lunes, 9 de junio de 2014

Marcos Tarre: Sobre magnicidios…

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, “magnicidio” es la “muerte violenta dada a persona muy importante por su cargo o poder”. Definiciones más jurídicas dicen: “Se considera magnicidio al asesinato u homicidio de una persona importante, usualmente figura política. El magnicida suele tener una motivación ideológica o política, y la intención de provocar una crisis política o eliminar un adversario que considera un obstáculo para llevar a cabo sus planes. La figura del magnicidio ha sido históricamente la más penada en los diferentes Estados a lo lago de la historia penal. Puede ser tratado como agravante del asesinato, o como un tipo propio. En general, exige que se produzca la muerte de una o más personas determinadas en función de su cargo y se reúnan los tipos de asesinato u homicidio en la comisión del delito”.
Han ocurrido muchos magnicidios a lo largo de la historia. Julio César, emperador y dictador romano fue apuñalado en el Senado el día 15 de las “idus de marzo”; a lo largo de los siglos fueron asesinados reyes, príncipes, presidentes o primeros ministros. El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo dio origen a la Primera Guerra Mundial. El 31 de mayo de 1961 fue asesinado el dictador Rafael Leónidas Trujillo. En 1981 fue asesinado durante un desfile militar el presidente de Egipto Anwar el-Sadat. En Estados Unidos han sido asesinados cuatro presidentes durante sus mandatos…
Pero también se han registrado conspiraciones e intentos para asesinar a mandatarios. Veamos algunos casos:
El 20 de julio de 1944 el coronel Claus von Stauffenberg colocó una bomba en el búnker de Adolfo Hitler. La bomba explotó pero Hitler salió ileso. El hecho quedó registrado en la historia como el “atentado del 20 de julio” o la “conspiración del 20 de julio”.
El 24 de junio de 1960, a las 9:30 de la mañana, cuando pasaba el auto presidencial de Rómulo Betancourt para dirigirse a Los Proceses estalló una bomba colocada en un vehículo estacionado. Murió el jefe de la Casa Militar, coronel Ramón Armas Pérez, que iba en el asiento delantero, y el presidente Rómulo Betancourt sufrió quemaduras en las manos. El día siguiente la prensa nacional tituló: “Atentado contra Betancourt”.
El 22 de agosto de 1962 un grupo de ultraderecha francés ametralló el auto en el cual se trasladaban el general Charles de Gaulle, presidente de Francia, y su esposa, a la altura del poblado de Petit-Clamart, a las afueras de París. En el auto presidencial impactaron catorce proyectiles. El hecho quedó para la historia como “atentado contra Charles De Gaulle” o “el atentado de Petit-Clamart”.
El 30 de marzo de 1981, el presidente Ronald Reagan, cuando salía por una puerta lateral del Hotel Washington Hilton, en la ciudad de Washington, fue tiroteado por John Hincley Jr. El presidente Reagan y otras tres personas resultaron heridas. El hecho quedó reseñado para la historia como “intento de asesinato de Reagan” o “atentado contra Reagan”.
En junio de 2008 fuentes judiciales ecuatorianas informaron que se había desmantelado un plan para acabar con la vida del presidente Rafael Correa, conspiración en la que estaría implicado un miembro de las Autodefensas Unidas de Colombia. El Ministerio Público y la prensa ecuatoriana hablaron de “intento de asesinato”.
Ninguno de estos hechos quedó registrado para la historia como “magnicidio” simplemente porque no llegaron a consumarse.
En nuestro país, sin que hayan ocurrido explosiones, disparos, decomisado fusiles de precisión u otras armas cortas o largas, el presidente Nicolás Maduro o voceros del alto gobierno ya han denunciado 13 “magnicidios”, utilizando una figura del lenguaje que antepone el calificativo a la realidad de lo que no ha ocurrido ni se ha siquiera intentado. Intentos de magnicidio, con acusados de “magnicidio” basados en evidencias que no resisten un análisis serio… Maduro sigue la herencia de su “padre político”, el fallecido presidente Hugo Chávez, que denunció también decenas de conspiraciones e intentos de “magnicidio” en su contra cuando quería distraer a la opinión pública de otros temas más importantes… Pero todavía ninguno de ellos supera a su mentor Fidel Castro que posee el récord mundial en esa materia: 638 veces informó de planes de asesinatos en su contra… Aunque se esfuercen, nadie supera al “maestro”…
Sería muy bueno para todos que, a la par de las investigaciones de “magnicidio”, el gobierno se ocupara también de los simples “homicidios”, que registran más de 92 % de impunidad.


Sobre magnicidios…
Marcos Terre
El Nacional. Caracas, 9 de junio de 2014