miércoles, 3 de septiembre de 2014

Eleonora Bruzual: Grilletes rojos a la dignidad

Los términos prodigioso, extraordinario, no siempre son calificativos halagüeños, un psicópata puede ser prodigiosamente perverso, extraordinariamente letal… En el caso del milmillonario capitancito Diosdado Cabello, a sus perversiones bien podemos colocarle cualquiera de los dos adjetivos calificativos porque prodigiosa es su amoralidad y extraordinaria su maldad.

Abriendo la semana, desde uno de sus roles –el de vicepresidente del partido castrochavista PSUV- no hizo otra cosa que vomitar amenazas, insultos y mentiras. La hambruna cabalga y este personaje apareció –una vez más- culpando a la oposición política de estar golpeando al pueblo "por la vía del hambre".

Y es que esta peste trajeada de rojo que arropó a Venezuela ha basado sus suertudas estrategias en mentiras que al igual que la peste castrista les ha atornillado al Poder en países destruidos, convertidos en guarida. Los Castro y su esbirraje bien se han encargado de mostrarle a la montonera chavista las ventajas de mentir y achacar culpas a hombres y circunstancias. Es el caso del fulano “Bloqueo” triquiñuela semántica para revestir a unos forajidos de víctimas. Cacos que desde hace más de 55 años se adueñaron de bienes de un país y algunos de sus ciudadanos, y que certera y maliciosamente, han borrado la forma judicial de retener bienes para asegurar el cumplimiento de una obligación contraída legítimamente, conocida como Embargo, por eso del Bloqueo, acto de guerra que desde 1909 el mundo ha definido como “Crimen internacional de genocidio”.

Así de tiranos ladrones, Fidel y Raúl Castro han pasado a ser víctimas de un crimen de guerra y el hambre y la ruina del pueblo cubano no es asunto endilgable a ellos sino siempre a otros… Lo mismo vemos en una Venezuela hambreada y macilenta donde los chavistas llevan más de tres lustros culpando a otros de sus crímenes y desastres. Lo mismo hace el milmillonario capitancito Diosdado Cabello cuando “Explica” que esa oposición que según él “no va a gobernar más nunca, ni por las buenas ni por las malas” -porque democratísimamente estos neotiranos lo han decidido- "menosprecian las intenciones del Gobierno nacional y desestabilizan a través de una guerra económica" a la portentosa Robolución.

Trastocan el entendimiento de millones y obnubilan la razón y sus propias víctimas comienzan a ver como buenos lo que sin dudas son grilletes rojos a la dignidad. Por eso Diosdado Cabello, al que bien podemos llamar Capitán mentira, en otro de sus roles en la tragedia -presidente de la Asamblea Nacional- aparece como duro defensor del llamado “sistema biométrico”, cartilla de racionamiento que en un país donde aún queda petróleo, es electrónica y representa un “Guiso”, una coima para hacer más rico a algún choro empoderado y más miserable e indigno al venezolano “Siervo nuevo”, víctima, cordero en el sacrificio impuesto por la malandrería convertida en regencia dependiente de la Cuba castrista. El repulsivo tropero que sigue siendo Cabello alega que si "el captahuellas le duele a la burguesía, es porque favorece al pueblo", y “Pueblo” entelequia manoseada que sirve de razón y justificación de canallas pareciera que aceptará más grillos, más indignidad.

Pero, si lo anterior preocupa, que puede producir la actitud de quien preside la mayor organización empresarial de este país quebrado, saqueado y humillado. Nuestra rodada es tan patética que la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela –Fedecámaras-, la preside hoy un reconocido colaboracionista del régimen, militante de organizaciones de izquierda radical. Mi país esta fututo, cuando en un caldero se cuecen los mismos ingredientes.

Jorge Roig, el “empresario” para estos tiempos de Peste roja, tan útil él cuando dice en entrevista para El Universal de Venezuela: “Luego de 15 años entramos a Miraflores, expresamos lo que pensábamos (“el país no está bien, Presidente”) y si ahora nos dieran otra oportunidad, diríamos: «Presidente, el país está peor». Esto no quiere decir que no hayamos avanzado y de hecho hay señales de progreso, algo que mucha gente desconoce porque las buenas noticias pareciera que no lo son”…

¿Buenas noticias Roig? ¿Cuáles? ¿Que mueren los enfermos por falta de insumos y colapso de hospitales y clínicas? ¿Que “reconocieron precios que tenían tres años rezagados: azúcar, pollo, aceite, arroz, pero no los encuentras? ¿Qué, qué, qué…?

Mendiga diálogo el señorito y me pone a pensar en aquel dicho popular que asevera: El dinero y los cojones para las ocasiones.

Eleonora Bruzual
Grilletes rojos a la dignidad
Diario Las Américas. Miami, 3 de septiembre de 2014