viernes, 9 de enero de 2015

Sebastiana Barráez: La misteriosa lista Cadivi

MILITAR. En la columna anterior, la del 26 de diciembre, les hablé de un oficial del Ejército que declaró ante la Dirección General de Contra Inteligencia Militar (DGCIM), el 16 de julio 2013. Él señaló  a 154 de las empresas a las que se les detectaron presuntas irregularidades a través de la modalidad de SUCRE. Indicó a algunos gerentes responsables. Y destacó que las irregularidades pudieron detectarse por el comité integrado por el Vicepresidente de Administración y Control de Divisas, el VP estratégico de Control de Operaciones, el gerente de Control Posterior, el gerente de Importaciones y el Gerente de Verificación Aduanal en algunos casos. Este oficial declaró que otra de las modalidades corruptas se hacía a través de la Autorización de Adquisición de Divisas (AAD), que se ejecuta a través de la data de Códigos Arancelarios que no requieren Certificado de Producción (CNP). El 30 de abril 2013 el BCV dispuso de más de 300 millones de dólares para Cadivi; el presidente de Cadivi ordenó al VP de Administración, coronel Flores, que se liquidarían ese mismo día a las empresas de alimentos, salud, automotriz y autopartes, específicamente a las afiliadas a Favenpa. Cuando el presidente Eudomar Tovar pidió la lista de a quien le asignaron el dinero, encontró que se le dio a Derivados Electrónicos más de 12 millones de dólares de rubros no prioritarios. En vista de eso el coronel Flores le exige una explicación al Teniente coronel Navas, quien respondió que fue un error. El BCV logró echar para atrás esa operación. En los días siguientes esa empresa recibió importantes sumas de divisas.
OBVIO. En enero 2013 le ordenan a Emperatriz, gerente de recepción, que se inspeccionaran aleatoriamente, para saber si los analistas de inspección estaban favoreciendo a empresas fantasmas o de maletín. Tres meses después, la gerente dice que Vásquez, el coordinador de Registro, no había encontrado nada. Eso indicaba que pretendían tapar las irregularidades. El oficial denunciante señala entre los responsables a Daniel y acota que los expedientes no eran revisados exhaustivamente para garantizar la transparencia en la emisión del Rusad. En la Gerencia de Verificación Aduanal detectaron importante cantidad de irregularidades. En el caso de Servialimentos Lara le aprobaron 3 millones y medio de dólares para traer 250 toneladas métricas de clavitos de olor, pero al revisarle la mercancía vieron que lo importada era mueblería. “A pesar de los numerosos casos detectados no se obtuvo respuesta de los organismos jurisdiccionales”.
BANDAS. En el 2011 –contó el oficial- se supo funcionarios de Cadivi, que fungían de verificadores, formaron una banda que operaba en La Guaira. La dirigía una mujer llamada Elena. El grupo le estaría cobrando a las empresas. Destituyen a 14 de esos funcionarios y le informan al CICPC. A finales del 2011 otra banda apareció en la Aduana de Maiquetía. La dirigía Denis, un verificador de Cadivi. Él controlaba los pagos de Comisión en la aduana. La banda mayor, la de las empresas fantasmas, aún está en libertad.
BÉCQUER. Es Gustavo Adolfo, el exquisito poeta de intensa pasión. Un día escribió: “Tú eres el huracán, y yo la alta/ torre que desafía su poder./ ¡Tenías que estrellarte o que abatirme…!/ ¡No pudo ser!/ Tú eras el océano; y yo la enhiesta/ roca que firme aguarda su vaivén./ ¡Tenías que romperte o que arrancarme…!/ ¡No pudo ser!/ Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados/ uno a arrollar, el otro a no ceder;/ la senda estrecha, inevitable el choque…/ ¡No pudo ser!”.
ÚLTIMA HORA
La grosería del contrabando en gandolas hacia Colombia, por San Antonio y Ureña, sigue peor que antes.
Un cobrador de comisiones dijo que no votaría por Barráez como secretario en Carirubana sólo porque es mi hermano.
Diosdado Cabello demostró cómo disputados de la oposición no cumplen con el mínimo deber. Ni asisten a las sesiones de la AN.
Bienvenidos a este nuevo año, que desde ya arranca como un caballoso brioso.
DUNO. Fue el último presidente de Odefalca. Hace unos días publicó un comunicado de página completa en mi contra. Mi respuesta: El mentiroso, Nelson Duno Amaya, es usted. Y aunque quiera dárselo de pitoniso, no comulgo con adivinadores. Sobre toda esa retahíla de que si busqué en Google, que si no investigué, quejándose como si fuera un despechado, no le sirve de nada. Usted, Nelson Duno Amaya, habla del éxito de Odefalca. ¿Y si fue tan exitosa, por qué quebró siendo usted su presidente? ¿Por qué varios contratistas se quedaron sin cobrar y a varios trabajadores tuvo que pagarles Pdvsa el arreglo de la empresa que usted dice fue todo un éxito? Asegura que los presidentes que los antecedieron, demostraron negligencia, porque así se deduce del hecho de no haber incorporado al patrimonio de la empresa el edificio del callejón Colina. Odefalca fue creada por la Gobernación del estado Falcón, la cual según usted, es un monumento a la eficiencia y a la eficacia. Pues lo que demuestra lo contrario, son los hechos. Y con ese cuento de que usted empezó a trabajar a los 19 años pretende reforzar que es sinónimo de honradez y trabajo. Por favor, Al Capone empezó a trabajar a los 14 años. Cuando usted habla de sus maestros, no me cabe duda que tuvo unos muy buenos en el arte del cinismo. Dice usted: “las buenas intenciones que nuestro eterno presidente Hugo Chávez Frías tenía para con nuestro pueblo más necesitado”. ¿Qué habrá dicho ese eterno cuando supo que lo engañaron de manera burda con la pronta inauguración del hospital de Dabajuro, que aún hoy día está sin terminar? Se atreve a decir usted: “y no 300.000 bolívares como ustedes afirman”. No trate de involucrarme en grupo alguno; yo soy y trabajo como periodista, no tengo grupos ni bandos. Me pide que entreviste a sus compañeros de trabajo para que den fe sobre usted. No, no, si algo he descubierto es que ustedes en el gobierno regional saben escudarse unos detrás de otros. Lo que sí me dice quién es usted, son “sus obras”. Usted dice ser un hombre con apellidos de abolengo, que no sé para qué sirve eso y la verdad, tampoco me importa. Además no sabía que en la revolución socialista da caché el abolengo. Lo que sí sé, Nelson Duno, es que hasta para hacer el ridículo hay que ubicarse. Lo que no ha aclarado usted, ni el gobierno regional, es por qué hay decenas de obras a medio hacer en el estado. Cuando la fiscalía anticorrupción del estado Falcón, deje de ser un apéndice del gobierno regional, usted debe explicar qué pasó con Odefalca y con las obras como el hospital de Dabajuro. Me acusa usted, acudiendo a la vieja treta de “allá va el ladrón”, de buscar beneficios políticos. Quienes sí los buscan son aquellos que por años se han lucrado con el cuento de que la revolución está en peligro y por ello tienen a toda su familia viviendo a sus anchas y en el poder. Mire Duno, mi historia en Falcón se remonta a los años en que el entonces Gobernador Montilla me acusaba de lo mismo que hoy me señalan, defendiendo él al entonces jefe de la policía, cuando denuncié al grupo exterminio que asesinaba jóvenes. Cuando ese policía tuvo aspiraciones políticas, el poder regional lo aniquiló metiéndolo en la cárcel. Entonces señor Duno sé bastante de ese poder. Y, finalmente, usted tendría razón, porque no se puede mostrar lo que no existe, sino pregunte a la gente de Dabajuro por su hospital, o a los de Colina por el Matadero, mientras usted disfruta de esas vacaciones de las que habla, quién sabe en qué parte del mundo. No señor Duno, este país ya no soporta tantos caraduras en la política. Es hora de adecentarla.

Sebastiana Barráez
La misteriosa lista Cadivi
Quinto ´Día. Caracas, 9 de enero de 2015