Quizá pronto el gobierno prohíba circular a los automóviles por la autopista. Además, ya no hay automóviles nuevos, excepto los chinos en manos de la verdadera élite socialista, los militares, ellos sí seguirían andando por donde les diera la gana. También cerrarán los automercados por la desleal competencia que les hacen a los buhoneros. Si el gobierno olvidara su base social y persiguiera a los buhoneros porque venden apenas 5 o 10 veces más que los precios oficiales, incendiarían la ciudad. Pronto sabremos si Maduro habla en serio cuando amenaza con prohibir a los buhoneros vender al precio que les da la gana. Veremos.
No ensamblarán automóviles para la burguesía, importarán cientos de miles de motos para el pueblo. Pronto un presidente llegará a Miraflores manejando su propia moto, o pondrá su puesto de buhoneros frente al palacio presidencial; reconocerá la verdad: los dueños del país son los buhoneros y los motorizados. Víctimas de prejuicios pequeñoburgueses, varios de mis conocidos de café con leche no se atreven a ser buhoneros y andar en motos; temen las críticas de la derecha. No llegarán lejos en la vida, quedarán para siempre en la mesa del café, en realidad no es un destino desagradable.
De haber nacido en Caracas Stalin hubiera sido buhonero y habría enviado al gulag a los dueños de carros. El que no está en un colectivo no está en nada. El chavismo sin Chávez dejó de ser un movimiento monolítico y las contradicciones entre civiles y militares saltan a la vista, colectivos contra Guardia Nacional, por ejemplo. Con razón los colectivos se quejan de que ya nos los consideran héroes, como cuando atacaban las manifestaciones de la oposición.
Sin haber leído a Lenin los motorizados son marxistas-leninistas, piensan que lo tuyo es de ellos, pero lo de ellos es de ellos, auténtico comunismo. Los buhoneros poseen un olfato para saber lo que escaseará, desde medicinas para la gripe a baterías. El gobierno crea legiones de inspectores para vigilar los centros comerciales, que se aburren revisando anaqueles vacíos. No se atreve con los buhoneros, porque defienden sus negocios como debe ser, en la calle, a como dé lugar, lo que no ocurre con la oposición que cuando le dan una bofetada ofrece la otra mejilla. Maduro ¡en qué lío te estás metiendo si tocas a un buhonero!
Solo corren un riesgo los motorizados, caerse de la moto, parece que duele. No alcanzan las camas en los hospitales para ellos. ¿Habría que prohibir a los que automovilistas usar clínicas y hospitales? Claro.
Los buhoneros solo corren el riesgo de que los atraquen camino de vuelta a sus hogares. No temen que la policía los obligue a salir de la calle, ni que los persigan por lo precios a que venden, el verdadero peligro para ellos es que esa policía en su función malandra los atraque, porque saben que cargan un motón de bolívares.
¿Es posible volver a ese pasado ignominioso donde no circulaban motos por las autopistas, la gente creía en las cifras que publicaba el Banco Central, en el Congreso se permitía la anarquía de dejar hablar a los diputados de oposición, funcionaban los baños del aeropuerto? No, jamás; no pasarán. Motorizados y buhoneros unidos jamás serán vencidos.
Si resucitaran Marx, Lenin y Gramsci sabrían lo que es darles poder a los motorizados y los buhoneros. Como en Venezuela existe un verdadero socialismo, prohíben ensamblar automóviles, se conceden dólares para importar motos a precios subsidiados. Avanza la revolución, pronto seremos otra Calcuta, la Calcuta de antes, porque el gobierno hindú está cometiendo el crimen de imitar a China, desarrollar el país; exportar, producir, en vez de que el pueblo viva de la buhonería, ¡hasta están cometiendo la canallada de abrir automercados!
Los buhoneros dicen que están en pie de guerra. Se aproxima un gran episodio para el madurismo.
Fausto Masó
Un motorizado en Miraflores
El Nacional. Caracas, 25 de octubre de 2014