lunes, 16 de febrero de 2015

Eduardo Semtei: No contaban con mi astucia (5.000 millones de dólares)

Maduro lo sabe. Lo intuye. Lo huele. Diosdado también. Lo siente en la carne. En los huesos. Le corre por las venas. Hasta Adán Chávez que de política no sabe realmente un cipote lo husmea. El miedo se les mete en el costillar a todos ellos. Cilia Flores lo otea en el horizonte. Si pierden las parlamentarias pueden despedirse del poder. Jaua cuando sale de sus mareos cotidianos lo teme. Tal derrota supone un arrase opositor en las elecciones de gobernadores del año 2016 y consecuencialmente en las municipales de 2017 y finalmente “caput et finis” en las presidenciales. Es un tobogán infernal al cual no se quieren enfrentar. Una bajada llena de hojillas que termina en un depósito de sal.
Si conservan la AN y pierden un bojote de gobernaciones y alcaldías no les pasará nada. Pero si son derrotados en las parlamentarias no tienen salvación alguna. Por eso necesitan dinero fresco, divisas, dólares. Montones de dólares. Billetes al por mayor. Meditan, el precio del petróleo está bajito. No pasa de 45 dólares el barril. Y la cosa va para largo.
En materia de deuda soberana, es decir, la posibilidad de pedir dinero prestado es difícil, muy costosa. Y no hay mucha gente dispuesta a prestar. Ni muchos bancos. La deuda venezolana huele a “default” a quiebra, a atraso. Pdvsa, que está endeudada hasta los tuétanos, tampoco puede pedir dinero en préstamo.  Pdvsa está muy mal administrada. Y le ocurre igual que a Venezuela, nadie confía mucho en ella. Es muy riesgosa. Como sucede en la vida personal, los bancos les adelantan fondos con mayor facilidad crediticia a los ricos que a los pobres. Es una ley no escrita del mundo financiero. Pero el gobierno no quiere perder las elecciones parlamentarias. Quiere ganarlas. Necesita dinero. Por lo menos 5.000 millones de dólares para terminar unas 20.000 casas y comprar comida, medicinas y otros productos de la cesta diaria para venderlos a precios irrisorios. La oposición podría conseguir hasta 1 millón de dólares para las parlamentarias frente a 5.000 que el gobierno quiere disponer. Una verdadera guerra asimétrica.
Para comprar en el exterior, para importar a 6,30 bolívares por dólar. El tomate, ¡ay del tomate!, se cotiza en Venezuela a 150 bolívares el kilo. Si un dólar se fija en 6,30 bolívares, entonces el tomate cuesta relativamente 23,80 dólares (150/6,30) en el mercado venezolano. Para la cebolla, cuyo precio es 120 bolívares el kilo, su equivalente en dólares sería de 19,05  (120/6,30). Ahora fíjense, esos 2 productos en los mercados norteamericanos y europeos, 2 de los más caros, tienen los siguientes precios. Escojamos Nueva York: un kilo de tomates, 4,15 dólares, y un kilo de cebollas, 2,90 dólares. Comparemos entonces tomate 23,80 versus 4,15, y cebollas 19,05 versus 2,90. Todo en dólares. En billetes verdes. ¿Cómo es posible? Son las distorsiones de la economía, apunta Adam Smith. La economía estúpido. La economía.
Si el gobierno en general, Maduro, los ministros, el INE dicen que el sueldo mínimo venezolano es de 888 dólares (5.600/6,30) entonces el precio del tomate, la cebolla, la carne, las medicinas se debe calcular de igual forma. Si lo uno es verdad, lo otro también. Si, por el contrario, es un embuste gigantesco, rige la misma ley.
Para poder sostener esa locura del tomate y la cebolla y los alimentos en general y terminar un lote de viviendas andan buscando 5.000 millones de dólares que les atempere la crisis, corra la arruga, impida una explosión social. Populismo pa’lante y el que venga atrás que arree. Algo que oculte la realidad hasta las parlamentarias y después que Roma se queme. Tierra arrasada. Crisis total. Hambruna y desabastecimiento.
Maduro ve el cielo y tratando de comunicarse con el Eterno o con su “representación avícola” (birdwatching) exclama “Deus adiuva me paucos menses” que podría traducirse como: “Dios ayúdame unos meses” (no confundir con “Dios multiplica los penes”. Multiplication des pénis). Sabiendo que el desastre es su culpa, su grandísima culpa, utiliza un recurso publicitario. Todo es “Oeconomicae bellum” vale decir, una guerra económica. Anjá pero de dónde sacar los 5.000 millones. Ni el gobierno ni Pdvsa pueden pedir prestado, ya que le cobran intereses impagables.
Venezuela tiene el “Country Risk”, el riesgo país más alto del mundo, mucho más que Grecia y que Haití. Alcanza 12%. Veamos, el bono venezolano con vencimiento el 23 de agosto de 2022, llamado el bono marcador o bono tipo,  se cotiza a 39% y tiene un cupón de rendimiento de 12,75%. Trataré de explicar.
Un bono que tiene un valor facial, un número escrito, una cifra estampada de 100 dólares se puede comprar o vender a un precio distinto. Es como si un billete de 100 bolívares se vendiera en 60 bolívares. Es decir, el bono 2022 de 100 dólares se cotiza hoy en 39 dólares. Usted entrega 39 dólares en efectivo y le dan un bono que dice valer nominalmente 100 dólares. El que tenga ese bono cobra todos los años 12,75%, es decir, 12,75 dólares. Si usted compró el bono en 39 dólares igual cobra sus 12,75 dólares. Por lo tanto, su rendimiento es de 40,38% (12,75/39)  Sabiendo estos cálculos, podemos decir que para nuevos préstamos de Venezuela o de Pdvsa hay que pagar esa tasa de 40,38% que sencillamente es imposible. Repetimos, entonces, ¿de dónde sacar los 5.000 millones de dólares para pagar la campaña electoral de regalar casas, comida y medicinas? Y de paso robarse unos buenos reales... Ummh, ¿de dónde? Pues, Merentes encontró la fórmula. Hizo magia y de paso le vendió el alma al diablo, marchitó la dignidad venezolana, manchó la ética y la moral de la patria. Fueron actos antipatrióticos.
Examinen estas circunstancias. Santo Domingo le adeudaba a Venezuela la suma de 4.027 millones de dólares por compra de petróleo. De una venta a crédito a 1% de interés anual. Prácticamente gratis. Mientras a Venezuela le cobran como vimos 40,38% nosotros prestamos a 1%. Pero de esa deuda de 4.027 millones Santo Domingo solo nos pagó 1.933. Una zanguanga. Un regalo. Una irresponsabilidad. Le descontamos 52%. Le condonamos. Le exoneramos 2.094 millones de dólares. De allí sacó Merentes los primeros 1.933 millones de billetes verdes. Dando descuentos irresponsables, antieconómicos. El resto lo obtuvo sacrificando Citgo. Como no pudieron venderla, la hipotecaron. La inmolaron. Obligaron a Citgo a contratar un préstamo de 1.300 millones de dólares con vencimiento a 24  meses y a emitir bonos a 5 años por otros 1.500 millones. De esa manera, con  1.300 más 1.500 más 1.933 se hicieron de una suma de unos 4.733 millones de dólares que, añadidos a la venta de otra porción de las cuentas por cobrar a los países que nos compran petróleo, como Santo Domingo, de unos 250 millones de dólares, hizo aparecer la mágica cifra de los 5.000 que andaban buscando.
¿Cómo Merentes le vendió el alma al Diablo? 1) El préstamo y los bonos vendidos por Citgo están garantizados por las acciones, por el 100% de las acciones que tienen un valor de unos 10.000 millones de dólares. Es decir, para obtener 2.800 millones de dólares dimos en garantía 10.000. 2) Citgo venía pagando por bonos similares a 5 años de vencimiento un interés de 8% y los nuevos bonos pagan 12,50%. Un escandaloso 4,5% más que la deuda normal. ¿Cómo se repartirían esos 4,5%? Vaya usted a saber. 3) Bonos similares de otras empresas petroleras tienen un rendimiento de 4% frente a 12,5% que nosotros empezamos a pagar. 4) Aquí viene lo peor, en caso que Citgo se atrase en los pagos, los acreedores tienen el derecho de asumir el control absoluto, la total administración de Citgo. Es decir, nos la expropian.  En un mundo petrolero en declive no es una locura pensar que Citgo pueda entrar en retraso de los pagos de intereses y de capital. Esta cesión de derechos no tiene historia alguna. Nunca se había firmado un contrato tan leonino, nunca tan entreguista, nunca tan humillante. Pero no olviden que ellos  necesitan esos 5.000 millones de  dólares a como dé lugar. 5) Citgo debe tener una cuenta especial controlada por los acreedores de 12 meses de intereses y pagos de capital, caso contrario no puede enviar dinero a Venezuela. 6) Citgo deber tener una cuenta controlada por los acreedores de 18 meses de intereses y capital como reserva para el pago de deudas.
Dos cosas para finalizar. El pago total de intereses y capital de Citgo para este año es de 6.000 millones de dólares. Por último, ya tienen los 5.000 millones de dólares, además tienen en su nómina el Estado, la Fuerza Armada, el CNE, el Poder Ciudadano, la Asamblea, 20 gobernaciones y 2 centenares de alcaldías. Es un monstruo y pisa fuerte para la desgracia de la gente.
Vamos a ganar las parlamentarias, ya lo creo que sí, pero los rojos ni están mochos ni están dormidos. Unidad y más unidad. Quien rompa la unidad que se pudra en el infierno.
@eduardo_semtei



Eduardo Semtei
No contaban con mi astucia (5.000 millones de dólares)
El Nacional. Caracas, 16 de febrero de 2015

Gerber Torres: ¿El golpe avisa?

 Este artículo debió aparecer hoy (15 de febrero de 2015) en el diario El Universal. Fue censurado. Desde aquí hago pública mi renuncia como columnista de ese medio, con el cual colaboré durante

Maduro habla a diario y con angustia de golpes y conspiraciones que descubre, que desmonta y que aparentemente se reproducen por todas partes y a toda hora. ¿Por qué se siente Maduro tan atormentado por un posible golpe? La verdad es que cuando se hace un reconocimiento de las circunstancias que a él lo rodean, uno llega a la conclusión de que razón tiene Maduro y mucha para vivir angustiado, para temer un golpe, y hasta más de uno. Pasemos revista a algunas de esas circunstancias:
1. Sus aliados internacionales lo han abandonado o están todos en muy serios problemas: los cubanos presurosos de restablecer relaciones con los Estados Unidos; Cristina Kirchner en el final de su mandato con una economía en picada y enfrentando serias acusaciones de todo tipo. Dilma Rousseff, también con una economía estancada y abrumada por el escándalo de corrupción en Petrobras, el más grande en la historia de Brasil. Putin, subsumido en la crisis de Ucrania, sancionado por la Unión Europea y en severas dificultades por la caída de los precios del petróleo. Irán, negociando un acuerdo nuclear con los Estados Unidos e intentando redefinir sus relaciones con ese país.
2. Hombres muy cercanos al régimen huyen del país o comienzan a atacar el régimen abiertamente: Leamsy Salazar se fue al norte con esposa, a contar la historia del cartel de los soles; Rafael Ramírez va sigilosamente separándose del régimen. En cualquier momento estalla por allí esa bomba; Giordani reaparece envalentonado para decir que el país se ha vuelto el hazmerreír de América Latina, apenas unos meses después que a él lo echaron del gobierno.
3. La economía del país anda por el suelo, con los venezolanos viviendo experiencias dolorosas totalmente inéditas, de colas, escasez, muertes de enfermos en hospitales por falta de insumos, inflación desatada, y otras tragedias como la criminalidad sin control e impune.
4. Maduro ya no cuenta con los abundantes ingresos petroleros y el acceso a deuda con los cuales pudo durante algún tiempo posponer la solución a muchos problemas.
5. Maduro vive en un país arruinado institucionalmente, convertido en una selva, sin poder judicial, devorado por la corrupción. Si bien todo eso lo generó el mismo régimen que él hoy preside y sirvió para sostenerlo durante mucho tiempo, esa misma falta de institucionalidad se le voltea ahora en su contra. El régimen no tiene ya de dónde agarrarse que no sea la represión.
6. Maduro sabe que su popularidad ha caído muy bajo, que ya ni el chavismo lo quiere.
7. Maduro sabe, y esto no es poca cosa, que por problemas mucho menores a los que el país vive hoy, su comandante eterno encontró justificación para el golpe de 1992.
¿Cómo no va a estar Maduro angustiado por la posibilidad de un golpe?
@gervertorres

Gerver Torres
¿El golpe avisa?
Este artículo debió aparecer hoy (15 de febrero de 2015) en el diario El Universal. Fue censurado. Desde aquí hago pública mi renuncia como columnista de ese medio, con el cual colaboré durante quince años.