martes, 20 de mayo de 2014

Víctor Rodríguez Cedeño: Venezuela ¿un Estado forajido?

Las amenazas de Maduro y sus más cercanos colaboradores desde el Ejecutivo o de cualquier otra institución del Estado son  una constante en el proceder del régimen. Amenazas que van y vienen, la mayoría, por supuesto, de la manera más grosera, en contra del orden jurídico y del estado derecho, lo que funda la apreciación de muchos dentro y fuera del país de que estamos ante un régimen  forajido es decir, representativo de ese Estado -al que se refiere John Rawls en su Teoría de la justicia-  que viola las normas de convivencia, irrespeta los derechos humanos y desprecia las libertades fundamentales. Estados que desafían la evolución de la sociedad internacional y la tendencia de las relaciones internacionales que conducen, aunque en medio de dificultades y contradicciones, a la conformación de una verdadera comunidad internacional en la que los intereses de la humanidad prevalecerán antes que los individuales.
Para justificar sus atropellos y ajustarse a sus nefastos proyectos, los regímenes de esos Estados  suelen recurrir a la interpretación perversa de principios y normas que evolucionan y se adaptan a las nuevas realidades internacionales, como los de soberanía, injerencia externa, democracia, libertades individuales, solidaridad.
El régimen de Maduro reta a la comunidad internacional al irrespetar los derechos de los ciudadanos, entre ellos, el derecho a la vida y a la integridad física; el derecho a la protesta, a expresarse,  a informar y ser informado. Las brutales actuaciones diarias de sus fuerzas militares, policiales y paramilitares descubren la naturaleza de un régimen que asfixiado en su fracaso y sus contradicciones abandona definitivamente el espacio democrático y convierte a Venezuela, muy lamentablemente, en un Estado forajido o irrespetuoso del orden internacional como Corea del Norte, Cuba, Zimbabue e Irán, entre otros, cuyos regímenes irrespetan el orden jurídico y amenazan la paz y la seguridad internacionales, lo que evidentemente tiene un costo político que afecta su participación en las  relaciones internacionales, como se observa en el caso de Venezuela que hasta sus más cercanos aliados ideológicos marcan distancia, mientras que los mas separados anuncian sanciones.
Desprecia con insistencia el régimen venezolano, antes con Hugo Chávez y ahora con Nicolás Maduro, la justicia internacional, las decisiones de los tribunales y órganos de derechos humanos internacionales; así como los reclamos de justicia en el ámbito interno que favorece el disfrute de los derechos humanos.
En días pasados, ante un eventual embargo de Estados Unidos, lo que nunca llegó a plantearse en realidad, a pesar de las intenciones de unos y las confusiones de otros, el régimen de Maduro, en su afán de retar al mundo y de acorralar a quienes piensan distinto en el país, amenazó con el cierre de los consulados de Venezuela en ese país, lo que significa una clara violación de las obligaciones que impone la Constitución y las Leyes de la República, entre ellas, la Ley del Servicio Exterior; y del orden jurídico internacional que garantizan la protección de sus  nacionales fuera del territorio nacional.
Ignora deliberada y perversamente el régimen venezolano que el Estado está obligado a proporcionar sin discriminación alguna a sus nacionales la debida protección  y que, en consecuencia, entendida así la estructura de la norma jurídica, todos los ciudadanos del país tienen derecho a ella. No se trata de una cuestión discrecional como parece entenderlo Maduro al hacer ese absurdo anuncio que lejos de intimidar, causa un rechazo absoluto dentro y fuera.
No sólo viola el régimen la Constitución de 1999 y la Ley del Servicio Exterior que establece las obligaciones de los funcionarios en el exterior, sino también el Derecho Internacional en la materia, codificado en  la Convención  de Viena sobre Relaciones Consulares (1963), que establece esa obligación y ese derecho a favor de los nacionales de un Estado en el territorio de otro Estado, lo que ha sido considerado no sólo por la doctrina más calificada sino por los tribunales internacionales como la Corte Internacional de Justicia, en decisiones recientes como la adoptada en el conocido caso Avena entre México y Estados Unidos, por la condena a muerte de nacionales mexicanos a quienes no se les habría dado el derecho de recibir dicha protección consular.

Venezuela ¿un Estado forajido?
Víctor Rodríguez Cedeño
El Nacional. Caracas, 20 de mayo de 2014

Pedro León Zapata: Zapatazo del 20 de mayo de 2014

Eddie A. Ramírez: Gasolina: falsos dogmas

Existen falsos dogmas tales como  que la gasolina es muy barata y que el aumento de la misma ocasionó el caracazo. En otros países este combustible tiene un precio muy superior,  no solo porque algunos tienen que importar el petróleo, sino porque los impuestos fluctúan entre un 31 y casi un 50%.   En Venezuela hay un elevado costo que pasa desapercibido al momento de comparar precios.  Por ejemplo, cuando un vehículo cae en un hueco y hay que reparar el tren delantero o cambiar amortiguadores y, además, no se consiguen los repuestos, lo  lógico sería sumar   esos costos al precio de la gasolina, lo cual ya no la haría barata.  Evidentemente no debemos pagar un precio similar al internacional porque aquí nuestras calles  parecen un queso de Gruyere. Es más, como diría Cantinflas, aquí nos tocaron solo los huecos del queso.

Los costos varían de acuerdo a la disponibilidad del hidrocarburo, a la eficiencia de las refinerías y del sistema de transporte. Tenemos  petróleo, pero el costo de producción es elevado.  En el 2001 cada trabajador producía 47 barriles por día, mientras que hoy solo produce entre 16 y 19. Además,  regalamos en parte  271.000 barriles diarios a Petrocaribe, Cuba, Argentina, Bolivia y Uruguay.  Las refinerías operan a un 70% de su capacidad por falta de mantenimiento e ineptitud operacional, por lo cual en el 2013 Pdvsa tuvo que importar 6.500.000 barriles de gasolina y 6.497.000  de diesel.  El transporte es deficiente por escasez de repuestos y accidentes.

El otro falso dogma es el del "caracazo". Está documentado que los saqueos se iniciaron por un aumento no anunciado  y aplicado inoportunamente del  precio del transporte entre Guarenas y Caracas. Se propagaron por  ineptitud del gobierno al no controlar a tiempo a los malhechores. También influyó que la policía  se cruzó de brazos. Posteriormente se sumaron los agitadores de extrema izquierda.   Ahora los rojos predican que ese fue el inicio de la gesta revolucionaria, pero realmente esos saqueadores son los mismos que desvalijan  la mercancía de camiones accidentados y que roban a particulares que fallecen en accidentes.

La conclusión es que elevar el precio de la gasolina no tiene que causar un nuevo caracazo, pero este aumento  sería inmoral  mientras estemos regalando parte de nuestro petróleo a otros países, exista una gran ineficiencia en su producción  por parte de la inepta gerencia de Pdvsa y, además, que nuestros vehículos se deterioren por el mal estado de las vías.

Como en botica: Otros falsos dogmas que intentan imponer algunos como Carlos R. Hernández es que, al sumarse al paro cívico, los trabajadores de la Pdvsa meritocrática la entregaron a los rojos. ¿Acaso el que permanecieran en sus puestos evitó las  tomas del BCV, Cantv, Metro, empresas de Guayana, Agroisleña, Globovisión, Circuito Belfort y fincas en producción? Quedarnos en Pdvsa era ser cómplices de  irregularidades.  Otro falso dogma es que la abstención del 2005 permitió que los rojos se apropiaran de todos los Poderes del Estado. ¿Acaso no recuerdan que los dirigentes políticos estimaban que en esa oportunidad no obtendríamos más de 15 diputados? ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com
Gasolina: falsos dogmas
Eddie A. Ramírez
El Universal. Caracas, 20 de mayo de 2014

Roberto Giusti: El fin de la clase media

Para algunos superficial y frívola, para otros heroica luchadora por sus derechos
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Con el foco apuntando a la suerte de las multitudes desfavorecidas, sobre cuya pobreza se habla mucho y se hace tan poco, la disolución de la clase media venezolana resulta un fenómeno que luce indetenible porque su relativa importancia cuantitativa, por mucha conciencia política que se pueda tener, resulta insuficiente para provocar la inversión y remisión del fenómeno.

En nombre de los oprimidos (hoy más oprimidos que nunca) y la pretendida necesidad histórica de redimirlos por el despojo continuado al cual han sido sometidos desde la llegada del imperio español, el chavismo la emprendió en contra de una clase media que asumía, como derechos adquiridos, lo que la clase dominante considera meros "privilegios", por demás, inmerecidos.

Podría pensarse que esa muerte prolongada no se planificó como misión específica ("acabemos con el sifrinaje pululante en esa estrecha faja que va desde la Plaza Venezuela hasta Terrazas del Ávila"), sino como consecuencia de la destrucción del orden establecido emprendida por el chavismo. No obstante, desde Lenin hasta nuestros días, en "procesos" como el que vive Venezuela, quienes ejercen el poder han mostrado un mayor grado de animadversión hacia una clase media que encarna, a partir de la renta petrolera, la representación mejor acabada de la democracia, el sistema de libertades y la movilidad social. Al contrario de la ojeriza, algo menos aguda, que destilan contra los grandes capitanes de empresa, por quienes, a pesar de los despojos a los cuales lo han sometido, sienten una mal disimulada y vergonzante admiración.

Burguesía

Así, la clase media, que en el lenguaje marxista se reconoce como la "pequeña burguesía", teniendo un status socioeconómico diferente al de la "alta burguesía", aparece en "el paquete" de la demolición nacional porque su existencia entra en contradicciones insalvables con los fines supremos de la revolución. De manera que un profesor universitario, el ejecutivo medio de una empresa o el dueño de un abasto, se asimilan a "la oligarquía", (aun cuando, en rigor, no formen parte de ella) y por tanto hay que despojarlo de "sus privilegios".

Tachada de superficial y frívola por algunos y de heroica luchadora por otros, buena parte de esa clase media venezolana aceptó pasivamente, junto con el grueso de la población, el golpe de 4F y se inclinó por el chavismo en las distintas votaciones que se dieron hasta el año 2000 y que se constituirían en el soporte inicial de su estructura de poder. Luego, cuando fue comprendiendo que su existencia era amenazada y su desaparición estaba sentenciada, modificó radicalmente su posición y se entregó, hasta el día de hoy, con sus altas y sus bajas, sus pasiones y equivocaciones, sus coincidencias y sus diferencias, a la lucha contra la deriva totalitaria.

En ese lapso de trece años (2001-2014) se movió en todos los escenarios, ensayó con diversos liderazgos, discutió las formas de lucha y en los momentos claves, nadando contra la corriente de una sólida mayoría que consolidaba la dominación chavista, logró frenar su avance, aunque no sin graves pérdidas que nos remiten al inicio de esta nota: sola, sin una alianza coordinada con los sectores populares, la clase media está condenada a diluirse (algo que ya está ocurriendo), en esa gran masa descontenta pero sometida y empobrecida en que se ha convertido la sociedad venezolana.

Hasta los tuétanos

Igualada hacia abajo, comprometido hasta los tuétanos su estilo de vida de aquellos días en que con un sueldo razonable se podía comprar carro, y apartamento a crédito (estoy consciente de que muy pocos saben ya lo que era la propiedad horizontal), salir del país en vacaciones, escoger entre la escuela pública o la privada para los hijos (el nivel de la educación corría parejo en ambas instancias) o hacer un posgrado en una universidad del extranjero (Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho), se han convertido en vaporosos recuerdos para los más viejos y en historia apenas intuida por lo más jóvenes.

Pero quizás lo peor no sea que ocupados, como estamos, en cuidarnos de un atraco o en apañarnos para conseguir la comida, el medicamento que no aparece por ningún lado o una batería para el carro, luego de diez horas de la cola, olvidemos que las carencias materiales, aquellas que remueven por igual el descontento y la insatisfacción, obedecen a una constante: la negación de la democracia. Este, que ha sido factor decisivo en las luchas de la clase media y cuya importancia a veces suele menospreciarse porque, en medio de la desolación general, podría lucir como superflua y abstracta, resulta, en realidad, la causa primigenia de la ruina, moral y material, que asola, por igual, a todos los estratos sociales.

@rgiustia

El fin de la clase media
Roberto Giusti
El Universal. Caracas, 20 de mayo de 2014

Rafael Poleo: Ranchería Tiuna

 
Ranchería Tiuna
Rafael Poleo
El Nuevo País. Caracas, 20 de mayo de 2014 (Blog Pedro Mogna)

Manuel Malaver: Profecía sobre el reinicio del diálogo: volverá a fracasar

La razón por la cual puede asegurarse que “las segundas partes” del diálogo, resultarán peores que “las primeras”, es porque una de las partes, el , ni está interesado en el diálogo, ni dispuesto a hacer concesiones mínimas para que pueda tener viabilidad. Conclusión con la que debió ir la MUD a la reunión del 10 de abril pasado, cuando se dio inicio el evento, de modo de sacarle el mayor provecho al que sería su más importante y único gol del partido: en Venezuela había estallado una crisis política, económica y social y el gobierno la reconocía sentándose con la oposición a buscarle soluciones.
Quiere decir que, para el segundo tiempo, la oposición no podía convertirse, ni en garante de la buena fe del gobierno, ni de los resultados del diálogo, pues ello significaba, pura y simplemente, dejar el balón en el campo del madurismo que pasaría, de ahí en adelante, a congelar la esférica para que, sin otro tanto a favor de la oposición, el diálogo terminará en un fracaso.
No es exagerado afirmar que esta táctica le rindió frutos al oficialismo ya que, si bien no han cesado las protestas, tampoco lo han desalojado del poder, y ahora puede, con más argumentos a su favor, decir que es la oposición la que tiene que ceder y no el madurismo.
En cuanto el bando opositor, debe intentar recobrar las ventajas que tenía para el final del primer tiempo del y, que, sorprendentemente, no utilizó en el segundo.
Es una tarea difícil, pero no imposible, pues la crisis sigue agigantándose, cada día el gobierno pierde más apoyo y pareciera que puede perder el partido, no por los goles opositores, sino porque no se presente al terreno de .

@MMalaverM

Profecía sobre el reinicio del diálogo: volverá a fracasar
Manuel Malaver
El Diario de Caracas. Caracas, 20 de mayo de 2014
 

Pablo Aure: No solo es petróleo…

La semana pasada nos referimos a lo que pensábamos había sido una delación de la subsecretaria de Estado, Roberta Jacobson, quien aseguraba que EE UU no le aplicaría sanciones a funcionarios militares y enchufados venezolanos involucrados en delitos de corrupción, narcotráfico y violación de los derechos humanos, porque miembros de la MUD habrían abogado por ellos para evitar esas sanciones. Pues bien, resulta que esa alta representante del Gobierno norteamericano, supuestamente se confundió y ahora dice que es mentira que la MUD hubiera intercedido por ningún bandido venezolano.
Pobre Roberta. Yo pensaba que la gente en EE UU, y sobre todo a su nivel, eran más serias a la hora de declarar asuntos delicados o de hacer señalamientos comprometedores sobre la honorabilidad de personas e instituciones, bajo fe de juramento. Esperemos que ciertamente sea una confusión y no una orden de su gobierno.
Aclarada La Confusión Vendrá La Sanción
El pasado fin de semana el congresista por el estado de Florida, Mario Díaz-Balart aseguró que en el Congreso de EE UU hay consenso para aprobar sanciones contra funcionarios venezolanos por el trato inhumano que han empleado para reprimir las protestas estudiantiles y de la sociedad civil. Se trata de una revelación fulminante, pero no entendemos por qué razón EE UU todavía no ha actuado, pues según el congresista, entre las sanciones que se aplicarían están congelar las cuentas de 100 o 200 militares y civiles que se han enriquecido a fuerza de la corrupción.
¡Vaya revolución “socialista y antiimperialista”! Detestan a los gringos pero “aseguran” el botín revolucionario en el “imperio” mismo. Así como también, montan una llorona cuando les niegan o suspenden la visa americana.
¿Cártel De Los Soles?
Siempre hemos pensado que los ingresos petroleros, a pesar del valor del barril de petróleo, pudieran haber sido insuficientes para los exagerados gastos internos y externos del régimen venezolano. Desde hace años la política manirrota del finado, y ahora la de su hijo putativo y único heredero, se ha dedicado a subsidiar y en algunos casos regalar a otras naciones los recursos del pueblo venezolano. No entraremos en detalles, porque ya es harto conocido cómo han dilapidado el erario público.
Sospechábamos esto: ¿cómo era posible mantener esas erogaciones con el petróleo solamente?, y lo que es peor, sin invertir ni un solo bolívar en el mantenimiento de las industrias que lo producían, y con el agravante de que ahora se produce menos que antes (ya importamos lo que antes producíamos y exportábamos, como la gasolina y otros derivados). Pues bien, ayer, en primera página de El Nacional, aparece publicada una noticia que profundiza nuestras sospechas de que el régimen no se sostiene solo por el petróleo sino que pudiera oxigenarse de alguna manera por la laxitud o permisividad hacia los cárteles de la droga. La noticia publicada ayer dice: “Carteles aumentaron producción de droga en Venezuela”. El trabajo es del periodista Javier Ignacio Mayorca. Informa que “cárteles mudan la producción de cocaína a Venezuela” y que según cifras que aparecen en la Memoria y Cuenta del Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, en el 2013 fueron halladas en la frontera con Colombia 43 instalaciones destinadas a la fabricación de sustancias ilícitas, lo que representa un récord y un incremento del 79% con respecto al 2012. Si eso es lo que aparece en la Memoria y Cuenta, imagínense ustedes los que “no han sido hallados” y siguen operando y produciendo droga.
Tenemos que deducir que pareciera existir una especie de complicidad entre las fuerzas del orden público venezolano y los narcotraficantes. Hace algún tiempo se habló muchísimo del “cártel de los soles” dominado por militares que por el nombre es de suponer está integrado por generales de la Fuerza Armada Venezolana. No sé si son generales o militares de menor rango, pero de lo que sí debemos estar seguros que si esos militares no son los operadores directos de las operaciones de narcotráfico, al menos actúan con negligencia en el combate de las mismas. Esa plaga (me refiero a los traficantes y productores de droga) estaba geográficamente delimitada en territorios colombianos. Hoy, en cambio, según fuentes directas del Ministerio de Relaciones Interiores, la tenemos en Venezuela. Nos preguntamos: ¿a cambio de qué han permitido esa mudanza, esas siembras y esa construcción de laboratorios aquí? Deduzcan ustedes la respuesta.
Manso Con La Droga Pero Brutal Con Los Estudiantes
Cuando leo y me entero lo del contrabando de extracción de gasolina o productos regulados hacia Colombia; o de la complacencia del régimen con los grupos irregulares, sean guerrilleros o narcotraficantes, no sé por qué razón siempre pienso en la corrupción campante que debe deambular por los cuarteles, pues si el Gobierno actuara con diligencia, con honestidad y seriedad, eso no ocurriría.
Pero, peor me siento cuando veo a la Guardia Nacional arremeter brutalmente contra los estudiantes que luchan y protestan por su futuro y sus ideas, por una Venezuela distinta, de respeto y de justicia. Pero no, al régimen le perturba la protesta estudiantil y se hace el loco con la guerrilla, con los contrabandistas y narcotraficantes. Eso es lo que tenemos desgraciadamente en Venezuela: una GNB que prefiere enfrentarse a estudiantes que a los narcotraficantes. ¿Qué podemos suponer entonces?: que en la mente delictiva y en el poco amor por la institución y por el país, lo que se refleja es que algunos militares miden el riesgo de enfrentarse a un narcotraficante, que es demasiado grande, sobre todo si pudieran estar involucrados sus superiores. Les costaría la vida o su carrera. Mientras que si persiguen y golpean a estudiantes el riesgo es mínimo, una piedra o un cohetón que le reviente cerca a lo sumo, a menos que los colectivos tengan orden de dispararle a un GNB para achacarle el muerto a la oposición.
Cambio De Tercio
Por falta de espacio no abordaré el tema de las ferias de Valencia ni del jugoso negocio de las corridas de toros, competencia que le fue arrebatada a la alcaldía, pues el Parque Recreacional Sur y la Plaza de Toros Monumental de Valencia, de acuerdo al decreto 664, fue confiscada por el poder central. Por cierto el alcalde ha hecho mutis permitiendo el arrebato de dichos bienes de los valencianos, que él estaba (y está) en la obligación de proteger.
Recordemos que en algún momento anunció que iba a demandar la nulidad tanto del decreto 664 como la 666 que también le suprime competencia. Entiendo que el miedo pueda ser libre, pero la función pública debe estar desprovista de temor.
Doctor Por Causa De Honor
No puedo concluir sin mencionar al licenciado Alfredo Fermín, decano de los periodistas en el estado Carabobo, y referencia en Venezuela. Maestro formador de varias generaciones de comunicadores sociales, querido y respetado por quienes hemos tenido el honor de conocerlo. Su humildad y bondad es su principal tesoro. Destacado profesional, apasionado por el arte y la cultura, fiel protector de la ciudad de Valencia, que con sus constantes crónicas nos dibuja la ciudad de antes y la de ahora. A este periodista de aquilatados méritos humanos, nuestra alma máter carabobeña le conferirá el próximo jueves, a las 10 de la mañana, en el Teatro Municipal de Valencia, el Doctorado Honoris Causa en Educación. ¡Felicitaciones al doctor por causa de honor Alfredo Fermín!

Hasta cuándo!
No solo es petróleo…
Pablo Aure
El Carabobeño. Valencia, 20 de mayo de 2014

Guillermo Cochez: ¿Por qué me he ocupado tanto de Venezuela?

Esta pregunta me la hacen a diario en mi país. Causa extrañeza que estoy al tanto de lo que ocurre en la tierra de Bolívar.          
La solidaridad es uno de los principios que más caracteriza a las sociedades democráticas. Así como Panamá tuvo necesidad de que otros fueran solidarios con ella durante la angustia de nuestra dictadura, se hace necesario que seamos consecuentes con los que hoy la requieren. Y jamás podremos olvidar que, en gran medida, esa solidaridad provino del gobierno y del pueblo venezolano.
Jamás pensé en la repercusión de lo que hice en la OEA el 16 de enero del pasado año, cuando, contrariando las órdenes recibidas de mi Cancillería ese día (solo ese), hablé en el Consejo Permanente de la OEA criticando todo lo hecho el 10 de enero en Venezuela cuando se juramentó ilegalmente Nicolás Maduro. Posteriormente ha quedado muy en duda si para esa fecha el presidente “enfermo”, que no pudo juramentarse ese día, habría estado ya muerto.
La solidaridad es la unidad en metas e intereses comunes. Es el conjunto de aspectos que unen o relacionan a las personas y a los países; es la colaboración y ayuda mutua que ese conjunto de relaciones promueve y alienta. Por eso, al darse una catástrofe natural en Haití o un tsunami en Japón, la solidaridad humanitaria universal se activa para darles la mano a los que la necesitan. Igual sucede cuando un país vive violaciones de los derechos humanos y ataques contra su democracia. Las alertas se disparan porque el fenómeno de la solidaridad democrática es universal y nos preocupa a todos. Es como si en un vecindario no nos preocupara la presencia como nuevo vecino de un violador o de un narcotraficante.
Desde 1975, en mi primer viaje a Venezuela para asistir en el Instituto de Formación Democratacristiana (Ifedec) a curso para secretarios internacionales socialcristianos, me convertí en permanente visitante a ese país. Hicimos muchos amigos allí, como Arístides Calvani, Herrera Campins, Caldera, Pérez Olivares, Rodríguez Iturbe, Álvarez Paz, por mencionar solo algunos. Con el curso de los años esos contactos se ampliaron a otros partidos que también se preocuparon por nuestra suerte. Los 15 años de chavismo han profundizado esos lazos en mis repetidas visitas allá.
Venezuela fue muy solidaria con nosotros. En 1988, siendo Enrique Tejera París canciller de Venezuela ante la OEA, su país pidió a la Organización la celebración urgente de una reunión de cancilleres para discutir el caso de Panamá, donde las elecciones habían sido anuladas, luego de ganarlas la oposición. Los últimos cuatro presidentes democráticos venezolanos siempre estuvieron pendientes de nuestro devenir.
Por iniciativa del doctor Calvani se nos facilitó ayuda técnica en varias áreas: publicidad, a través de Guillermo Betancourt Oteyza; activismo, con Enrique Naime; política, con el diputado Eudoro González (QEPD). Para todos ellos su contacto en Panamá fui yo. Dieron mucho de sí por ayudarnos.
Simplemente he decidido devolver intensamente esa solidaridad, de la cual jamás nos podremos olvidar. Ojalá que otros que también la recibieron, como muchos chilenos, hicieran la mismo.

*Embajador de Panamá OEA (julio 2009-enero 2013)
gcochez@cableonda.net

¿Por qué me he ocupado tanto de Venezuela?
Guillermo Cochez
El Nacional. Caracas, 20 de mayo de 2014