Palabras más, palabras menos, gestos más, gestos menos, un Nicolás Maduro mimetizado en su fallecido mentor, Hugo Chávez, continuó el talante y contenido discursivo altisonante y anacrónico del también llamado “Comandante Supremo”, durante su intervención ante la 69° Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, llevada a cabo este miércoles 24 de septiembre en Nueva York, Estados Unidos.
Como en sus comparecencias del día anterior, durante un acto organizado por sus seguidores chavistas en el condado neoyorkino del Bronx y durante la Cumbre sobre el Cambio Climático en la ONU, Maduro no dejó de repetir “sus verdades” sobre la llamada Revolución Bolivariana que pueden resumirse en un “todo está perfecto y normal en Venezuela, quien diga lo contrario está conspirando contra el país”, y las consabidas consignas anti-imperialistas, anti-colonialistas, anti-EE.UU y anti-ONU. De allí que, entre otros temas, rechazara una vez más “el bloqueo criminal y la persecución” del gobierno estadounidense a Cuba; defendiera la independencia de Puerto Rico y la liberación del preso de esa isla Oscar López Rivera; se solidarizara con su par de Argentina por los supuestos fondos buitres; y denunciara al imperio estadounidense por desestabilizar a la revolución bolivariana.
Al igual que su predecesor, tras su estreno en el principal ente mundial en su condición de Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro recibió críticas indirectas en la sede de la ONU –por ejemplo, cuando habló en la cumbre del Cambio Climático se hizo un notorio vacío en la sala- y manifestaciones de rechazo fuera de la organización, cuando un grupo de venezolanos protestaron con pancartas y mensajes su presencia y su gestión, en particular las violaciones de su gobierno en contra de los derechos humanos y el cerco continuo a la libertad de expresión y opinión en Venezuela.
Ese mismo día del discurso del mandatario venezolano, el propio presidente Barack Obama hizo indirectamente referencia a su conducta represiva y violatoria de los derechos humanos, al solidarizarse con el dirigente opositor Leopoldo López, encarcelado por Maduro desde hace 7 meses y aún sin juicio.
No obstante, como sucedía con Hugo Chávez, cabe reconocer que el discurso trasnochado del actual gobernante chavista tuvo eco en la gran mayoría de los miembros del denominado Tercer Mundo. Por ello, no se debe despachar así no más.
De todo lo dicho, al menos cuatro temas deberían llamar especialmente la atención no porque sean nuevos e impactantes, sino porque marcan pauta de lo que será la posición venezolana en el muy probable asiento que tendrá en el Consejo de Seguridad (CS) no permanente de las Naciones Unidas (ONU). Porque dado el consenso que su candidatura logró recientemente en el Grupo Latinoamericano y el Caribe (Grulac), lo más seguro es quea partir de 2015 y por dos años, veamos al representante del gobierno de Maduro sentado en la instancia más importante de la ONU, quien posiblemente será la propia hija del fallecido líder, Gabriela Chávez, que hace poco fue nombrada como embajadora alterna en la ONU y que acompañó a Maduro en la comitiva que lo acompañó a esta 69° Asamblea General.
Esos temas son la defensa a ultranza del régimen castrista de Cuba, la insistencia en el denominado “nuevo regionalismo” que apuntala organizaciones como ALBA, UNASUR y MERCOSUR en la región latinoamericana, el débil apoyo a la lucha actual de EE.UU, Europa y sus aliados en contra del terrorismo internacional, el acompañó con una fuerte defensa a los gobiernos de Siria, Irán y Gaza, y, por último, el empecinamiento en la refundación de la ONU.
Ello significa, nada más ni nada menos, que como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, el castro-chavismo (porque ya no sólo se trata del gobierno venezolano) entorpecerá sistemáticamente a las democracias occidentales, sus luchas antiterroristas y propuestas de todo tipo en defensa de la seguridad democrática y de los derechos humanos; al tiempo que sostendrá a los Estados autoritarios, fallidos y mafiosos, del mundo. Es decir, ahondará las diferencias y la polarización político-ideológica en el seno del ente rector mundial.
A la vez, insistentemente tratará de destruir, o al menos debilitar y desprestigiar aún más de lo que está, a la ONU y su Carta fundacional haciéndose eco del creciente clamor mundial por una justa y necesaria reforma democrática del organismo, así como el castro-chavismo lo ha hecho con organismos regionales como la CAN y la OEA, para sólo citar dos ejemplos.
Y todo esto, además, lo hará en nombre de toda América Latina y de El Caribe, que pasará a representar en el Consejo de Seguridad y asimismo en nombre del Tercer Mundo, ya que en el 2015 Venezuela también asumirá la presidencia del Movimiento de Países No Alineados (NOAL); que si bien es otro organismo mundial anacrónico todavía funciona para la desestabilización de las fuerzas y principios verdaderamente democráticos. No olvidemos que sus países miembros representan casi dos tercios de los miembros de Naciones Unidas y contienen el 55 por ciento de la población mundial.
María Teresa Romero
El estreno de Maduro en la ONU: anacrónico pero con eco
Infolatam. Miami, 26 de septiembre de 2014