El miércoles 18 de junio, a las 3:00 de la tarde, fue mortalmente herido, en la entrada del Hotel Eurobuilding de Caracas, Cristhophorus Wilhelm Kleuters, ciudadano de 56 años de nacionalidad alemana, a las pocas horas de llegar a Venezuela en un vuelo procedente de Frankfurt.
Esta nueva tragedia, que en esta oportunidad afecta a una familia a miles de kilómetros de distancia, reviste unas características especiales que merecen atención y análisis porque evidencian los niveles a los que ha llegado la delincuencia desbordada en nuestro país.
No era la primera vez que Kleuters venía a Venezuela, en viaje de negocios. Según algunos se desempeñaba en área de la salud, según otras versiones asistiría a una reunión con directivos de Pdvsa. Pero al margen del tipo de negocios al que se dedicaba, al tanto de la situación de inseguridad, prudentemente contrató el servicio de una empresa de seguridad para que le proporcionara escoltas para su traslado desde el aeropuerto hasta el hotel en donde acostumbraba alojarse. Un hotel lujoso, en el este de la ciudad, relativamente seguro. Pero, según parece, algo del empresario alemán llamó la atención de una banda de delincuentes que lo habrían seguido hasta las puertas del Eurobuilding.
Para los expertos ojos de un delincuente ha debido ser bastante fácil determinar que las dos personas que acompañaban a Kleuters eran escoltas y seguramente portarían armas. Quizás no les resultó tan evidente poder determinar si la camioneta Toyota Sequoia en la que viajaban era blindada y optaron por dar el golpe en el sitio que consideraron de mayor vulnerabilidad: en el momento en que se bajaban personas y equipaje del vehículo, antes de ingresar al lobby del hotel.
A pesar de saber que Kleuters estaba acompañado por escoltas armados decidieron intentar el golpe. No se conocen los detalles, pero se originó una intensa balacera, se efectuaron por lo menos 35 disparos, Kleuters cayó mortalmente herido a la entrada del hotel, y luego falleció en la clínica a donde lo llevaron. Uno de los atracadores también murió y el conductor resultó herido. Otro de los delincuentes también habría sido impactado por proyectiles, pero logró escapar.
Según declaraciones de funcionarios del Cicpc se trató de un intento de atraco para despojar a Kleuters de prendas que llevaba. Al delincuente abatido se le encontró una cédula falsa, pero se pudo determinar que estaba solicitado por robo, porte ilícito de arma, aprovechamiento de cosas provenientes del delito y homicidio intencional; tenía cuatro registros policiales desde el año 2011 en diferentes estados del país.
En este caso a los delincuentes no les importó que su víctima tuviera protección de escoltas, que el sitio en donde dieron el golpe contara con seguridad privada y cámaras de video, actuar a plena luz del día y a la vista de muchas personas y que al conseguir resistencia al atraco se enfrentaran a tiros. La protección contratada, si bien repelió el ataque arriesgando sus propias vidas, no pudo impedir que su custodiado fuera mortalmente herido.
Nuevamente el paraguas de impunidad de la que gozan los criminales permitió un drama mortal. Un delincuente ampliamente conocido por las autoridades andaba libre, con otra identidad fácilmente conseguida, planificando nuevos golpes… Como el caso ha tenido trascendencia internacional, es muy posible que rápidamente las autoridades ubiquen a los otros miembros de la banda de atracadores, en esta Venezuela de justicia selectiva, en la que no existe prevención y en la que 92% de los homicidios no son castigados… Mientras tanto, los delincuentes se hacen cada vez más audaces, temerarios y terribles contra todo el que pise o viva en el territorio patrio.
@marcostarre
Marcos Tarre
El crimen del empresario alemán
El Nacional. Caracas, 22 de junio de 2014