domingo, 15 de marzo de 2015

Carlos Raúl Hernández: Imperialismo vegetariano

No se espera una intervención norteamericana en territorio venezolano

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Maduro y Obama lograron sus objetivos de política interna. El primero desde hacía rato intentaba que la oposición propiciara desórdenes como el año pasado, estallidos sociales, guarimbas o cualquier otra regorgalla, con el objeto de crear condiciones para imponer un régimen de excepción, suspensión de garantías, y que el gobierno pueda trabajar con las manos más libres a ver si se libra de la paliza electoral. Pese a la muerte de estudiantes, la detención de Ledezma y los atropellos contra Leopoldo López, se quedó con las ganas. Y aunque hay siempre algún noble brutus dispuesto a meter la pata, parece que el sentido de la realidad y la inteligencia se aguzan con la perspectiva de una diputación. El pronóstico electoral para el gobierno es terrible porque la oposición puede ganar las parlamentarias pese a su lastre interno, lo que aterra a la cúpula del poder y hace previsible cualquier cosa, como prevén los sabios.

La alternativa frustró los ardides y el gobierno dirigió las provocaciones a EEUU. Reducción sorpresiva de su personal diplomático en Caracas. Luego prohiben la entrada al país de siete personalidades importantes y por último decretan la exigencia de visa a los norteamericanos que viajen a Venezuela. En ese momento el gobierno de Obama se dejó de caras de póquer y astucias, perdió los nervios y sacó la mandarria, tal como Maduro quería. Gracias al "peligro inminente" el presidente de Venezuela se despierta con la materialización de su sueño dorado, como aquel Fidel Castro en la crisis de los cohetes (imitado luego por el galáctico con la declaración megalómana de "soy una hoja en el torrente revolucionario"). Debe ser placentero andar de David contra un Goliath discapacitado, al que escupen, le tocan la cara y le voltean la silla de ruedas.

Habilitar Estado de excepción

Y emocionante estar en el centro del universo, aunque sea para nada. Madonna decía que "la única pesadilla peor a que la persiguieran los paparazzi era que NO la persiguieran los paparazzi". Con la sangre saturada por chorros de neurotrasmisores y sensaciones agradables, Maduro se sale con la suya y establece un Estado de excepción, tal como lo quería, por medio de la Ley Habilitante "para la defensa de la soberanía", aunque la soberanía que no está en peligro. Todo el mundo sabe que no hay ni habrá ninguna intervención norteamericana en Venezuela, entre otras porque el mundo vive la etapa del imperialismo vegetariano. El canciller uruguayo Raúl Sendic, hijo del héroe Tupamaro del que heredó el nombre, se hartó de la farsa y le paró el trote cuando afirmó que no tenía evidencias de la supuesta agresión imperialista a Venezuela.

Si Paul Johnson calificó a los romanos de imperio liberal, cómo será este, que solo medio actúa cuando el bullying que le aplican los países pillos es tan insoportable que llegan a derrumbar sus edificios más renombrados. Todavía tienen a Castro diciendo disparates y sandeces a apenas 150 Kms. La Ley Habilitante es únicamente para efectos internos y la única agenda a discutir si hubiera conversaciones propiciadas por Unasur es no permita los abusos que prefigura. El guión es cubano y esa fue y ha sido la práctica de Fidel a lo largo de 56 años de desgracias para la isla. Cada vez que cometía un desafuero, se presentaba una hambruna o una epidemia por desnutrición, salía el "titán" a manifestar que los cubanos estaban dispuestos a morir en su lucha contra la nación más poderosa, en el altar de la libertad y el honor. El diputado Cabello decía que "los venezolanos estamos dispuestos a pasar hambre con dignidad".

Vacunas antirrábicas

Alguien podría preguntarse por qué pasar hambre, con dignidad o sin ella, un país que recibió la renta de las Mil y una noches y que ha llenado todos los dry cleaning del mundo de dólares petroleros ¿Por qué colombianos, peruanos, chilenos, bolivianos, uruguayos o ecuatorianos no tienen que sufrir hambre ni apelar a la dignidad y la pasan bastante bien? ¿Para qué tanto dramatismo? ¿Por qué tanta comedia antimperialista que los países de Unasur, -un sindicato socarrón de gobiernos- todos de excelentes relaciones con el Norte, observan con burla aunque también con complicidad. Todo el mundo sabe que las sanciones económicas o los embargos a los países sinvergüenzas son inoperantes y más bien remachan las autocracias. Y no es previsible que la estructura militar sobre la que se asienta el gobierno se quiebre o escandalice por la posible secuencia de denuncias como lo del Banco de Andorra.

Ingenuo que algunos crean que eso puede afectar seriamente la estabilidad. Lo único que crece es la imagen en el mundo de que Venezuela es un país cuestionable, como Cuba, Irán, Bielorusia, Zimbawe o Costa de Marfil, que pagan los ciudadanos con el desprecio recibido cuando viajan al exterior. La decisión del presidente Obama por su parte les tiró un huesito a los cubanos del senador Marco Rubio y al sector hidrofóbico de los venezolanos exilados que gritan en las madrazas de Aventura Mall "que ahora si se aproxima el fin del demonio", y no logra otra cosa que ponerle las papas más duras a quienes hacen todos los esfuerzos para mantener vivo en Venezuela el fuego olímpico en medio de ventarrones de todos lados.

@CarlosRaulHer




Carlos Raúl Hernández
Imperialismo vegetariano
El Universal. Caracas, 15 de marzo de 2015