jueves, 24 de abril de 2014

Iván Simonovis: No hay diálogo posible en Venezuela

No hay diálogo posible en Venezuela
IVÁN SIMONOVIS - Preso político venezolano
Diario Las Américas. Miami, 24 de abril de 2014

Entre la oposición hay miedo, desconfianza. Ya nadie parece creer en nadie y, sobre todo, hay desesperación. Ningún diálogo provocado para resolver un conflicto es fácil

Einstein dijo que el concepto de la locura era pretender resultados diferentes, haciendo lo mismo de siempre y la verdad es que los venezolanos tenemos tiempo sin tratar de encontrarnos.

Tenemos muchos años hablando y ninguno conversando. Hace años que nos gritamos, confrontamos, tratando de imponer las necesidades particulares.

Es hora de actuar en bloque. Pero primero debemos unificar criterios desde la oposición, para luego avanzar hacia un mismo norte.

Estamos hartos de la crisis y queremos dos cosas fundamentales: soluciones y paz. Y, no se van a lograr ninguna de las dos sin que los actores en pugna se sienten a dialogar.

No será fácil. Entre la oposición hay miedo, desconfianza. Ya nadie parece creer en nadie y, sobre todo, hay desesperación. Ningún diálogo provocado para resolver un conflicto es fácil.

Ningún diálogo en crisis es fácil. Y a nadie le conviene más esta situación que al Gobierno.

Escucho, leo y veo cómo nos estamos ofendiendo entre nosotros y puedo imaginar las caras de satisfacción de muchos en el poder. Justamente por ello, seguiré apoyando al diálogo.

Debe intentarse dialogar, así sea para entender y establecer, ante Venezuela y el resto del mundo, que no hay diálogo posible.

El Gobierno no puede evadir su ineficacia en muchos aspectos de las políticas públicas. La inseguridad es un problema de todos, pero resolverla es una responsabilidad del Estado, que evidentemente no ha cumplido. En el caso de la escasez de comida y medicamentos aplica igual.

Quiero que se dialogue y conseguir resultados. Bien sea que sea como consecuencia directa o indirecta de este acercamiento. Así sea porque los gobernantes entiendan que los venezolanos queremos un cambio. O bien porque su negativa sea el detonante de un cambio más profundo. Hay que hablar.

Quiero dialogar por la liberación de los presos políticos. Algo que, incluso lográndose, no resolverá el problema de fondo: el debilitamiento de los derechos democráticos en Venezuela, pero es una condición indispensable para avanzar en la búsqueda de las soluciones reales en paz. En segundo nivel, la oposición tiene que ir directo al punto central: el adecentamiento de los poderes públicos, que reconstruyan una situación mínima de división e independencia de poderes y rescate las condiciones básicas de la democracia, hoy pérdidas.

La MUD tomó una buena decisión al participar y dar inicio al diálogo. El dialogo es una forma de lucha. Se trata de aplicación de estrategias de lucha diferentes que se han de encontrar en un fin común de conquista de los derechos y garantías fundamentales de nuestro pueblo.

Todos somos imprescindibles. La lucha que tenemos por delante nos incluye a todos a pesar de las diferencias. Pero hay que dejar claro que no tenemos miedo, sino razones. No vamos a mendigar, vamos a exigir. No vamos a esperar, vamos a generar un cambio, con un diálogo basado en la verdad, en el reconocimiento mutuo, en la búsqueda del bien común y en el amor por la nación”.

El papa Francisco celebró este domingo su segunda misa de Pascua al término de la cual pidió que "cesen todas las guerras" e instó al "diálogo y la reconciliación" en Venezuela. "Te pedimos por Venezuela, para que los ánimos se encaminen hacia la reconciliación y la concordia fraterna".

Los venezolanos necesitamos reencontrarnos mediante el diálogo y la reconciliación nacional. La inmensa mayoría de nuestro pueblo anhela vivir en una sociedad en la que impere una convivencia fraterna basada en el respeto y aprecio mutuos, el efectivo reconocimiento del pluralismo político-ideológico, cultural y religioso y la correspondiente tolerancia hacia los demás, superando así el clima de tensión y confrontación permanentes que reduce las posibilidades de enfrentar adecuadamente los grandes desafíos de la nación. En esto nos jugamos el futuro de Venezuela.