jueves, 22 de mayo de 2014

Iván Simonovis: Una medida humanitaria para poder recibir tratamiento médico

Mi situación es grave, por cuarta vez solicito una medida humanitaria

He acudido a través de mi familia, abogados y amigos a casi todas las instancias, siendo prácticamente imposible conseguir respuesta a mi solicitud de una medida humanitaria que me permita recibir el tratamiento médico necesario, dado mi delicado estado de salud.

Mi salud se encuentra en estado precario. No tengo la asistencia médica que requiero para tratar mis padecimientos. No se me permite ser tratado médicamente de manera eficaz, oportuna y adecuada. Poder asistir a un hospital y ser tratado por médico de mi confianza, es un derecho humano fundamental contemplado en tratados internacionales suscritos por Venezuela. Mi precario estado de salud es responsabilidad del Estado venezolano, siendo que la última crisis de salud la tuve el 26 de Julio de 2013 cuando debí ser operado de emergencia de una perforación de la vesícula biliar, la cual produjo una peritonitis. Mi vida se vio seriamente comprometida por un diagnóstico errado de los médicos del Gobierno destacados en un Hospital del Estado. Posteriormente fui trasladado y de emergencia sometido a una cirugía en el Hospital Militar de Caracas, donde debí permanecer 11 días bajo estricta observación médica, dada la complejidad de la intervención quirúrgica. Luego de la operación he perdido 8 kilos de peso y más del 50 % de mi capacidad física. A pesar de esto, lucho afanosamente por recuperar el temperamento, un mínimo razonable de mi estado natural.

Al mismo tiempo y por cuarta vez, mis abogados y mi familia solicitaron ante el Tribunal de mi causa una medida Humanitaria, la cual nunca fue decidida y fui enviado de nuevo al centro carcelario, donde debí aplicarme yo mismo los tratamientos médicos y ocuparme de una estricta dieta que me fue ordenada por los galenos. A la fecha la juez 1ro. de Ejecución del Edo. Aragua, Ada Marina De Armas, la Corte de Apelaciones del estado Aragua, la Dirección Ejecutiva de la Magistratura y la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia siguen sin pronunciarse sobre esta petición de la defensa, por el contrario la retardan cada vez más. Mi suerte descansa sobre una justicia bizarra e impredecible, que decida demasiado tarde para rescatarme, de esta vida desmantelada por los males de esta injusta prisión.

El 22 de agosto fue remitido a la Fiscalía General de la República el informe con los resultados de la evaluación donde se evidencia que padezco de 19 patologías, cabe destacar que hasta la fecha he sido sometido a 15 evaluaciones médicas y todas han coincidido en la gravedad de mi estado de salud.

Han pasado meses y sigo sin recibir el tratamiento médico que se me indicó para combatir la osteoporosis que sufro. No existen en Cenapromil (Centro Penitenciario para Procesados Militares) los equipos médicos adecuados para que me sea tratada, ni tampoco médicos dispuestos para atenderme, pues no cuentan con los implementos mínimos indispensables para mi tratamiento. Temo fundadamente que la osteoporosis hará crisis de un momento a otro y no hay que olvidar que la gravedad de esa enfermedad es tal que puede ocasionarme la muerte en caso de sufrir una fractura, así sea “amarrándome los zapatos”, como lo certificó el propio Médico Forense que me atendió y que rindió declaración en el Tribunal de mi causa. Si bien desde que llegue a Cenapromil he sido expuesto a la luz solar, no me ha sido aplicado el tratamiento recomendado por mis médicos tratantes, pues en Cenapromil no se cuenta con el personal especializado ni los equipos médicos necesarios para ello. Y esta situación se ha venido prolongando en el tiempo pese a que al Tribunal se le ha denunciado. Tampoco he recibido el tratamiento médico adecuado por las otras afecciones que también fueron certificadas por el propio Médico Forense, en especial la Esofagitis, la Esteatosis Hepática y la Taquicardia Auricular.

Mi condición física trasciende las creencias políticas. Tanto que hasta el exvicepresidente de la República, José Vicente Rangel, ha exhortado al poder ejecutivo y judicial para que intercedan a favor de la medida humanitaria, permitiéndome con esto llevar a cabo el tratamiento cabal, que por mis condiciones de reclusión no he logrado. La Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, ha declarado a los medios de comunicación que la Fiscalía no se opondría ante una eventual medida humanitaria.

Debo aclarar que una medida humanitaria no implicaría impunidad, puesto que yo fui enjuiciado y condenado según establece la ley. En el artículo 503 del Código Orgánico Procesal Penal Venezolano se establece que a una persona con enfermedad terminal o grave, se le debe otorgar una medida humanitaria. Siendo que mi caso es una situación GRAVE, mis abogados ya han solicitado 4 veces la medida en cuestión. Cabe mencionar que a 3 de mis compañeros del mismo caso, que padecen enfermedades graves, les fueron otorgadas estas medidas hace poco más de 2 años y se encuentran en tratamiento médico en libertad condicional. Es un caso de humanidad.

Iván Simonovis
Una medida humanitaria para poder recibir tratamiento médico 
Diario Las Américas. Miami, 22 de mayo de 2014

Rafael Poleo: Militares temerosos

 
Rafael Poleo
Militares temerosos
El Nuevo País. Caracas, 22 de mayo de 2014 (Blog Pedro Mogna)
 

Francisco José Virtuoso sj: Seguimos llamando al diálogo

Los llamados al diálogo sincero y efectivo no han sido atendidos, a pesar de la gravedad de la crisis que atraviesa el país. La gran mayoría de los venezolanos reclama paz y entendimiento, para afrontar los graves problemas que padecemos. Hay un claro rechazo a la violencia, venga de donde venga y a la permanente confrontación. El núcleo de la paralización de las conversaciones entre gobierno y oposición es la negativa del primero a entender y aceptar que todo diálogo para canalizar diferencias tiene que concluir en negociaciones y acuerdos entre las partes enfrentadas. Si no existe voluntad para alcanzar metas claras, el diálogo pierde sentido y orientación.

Además de este problema "conceptual", hay otro fáctico y mucho más rudo para la sensibilidad ciudadana. Mientras supuestamente estamos en diálogo, sinónimo de entendimiento y acercamiento, arrecian las acciones comunicacionales, judiciales y policiales que ahondan la tendencia a criminalizar y desprestigiar la protesta. En el último mes, los estudiantes que han encabezado las manifestaciones han sido sometidos a todo tipo de atropello por parte de cuerpos policiales y parapoliciales, así como del Ministerio Público y de tribunales de justicia. Muchos lo hemos dicho, el gobierno se equivoca al pretender sofocar la protesta con el uso de la fuerza sin atender a las razones que la originan. Mientras más se reprima, más reacciones no deseadas se provocan, generándose un espiral de caos y violencia que nadie queremos.

Una mirada externa a Venezuela, lo ha dicho con claridad. El pasado 16 de mayo, el presidente de Uruguay, José Mujica, consultado sobre la situación venezolana dijo: "Yo considero que es importante que esa sociedad pueda aminorar el nivel de confrontación que tiene. Y hay que tratar, en lugar de echar fuego, tratar de contribuir a que exista racionalidad, porque nadie va a poder gobernar con ese clima de confrontación que tiene Venezuela".

Para eso precisamente es el proceso de diálogo, para analizar las razones de fondo de la confrontación y buscar canalizar institucionalmente los conflictos. Para ello se requiere llegar acuerdos y crear un clima político adecuado. Los comisionados de Unasur y la Nunciatura del Estado Vaticano han pasado de "testigos de buena fe" a mediadores entre las partes para tratar de tender puentes. Lamentablemente, al día de hoy, en el que se escribe esta nota, ello aún no ha sido posible.

El alto gobierno tiene la palabra. Su decisión depende de un acuerdo entre sus diversos actores. Ese pacto pareciera que es más difícil de lograr que convenir con la oposición agrupada en la MUD. Mientras tanto el país espera un poco de inclusión y respeto.

fjvirtuoso@ucab.edu.ve



Seguimos llamando al diálogo
Francisco José Virtuoso sj
El Universal. Caracas, 22 de mayo de 2014