humanos. De alguna manera, en la visión del mundo que tiene el presidente Obama, la esperanza se basa en las brillantes posibilidades que se ofrecen a través del “diálogo”. Sin embargo, cuando se trata de los aliados democráticos de Estados Unidos, sí pueden tomarse rápidas medidas punitivas sin discusión alguna.
A principios del primer mandato del presidente Obama, el entonces presidente de Honduras, Manuel Zelaya, trató de ampliar ilegalmente sus poderes ejecutivos con el fin de extender el mandato de su gobierno. Bajo la Constitución hondureña, esta usurpación ilegal implicaba que debía renunciar a su cargo. Una aplastante mayoría de la Legislatura hondureña (entre ella una amplia mayoría del propio partido de Zelaya), los 15 miembros de la Corte Suprema, entre ellos ocho del propio partido de Zelaya, y el procurador general rechazaron el intento de Zelaya de perpetuarse en el poder.
Bajo las órdenes de la Corte Suprema de Honduras, el Ejército arrestó a Zelaya y, de acuerdo con la constitución hondureña, un gobierno civil interino tomó el poder hasta que se celebrasen nuevas elecciones.
Sin embargo, en vez de cerrar filas junto al pueblo hondureño, las más altas autoridades de Honduras y la gran mayoría de sus líderes políticos, el presidente Obama erróneamente llamó “golpe’’ la destitución de Zelaya y declaró que éste debería continuar como presidente el resto de su período, aunque de hacerlo habría violado la Constitución hondureña.
Según el presidente Obama, “El presidente Zelaya fue elegido democráticamente. Creemos que el golpe no fue legal y que el presidente Zelaya sigue siendo el presidente de Honduras, el presidente elegido democráticamente en ese país”.
Rápidamente la administración de Obama se enfrentó al gobierno interino negándole visas a funcionarios para que entraran en EEUU y le retiró $30 millones en ayuda que le daba. No se puede siquiera argumentar que el presidente Obama estaba respaldando a un aliado; Zelaya no era amigo de Estados Unidos, sino un íntimo aliado de nuestros enemigos, entre ellos los hermanos Castro y Hugo Chávez.
Resulta difícil comparar la inacción del presidente Obama y hasta su forma de contemporizar con líderes de países como Irán, Cuba, Rusia, Venezuela y Siria con su intromisión en democracias a favor de EEUU como Israel y Honduras.
El presidente Obama no tiene paciencia con los amigos de EEUU, pero aguanta insultos, indignidades, ataques a las libertades y a los derechos humanos, y brutalidad de sus enemigos. Cuando debe ser circunspecto, es dinámico; cuando debe actuar con decisión, vacila.
Ya es hora de parar la interminable discusión y circunspección. Ya es hora de que el presidente Obama cambie de posición, deje de tener mano suave con Maduro y se ponga al lado del pueblo de Venezuela que está exigiendo se acabe la intimidación y la represión.
El presidente Obama debe abandonar su insegura política exterior. La situación en Venezuela cada vez se deteriora más y pide que se tomen acciones inmediatas y decisivas tanto para debilitar el debilitado y desesperado intento de Maduro para seguir en el poder, a la vez que se fortalece la sociedad civil y las instituciones democráticas venezolanas.

Mario Diaz-Balart representa el Distrito 25 de la Florida en el Congreso. Ileana Ros-Lehtinen representa el Distrito 27.


Ileana Ros-Lehtinen y Mario Diaz-Balart
Situación en Venezuela requiere acción de EEUU
El Nuevo Herald. 1 de julio de 2014

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Rafael Poleo: Sinfóñía en eñe

 
Rafael Poleo
Sinfoñía con eñe
El Nuevo País. Caracas 1 de julio de 2014 (Blog Pedro Mogna)

Dámaso Jiménez: Maduro a la carta

Mientras Jorge Rodríguez continúa delirando con involuntarios pestañeos del ojo izquierdo sobre un supuesto plan magnicida preparado por María Corina desde el imperio, el misil que terminó haciendo implosión en la línea de flotación del gobierno de Maduro vino de lo más profundo de sus filas.

La pluma fue en este caso más certera que la espada para contrarrestar las contradicciones más nefastas de una revolución destruida por sus alacranes internos y que amenaza con desaparecer como consecuencia de la mezquindad de sus herederos.

La carta de Giordani dejó al descubierto desde el monte Olimpo del chavismo lo que el venezolano de a pie ya sabe porque la calle no miente: Inseguridad, inflación, desabastecimiento, escasez, desempleo, cierre de empresas, represión, persecución, corrupción, secretismo, invasión, saqueo de los recursos, pero trajo a colación que Maduro no es líder y no tiene el apoyo jurado de la mayoría en el PSUV, a pocas semanas del congreso ideológico.

La verdad es que jamás hubo proyecto ni hombre nuevo, sino una pléyade de hombres vivos y enchufados carentes de toda ética, que se aprovecharon de la semántica de una odisea falsa para destruir en 15 años una economía petrolera floreciente, minar de corrupción las instituciones del Estado y arrasar con el tesoro nacional con ayuda del castrochavismo. Solo que no hay crimen perfecto.

Ahora el sorprendido mandatario nacional manifiesta su descontento por las críticas del sector chavista en aquella carta desgraciada, "son unos desconsiderados, malucos y mezquinos" dijo en referencia a quienes disfrutaron en su momento de las mieles del poder pero que ahora cayeron en desgracia ante su figura. Pero Maduro demuestra con esa interpretación de la carta su escasa lectura de los acontecimientos y obvia por ejemplo que existe un descontento abrumador de los millones de seguidores decepcionados, ni la mecha del conflicto social remojada en una inflamable pobreza extrema, hambre y miseria del sector que ha puesto todas sus esperanzas en Chávez para salir del "hueco social" durante todos estos años, pero que desconocía la máxima gordiana de la necesidad de mantenerlos en el infortunio, porque el principal potencial de la revolución se encuentra en el marketing de esa misma masa indigente.

No se trata de la naturaleza ruin del poder ni de la necesidad de traer un contingente de camiones con billetes de monopolio para comprar más lealtad y disciplina entre los dirigentes medios de la revolución, sino que Maduro no es capaz de entender la crisis estructural que se nos viene encima, o como escribió Dieterich en Aporrea, rescatar lo poco que queda con un abierto plan de rescate que implica desechar el inviable plan de la patria y el modelo económico de Chávez y los Castro y enfrentar la estanflación mediante una reestructuración capitalista con el capital financiero global para rescatar la economía. La "madurostroika" pidiendo ayuda al FMI a través de la conexión francesa para no quedar tan humillados ante el ojo cuestionador del chavismo al que deben rendir cuenta por el despilfarro del capital político que una vez heredaron.

"Qué bueno sería que alguien que salga de un cargo dijera primero: cuando fui ministro durante tantos siglos puse la torta, hice tal cosa, y después sí lanza la crítica. Así, sí lo acepto", explicó el jefe del Estado ante las autocríticas que prácticamente hacen mella contra una gestión que no sale de las cuerdas. Lo grave no es la torta arrogante de la que hemos sido víctimas, sino que ahora nadie es responsable de los altos niveles de corrupción que acabaron con las finanzas del país, nadie se enriqueció, ningún funcionario malversó recursos ni traficó con las influencias. Se olvidan que Venezuela es percibida como el segundo país más corrupto de Latinoamérica y el 16 en el mundo, según el Indice de Percepción de la Corrupción (IPC) realizado en 2013 por la organización no gubernamental Transparencia Internacional.

Los apoyos que tanto exige Maduro por estos días se notan nimios, fríos "de la boca pa dentro". Nadie quiere tener el mismo destino de los profesores del grupo Garibaldi pero están atentos con la seña de un "pisicorre", la izquierda ha sido fuertemente humillada, los exminsistros Ana Elisa Osorio, Héctor Navarro y el exgobernador Rafael Isea usaron las redes sociales para minimizar el liderazgo del mandatario nacional, mientras los llamados originarios (comandantes del 4F) trazan su estrategia como una opción que pinta como una tercera vía, aunque Arias Cárdenas tan disimulado como siempre, hizo un acto en apoyo a Maduro con asistencia escuálida en la Plaza Bolívar. Joel Acosta Chirinos por el contrario no oculta su animadversión por el rumbo de capitalismo de Estado que tomó el proceso que lidera el triunvirato de Maduro, Cabello y Ramírez y reitera que si el MBR-200 estuviera activa estaría haciendo oposición férrea a este desastre nacional liderado por los herederos de Chávez.

La procesión va por dentro y tal parece que los chavistas no ocultan su deseo de cambio, es decir #lasalida ya no es un asunto exclusivo de la oposición radical que enmarca María Corina Machado y Leopoldo López sino que se asoma como una opción que surge desde la revolución disidente. El café está servido decía el premier.

@damasojimenez
 
Dámaso Jiménez
Maduro a la carta
El Universal. Caracas, 2 de julio de 2014