“El candidato es colombiano” gritaban los furiosos de turno en plenas elecciones, “los documentos están forjados”. “Su padre es colombiano” él tiene la doble nacionalidad” gritaban otros. “Es un blandengue con Colombia, porque es colombiano” vociferaban otros más sobre Carlos Andrés Pérez. ¿Quiénes gritaban esas cosas? Pues nada menos que la Juventud de COPEI en 1973 esgrimiendo una supuesta partida de nacimiento colombiana que ‘demostraba’ que CAP era colombiano. Esto, claro está, fue resaltado por la verdadera conspiración mediática que había tomado por asalto a los medios, ese montón de comunistas trasnochados que imperaban en la opinión pública y que terminaron siendo los primeros ministros de Hugo Chávez Frías.
Pero pronto se les revirtió su truco publicitario, cuando Carlos Andrés Pérez salió en un mitin y dio las señas exactas donde se encontraba su verdadera partida de nacimiento que fue encontrada sin alteración posible por los periodistas. Digo, se le revirtió, porque el 10 de Julio de 1978 los principales diarios de Caracas reseñaron: “No aparece partida de nacimiento de Luis Herrera Campins” y para colmo de males la “Registradora Principal de Portuguesa, ratificó la inexistencia de partida de nacimiento del doctor Luis Herrera Campins”. Lo importante de estos dos cuentos fue la forma en la que se atacó el problema, porque para Venezuela al menos la de gente de bien, este tema siempre fue de suma importancia y los más interesados fueron los del CEN de Acción Democrática, quienes le exigieron a Carlos Andrés Pérez las respectivas explicaciones y luego de una rueda de prensa en pleno, se entregaron a todos los venezolanos, las pruebas irrefutables de la nacionalidad del futuro presidente.
Fue el propio Luis Herrera Campins, también en rueda de prensa, quien se apresuró a entregar su partida de nacimiento junto a los datos filliatorios, no sin antes protestar la campaña de guerra sucia por parte de “gentes malintencionadas”. Lo importante de todo esto, es que fueron los adecos y los copeyanos, no solo los primeros interesados en explicarles a los venezolanos tan vital asunto, sino los primeros alarmados. De allí la importancia de la no presentación de los datos filiatorios de Nicolás Maduro a lo que no haré alusión en este artículo por ser un tema desgastado, sino a la razón del título de este artículo.
¿Qué carrizo le importa a un chavista? Está demostrado que un chavista no necesita explicaciones de ningún tipo. Chavista que pide explicaciones, es un contrarrevolucionario. Pero está demostrado que si a la mayoría le dan un carguito o un contratito, pueden hacer añicos la Constitución, pueden endeudar a sus nietos o destruir la Republica. El mismo chavista que rugía que adecos y copeyanos habían endeudado al país en 30 mil millones de dólares, y que aplaudían a Chávez cuando gritaba que ese monto no era “una deuda externa sino eterna”, hoy se justifican una deuda impagable de 130 millardos que cuadruplicaron en apenas una década.
Su propio presidente del Banco Central les explica que: “hasta 20 millardos de lo asignado el año pasado responden a una especie de demanda artificial” y que esa “cantidad considerable de divisas” fue la que “se llevó a empresas de maletín” mientras su Ministro de Finanzas le explica que “se escaparon 25 millardos” por “empresarios que importaron chatarra” y luego, en efecto, en Brasil cae una mafia que se robó casi uno de esos millardos (literalmente robados), Pues a un chavista, esto le entra por un oído y le sale por el otro. ¿Que con Chávez aplaudían una producción de cemento de 9 millones de toneladas y a Maduro le aplauden 7 millones? Les importa lo mismo. ¿Que a Chávez le aplaudían la exportación de 3,1 millones de barriles de petróleo y a Maduro hay que aplaudirle sus 2,3 millones? Aplauden con la misma cara. Que a Chávez le aplaudieron los 20 millones de toneladas de hierro, pues a Maduro el chavismo le aplaude a rabiar las 11 millones. Que a Chávez le aplaudían las 120 mil toneladas de aluminio, histéricamente hoy le aplauden a Maduro las 29.000.
Sobre el chavismo, como fenómeno de masas, tengo claro que no existe. Confluyen los más necesitados mediante listados de neveras, lavadoras, casas, carros, televisores y cheques. Pero ¿hay un chavismo pensante? Lógicamente entiendo al que en realidad le importa y se ha distanciado de la locura, (una minoría selecta y culta). Puedo entender, pero nunca justificar, al comunista tercermundista que piensa que una vez que destruya toda la industria y la productividad, esos de las misiones y listados se levantaran a construir la potencia soviética (una minoría histérica). El comunista educado que paga por ver, pero que sacó a sus hijos del país, usualmente a Estados Unidos. A los que tienen una gigantesca fortuna a “mal recaudo” y sabe que en lo que esto se acabe Estados Unidos pasara su aplanadora, así que la defensa es en realidad a su cuenta bancaria (una minoría más selecta aun). Entiendo lógicamente al pillo que esta con el proceso por pura conveniencia y dice: “¿Y es que acaso en la 4ta no robaban?” es decir que le parece bien que roben y lo justifica con el pasado. Al chavista que salió del rancho a la camionetota, la guaya de oro y los viajes al exterior y que con un sueldo de 1 dólar diario mantiene a tres familias a cuerpo de rey. ¿Pero al resto? En serio pregunto ¿Qué carrizo es lo que le importa a un chavista?
Thays Peñalver
¿Qué le importa a un chavista?
notiminuto. Caracas, 21 de junio de 2015