domingo, 9 de agosto de 2015

Marta Colomina: La saña contra María Corina y otros horrores

Digámoslo de entrada: la valiente María Corina Machado acaba de darnos otra lección de lealtad, desprendimiento y ética política al retirar la postulación a la AN, de otra aguerrida profesional, Isabel Pereira, quien ha recorrido durante años las más intrincadas regiones del país, investigando sociológicamente el drama de los más desasistidos. No relataremos la falta de generosidad de la MUD con María Corina, quien junto a Leopoldo López, Ceballos, Scarano, Ledezma, estudiantes torturados y comisarios, integra el grupo perseguido con más saña por el régimen de Maduro. No son tiempos de más división entre quienes, con distintas ópticas como es usual en las prácticas democráticas, pugnan por salir pacíficamente del régimen más destructor, corrupto e inhumano que ha tenido Venezuela en muchas décadas. Pero sí es necesario añadir, en justicia, como dice la propia María Corina: “Que todo pudo resolverse por primarias”, como deberá ser de ahora en adelante, para evitar que algunos partidos, que ya no cuentan con apoyo popular, sigan otorgando “a dedo” cargos de relevancia electoral, en desmedro de otros aspirantes que ocuparían tales posiciones por elección popular en unos comicios internos. Un tuit de nuestro admirado ciudadano, Leopoldo Castillo, resume muy bien el desprendimiento de María Corina: “Se quedaron con los crespos hechos quienes querían enredar a @MariaCorinaYa y a Voluntad Popular. Nuevo liderazgo que responde al país”. Y de eso se trata: de tragar duro ante la ambición política de algunos, convencidos como estamos la mayoría, de que vivimos un momento crucial, urgente y doloroso, en el que todos debemos empujar pacíficamente en la misma dirección, a pesar de nuestras diferencias: la de ir a votar masivamente el 6-D para que, aún con los obstáculos fraudulentos que de aquí a diciembre y el propio día de la elección pondrá en marcha el agónico régimen de Maduro, podamos reconquistar la democracia perdida. En las circunstancias del presente, como hicieron los chilenos en la dictadura de Pinochet, la única arma de que disponemos los demócratas es nuestro voto. No se lo regalemos a Maduro con nuestra abstención.
Por centésima vez la ONG Human Rights Wacht denuncia que los tribunales venezolanos son usados por el régimen de Maduro para castigar a la disidencia (y a quienes confisca sus bienes, Nicolás los amenaza así: “Empresario que siga conspirando, tendrá a la justicia enfrente”). Acusa HRW que “el Gobierno de Venezuela utiliza el sistema de justicia como una fachada, pero la realidad es que los jueces y fiscales venezolanos se han convertido en soldados obedientes”, al referirse a los presos políticos y a las inhabilitaciones de líderes opositores como MCM, Scarano, Ceballos, y la reciente del diputado tachirense Abelardo Díaz, sin que el régimen avisase a la víctima de las “causas” y tiempo de su inhabilitación. La soldadesca del tsj (con minúscula), acaba de destituir a la directiva del MIN, que apoya a la oposición, por una “ad hoc” a la que desvergonzadamente “encomienda la tarea de revisar las candidaturas a diputados que ese partido presentará al CNE”. Cosa similar hizo con el desmembrado Copei. Hace pocos días el mismo tsj había destituido a la directiva del MEP (porque sacaba plancha propia contra el Psuv, cuyos disidentes fueron dejados sin tarjetas, método rojo brutal para lograr “la unidad perfecta”). No hablemos de las reubicaciones tramposas de electores que afectan a varios estados del país y de los 673 nuevos centros de votación, no ubicados en escuelas tradicionales, sino en sedes de consejos comunales rojos, comunas y edificios de Misión Vivienda. Los desmanes son tales, que hasta el Centro Carter, el que hace años dijera que el sistema electoral venezolano era uno de los más confiables del mundo, se retira del país.
“Los gobiernos de la región están perdiendo la paciencia con Venezuela” es titular amparado en las muchas protestas continentales y mundiales contra los brutales ataques de Maduro a la oposición, la crisis humanitaria por la escasez de alimentos y medicinas y la violencia incontrolada. Esta semana Estados Unidos urgió a Venezuela a “eliminar su veto a opositores para las elecciones del 6-D” e instó a su gobierno “a permitir una observación electoral creíble”. Pero el enceguecido Maduro sigue con sus horrores: ahora estaría planeando sacar de la AN al luchador Andrés Velásquez, a quien inculparía de los saqueos en Guayana y de la muerte de uno de los participantes en las protestas originadas en el hambre y el desabastecimiento. “Maduro quiere desconocer que el pueblo está pasando hambre y sufrimiento”, responde Andrés Velásquez. “Grupo antimotín impidió a perdigonazos el saqueo de Mercal en San Félix”, informa el Correo del Caroní. Fiscales del Instituto de Transporte Municipal relatan  que las fallas en el transporte fueron el detonante de los saqueos, a la par que niegan la existencia de paramilitares y el ridículo cuento de Maduro sobre las “pruebas de los planes del Pentágono para generar caos en Venezuela”. El régimen sabe que la indignación popular sube cada día como la espuma y que de nada le sirve la militarización de las colas para contener el desespero. Hasta los guajiros del Zulia, cansados de las mentiras y ofertas incumplidas, acuciados por el hambre y el abandono, lamentablemente saquearon cuatro camiones de alimentos y quemaron la alcaldía de Sinamaica, (incluidos los retratos de Chávez y de Maduro). En vez de conciliar con los productores y distribuidores de alimentos, como la paciente Polar, Nicolás intensifica la guerra contra el sector, como hizo con la reciente confiscación (que no expropiación) de los terrenos y almacenes de la Polar, Cargill y otros, que afecta la distribución alimentaria a varias regiones. Solo en Polar podrían quedar 5.000 trabajadores sin empleo.
Así que frente a estos y otros horrores por venir, no nos queda otra: los millones de víctimas del régimen depredador de Maduro debemos acudir masivamente a votar el 6-D y vigilar con cuatro ojos nuestros votos.

Marta Colomina
La saña contra María Corina y otros horrores
El Nacional. Caracas, 9 de agosto de 2015

Plinio Apuleyo Mendoza: Una dictadura al desnudo

Nunca los venezolanos imaginaron que el suyo dejaría un día de ser un país de inmigrantes. Lo era cuando yo llegué allí por primera vez. Había medio millón de italianos, otro medio millón de españoles y un número muy crecido de portugueses que llenaban plazas y calles de ciudades como Caracas, Valencia o Maracaibo. El atractivo que Venezuela tenía para ellos era una moneda tan sólida frente al dólar que les permitía enviar remesas de dinero a sus países de origen, todavía empobrecidos por la guerra. Pues bien, hoy es un país de desesperados emigrantes.
No me refiero solo a los venezolanos que ya se han radicado en Colombia, Panamá, Costa Rica, Estados Unidos o en la propia Europa, buscando mejor suerte. Son muchos más los que desean tomar el mismo camino. Nada menos, según una reciente encuesta, que 49 % de la población. La mayor parte, escribe mi amigo Carlos Alberto Montaner, son jóvenes y adultos educados. No lo dudo, mis dos sobrinos venezolanos que llevaban hasta hace algún tiempo una vida próspera gracias a su trabajo han tenido que cerrar casas y oficinas y marcharse a Estados Unidos en busca de un nuevo destino.
Todo esto tenía que suceder como resultado de un alud de catástrofes producidas por el chavismo: la mayor inflación del mundo, un alto índice de desempleo, la inseguridad más grande y peligrosa del continente, la expropiación de cuatro millones de hectáreas, la destrucción de Pdvsa con el despido de 50% de sus trabajadores y de sus técnicos más calificados, la ruina del campo y de la industria por un Estado que se propuso controlar más de 80% del aparato productivo.
A lo anterior debe agregarse el espantoso naufragio de la moneda local, que en el mercado negro supera los 670 bolívares mientras la tasa de cambio oficial es de solo 6,30 bolívares. El desabastecimiento, como bien lo hemos visto, es atroz. Desde las cuatro de la madrugada se forman colas enormes frente a los supermercados para que mujeres de todos los niveles sociales acudan desesperadas a ver qué pueden comprar. Medicinas de uso común, incluyendo los antibióticos, han desaparecido de las farmacias, poniendo en peligro a enfermos y personas de la tercera edad.
Algo que vale la pena tomar en cuenta es que hasta fervientes seguidores de Chávez hoy no soportan a Maduro. Pese a las dádivas y prebendas que reparte en las clases marginales, tan solo 15% de los venezolanos lo apoyan. A la distancia, podría creerse que un régimen tan impopular estaría a punto de caer, bien por cuenta de los electores o por un golpe militar. Pero Maduro, como alumno aventajado del régimen castrista, tiene todo previsto para atornillarse en el poder.
De una parte, ha logrado comprar o clausurar medios de comunicación; mantiene en prisión a Leopoldo López, Daniel Ceballos, Antonio Ledezma y a docenas de jóvenes opositores; no permite que la valerosa María Corina Machado salga de Caracas, y ahora la inhabilitó como candidata en las próximas elecciones del 6 de diciembre, en las cuales Maduro espera impedir el triunfo de la oposición mediante un hábil y sigiloso fraude.
Para evitar que el descontento llegue a las Fuerzas Armadas, los altos mandos han sido astutamente neutralizados gracias a corruptos privilegios. En segundo lugar, toda la nueva generación de oficiales ha recibido un severo adoctrinamiento para hacer de ellos férreos defensores de la revolución chavista.
No nos engañemos: el régimen de Maduro es hoy una real dictadura que recibe el trato amistoso de todos los gobiernos del continente, incluyendo el nuestro. Por fortuna, frente a esta realidad, Aznar y 26 ex presidentes de América Latina, entre ellos Álvaro Uribe, Andrés Pastrana y Belisario Betancur, han lanzado un grito de alarma. 
Como fieles demócratas, no desean que Venezuela termine convertida en otra Cuba.
 
Plinio Apuleyo Mendoza
Una dictadura al desnudo
El Nacional. Caracas, 9 de agosto de 2015

Manuel Malaver: Los saqueos y el fin del petrosocialismo chavista

Entre los saqueos que sacudieron a Venezuela del 27 al 28 de febrero de 1989 -y que el centralismo político y cultural ha bautizado como “El Caracazo”-, y los que se suceden por el país desde hace una semana, median 26 años.
 
Un cuarto de siglo que, en cualquier otro país, hubiera bastado y sobrado para corregir los desequilibrios detonantes de uno de los desgarramientos más escandalosos de la vida contemporánea, como que, son señales de hambre, abandono, desesperanza, ira y decisión de los desesperados de procurarse comida en la forma que sea.
En la Venezuela de Maduro y del “Socialismo del Siglo XXI”, sin embargo, no hay duda que se han agudizado, y dado que el colapso económico es también el colapso del Estado, veremos el fin del ciclo del castrochavismo transfigurado en una nueva guerra, la del exterminio de los saqueos y de los “saqueadores y saqueadoras”, con sus imágenes aterradoras de colas infinitas, rupturas de las mismas, tiros al aire de policías, guardias nacionales y soldados y después a los cuerpos de quienes se atrevan a romper “el orden”, o violar la sacrosanta propiedad del Estado.
Sin anunciarla, el presidente “de los anuncios”, Maduro, “la anunció” en el desfile o parada con motivo del “78 Aniversario” de la Guardia Nacional “Bolivariana” el martes pasado, en el paseo monumental de Los Próceres, en Fuerte Tiuna, donde aulló ante 4400 efectivos, en zafarrancho de combate, “que la hora de la Patria ha llegado, y hay que desalojar las calles de alborotadores, conspiradores, contrabandistas, bachaqueros, saqueadores y saqueadoras y de otros agentes de la contrarrevolución y el Imperio”.
Le contestó el generalete jefe de la parada, de cuyo nombre, sinceramente, no me acuerdo, también en zafarrancho de combate, “carapintada”, recitando unos versos cursilísimos al Comandante Eterno (la única nota cómica del evento, aparte de un actor que se disfrazó del general, López Contreras), y prometiendo lucha, heroísmo, y triunfos sin fin para que el sucesor siga durmiendo como un niño.

En otras palabras, pensaba yo, que la escasez, el hambre, las colas y los saqueos llegaron para quedarse, y también el empeño del gobierno de negarlos, solaparlos y ocultarlos, a sangre y fuego si es necesario y, para ello, el poco apresto operativo que le resta a la FAN no estará dirigido a los saquedores del territorio Esequibo (gobierno guyanés, el Caricom, Exxon Móbil, los chinos) sino a estos hambrientos venezolanos que no dudan en arriesgar sus vidas por algo de leche, harina pan, carne, aceite o papel toalet.
“Lo sentimos” podrían gritarles Raúl Castro, Maduro, Cabello, Padrino López y el generalete de cuyo nombre no me acuerdo) “pero en el socialismo se pasa hambre en silencio, y, si es posible, contentos y agradeciéndole al “Comandante Eterno”, y su sucesor, una muerte tan digna, pues ¿de qué manera más gloriosa se puede morir en una revolución sin gloria sino en un gobierno donde la corrupción, la incompetencia y el utopismo dejaron en el hueso a todo el mundo, menos a la élite revolucionaria”?.
De los fusilados por Stalin en los “Juicios de Moscú” del año 38 se cuenta que morían gritando: “!Viva Stalin!” y de aquel general, Arnaldo Ochoa, condenado a muerte por los Castro en la purga de 1989, se le oyó decir por televisión que sus últimas palabras serian: “Gracias Fidel”.
“Gracias Maduro” quiere el sucesor que repitan una y otra vez las multitudes que se atropellan en colas por días y noches seguidas, rezando unos, escaldados de calor otros, temblando de rabia los más, y preguntándose ¿dónde fueron a parar los billones de dólares del ciclo alcista de los precios del crudo, o los que llegaron con el petróleo a 100 dólares el barril y llegan ahora a 50?.
Quizá no lo saben, pero parte fue a cuentas cifradas de la Banca de Andorra, el HSBC, o la banca alemana o la portuguesa, a nombre de revolucionarios como Diego Salazar, Alejandro Andrade, Marco Torres, y Aguilera, perfectamente guardadas y rentabilizadas si no hubiera sido porque autoridades financieras de Estados Unidos y de la UE descubrieron que estaban integrados a la red mundial del dinero negro o lavado de dólares.
Quién sabe si para auxiliar a unas finanzas iraníes golpeadas por el embargo de la ONU, o las rusas que temblaban por la caída de los precios del crudo, o redes terroristas como las de Hizbolá o Hamas.
Y las incautaron, con algo así como 30, 40 o 50 mil millones de dólares, y de ellos nunca hablaron el muy hablachento Maduro, y el más hablachento Cabello, muy callados a la hora de noticiar, informar o explicar el paradero de la más grande riqueza que ingresó al país en toda su historia.
Cómo tampoco se habla que tenemos más de 10 años financiando la bancarrota de la inviable economía de la dictadura de los hermanos Castro, o subsidiando la de los “hermanos” nicaragüenses, ecuatorianos, y bolivianos, o traspasando recursos en petróleo barato para el Caricom. Centro América y el Caribe, o en pingues negocios para los siempre hambrientos populistas brasileños, uruguayos y argentinos.
Riqueza, enorme riqueza, de la cual queda un repele, pero nada de gastarlo o invertirlo en comida y medicinas para un pueblo que se está muriendo de hambre y enfermedades, sino para comprar armas, equipos antimotines, toneladas de bombas lacrimógenas, máscaras antigás, tanques y tanquetas para la nueva guerra que se avecina, la guerra contra “los saqueos y los saqueadores y saqueadoras”.
Se cumple, entonces, la teoría de que el chavismo no es sino el fin del ciclo del populismo petrolero transformado en petrosocialismo y para confirmarlo no habría sino que fijarse en que cómo uno y otro proceso comenzaron su final sacudidos por saqueos.
Ahora bien, en el fin del gobierno de Pérez se dio el intento de recuperar la economía para adosarle a los saqueos algo así como un “nunca más”, y para lograrlo, aparte del horrible expediente de la represión, se diseñó un programa de reformar económicas que, vía un acuerdo con el FIM, permitió en poco tiempo recuperar las reservas internacionales, bajar la inflación, revaluar el bolívar, lograr un crecimiento del 7 por ciento, que, en tiempo relativamente breve, ubicó otra vez a Venezuela entre las economías con más futuro en la región y el mundo.
No es exactamente de lo quiere oír hablar “Maduro y sus generales”, quienes, de los saqueos del “Caracazo” solo quieren quedarse con la represión, con los cuerpos policiales, la GNB y el Ejército volcado a las calles para custodiar las colas, vigilarlas y garantizar que los hambrientos no van a desmandarse y lanzar el mensaje de que no nacieron para esclavos.
Que es como los quiere la dictadura de Maduro, Cabello y Padrino López, en perfecto orden en las colas, en perfecto silencio en los repartos y en perfecto silencio cuando se retiran a sus casas a planear como harán mañana para sacarles algo a estos dadores de vida y de felicidad que los quieren contentos mientras observan como suben de peso y visten y calzan de acuerdo al último grito de la moda.
Modalidad, o consecuencia monstruosa del crepúsculo del petropopulismo transformado en petrosocialismo que, en su nueva versión no conoce límites y tal como Hitler no admitía otro final que no involucrara la desaparición de Alemania y Fidel Castro le dijo a Jruschov durante la crisis de los cohetes del 62 que había contemplado la destrucción de Cuba en caso que se desatara una Tercera Guerra Mundial, Maduro, Cabello y Padrino López podrían gritar ahora: “Patria, Petrosocialismo o Muerte”.

Manuel Malaver
Los saqueos y el fin del petrosocialismo chavista
Diario de Caracas. Caracas, 9 de agosto de 2015

Carlos Raúl Hernández: ¡Llorando y vistiendo al muerto!

Comienza la precampaña electoral y siguen embrollos y confusiones, aunque esto no se refiere al gobierno, que lo único que hace es campaña. Repartirán millones este año, pero el gasto público irracional es como la heroína: entretiene en el momento y mata después. Y los resultados serán cada vez más nocivos para sus consumidores y para el país: mientras más bolívares arrojen para comprar los muy escasos bienes en existencia, mayor inflación. Hay que prevenirse de anzuelos que la inteligencia cubana arroja a las aguas para que muerdan los peces opositores más inhábiles. En este momento, su juego consiste, como en Irán de comienzos de los 2000, en usar los organismos del Estado para obstaculizar que se presente las planchas parlamentarias de la alternativa y forzarla a abandonar el camino.

Imposición atropellada de la paridad femenina, inhabilitaciones descabelladas, manipulación de pequeños partidos, acusaciones estrafalarias, y es de prever que vengan cosas peores. No habría que extrañarse por la detención de uno o varios jefes políticos. Pero pase lo que pase lo importante es seguir. Llorar y vestir al muerto. Recoger los inhabilitados y poner nuevos soldados al frente. Enfrentar el abstencionismo inducido, con el que pretenden impedir que se conforme la nueva mayoría. A diferencia de la metafísica, las mayorías electorales no son entes que preexisten, que yacen en un yacimiento, y solo son reales en el momento electoral, producto aleatorio de un laborioso proceso de construcción, y hasta ese momento pueden variar repentinamente. Por eso es necio afirmar "somos mayoría" hasta que no esté contabilizado el último voto.

49,5% no es cualquier cosa

Otro elemento poderoso de la intriga abstencionista es "el fraude" que apela a elementos reales, pero oculta parte sustancial de la realidad: que la candidatura disidente sobrepasó 49% de los electores en 2013. De haber sido un resultado prepago, como mienten, confortable habría sido ponerle 35 o 40% para evitar el escándalo, los efectos desestabilizadores, el debilitamiento del triunfo y de la imagen del gobierno. Quedaron en entredicho por ese resultado, pero gracias a la cadena de disturbios de 2014, superan el fantasma de la precariedad y las ironías sobre su origen electoral, y ante los suyos el gobierno comenzó a verse como el duro, triunfador sobre un levantamiento (irreal), un Chávez el 13 de abril. Fue un mega pote de humo que administraron brillantemente. Con ese CNE y pese a él se ganaron las parlamentarias de 2010, 8 gobernaciones y la Alcaldía Metropolitana en 2008, que muchas se perdieron cuando las clases medias volvieron a abstenerse con su mohín despectivo.

Se triunfó nada menos que en Miranda y Barinas-capital. El factor decisivo para garantizar los votos es una maquinaria eficiente de testigos de mesa, transporte, logística y respaldo, y hasta hoy esa ha sido una falla. Equivocado fue concentrar la campaña en un conjunto de municipios urbanos donde era muy posible ganar como ocurrió, para perder la elección por efecto de los pequeños. El poder esparce la maraña de que el CNE es la guillotina electrónica, como si el fraude electoral hubiera nacido con las máquinas de votación. Un "experto" pirata afirma rotundamente y con plena irresponsabilidad que "en ningún país democrático hay voto electrónico", aunque existe en EEUU, la India, Brasil, Filipinas, Bélgica, entre las democracias más grandes, y avanza en Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Panamá y otros.

Rebelión de las máquinas

Casi 30% de los electores del planeta votan con máquinas. La gran historia del fraude se escribió con sistemas manuales. México, otrora "la dictadura más perfecta", fue por 70 años el arquetipo, sin máquinas de votación. La trapisonda en Florida contra Gore en 2000, fue en conteo manual. La automatización electoral en Venezuela es la mejor noticia para quienes enfrentan a los que pueden usar la administración pública como aparato electoral. Hasta la náusea se repite la tonta tontería de que dictaduras no salen con votos, que revela ignorancia, superficialidad y filibusterismo. El dramático rescate de las democracias latinoamericanas durante los 80s y 90s, y en el pétreo comunismo, se hizo en procesos electorales controlados por las dictaduras. En Bolivia después de casi 20 años de autocracia, Siles Zuazo gana las elecciones de 1980. En 1981 en Ecuador triunfó el líder democrático Jaime Roldós.

En Argentina se agrieta la hegemonía militar y en 1983 Raúl Alfonsín triunfa electoralmente. En 1984 el jefe opositor brasilero Tancredo Neves ganó consulta de segundo grado en el Congreso. En Polonia Solidaridad aplasta en 1988 al general Jaruzelski, y la oposición obtiene 100 de los 100 escaños del Senado y 160 de los 161 diputados. ¿El despotismo chileno se desploma con el triunfo del NO en el plebiscito de 1989 o eso es una fantasía electorera? En 1990 Rusia elige a Boris Yeltsin y un año después él disuelve la Unión Soviética. Ese año en Nicaragua, Violeta Chamorro, con el apoyo de Carlos Andrés Pérez paseó a Daniel Ortega, y en Hungría en los comicios barren las fuerzas renovadoras. En 2000 finaliza la dictadura perfecta de México setenta años, cuando el PAN le da el varapalo con Fox; y en Perú el Congreso destituye a Fujimori colapsado por el fraude que quiso hacerle a Toledo.  

Carlos Raúl Hernández
¡Llorando y vistiendo al muerto!
El Universal. Caracas, 9 de agosto de 2015

Manuel Aguilera: En Venezuela se vota, ¿y qué?

El concepto de democracia necesita ser definido con mucho más detalle para ser explicado de manera pedagógica a nivel mundial. El término tan sagrado en otros tiempos está completamente devaluado gracias a tipos tan “antidemocráticos” en el fondo y en la forma como Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. En un mundo ideal ambos no hubieran llegado a ser matones en la puerta de una discoteca de mala reputación pero en la Venezuela actual –donde todo es posible (para mal)- uno representa el poder ejecutivo y otro al legislativo. El presidente de la república y el de la Asamblea Nacional deciden además  a puro dedazo los títeres que deben ejercer la judicatura y señalan a aquellos que deben ser juzgados y condenados, cuyo ejemplo más paradigmático es el encarcelamiento del principal opositor al chavismo con razones y maneras que nadie entiende.
Este deprimente diagnóstico debería haber provocado que el régimen chavista fuera catalogado como lo que es, una dictadura. Pero no, “aquí se vota”.  El mero hecho de los ciudadanos sean llamados a las urnas y que éstos depositen una papeleta o aprieten un botón, parece que inviste de legitimidad a cualquiera que quiera ponerse en el pecho la condecoración democrática.
Como apuntaba al inicio,  a la definición de democracia hay que darle una vuelta y apuntar una por una y bien clarito los requisitos para que un sistema sea homologado al nivel de Estados Unidos, Gran Bretaña, Suecia u otros ejemplos que los hay (siempre con imperfecciones) de lo que conlleva un verdadero régimen de libertades.
Y entre estos requisitos están que los opositores no sean encarcelados por capricho, que se permita a los ciudadanos presentarse libremente como candidatos, que los candidatos gubernamentales no invadan el cien por cien de las pantallas de los medios públicos y privados, que el poder electoral no dependa del gobierno de turno, que no se impida la entrada a los observadores internacionales, que el voto sea libre y secreto…
¿En qué momento la dividida oposición al chavismo debería reunirse y decidir plantarse? ¿Es mejor participar en esta farsa y seguir haciendo pedagogía de lo que deberían ser y no serán los próximo comicios? ¿Cuándo se le caerá de la boca a Henrique Capriles la palabra dictadura para explicar al mundo lo que se está viviendo en su país?
La mayoría de gobiernos latinoamericanos y europeos e incluso la administración Obama se encogen de hombros ante los manejos de Diosdado y Maduro mientras repiten: “Bueno, en Venezuela se vota”.
Sí, se vota, pero insisto, no es suficiente para legitimar al chavismo.  No me gusta apostar pero si alguien de ustedes me acepta el reto, me juego lo que haga falta a que el chavismo arrasará en los comicios legislativos de diciembre. Para eso los han convocado, para ganarlas, para seguir aumentando tiempo en el poder y terminar de transformar las instituciones a su antojo. Y además demuestran al mundo que “bueno, en Venezuela se vota”.

Manuel Aguilera
En Venezuela se vota, ¿y qué?
Diario Las Américas. Miami, 8 de agosto de 2015

Miguel Salazar: Se ponchó el Alcalde – La gran comilona.

¿La fiesta del chivo? Se trata de la rumba de un alcalde. No tan lejos de Petare, donde la tristeza se solventa en las “fiestas de negocios”, el pasado sábado en un lujoso hotel de Altamira tuvo lugar un festejo rojo que no encuentra sustentación en ninguna tesis marxista, leninista o maoísta. Un alcalde “bolivariano” fue el anfitrión. Sumergida en champaña costosa, quedó la frase de ser rico es malo. Esa noche, el autor del postulado volvió a perecer, esta vez ahogado en la copa burbujeante de la nueva burguesía “revolucionaria”. A esta novedosa clase social le vale la calificación entre comillas porque siendo los descamisados de otros tiempos, los militantes de la utopía que veían pasar sus días en la UCV, entre el bullicio de los pasillos y la incitación a la lucha violenta en Las Tres Gracias, hoy están convertidos en unos ricachones más estrafalarios que los de la IV República. Con un punto a favor de los mantuanos de la democracia puntofijista, y es que estos al menos disimulaban la desvergüenza tras el pudor heredado de sus ancestros, quienes eran duros a la hora de gastar el dinero; sin embargo, ellos pronto sucumbirían a la tentación de mutarse en proxenetas del erario público, cuestión que les valió cavar su propia tumba, pero, cual maldición gitana su modelo corrompido quedó vivito y coleando. No obstante, los portavoces de la democracia protagónica recogieron los bártulos  mantuanos y se hicieron millonarios al calor de un proceso revolucionario. Una transformación atípica porque en vez de emerger un proletariado para hacer la revolución, nació la burguesía roja rojita. A mí no me extraña que siendo los dueños del más grande poder financiero que se conozca en América Latina, estos nuevos ricos se definan  como socialistas; no olvidemos que socialista también se definió Hitler en su obra Mein Kampf (Mi Lucha). Hoy la burguesía roja rojita amasando los fabulosos ingresos del nuevo modelo de socialismo no le apena llevar el modo de vida escatológico que bien define Marco Ferreri en su película La grande bouffet. Por eso resulta chocante la celebración del burgomaestre en el hotel Palace de Caracas (antiguo Four Season), por cierto, de muy ingratos recuerdos para el Gobierno revolucionario. Al alcalde de la comilona poco le importa el desabastecimiento que padece el pueblo. El buen gourmet y el desfigurado bon gout de la novicia burguesía roja rojita es la opción que los impúdicos usufructuarios de la riqueza fiscal restriegan en la cara de los venezolanos. Ciertamente que partiendo de la obscenidad de las veleidades mantuanas que acostumbraron los sempiternos amos del valle, entonces sí ser rico es malo, pero ser rico es diabólico cuando vemos cómo los goodfellas de la revolución socialista y bolivariana, botan el dinero a manos llenas. El festín del Palace bien puede contarlo el defensor del Pueblo; él estuvo allí, en el tsunami de las exquisiteces que la noche del pasado sábado degustaron los burgueses “revolucionarios”. ¿De dónde sacan tanto dinero para derrochar? A ninguno de los renombrados artistas (Oscarcito, entre otros) que participaron esa noche les pagaron con devaluados bolívares, tampoco al costoso musical del Chicago de los años 30, un fastuoso espectáculo especialmente traído desde el corazón del imperio para deleitar a los singulares invitados. Mientras, allá en los cerros donde se rumia la miseria y se aleja la esperanza (Ali Primera), el sarao del alcalde resulta una paradoja en revolución. La historia da cuenta del patólogo Thomas Harvey, aquel que logró quedarse con el cerebro de Einstein y lo guardó en una caja de cristal para estudiarlo a ver si encontraba el origen de la genialidad del científico alemán. Hago la referencia cuando me pregunto: qué tendrán en el cerebro los nuevos burgueses criollos, ¿dónde estará el origen de tanto desacierto? Para saberlo tendremos que resucitar a Harvey.



Miguel Salazar
Se ponchó el Alcalde – La gran comilona
Las verdades de Miguel. Caracas, 7 de agosto de 2015