El asesinato del joven diputado oficialista Robert Serra, asesinato con claros elementos de satanismo y vendetta, se ha convertido en un nuevo show colorado y en motivo de absurdas acusaciones tanto a nacionales como a extranjeros, que bien aturden y desvían la atención que pueda centrarse en la situación de ruina que impera en el país, la inseguridad que hace que seamos uno de los países con más homicidios en el mundo y la impunidad como efecto imperante
Cuando una encuesta de opinión realizada en Venezuela (Hercon Consultores del 22 al 25 de septiembre / 2014) refleja que el 68% de los venezolanos clama por un cambio de Gobierno, no se puede perder de vista el desespero que esto causa a la nomenclatura roja consciente de que perder el poder les acarrearía juicios penales de toda índole.
Tampoco que ese desespero les lleva a cualquier exabrupto buscando recuperar seguidores y aterrar a quienes les adversan. Con ese conocimiento asumamos los últimos sucesos y sobre todo las respuestas que han generado Nicolás Maduro y buena parte de la cúpula roja, que muestra que el temor por la pérdida del poder busca en la muerte la recuperación de seguidores aunque sea hermanándoles en el odio y a opositores agudizándoles el deseo de emigrar…
Por eso el asesinato del joven diputado oficialista Robert Serra, asesinato con claros elementos de satanismo y vendetta, se ha convertido en un nuevo show colorado y en motivo de absurdas acusaciones tanto a nacionales como a extranjeros, que bien aturden y desvían la atención que pueda centrarse en la situación de ruina que impera en el país, la inseguridad que hace que seamos uno de los países con más homicidios en el mundo y la impunidad como efecto imperante.
La muerte de Serra se suma a las miles que se generan en una tierra donde se arruinó el agro, la industria, el comercio y la única cosecha es de cadáveres producto de la violencia y el odio como política de Estado. Muerte tan inaceptable como para la gente normal es la de los cientos de miles de ciudadanos abatidos por hampones y sociópatas que bañan de sangre a Venezuela. No es ni única ni producto de una conspiración. Es una más que genera la impunidad, la descomposición social, la tragedia de tener en el poder a lo peor de un país.
Y esos transgresores que vienen -hace más de 15 años- desde un poder omnímodo destruyendo integralmente a Venezuela, son piezas de un ajedrez siniestro jugado por el mismo que desangró y arruinó a Cuba y ha sembrado de odio y muerte a muchas regiones de América Latina y también de África.
Por eso el asesinato del joven Serra no es otra muerte en la larga estadística… No. Hay que darle otro tinte, otra connotación. Hay que aprovecharla para avivar el odio y recuperar seguidores… Con ver lo que dice ese "cagalitroso demonio cubano o leer lo dicho por un compinche amoral como Ernesto Samper tenemos para entender la “Producción y el casting” de este nuevo Show.
Fidel Castro, afirma que el asesinato de Robert Serra se ajusta a lo anunciado por los “enemigos” del Gobierno venezolano y agrega: “Sería tan increíble, y de tal modo ajustado a la práctica de los peores organismos yankis de inteligencia, que la verdadera casualidad fuera que el repugnante hecho no hubiera sido realizado intencionalmente”. Sumémosle lo dicho por ese personaje turbio, desacreditado que es Ernesto Samper “Pana Burda” del castrochavismo y del narcotráfico, su ala financiera. Samper, apuradito, declaró: “Es una preocupante señal de infiltración del paramilitarismo colombiano”, declaración que María Ángela Holguín, canciller colombiana, cuestionó al decir: “Me parece que las comunicaciones del secretario general de Unasur competen más al área de la integración de los países de Unasur que a las situaciones puntuales de un país y menos a una situación donde tiene que haber una investigación de por medio“…
Y no sé qué ha obligado a investigar y a dejar filtrar informaciones, pero ya se sabe que fueron 50 puñaladas las que le propinaron a Robert Serra. Saña y un espeluznante ritual muestra este crimen. Una semana ha transcurrido donde Maduro, Diosdado Cabello y otros enfermos de odio han buscado culpables que les ayuden a recuperar seguidores y a alborotar el odio… Algo pasó. Ya este pasado martes se conoció que hay muchos detenidos por el crimen entre ellos funcionarios de Policaracas que eran escoltas del parlamentario. Tanto armaron al malandraje que ahora la "robolución bonita" nos muestra cómo se matan entre ellos. El colectivo "Escudo de la Revolución" muestra sus fauces.
El duelo nacional no tenía que decretarlo Maduro… lo vivimos todos porque Venezuela es una inmensa morgue y un lugar de despedidas donde 90% de los que emigran son universitarios, 40% tienen maestría y 12% son doctores y va quedando sólo una malatía social que les conviene.
Buena parte del país, unos esperanzados, otros engañados y muchos cómplices, llevaron al diablo a Miraflores... Ahora para dormir cuentan muertos.
Eleonora Bruzual
Ahora para dormir contamos muertos
Diario Las Américas. Miami, 8 de octubre de 2014