sábado, 12 de julio de 2014

Editorial de El Nacional: La foto maquillada

Venezuela está pasando por un momento en el cual predominan las sombras, la perfidia, el egoísmo y la mezquindad. De una parte gobierna una gente que está en el trasnocho de la historia, enfrentada a otra facción que carece de principios y mantiene una línea de actuación que sólo vela por sus intereses materiales y su propia supervivencia.

En frente tienen una oposición que recibe ese nombre por inercia y hasta por conmiseración pero jamás porque se lo merezca. Quienes hayan vivido, décadas atrás, la digna posibilidad de ser opositores a las dictaduras o a las democracias represivas, saben muy bien que hoy tenemos una caricatura de oposición integrada casualmente por quienes abonaron el terreno e hicieron peso para que el sistema democrático se desplomara.

Basta con pasarle un trapito a la foto de años atrás y quitarle el polvo acumulado para ver aparecer lentamente los mismos rostros que en aquellas oportunidades, entre negocios y compadrazgos, hacían su carrera política y acumulaban su fortuna personal.

Ahora quieren comenzar de cero, es decir, borrón y cuenta nueva. Lo que pasa es que ya es muy tarde para pintarse las canas y salir a vender carros usados como si fueran nuevos. No es tiempo para tontos ni la gente ha perdido la memoria tan rápidamente.

No es que todo lo pasado sea peor sino que tiene muy mal olor. Es lamentable pero es así, un mal olor que no se quiere ir y que se mezcla indisolublemente con la memoria. Cómo olvidar a aquel gritón que hacía de cortesano de Blanca Ibáñez, o aquel parlamentario que se acicalaba para parecerse cada vez más a Caldera como si la esencia de un político es ser postizo, o quien haciendo gala de juventud saltaba los charcos y copiaba los gestos de Carlos Andrés Pérez.

Por alguna extraña razón cuando vemos por la televisión una rueda de prensa de la MUD no logramos sintonizar de inmediato con el orador o el portavoz, sino con su pasado intolerable, su falta de visión, su pereza y falta de brillo intelectual para estar a la altura del compromiso histórico y de velar por la continuidad democrática.

Es una etapa que nos repugna no porque carezca de logros tangibles y de obras inigualables, imposibles de igualar por esta cáfila de bolivarianos incapaces, sino porque fue tal su desprecio y mezquindad política hacia los venezolanos que jamás imaginaron que sus trucos estaban gastados, ya no ilusionaban a nadie y en vez de aplausos cosechaban pitos y rechazos.

Hoy la oposición vuelve a caer en manos de veteranos del engaño, de especialistas en el arte de lavarse las manos, de escurrir el bulto y de reinventarse como super líderes pero de grandes masas de humo que se disuelven con el viento.

No terminan de entender que son bueyes cansados que no insuflan ningún ánimo a la gente joven de este país, que deben pasar a la retaguardia y abrir paso a nuevas generaciones que se encarguen de prometer y construir una Venezuela diferente, sin los vicios del pasado, sin las truculencias partidistas y las zancadillas entre ellos mismos.

Hoy la MUD es un bostezo interminable, un proyecto político en silla de ruedas. Nada la interesa ni le estremece el ánimo, nada la empuja a la acción y a la rebeldía. Han matado a 44 venezolanos por manifestar su descontento y a la MUD no le tiembla un nervio de la cara, muchos privados de libertad (la mayoría condenados sin haber infringido la ley) y la MUD tal vez viendo el fútbol.

Dos alcaldes sometidos a procesos judiciales sin que existan causas reales para tomar esa medida y la MUD dormida. Una diputada, María Corina Machado, despojada de su curul y la ³oposición oficial² no dice pío; un joven líder civil, Leopoldo López, preso en una cárcel militar y la MUD piensa "que allá él, quien lo manda a meterse en líos".


El Nacional
EDITORIAL
La foto maquillada
El Nacional. Caracas, 12 de julio de 2014