viernes, 3 de octubre de 2014

Maruja Tarre: Otra muerte

Escribo poco después de haberme enterado del asesinato de Robert Serra. No lo conocí personalmente y debo confesar que no me caía nada bien. Pero su muerte me parece una tragedia, como todas las muertes violentas que están ocurriendo en Venezuela. Era todavía un muchacho, quien se había destacado en el campo político y representaba un sector de la juventud. Ahora pasa a ser uno más en la estadística de las víctimas de la violencia, en este país nuestro, convertido en el más peligroso del mundo.

Como siempre, cuando hay una noticia importante, me fui a Twitter para enterarme de las reacciones de la gente. Al leer varios mensajes, mi pesar se convirtió en indignación. Me conseguí, por parte de los chavistas con acusaciones sin ninguna prueba o fundamento, señalando a la oposición como culpable de los hechos. Me llamó la atención una señora, quien ocupa un puesto destacado en la Asamblea Nacional, lanzando de manera  irresponsable las peores acusaciones. Pero aún más condenables, me parecieron ciertos mensajes de supuestos opositores. Perdiendo toda decencia, algunos se dedicaron a hacer chistes sobre Serra, asegurando que ese era el destino que se merecía.

Todo esto me deja un sabor muy amargo. El país no solo está sumido en la violencia de los asesinos, sino que está también envenenado por un odio que va a dificultar que algún día superemos esta pesadilla. No hay diferencia entre los fanáticos de ambos lados. Más aún, diera la impresión que quienes se alegran de las tragedias ajenas, solo están esperando una oportunidad para cometer los mismos abusos que los actuales gobernantes. Esos seres llenos de odio no ocupan puestos relevantes en la oposición. Pertenecen a un extraño submundo, que ataca de la misma manera al gobierno y a todos los que, desde la oposición, tratan de hacer algo constructivo.

maruja.tarre@gmail.com

Maruja Tarre
Otra muerte
El Universal. Caracas, 3 de octubre de 2014

César Miguel Rondón: Los muertos de todos los días

La noticia de ayer es una noticia terrible, lamentable. Han asesinado en su casa al diputado Robert Serra y a su pareja. Según las primeras informaciones, ella fue apuñaleada y él, abaleado. El cadáver de ella yacía en la planta baja, el de él, en la planta alta.
De inmediato se apersonaron en su residencia autoridades del gobierno, empezando por el ministro de Interior, Justicia y Paz, el general Miguel Rodríguez Torres. Declaró –así se le cita en Últimas Noticias–: “Pido a los venezolanos tener calma en esta difícil hora”. Nos llamó la atención leer esto porque la hora difícil es para todos los venezolanos, todos los días. Pero luego, ampliando la información, entiendo que él pidió calma para los militantes del PSUV que se apersonaron ayer frente de la residencia de Serra.
¿Cómo interpretan sus compañeros de partido y de causa el asesinato? Hay algunas reacciones que llaman la atención.
Delcy Rodríguez: “Desde el alma del pueblo noble de Bolívar y Chávez acompañamos a sus familiares, amigos, compañeros de lucha, joven soldado de la patria. Honor y gloria”. Ernesto Villegas: “Honor y gloria al camarada Robert Serra, cobardemente asesinado junto a joven venezolana. Rabia y tristeza en dolor mayor. Paz con justicia”, María Gabriela Chávez: “No podrán con nosotros, descansa en paz Robert, nosotros seguiremos luchando como nuestro Gigante, como tú hasta nuestro último suspiro”. Jorge Arreaza: “Robert, hermano, seguiremos contigo sembrando vida y esperanza. Robert, camarada, en nuestras manos llevamos tu llamarada”. Andrés Eloy Méndez: “Robert Serra, hermano de camino y lucha, estando en pleno combate con la guerra económica te arrebatan la vida. Qué indignación. Honro tu ejemplo”.  Mari Pili Hernández: “El fascismo no busca matar a un chavista, lo que en realidad quieren es matar la PAZ que Nicolás Maduro ha promovido desde que es presidente”.
¡Mari Pili, por favor! A Robert Serra lo asesinó el fascismo, según Mari Pili Hernández.
Pero dejemos de lado esta cursi y panfletaria retórica ideological. La muerte de Serra es lamentable porque es una más, una más entre tantas muertes que nos deja la violencia diariamente.
Ayer en el 2001, en primera página, está la foto de Serra, pero también: “Cuatro muertos por tiroteo en Guatire”. En el Correo del Caroní, en Ciudad Guayana: “Atracos nocturnos siembran terror en las clínicas de Guayana”. En La Voz, Guarenas: “Combatir inseguridad pidieron en Higuerote”. En La Región, Los Teques: “Capturan a sargento tras robar camión en el kilómetro 50 de la ARC”. En El Impulso, Barquisimeto: “63 homicidios en septiembre”. El Nacional, en Caracas: “En septiembre hubo 425 muertes violentas. Es el tercer mes del año con más decesos a causa del auge delictivo en la capital”.
Por ello es lamentable la muerte del diputado, porque forma parte de estas muertes de la violencia, de esa paz que no tenemos los venezolanos.
Hay una macabra casualidad en el hecho de que Robert Serra haya sido asesinado justo el día en que Mónica Spear cumpliría años. Mónica estaría cumpliendo el miércoles 30 años. Y Mónica fue también víctima de esta espantosa violencia. Solamente recordamos, con mucho pesar, las palabras del diputado Serra en la Asamblea Nacional a propósito de la muerte de Mónica: “¿Quién la manda a andar por carretera de noche?”.
Lo terrible es que al diputado le han asesinado en su casa, no en una carretera.

César Miguel Rondón
Los muertos de todos los días
El Nacional. Caracas, 3 de octubre de 2014

Juan Carlos Sainz Borgo: ANGUSTIA

Escribo estas líneas desde fuera de Venezuela.

Por ello solo retratan los sentimientos de algunos de los venezolanos y venezolanas que he tenido oportunidad de encontrar en el exterior y que dibujan algunas de las consecuencias de la situación que vive el país para los que deciden salir. Voy a comentar 3 grupos de venezolan@s: estudiantes, comerciantes y familiares.

Como profesor he tenido la oportunidad de ver directamente a decenas de estudiantes que en un esfuerzo genuino han decidido estudiar fuera del país. Los innumerables requisitos que el gobierno bolivariano exige a l@s jóvenes que quieren especializarse fuera, son inmanejables. Para no usar todo el espacio solo me enfocaré en que Cadivi estableció las áreas prioritarias para otorgar divisas, si no están en esas áreas, la persona no recibirá la autorización para adquirirlas. De tal forma que todos aquellos que no están en las áreas que el gobierno considera prioritarias y no son millonarios o no tienen una preciada beca internacional tienen dos opciones: estudian lo que el gobierno quiere o se quedan en el país. A menos que el estudiante solicite a la institución donde fueron aceptados, que por favor los cambien de postgrado una vez que ingresan.

Las angustias por transmitir a personas de países del mundo, lo que significa el proceso, Cadivi, dólares preferenciales y un largo etcétera. Para muchos departamentos de admisión y finanzas de universidades en España, Estados Unidos, Colombia por solo nombrar algunos, Cadivi, es una palabra que abre una dimensión desconocida, pocas veces creída y nunca entendida.

Muchos de los comerciantes y hombres de negocio que han decidido salir del país, se encuentran en las circunstancias más extrañas, teniendo que empezar desde cero, en áreas donde ya se conoce el problema de nuestro país, teniendo que sufrir discriminaciones de toda índole, legales y oportunistas. Muchos han perdido los ahorros de su vida, iniciando negocios sin experiencia.

Pero quizás el denominador común de los anteriores, son los familiares, madres, padres, hermanas y hermanos, tíos y tías que hacen todo tipo de maniobras para visitar a sus familiares, conseguir los pasajes, traer la preciada tarjeta de crédito para pasar el cupo y pagar cuotas de universidades, carros, satisfacer necesidades básicas y sobre todo, verse y compartir la familia.

Luego comienza la vuelta a casa. En la maleta o dos de las pocas líneas que vuelan al país, a través de las conexiones más exóticas, el viajero tratará de llevar los productos que escasean en los mercados locales y no pagar sobrepeso. Pocas caras como esas, en los aeropuertos que se despiden con la incertidumbre de la próxima vez. No conozco tiempos en la historia patria, quizás desde la guerra de independencia, que nos haya tocado vivir tal angustia. Y desde fuera del país, no se ve mejor. 


Juan Carlos Sainz Borgo
ANGUSTIA
Tal Cual. Caracas, 3 de octubre de 2014

Laureano Márquez : ¡LAAA CENA!

Parece que los gastos en Nueva York fueron de una aus- teridad envidiable. Si te pones a ver, una cena de 80.000 dólares, tampoco es tanto. La inflación en el imperio también está alta y en un carpachito se te pueden ir 10.000 dólares "¡faachil!", como diría Perolito. En realidad tampoco fueron 80.000 $. A esta oposición destructora del aparato productivo le encanta exagerarlo todo con fines inconfesables, fueron exactamente 79.880$ más 13.000$ de propina. Que si te pones a ver no es nada: cada uno de nosotros puso 0,003096 $, que eso ni enriquece ni empobrece a nadie, como diría el otro.


Se sirvieron 4 botellas de champaña Crystal Rosé, 3 botellas de vino Chateaux Petrus, y 3 botellas de vino Latache, cada una valorada en 5.000 dólares, según informó el Diario Las Américas. "Pétrus es un vino tinto de la región vitícola de Pomerol dentro de Burdeos, de donde es la denominación. Se elabora casi completamente con uva merlot. Aunque los vinos de Pomerol nunca han sido clasificados, Château Pétrus es hoy uno de los más apreciados y caros del mundo, junto con los primeros crus de la orilla izquierda de la Gironda: châteaux Haut-Brion, Lafite Rothschild, Latour, Margaux y Mouton Rothschild, así como Ausone y Cheval Blanc de la denominación vecina, en la orilla derecha, de Saint Emilion (Loveran)". Esto dice la whiskypedia, que no hay por qué dudar de ella.

Según cuentan, porque nada hay oculto, el carpacho de trufas fue devuelto porque no gustó (devuelto a la cocina, quiero decir), en su lugar vino (de venir) uno de carne con parmesano. Lo único lamentable aquí es que hayan pescado inútilmente a una trufa (¡pobre animalito!). Los raviolis de caviar tampoco gustaron, no culpo al comensar, porque para comenzal, el caviar es una frutica pequeñita, como amarga y salada, que quizá con yogurt y cereal pasa en el desayuno, pero con raviolis lo mejor siempre ha sido una salsa de Boloña, cuyo precio no hace honor al nombre.

Quien esto escribe tiene la absoluta certeza de que nunca en su puñetera vida podrá pagar una cena similar, porque es que uno trabaja. Se habla de 2,5 millones de dólares de gastos totales, en una Venezuela en la que la chikungunya y el dengue hacen de las suyas y esa plata en acetaminofén o paracetamol, sería una ayudita.

La verdad, uno no tiene nada en contra de que la gente cene, pero es como mucho el exceso, más para quien promueve la pobreza como forma ideal de vida. En esta patria orweliana "todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros".

Un hot dog en el Bronx, habría sido mucho más consecuente, acompañado de diet coke, como muestra de tolerancia.

Seguro en los baños de los restaurantes caros de New York hay papel y el chef puede preparar exquisitos platos porque tiene a mano ingredientes que se consiguen en una economía realmente competitiva y productiva donde el gobierno no anda por ahí destruyendo cuanta cosa floreciente se le atraviesa en el camino, y los productos importados llegan. Definitivamente, la lengua es el castigo del cuerpo y la inconsistencia espiritual una de las peores calamidades.

Mientras, en este periódico, ya nos vamos quedando sin papel.

Envío este artículo sin la certeza de hasta cuándo podrá seguir publicándose. Venezuela es, sin duda, tierra de contrastes y contradicciones. En todo caso, amigos lectores, no se preocupen, seguiremos en la pelea aunque tengamos que salir en un tabloide del tamaño del menú del Nello’s de New York.


Laureano Márquez
Editorial
¡LAAA CENA!
Tal Cual. Caracas, 3 de octubre de 2014