A Rafael Ramírez lo siguen echando a patadas escaleras arriba. El ex presidente de PDVSA y ex canciller continúa recibiendo las gracias por los importantes servicios prestados mientras lo despojan de los cambures más suculentos
Hace varios años, tuvo gran popularidad una comedia titulada “Si es martes es Bélgica”. Era la historia de un grupo de turistas norteamericanos que decidían visitar Europa en uno de esos ultrarrápidos tours donde se desayuna en una ciudad, y se almuerza en otra. El guion señalaba, con toques de humor, la pesadilla del viajero moderno.
Durante algo más de la última década de su vida, entre el 2002 y el 2014, Rafael Darío Ramírez Carreño (nacido el 4 de agosto de 1963 en Pampán) un ingeniero y político venezolano, según nos informa Wikipedia, se ahorró la tragedia de dormir cada noche en una ciudad diferente. Sólidamente atornillado a PDVSA, cuya junta directiva pasó a integrar en el 2002, designado ese mismo año ministro de Energía, y presidente, a partir de 2004, de Petróleos de Venezuela, fue el miembro per seculae seculorum del gabinete de Hugo Chávez.
Debido a sus valiosos servicios prestados como arquitecto del derrumbe de PDVSA, pudo eternizarse en el cargo. Chávez falleció, pero Ramírez siguió respirando y, hasta comienzos de este año, fue el zar del petróleo venezolano, el jano bifronte que tanto en la presidencia de PDVSA como en el ministerio de Energía administraba los recursos del estado.
PDVSA es Venezuela, pues sus ingresos representan el 95 por ciento de las divisas obtenidas por exportaciones. Además, los sectores de gas natural y petróleo constituyen el 25 por ciento del producto bruto interno. (Información del portal oficial de la OPEP).
Y de repente, en el lapso de escasas semanas, Ramírez, el timonel que ha hecho navegar PDVSA por aguas procelosas donde navegan sauditas y otros piratas del golfo Pérsico; el hombre indispensable a la hora de usar las arcas del ente petrolero estatal como caja chica de cuanta fantasía se le ocurrió al comandante eterno; el piloto de tormentas encargado de dirigir las labores de extinción de incendios en cuanta refinería estallaba por los aires a raíz de la falta de mantenimiento (en la jerga chavista eso ha sido bautizado como “sabotaje”) empieza a despertar con susto, ignorando en qué ciudad ha pernoctado.
El 2 de septiembre de 2014, amaneció con la grata nueva de que ya no era el zar del petróleo sino el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela. Bueno, al menos en ese puesto continuó siendo representante del país ante la OPEP, que el 27 de noviembre decidió no mover un dedo ante la caída en los precios del crudo, y contribuyó a acentuar la crisis económica en países como Rusia, Nigeria, Irán y Venezuela.
El 26 de diciembre, el presidente Nicolás Maduro le propinó a Ramírez otra grata novedad: si bien le quitaba el cargo de canciller, lo recompensaba con el puesto de representante permanente de Venezuela ante las Naciones Unidas. Y con el honor adicional que su asistente sería María Gabriela Chávez, hija del fallecido presidente, y embajadora alterna en la ONU.
Ramírez es un hombre de familia. Y durante su estadía en PDVSA y en el ministerio de Energía, sacó a relucir la calidad de sus miembros. Su esposa, Beatrice Sansó de Ramírez, encabeza La Estancia, el centro cultural de PDVSA. Su hermano, Baldo Sansó, fue asesor especial del ministerio de Energía; y su suegra, Hildegard Rondón de Sansó, fue asesora externa de PDVSA, además de escribir libros para la empresa. Por cierto, la información también es de Wikipedia. Y eso demuestra una de las desventajas de cambiar de puesto a un funcionario chavista. De inmediato Wikipedia, y las organizaciones periodísticas de turno deben actualizar sus archivos y extraen esqueletos de los armarios.
CIMBRONAZOS
Maduro ha dicho, y con razón, que Ramírez es indispensable en el nuevo cargo, como lo fue indispensable en cargos anteriores, hasta que lo echaron a patadas escaleras arriba. Su designación, dijo el jefe de estado venezolano, contribuirá a fortalecer la voz de Venezuela como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. ¡
Maduro ha dicho, y con razón, que Ramírez es indispensable en el nuevo cargo, como lo fue indispensable en cargos anteriores, hasta que lo echaron a patadas escaleras arriba. Su designación, dijo el jefe de estado venezolano, contribuirá a fortalecer la voz de Venezuela como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. ¡
Casi nada! Según la agencia Reuters, el gobierno chavista considera que su puesto en el Consejo de Seguridad “es una posibilidad de acrecentar su perfil internacional y servir como contrapeso a la influencia global de Estados Unidos”. Teniendo en cuenta que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad son China, Francia, la Federación Rusa, Gran Bretaña y los Estados Unidos, y que Venezuela será un miembro no permanente, junto con otros nueve miembros no permanentes: Angola, Malasia, Nueva Zelanda, España, Chile, Lituania, Chad, Nigeria y Jordania, la lucha será épica.
Ramírez puede contar de manera irrestricta con los votos de China y la Federación Rusa entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, pero es difícil que reciba el apoyo de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. En cuanto a los miembros no permanentes, España se la tiene jurada a Maduro luego que acusó al ex presidente del gobierno José María Aznar de haber ordenado el genocidio de 1,2 millones de iraquíes durante la invasión norteamericana a la patria de Saddam Hussein.
Nueva Zelanda siempre ha estado asociada con el imperialismo occidental, ya desde la primera guerra mundial, Jordania es aliada feroz de Estados Unidos, y aunque Chile es una nación latinoamericana nunca se sabe cómo van a votar los chilenos.
Por suerte, Ramírez puede contar con la simpatía o al menos neutralidad de Angola, Malasia, Lituania, Chad, y especialmente Nigeria otra nación petrolera con graves dificultades económicas.
De acuerdo a Reuters, la posible caída en desgracia de Ramírez, uno de los hombres más poderosos de Venezuela, sería consecuencia de algunas de sus propuestas: su idea de crear una tasa de cambios unificada, y ordenar un aumento en los precios de la gasolina fueron amablemente rechazadas por Maduro y varios de sus asesores.
El otro detalle que sorprendió fue la forma en que Ramírez se enteró de su promoción/defenestración: a través de un escueto mensaje de Maduro por Twitter. El chavismo tiene su propio lenguaje de signos. Quien es mencionado por Maduro en Twitter mejor que se haga el harakiri. El penúltimo que recibió las gracias por los importantes servicios prestados a través de canales extraoficiales fue el ex ministro del Interior Miguel Rodríguez Torres.
Como se recordará, Maduro envió a Rodríguez Torres a descansar durante dos semanas, antes de asignarle importantes labores nunca especificadas y jamás concretadas.
La única incógnita es saber si Ramírez continuará ejerciendo su rol en la OPEP, o si Maduro designará a otro funcionario para librar sus homéricas batallas a fin de derrotar la hegemonía mundial de Estados Unidos. “Acepto con disciplina revolucionaria la decisión del presidente Maduro”, dijo Ramírez también por Twitter cuando recibió el último baldazo de agua fría. “Desde cualquier lugar o posición que decida la revolución, lucharé por defender nuestra patria con honestidad y firmeza”.
Y entre tanto, el rotatorio funcionario aguarda a que caiga el otro zapato, el momento en que María Gabriela Chávez lo promueva como embajador alterno ante la ONU, y le dé las gracias por los importantes servicios prestados.
Mario Szichman
El arte de desenchufarlo
Tal Cual. Caracas, 28 de diciembre de 2014