viernes, 27 de junio de 2014

El Nuevo Herald: Maduro sofoca la disidencia con palos y censura

El giro autoritario de Nicolás Maduro se radicaliza. Deja claro que su régimen calca fidedignamente el cubano, ahogando a la disidencia, violando los derechos civiles y amenazando la libertad de pensamiento.
Autoproclamado, con acento mesiánico, el “hijo leal de Chávez’’, a Maduro se le agotan los recursos para evitar el total desmoronamiento de la economía venezolana y de la agrietada ideología chavista. Recurre a lo único que tiene: la mano hiriente de sus fuerzas de seguridad, un sistema judicial arbitrario postrado a sus pies y una semántica parda como medio masivo de intimidación.
En un plazo de dos días, el régimen pulverizó una protesta pacífica para exigir la libertad de los detenidos en las manifestaciones callejeras, dejando una veintena de heridos; acusó de tres delitos a 11 valientes jóvenes, enrejados en los calabozos del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional sin debido proceso legal, por establecer un campamento frente a la sede de la ONU; y amenazó con excomulgar a sus partidarios que expresen una opinión disidente, acusándoles de traidores.
Una carta enviada el miércoles por la organización Human Rights Watch a los cancilleres de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) —mediadores del supuesto diálogo entre el gobierno y la oposición— deja entrever, con exquisita diplomacia, que su silencio “ante los abusos cometidos por agentes estatales venezolanos’’ es un aval del enquistamiento de la opción represiva, un descrédito a su pregonada imparcialidad.
“Diálogo’’ este que es una infamante farsa del gobierno de Maduro si primero no deja libres a los presos políticos, entre éstos el líder opositor Leopoldo López, pone fin a los arrestos y torturas de los estudiantes, desmantela la Fiscalía chavista y la reemplaza por otra independiente, y extingue a los colectivos del terror que actúan en su nombre a fin de coaccionar a la sociedad civil opuesta al proyecto socialista.
El expolio de la democracia y la justicia por la cúpula chavista en el siglo XXI ha devenido en la ruina económica y moral de un otrora próspero y pacífico país. Si no se toman medidas para frenar la violencia y rescatar las instituciones democráticas, terminarán de abrirse las puertas de un régimen tiránico en América Latina.

Editorial
El Nuevo Herald
Maduro sofoca la disidencia con palos y censura
El Nuevo Herald. Miami, 27 de junio de 2014

Elides Rojas: Editorial de Díaz Rangel el 13 de abril del 2002

Hoy, Día del Periodista, solamente reproduciremos la editorial de Ultimas Noticias el día 13 de abril del 2002, después del golpe de estado contra Chávez escrita por Eleazar Díaz Rangel flamante Premio Nacional Simón Bolívar del año 2014.

La editorial es histórica. He allí su valor:

Expectativas por nuevo gobierno

Por:  Eleazar Díaz Rangel

La mayoría del país recibió complacida la formación de un nuevo gobierno presidido por Pedro Carmona Estanga; el decreto respectivo lo califica como `gobierno de transición democrática y unidad nacional .

Precisamente, haberlo denominado así es el mayor de los compromisos adquiridos por el equipo que conducirá los destinos del país. Porque significa, y así debe entenderse, que este proceso apenas iniciado concluirá con elecciones legislativas, de gobernadores y las presidenciales, en plazo máximo de un año, y debe desarrollarse con respeto de todas las libertades democráticas.

Se trata de un período que será bastante complejo, eventualmente con factores de perturbación, y durante el cual se desarrollarán varios procesos electorales que deben realizarse dentro de la mayor transparencia y en una lucha cívica y democrática.

El gobierno será, igualmente, de `unidad nacional . Tremendo compromiso. Un país que ha estado lleno de pugnacidades, que se ha caracterizado por la confrontación en todos los campos, que ha estado dividido, lleno de angustias e incertidumbres, necesita cuanto antes recorrer el camino del diálogo y de la reconciliación. También en este caso, es primerísima la responsabilidad del nuevo gobierno, sobre todo si tenemos presente una de las justas críticas formuladas al gobierno de Chávez fue precisamente su poca voluntad de diálogo no obstante las promesas hechas.

Sin embargo, para cumplir uno y otro propósito creyeron indispensable concentrar en la Presidencia poderes que nunca antes tuvo un gobernante, porque ni en épocas de dictadores éstos podían remover funcionarios electos. ¿Era necesario tanto poder? ¿No fue ésa otra de las críticas que se hicieron al gobierno de Chávez?

A tales interrogantes habría que agregar si esas decisiones no están al margen de la Constitución.

Y quiero terminar con una referencia a lo que seguramente el presidente Carmona llamó `eventos no deseables en su discurso. Han ocurrido allanamientos y detenciones como la del diputado Tarek William y del ex ministro Rodríguez Chacín, expresamente grabadas para difundir tales imágenes vejatorias del ser humano, humillantes.

Quiero suponer que se trata de excesos y que serán erradicados de los procedimientos policiales.

Las averiguaciones acerca de los hechos criminales del jueves, la detención de los presuntos responsables, están plenamente justificadas, pero, ojo con hacer una práctica común estas extralimitaciones."

Últimas Noticias, 13 de Abril de 2002
Twitter:@ejrl

Elides Rojas
Editorial de Díaz Rangel el 13 de abril del 2002
El Universal. Caracas, 27 de junio de 2014

Antonio Sánchez García: Los que dicen que no pero siempre dijeron que sí

No nnos equivoquemos de enemigos: detrás de esta inmundicia está Fidel Castro, el socialismo revolucionario y la escoria de nuestra barbarie: ya es tarde para lavarse las manos. El mal está hecho. The rest is silence.
No me enorgullece pertenecer al exclusivo y escasísimo grupo de los venezolanos que hace ya 22 años y más de 4 meses, el 4 de febrero de 1992, vimos con absoluta claridad que la felonía de los comandantes Hugo Chávez Frías, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos y Jesús Urdaneta Hernández, al mando de oficiales y soldados de las Fuerzas Armadas de la república venía a abrir los portones de la barbarie, arrastrando tras de sí la insólita irresponsabilidad de políticos, académicos, empresarios, jueces, fiscales, filósofos, financistas, periodistas y toda la fauna de la indigencia cultural e intelectual del país. Y que, al final de ese sórdido viaje al corazón de nuestras tinieblas, Venezuela volvería a ser el cuero seco del que hace un siglo y medio se quejara nuestro ilustre americano.

Me asombra pensar que, en rigor, angustiados por la gritería de las montoneras y la barbarie, se expresaran entonces tan pocos venezolanos, escasamente contables con los dedos de una mano. Recuerdo a Manuel Caballero, antimilitarista de nación; a Luis Ugalde, cívico hasta la médula de sus huesos, y a Juan Nuño, porfiadamente republicano. Del resto, jolgorio, entusiasmo, fanatismo o tibiezas. Los que no podían aprobar un golpe de Estado por elemental ética profesional, como José Ignacio Cabrujas, respondieron con verónicas de ingenio o generoso reparto de culpas. Pero en el fondo de sus corazones eludieron asumir con virilidad, lucidez y coraje la defensa de la institucionalidad democrática, con la que no sentían la menor solidaridad. Que, por pervertida que estuviese, servía de tajamar a la barbarie apenas contenida tras cuarenta años de esfuerzos y la quiebra moral de sus propios constructores, como el doctor Caldera, de tan triste y ominoso desempeño en las horas cruciales de la república.

Que pretendiendo descerrajar los portones de Miraflores el golpismo vernáculo rompía el débil hilo constitucional, abría la Caja de Pandora de nuestras infamias y se daba inicio a un nuevo ciclo de la historia de Venezuela, fue tan evidente para quien no tuviera anteojeras crematísticas o ambiciones políticas que asombra que venezolanos de la mayor seriedad y cultura no corrieran a ponerle atajo al salvaje río de la barbarie. ¿O alguno de ellos creyó que detrás de un charlatán cruento, demagogo y ambicioso como el teniente coronel habría algo más que la docena y media de malandros, pistoleros y facinerosos que hoy, tras catorce años, detentan los poderes del Estado?

¿Quién que tuviera un elemental conocimiento de la estirpe y raza de nuestros militares podía creer que de estos cuarteles podía salir algo más que estupros, crímenes, desaforada ambición y una corrupción de dimensiones cósmicas? De entre el cuerpo de espalderos que lo acompañaran en el golpe de Estado, que llevaron lluvias y tormentas a la intemperie resguardando al capo di mafia –que Chávez jamás fue otra cosa– ya sobresalían 2 personajes que muertos de hambre pero con una pistola al cinto se encumbrarían a las alturas del poder y la riqueza hasta superar cifras de 10 ceros en dólares. Y pululando en sus entornos los tiburones arribistas que saquearían los bienes públicos por miles y miles de millones de dólares. Sin otra utopía que alcanzar las cimas de la podredumbre moral, pero suficientemente travestida con todos los símbolos de la fortuna y la riqueza.

Veintidós años de proceso y una serie sistemática, creciente e ininterrumpida de estupros para venir a dar a este vertedero de basura material y moral. ¿O creen Jorge Giordani, Hans Dieterich y los ofendidos y humillados de www.aporrea.com y sus intelectuales y voceros que se pueden esfumar 30.000 millones de dólares en un abracadabra? Bien dice el refrán que más vale tarde que nunca. Pero de allí a poner el grito en el cielo cuando los súbditos en palacio limpian las migajas, restos y huesos del festín, los comensales disfrutan de lo mal habido lejos de la miseria de los cerros que multiplicaron y los cadáveres se pudren en los callejones de la miseria, hay un trecho insuperable. Macbeth dice contemplando sus manos que de limpiárselas en un océano, lo entintaría en sangre. Es la sangre que cubre la conciencia nacional sin visos de dar vuelta la página.

No nos equivoquemos de enemigos: detrás de esta inmundicia está Fidel Castro, el socialismo revolucionario y la escoria de nuestra barbarie: ya es tarde para lavarse las manos. El mal está hecho. The rest is silence.

@sangarccs

Antonio Sánchez García
Los que dicen que no pero siempre dijeron que sí
El Nacional. Caracas, 27 de junio de 2014


Rafael Poleo: La elipse

 
Rafael Poleo
La elipse
El Nuevo País. Caracas, 27 de junio de 2014. (Blog Pedro Mogna)

Gumersindo Rodríguez: Ramón J. Velásquez y las ironías de la historia

En 1953 –durante mi segunda prisión– en la Cárcel Modelo de Caracas, tuve el privilegio de compartir celda con Ramón J. Velásquez, 40 años antes de que fuera juramentado como presidente de la república en 1993.

En un trabajo periodístico suyo sobre la participación del distinguido dirigente democrático J. Manzo González en las luchas de la resistencia, publicado en 1987, hizo referencia a la percepción que este le manifestó yo le inspiraba entonces, a mis 20 años. Escribió el doctor Velásquez: “En la noche anterior habían ingresado en nuestro pabellón, letra G, de la Cárcel Modelo de Caracas, numerosos presos, después de haber pasado por las pruebas de El Paraíso, es decir, después de haber sido interrogados por la Seguridad Nacional. Desde la planta alta del pabellón mirábamos el grupo de los recién llegados. De pronto un joven delgado, pálido, de corta estatura y de gran movilidad se salió del grupo para ir a saludar a un amigo. Manzo González, señalando al joven me dijo: ‘Anoche trajeron a Gumersindo Rodríguez’, y me hizo un retrato psicológico y un análisis de la personalidad del liceísta de 1953, tan exacto en sus dimensiones, tan previsor de su futuro, que no he podido olvidarlo ni en el 59, ni en 1961, ni en 1964, ni en 1972 ni ahora en 1975. Era abril de 1953.
Razones tengo para apreciar en su justo valor la capacidad clínica de José Manzo González para calibrar la personalidad humana y esta es una de las virtudes del político”. (Prólogo de Ramón J. Velásquez a Testimonio de un hombre y un tiempo, de José Manzo González, diario El Mundo, 14 de diciembre de 1987).

Jamás he conocido la caracterización psicológica que en ese momento hizo de mí el doctor Manzo González. Uno de los
dolorosos aprendizajes en mi carrera pública fue cuando me di cuenta de que no siempre la imagen que los demás tienen de uno coincide con la imagen que uno tiene de sí mismo, y que en política uno no es lo que cree ser sino lo que los demás creen que uno es.

Ramón J. Velásquez era un excelente compañero de prisión. Más que sus sólidos conocimientos de la historia nacional, me impresionó el realismo de su gran sabiduría política.

En una de sus predicciones, que entonces escuché con escepticismo, pero que la realidad comprobó diez años después, sostenía que un oscuro profesor de historia de un colegio católico de Sao Paulo sería presidente del Brasil en los lustros venideros. Se refería a Janio Quadros, el brasileño que ganó y perdió inesperada y sorpresivamente la Presidencia de la Republica del Brasil en la década de los sesenta.

Velásquez nos expresaba siempre una profunda admiración por Rómulo Betancourt y su pensamiento, y llamó mi atención el análisis que hizo en una oportunidad de la cuidadosa utilización que este hacia del lenguaje más castizo salpicado de arcaísmos, para electrizar las multitudes y ganar su apoyo para batallas y programas específicos. Según Velásquez, en la oratoria política, más que el timbre de la voz y los gestos, lo que importa es el mensaje como contenido, y la calidad del lenguaje como continente, pronunciado de tal manera que remueva e intensifique las frustraciones y las aspiraciones más recónditas en el subconsciente de sus destinatarios y las transforme, en el entendimiento primario de las masas, en marco de referencia para que estas conduzcan sus prácticas políticas y las dirijan en función de los objetivos del paradigma que le ofrecen los dirigentes. Los componentes individuales de las multitudes en los países en desarrollo, donde prevalecen elevados grados de analfabetismo, pueden adolecer de un vocabulario escaso, que los induce de manera espontánea a la economía de las palabras en el uso del lenguaje que oyen, y de esa manera jerarquizar y retener en su memoria los términos y expresiones conceptualmente más ricos y más relevantes en la conducción de su existencia en su variado contexto social y productivo. Yo entendía en esa interpretación de Velásquez sobre la oratoria de Betancourt que este no descendía a la chabacanería y procacidad en el lenguaje de su oratoria popular para hacerse entender por las masas, sino que procuraba usar las palabras y las expresiones con el más elevado potencial explicativo para que estas entendieran mejor sus intereses y su misión histórica y de pueblos en sí se transformaran en pueblos para sí. Por ello he pensado que Betancourt jamás hubiera incitado a una asamblea multitudinaria del pueblo a continuar sus luchas, como se atribuye que en una oportunidad hizo Jorge Eliécer Gaitán, con la consigna: “¡Adelante, chusma mía!”. Gaitán, tal vez sin proponérselo, significaba que el pueblo era una chusma que tenía la grandeza de ser la chusma de él.

En sus conversaciones y exposiciones sobre la historia venezolana, Ramón Velásquez no solo nos demostraba un conocimiento profundo de la decadencia política posguzmancista y del ocaso del liberalismo amarillo como antesala de la triunfante marcha de los andinos hacia el centro dirigida por Cipriano Castro, al frente de los 60 que partieron del Táchira en mayo de 1899. Esta interpretación sobre los acontecimientos de este período no era valorada apropiadamente por quienes nos habíamos formado en la interpretación materialista de la historia, que privilegia la evolución de las fuerzas productivas y la lucha de clases como las variables explicativas más importantes de los procesos históricos. En esta visión determinista, los factores subjetivos de la política tienen un carácter superestructural, cuya base descansa en los modos de producción y distribución de ingresos y riquezas, y su dinámica no puede explicar por sí sola las transiciones de un sistema sociopolítico hacia otro, como había ocurrido con la marcha victoriosa de los andinos sobre la capital.

La lectura, unos cuantos lustros después, de sus libros La caída del liberalismo amarrillo y Confidencias imaginarias de Juan Vicente Gómez, entre otros, nos ha permitido comprender mejor la significación explicativa de las variables superestructurales y subjetivas en la dinámica de la política venezolana, y particularmente en la determinación de las fluctuaciones cíclicas o pendulares de la transferencia del poder de una oligarquía gobernante a otra, y los posteriores efectos materiales sobre la distribución del poder social y las riquezas económicas.

En naciones capitalistas desarrolladas, la acumulación de riqueza económica tiende, por lo general, a preceder la conquista del poder político por una clase determinada. En los países de capitalismo incipiente, retardado y dependiente, la conquista del poder político puede ser la vía directa para acceder al poder económico. En estas naciones emergentes, factores subjetivos, variables y constantes, influyen en el comportamiento de quienes ascienden al poder y lo controlan durante un largo período. El control, acumulación y consolidación del poder político se transforma en instrumento para redistribuir las riquezas y el poder económico a favor de los vencedores a quienes los derrotados mantenían sometidos a diferentes grados de subordinación social y explotación económica. Las viejas clases dominantes, bajo la presión de la superior fuerza de contratación de los nuevos titulares del poder político, acceden a aceptarlos como socios privilegiados en el reparto de las riquezas públicas y privadas. Pero, en el largo plazo, la nueva clase y su entorno económico de extractores de rentas entran en agudos conflictos de intereses y pierden el apoyo social de las mayorías. La cultura y las tradiciones políticas de estas sociedades condenan como ilegítimos en el origen y en el ejercicio los enriquecimientos privados que se amparan en el uso del mandato, explícito o implícito, otorgado por los ciudadanos a la nueva dirigencia para que los gobiernen en función del beneficio colectivo. Se gestan y maduran así las condiciones para el desplazamiento del control del Estado de la oligarquía dominante por parte de grupos emergentes, parcial o totalmente marginados de la dirección de los asuntos públicos, que pasan a destruir y recomponer la estructura económica y social bajo la dirección de una nueva clase, que procura luego asociarse a los remanentes de la vieja casta oligárquica.

Este movimiento pendular o cíclico en la historia del poder político en Venezuela a partir de 1830, nos recuerda “las ondas largas” de Nikolai Kondratiev en la evolución de las fluctuaciones económicas. La oligarquía conservadora instaurada en 1830 es desplazada del poder cuatro décadas después como resultado de la Guerra Federal. La sustituye la oligarquía liberal, asociada por Guzmán Blanco a la burguesía mercantil-usuraria caraqueña, que se vio obligada a ceder el mando del país a la insurgencia andina de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez en 1899.

La Revolución de Octubre de 1945 se nos aparecía, a luz de esta interpretación, como el inicio del desplazamiento del poder de la oligarquía política que comenzó con la victoria de la Revolución Restauradora y se consolidó durante la férrea dictadura de Juan Vicente Gómez. La dictadura militar establecida el 24 de noviembre de 1948 puede verse como una escisión interna de la alianza cívico-militar que desplazó del poder a la oligarquía gomecista y neogomecista.

Los dirigentes juveniles de AD en la resistencia contra los militares usurpadores pensábamos que nuestra misión era contribuir al derrocamiento de la dictadura imperante para imponer en la dirección del Estado los valores que guiaron el trienio inicial de la Revolución de Octubre, y profundizarlos en una dirección cónsona con el paradigma socialista de izquierda en las sociedades democráticas. La gestión de la democracia restablecida en enero de 1958 consolidó, sin profundizar en el sentido de nuestros valores de entonces, la estructura de poder y el modelo de conducción de los asuntos públicos establecidos originariamente por la Revolución de Octubre. Pero era evidente, en los inicios de los años noventa, que habíamos entrado en una fase crítica del sistema que amenazaba el poder de la dirigencia democrática y sus propensiones oligárquicas. (Acción Democrática, memorias de una contradicción, del autor y Agustín Blanco Muñoz).

La historia le impuso a Ramón J. Velásquez en 1993, después de la  confabulación de intereses que derroca “institucionalmente” al presidente Carlos Andrés Pérez, la obligación de asumir un gobierno cuya función no podía ser otra que procurar la nueva transición histórica sin la violencia que había caracterizado las previas transferencias de poder político, social y económico.

El día que Velásquez asumió la Presidencia de la República regresaron a mi memoria los recuerdos de su honorable compañía en la prisión hacía 40 años, y de la visión pendular de la historia republicana de Venezuela que nos sugerían sus sabias enseñanzas. Fui a mi biblioteca, y releí La caída del liberalismo amarillo. Tiempo y drama de Antonio Paredes. Era una ironía de la historia que al más autorizado historiador y crítico de una decadencia se le asignara la misión de poner fin pacíficamente a otra decadencia.

*Ministro de Planificación y jefe del gabinete económico del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-1977).
Autor de los libros Rómulo Betancourt y la siembra del petróleo (2012), Una democracia constructiva frente a una autocracia destructiva: los gobiernos de Carlos Andrés Pérez (2013).


Gumersindo Rodríguez
Ramón J. Velásquez y las ironías de la historia
El Nacional. Caracas, 27 de junio de 2014

Vladdo: El plan V

Si EE. UU. no ha podido 'arreglar' la situación de Cuba, ¿cómo podemos esperar que Colombia solucione los líos de Venezuela? Ya con nuestros problemas tenemos más que suficiente.

Digeridos los resultados de las elecciones en las cuales Juan Manuel Santos retuvo el mandato por otros cuatro años, ya con la adrenalina en sus niveles normales y las aguas de la sensatez de vuelta a su cauce, vale la pena repasar uno de los temas alrededor del cual hubo más división y polémica en la reciente campaña presidencial: la situación en Venezuela.
Las críticas que empezó a recibir el Presidente al inicio de su gestión, cuando decidió limar asperezas con Hugo Chávez para convertirlo en su “nuevo mejor amigo”, se agudizaron aún más en esta contienda electoral, una de las más agresivas en la historia del país. Comentarios muy pugnaces se vieron y oyeron, de lado y lado de la frontera, dirigidos, sobre todo, a poner en evidencia la supuesta connivencia del presidente colombiano con el régimen de Nicolás Maduro.

De hecho, a través de las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales, innumerables organizaciones, políticos y periodistas venezolanos terciaron en un debate presidencial que solo incumbía a los colombianos. Es más, en vísperas de la segunda vuelta, la web de uno de los principales diarios de Caracas publicó un video que ‘destapaba’ la cercanía de Santos con Maduro y le endosaba, en consecuencia, cierta complicidad con las denunciadas violaciones de los derechos humanos en el país vecino.
Por su parte, en este lado del Arauca, los adversarios de la reelección explotaron un ficticio paralelo entre los dos mandatarios para meterle miedo al electorado, pronosticando que un triunfo del presidente colombiano significaría un salto al vacío o, peor aún, una victoria del “comunismo ateo”, antesala inexorable de la hecatombe. Además, aprovechaban cualquier oportunidad para exigirle que condenara cada acción u omisión del sucesor de Chávez, como si aquel fuera un ministro del gabinete de la Unidad Nacional y no el presidente de un país con el cual compartimos más de dos mil kilómetros de frontera.
 
No se necesita ser Umberto Eco para darse cuenta de la gran pifia en la que incurrieron quienes usaron el término ‘castrochavista’ para etiquetar a Juan Manuel Santos y presentarlo como un clon de Hugo Chávez o de Fidel Castro. Dadas las marcadas diferencias entre aquel y estos dirigentes políticos –tanto en sus orígenes, como en su formación y su trayectoria–, es absurdo insistir en meterlos a todos en un mismo saco.
 
Es evidente que Venezuela está atravesando una crisis que afecta a millones de ciudadanos, pero también es cierto que son los venezolanos quienes tienen que resolver su situación; de lo contrario, ¿dónde queda la autonomía de los países? ¿Para qué son, entonces, los organismos multilaterales? Una cosa es que los ciudadanos seamos solidarios ante la difícil situación que viva un pueblo hermano, como el venezolano, y otra muy distinta pretender que sean nuestro presidente o nuestra Cancillería los llamados a resolverla.
 
Gústenos o no, vivimos en un mundo en el cual hay unas normas que rigen las relaciones internacionales y, en este contexto, María Ángela Holguín ha actuado como corresponde. Sería interesante saber si quienes rechazan el tacto y la mesura de la canciller colombiana frente a la situación de Venezuela se han detenido a pensar qué habría pasado si, por ejemplo, en medio de los escándalos de los ‘falsos positivos’ o de la ‘parapolítica’, el gobierno de Chávez hubiera metido la mano para ‘ayudar’ a salvar nuestra democracia.
Para no ir muy lejos, y solo en gracia de discusión, si Estados Unidos, la primera potencia económica, política y militar del mundo, no ha podido ‘arreglar’ la situación de Cuba, ¿cómo podemos esperar que Colombia solucione los líos de Venezuela? Ya con nuestros problemas tenemos más que suficiente.
 
Vladdo


Vladdo
El plan V
EL Tiempo. Bogotá, 27 de junio de 2014

Rafael Poleo: Argumentos de pesos

 
Rafael Poleo
Argumentos de pesos
El Nuevo País. Caracas, 26 de junio de 2014
 

Eleonora Bruzual: La rabo'e cochino

En estas dos últimas semanas se ha clarificado mucho más la verdad de esa cúpula roja arrogante, pendenciera y convencida que había llegado para quedarse. Hasta hace poco yo misma estaba segura que frente a la acumulación de delitos por parte de los chorócratas que la integran, era difícil que no actuaran unidos monolíticamente en eso de conservar el Poder, porque no hacerlo los colocaría en el incómodo trance de darle la razón a aquel perezjimenista -Luis Felipe Llovera Páez- que en medio de los apuros del 23 de enero de 1958 exclamó: "Vámonos, mi General, que pescuezo no retoña".

Pero como en todo caos, las predicciones no son fáciles, quién ajeno a los habitué de Miraflores, podría adelantar esa discordia que hace pública Giordani y que además le endosa todas las culpas a quien ahora hasta Heinz Dieterich llama "Absolutamente cursi" y lo ubica "contra la pared"...

Impacta ver la sabiduría que encierran los dichos populares... Las ratas abandonan un cascaron que se nos mostró con la misma pedantería con la que otros expusieron sus naves que también terminaron siniestradas: Jorge Giordani, Heinz Dieterich, Diosdado el mayoral, adelantando ya que: "Si yo me tengo que ir, me iré en silencio... ".

Como dominicano Giordani le zampó una "Bachata" sin música a Maduro para que le subiera la bilirrubina y nos enseña que comenzó el tiempo de comerse entre ellos. En sus cadenas diarias el indocumentado luego de familiarizarse con eso de hablar con pajaritos se nos presenta en una especie de metamorfosis, convertido en Querrequerre. ¡Vive de mal humor por no decir arre...! Y la verdad es que esas rabietas diarias que está agarrando son las que pueden conducirlo al "Automagnicidio"

¡Cónchale!, y Sai Baba se murió... Quién le devuelve el sosiego, porque lo único cierto es que con la rabo'e cochino se fue la unidad en la barbarie y el desfalco gozón a un pobre país rico. Ahora se caen a mordiscos.

ebruzual@gmail.com

@eleonorabruzual



Eleonora Bruzual
La rabo'e cochino
El Universal. Caracas, 27 de junio de 2014

Mons. Baltazar Porras: In memoriam Don Ramón J. Velásquez

Desde muy joven tengo memoria de haber oído hablar del hijo de Don Ramón, “Ramoncito”, porque mi tío Marco Antonio Porras se jactaba de la amistad que tenía con Don Ramón, con quien conversaba con frecuencia en las puertas del Diario Católico de San Cristóbal, periódico que le había sido confiado por Mons. Tomás Antonio Sanmiguel. El contacto con su obra histórica, indispensable para conocer mejor la Venezuela desde Guzmán a nuestros días, me llevó a conversar con él y descubrir a través del investigador, la calidad humana, la sencillez de trato y la agudeza para relacionar el pasado con el presente. Doy gracias a Dios por haberme honrado con su amistad y haber podido compartir deliciosas jornadas en las que me enriqueció con su sabiduría y sapiencia.
Don Ramón J., fue un tachirense universal. A sus afanes se debe esa mina de historia regional que es la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, al igual que muchas otras publicaciones más allá de las de su propia cosecha. Su serenidad de ánimo y ecuanimidad al juzgar los acontecimientos más controvertidos lo convertían en un auténtico maestro de la verdad, el bien y el diálogo. Su aporte a la vida pública como periodista, abogado, intelectual, investigador y político, es invalorable. Si tuvo enemigos se debió más a la mezquindad humana que a sus posibles deficiencias.
De profundas convicciones democráticas, fue también un hombre de fe y de convicciones religiosas profundas. Junto a Doña Ligia levantó un hogar donde se cultivaron las mejores virtudes ciudadanas y cristianas. Ni la envidia ni la arrogancia estuvieron presentes en su vida. Su sonrisa y bonhomía traslucía su paz interior, fruto de una ecuanimidad que no se encuentra fácilmente.
Doy gracias a Dios por haber gozado de su cariño y cercanía. Su vida, ejemplar en muchos campos, es testimonio del venezolano abierto, fraterno, apasionado por la justicia y por la verdad. Fue uno de los hombres sin tacha que transitaron por la Venezuela del siglo XX, modelo de hombre público probo y honesto. Es la mejor herencia que deja a los suyos y al país. Descanse en paz.

Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo
In memoriam Don Ramón J. Velásquez
Comunicación Continua. Mérida, 26 de junio de 2014

Agustín Blanco Muñoz: Maduro y la revolución de locos sueltos

La cuestión es más grave de lo que muchos piensan. No se trata solo de lanzar una sociedad por el despeñadero de un llamado modelo socialista "real" que ya nadie valida. Además al frente está un equipo dirigente sin formación ideológica, política ni competencia profesional, que gobierna en base a la locura y la improvisación.

Ya el padre del monstruo o socialismo del siglo XXI  lo dijo muchas veces: me llaman el Loco Chávez, pero no para admitirlo sino para expresar que su obra decía todo lo contrario.

A estas alturas la cuestión tiene otros perfiles. La locura ahora se siente a plenitud en todos los ámbitos de la revolución bolivariana. Ya lo dijo muy claramente el capitán que maneja hoy esa enorme maquinaria política que dice tener más de 7 millones de militantes: "quien nos amarraba a nosotros los locos del PSUV, ya no está con nosotros". Eso quiere decir que ahora son locos sueltos y desatados a quien nadie puede amarrar.

Y por ello el capitán, coordinador militar y secretario general le pide a los opositores que no se equivoquen porque se van a arrepentir cuando le caiga encima todo el peso de la locura revolucionaria y socialista del siglo XXI.
Ojalá tengan en cuenta, además, que Rondón, símbolo de los locos y tira golpes del PSUV, aún no se ha activado. Porque cuando esto ocurra materialmente tendrán que abandonar la política y dejarle todos los espacios libres al proceso revolucionario.

Claro, eso no es lo que más quiere la revolución. Lo mejor sería una oposición desligada de toda acción golpista-fascista con apoyo de la derecha interna y la canalla imperialista que su locura está dispuesta a mantener a raya.

Pero a esta hora es indispensable registrar que el enemigo principal no es esa oposición sino la confrontación a lo interno del régimen y su PSUV. Al parecer son muchos los que equivocan y retan al otro. Y no se concibe que alguien asuma la responsabilidad de la locura extendida en las estructuras del poder.

Las ambiciones, corrupción creciente, desmanes, transgresiones pueden verse en el marco de la locura permitida y productiva. Jugosa e inconfundible.

Hay locuras de las cuales nadie es responsable. En Cadivi se pierden entre 20 y 25 mil millones de dólares en las llamadas empresas de maletín de unos cuantos locos que Giordani menciona pero que no se atreve a identificar.

Y lo mismo le ocurre con la conexión financiera Caracas-Panamá. Sin embargo, no precisa por qué no se le hacía caso ni por qué espero que lo botaran para manifestar sus descontentos.

Pero ¿es verdad que él es el máximo dirigente de la locura del socialismo estatista tipo siglo XX ruso-chino-cubano? ¿Esta  locura garantiza mayor engaño a la sociedad y beneficios para los locos?

¿Quiere decir esto que la triada de la gran locura seguirá suelta con la chequera del mando-poder, la de Pdvsa y la del coordinador de las fuerzas de la locura militar, socialista, antiimperialista y chavista?

Para estos jefes todo está dispuesto para el gasto público, la deuda interna y externa, la distorsión cambiaria, inseguridad social y alimentaria que se traduce en escasez e inflación.

¿Pero podrá superarse esta enorme locura con el equipo humano al frente de esta situación?

Lo primero que hay que recordar es que los jefes de la locura no admiten dudas o equivocaciones. Todo súbdito está obligado a atender y obedecer a lo mandatos que se le confieren.

Quien se descuadre o alebreste será calificado de desleal, traidor o ambos, y se le echará encima toda la locura de la organización revolucionaria para que aprenda a respetar.

Esto se hace hoy con Giordani y con aquellos que han salido en una supuesta defensa, encabezados por Héctor Navarro (HN), exministro y mano derecha de Chávez.

En carta pública titulada: "Contra la manipulación informativa en torno a la carta de Jorge Giordani", luego de señalar que a su camarada no se le escuchó sus prédicas y alarmas sobre los problemas que están poniendo en peligro el propio curso de la revolución bolivariana, sostiene que carece de fundamento considerarlo como un traidor si los responsables de escuchar no escuchan.

Y  pregunta retadoramente Navarro: "¿El traidor es Giordani porque, por ejemplo, denunció la asignación de dólares a empresas de maletín y propuso cursos de acción para impedir que eso siguiera ocurriendo?"... A él simplemente se le ignora, no se le escucha.

Y sigue HN: ¿Es traidor quien denuncia y propone soluciones o "traidores son, aunque esto no se dice, los que asignaron los dólares que hoy requieren los hospitales, o necesarios para la producción y para satisfacer las necesidades del pueblo?".

El desafío es claro y terminante: especificar quiénes, cuántos y dónde están los traidores, los ladrones de maletines o sin ellos.

Y prosigue: ¿Se seguirá señalando al exministro de Planificación como traidor para no discutir... "la denuncia sobre la presencia del ‘grupo francés' y lo que se estaba negociando a espaldas de los intereses de la República?"... ¿Lo que importa es dejar a salvo la conexión París-Caracas que coordina Ramonet? Agria y punzante la acusación. Todo en busca de los verdaderos locos, traidores y corruptos de la revolución.

Y una pregunta final de Navarro: "Por qué será que la derecha financiera, tanto nacional como internacional, que son a la larga quienes se benefician cuando los países equivocan sus políticas soberanas en materia económica, están aplaudiendo la salida de Jorge Giordani?". El asunto es grueso: la revolución bolivariana está beneficiando la derecha financiera.

Esto lo establecimos al señalar que esta revolución tuvo como primer sello el "made in USA" y de eso dan fe en su momento Carter, Maisto, Cisneros y el propio Chávez.

Luego es la revolución protegida por la fracasada fantasía socialista para aprovecharse en el corto o mediano plazo de la riqueza energética venezolana. Se usa a Cuba, ya de regreso al capitalismo, para que impulse aquí el socialismo del fracaso y el inevitable ingreso con mayor fuerza y decisión al capitalismo.

Hoy el capital financiero global, la "derecha financiera" sabe que tiene en este expaís un obligado aliado dado que no es verdad que prosperará ningún socialismo. En tres lustros el capital se ha invertido en gasto social, militares, pagos a la solidaridad internacional o en los más sucios actos de corrupción. ¿Cuál producción para un modo de producción socialista?

¿Y cuántas locuras más nos esperan? ¿Hasta dónde llegará la locura-implosión del régimen y su PSUV? ¿Qué será de esta generación y las que siguen con este cúmulo de miserias?

¿Se logrará algún día en este expaís amarrar los locos de la falsedad y la corrupción para proceder al establecimiento de una historia para la creación, la producción, la belleza, la vida y la libertad? ¡Qué historia amigos!

@ablancomunoz





Agustín Blanco Muñoz
Maduro y la revolución de locos sueltos
El Universal. Caracas, 27 de junio de 2014