El Gobierno venezolano regala casa o apartamento a los enchufados que le sirven: la semana pasada fue el periodista Vladimir Villegas, hermano del jefe de la Región Capital y mejor amigo de Maduro, quien oficializó con un “crédito blando” a ¿cien años para que se pierda en la burocracia roja? un confortable apartamento en Los Palos Grandes, urbanización de clase media alta en Caracas, y para el que la orden superior fue ayudarlo con todo en premio a su compromiso con la revolución. El otro afortunado, Miguel Pérez Pirela, un filósofo convertido en acusador de todo aquel que critique a Maduro, a quien le “otorgaron” una casa bien equipada en la urbanización Ávila de Caracas a pocos metros de la casa -junto con tres terrenos aledaños anexados- del rojo y bandido alcalde del municipio Libertador Jorge Rodríguez. Acaba de ganarse una jugosa comisión al pagar 80 millones de dólares a bandas musicales que montaron festival en Caracas en medio de la escasez de dólares para insumos médicos y medicinas. Pan y circo rojo.
¿Quiénes son? Uno... Vladimir Villegas, periodista cercano al Gobierno de Maduro y que viene de una familia de comunistas de verdad, siempre vivió -después de casado- en la urbanización San Bernardino, un barrio de clase media caraqueño. Durante la campaña presidencial de 1998, Vladimir Villegas acompañó a Hugo Chávez. En 1999 Villegas fue electo como integrante de la Asamblea Nacional Constituyente. Fue embajador de Venezuela en Brasil en el año 2002. Desde noviembre de 2003 hasta diciembre de 2004 presidió Venezolana de Televisión. Desde mayo de 2005 hasta noviembre de 2005 fue embajador de Venezuela en México. En 2006 fue nombrado vicecanciller para Asia, Medio Oriente y Oceanía. Estuvo candidateado para el Consejo Nacional Electoral pero como no le garantizaron la presidencia no aceptó postularse. Es “la estrella” que siempre está en “la mitad” -pero más para el lado del Gobierno- del canal semioficial Globovisión y del circuito privado Unión Radio. Es amigo de Maduro desde adolescente y viajó con él por el mundo como su vicecanciller. La amistad se acrecentó porque a ambos les gustan las fiestas bailables y los levantes de mujeres “buenotas”. Sin embargo, cuando Chávez le pidió a Maduro que lo botara del cargo en la cancillería no lo dudó.
El otro: Miguel Ángel Pérez Pirela es un filósofo y profesor de medio pelo, clase media universitaria hasta que se encumbró en VTV cuando decidieron sacar al coprófago oficial que fue Mario Silva. Pérez Pirela es un enchufado en el Gobierno que además de conducir "Cayendo y Corriendo" en Venezolana de Televisión, tiene un programa en Radio Nacional de Venezuela llamado "Táctica y Estrategia". Es también director del portal "La Iguana". Es coautor de La invasión Paramilitar Operación Daktari, junto a Luis Britto García y Miguel Torres un libro pagado por el régimen para tratar de convencer a los venezolanos que los llamados “paracachitos” –que eran jóvenes colombianos traídos a trabajar engañados como campesinos- venían a matar a Chávez. Cuando el exministro de finanzas Jorge Giordani denunció al Gobierno por ser represor contra su propia disidencia, Pérez Pirela de momento lo apoyó. Luego lo ignoró al darse cuenta de lo que se perdía en negocios, apoyos y guardaespaldas. Es un adulante y arrastrado que ofende con calumnias y sin pruebas a todo el que no quiere al Gobierno rojo de Venezuela…
Pablo Iglesias: el líder de Podemos español dijo en programas de TVE que en Venezuela hay demasiada corrupción e inseguridad; aunque usted no lo crea, algunos sienten que se quiere diferenciar de Venezuela y tomar el modelo de Finlandia. En un artículo de opinión del diario El Heraldo de Aragón, Pilar Cernuda dice que los seguidores de Podemos deben hacer un doble ejercicio: primero, leer, aprender historia. La pasada y la reciente. Segundo, preocuparse por averiguar qué ocurre dentro de Podemos, un partido en el que al que discrepa se le muestra la puerta de la calle. Que es lo que ocurre en los partidos que no creen en la libertad. Oído al tambor…
¿Pataleos de un régimen en extinción?
La tremenda crisis económica y social está arrastrando con ella al régimen castrocomunista, hasta el punto que por todos lados, en cada cola donde se busca un mendrugo de algún alimento, medicina o cualquier otro producto, en los hospitales, en las morgues, cárceles, o despachos gubernamentales se escuchan los estertores de su agonía.
Una agonía que se pone de manifiesto en las cifras que revelan las empresas de medición de opinión, donde se indica el hundimiento de la popularidad de Nicolás Maduro y la pésima calificación que recibe su gestión de Gobierno, con rechazos en 85,7% y una aceptación que apenas llega a 13%, según refiere Nelson Bocaranda en sus RunRunes . Los más bajos niveles de la historia del socialismo del siglo XXI.
Pero, que nadie se llame a engaño, o crea que salir de esta pesadilla es pan comido, o cosa de soplar y hacer botellas.
Al igual que el Gobierno y los ideólogos no dan su brazo a torcer para echar para atrás las fracasadas políticas económicas, también están empecinados en profundizar el control en las instituciones públicas que garantice el sometimiento de estos funcionarios a los intereses del régimen. Para ello, la bancada oficialista en la Asamblea Nacional ya tiene engrasado el engranaje para volver a dar tres tiros de gracia a la institucionalidad democrática.
Color de Hormiga
Casa gratis para los rojitos
Diario Las Américas. Miami. 14 de diciembre de 2014