viernes, 2 de mayo de 2014

Editorial Diario Las Américas: Delatores chavistas

Delatores chavistas
DIARIO LAS AMÉRICAS
Diario Las Américas. Miami, 2 de mayo de 2014


Frank de Prada, director de Noticias 24, fue quien delató mediante correos electrónicos a las personas que libremente opinaban en su web

Mucho se ha hablado y escrito sobre la persecución que ejerce el Gobierno de Maduro sobre los medios de comunicación. El chavismo declaró la guerra a la libertad de expresión una vez acomodado en el poder y ha ido cumpliendo sus metas represivas sin pausa pero sin prisa.

En televisión está el paradigmático caso de Globovision, el último bastión crítico contra los abusos del Gobierno que fue arrebatado a sus dueños por decreto y entregado a empresarios en sintonía con el chavismo. Los diarios opositores impresos, además de las presiones y la censura, se han quedado sin papel en una clara maniobra para dejarles sin voz.

En el mundo digital, Noticias 24 también cambió de manos para garantizar una postura dócil frente a los abusos de Maduro, Cabello y compañía. Pero según una investigación que hoy presenta DIARIO LAS AMÉRICAS, los manejos e intrigas del poder bolivariano han ido incluso más allá del control y la censura.

Desde el portal -ahora chavista- Noticias 24 se habrían estado filtrando detalles sobre la identidad de los usuarios -que legítimamente ejercen su derecho a la libertad de expresión- al mismísimo ministro del Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres.

Frank de Prada, director de Noticias 24, fue quien delató mediante correos electrónicos a las personas que libremente opinaban en su web. Sin mediar una investigación policial ni judicial, esta práctica pone de relieve el deterioro de las instituciones y el equilibrio de poderes en Venezuela.

En un país verdaderamente democrático, una acción como la que hoy denunciamos debería tener como consecuencia una investigación para saber las responsabilidades penales de los implicados y antes de eso, el fulminante cese de un ministro de Justicia que no tiene la altura moral ni ética para ejercer ese cargo.