miércoles, 16 de abril de 2014

Ivan Simonovis: ¿Qué diferencias hay entre el 11 de abril de 2002 y el del 2014?

¿Qué diferencias hay entre el 11 de abril de 2002 y el del 2014?
IVAN SIMONOVIS
Diario Las Américas. Miami, 16 de abril de 2014

Si en el 2002 había motivaciones para manifestar, hoy día existen mil razones más para protestar por derechos civiles que nos han sido arrebatados a los venezolanos.

Doce años después, la oposición finalmente llegó a Miraflores. Esto ha tenido un costo de 41 vidas y el enérgico sacrificio de los estudiantes, de Leopoldo López, de la diputada María Corina Machado, del alcalde Antonio Ledezma y de miles de venezolanos que siguen empeñados en hacer de nuestra tierra un país vivible.

Como en una especie de Deja-Vu, en la madrugada del este 11-A de 2014, representantes de la MUD se sentaron ante los representantes del omnímodo Gobierno, para exigir algunas de las cosas que ya en el 2002 se planteaban como graves problemas. Finalmente los representantes de la MUD tuvieron el privilegio de hablar durante 6 horas en cadena nacional. No sólo Miraflores oyó, también el país entero pudo oír lo que desde el 2002 se ha tratado de decir.

Yo quiero recordar que cada 11 de Abril, desde hace 10 años, soy atacado y vilipendiado de manera despiadada por todo tipo de voceros oficialistas, periodistas fundamentalistas, opinadores “de izquierda”, analistas del socialismo etc. La verdad de aquel 11-A es simplemente ésta:

El 11 de Abril de 2014 se cumplieron 12 años de la más absoluta impunidad: 19 venezolanos asesinados siguen esperando en sus tumbas por una justicia que no ha llegado.

Se abrieron formalmente 79 investigaciones con respecto a los hechos del 11 de Abril de 2002. De éstas, 76 fueron archivadas o sobreseídas, siendo que solo tres superaron la fase de investigación previa Ninguno de los 45 expertos técnicos y 196 testigos pudieron individualizar a ningún responsable. Las pruebas técnicas, por el contrario, nos exculparon.

Al igual que ahora, el 11 de Abril de 2001, el Gobierno de Hugo Chávez habló de "francotiradores". No existe ni una sola investigación formal sobre ese tema.

Según los videos y fotos de los medios de comunicación en el sitio de los hechos, se registraron más de 70 personas (civiles armados) agrediendo a los manifestantes opositores. Solo enjuiciaron a seis, en un proceso de menos de tres meses. Fueron absueltos y están en libertad. Al resto de los pistoleros, jamás se les investigó.

Se nos negó el derecho a juicio en libertad, pero a quienes fueron enjuiciados por el asesinato del reportero gráfico Jorge Tortoza, se les liberó a las 48 horas de iniciarse el juicio, pese a haber estado huyendo por más de 2 años.

La Juez Marjorie Calderón nunca puso coto a las tácticas dilatorias en el juicio, que duró 3 años y 231 audiencias.

Los escabinos que conformaron el Tribunal, gozaban de beneficios sociales en misiones gubernamentales, lo que claramente demuestra que no eran imparciales.

Finalmente, la Sala de Casación Penal del TSJ, presidida por el Magistrado Eladio Aponte Aponte, en tiempo record de siete días, declaró inadmisible nuestro recurso, para lo cual debió leer 8.313 páginas del expediente. Pero nunca lo leyó y así lo confesó públicamente el Magistrado Eladio Aponte Aponte, mediante una carta notariada y apostillada ante autoridades de la República de Costa Rica, y donde textualmente confesó:

“Es un deber inaplazable confesar ante ustedes, y ante todos, que he cometido el pecado de haber transmitido a los jueces que los juzgaron la orden de condenarlos a 30 años de prisión a como diera lugar. Yo estaba cumpliendo órdenes directas del presidente Hugo Chávez Frías, quien así me lo ordenó.” (…) ”Ordene a la jueza Anabella Rodríguez, del Juzgado 13 de Primera Instancia en Funciones de Control de Caracas, que decretara la orden de captura que le solicito la fiscal Luisa Ortega Díaz, aun cuando dicha jueza no tenía competencias para el caso” (…) “mantuve comunicación constante con la juez Marjorie Calderón de Maracay y con la fiscal Haifa El Aissami para que hicieran todo para retrasar ese juicio y así causarles toda clase de penurias en los traslados, y para que finalmente se produjera sentencia condenatoria a como diera lugar, sentencia que entregue en formato digital a dicha jueza y que estaba elaborada por uno de mis asistentes” (…) “... en este caso ustedes elevaron recurso de casación ante la Sala Penal, donde yo lo asumí y de inmediato mandé elaborar el proyecto de sentencia declarándola sin lugar por recurso manifiestamente infundado, esto sin siquiera haberlo leído ya que era demasiado extenso y la orden que me dio el presidente Chávez era ‘salir de eso de inmediato sin más tardanza, condénelos de una vez’ (…) Así lo hice.”

Nuestro juicio, el más largo de la historia judicial venezolana se trató de un juicio Kafkiano, plagado de contradicciones, omisiones y planteamientos absurdos, proceso que inició un calvario para las familias de los condenados. Este juicio debió aspirar al esclarecimiento de la verdad, merecida para las víctimas y para sus familiares y necesaria para sancionar y castigar a los verdaderos culpables y responsables de los hechos acontecidos, estableciendo la Verdad necesaria e importante para el país, la verdad que posibilitaría a partir del esclarecimiento de los hechos acaecidos, encontrar el camino que permita la efectiva reconciliación de todos los venezolanos.

Oswaldo Alvarez Paz: Paciencia agotada

Paciencia agotada
OSWALDO ALVAREZ PAZ
El Nacional. Caracas, 16 de abril de 2014

"Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra”.



El dramático planteamiento fue formulado en el Senado romano. ¡Hasta cuando se iba a seguir abusando de la paciencia de Roma! En Venezuela estamos en el año dieciséis del régimen castro-comunista que nos gobierna. Me atrevo a decir que la paciencia nacional está definitivamente agotada. Aunque muchos ingenuos todavía no lo crean, el sistema agoniza. De nada valen las tácticas dilatorias que se multiplican, ni la arrogancia verbal que se mantiene, ni la feroz agresividad de una pobre Guardia Nacional antes objeto de admiración y hoy centro del desprecio de todos los sectores, cómplice de las bandas armadas en motocicletas y vehículos oficiales, con el objeto, todo ello, de detener la creciente protesta y diferir el final inevitable.

Decir que no hay miedo sería una exageración. Está sembrado en la gente. Sumada la incertidumbre sobre la naturaleza del desenlace, se liquida la posibilidad de alcanzar una paz estable. Aunque no hay guerra declarada no existe la serenidad necesaria para que la vida transcurra normalmente. El señor Maduro avanza y retrocede. Trata de disimular su responsabilidad, pero no puede. Un año ha sido más que suficiente para constatar sus enormes carencias. Ahora son mucho más notorias que antes, tanto como diputado como en la Cancillería. Lo que queda claro es la hipocresía, la arrogancia, el cinismo, la corrupción e incompetencia del alto gobierno, incluidas las cabezas de unos poderes públicos vergüenza de la nación.

Sabemos que todavía hay comodidad y molicie en ciertos espíritus. Vacilan recelosos, esperando los unos de los otros, confiando siempre en que otros resuelvan. Es bueno recordarles que cada tiempo crea sus propios monstruos, pero también ofrece las armas apropiadas para derrotarlos. Llegó la hora.

Si queremos conservar lo mucho o poco que tenemos, la vida, la libertad, el derecho de trabajar en paz, tenemos que acompañar a la juventud universitaria y a quienes progresivamente despiertan y se suman a las hermosas jornadas de protestas que han hecho recular al gobierno. Debemos entender que están en peligro tanto la libertad como la misma existencia. Cuando perdemos nuestros anhelos, dejamos el paso libre a la muerte física o espiritual.

A los compañeros de la MUD y, en general, a las cabezas de los partidos nuevos o viejos, les recordamos que con el desprecio a los amigos se fortalece a los enemigos. Estén atentos. En el mundo oficial hay cada día más incertidumbres y temores. Y con relación a los buscones exhibicionistas, basta recordarles que los halagos del adversario buscan más debilitar las fuerzas que honrar a quienes distinguen. El señor Maduro que vemos a diario, parece un náufrago sediento, delirando con el sol en la frente.

 oalvarezpaz@gmail.com

Antonio Sánchez García: Las cuatro verdades

Las Cuatro Verdades
ANTONIO SANCHEZ GARCIA
El Nacional. Caracas, 16 de abril de 2014

Un dessein si funeste, s'il n'est digne d'Atrée, est digne de Thyeste. Las hallará usted en el Atrée de Crébillon.
“La carta robada”, Edgar Allan Poe


1
El régimen no puede estar más satisfecho: ha medio resuelto la más grave encrucijada desde aquella que lo suspendiera por algunas horas el 11 de abril de 2002, con un truco de prestidigitación política “por ahora” suficiente: llamando en auxilio a la Unasur, que para eso la inventó Chávez, y cebando a sus viejos enemigos de la IV, con algunas horas de pantalla. Fue lo que la picaresca nacional bautizara como “el diálogo”, con un solo y urgente propósito de emergencia: evitar “la salida”.
Experto en marramucias del mismo jaez, el titiritero que mueve los hilos de esta tragicomedia volvió una vez más a servirse del calendario. Los jueves/viernes no sirven a las grandes efemérides políticas por ser jueves/viernes, sino por dar inicio al fin de semana. Todos los gobiernos de la politiquería nacional los han escogido para comunicar infaustas nuevas. En Venezuela todos los viernes son potencialmente negros, porque aparentemente los venezolanos no pensamos, no reflexionamos, no tomamos drásticas decisiones ni mucho menos cogemos sables y machetes para enfrentar a nuestros enemigos los fines de semana. Nuestro metabolismo político comienza los lunes por la tarde y se extingue los jueves por la noche. Ni pensarlo en vacaciones, cuando una fría, un 12 años bien campaneado al borde del Caribe y un hilo dental aplastan cualquier angustia de teología política. Salvo que se trate de la populosa escoria nacional, que escucha los tambores de la barbarie al son del aguardiente y el bonche a partir del atardecer de ese día “anteasueto”. Es el legado africano: salir a matar semejantes. Más aún si se trata de un fin de semana largo. Ya lo dijo Mister Peachum, el rey de los mendigos londinenses de Bertolt Brecht: primero a hartarse, luego, si alcanza el tiempo, a ocuparse de la moral. No se esperen, pues, horas de conmociones en fines de semanas o en tiempos de vacancias.
Que las aguas bajaban turbias hacia 2014 y algo de intensa gravedad comenzaba a anunciarse, lo comprobó quien quiera se ocupe de nuestros afanes políticos al vivir las más ausentes, vacuas, desprovistas, abstemias y tristes Navidades de nuestra modernidad. Por primera vez en su historia el jolgorio de hallacas –donde las hubo– y Blue Label se vistió de luto y atravesamos las primeras Navidades negras del régimen. Adobadas, como para que nadie se hiciera el desentendido, con el monstruoso asesinato de la familia Spear. Y la resaca del Dakazo, paladeado con sabor a venganza por quienes no pueden ni podrán saciar el odio parido que le tienen a los empresarios y a la empresa privada, así se reconozcan en las filas de la oposición dura.
Y que un cataclismo social se vivía en las profundidades de nuestra nacionalidad vino a ser confirmado cuando por primera vez en nuestra historia republicana los Carnavales pasaran sin pena ni gloria: las playas atiborradas de fantasmas, las arenas bordadas de cruces y crespones negros en honor a nuestros mártires. Una herida rasguñaba la superficie de la caribeña y pintarrajeada banalidad nacional y un mínimo de pudor coartaba los deseos de tumbarse al sol y rascarse la barriga. Así sonara a extravío, a locura pasajera, a traición a nuestros lares y penates: los venezolanos comenzamos a tomarnos en serio. Asombroso.


2
Lo predijimos en atención a la experiencia histórica: como todo impulso verdaderamente revolucionario, la “revolución democrática de febrero” que contra todo pronóstico se ha extendido durante dos meses ininterrumpidos, espontáneamente, dando a luz una nueva generación, un nuevo liderazgo y abarcando todas las clases sociales y todo el territorio nacional hasta conmover al mundo, reproduciría el clásico movimiento de las mareas, con sus pleamares y sus bajamares. Se detendría a descansar para recuperar fuerzas, realizar sus balances, reconocer el territorio conquistado y afianzar los lazos con sus nuevos amigos y aliados. Y para medir en su exacta medida la malignidad, la tozudez, la estupidez y la porfía del enemigo y la capacidad de sometimiento y obsecuencia de quienes fungen de amigos. Que toda revolución enfrenta un enemigo externo y un enemigo interno. El primero, que ha usurpado el poder con todas las malas artes de que es capaz. El segundo, su necesario compañero de ruta, la vieja y ya periclitada ex clase política dominante, que hará cuanto esté a su alcance para impedir ser barrida de la historia. Como siempre: inútilmente.
El cansancio natural de tan descomunal esfuerzo por vencer al monstruo y la imperiosa necesidad de retomar oxígeno y prepararse para los futuros combates –que serán inevitables, pues este combate entre dictadura y democracia es a muerte– coincide, en primer lugar, con la única jugada que le era posible a los acosados: llamar a los matones que los respaldan, en el caso: los cancilleres de los gobiernos proto, filo o democastristas de la región –todos los presidentes de la Unasur fueron, son y serán leales al maestro de sus orígenes, al que admiraron, obedecieron y continuaron y a quien serán fieles hasta que expire el último suspiro, Fidel Castro–. Provoca, en segundo lugar, un necesario movimiento defensivo de los cohabitantes del poder bajo la dictadura –los viejos y nuevos partidos del establecimiento, particularmente AD, PJ y UNT– que prefieren agotar las posibilidades de la cohabitación, presenciar la muerte por inanición del socio inoportuno y heredar “el coroto” cuando no quede más remedio. Tienen una sola consigna, que les permite flotar, como el corcho, en aguas tormentosas: “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Bajo su lema esperan volver a los tiempos de la cuarta: uno, en el papel del Alfaro Ucero redivivo; otro, en el del Caldera resucitado; el de más allá, en el de Jóvito Villalba rejuvenecido.
Todo lo cual es clásico de todos los procesos revolucionarios que en la historia han sido. Marx, en su extraordinario ensayo El 18 Brumario de Luis Bonaparte lo retrató con su clásico sarcasmo, su sangriento desprecio por la mediocridad burguesa y su inexpugnable pluma por los tiempos de los tiempos. Bautizando de paso la clásica salida espuria a procesos de crisis excepcionales: “el bonapartismo”.
 
3
Si Venezuela tuviera más enjundia, más tradición, más clase, ya hubieran comenzado a aparecer los candidatos al bonapartismo a la venezolana. Alguien capaz de travestirse de tercero en discordia, con relaciones y lazos de lado y lado, conocedor de los laberintos del poder y capaz de jugar al Antonio Leocadio Guzmán de la circunstancia. José Vicente Rangel está como cortado a la medida para el papel: intrigante, falso, semialfabeto, semiculto e inescrupuloso como una cascabel. Otros, como Luis Miquilena, gastaron sus depósitos de pólvora. Y los que esperaron décadas por la oportunidad, como Uslar Pietri, están muertos. Alguno, fatigado, se dedicó a la docencia.
Es una salida que podría comenzar a tomar relevancia a medida del agravamiento de la crisis y la súbita erupción de la lava revolucionaria, que volverá a brotar con renovados bríos y mayor virulencia cuando nadie se lo espere. Cuando el recurso a los bomberos de Unasur y a los apagafuegos de la MUD sea extemporáneo e inútil. De pronto un político retirado, un empresario exitoso, una vaca sagrada salida de la academia, las finanzas, el periodismo, los negocios. Nada está escrito. Toda historia es inédita.
Visto en este amplio escenario de la crisis, pensándolo en el contexto de las fuerzas que mueven las grandes corrientes de la historia y teniendo en perspectiva un proyecto de país que vaya más allá de votar en 2050 por los reciclados candidatos de siempre, la trascendencia y el alcance del recientemente celebrado conversatorio entre tirios y troyanos son de resultados más bien pobres y desangelados.
Pasó en ellos como en el cuento de Edgar Allan Poe “La carta robada”. Las cuatro verdades estaban sobre la pretenciosa mesa compartida por moros y cristianos, pero ninguno de los visitantes quiso o acertó a encontrarlas. Muchísimo menos a decirlas en voz alta y poner en verdaderos aprietos a nuestro Ministro D…, el rufián en cuestión. La primera de ellas: denunciar la naturaleza del régimen, una dictadura. La segunda: manejada, esquilmada y mangoneada desde La Habana por los hermanos Castro. Ergo: una dictadura colonial. La tercera, la verdadera nacionalidad del impostor, que si no nació en Colombia no parece existir constancia de dónde lo haya hecho, salvo en Venezuela. La cuarta, que quien dio la orden de asesinar a más de cuarenta manifestantes, cometiendo un gravísimo y aberrante delito de lesa humanidad, se encontraba coronando la mesa de la traición. No se menciona la cuerda en casa del ahorcado.
Ninguna de las supuestas cuatro verdades que los compañeros de ruta les cantaran a los usurpadores alcanzan para indignar al Vaticano, a los secuaces de la Unasur y a satisfacer mártires, humillados y ofendidos de esta tragedia. Mejor se las hubieran callado. No les sirvieron de nada. Ya pacen el polvo, como las cucarachas, en el desván del olvido.
 @sangarccs

Nitu Pérez Osuna: Amores que matan

Amores que matan
NITU PÉREZ OSUNA
El Universal. 16 de abril de 2014

Durante estos últimos 15 años, se han expropiado o confiscado mas de 4 millones de hectáreas de tierras productivas en el país con el justificativo de  hacer realidad "la soberanía alimentaria",  pero en Venezuela escasea la leche, el arroz, el azúcar y el pollo entre otros rubros de primera necesidad. La promesa de producción endógena y abastecimiento de alimentos para la población, cayó en saco roto.

Se expropiaron las cementeras para llevar adelante un plan de construcción de viviendas a precios justos.  El régimen justificó su acción señalando a las cementeras de especuladoras y causantes de la distorsión del mercado, pero miles de damnificados siguen sin vivienda, los jóvenes no pueden obtenerlas porque no las  hay a ningún precio y,  quienes las tienen, les cuesta un puyero conseguir un saquito de cemento para cualquier refracción, modificación o arreglo de su vivienda.  Ni que hablar de las cabillas que cuando se consiguen son  a precios  realmente estrambóticos gracias a la nacionalización de la siderúrgica.

La Electricidad de Caracas y la Cantv también fueron adquiridas por la nación... y usted, amigo lector, conoce de su deficiente servicio y alto costo.

Pero estas cosas narradas en las líneas anteriores, no han sido lo único expropiado o incautado por la llamada revolución. La seguridad personal y jurídica  está  secuestrada gracias a un  régimen que ha anunciado más de 20 planes de seguridad sin que ninguno arroje resultados positivos en la lucha contra la delincuencia. Por las calles de nuestras ciudades y pueblos,  las bandas de hampones con uniforme o no, nos matraquean, roban, extorsionan  y hasta nos arrebatan la vida y, de lo único que hablan los funcionarios gubernamentales, es de conspiraciones, golpes de Estado o posibilidades de ser invadidos por imperios.

La verdad es que Venezuela se muestra destrozada, arrasada, destruida y empobrecida.  Pasar por las que eran avenidas comerciales son la prueba palpable de lo que aquí escribo: comercios cerrados,  anaqueles vacíos, vidrieras desoladas.

Lo que si abunda son marchas y manifestaciones  que siempre terminan igual... con bombas y mas bombas, "gas del bueno", perdigones, metras y balas que matan y todo ese horror para intentar  dispersar y acabar las protestas  originadas por todo lo ya expresado y mucho mas... el servicio de agua que también escasea, la salud que se nos muestra enferma, la información y opinión silenciada y el presente y futuro embargados.

El pasado lunes 14, al cumplirse un año de las cuestionadas elecciones presidenciales donde se favoreció con la primera magistratura a Maduro, éste afirmó "que en el tiempo que lleva al frente del país se ha dedicado a proteger con amor al pueblo". Definitivamente hay amores que matan.

pereznitu@gmail.com

@nituperez

Elides J. Rojas: Revolución mortal

Revolución mortal
ELIDES J. ROJAS
El Universal. Caracas, 16 de abril de 2014

Una historia de violencia, fatalidades y muerte nació desde los golpes militares del año 1992

Desde que comenzó este cuento en 1992 con los dos fracasados golpes militares contra la democracia, si hay algo que ha rodeado a la revolución pirata es la muerte, lo fatal, la enfermedad, el cáncer. Es un gobierno fatídico. Y no podía ser de otra manera. Un gobierno cuyos líderes se hacen públicos a punta de balas y sangre no podía llegar al poder y ejercerlo de manera diferente. Cada vez que necesitan sacar su parte oscura que es casi todo el tiempo, la sacan sin que les tiemble el pulso. Matan y dejan matar. Así de sencillo.

Lo hicieron en abril del año 2002, lo hicieron durante el paro, durante la recolección de firmas para el revocatorio. No es que han reprimido. Eso es juego de muchachos. Han matado y parejo. Como ahora. Desde que le metieron la tremenda pita a Maduro, al heredero del desastre, el hijo del comandante muerto, en Margarita cuando la Serie del Caribe se intuyó que el ambiente estaba raro y que no había miedo. Hubo presos como es natural, pues al día siguiente se metieron los machos del proceso: los cubanos. Ir a protestar contra los cubanos es pecado. Las señoras celosas se molestan y salen a reprimir. Pero una cosa es reprimir y otra matar como lo han hecho desde el 12 de febrero. Ya está establecido, aunque no hay seguridad de juicio justo, que los matones del 12 de febrero fueron funcionarios vinculados al ministerio que debe preservar la vida de los venezolanos, pero en la práctica hace lo contrario. Interior, Justicia y Paz es el pomposo nombre del despacho que en el papel se traduce así: Interior de la urna, Justicia en el más allá y paz en el cementerio. Porque una cosa es matar, como en efecto hacen y otra es dejar matar como también hacen.

En esa segunda franja entran los colectivos paramilitares, también alcahueteados por la justicia castrocomunista. Matan parejo y no pasa nada. Los defienden. ¿Pruebas? Están regadas por todas partes, pero no hay justicia y de eso se valen. O, al revés, la justicia es de los malandros. Y eso basta. Lo demás en propaganda, mesa de diálogo y contra información.

Pero además están los malandros de profesión. Los criminales. Veamos el número de asesinatos cometidos en Venezuela por año. 5.868 en 1999. 8.022 en 2000. 7.960 en 2001. 9.617 en 2002. 11.342 en 2003. 9.619 en 2004. 9.964 en 2005. 12.257 en 2006. 13.156 en 2007. 14.528 en 2008. 16.047 en 2009. 17.600 en 2010. 19.336 en 2011. 21.592 en 2012 y 24.763 en 2013.

Como se ve, el dejar matar también es un arte. Claro que ayuda la incapacidad y la alcahuetería de los gobernantes; pero es un arte. ¿Cómo ocurre esto sin que la gente se moleste lo suficiente como para hacer temblar a estos irresponsables comunistas?

Por eso decimos. Es un arte.

erojas@eluniversal.com / @ejrl

José Luis Semprum: El "auto suicidio" del PSUV

El "auto suicidio" del PSUV
JOSÉ LUIS SEMPRUM
El Universal. Caracas, 16 de abril de 2014

Debo confesar que el discurso de Henry Ramos Allup en el "diálogo" del jueves pasado fue brillante; lo cual no significa que esté de acuerdo con su contenido.

Fue brillante porque expuso de manera impecable una ruta para que el "presidente" Maduro y sus aliados se mantengan en el poder hasta las elecciones de 2019.

Les dijo exactamente lo que debían hacer para conservar la silla de Miraflores: promulgar una Ley de Amnistía, dejar de violar la Constitución, cesar la represión, abandonar la intención de imponer su hegemonía y despolitizar las Fuerzas Armadas, entre otras medidas.

Lo que Ramos Allup no dijo, pero quedó implícito en su discurso, es que si Maduro adopta esas medidas, entonces la MUD estaría dispuesta a reconocerlo como legítimo, dejando impunes los crímenes de lesa humanidad cometidos durante los últimos dos meses.

Lo sorprendente es que los voceros del PSUV, en lugar de felicitarlo y tomarle la palabra, le cayeron encima a Ramos Allup, como que si les hubiera mentado la madre.

Soberbia, intolerancia, terquedad y, sobretodo, desconexión con el mundo real; esas fueron las actitudes de los "dialogantes" del oficialismo. Tan ciegos están, que la MUD les ofreció un salvavidas, y no quisieron aceptarlo.

La ceguera del gobierno presagia un desenlace traumático a esta crisis, pero sin duda los venezolanos recuperaremos la democracia y las libertades. Aprovechemos estos días santos para reflexionar y prepararnos para los tiempos duros que vendrán.

@LuisSemprumH