El comentario de la semana pasada dedicado al papel de los militares, en esta hora trascendente que vive el país, originó una serie de reacciones.
La mayoría favorables y de estímulo a planteamientos de similar naturaleza. Hubo lectores que se expresaron en sentido favorable y conozco solo de dos que opinaron en sentido desfavorable, pero fue tan abrumadora la opinión positiva que hoy queremos ratificar la argumentación.
La lectura que hemos hecho de la situación en el seno de las fuerzas armadas, en lo fundamental, es que hay sectores democráticos que estarían dispuestos a hacer respetar los resultados electorales si estos resultasen favorables a las fuerzas del cambio. Opino que esto hay que repetirlo las veces que sea necesario, no solo para el consumo de los militares sino también para la gran masa de civiles que tendrá que defender los resultados electorales. Hay que crear un clima de victoria y a la vez de defensa de esos resultados electorales favorables a la alternativa democrática.
Debemos evitar lo que ha sucedido en otras oportunidades que nos quedamos "con la pelota en la mano", para hablar en términos beisbolísticos. No. Es acción apoyados en esos sectores militares y en la inmensa mayoría de sufragantes. La cuestión está en que hay que votar, hay que derrotar el abstencionismo que favorece a la dictadura militar. Hay que ganarse a esos sectores que no están ni con el Gobierno ni con la alternativa democrática. Esto es importante. Tenemos dos meses para esta labor.
Una vez más nos dirigimos a la familia militar que sufre las consecuencias de las erradas políticas económicas que han derivado en alta inflación la mayor de todo el continente, que haya tal escasez de los productos básicos que obliga a los compradores a mantenerse por horas en cola, y ni que hablar de los altos índices de criminalidad.
Igualmente, como lo expresa Luis Vicente León, el impacto de todos estos factores negativos en la clase media la convierte, en el mejor de la clase media en una clase "un cuarto", quien acota que la crisis no da espacio para seguir jugando a que no pasa nada, ni al discurso de culpables imaginarios como lo de la "guerra económica".
El deterioro económico afecta la situación de la población, que se torna más dramática en los sectores de menores recursos que ven diluirse su salario y la asistencia que le da el gobierno, todo ello se vuelve sal y agua ante la inflación y la escasez, y no da ninguna muestra de querer aplicar ajustes económicos racionales. Así nunca garantizará ni abastecimiento ni estabilidad de los precios internos.
Pompeyo Márquez
El papel de los militares
Tal Cual. 11 de octubre de 2015